Un Fanfic de Ranma ½  Por (RBB) Edward Masters, 2002

Todos los personajes de Ranma ½ son propiedad de Rumiko Takahashi, publicado por Shogakukan en Japón. Cualquier personaje de otras series referido en este Fan-Fic pertenece a sus respectivos dueños. Este es un trabajo de Fanfiction con fines de entretenimiento y no de lucro, si tratara de ganar dinero estaría trabajando o estudiando y no escribiendo Fanfics  J.

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La Hermandad

"¿Por qué no lo hice cuando tenía la oportunidad?" Volvió a hacerse la pregunta nuevamente, y de la misma manera que las otras veces su meditación no le brindó respuesta alguna.

Aún después de repasar por su mente las responsabilidades que tenía para con su Clan, la única familia que había conocido desde que podía recordar, el sentimiento de  impotencia le venía nuevamente. Se había prometido a si mismo que lo haría la próxima vez, que la siguiente vez que se encontraran eliminaría a la chica sin temor ni remordimientos. Pero en el fondo de su corazón estaba consciente de que si se le presentaba la oportunidad nuevamente, ocurriría lo mismo, jamás le podría hacer daño a su objetivo. No importa cuanta fuerza de voluntad o poder de concentración pusiera en la tarea.

Y para acabar de empeorar las cosas le había dado una advertencia. Como si el enfrentamiento que tuvo con los otros dos sujetos, en especial el de la trenza, no hubiera sido complicación suficiente, tuvo que ir y advertirle a su objetivo que más tarde vendría por ella. Que se preparara.

Posiblemente su inconsciente le quería hacer saber algo que su corazón le venía diciendo desde que el Maestro Raikatuji lo envió en ésta misión. En aquel momento él pensó que aunque nunca había asesinado a alguien, no le sería tan difícil tomando en cuenta que su vida estaba en la línea. Pero ahora le fue comprobado que no importa cuan grandes fueran las repercusiones para él si no cumplía con sus órdenes, no podía justificarse con ello y calmar así su atormentada conciencia. Si tan sólo la Dama siguiera viva ella sabría que hacer.

En sus años de entrenamiento siempre aprendió que la meditación le brindaría todas las respuestas necesarias. Así que si meditaba lo suficiente encontraría la forma de salir de éste dilema. La manera de despojarse de los sentimientos inútiles que le impedían hacer su trabajo llegaría a él. Y después de obtener la respuesta, ni el cielo, el mar o el mismo infierno lo detendrían. Esto se atrevía a jurar.

CAPITULO 2… Dragón Naciente

Nabiki Tendo caminaba por una de las calles principales de Nerima. Se dirigía hacia la escuela a recoger algo que entre el alboroto del día anterior se le olvidó en el laboratorio de computo. Mientras avanzaba a paso firme no podía evitar recordar los momentos de angustia que vivió menos de veinticuatro horas antes.

La experiencia había sido aterradora y le abrió los ojos a otras tantas ideas casi igual de espantosas. Una de ellas, la posibilidad de que no todo estaba bajo su control. Ese día todo parecía una oportunidad más con la cual podría hacer dinero, una escena más donde su control sería absoluto, y el resultado uno que ella habría previsto. Pero desde el mismo momento en el que vio al sujeto arremetiendo en contra de su hermana, con esa mirada fría y amenazante, sintió como el control al cual ella estaba tan acostumbrada se le salía de entre los dedos.

La situación cambio de una donde ella podía sacar dinero a otra donde perdería uno de sus seres más queridos. Por un momento se sintió tan inútil como el día en que su madre murió. Incluso llegó a estar en una situación que nunca imaginó posible. Tuvo que rogar por la vida de su hermana.

Nabiki se detuvo unos segundos para componer su postura antes de entrar por las puertas de la preparatoria. Instantáneamente notó que la compañía constructora ya había empezado las reparaciones necesarias por las cuales se había ordenado el cierre de la escuela durante un par de días. Continuó con el mismo paso firme hasta llegar a la entrada del laboratorio de cómputo, donde encontró a Ami, una de las chicas que en ocasiones anteriores le ayudó con sus planes para ganar dinero.

"Buenos días Nabiki, escuché lo que pasó con Akane y Ranma. Dime, ¿están bien?" Preguntó Ami, mientras distraídamente subía una mano a la cabeza para jugar con su pelo color azul cielo.

"Si, están bien, aunque Akane estaba muy seria en la mañana. Tendré que tener una charla con ella más tarde. Pero esa no es la razón por la que te pedí que vinieras. ¿Tienes mi encargo Ami?" Contestó Nabiki en su voz tranquila y autoritaria de siempre.

"Hay, ya sabes que si Nabiki, desde ayer lo tenía listo, pero con todo lo que ocurrió ya no te pude ver." Ami sacó un portafolios de abajo de una mesa y lo puso sobre ella, después obtuvo una pequeña llave de su pantalón y lo abrió. Adentro se encontraba una computadora portátil. "Éste ordenador tiene el software que necesitas para entrar al sistema de la escuela desde tu casa, instalado, y todas las contraseñas y nombres de usuario se encuentran aquí," dijo señalando un sobre blanco que después metió al portafolios.

"Muy bien, ¿hay algo más que me tengas que decir?"

"Oh… si, no se te olvide ser muy cuidadosa, no cambies datos que llamen mucho la atención. Si te limitas a buscar información no habrá problemas, la computadora es segura. Y finalmente, ¡si por alguna razón te descubren no digas que fui yo quien te la dio!" Claramente se podía ver que Ami estaba asustada, saltando con los puños de sus manos bajo su mandíbula y enseñándole sus grandes ojos azules a Nabiki.

Nabiki suspiró en frustración. "Ami, ya te dije que no va a pasar nada, nadie me descubrirá, sólo quiero entrar a la base de datos para conseguir información, no necesito cambiar nada."

"Lo siento Nabiki, es que si pasa algo mi hermano me matará, y después mi papá matará a mi hermano… y… y…" Ami estaba al borde de las lágrimas, con sus mejillas sonrojadas y los labios temblando ligeramente. Nabiki se sentía más frustrada aún, ésta era la parte más difícil al lidiar con la sobre emocional Ami.

"Ami, si lloras me veré forzada a decirle a mi hermana Akane que has querido robarle su prometido desde que lo conociste."

Las lágrimas de la otra chica desaparecieron milagrosamente al oír éstas palabras. "¡No serías capaz!" Nabiki levantó una ceja mirándola a los ojos silenciosamente. "Está bien Nabiki, no tienes que ser tan  gruñona." Ami terminó bajando la cabeza en señal de derrota.

"Entonces nuestro asunto aquí está terminado. Me aseguraré de que recibas tu parte del trato… una cosa más Ami…"

"¿Si Nabiki?"

"El póster de la modelo americana que me pediste no llegará sin no hasta la próxima semana, pero todo lo demás estará listo en dos días."

"Nabiki, sabes que si me consiguieras una cita con Ranma te ahorrarías todos esos problemas." Ami movió su cuerpo en forma sugestiva hasta sentarse sobre el escritorio, después puso su codo sobre la rodilla con la mejilla recargada sobre el puño cerrado de su mano.

