¡Hola nueva generación de lectores ichihimistas! Digo nueva porque si lees fics de este pairing hace 10 años diría hola de nuevo :')

Como era de suponerse, Tite Kubo nos regaló una confesión poco detallosa de Ichigo hacia Orihime, pero yo le perdono TODO porque finalmente nos dio lo que tanto anhelábamos: Un final Ichihime y a su hijito Kazui *-*

Es por ello que me animé a escribir este último fic conectando todos los momentos IH de los últimos años (desde que Ichigo se confesó en la primera novela ligera de Bleach hasta la actual posible batalla con seres del Infierno, capítulo especial del manga del año pasado)

Prometo no será muy largo. Espero lo disfruten! 😊

"Todos los personajes y escenas del inicio son de propiedad de Tite Kubo-sama.

...

Daban las 22:30 horas, la noche cayó demasiado rápido; si bien el clima era fresco, poco a poco ligeras corrientes de aire lograban el roce de las hojas de los árboles generando un relajante sonido que complementaba la atmosfera de paz que después de tantos años se sentía en la Sociedad de Almas.

A pocos metros del santuario del Clan Kuchiki, donde hace algunas horas se había celebrado la unión en matrimonio del teniente de la Sexta división y la candidata a la capitanía de la décima, se situaba el Daruma Bar, una cantina de clase media donde ahora se llevaba a cabo el banquete correspondiente para todos los invitados de la ceremonia. Se encontraban bebiendo y brindando por la feliz pareja, siendo Matsumoto la que más apoyaba la moción llenando las jarras de sake ni bien estas se terminaban. Ikaku, Yumichika e Hisagi eran los más ebrios del grupo, mientras el capitán de la onceava, muy por el contrario, era el único que aún no terminaba su primer vaso de cerveza mirando a todos con cara de desaprobación.

- ¡Orihime-channn! – balbuceó la voluptuosa mujer de rubia cabellera con una botella de sake en mano acercándose a su inocente amiga con la intención de servirle más alcohol.

- Creo que ya es suficiente – se interpuso un apuesto joven de cabellos naranjas haciéndole una señal con la mano a esta mala influencia.

- Ichigo-kun, permite que se divierta un poco más – le regañó la sensual teniente mostrando ojitos de borrego.

- E-Está bien Rangiku-san – sonrió la ojigris resbalándole una gotita de sudor por la frente – De todas maneras ya he tomado suficiente y en breves debemos volver.

Ishida necesitaba regresar pronto, al estudiar la carrera de medicina no solía contar con mucho tiempo libre para divertirse y debía regresar para seguir preparándose para sus próximos exámenes en la materia. Lejos de mofarse de su amigo, el resto del grupo propuso acompañarlo para retirarse todos juntos. Rukia les agradeció a cada uno tomarse la molestia de asistir a su boda, la cual por cierto no había escatimado en lujos ni detalles, siendo la más hermosa a la que hayan asistido los jóvenes universitarios.

De nuevo, este no era un adiós sino un hasta luego, y los cinco se retiraron incluyendo al shinigami de tatuajes quien los acompañaría hasta el Senkaimon.

Gracias a las refrescantes brisas que se formaban al aire libre, la calentura del sake logró disminuir mas no desaparecer. Ninguno de los cuatro había tomado de más, pero sí les había liberado bastante tensión de sus rutinas diarias. Siendo Uryuu el más estresado por sus estudios y Chad por constantes prácticas de boxeo y plan de alimentación de su entrenador.

Orihime por su parte estaba en su mejor momento, disfrutando de su trabajo en la pastelería Anni-Bakery, pues ya no contaba con el sustento económico de su tía lejana y ahora debía arreglárselas para el pago de la renta, alimentación, vestimenta, entre otros.

Por su parte, Ichigo había dejado su zanpaktou de lado para estudiar traducción en un instituto no muy costoso el cual pagaba con sus diversos trabajos de medio tiempo. Ahora que la Guerra de los Mil Años había terminado, por fin podía disfrutar su vida semi-normal, ya que las pocas veces que un Hollow aparecía en la ciudad de Karakura este no podía perder la oportunidad de ser héroe y recordar buenos tiempos.

Los cinco amigos iban caminando de la siguiente manera en dirección al portal: Chad, Orihime y Uryuu iban un poco más adelante que Ichigo y Renji. Aproximadamente cinco metros de distancia los separaba; sin embargo, esta división de grupo estuvo planeada por el mismo Renji desde un inicio, el cual aprovechó que nadie los escuchaba para decirle unas palabras a Ichigo.

