Kioto, capital de la prefectura de mismo nombre, ubicada en la región de Kasai, Japón. Cuenta con una población aproximada de 1.5 millones de personas según estadísticas oficiales de la Organización de las Naciones Unidas en el año 200X.

Kioto es famosa por sus numerosos templos budistas clásicos, por sus jardines, palacios imperiales, santuarios Shinto, y casas de madera tradicionales. También es conocida por tradiciones formales, como las comidas kaiseki: que constan de varios platos de preparaciones distintivas, y las geishas: artistas femeninas que se encuentran comúnmente en el distrito Gion, lo que lo hace un excelente lugar para realizar turismo, no sólo para los extranjeros de otros países, sino para los mismos japoneses.

Sitios administrativos como escuelas primarias, secundarias, preparatorias y hasta universidades, eligen sitios como este para un viaje escolar.

Si bien, Kioto no es un lugar de otro mundo, al igual que otras ciudades japonesas, tiene su propio encanto. No evita que mucha gente se sienta atraída por ir allá y pasarla bien. Sin embargo, en este día, en un determinado lugar de la ciudad, alguien está teniendo problemas:

Un niño de aproximadamente 10 años está siendo acusado de algo que no hizo, y el asunto es lo suficientemente grave para que la policía tome cartas en el asunto.

Aquel niño de 10 años es… interesante, del buen sentido y al mismo tiempo del malo: su cabello es corto y rubio, tiene ojos azules, viste de una chamarra roja, una camiseta negra, un pantalón beige, zapatos rojos, y como cereza sobre el pastel, tiene un arete plateado en forma de anillo en su oreja izquierda. Aparte, tiene una cámara de fotos de última generación colgada en su cuello. Al referirse del buen sentido, se hace alusión a que es distinto al japonés promedio, que es especial, que tiene un estilo de vida radical que lo hace destacar por encima de otros niños. Por otro lado, al referirse del mal sentido, es porque esas mismas características lo hacen ver como un rebelde, un niño problemas, un vándalo.

No hay que negar que ver que alguien que tiene cabello rubio y un arete de la impresión de que es un delincuente, y si hablamos de Japón, que es un país bastante recto con sus normas de vestimenta, esa impresión se intensifica… pero en el caso de este niño no es así. El niño parece tener una actitud un poco ofensiva, extrovertida y hasta un poquito rebelde, pero es un buen chico, uno inteligente para su corta edad, de hecho, es alguien admirable... no obstante, este tampoco es el caso.

Él niño está siendo acusado de algo que no hizo, y no tiene mucho a su favor. Los policías no están convencidos de su inocencia porque se llevaron aquella primera impresión de verlo como un delincuente. Sin tener algo o alguien que demuestre su inocencia, el niño se alarma, se pone nervioso, lo que lo deja inseguro de qué hacer, y si seguía así, sólo demostraría su "aparente culpabilidad". Pero… al último momento, alguien se une a la disputa:

—¡Él es inocente! ¡Yo vi lo que pasó!—Una voz preocupada y nerviosa pero con valor se manifiesta, tratando de librar la tensión del momento y para defender a aquel niño.

Esas palabras llaman la atención de todos, en especial la del niño rubio. Aquella voz la escuchó casi detrás de él, por lo que se da la vuelta para mirar a su defensor o defensora. Cuando lo hace, abre sus ojos de la sorpresa, porque lo primero que ve de esa persona es su cabello…

Febrero 26, Jueves. Año 201X

—Oye, Fuutarou. La Tierra a Fuutarou. ¿Oye, me estás escuchando? Vamos, que es tu turno—Un joven de apariencia interesante llama a su compañero que está al frente suyo.

El primero es un joven de 15 años, es algo pequeño, de ojos morados y tiene una cabellera interesante: su cabello es deslumbrante, de tres capas, la primera tiene forma de M y junto a las demás son de tres colores distintos: negro, amarillo y rojo oscuro. Ningún otro estudiante tiene un cabello así de llamativo. Aparte, tiene un collar de una pirámide con un ojo, posicionada de cabeza y amarrada con una cuerda a su cuello. El otro chico también es diferente al resto: un joven de cabello azul fuerte y corto, ojos azules oscuros, además de una cara fina y carismática. No lleva puesta la chamarra del uniforme, está en camisa. Además, tiene la misma edad que su compañero.

—Hum… ah, sí. Perdón—Responde aquel chico de cabello azul, un poco distraído.

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Ciudad Dómino: la cuna de la tecnología, apodada con ese nombre porque los mayores avances tecnológicos de Japón vienen de allí. Está a la par con Tokio en lo que se refiere a la creación y aplicación de tecnología de última generación en la vida cotidiana, sin embargo, en términos de popularidad, Tokio está en primer lugar, ya que es la capital del país.

Aun cuando Dómino no posee esa ventaja, tiene cosas que la ayudan a sobresalir: entre ellas está que cuenta con múltiples compañías millonarias. La mayoría se dedican a la tecnología, y las restantes a otras industrias igual de importantes, por ejemplo, el comercio por vía aérea y marina, lo segundo gracias a que la ciudad está conectada al océano.