Nabiki simplemente movió la cabeza en negativa. "No creo poder cumplir esa promesa antes de que Akane mate a Ranma cuando se entere que va a tener una cita contigo. Adiós Ami." Con eso Nabiki tomó el portafolio por la agarradera y se marchó del laboratorio dirigiéndose a la salida de la preparatoria, todavía pensando en lo que le había dicho Ami. "Desde que descubrió que Ranma se transforma en chica no puede quitarle los ojos de encima."

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Ryoga se encontraba en un dilema. Hacía casi una semana lo único que quería hacer era llegar a casa de su tía en Fukushima. Ahora sus prioridades habían cambiado, era necesario destruir  a Ranma Saotome por poner en peligro la vida de su amada Akane Tendo. Bueno, siempre había querido matar al cretino de Ranma, pero ahora lo deseaba con más fervor.

Ryoga tenía la creencia de que si Ranma no existiera, éste mundo sería un mejor lugar para vivir. Para él era posible que en algún lugar del planeta hubiera un grupo religioso dedicado a la sola destrucción de Ranma Saotome, lo cual encajaba perfectamente con las creencias de Ryoga. Pero si los problemas de Ranma ponían en peligro a la hermosa Akane Tendo, él no se quedaría de brazos cruzados esperando hasta que algún día fuera lastimada. Ésta vez el bastardo había ido muy lejos, y el chico de la bandana no se lo perdonaría.

Ryoga se sentía con la suficiente confianza como para derrotar a Ranma de una vez por todas. Sus técnicas habían sido practicadas a la perfección en estas semanas pasadas, e incluso aprendió uno o dos trucos que agarrarían a Ranma por sorpresa, dejándolo a su merced. El único problema como siempre, era encontrarlo.

Ésta mañana cuando dejaron salir a Ranma del hospital, Ryoga todavía seguía paralizado por el punto de presión que Cologne había usado en él, así que no pudo confrontarlo en ese momento. Después Genma lo llevó cargando hasta el parque y lo dejó dentro de su tienda de campaña, donde más tarde recuperó el movimiento de sus miembros y empezó a planear su justa venganza.  

Si algo había aprendido en su corto tiempo de vida, era que cuando algo malo pasaba, el culpable siempre era Ranma.

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En el Nekohanten no había demasiados clientes, siendo jueves esto no era ninguna rareza, lo que le daba a Cologne unos momentos para pensar en  los acontecimientos que plagaban a Nerima en esos días. Una vez mas su yerno había probado ser el gran imán de problemas que todo mundo lo consideraba.

La tarde del día anterior, cuando recibió la llamada proveniente del hospital, se imaginó que era una de esas situaciones en las que Ranma se veía envuelto cuando menos una vez a la semana. El chico siempre estaba tan rodeado de caos que algunas veces dudaba de la prudencia en llevárselo a la aldea en China. Las cosas a simple vista parecían normales, seguían el mismo procedimiento de todas las situaciones de la región. Llega un retador a pelear en contra de Ranma, se desata la usual tormenta de destrucción que siempre deja llorando a las compañías de seguros y como gran final, Ranma queda siendo el ganador y sobreponiéndose a todos los obstáculos que se le atraviesan.

Sin embargo no todo fue así en ésta ocasión. Ranma no salió victorioso en ésta pelea, lo que Cologne, después de haber escuchado los relatos de la batalla contra Saffron en China, creía imposible. Luego la forma en que el atacante obviamente buscaba a Akane. Por los comentarios que escuchó, Ranma nunca pareció ser de interés hasta que se entrometió en la pelea, de alguna manera el blanco del ataque había sido la menor de las hijas Tendo, nadie más que ella debió de haber sido la víctima. Y el último punto que le causaba curiosidad a la matriarca amazona era la descripción que había recibido sobre la forma de pelear del asesino, ella sólo sabía de dos clanes que manejaban la katana con tanta eficacia como para ser un peligro para alguien del calibre de Ranma, y si de alguna manera Akane había sido declarada como enemigo por alguno de esos clanes, tarde o temprano habría  otro atentado.

La anciana no pudo mas que sonreír al recordar como Akane trató de evadir su pregunta el día anterior, cuando ella la cuestionó acerca de lo que el atacante le había dicho antes de marcharse. Al principio se puso muy nerviosa y pareció pensar un poco antes de contestar, y por ultimo, dijo que no fue nada de importancia, que ya se le había olvidado. Obviamente la joven Tendo ocultaba algo.

La sonrisa en el rostro de Cologne creció más aún. Por meses había estado esperando la oportunidad para deshacerse del obstáculo más grande en el camino de Shampoo. Incluso después de lo acontecido en el monte Fénix la  esperanza de casar a Shampoo con Ranma casi había desaparecido. Pero una vez más la suerte le sonreía. Si todas sus sospechas eran ciertas muy pronto otro atentado en contra de Akane se llevaría a cabo, y lo único que tenía que hacer era asegurarse de que Ranma no estuviera ahí para protegerla.

Los clientes disfrutando de la comida en el Nekohanten fueron perturbados al escuchar las carcajadas provenientes de la cocina del restaurante.

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Ranma estaba sentado sobre la azotea del Dojo Tendo, su mal humor era notable al ver la expresión de enfado en su rostro. No podía creer que el día anterior fue derrotado tan rápidamente, sin duda alguna esa había sido la pelea importante más rápida de su vida. La velocidad y fuerza del sujeto del pelo plateado eran impresionantes y su técnica con la espada aterradora. Nunca creyó posible que alguien que usaba armas pudiera hacerlo tan bien como él. Ciertamente era la primera vez que peleaba con alguien así.

Lo peor de todo era el temor que sentía por el peligro en el que Akane se había encontrado y la impotencia que sintió al estar paralizado por el químico al que fue expuesto. Era importante que tuviera una plática con Akane a solas acerca de lo que pasó, desgraciadamente cuando lo intentó un par de horas antes ella le había dicho que estaba indispuesta.

El chico de la trenza se levantó de su posición y caminó hasta la orilla de la azotea donde saltó al jardín. Inconscientemente su vista se volvió hacia la ventana del cuarto de Akane, donde la pudo ver sentada en su escritorio mirando hacia el horizonte. Una de las cosas que Ranma notó es que su prometida se veía muy seria, e incluso un poco triste, no había hablado con nadie desde que regresaron del hospital esa mañana. Era obvio que se sentía culpable por las heridas que él y Kuno recibieron.

Ranma suspiró profundamente y bajó la mirada hacia el piso. Una cosa más que lastimaba su orgullo era la manera en que tuvo que depender de Kuno para salvar a Akane. Sus manos se volvieron puños y una vez más continuo su camino hacia el dojo. Desde que recobró el conocimiento su mente de estratega estuvo examinando la pelea y todo lo que intervino en ella. Obviamente la habilidad, velocidad y fuerza del contrincante tuvieron mucho que ver con el resultado de la batalla, sin embargo Ranma estaba seguro de ser más rápido que él, tener más resistencia y posiblemente igual fuerza física, o cuando menos estaba bastante cerca. El chico de la trenza no tardó en darse cuenta que siempre tuvo la desventaja a causa de la katana, que le daba mucho más alcance a su oponente. Durante toda la pelea Ranma tuvo que enfocarse en evadir la filosa espada, y muy pocas veces se le presentó la oportunidad de contraatacar. Fue peor aún, la manera en que le resultó imposible desarmarlo.