- ¿No crees que deberías aclarar las cosas pronto, también? – dijo Renji.

- ¿Eh? ¿De qué estas hablando? – preguntó el pelinaranja inclinando la cabeza con curiosidad.

- No te hagas el tonto – Dijo muy seriamente – Estoy hablando de Inoue.

- ¡¿QUÉ?!.. P-P-Pero a qué te refieres, Renji?- Exclamó nervioso con ambas mejillas ruborizadas, típico de su forma de ser. Aunque sabía que no estaba lo suficientemente cerca para oírlo, este reflexionó buscando con la vista la reacción de Orihime, quien no se había percatado por supuesto. Ella parecía estar divirtiéndose, hablando de algo entretenido con sus dos amigos quienes caminaban uno a cada lado suyo.

- Estás enamorado de ella, ¿no es así? – Sentenció el pelirojo muy seguro de su razonamiento – Se te nota en la cara. Yo siempre pensé que te atraía Rukia, lo cual me molestaba mucho, pero con el tiempo me di cuenta que la persona que de verdad te gustaba siempre fue Inoue - dijo Renji sonriendo de lado sintiéndose ganador con esta suposición.

Ichigo en vez de sorprenderse y burlarse de las palabras que acababa de decir su amigo bajó la mirada y se puso a pensar en su situación. Ciertamente hasta hace tres años no se le había pasado por la mente alguna sensación amorosa por nadie. Su mente la ocupaba por completo las peleas, el entrenamiento y lograr ser más fuerte para proteger a sus seres queridos. No obstante, ahora que vivían en una era de paz donde no había siquiera pisca de una probable amenaza, toda esa atención ¿hacia dónde podría ir?

A sus 20 años de edad, el ex shinigami sustituto a simple vista parecía ser el mismo de siempre. Sin embargo, recientemente comenzaba a descubrir sus propios sentimientos, liberándolos del baúl reprimido de su corazón. Inoue Orihime siempre le había recordado un poco a su madre, pero lo que le llamaba la atención de ella era su particular forma de ser y su trato hacia él. Claramente no pasaba por desapercibido su cuerpo de idol desde la adolescencia; sin embargo, esto jamás le fue un plus, pues era un muchacho que pensaba con la cabeza de arriba.

- No guardes a una muchacha tan agradable haciéndola esperar mucho tiempo, se te podría aburrir – advirtió su amigo de cabellera rojiza haciendo una ademán de cuidado.

- Entiendo eso, tengo más que claro que Inoue se merece toda la atención del mundo. Es solo que.. N-No soy muy bueno con estas cosas – Admitió el ex shinigami sustituto pasándose el brazo derecho por detrás de la nuca - Pero de todas formas eres la persona menos indicada para darme un consejo amoroso, Renji. A ti te tomó décadas declararte a Rukia, cosa que a mi solo me habría bastado unos años – le respondió haciendo que ambos exploten de la risa. Pues obviamente se refería a que no iba a esperar décadas para confesar sus sentimientos a la princesa fullbringer.

Pero si no se daba prisa y su amiga de la infancia se llegaba a aburrir, ¿realmente no le importaría que otro hombre ocupe su lugar? Las palabras de Renji iban aflorando su lado más sensible que junto con los litros de sake que había ingerido hace pocas horas lograban aclarar todas sus dudas.

Sin darse las de galán, confiaba en sí mismo como potencial pareja, pero claramente abundaban diversas interrogantes sobre cómo serlo. Vamos que es un muchacho bien impulsivo con sus decisiones. Que hasta ahora le habían funcionado, sí, pero el plano amoroso era un tema aparte.

Mera suerte la suya de poseer tal genética envidiable: 1.78 de altura, cabellos sedosos de color peculiar, espalda ancha y extremidades bien construidas, torso fornido, un rostro sencillamente perfecto, ojos color café, perfil griego y una sonrisa que derretiría a cualquiera. Definitivamente no era consciente de lo que provocaba en las mujeres, basta recordar el episodio con Riruka quien con tan solo verlo explotó al sonrojarse haciéndole saber lo guapo que él era.

No, él no era del tipo que prestara atención a esa clase de cosas, menos le importaba saberlo. Hasta ahora.