Gracias a todo el sector industrial, Dómino actualmente es la ciudad con la mejor estabilidad económica de todo Japón, tanto así que los precios son más bajos comparado a otras ciudades. Por ejemplo, para alquilar una habitación de un departamento en Tokio, se requiere de entre 50,000 a 90,000 yenes al mes. En Dómino en cambio se requiere entre 40,000 a 70,000 yenes.

Gracias a los precios que hay en Dómino, mucha gente se ha impulsado a emprender y crear sus propios negocios, y dependiendo de sus resultados, hacen que Dómino sea mejor financiada, dándole mejor economía y repitiendo el ciclo económico.

Tras cursar la primaria y la secundaria, los jóvenes de 15 años ingresan a la preparatoria que, de acuerdo al plan de estudios, tiene una duración de tres años. Completar la preparatoria permite ingresar al nivel universitario.

La preparatoria Dómino, si bien, no es la única preparatoria en la ciudad, es la más popular. Allí, más de 1500 adolescentes de entre 15 a 18 años asisten para recibir sus clases, vistiendo uniformes estilo gakuran color azul oscuro para los chicos y color rosa para las chicas. Entre esos estudiantes, estos dos jóvenes y otros tres compañeros más pasan el rato en la hora del almuerzo, jugando un juego de mesa en su clase.

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—¿Estas bien? Te veo extraño. ¿Quieres que te lleve a la enfermería?—Le pregunta aquel chico de cabello deslumbrante a su compañero de cabello azul.

—No, estoy bien. Sólo estaba pensando en algo. Pero gracias por la preocupación, Yugi.

—Claro—Asiente—¿Entonces vas a jugar?

—Sí. Sólo dame un segundo… o tal vez dos, hasta saber qué debo hacer—Dice, mirando confundido 5 cartas que tiene en sus manos.

—Vaya, ¿Quién lo diría? Uesugi Fuutarou, el mejor estudiante de primer año, no puede jugar un juego de cartas—Sujetando su cuello con su brazo, un chico de 16 años de cabello rubio semi-largo se burla de él con una voz simpática.

—Para tu información, Joey, un juego de mesa y los exámenes de grado son dos cosas muy distintas. Es tonto compararlas... ¡Quítate!—Usa una mano para apartarlo con un empujón—Además es mi primera vez jugando Duelo de Monstruos.

—Pero para alguien tan aplicado como tú, ya debiste encontrar la forma de jugar, ¿No es así?—También cerca, comenta un chico de cabello marrón y peinado fijo, también cerca.

—No en realidad, Tristán. No estoy muy acostumbrado a jugar. Si me sé lo básico de este juego es porque Tea me lo dijo—Nombra a su compañera, una que también está a lado de ellos. Esta chica tiene cabello semi-largo color marrón bastante voluminoso—Gracias, por cierto.

—No hay problema—La chica es modesta con ese joven.

—Muy bien. Creo que ya sé lo que tengo que hacer—Fuutarou asiente para sí. Toma una carta de su mano y la coloca sobre la mesa—¡Invoco a este monstruo!

Kagemusha de la Llama Azul

Atributo: Tierra

Nivel: 2

Tipo: Guerrero / Normal

Ataque: 800

Defensa: 400

Posición: Ataque

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Resumiendo: Duelo de Monstruos es un juego de cartas en el que dos jugadores se enfrentan entre sí con una gran variedad de cartas de monstruos, mágicas y de trampa. Los jugadores roban cartas de sus respectivas barajas (también conocidos como Decks) y toman turnos en los que se juegan las cartas en la mesa (conocida como Campo). Cada jugador comienza con un número determinado de LP (Life Points, traducido al español: Puntos de Vida).

Se produce un duelo por turnos para combatir. Los jugadores pueden invocar monstruos, ya sea en Posición de Ataque (colocando la carta en posición vertical) para atacar a su oponente, o invocarlos en Posición de Defensa (colocando la carta en posición horizontal, comúnmente también se la coloca boca abajo) para protegerse de un ataque. Cada monstruo en Posición de Ataque puede atacar una vez por turno. Si un monstruo en posición de ataque tras atacar y destruir con éxito un monstruo del adversario con menor ataque, el jugador del monstruo destruido recibe daño a sus Puntos de Vida igual a la diferencia de los puntos de ataque de ambos monstruos durante el combate. Si el monstruo atacado está en Posición de Defensa, se compara el ataque del monstruo en ataque y la defensa del monstruo en defensa. Si el ataque es superior a la defensa, lo destruye pero no infringe daño al adversario, caso contrario, el jugador atacante recibirá daño igual a la diferencia entre los puntos de ataque de su monstruo y los puntos de defensa del monstruo rival, además de que ningún monstruo será destruido. Los jugadores también contarán con cartas mágicas y cartas de trampa cuyos efectos ayudarán de miles de formas para que sus duelos estén a su favor, ya sea modificando el Campo, fortaleciendo a sus monstruos, debilitando a los monstruos del rival, y entre otros efectos que harán que un jugador se lleve la victoria.