Al llegar al Dojo Ranma caminó hasta el pequeño closet donde se guardaba parte del equipo de práctica, después de buscar por unos segundos sacó un delgado bastón de madera de dos metros de altura y tres centímetros de diámetro. Con el bastón en la mano Ranma caminó hasta el centro del Dojo y tomó una posición ofensiva, la cual mantuvo sin moverse por un minuto.

El chico de la trenza empezó a hacer movimientos diseñados exclusivamente para el uso del bastón, sus manos giraban a velocidades impresionantes mientras el saltaba por el aire dando giros para después caer al piso sin interrumpir la danza de sus manos. El instrumento algunas veces parecía desaparecer mientras que otras su figura se deformaba bajo la presión que ejercía contra el viento. Al cabo de unos minutos de práctica, el aire a su alrededor empezó a cambiar, al pasar, el bastón era seguido por pequeñas ráfagas eléctricas mientras que cada movimiento sonaba como si azotara un látigo en contra de la pared. Poco a poco su mente entró en un trance, recordando lecciones que había recibido hacía cerca de tres años en las salvajes montañas de China.

******************** FLASHBACK ********************

Casi al principio de la fase de entrenamiento en China, Genma había escuchado de una aldea donde vivía una familia de pescadores que practicaban artes marciales basadas en el uso del bastón o bo. Como estudiante de la Escuela de Combate Libre Todo se Vale, Genma sabía que el dedicarse al uso exclusivo de un arma en particular podría ser su perdición, sin embargo, también reconocía la importancia de dominar el uso básico de todo tipo de armas. Así que junto con Ranma emprendieron el viaje a la aldea. Al paso de un par de semanas de caminar entre montañas y bosques llegaron a un pequeño pueblo establecido justo al lado de un grande y hermoso lago.

Lo mas extraño del pueblo era que había muy pocos jóvenes, la gran mayoría de los pobladores eran adultos y ancianos que se estaban quedando solos a causa de la migración, pues todos los jóvenes se iban a vivir a las grandes ciudades no queriendo seguir con las viejas costumbres de sus antecesores. Con la amable ayuda de algunos de los aldeanos finalmente llegaron a la cabaña de los supuestos practicantes de artes marciales, donde se encontraron con un extraño anciano. El viejo parecía superar los cien años de edad y era muy delgado, pero para los Saotome era fácil ver el poder que escondía bajo su abatida figura.

"Buenos días jóvenes, ¿A que debo su visita?"

Genma bajó la mochila de su espalda y la puso sobre el piso antes de contestar. "Mi nombre es Genma Saotome, y éste es mi hijo, Ranma." Ranma simplemente se quedó viendo alrededor, tratando de familiarizarse con el nuevo lugar.

"Mucho gusto, yo soy Katsushito y vivo sólo en ésta cabaña." El anciano se levantó e hizo una pequeña reverencia.

"Nos habían dicho que vivía con su familia." Dijo Genma algo confundido.

"He vivido solo por más de dos años. Hubo un terremoto y casi toda mi familia murió. Sólo sobrevivimos uno de mis nietos y yo, pero él se fue a vivir a la ciudad poco después." Comentó tristemente el anciano. Ranma sintió algo de compasión al escuchar ese tono de voz. Debía de ser muy difícil para el viejo perder a casi toda su familia y luego ser abandonado por el resto.

"Ah bueno, nosotros somos artistas marciales y queremos que nos entrene en su escuela de artes marciales." Genma siendo tan sutil como un tronco seco decidió ir al grano.

"Lo siento mucho, pero ya soy un hombre viejo y no estoy para entrenar a más gente. Mis huesos ya no son los de antes." Dijo el anciano con una sonrisa en el rostro mientras miraba a Ranma.

"¡Hemos viajado de tan lejos para llegar aquí! ¡Usted no nos puede hacer esto anciano!" Genma se estaba molestando. El viejo no perdía la sonrisa.

"Tendrá que buscar entrenamiento en otro lado."

"Hay papá, nos trajiste hasta aquí por nada, ¿Qué no ves que el vejete se está desarmando?, no va a poder enseñarnos nada." Éste comentario hecho por Ranma atrajo la atención de Katsushito, el cual perdió su sonrisa y le apareció una vena en la frente mientras temblaba ligeramente.

Genma volteó a ver a Ranma con un gesto pensativo. "Tienes razón Ranma, todo esto fue un error. El vejestorio ya no sirve para nada. Mejor nos hubiéramos ido a ese jugar… ¿como se llama? Oh si, Jusenkyo, o tal vez a aquel volcán activo donde podemos practicar evadiendo las rocas encandecidas que arroja."

La vena en la frente del anciano ya había crecido de tamaño y su cara estaba completamente roja.

"Debí de habérmelo imaginado papá, sólo a ti se te ocurriría algo tan estúpido como pedirle ayuda a un viejo decrépito." El joven Saotome le gritó en la cara a su padre levantando un puño.

Katsushito estaba temblando de furia, pero los otros dos lo ignoraban como si no estuviera ahí.

"¡No puedo creer que me faltes al respeto de tal manera Ranma!" Genma puso una pose dramática mientras le escurrían lágrimas por las mejillas. "Yo que siempre me he sacrificado por ti, que te he cuidado desde pequeño… además… ¿Como iba yo a adivinar que sólo nos encontraríamos con ésta momia inservible en lugar de un gran maestro de artes marciales?

"Tu nunca sab…" Ranma fue interrumpido a mitad de su discurso por un golpe a la cabeza que lo dejó tirado en el piso, instantáneamente notó como su padre se encontraba en una situación similar.

Katsushito trató de recuperar algo de compostura. Generalmente  era de carácter muy tranquilo, y siempre mantenía la calma. Ranma se levantó del piso rápidamente.

"¡¿Por qué rayos hiciste eso?!" Gritó Ranma agarrando a su agresor por el cuello de la camisa. El anciano con un ligero movimiento de la mano lo arrojó en contra de una de las  paredes de la cabaña.

"Está bien, ya que los veo con tanto interés de recibir mi entrenamiento…" Dijo Katsushito mientras sostenía una sonrisa maligna.  "Haremos esto. Les daré la oportunidad de demostrar sus habilidades ante mí, y si considero que uno de ustedes es merecedor de mi tiempo, entonces lo entrenaré. Recuerden, sólo uno de ustedes será entrenado, y mientras tanto, el otro se encargará de atender mis responsabilidades en el pueblo."

Genma de un salto ya estaba de pie. "Jajaja… está bien abuelo, no se preocupe que no lo lastimaré… mucho…"

"¡Hey papá, es mi…!"