Renji sabía que estaba en deuda con Ichigo, ya que gracias a él y todas las aventuras que pasaron junto a su grupo de amigos, logró armarse de valor para decirle sus sentimientos a Rukia y ahora finalmente estaban casados. Por lo que se sintió en la obligación de devolverle el favor, tomando velocidad y adelantándose a Ichigo para tomar del brazo a Orihime e intercambiar de posiciones. Chad y Uryuu lo quedaron mirando de forma dubitativa a lo que él simplemente les guiñó el ojo, dándoles a entender que Ichigo le tenía que decir algo, a lo que los tres apuraron el paso dejando al par naranja un poco más atrás.

- No te preocupes Inoue, es solo que quiero hablar con Chad y Uryuu antes de que se vayan, son cosas de hombres – exclamó de lejos antes de girar su cabeza por completo.

- Ehmm.. bueno, no hay problema –sonrió un poco confusa por la situación – Kurosaki-kun, ¿tú no te integrarás a esa conversación? – Preguntó de lo más tranquila posando su mirada en su apuesto ex compañero de clases.

- Hmm.. Noo.. Es que yo..- Ichigo alargaba sus palabras sin saber claramente qué decir mientras observaba a sus amigos avanzar sin remordimiento dejándolo a su suerte. A lo cual vio cómo Renji le levantó un pulgar en señal de éxito confiando que finalmente lo iba a lograr. – Parece que yo no tengo que ir allí.

- Oh bueno – La muchacha lo miró de manera interrogativa, pensando que hablarían solo de la boda antes de llegar al mundo humano.

Ambos caminaban en silencio, mientras dentro de la cabeza de Ichigo, este se maldecía – ¡AARRGG! ¡¿Por qué no soy bueno en estas cosas?! No sé qué decirle, ella siempre ha estado a mi lado, pero esta es la primera vez que me da tanta vergüenza mirarla a los ojos ¿Cómo se lo digo? – La mente de Ichigo era un festival de interrogantes que de no ser poque Orihime se encontraba distraída mirando de frente, no se percató de las divertidas muecas que se formaban en el rostro de su fiel amigo.

- Kuchiki-san se veía tan bonita – exclamó ella como para romper el hielo – El velo le quedaba muy bien, me siento tan feliz que lo ocupara en su traje de novia. ¡La quiero tanto! – dijo sonriendo de oreja a oreja con un destello en sus ojos mientras algunas lágrimas de felicidad amenazan con aparecer– Ojalá pronto nos volvamos a ver – Y cuando volteó a verlo se encontró a un Ichigo con una expresión muy graciosa debido a lo nervioso que este se encontraba- ¿Qué pasa Kurosaki -kun? – Preguntó esta vez prestándole suma atención a su semblante.

- No, tranquila. N-No es nada – Respondió este de inmediato sacudiendo su cabeza de lado.

Mientras estaban teniendo una charla tonta, el portal al mundo humano ya se lograba ver a unos metros, tanto es así que los tres que iban adelante ya se encontraban esperando en las puertas a sus compañeros. Renji se encontraba con cara de preocupación pues no sabía si Ichigo alcanzaría a declarar sus sentimientos en el corto tiempo que les quedaba. Este sabía que el tiempo se le terminaba y si no era ahora no iba a ser nunca. Es por ello que detuvo su andar y se quedó mirando los grandes ojos grises de su acompañante. Ella hizo lo mismo y le sonrió tímidamente preguntándole una vez más qué le estaba ocurriendo.

En un segundo, como si el tiempo se detuviera, el protagonista de nuestra historia empezó a recordar todos los buenos momentos que pasó junto a su compañera de batallas. Desde que la conoció de niños hasta la última batalla contra Ywatch. Ella siempre estuvo a su lado, hasta en los peores momentos, lo acompañó en todas sus etapas. Reconoció que siempre estuvieron el uno para el otro, como si se necesitaran para sobrellevar cada obstáculo en el camino. Luego de este emotivo recuerdo, el muchacho de cabellos anaranjados se atrevió a decir por fin.

- Oye Inoue..

- ¿Qué pasa Kurosaki-kun? -preguntó esta vez un poco ruborizada por la forma tan repentina que la llamó.