La partida termina si los Puntos de Vida de un jugador se reducen a 0, se rinde o por el "efecto especial" de una o más cartas.

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—¿Qué te parece? Gran movimiento para mi primera vez jugando, ¿No, Yugi?—Pregunta, seguro de sí.

—Sí, es un gran movimiento, Fuutarou… pero no lo suficiente—De su mano, Yugi también coloca una carta de un monstruo:

Dragón de Fuego de la Tierra Negra

Atributo: Oscuridad

Nivel: 4

Tipo: Dragón / Normal

Ataque: 1500

Defensa: 800

Posición: Ataque

El monstruo de Yugi al tener más ataque que el monstruo de Fuutarou, vence, por lo que Yugi gana.

—¿Qué? ¿Tan pronto perdí? Ni siquiera tuve tiempo para entender por completo cómo se juega—Se frustra con una cara pesada—Muchas gracias Yugi, una carta tan poderosa me elimina.

—Mejor suerte para la próxima—Le responde.

—Ahora que lo pienso, no entiendo cómo lograron convencerme para que juegue con ustedes. Debería estar estudiando para los próximos exámenes de grado.

—¿Estudiar? Pero no hace mucho acabamos de darlos, y los siguientes son dentro de un mes y medio. Sabes, deberías dejar de ser tan responsable y divertirte de vez en cuando.

—Joey… tú eres la última persona de la que quiero escucha eso. Apenas pasaste los exámenes anteriores, estuviste a un par de puntos de reprobar.

—Hum…

—No creo que vuelvas a tener esa misma suerte en los siguientes exámenes. Sí fuera tú, en vez de perder el tiempo con un juego de cartas, comenzaría a estudiar las materias en las que casi repruebas… ¡Que en este caso serían todas!

—Ahh… si tan sólo no fuera cierto todo lo que acabas de decir, yo…

—Ajajajaja X3—Yugi, Tea y Tristán, ríen. Joey por su lado se limita a desviar la mirada, ofendido.

—Bueno, creo que este juego probó que no estoy hecho para divertirme con cartas.

—No, Fuutarou. Lo hiciste bien, lo que pasa es que yo tengo mejores cartas que las tuyas.

—Puede ser, o tal vez las cartas que usé son las malas—Fuutarou le entrega la baraja de cartas que usó a su dueño original: el chico de cabello rubio semi-largo—Toma Joey, te las devuelvo—Le da las cartas en la mano—Al menos consíguete mejores cartas si vas a perder el tiempo jugando.

—Mis cartas no son las malas, tú no puedes jugar con ellas. Y no es una pérdida de tiempo—Responde como forma de defenderse.

—Si algún día te interesa tener tu propia baraja, puedes venir a mi casa—Le dice Yugi a Fuutarou—Mi abuelo es dueño de una tienda de juegos, tiene diferentes juegos de todo el mundo, incluyendo Duelo de Monstruos.

—Lo sé. Ya he ido a tu casa varias veces.

—Jeje, por si acaso no lo recuerdes—Bromea—Como eres tú, de seguro mi abuelo te mostrará las mejores cartas que tiene. Incluso te puede hacer un descuento.

—¿Descuento? Sí es así entonces puedo hacer una pequeña visita, aunque no garantizo que vaya a comprar algo.

—Yo también quiero ir a ver las cartas que tiene—Joey vuelve a animarse y pide también ir. Tristán y Tea también parecen animados por la idea.

—¿Qué tal si después de clases vamos a mi casa?—Propone Yugi.

—Claro, me gustaría.

—Opino lo mismo

—Por supuesto. ¿Qué estamos esperando?—Tea, Tristán y Joey asienten.

—Supongo que una visita rápida no hará daño. Iré—Dice por su parte Fuutarou, asintiendo.

—¡Qué bien!—Yugi exclama, viendo que todos están de acuerdo con la idea—Como vamos a ir todos juntos, es posible que mi abuelo nos enseñe la carta súper rara que tiene.

La charla entre los cinco continúa. Nadie le ha prestado atención al grupo de Yugi, Fuutarou y los demás, ni siquiera los que se sientan cerca de ellos… salvo una persona, que cuando escuchó a Yugi decir "la carta súper rara", llama su atención, dejando de leer un libro que tenía en sus manos.

Este otro joven es un tipo bien parecido, de 16 años de edad, de cabello corto marrón de buen peinado y de ojos azules fuerte. Luce serio, y severo.

¿Una carta rara? ¿Podrán tener la carta que he estado buscando?—Piensa para sí, intrigado y serio.

Hora de salida. Después de un día de clases, Yugi, Fuutarou, Joey, Tea y Tristán, llegan a la casa de Yugi. La casa se ubica en una intersección en forma de Y. Consta de dos pisos: la mitad del primero en donde está la tienda de cartas, y la otra mitad y el segundo piso donde viven Yugi y su familia. Arriba de la puerta, que es grande, hay un letrero verde que dice: "GAME", con letras rojas, grandes y en mayúsculas.

—Abuelo, ya llegué—Notifica Yugi después de entrar junto con sus amigos.