Ranma fue interrumpido por Katsushito que todavía mantenía la misma expresión. "Muy bien Genma. Tú serás el primero."

"¡Espera un seg…!"

"Prepárese para enfrentar al poderoso estilo de Combate Libre. Dirija el camino anciano."

Katsushito salió de la cabaña mientras Genma lo seguía muy de cerca. Ambos hombres ignorando a Ranma que caminaba irritadamente de tras de ellos maldiciendo por la injusticia de la situación. El pequeño grupo de artistas marciales caminó por un sendero localizado a las afueras del pueblo. Durante una hora recorrieron el pequeño camino hasta llegar al otro lado del lago, ahí se encontraba un edificio hecho de roca y madera con cinco pisos de altura. La estructura aunque muy vieja parecía estar en magníficas condiciones.

"Hemos llegado. La cabaña que vieron en el pueblo es mi casa, pero ésta pequeña torre es donde paso la mayor parte del tiempo. Durante la noche me encargo de que el faro en el último piso se encuentre encendido, de ésta manera los pescadores se pueden guiar con más efectividad en la oscuridad."

"Claro… pero ya déjese de pláticas que me urge terminar con esto." El estomago de Genma le había recordado a su dueño que ya era hora de comer. Ranma todavía seguía molesto por haber sido ignorado, así que se sentó silenciosamente sobre un tronco cercano.

"Muy bien." El anciano caminó hasta un pequeño claro a veinte metros de la torre. "Cuando estés listo."

Genma queriendo terminar la pelea rápido para poder irse a comer decidió atacar primero. Además, ¿que podría hacer éste viejo decrépito en contra de un gran artista marcial de su talla? Obviamente alguien así no podría competir, después de todo Happ… el gran  Maestro era el único con la más remota posibilidad de vencerlo, y ese pervertido estaba enterrado bajo varias toneladas de piedras y escombros. Genma felizmente ignoró el hecho de que su hijo de catorce años lo vencía de vez en cuando.

Katsushito evadió fácilmente la patada dirigida hacia su cara y el codazo al abdomen. Incluso cuando Genma intentó sorprenderlo con un rapidísimo rodillazo a la espalda el anciano lo bloqueó con la tranquilidad de alguien que no tiene nada que temer. Así continuó por varios minutos. La habilidad de Katsushito sorprendió tanto a Ranma como a su padre, que a éstas alturas se encontraba deseando haber dejado pelear primero al hijo.

Por su parte Katsushito examinaba cada uno de los movimientos de su contrincante. La verdad era que hacía mucho tiempo a que no había visto a alguien con tanta habilidad en el arte. Genma se movía sorprendentemente rápido para un hombre de su tamaño, y la cantidad de trucos que tenía bajo la manga eran abrumadores. El hombre era todo un cofre de sorpresas.

Al tratar de aprovechar lo que para él era una debilidad en la defensa del anciano, Genma fue lanzado de cabeza contra un árbol, quedando inconsciente instantáneamente. Ranma al ver esto se sintió verdaderamente sorprendido. En sus ocho años de viaje por todo Japón y China junto a su padre, jamás lo había visto ser derrotado con tanta facilidad.

Katsushito volteó la mirada hacia el más joven de los Saotome. Obviamente el chico no había esperado éste resultado. El anciano se sentía complacido por el desempeño que el padre había demostrado. Al principio había supuesto que era tan solo un amateur en busca de aventura y diversión.

"¡Guau! ¡Venciste a mi papá!" Comentó Ranma sin esconder su asombro. "Por un momento pensé que te tenía… ¡pero solo era una trampa!"

"Cierto. No esperaba que tu padre supiera luchar… ahora la pregunta es… si sabe enseñar." Katsushito sonrío sarcásticamente.

"¡Ha!" Ranma saltó desde su lugar sobre el tronco y cayó en una postura agresiva a tres metros de donde estaba parado Katsushito. "No compares a Oyaji conmigo anciano, yo soy mucho mejor."

El viejo lo miró alegremente, como si no lo tomara en serio. "¡Ahh… el cachorro se siente superior al Tigre! ¡Dejemos que el León le enseñe una lección!" Las palabras tuvieron el efecto deseado.

Ranma sintió como las palabras del anciano chocaban en contra de su orgullo, causando que las llamas de la furia crecieran en su interior. Desde hacía varios años aprendió que su padre no era la persona honorable y perfecta que antes lo creyó. Las mentiras, los robos y desprecios le enseñaron que Genma era todo lo contrario. La forma brutal e irresponsable en que siempre lo trató corroyó los sentimientos que en su corazón guardaba para él. Su propósito en la vida se volvió  el ser mucho mejor que Genma en todos los aspectos. Ranma sería mucho mejor que él, Ranma sería superior a él.

Y ahora este anciano se atrevía a llamarlo cachorro, a ponerlo por debajo de alguien tan despreciable como Genma. Ranma arremetió.

Katsushito fue tomado por sorpresa y por poco pierde la pelea ahí mismo. Los movimientos del chico eran impresionantes, golpe tras golpe fluían como la corriente de un río, constante y sin titubeo. El anciano saltó hacia atrás dándose el tiempo necesario para calcular la situación. El aura del chico era visible y se notaba el caótico control que sobre ella mantenía. Era sorprenderte ver como bajo tal estrés y rabia la controlaba sin darse cuenta de que lo estaba haciendo. El niño obviamente tenía talento si podía hacer algo que requería décadas de práctica para dominar, ¡y apenas era un adolescente! Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Ranma saltó nuevamente tratando de darle una patada.

"Veo que el cachorro sabe usar las garras." Katsushito recuperó la sonrisa mientras evadía dos puñetazos, todavía en la defensiva sin hacer intento de ataque alguno. "Tal vez también puede usar los colmillos."

Las palabras aumentaban el coraje que Ranma sentía, y él a su vez subía la intensidad de la pelea. Desafortunadamente todo era en vano. El viejo se movía extremadamente rápido evadiendo la mayoría de golpes mientras que otros los bloqueaba como si se tratara de un niño. Todo esto solo servía para enfurecerlo más.

Katsushito empezó a notar que la técnica de Ranma era más desesperada y que sus  movimientos eran menos precisos. Era hora de terminar la pequeña prueba.

El joven de la trenza se detuvo unos segundos para mirar fijamente al anciano y reunir sus energías para un último ataque. Desde que la pelea había empezado sólo había dejado que sus instintos y sentimientos lo gobernaran, y esa no era la forma en que un verdadero discípulo de las artes marciales peleaba. Tenía que formar alguna clase de estrategia y después ejecutarla, de esa manera tumbaría al anciano y le enseñaría a no subestimarlo. Katsushito era un hombre delgado y muy viejo, y como tal no podría durar mucho tiempo en una pelea, no importa que tan rápido fuera, incluso Ranma se atrevía a jurar que el viejo no soportaría uno solo de sus golpes a su máxima potencia. Ranma se acercó lentamente al anciano y vio como este cambió su postura a una más apropiada para atacar. Finalmente el viejo pelearía.