- Hay algo de lo que me gustaría hablar contigo, quizás debamos hablarlo más tranquilos en otro lugar, pero de todas formas quiero que sepas que yo…-comenzó a sudar frío sintiendo como su corazón aceleraba su ritmo a tal punto que sentía que se le saldría del pecho. Con mucha determinación y esbozando una cara de seriedad culminó -bueno, que yo siempre te he amad..-

- ¡Yooo Orihimeee!- gritó una reconocida voz a lo lejos, dejando a un par de jóvenes con el corazón en la mano.

La pequeña shinigami de cabellera negra hasta los hombros caminaba hacia ellos con cierta dificultad pero lo suficientemente rápido como para no hacerlos esperar. Un petrificado Ichigo y un sonrojada como tomate Orihime giraron a verla. Nada consiente de lo que acababa de interrumpir, le entregó a su amiga una rebana de pastel envuelta en un papel especial.

- Pensé que no te alcanzaría – dijo Rukia recuperando el aliento – Entrégale esto a Haiden de mi parte – le sonrió haciendo entrever su nivel de ebriedad que seguramente mañana acabaría en una terrible resaca.

- ¿Haiden? ¿Quién es..? - balbuceó casi sin pensar con el ceño levemente fruncido.

- Nadie que sea de tu incumbencia, Ichigo – se adelantó a decir la pelinegra.

- Kurosaki-kun.. – susurró Orihime.

**Flash Back**

Semanas atrás, Rukia en compañía de su ahora esposo, fueron a visitar a sus amigos a la ciudad de Karakura con la finalidad de invitarlos formalmente a su boda. Fue entonces que se encontró con Orihime muy cerca al río de la ciudad, los tres tomaron asiento en una de las bancas y charlaron muy amenamente de todo lo ocurrido en sus vidas los últimos 3 años.

Días después, ambas ahora mejores amigas, quedaron en volver a verse. Rukia iba camino a la casa de Orihime, la cual ahora se encontraba en otro lado de la ciudad. A pocos metros de llegar, vio cómo la puerta se abrió y salió un muchacho de cabello azabache. Casi le da un infarto al confundirlo con el mismísimo Ulquiorra Ciffer, y detrás de este salía su dulce amiga despidiéndolo, agitando la mano derecha.

- ¡Oh! ¡Kuchiki San! – exclamó al reconocerla – No esperaba que llegaras tan temprano.

- Sí, terminé mi papeleo en el Seireitei antes de lo previsto y decidí venir de inmediato – contestó esbozando una sincera sonrisa en su rostro – Y… ¿Quién era él? – preguntó sin pensarlo señalando la dirección por donde se fue el apuesto muchacho.

- Es mi compañero de piso, Haiden – respondió sin darle mucha importancia.

- ¿¡Eh?! ¡¿Viven juntos!? – cuestionó con mucho asombro la pequeña shinigami llevándose ambas manos a la cabeza – ¿Están saliendo? – ya más calmada le preguntó muy curiosa.

- ¡No! – negó con ambos brazos muy ruborizada por la cuasi afirmación de su amiga – Solo somos compañeros de piso, la renta ha subido mucho los últimos años y necesitaba compartir gastos.. Mi primera opción fue Tatsuki-chan pero ella ya no vive en la ciudad y no quise incomodar a Ishida-kun y Sado-kun, ellos ya tienen demasiado con sus deberes. Ni mencionar a Kurosaki-kun – finalizó apenada con un ligero sonrojo en las mejillas.

- Ya veo, y no se lo has contado a nadie – asumió pensativa.

- Aún no. Me mudé hace pocas semanas y no se ha dado el momento para contárselo a alguien de nuestro entorno cercano – explicó con la cabeza gacha.

Si bien no tenía nada de malo convivir con una persona del sexo opuesto, Orihime guardaba este secreto pues a diferencia de Ichigo y Rukia, quienes en algún momento vivieron juntos, inclusive hasta en la misma habitación, ella sabía cómo podían reaccionar sus amigos cercanos y lo que menos quería era preocuparlos. Ya era demasiado arriesgar sus vidas para rescatarla de Hueco Mundo, ahora ella quería mantener las cosas en privado al menos un tiempo más.

Aquel día, ambas se dedicaron a divertirse, vieron una película, charlaron horas de horas de un sinnúmero de chismes de la Sociedad de Almas y el mundo humano, hasta que llegó la noche y Haiden regresó de su trabajo.

Traía en manos una gran bolsa de víveres y una caja con un gran pastel. Luego de saludar a ambas señoritas se fue en dirección a la cocina y trajo una botella de jugo de raíz dulce.