—Sí, y veo que trajiste compañía—El abuelo de Yugi dice al ver a los amigos de Yugi, en especial a Fuutarou—Hola Fuutarou, cuánto tiempo sin verte.

—También es bueno verlo, señor Muto. Buenas tardes—También saluda.

—No es necesario que seas tan formal conmigo, te conozco desde que eras niño. Puedes decirme "abuelo" con toda confianza.

—Hum, está bien… abuelo… Muto.

—Hmm… bueno, con eso bastará—Se conforma—Jeje, eres incorregiblemente formal, pero me gusta eso de ti.

El abuelo de Yugi es… como Yugi, pero de tercera edad. Apenas es más grande que Yugi, tiene ojos morados, cabello en forma de M de color gris claro, cubierto por un pañuelo naranja. Viste una ropa interna también gris, y unos pantalones de tirantes verdes oscuro.

—Abuelo, ¿Podrías mostrarles a mis amigos tu carta de monstruo rara y sorprendente?—Yugi le pregunta.

—¿Carta rara? ¿Te refieres a mi carta especial?—Pregunta. El abuelo de Yugi entiende, pero no está seguro si en acceder a esa petición. Coloca una cara de duda—Hmm…

—Por favor, por favor.

—Si, porfis—Tanto Yugi como Joey suplican.

—Hmm… ajaja. Está bien, ¿Por qué no?—Acepta. Entonces del mostrador, en la parte baja, saca una caja de madera de aspecto antiguo—Ustedes muchachos tienen mucha suerte, no saco esta carta a menudo—Hace los preparativos para mostrarla—¿Están listos? Aquí está—Enseña su carta—Contemplen al Dragón Blanco de Ojos Azules. Una carta tan rara y poderosa que no dejó que esté lejos de mí.

La carta muestra a un dragón azul con ojos de color azul oscuro. Tanto el diseño de la carta como el del dragón son espectaculares, tanto que en serio la hace ver súper rara. Su ataque alcanza los 3000 puntos, y su defensa los 2500, una carta que excede el poder de cualquier otra carta conocida por los jóvenes.

—Este legendario dragón es una poderosa máquina de destrucción, virtualmente invencible. Muy pocos se han enfrentado a esta impresionante criatura y han vivido para contarlo.

—Vaya X5—Todos se sorprenden de la carta. Sin duda es tal y como dijo Yugi y su abuelo, es una carta muy especial… aunque existen dudas.

—¿De verdad es tan rara?—Tristán pregunta, tomando la carta sin previo aviso y mirándola con duda. Todos, en especial el abuelo de Yugi, se alarman—A mí no me parece tan especial.

El abuelo de Yugi le arrebata a Tristán la carta de sus manos y la esconde:

—Esta carta es invaluable porque sólo existen cuatro en todo el mundo.

—Ah… eso tiene sentido—Comprende.

—Hablando de invaluable, ¿No quisiera intercambiar?—Dice Joey con una sonrisa.

—¡No cambiaré esta carta!

—¿? No, no me refería a su carta especial, sino a las cartas que tiene en venta. Quisiera aprender del Duelo de Monstruos.

—… Bueno, si eso es lo que quieres, entonces puedo enseñarte algunas.

—Genial—Emociona—Por cierto, Yugi dijo que nos haría un descuento si le comprábamos alguna carta.

—¿Qué?

—¡No dije eso!—Exclama Yugi—Bueno, sí dije eso, pero sólo para Fuutarou. Él es como otro miembro de la familia, y se merece ese beneficio, ¿No es así, abuelo?

—Así es. Es como de la familia. Aunque no estoy seguro si lo suficiente para hacerle un descuento.

—…— Fuutarou prefiere no opinar.

—Jejeje, es broma—Ríe—Si de verdad quieres comprar alguna carta, Fuutarou, te puedo ayudar con el precio.

—Se lo agradezco mucho, abuelo Muto, pero por ahora no estoy interesado en comprar cartas. Necesito el dinero para… otras cosas. Usted sabe a lo que me refiero.

—Ah, claro… la deuda de tu familia—Murmura para sí la última parte.

—Tal vez en otra ocasión.

*Sonido de una puerta abriéndose*

Una persona entra a la tienda del abuelo de Yugi.

—¿? Hola, ¿Puedo ayudarle?—El abuelo de Yugi le pregunta a la nueva persona presente. Yugi y los demás se voltean para ver a esa persona.

—Sí no puede, no me sorprendería—Declara esa persona.

Al verlo, Yugi, Fuutarou, Joey, Tea y Tristán, lo reconocen al instante. Es un estudiante de la misma escuela en la que estudian, y no sólo eso, también es de su misma clase. Ese joven es el mismo que escuchó en la preparatoria a Yugi y al resto hablar de cartas, y que se interesó en el tema al escuchar a Yugi hablar sobre una carta súper rara. Este continúa llevando su uniforme, y en su mano izquierda lleva un maletín plateado.

—Seto Kaiba.

—Kaiba—Yugi y Joey lo nombran. Ellos, Tea, Tristán y Fuutarou, lo miran con seriedad y sorpresa.