El anciano sintió gran orgullo y emoción al ver como Ranma se detenía para poner sus emociones bajo control. Obviamente el niño había notado su perdida de control. ¡Esto era sorprendente viniendo de alguien tan joven! Katsushito decidió que era hora de mostrar algo de respeto hacia el pequeño y cambió su postura ligeramente, de esta manera Ranma sabría que el pretendía atacar. Ranma se acercó lentamente, manteniendo su completa atención en él.

Ranma vio venir el ataque. Imposiblemente rápido pero sus refinados reflejos le permitieron detener el puño con la palma de la mano. ¡Te tengo! Ranma sostuvo fuertemente el puño preparándose para su ataque final, alguien tan viejo como Katsushito no representaría ningún problema en un concurso de fuerzas. La extraña sonrisa en el anciano lo detuvo. De pronto sintió un dolor agudo en la mano que sostenía el puño del viejo y un segundo después se sintió volar por los aires. El grosor de un tronco fue lo último que Ranma vio antes de que su mundo se envolviera en oscuridad.

******************** FIN DEL FLASHBACK ********************

Ese día aprendió una lección que más tarde repasaría una y otra vez con Cologne y Happosai. Nunca subestimar a alguien por su edad o apariencia. Ranma saltó de una esquina del Dojo a la otra, todo esto sin interrumpir el movimiento giratorio del bastón.

Cuando despertó de su forzada siesta, Genma ya había recuperado la conciencia. Katsushito decidió que tomaría a Ranma como aprendiz durante un mes mientras su padre se encargaba de las responsabilidades del anciano en la aldea. Al siguiente día, maestro y discípulo salieron del pueblo con destino a las montañas para practicar.

Ranma no pudo evitar una sonrisa al recordar cuan enojado estaba su padre por la decisión que tomó el anciano tres años atrás. Al parecer Genma no estaba de acuerdo en que su hijo era más talentoso que él. El chico de la trenza saltó nuevamente manteniendo los movimientos del bastón, la presión que este ejercía sobre el aire creaba corrientes que golpeaban las paredes sin hacer ruido alguno.

Al tercer día Katsushito y Ranma llegaron a una enorme montaña donde alzaron el campamento. Durante la siguiente semana Ranma estudio las técnicas básicas de la escuela del "Dragón Naciente". También el anciano le pidió a Ranma que jurase que nunca enseñaría las técnicas que ahí aprendería o divulgara el nombre de dicha escuela. Por alguna razón el viejo se mostró muy serio en este punto. Ranma por supuesto hizo el juramento y ha mantenido su promesa hasta éste día.

El sudor resbalaba por su frente hasta caer al piso, haciéndolo más resbaloso y volviendo mas difícil y peligroso el ejercicio. Como siempre esto no lo detuvo, así es la determinación del que quiere dominar el arte. La temperatura del Dojo había subido dramáticamente y aunque afuera las temperaturas eran bajas, adentro el ambiente era sofocante.

Ese mes bajo la tutela del gran maestro Katsushito terminó siendo una de las etapas más memorables en todos diez años de su largo viaje de entrenamiento. Algunas veces Ranma pensaba en volver a la aldea y visitar al viejo. Un poco más de entrenamiento tampoco estaría nada mal. Después de esa primera semana de ejercicios básicos todo se volvió más interesante. El maestro Katsushito era un verdadero prodigio usando el bastón como arma de combate. Si en aquella pelea en la torre de la aldea el maestro se mostró fenomenal, usando su bastón en las montañas era un huracán.

Ranma bajó el ritmo y velocidad de sus movimientos. El Dojo se estaba poniendo extremadamente caliente, y no quería llamar mucho la atención. Al final, el único mal recuerdo de aquella ocasión fue cuando al regresar, Genma no había hecho su parte del trato. Los aldeanos estaban enojados por que Genma se emborrachaba y desatendía el faro de la torre y éste se apago en más de doce ocasiones.

El bastón cada vez se ponía más resbaloso por el sudor que había caído sobre él, pero como en otras tantas ocasiones, tampoco lo detuvo. Incluso pretendía aumentar el ritmo nuevamente cuando sintió una presencia que se dirigía al Dojo.

********************

Nabiki abrió la puerta de la entrada principal a la casa Tendo con una mano mientras que con la otra sostenía fijamente el maletín. Estaba cansada después de caminar por todo Nerima visitando a algunas personas con las que mantenía tratos o negocios. Intentó olvidarse del cansancio mientras se quitaba los zapatos y entraba en la sala. Había sido un día muy largo, es cierto, pero todavía tenía cosas que hacer y una lista de personas con quien platicar. Akane estaba primero en esa lista, pero Nabiki no se sentía con la certeza de hablar con su temperamental hermana menor en estos momentos. Era mejor asesar la situación y después enfrentarse a ella.

Una buena manera de saber el estado emocional de Akane sería hablar con su prometido. Esos dos siempre estaban juntos, y  si Ranma tenía algunos chipotes de más en la cabeza sería indicación de que Akane estaba de mal humor. Así pues, Nabiki salió de su habitación nuevamente y caminó hasta el cuarto de huéspedes, el cual encontró vació. La segunda opción era el Dojo.

Al salir de la casa escuchó los ruidos provenientes del Dojo, obviamente alguien estaba practicando y Nabiki se atrevía a apostar que ese alguien, era Ranma. Después de acercarse un poco más, el ruido se detuvo y unos segundos más tarde Ranma salió por la puerta.  Su ropa completamente empapada de sudor.

"Hola Nabiki."

"Hola Ranma." Nabiki no pudo evitar el notar como se le pegaba la camisa al cuerpo a causa de todo el sudor.

"Creí que no estabas en casa." Comentó Ranma mientras ponía el bastón en el piso y se sentaba en la entrada del Dojo.

"Ya regresé. Por dios, Ranma, que calor hace aquí." Nabiki alzó la mano moviéndola como abanico mientras veía hacia el interior del Dojo. "¿Dónde está el incendio?"

"¿Uh? Ahh jejeje… no te preocupes Nabiki, sólo estaba practicando un poco."

Nabiki notó algo de nerviosismo en su voz pero decidió ignorarlo. "¿Has hablado con Akane?"

Ranma se levantó del piso y se quitó la camisa. "Mmmm… no, quise hablar con ella pero me dijo que estaba indispuesta. No ha salido de su habitación en todo el día."

"Que extraño." Nabiki una vez más no pudo ignorar como se movían los músculos de su pectoral y brazos, el sudor que resbalaba sobre su pecho hacia su abdomen y después sobre su…

"…biki… ¿Me escuchas Nabiki?"

"¿Uh? ¿Qué…? Ahh… ¿Qué paso?" Nabiki se sonrojó ligeramente al darse cuenta cuanto la distraía Ranma en su vestuario actual.

"Solo decía que todavía está algo preocupada por lo que pasó ayer."

Nabiki puso atención al problema. Era cierto que después de algo así cualquier persona estaría agitada. Pero ella sospechaba que había algo que Akane no les estaba diciendo, y considerando lo testaruda que podía llegar a ser, no había manera de hacer que lo dijera abiertamente. Claro, Ranma siendo tan despistado como siempre, no se había dado cuenta.