- Inoue me comentó que hoy vendría una vieja amiga, un placer conocerte – le sonrió el apuesto joven de ojos verdes. Tenía la piel blanca como la nieve y una voz sumamente melodiosa – Traje algunos bocadillos. Espero lo disfruten.

- G-Gracias – dijo muy apenada la joven Kuchiki. Sin siquiera conocerla, su trato era sumamente cordial y dulce.

- Por cierto, Inoue, ya me hize cargo de los pagos del agua y la luz de este mes. Y me tomé el atrevimiento de arreglar el fregadero de la cocina. Está como nuevo – aseguró Haiden volteando a verla con una agradable sonrisa.

- No era necesario Haiden-kun, esos pagos acordamos hacerlos a la mitad – dijo Orihime – No te tomes tantas molestias, por favor – pidió un poco avergonzada.

- Tranquila, no fue nada.

Una silenciosa pero muy atenta shinigami se percató de la atención que este sujeto le brindaba a su inocente amiga, quien seguramente no tenía idea y correspondía muy amablemente su trato.

- Tal vez esto sea lo mejor – pensó Rukia – No puede esperar a Ichigo toda la vida.-

**Fin del Flashback**

Luego de ese pequeño incidente, un decepcionado Renji despidió al cuarteto de humanos frente al Senkaimon, acto seguido le dio una mirada fulminante a su ahora esposa, quien necesitaba de su ayuda para estar de pie, presagio de la terrible borrachera que se le avecinaba.

Ya en el mundo de los vivos Chad y Uryu se despidieron de la pareja naranja pues tenían entendido, por Renji, que ambos tenían una conversación pendiente. Ichigo le propuso a Orihime acompañarla a su casa, pensando que sería mejor conversarlo en la intimidad de su hogar; sin embargo, ella objetó que no se preocupara pues ya era muy tarde y no quería causarle problemas al salvador de la sociedad de almas.

- Inoue, muy aparte de querer conversar de…ya sabes- pasó su brazo por detrás de su cabeza- necesito saber que llegarás sana y salva a tu casa.

- Kurisaki-kun.. - dijo pensativa pues imaginaba el peor escenario al llegar a su puerta y que Haiden abriera la puerta.

- Ya es casi media noche, no puedo permitir que andes sola a estas horas. - dijo casi imperativo - Sonará muy loco decirlo así pero…- Tragó saliva - tú sabes que mi casa está solo a unas cuadras de aquí y..-

- ¡Esta bien! -Dijo casi sin dudarlo, tal vez estaban hablando las 7 copas de sake que ingirió.

Un cuasi ruborizado Ichigo asintió y la tomó de la mano, pues presentía que la combinación de alcohol y zapatos con tacón no fueron una buena idea por parte de la ojigris.

En menos de 15 minutos llegaron. La casa del ex shinigami sustituto tenía todas las luces apagadas, ambos jóvenes entraron a hurtadillas como si de ninjas se tratase, procurando hacer el menor ruido posible. Cuando llegaron al pie de las escaleras, una luz se prendió de pronto, dejando ver a un asombrado Isshin al otro lado de la habitación con una taza de café en mano.

- E-esto no es lo que parece - dijo rápidamente Ichigo a su progenitor.

- Kurosaki-san disculpe el atrevimiento por favor - dijo avergonzada la ojigris. Agachando la cabeza.

- ¡Hijo mío! -exclamo al borde del sollozo- ¡Sabía que no eras gay!

- Viejo idiota- rodó los ojos.

- Orihime chan tranquila siéntete como en tu casa, nos honra tu presencia como siempre. -cambió rápidamente de humor el jefe de familia- Gustosamente pueden dormir en la alcoba del inútil de mi hijo.-

- ¡Cierra la boca! No la traje para eso - dijo molesto el pelinaranja. - Discúlpalo Inoue, tú puedes dormir en mi habitación, yo dormiré en el sillón. Podemos terminar de hablar del tema mañana, ahora deberías descansar- le propuso con una tímida sonrisa nada característico de él.

- S-Sí..- accedió la joven impresionada por su trato y subió las escaleras - ¡Hasta mañana, Kurosaki-kun!