—¿Conocen a ese joven?—El señor Muto pregunta. Fuutarou asiente en respuesta, y mientras mira a ese joven llamado Kaiba, le explica:

—Seto Kaiba, un compañero que está en la misma clase que nosotros. A pesar de que tiene nuestra edad, es el presidente de la compañía de tecnología más avanzada de Japón: la Corporación Kaiba—Termina—Como dato adicional, él y yo compartimos el primer puesto de los mejores estudiantes de primer año.

—Si, claro. Gracias por la presentación y por la información regurgitada, Uesugi… aunque te equivocaste en algo—Kaiba difiere—Nosotros no compartimos ningún puesto, yo soy el mejor estudiante del primer año. Que la escuela nos haya colocado a los dos en el mismo lugar por haber obtenido la misma calificación en los exámenes, fue un completo error, porque soy mejor que tú, y siempre lo seré—Alega. Fuutarou se molesta un poco, pero no discute sobre eso y mejor pregunta:

—Como sea. Si tienes una compañía tan importante que dirigir, ¿Qué haces aquí?

—No creo que les importe, pero he venido por la carta rara de la que hablaron.

—¿? X6—Todos se sorprenden.

—¿Tú también juegas Duelo de Monstruos? Es perfecto. Tal vez todos podamos jugar juntos alguna vez—Comenta Joey, queriendo entablar una charla amigable con Kaiba al tener un gusto en común, pero éste de inmediato discrepa:

—¿Yo, con ustedes? ¡Ja! Jugar Solitario sería más difícil.

—¿Qué?

—Además de ser el presidente de la compañía más grande de tecnología de Japón, soy el actual campeón nacional del Duelo de Monstruos y el favorito para ganar el campeonato mundial del mismo. Ustedes, amateurs, no durarían ni dos minutos contra mí.

—¿¡Ah, sí!? ¡Mira cómo tiemblo!—Exclama Joey, enojado—¿¡Te crees mejor que nosotros!? ¿Y qué tal si cambiamos las cartas por los puños? ¿¡También eres campeón en eso, eh!?

—¡No, Joey, espera!—Yugi se sitúa en el medio de ambos. Luego sujeta a Joey para que no haga algo que lleve a una pelea.

—Pero Yugi, él empezó.

—… ¿Y bien? ¿Este lugar tiene cartas raras, o no?—Pregunta Kaiba, cambiando el tema. Cuando mira al abuelo de Yugi, se percata que en sus manos tiene una pequeña caja de madera con una carta en su interior—¿…?—Observa esa carta, sorprendiéndose mucho de ella.

De inmediato, Kaiba aparta a quienes están en su camino y llega al mostrador para verla más de cerca.

—Ahh.

—Oye—Dicen Yugi y Joey al ser apartados.

—¿¡Podrá ser el Dragón Blanco de Ojos Azules!? ¿¡Aquí, en este basurero!?—Pregunta impresionado, sin sentir culpa por ofender la tienda del abuelo de Yugi—Sí, lo es. Es la carta que tanto buscaba—Al parecer Kaiba de verdad está impresionado. Alguien con una contextura tan seria como la de él, es sorprendente que se rompiera por algo así. Él ha de tener sus razones para hacerlo.

—Bueno, hasta aquí termina la exhibición—El abuelo de Yugi se pone serio, guardando la carta en la caja y luego guarda la caja en su estante—¿Hay algo más en lo que pueda ayudarle, joven?—Pregunta.

Kaiba queda en seco, pero al instante se recupera. Sin perder tiempo, sitúa frente al abuelo de Yugi su maletín, lo abre y lo acomoda para que su contenido sea visto por el anciano. El abuelo de Yugi primero se alarma, pero al ver lo que hay en el maletín, hace que sus ojos brillen de la sorpresa, a la vez que hace un sonido de estar impresionado.

—¡Escúchame, anciano: dame la carta del Dragón Blanco de Ojos Azules y yo te daré todas estas!—Kaiba exclama con voz seria, ofreciendo un gran lote de diferentes cartas que tiene en su maletín.

Hay muchas, muchas cartas del juego del Duelo de Monstruos, cartas de monstruos, mágicas y de trampa, cada una diferentes a la anterior, y bajo los conocimientos del señor Muto, no son cartas normales, sino cartas muy raras, tanto que no son fáciles de conseguir... y no son baratas. Haciendo un cálculo rápido, tomando en cuenta las columnas y filas de cartas y la profundidad del maletín, se estima que hay entre 280 a 340 cartas.

—¡Vaya! X5—Yugi y sus amigos se sorprenden de la gran cantidad de cartas que hay, y de su rareza. No se sorprenderían si el señor Muto accediera al trato, casi 300 cartas a cambio de una sola. Sin embargo…

—Vaya, qué cartas tan bonitas… pero no, gracias—Rechaza la oferta.

—¿¡Qué!? X5—Yugi y sus amigos se sorprenden, más que antes de ese simple rechazo.