"Mmmm… puede que tengas razón Saotome, pero a mi me parece que hay algo más. Ayer... ayer, antes de que el tipo se fuera le dijo algo a Akane. En la mañana, cuando Cologne le preguntó acerca de eso ella dijo que ya se le había olvidado, pero estoy segura que no es cierto."

Ranma confundido la miro a los ojos. "¿Uh? No entiendo Nabiki. ¿Por qué habría de mentir en algo así?"

"Quizá sea algo que no quiere que nosotros sepamos. No se, pero él le dijo algo y me atrevo a apostar que Akane lo está…" Parecía que Nabiki quería decir algo más pero titubeó y decidió no hacerlo. "Mira Ranma, no se que es lo que está pasando, pero pienso averiguarlo. Mantén un ojo abierto y no dejes que Akane esté sola mucho tiempo. La escena de ayer se podría repetir y no creo que a las personas de ésta casa les agrade eso."

Cuando Nabiki terminó de hablar Ranma parecía sorprendido. ¿Nabiki? ¿Preocupada por Akane? Ranma siempre supo que Nabiki quería a Akane como cualquier hermana lo haría, pero nunca se imaginó que llegaría a vérselo dibujado en el rostro de tal manera.

El chico de la trenza agitó la cabeza para despejar sus pensamientos. "Nabiki… ¿estás diciendo que podría haber otro atentado?"

"No estoy segura Ranma, pero el sujetó que la atacó ayer no lo hacía de una manera personal. Creo… creo que alguien lo envió para que la matara y ya a la hora se arrepintió. Si eso es cierto entonces… me imagino que quien la quiere lastimar enviará a otra persona, o lo hará él mismo." El labio inferior de Nabiki temblaba ligeramente.

Ranma cerró y abrió los puños rápidamente. La tensión clara en su rostro. "Na-nabiki… si eso es cierto…" Ranma cerró los ojos y recordó la impotencia que sintió el día anterior cuando bajo los efectos de la nube de humo perdió el conocimiento. Sus últimos sentimientos fueron la desesperación de pensar que no volvería a ver jamás a Akane, no la tocaría jamás…

Akane en Jusendo mientras su cuerpo era deshidratado… Terror…

Saffron oponiéndose a Ranma cuando éste trataba de salvar a Akane… Furia…

Akane desnuda y fría en sus brazos después de haberle dado la cura, su cuerpo inerte bajo el helado toque de la muerte… Desesperación…

Nabiki sorprendida miró a Ranma mientras pensaba en lo que le había dicho. El cuerpo del muchacho estaba tensó y claramente se veía la emoción en su rostro, emoción que sentía por Akane. El aura de depresión era tan grande y sorprendente como la de Ryoga al borde de un enorme Shishi Houkou Dan.

Durante el pasado año en  el que los Saotome vivieron en el Dojo Tendo Nabiki se percató del naciente romance entre su hermana menor y el chico de la trenza. Día a día, semana por semana notó como la relación entre los dos cambiaba poco a poco, sin importar cuanto lo negaban. Los intentos de los tantos enemigos por separarlos simplemente agrandaban la unión sentimental entre los dos mientras que ellos trataban de ignorarlo o negarlo. Pero al final, el resultado fue el mismo, ninguno de los dos podía evitar sentir las emociones dentro de sus corazones. Ranma al reaccionar de esa manera simplemente lo comprobaba.

 "Ranma, es posible que vuelva a haber otro atentado." Nabiki tocó ligeramente el hombro izquierdo del chico. "Necesitamos estar atentos."

El chico de la trenza intentó calmarse y mantener la mente en claro. Lo que necesitaba hacer era pensar con la cabeza y estar alerta. Recordar el pasado no era la solución. "Es… tienes razón Nabiki. No podemos dejarla sola hasta que esto termine." Después golpeó un puño sobre la palma de la otra mano. "Iré a verla ahora mismo, si no quiere dejarme entrar lo haré por la fuerza." La determinación en su voz, cara y postura era notable.

Nabiki suspiró y bajo la cabeza en derrota. Déjaselo a Ranma si quieres hacer las cosas sin tacto alguno. "Ranma… Ranma… Ranma… ¿Qué no has aprendido nada en todo éste tiempo? Si vas así con esa actitud de macho arrogante, lo único que conseguirás es un mazo en la cabeza y otro boleto al hospital. Por ahora necesitamos proteger a Akane y con lo testaruda que es no va a ser fácil." La joven se acercó a Ranma lentamente y lo miró directamente a los ojos poniéndole un dedo sobre la punta de la nariz. "La única manera que veo es ocultándoselo. Trata de seguirla a todos lados pero no dejes que te vea."

Ranma se puso rojo de coraje y después de vergüenza. Nabiki tenía razón. Esa tonta marimacho de Akane creería que él se estaba burlando de ella y no le daría ni un segundo para explicarle la situación. Era necesario hacerlo sin que ella lo supiera. "Ummm… es cierto. Tendremos que ocultárselo."

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Jiro se sentó en el sofá de la sala en la Mansión Kuno. La enorme propiedad le traía recuerdos de cuando era más pequeño y vivía con el tío Jurobei en Okinawa. Aquellos años pasados de su niñez los vivió estudiando y preparándose para ser el futuro heredero de la corporación Ryusaki junto con su hermana. El tío Jurobei fue siempre fuerte con ellos pero a la vez muy cariñoso y afectuoso. Las clases de artes marciales siempre fueron una parte fundamental de sus vidas así como el Bushido, o código de honor.

Así fueron los primeros años de sus vidas, estudiando las artes y sobre la cultura y forma de vivir de la gente de clase alta. Educados desde pequeños para ser líderes y conquistadores. O al menos eso era lo que al abuelo siempre le gustaba decir. Ahhhh… la belleza e inocencia de la niñez…

Años más tarde, crecer y descubrir que el mundo no es como lo pintan. Justo antes de que tu madre muere descubres que tu padre fue asesinado y que tu hermano mayor secuestrado. Posiblemente muerto también. La rabia y el dolor siendo las partes más fáciles de sobre pasar, pero no el rencor y resentimiento que corroen el alma. Las artes marciales que siempre fueron parte de sus vidas ahora se vuelven obsesión. Y cuando el honor era el motivo para alcanzar la grandeza, la venganza se vuelve el motivo de vivir.

O al menos eso era para Jiro la vida.

Meiko Ryusaki, hermana gemela de Jiro siempre fue una niña más alegre. Desde pequeños compartieron el gusto por las artes marciales y ambos disfrutaban jugar en los enormes jardines de la Mansión Ryusaki. Después de la muerte de su madre, un año atrás, Meiko se volvió lo más importante en la vida de Jiro. Sinceramente él no sabría que hacer sin ella.

Hacía un par de días habían recibido un informe proveniente de los espías de Ryusaki Corp. Supuestamente Kenji, el hermano de los gemelos estaría en Nerima en los próximos días. La razón era desconocida, pero Jiro sabía que era una pista que no podían ignorar. Los gemelos tomaron la rápida decisión de viajar a Tokio y tratar de reunirse con Kenji. La forma en que lo harían era desconocida, pero el primer paso sería encontrarlo, ya después pensarían que hacer.