Ya más tranquilo Ichigo se sentó en el sofá y se volvió a preguntar quién demonios era Haiden. Descansando su barbilla en sus manos, mirando la nada, trataba de buscar respuestas lógicas. ¿Un primo? ¿Un compañero del trabajo? ¿Su jefe? Intentaba descifrar el misterio hasta que calló en un profundo sueño.

- ¡Oni Chan, se te hizo tarde para tu trabajo!- escuchó la voz de Yuzu moviéndole el brazo.

- ¿Eh? ¿Qué hora es? – preguntó somnoliento luego de dar un bostezo.

- Ya son las 8:30 - dijo preocupada la pequeña castaña.

- ¡Maldición!- balbuceó al ponerse de pie en segundos- ¿Inoue? ¿Dónde está Inoue?

- Salió hace unos momentos, dijo que se le hacía tarde para el trabajo también. Esa pastelería abre a las 8 de la mañana, por lo que tenía razón, no pudo ni desayunar lo que le preparé- le contó apenada.

- Ya veo- pensó rápidamente - ¿puedes prepararlo para llevar? Se lo dejaré camino al trabajo.

- ¿E-En serio? - cuestionó muy curiosa abriendo los ojos como platos.

Sin prestarle importancia a lo que acababa de decir, Ichigo se vistió, recogió las cosas y salió a paso apresurado.

- Nunca lo había visto así- susurró Yuzu viéndolo marcharse.

- Sí, nunca lo había visto enamorado - complementó Karin, llegando con una taza de té viendo la misma escena.

El apuesto joven de ojos caramelo logró su cometido, llegó a la pastelería y le entregó una pequeña bolsa de papel a la ojigris, la cual contenía un sándwich de pavo, una manzana verde y un café frío. Orihime lo recibió gustosa. A pesar de que trabaja en un establecimiento donde le regalaban pan y tostadas todo el tiempo, el detalle que tuvo Ichigo con la princesa fullbringer fue sumamente atento, que hasta el jefe de la joven lo notó. Sin tiempo de poder hablar, le prometió que saliendo del trabajo la vendría a recoger y podrían terminar de hablar.

Media hora tarde, Ichigo llegó a su trabajo. Su trabajo de medio tiempo era como trainer. Consistía en supervisar las rutinas a las personas que iban al gimnasio, explicarles el uso de las máquinas, entre otros. Era buen dinero solo por ayudar a los asistentes, lo único que no le agradaba era la insistencia innecesaria con la que muchas mujeres lo solicitaban, pues en su inocencia este desconocía el motivo. Nunca le había interesado cuidar su apariencia física, por ende mucho menos ser el centro de atención para el sexo femenino.

A media mañana, perdido en sus propios pensamientos como de costumbre, Ichigo le explicaba una rutina a un señor de 50 años, quien poco a poco iba mejorando resultados, cuando de pronto escuchó un nombre que le llamó la atención.

- ¡Hola Haiden, a los años! ¿Ahora entrenas aquí? - dijo un joven de cabello rubio de alta estatura.

- Hace unas semanas para ser exactos. Me mudé hace poco, por eso el cambio - explicó el joven de cabello negro como la noche

Estaba de espaldas y en cuanto giró la cabeza vio su rostro. Mero parecido con el Cuarto Espada. Ichigo por poco y se abalanza contra él. Sin estar seguro de lo que haría, trato la manera de mantenerse cerca del par de amigos para conocer un poco más y comprobar su sospecha.

- Es guapísima.

- ¿Tú? ¿Para decir eso? Debe ser una diosa – dijo extrañado su amigo.

- La estoy conociendo aún – dijo sereno con una ligera sonrisa en el rostro.

- Aún – repitió el rubio en tono burlón– Parece que esto pinta bien.

- No voy a hacer nada apresurado, me conoces. – aclaró el ojiverde colocando su toalla alrededor de su cuello.

- ¿Cómo dijiste que se llamaba? - preguntó su compañero tomando una pesa.

- Inoue Orihime.

Los oídos de Ichigo ardieron. Había encontrado al susodicho.

¿Qué era este fuerte punzón en su pecho?

¿Competencia?

Sí, y esta vez no estaba permitido usar la zanpaktou.

...

Y bueno ¿qué les pareció? yo creo que por algo Ichigo fue interrumpido justo cuando se confesaba, AL FIN, a Orihime. Tenía que haber una historia detrás, algo que no se le haga tan sencillo, como todo en su vida. jajajaj!

Espero les guste, dejen un review, y prometo vernos pronto! ;)