Kaiba se frustra que no haya conseguido lo que quiere con ese trato, pero no desiste:

—Muy bien, si no la cambia, tal vez la venda. Adelante, diga cuánto quiere por ella. Le pagaré lo que me pida—Asegura.

—Yo sé que puedes, pero esta carta vale mucho más de lo que puedes ofrecer—Responde con voz de sabiduría—No la conservo por su poder o porque sea tan rara, sino porque significa mucho para mí—En su explicación, vuelve a sacar su carta especial, mirándola con mucho aprecio—Esta carta me la dio un viejo amigo, uno al que admiro y con el que pasé mucho tiempo, así que valoro su carta justo como lo valoro a él. Por lo que venderla está fuera de consideración.

—¡…!—Kaiba casi queda en shock por esta declaración, tanto que por unos segundos no sabe que decir. Sin embargo, no siente que esto sea algo positivo… para él.

—Pensaría lo mismo aún si se tratara una carta común y corriente, ¿Cierto, abuelo Muto?—Fuutarou le pregunta.

—Exacto. Así que quiero que entiendas, muchacho, que no puedo vender esta carta, porque está aferrada a mi corazón.

—¡Grr… es suficiente! ¡Ya escuché muchas tonterías!—Kaiba se enoja mucho. Cierra su maletín con mucha fuerza, lo toma y se da la vuelta—¡Viejo decrépito!—Dice antes de salir del lugar.

Estando afuera, Kaiba es transportado en un elegante vehículo plateado de cuatro ruedas, similar a una limusina. Mientras es llevado lejos del lugar, piensa con mucho enojo:

—¿Corazón de las cartas? ¡Qué estupidez! ¡Estas cartas se tratan de poder, y de alguna forma u otra haré que su carta del Dragón Blanco de Ojos Azules sea mía!—Declara, y finaliza su pensamiento al ver que está cerca de llegar a su destino: su compañía.

Febrero 27, Viernes.

Es un nuevo día. Todos los estudiantes van a clases, los adultos a sus trabajos y los ancianos se quedan en casa. Es lo normal, pero hoy no es así, porque en el edificio principal de la Corporación Kaiba, se lleva a cabo una operación.

—Caballeros, quiero que me traigan algo de la tienda de juegos.

—Con gusto, amo Kaiba.

En la tienda de juegos de la familia de Yugi, y al mismo tiempo su hogar, el abuelo de Yugi limpia los mostradores de la tienda con un trapo, dejándolas lo más reluciente que puede para iniciar el día laboral.

Su trabajo es interrumpido cuando escucha que alguien abre la tienda del local:

—Buenos días—El señor Muto saluda, sin embargo, siente algo extraño en los individuos que entran. Estos se ven, de alguna manera, peligrosos. Son tres, visten trajes negros y dos de ellos llevan lentes oscuros. El individuo que no tiene lentes oscuros, pero lleva unos color ámbar, es el encargado de hablar:

—Mi amo, Seto Kaiba, lo desafía a un duelo. Vendrá con nosotros—Comunica, con una voz grasosa y siniestra.

—… ¿Y si de alguna manera me llegara a rehusar?—Pregunta el señor Muto, desafiante.

—Temo que debo… insistir—Discrepa. Los otros dos hombres dan un paso adelante en señal de intimidación, significando que, si era necesario, llevarían al señor Muto ante Kaiba a la fuerza.

El señor Muto no es intimidado por los hombres, pero se siente presionado:

Veo que el joven Kaiba no entiende sobre el corazón de las cartas. Bueno, supongo que tendré que enseñárselo personalmente.

Es de tarde. La jornada laboral de las escuelas termina, por lo que los estudiantes regresan a sus casas. Entre esos estudiantes, están Yugi, Fuutarou, Joey, Tristán y Tea. Los cinco vuelven a caminar juntos.

—Muy bien, esta vez traje dinero. Ahora sí voy a comprar las cartas que quiero—Joey comenta, feliz y animado.

—¿De verdad vas a comprar cartas?—Fuutarou lo cuestiona—¿No puedes ahorrar ese dinero para el futuro? Algún día lo vas a necesitar.

—Tranquilo, solo traje un poco. Aún tengo dinero ahorrado en casa.

—Sí tu lo dices…—Deja de insistir—Por cierto, quería preguntarles: ¿Qué opinan de la baja de Kaiba de la preparatoria?

—…

—…

—…

—… Ni te lo imaginas—Dice Tristán, frío.

Yugi, Joey y Tea no son capaces de hablar porque aún no digieren lo de esta mañana: el maestro de la clase a primera hora notificó que Seto Kaiba se retiró de la preparatoria Dómino y que ya no asistirá más.

—A todos nos cayó como un balde de agua fría. Aún cuando no era de la gracia de todos, Kaiba era un excelente estudiante. ¿Por qué retirarse así nada más?

—¿Será que tuvo algo que ver lo que pasó ayer?—Tea pregunta.

—¿Te refieres a que quería la carta de mi abuelo y no pudo? No lo sé. Hacer algo tan drástico como eso por una carta es… ilógico—Da su opinión Yugi.

