La siguiente historia se sitúa dentro de un universo omegaverse que, aunque empieza a construirse, ya ha comenzado a crear barreras entre los distintos géneros que existen en la sociedad.

Los "omegas de crianza" son niños que terminan al cuidado de alfas. De esta manera, son ellos quienes rigen su educación, moldeándolos a sus estándares de lo que ser omega significa, para años más tarde, emparejarse con ellos.

Katsuki es solo un niño huérfano cuando llega a manos de Izuku.

Su alfa.

Una relación marcada más por la convivencia.

Advertencias:

-DekuKatsu

-Gran diferencia de edad.

-No shota.

-Ooc.

-Mención de parejas secundarias.

-Fuerte amistad entre Eijiro y Katsuki. NO RELACION AMOROSA, solo amistad.

-Posible descripción o solo mención de: relación toxica, violencia física, violación, muerte de algún personaje, entre otros.

Lo más importante, no garantizo un final feliz, tampoco uno triste.

Solo un final.


The chain


Listen to the wind blow,

watch the sun rise

(Escucha el viento soplar,

Mira el sol salir)

- Fleetwood mac -


Capítulo 1


Katsuki mira sus uñitas teñirse de morado, su mano pálida forma puño calentándose. Hecha un último vistazo por la ventana mientras termina de orinar, los copos de nieve caen una tras otro, cubriendo con un manto blanco lo que meses atrás fuera verde. Un escalofrió le recorre, tirita y vuelve a pasos rápidos a la esquina de la habitación, ahí donde el resto de niños se ha amontonado buscando calor. Katsuki se acurruca en medio de ellos, entre temblores y vahos tibios.

Esconde las manitos bajo sus axilas, su lengua juega con ese diente que hace unos días ha empezado a moverse. Oye unos quejidos, algunos empujan leve sintiéndose aplastados, a él, ciertamente, no le molesta. Aquello le recuerda las noches cuando sus padres lo abrazaban de cada lado en la cama, debajo de cinco cobijas y mucha ropa. Ahora incluso eso escasea, las prendas que usan son aquellas que los niños más grandes van dejando o algún donativo que hace un alfa luego de llevarse a uno de ellos. Nada es nuevo, todo es de segunda, tercera o cuarta; hay prendas que ya ni parecen ropa, solo un pedazo de tela translucida.

La brisa gélida golpea el cristal, los puñitos se cierran del susto, un llanto bajito suena de algún lado. Katsuki vuelve la vista hacia la ventana, que se encuentra sobre la cubeta en donde hacen sus necesidades por las noches. La nieve continúa cayendo, es el segundo invierno que pasa en ese lugar, el primero fue cuando llegó.

Cuando perdió a sus padres.

El sueño arriba a consecuencia del frio, es ligero, a penas pestañea y ya tiene el sol brillando por la ventana. Todos estiran las extremidades entumecidas ya sea por el frio o lo apretujados que durmieron. El sonido de los carritos que llevan la comida retumba en la habitación, los niños empiezan a ponerse de pie. Los más sumisos, dejan sus hombros expuestos antes de que los betas ingresen.

Solo hay comida para quien se deja aplicar las inyecciones.

Katsuki siempre es el último, siempre pone resistencia y no importa que durante todo un año siempre hayan logrado someterlo, él continúa oponiéndose. Gruñe, muerde, patalea y al final, el pinchazo llega y la comida se le entrega. La devora con ansias, porque mal que bien, la comida ahí es mejor que en casa de sus padres; pero mantiene el ceño fruncido, porque una vez más no logró ganarles.

Cuando los niños más grandes recogen los platos vacíos, llega el guardia, así le llaman los más antiguos. Un alfa de labios resecos y cabello claro como la nieve, su única función es oler sus cuellos todos los días y con ello, decidir quién necesita más inyecciones o quien se va de la habitación.

Los que se van no siempre vuelven.

Los que no vuelven, no siempre se van con un alfa.

O eso cuentan los niños más grandes, quienes temen perder un día su aroma y con ello, aquel lugar que se ha vuelto su hogar.

Para Katsuki, no es un hogar ni es nada, pero el miedo es contagioso ahí dentro.

Su turno de ser olfateado llega casi al final y el alfa decide que será uno de los niños que se va. Lo lleva fuera de la habitación, hacia las duchas que visitan rara vez. Dos mujeres betas le bañan y, contrario a su bravura, a ellas no les ataca. Su padre solía decirle que debía ser cordial con las mujeres, específicamente, con su madre, a quien siempre hacia rabiar. Katsuki ha empezado a obedecer esas palabras luego de que llegara a ese lugar.

