Capítulo I: Sin palabras
Snape daba vueltas por todo el despacho, parecía un león enjaulado yendo de un lado a otro, sentía que la angustia se iba a apoderar de él. Después de marearse de tanto ir y venir, optó por sentarse en el enorme sillón que se encontraba en la esquina del despacho. Snape no sabía si salir corriendo o esperar a que la catástrofe le llegara hasta donde estaba. De pronto se quedó mirando fijamente la serie de frascos con sustancias extrañas que había en el estante tras su escritorio y pareció que había entrado en el túnel del tiempo: recordó sus tiempos de estudiante, recordó la primera vez que había entrado en ese despacho.
-¿Aún no vas a hablar, Severus?-
De pronto regresó a la realidad y recordó que no estaba solo. Mirándolo fijamente, se encontraba una joven, de no más de veinticinco años que se encontraba sentada tras su escritorio, justo arriba de donde su vista se encontraba fija en los frascos extraños.
-Disculpa Vivian, olvidé que seguías aquí-
La chica puso una mirada severa(sin duda un poco ofendida por lo que Snape le acababa de decir), y posó sus ojos en los de Snape.
-Bueno, me refiero a que estoy demasiado distraído, como sabes, pero está bien; voy a hablar ahora, te lo diré todo-
-¿Estás seguro?-
-¿Quieres que hable o no?-
Vivian sabía perfectamente que Severus se comportaba siempre de esa forma, por lo que no le dio mucha importacia a la forma en la que le había contestado; por otro lado, sabía que Severus se encontraba bastante nervioso por las noticias que acababa de recibir, sin duda, eran lo suficientemente impactantes como para alterarlo, pero ahí estaba ella y Severus sabía perfectamente que no lo hiba a dejar en ningún momento.
Snape se levantó de sus sillón y, justo cuando estaba a punto de dar vueltas por todo su despacho, una lechuza color marrón entró por la vetana y le entregó un pequeño recado a Snape. El tomó la carta y la leyó inmediatamente. De pronto abandonó toda idea de caminar por el despacho, sintió que se iba a desplomar ahí mismo. Vivian debió intuir lo que decía la carta, por lo que, inmediatamente se acercó a Snape y comenzó a leer. Ahora sabía por que él se había puesto así. La carta era del Ministerio de Magia.
Estimado Sr. Snape:
Le informamos que un representante del Departamento de Control de Trasladores Internacionales acompañará a su hija durante su viaje hacia el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, que según se nos fue informado, será su próximo lugar de residencia. Como usted sabe, esto es una medida de prevención, de acuerdo al Decreto de Control Mágico, implementado recientemente debido a las noticias anunciadas hace algunos meses.
La llegada de todos los pasajeros se tiene planeada para el día de mañana, 27 de agosto a las seis de la tarde.
Que pase unas felices vacaciones
Atentamente:
Amaltea Kronzek Jefa del Departamento de Control de Trasladores Internacionales
Snape daba vueltas por todo el despacho, parecía un león enjaulado yendo de un lado a otro, sentía que la angustia se iba a apoderar de él. Después de marearse de tanto ir y venir, optó por sentarse en el enorme sillón que se encontraba en la esquina del despacho. Snape no sabía si salir corriendo o esperar a que la catástrofe le llegara hasta donde estaba. De pronto se quedó mirando fijamente la serie de frascos con sustancias extrañas que había en el estante tras su escritorio y pareció que había entrado en el túnel del tiempo: recordó sus tiempos de estudiante, recordó la primera vez que había entrado en ese despacho.
-¿Aún no vas a hablar, Severus?-
De pronto regresó a la realidad y recordó que no estaba solo. Mirándolo fijamente, se encontraba una joven, de no más de veinticinco años que se encontraba sentada tras su escritorio, justo arriba de donde su vista se encontraba fija en los frascos extraños.
-Disculpa Vivian, olvidé que seguías aquí-
La chica puso una mirada severa(sin duda un poco ofendida por lo que Snape le acababa de decir), y posó sus ojos en los de Snape.
-Bueno, me refiero a que estoy demasiado distraído, como sabes, pero está bien; voy a hablar ahora, te lo diré todo-
-¿Estás seguro?-
-¿Quieres que hable o no?-
Vivian sabía perfectamente que Severus se comportaba siempre de esa forma, por lo que no le dio mucha importacia a la forma en la que le había contestado; por otro lado, sabía que Severus se encontraba bastante nervioso por las noticias que acababa de recibir, sin duda, eran lo suficientemente impactantes como para alterarlo, pero ahí estaba ella y Severus sabía perfectamente que no lo hiba a dejar en ningún momento.
Snape se levantó de sus sillón y, justo cuando estaba a punto de dar vueltas por todo su despacho, una lechuza color marrón entró por la vetana y le entregó un pequeño recado a Snape. El tomó la carta y la leyó inmediatamente. De pronto abandonó toda idea de caminar por el despacho, sintió que se iba a desplomar ahí mismo. Vivian debió intuir lo que decía la carta, por lo que, inmediatamente se acercó a Snape y comenzó a leer. Ahora sabía por que él se había puesto así. La carta era del Ministerio de Magia.
Estimado Sr. Snape:
Le informamos que un representante del Departamento de Control de Trasladores Internacionales acompañará a su hija durante su viaje hacia el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, que según se nos fue informado, será su próximo lugar de residencia. Como usted sabe, esto es una medida de prevención, de acuerdo al Decreto de Control Mágico, implementado recientemente debido a las noticias anunciadas hace algunos meses.
La llegada de todos los pasajeros se tiene planeada para el día de mañana, 27 de agosto a las seis de la tarde.
Que pase unas felices vacaciones
Atentamente:
Amaltea Kronzek Jefa del Departamento de Control de Trasladores Internacionales