—Creo que sólo estaba haciendo un berrinche—Opina Joey—No hay que sentirnos mal por él, quiero decir, es el presidente de una importante compañía. No la pasará mal—Los demás no están muy de acuerdo con esa opinión, pero en parte Joey tiene razón.

—Es cierto, Kaiba ya tiene un trabajo con el que gana dinero… mucho dinero. Bien por él.

—¿Aún no consigues trabajo, Fuutarou?—Yugi le pregunta.

—Más tarde tengo una entrevista para trabajar en un almacén de empaquetado. Espero tener suerte ahí.

—Estoy seguro que conseguirás el empleo, eres listo y genial. Sería muy tonto por parte de ellos que no te acepten.

—Gracias Yugi, significa mucho que me alientes de esa manera.

El camino sigue, hasta que todos llegan a la casa de Yugi. Los cinco entonces entran:

—Abuelo, ya llegamos, quiero ver más cartas—Joey es el primero en saludar y en entrar. Espera la respuesta del abuelo de Yugi… pero no la hay—¿Abuelo?

—Abuelo, ya llegué—Yugi saluda, esperando a que así haya una respuesta de parte del señor Muto… pero tampoco la hay.

—Quizás el abuelo… salió—Teoriza Tea.

—¿Salió? ¿Pero por qué dejó la puerta de la tienda abierta? ¿No es peligroso?—Joey pregunta.

—Lo es. El abuelo Muto ya está viejo, pero no es irresponsable, no dejaría la tienda así. Algo debió pasar—Fuutarou analiza, provocando que todos se preocupen un poco.

*Ring* *Ring* *Ring*

El teléfono de la casa de Yugi suena. Yugi, pese a la situación, va hacia él y contesta la llamada con ánimo:

—¿Hola? Tienda de juegos.

{Ah, Yugi. Perfecto}—Una voz contesta del otro lado. Yugi al instante la reconoce y se impresiona:

—¿Kaiba?—Pregunta sorprendido.

{Escucha, tu abuelo vino a visitarme, pero no se siente muy bien. ¿Por qué no vienes a mi oficina a recogerlo?}—Su tono de voz lo hace sonar malvado, como si hubiera pasado algo más a lo que cuenta Kaiba, algo… siniestro, como si fuera él el responsable de lo que sea que le pasó al abuelo de Yugi, y ahora busca evitar responsabilidades. Con ello, la contextura de Yugi cambia, comportándose serio:

—Kaiba… ¡Dime qué le pasó a mi abuelo! ¡Kaiba!

*Click*

La llamada se corta en la otra línea.

Casi al atardecer, Yugi se las arregla para llegar a la Corporación Kaiba: un enorme edificio de 30 pisos aproximadamente, mayormente conformado por paredes de cristal grueso. El techo del edificio es de forma hexagonal, cada lado poseyendo cuatro ventanas. Allá arriba posiblemente esté su dueño, Seto Kaiba.

Junto a Yugi, lo acompañan sus amigos: Joey, Fuutarou, Tristán y Tea, que también están preocupados por el abuelo de Yugi. Después de todos entrar a las oficinas de la compañía y subir hasta el último piso en un ascensor, lo primero que se encuentran al abrirse las puertas es... al abuelo de Yugi tirado en el suelo en media habitación.

—¡! X5—Todos se alarman.

—¡Abuelito! ¡Abuelito!—Yugi corre hacia él, y detrás de él los demás—¿Te encuentras bien, abuelito?—Yugi le pregunta muy preocupado al llegar hacia él.

—Yugi… fallé…—Casi en agonía, el señor Muto habla—Quise mostrarle a ese joven Kaiba una lección sobre el corazón de las cartas, pero perdí. Uhg…—La situación del señor Muto es mala, parece lastimado, pero no hay heridas físicas. Antes de que Yugi y sus amigos lo asistan, alguien llama su atención:

—¿Cómo se siente el viejo, eh?—Kaiba aparece ante ellos, saliendo de una puerta. Su voz tiene un tono burlón, sin culpa, como si disfrutara ver al señor Muto herido en el suelo, y sin importarle que Yugi y sus amigos le reclamen algo.

—¡Kaiba, miserable! ¿¡Qué le hiciste al abuelo de Yugi!?—Le reclama Joey.

—Tuvimos un duelo, es todo. Cada uno de nosotros apostó nuestra carta más valiosa como premio. Todo iba bien, pero creo que pelear contra un campeón como yo fue demasiado estímulo para ese pobre anciano, tanto que al final no pudo continuar.

—¡Kaiba, deberías estar avergonzado!—Le reclama Tea, señalándolo con un dedo.

—Para nada, fue un duelo justo, y miren el dulce premio que gané—Kaiba les indica a todos la carta del Dragón Blanco de Ojos Azules del abuelo de Yugi, la cual fue la carta que apostó para el duelo.

Todo parecía estar… más o menos bien, pero Kaiba entonces gira la carta del Dragón Blanco… y la rompe por la mitad.

—¡! X6—Todos abren sus ojos, quedando impactados de este inesperado y abrupto acto.