Pero ahora el problema era otro. Aparentemente el día anterior Tatewaki, el mayor de los Kuno, no había regresado de la escuela. Esto había preocupado un poco al sirviente, pero al no ser un una rara ocurrencia no pasó a ser alarmante si no hasta ésta mañana que habían recibido una llamada del hospital, diciendo que Tatewaki participó en una riña y había sido lastimado gravemente.

Lo raro del asunto fue la forma en que Kodachi, la hermana menor, ignoró el acontecimiento y se encerró en su habitación como si nada malo hubiera ocurrido. Después de que se les hubo pasado el asombro, Meiko y Sasuke fueron al hospital para ver como estaba Tatewaki, Jiro optando por quedarse en la enorme mansión.

Jiro se levantó del sillón para estirarse, marcó un número en su teléfono celular y esperó a que le contestaran.

"…habla Meiko."

"Meiko, soy yo, Jiro. ¿Qué ocurre? Ya te tardaste demasiado, ¿recuerdas que íbamos a salir a buscar información acerca de Kenji? Nadie nos puede asegurar que estará aquí por mucho tiempo, tenemos que actuar rápido."

La voz al otro lado de la línea se escuchaba algo exasperada. "Ya lo se Jiro… pero por si no te has dado cuenta, nuestro primo ha estado en el hospital inconsciente  desde ayer, y las únicas personas que nos preocupamos por él somos el sirviente y yo. Tú y Kodachi a penas si le dieron importancia. ¡En serio! ¡¿Cuándo dejarás de ser así de desinteresado y te preocuparas por la demás gente?!"

Jiro se quedó callado por un segundo. "Bueno, ya, se que tienes razón. De cualquier forma no podemos perder tiempo. Sabes que ésta oportunidad no se nos va a presentar todos los días."

"Está bien. Tatewaki no se encuentra en estado crítico, y Sasuke se puede quedar esperando a que despierte. El doctor dice que simplemente está débil por la perdida de sangre." Ésta vez Meiko se escuchaba más relajada.

Jiro caminó hasta el sofá y se recostó nuevamente. "¿Entonces ya te puedes venir?"

"Si, ¿Por qué no me esperas en el parque que vimos ayer cuando salíamos de la estación del tren? Desde ahí podemos empezar a buscar alguna clase de pista."

"Muy bien. Entonces te veré en media hora. ¡No te tardes Meiko!"

"¡Bah! Estaré ahí mucho antes que tú, tortuga. ¡Así que apresúrate o no te esperaré!"

********************

Ranma estaba sobre la azotea de  la casa Tendo. Para ser especifico, exactamente sobre la habitación de su prometida. Como tantas otras veces se sentía frustrado y algo molesto por tener que ocultarle algo más a Akane, pero después de esa plática con Nabiki se dio cuenta de que era la mejor solución.

"Estúpida marimacho." Ranma se sentó mientras se frotaba la frente en señal de frustración. "¿Por qué no puede ser como todas las demás chicas y aceptar cuando tiene problemas?"

El chico se quedó pensativo por unos segundos y después sonrió. Akane siempre le recordaba a otra persona. Alguien con el mismo carácter testarudo y orgulloso. Akane le recordaba a él mismo.

Oh claro, Ranma era todo un hombre y por lo mismo tenía derecho a ser todo lo terco y testarudo que él quisiera, pero las mujeres deberían de ser sumisas, tiernas y reconocer sus debilidades. O al menos eso fue lo que Genma siempre dijo…

Ranma con un gesto de disgusto golpeó el techo. "¡Como si ese estúpido panda hubiera dicho algo cuerdo en toda su vida!"

La verdad era que Ranma había visto el poder femenino demasiadas veces como para creer que las mujeres son débiles o inferiores al hombre. Cologne era un simple ejemplo de todo lo que las mujeres pueden hacer si se lo proponen. Él mismo, en su forma de chica, nunca se sintió como una débil e inofensiva niña. Obviamente cuando se convierte en mujer pierde un porcentaje de su fuerza bruta, y el alcance con los puños disminuye un poco, pero también tiene otras ventajas, como el aumento tan impresionante de velocidad. Happosai es igual de rápido que Ranma-kun, pero Ranma-chan es mucho más rápida, flexible y…

El chico de la trenza se quedó congelado al escuchar el ruido que hace una ventana al ser abierta. Con certeza supo que Akane, de alguna manera, se había dado cuenta de que alguien estaba en la azotea. Sin perder más tiempo Ranma saltó de su posición y silenciosamente corrió hasta el otro lado del techo dejándose caer hacia el jardín, de ahí caminó rápidamente hasta la esquina de la casa y miró fijamente hacia la ventana de su prometida.

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La chica estaba recostada sobre la cama, y aunque no había dormido nada la noche anterior, el sueño le evadía incesantemente como lo había hecho durante horas.

Su mente era atormentada por el miedo, los sentimientos de culpa y su propia debilidad. Desde hacía algún tiempo la inseguridad inundaba su alma y la incertidumbre y temor se alojaban a diario en su corazón. Los acontecimientos del día anterior eran solo un punto más que se añadía a la larga lista de situaciones peligrosas en las que la chica se había visto arrastrada como una barca en el tempestuoso mar. Sin poder hacer nada más que mirar aterrorizada y esperar lo peor.

Akane abrazó la almohada de la cama fuertemente y la oprimió en contra de su pecho. Las lágrimas eran ignoradas mientras humedecían ligeramente la suave tela que protegía el cojín.

Durante muchos años fue conocida en Nerima como todo un prodigio en las artes marciales y ganó campeonato tras campeonato. Ningún oponente perduró ante los puños de Akane Tendo, heredera de la Escuela de Combate libre. En la preparatoria era deseada por muchos, que trataban de ganar su corazón bajo la premisa errónea que al derrotarla, ella en cambio les daría su amor. Estos fallaron  en todos los intentos.

Su proeza marcial la mantuvo oculta bajo esa falsa niebla de seguridad hasta el día en que conoció a su prometido. Ranma Saotome. El chico de la trenza en esa primera batalla en el Dojo demostró su superioridad en el combate, y sin querer deterioró la autoestima que ella tenía, y aunque al poco tiempo demostró que jamás le haría daño, detrás de él llegaron retos cada vez más grandes. Shampoo, Cologne, Happosai, Taro, Kirin, Toma, Herb, Saffron y por último el extraño agresor del día anterior.

Akane se sentía cansada de siempre tomar el papel de la damisela en peligro. Había sido secuestrada un sinnúmero de veces con el único propósito de atrapar a Ranma, y más de una vez los resultados fueron casi desastrosos para alguno de los dos. Muy dentro de si ella sabía que sus propias debilidades la hacían presa fácil de cualquier oponente que tratara de lastimarla. Suficientes ejemplos había tenido ya.