Creyendo que, quizás así, pueda verlo algún día otra vez.

El baño termina y la toalla áspera raspa su piel secándole, las betas lo hacen muy rápido. Oye un golpe en la puerta, el alfa las apura en su labor. Le sacan de ahí, solo trae puesto la ropa interior y el cuerpo entero temblando de frio. El alfa jala de su mano, Katsuki no tiene tiempo de enfrentarse, acelera sus piernitas para no caer.

–Este es. –el guardia le hace ingresar con brusquedad en otra habitación. Es distinta a la que tienen ellos. Esa se siente cálida, hay alfombra y un sillón que luce más cómodo que sus camas.

También otro alfa. No es mucho más alto que el guardia, luce joven, con los ojos que le recuerdan el bosque en donde estaba su hogar.

–¡Oh por dios! –exclama el alfa ojos de bosque. –¡Debe estar congelándose!

Toma su abrigo, intenta cubrirlo. Katsuki, por inercia, se lanza a morderle la mano.

–¡NO! –grita el guardia, tirando fuerte de sus cabellos.

–¡Alto! –ahora es una voz femenina la que suena y de pronto, una mano delicada acaricia su mejilla –suéltalo, por favor.

Katsuki la mira. Una mujer castaña con ojos avellana, no es mucho mayor que los niños grandes con los que comparte habitación.

Obedece, porque eso le enseño su padre. Abre los dientes, escupe saliva con rastros de sangre.

–Solo esta asustado –habla la mujer con dulzura y luego, le envuelve en el abrigo que le ofreciera antes el alfa.– Y con frío.

El alfa bufa, Katsuki reconoce su molestia.

–Por él podemos hacerle un buen descuento, es agresivo y no habla. No diría que sordo, parece oír muy bien. –A esa frase le sigue más palabrería que Katsuki no presta atención, pues la mujer de mejillas redondas le distrae invitándole unos caramelos de empaques llamativos.

Es la primera vez que los prueba.

La visita es bastante corta y cuando menos lo espera, ya está de regreso en la habitación con el resto de niños. Ese día no hay almuerzo ni cena para él por hacerles perder un gran negocio, dice el guardia.

Es el único castigo que imparten ahí dentro.

Hace tiempo, uno de los niños que se fue y no volvió, le dijo que ellos son muy valiosos si un alfa los elije. Por eso es que los betas y el mismo guardia, no dañarían nunca su piel con un golpe. Aunque Katsuki a veces preferiría eso a tener su barriguita sonando.

La tarde se hace eterna llevando el hambre a cuestas. Intenta no pensar en ello jugando con su diente, también con los otros niños. Corren por la habitación, saltan sobre las camas que rara vez usan en invierno, pelean arrojándose almohadas rellenas de paja. Aunque no sienta ese lugar como un hogar, sí siente a esos niños como su familia.

Una de la que no le gustaría volver a separarse.

Entre juegos y risas en medio del desamparo que cada uno siente, la noche cae y con ella, también lo hace su segundo diente de leche. Lo observa detenidamente, mientras su lengua acaricia el espacio libre que ha dejado en su encía. El sabor ferroso le inunda el paladar, es tan desagradable como la sangre que le saco al alfa ese día más temprano.

Antes que los betas apaguen las luces, Katsuki toma una de las almohadas duras de paja y esconde debajo su diente. Recuerda que el día que se cayó el primero, su madre le dijo que si hacia eso, a la mañana siguiente en lugar de un diente, tendría una moneda con la que irían a la ciudad a comprar algún dulce.

Nunca supo que sucedió con su diente, pues esa noche llegaron los betas que lo llevaron a ese lugar.

Nunca sabrá que sucedió con su segundo diente tampoco, ya que antes de que el sol se ponga, es embarcado junto al alfa con ojos de bosque.

...


Nota de la autora:

Nueva historia porque quiero, porque puedo y porque aún no encuentro las ganas para darle fin a Consecuencias.

Que puedo decirles sobre esta historia... No tiene mucha trama, pero si drama xD será bastante larga, aunque capítulos cortos y veremos a Katsuki crecer entorno a ellos. Si hay dudas hasta este punto, calma, todo se va a ir explicando poco a poco.

Espero hayan leído las advertencias, no quiero malos ratos luego. Igual puede que surjan más conforme avance, iré avisando y agregándolas ahí mismo.

Si llegaste hasta aquí, gracias por leer y espero continuemos juntos hasta el final.