Por alguna razón sintió que lo peor en esas circunstancias no era que la situaran en peligro de muerte como en tantas otras ocasiones. Lo más terrible y frustrante era tener que esperar a que Ranma la salvara. La desesperación y angustia, aunadas al sentimiento de impotencia y culpa por no poder hacer nada, o haber caído en tal situación eran lo más difícil de llevar sobre los hombros.

 La chica dejó la almohada por un lado y recargó la espalda en la pared abrazando sus  rodillas. Lentamente se limpió las lágrimas con la mano derecha. Los ojos irritados le dolían de tanto llorar.

Era obvio que algún día alguien podría llegar a morir, y a juzgar por los acontecimientos de la última batalla con Saffron y la del día anterior en la escuela, ese alguien sería Ranma.

Akane abrazó más fuerte las rodillas en contra de su tembloroso cuerpo y los sollozos no se hicieron esperar.  El simple hecho de pensar que Ranma llegaría a morir por defenderle le rompía el corazón. El mismo sentimiento de agonía que sintió cuando Ranma fue herido en la batalla de la escuela, regresó una vez más volviéndola miserable. Jamás se perdonaría si eso llegase a ocurrir, la muerte sería un destino más fácil de aceptar.

Continuó llorando por unos minutos sin poderse contener, los sentimientos que quiso ocultar durante tanto tiempo salieron como un torrente de agua sin control alguno. Todo esto era demasiado para ella, de alguna manera tenía que hacer algo antes de que fuera demasiado tarde. Cuando se hubo calmado un poco, la chica se levantó de la cama y caminó hasta el tocador, mirándose fijamente y con un gesto de determinación en el espejo.

El tiempo se había agotado. Durante horas estuvo pensando en alguna solución que podría sacarla de este aprieto, pero había demasiado que perder como para arriesgarse una vez más. Akane tendría que partir.

Oh, es muy cierto que su familia, y muy posiblemente Ranma, la extrañarían, pero esto era algo que ella tenía que hacer. Si se quedaba lo único que conseguiría sería poner en peligro a todos sus seres queridos y esa no era una opción. Detestaba tener que correr, su orgullo como artista marcial estaba muy lastimado, pero después de tantas demostraciones era fácil para ella entender la gravedad del asunto. Si no se marchaba y huía lejos de Nerima, ella o alguien más moriría. Ésta era la última y única opción.

 Las lágrimas empezaron a formar un camino nuevamente por su rostro mientras que mordía ligeramente el labio inferior de su boca. No podía contener el llanto, y por más que trataba de ser fuerte, el pensar en su familia y en Ranma la destrozaba por dentro. Apretando los puños fuertemente a sus costados y cerrando los ojos en un intento vano de cortar el flujo de lágrimas, Akane caminó hasta el pequeño guardarropas y lo abrió.

Adentro encontró lo que buscaba. Una vieja, pero modesta mochila que alguna vez usó en sus escasos viajes de entrenamiento cuando era más pequeña. Todavía sollozando por la angustia que sentía ante lo que tenía que hacer comenzó a llenarla con lo que consideraba indispensable para su partida. La ropa, artículos personales y un poco de dinero serían sus únicos acompañantes en éste viaje.

Después vino lo más difícil. No se podía marchar sin dejar alguna clase de explicación por su partida. Tomando papel y pluma se puso a escribir una nota dirigida a su familia. Tuvo que empezar a escribirla varias veces pues las palabras le fallaban.

Queridos Papá, Nabiki y Kasumi,

Por ciertas razones que no puedo explicar necesito marcharme muy lejos, posiblemente no nos veamos por algunos años, pero es necesario que lo haga. Por favor no me busquen que yo estaré bien. Los quiero mucho, y aunque me duele mucho tener que hacerles esto, ya no me queda otra opción.

Que dios los proteja y que sean muy  felices.

Akane Tendo

Estuvo en silencio por unos minutos pensando en qué escribirle a Ranma, pero no supo como explicarse, todo era demasiado doloroso y optó por no hacerlo. Dejando la nota a su familia sobre el escritorio en un lugar donde sería encontrada fácilmente, tomó la mochila y la aseguró sobre su hombro.

Preferiría salir de noche para evitar el riesgo de ser vista por alguien, pero el tiempo se le había acabado y no podía esperar más. Tendría que saltar por la ventana y después salir a la calle en silencio sin que nadie la viera. Afortunadamente Genma y Soun estaban en el bar ahogando sus penas y Ranma posiblemente en el Dojo practicando.

Mirando el interior de la habitación una vez más y apretando los puños fuertemente en señal de determinación, abrió la ventana.

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Ranma Saotome vio a su prometida saltar por la ventana con una pequeña mochila negra asegurada a la espalda. Obviamente trataba de ser cautelosa por la forma lenta y silenciosa en que lo hacía. Después la chica corrió hasta llegar a una de las paredes que separaban el jardín de la calle, saltó sobre ella y desapareció del otro lado.

El chico de la trenza confundido por el comportamiento tan extraño de Akane la comenzó a seguir sin hacer el más mínimo ruido. Al pasar por varias calles Ranma se empezó a preocupar. ¿A dónde se dirige Akane con esa mochila? ¿Por qué tanto misterio?

Ranma la siguió hasta el parque sin que ella lo viera, al parecer estaba buscando algo. La curiosidad lo estaba poniendo un poco nervioso y tuvo que luchar contra las ganas de terminar la persecución ahí mismo, confrontarla, y simplemente preguntarle a donde se dirigía. Pero el recuerdo de la charla con Nabiki unas horas antes, y el temor de recibir un mazo en la cabeza le ayudo a mantener la calma.

Akane se detuvo por unos segundos, al parecer indecisa en algo, pero después continuó su caminata. El chico de la trenza la siguió con cuidado de no ser descubierto mientras evadía a la demás gente que caminaba por el parque. De repente Ranma notó a otra persona que estaba en dirección opuesta a su prometida, pero que caminaba hacia ella sin que ésta se percatara. El color plateado en el pelo del sujeto hizo que la sangre se le congelara.

Años de entrenamiento tomaron control de su cuerpo automáticamente, al mismo tiempo que su cerebro pensaba en estrategias de ataque y rutas de escape. Con una velocidad impresionante corrió hacia el sujeto con la intención de despedazarlo entre las manos, mientras que sus labios producían una sola palabra.

"¡AKANE"!

Fin del SEGUNDO CAPITULO.

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VERSION 1.00

27 de Septiembre del 2003

Después de dos años aquí está el segundo capítulo de ésta pequeña historia. Quiero pedir disculpas por el largo tiempo que me ha tomado el continuar el Fic, pero la escuela y el trabajo junto con los problemas personales me han mantenido atado.

Tengo otros Fics en progreso al igual que las traducciones en las que he estado trabajando. En unas semanas deberá estar listo el 3er capítulo de Conociéndose más tarde.

Mi página de Internet ha sido reabierta en otra dirección y aunque no está terminada al 100% ya ha sido abierto el acceso al público. Recuerda que los comentarios y críticas nos sirven de mucho a los autores, y de la misma manera son apreciados.

Edward Masters (RBB)

www.animestone.com