—¡El Dragón Blanco de Ojos Azules, la carta más preciada de mi abuelo!—Exclama Yugi.

—¿Por qué…? ¿¡Por qué hiciste eso, Kaiba!?—Fuutarou le exclama—¿¡Por qué luchar por una carta y al final romperla!? ¿¡Acaso el Dragón de Ojos Azules no es una carta muy rara y fuerte!?

—Sí, así es. El Dragón Blanco de Ojos Azules es una carta rara y poderosa. La he estado buscando para tenerla en mis manos, y así asegurarme de que jamás sea usada contra mí—Responde, a la vez que tira las dos mitades de la carta al suelo.

—¡Mi Dragón Blanco de Ojos Azules, mi tesoro… ugh!—El abuelo de Yugi gime, muy lastimado tanto física como emocionalmente, estirando su mano hacia las mitades de su carta. Su dolor es tan grande que vuelve a sentirse lastimado, gimiendo, apenas manteniéndose consciente.

—Abuelo, por favor resiste, te sacaremos de aquí—Yugi lo asiste, y después regresa a mirar a Kaiba con enojo—¿¡Cómo pudiste hacer eso!?

—Y-Yugi… anda, toma esto…—El abuelo de Yugi, con sus pocas fuerzas, le quiere entregar una baraja de cartas de monstruos a su nieto.

—¿Eh? Abuelo…

—Yo creé esta baraja… puse mi alma en estas cartas… y te enseñé todo lo que sé. Usa mi baraja y enséñale respeto, ugh… enséñale a Kaiba el respeto por el corazón de las cartas… por favor…

—Abuelo… no. Necesitas ayudas, debo llevarte con un doctor—Se rehúsa, viendo que es más importante que lleve a su abuelo por asistencia médica en vez de pelear contra Kaiba… pero éste lo cuestiona:

—Suena a excusa—Kaiba vuelve a hablar, llamando la atención de todos nuevamente—Tus amigos pueden cuidar a tu abuelo mientras que tú y yo nos enfrentamos en un duelo. A menos claro que la verdadera razón por la que no quieras enfrentarme es porque me tienes miedo.

Yugi mira con enojo a Kaiba. De sus ojos las lágrimas le quieren salir, pero no lo permite. No está seguro qué hacer: en si llevar a su abuelo a un hospital, o en poner en su lugar a Kaiba y hacer que pague por todo lo que hizo.

—¡Acepta ese duelo, Yugi!—Detrás suyo, Joey le dice. Yugi lo regresa a ver—No te preocupes, nosotros cuidaremos de tu abuelo mientras te enfrentas a Kaiba. Demuéstrale a ese niño rico caprichoso lo que es un verdadero duelo—A lado suyo, Fuutarou, Tristán y Tea están de acuerdo con la idea.

—Hazlo, Yugi, por tu abuelo—Tea apoya.

—No lo sé. Yo…—Sigue en duda.

—Confía en ti, no dudes—Fuutarou lo alienta—Eres el mejor jugador de Duelo de Monstruos que hayamos visto, y tienes el Rompecabezas del Milenio. ¡Puedes hacerlo, adelante!

—Creemos en ti, Yugi—Tristán también lo apoya.

Al recibir el apoyo incondicional de todos sus amigos, Yugi gana el valor suficiente para aceptar y asentir con la cabeza. Regresa a ver a su abuelo:

—Está bien, abuelo, acepto. Le ganaré.

—Sé que lo harás, Yugi—Feliz de que su nieto aceptara, le entrega su baraja de cartas. Yugi la acepta con responsabilidad.

—Todo el mundo, junten sus manos. Dibujaré una señal especial—Indica Tea, sacando un marcador negro. Yugi, Joey, Fuutarou, Tristán y Tea, juntan sus manos.

Tea entonces usa el marcador para dibujar una cara en las manos juntas. La cara consta de un gran círculo, una boca, y dos ojos cerrados. Yugi se lleva una gran parte del ojo izquierdo, Fuutarou una gran parte del ojo derecho, Tea se lleva una gran parte de la boca, y Joey y Tristán el resto: una pequeña parte de los ojos y de la boca. Joey el lado izquierdo y Tristán el lado derecho.

—¿Una marca especial?—Fuutarou pregunta, indiferente mientras mira su parte del símbolo.

—Sí, es un símbolo de nuestra amistad. Cuando Yugi pelee y la esté pasando mal, sabrá que no estará sólo, sino que estaremos con él.

—¡Hm!—Yugi asiente.

En el exterior de la Corporación Kaiba, la ambulancia que Yugi y sus amigos pidieron para que se lleven al abuelo de Yugi llegó. Joey, Fuutarou, Tristán y Tea van hacia ella para abordarla he ir hacia el hospital.

Antes de abordarla, Fuutarou se detiene y habla con Tea:

—Tea. Tú, Joey y Tristán, lleven al abuelo Muto al hospital. Yo me quedaré para apoyar a Yugi en su duelo—Pide.

—Bien pensado, Fuutarou. Está bien, nosotros lo llevaremos.

—Por favor, cuídenlo mucho. Aparte de su madre, para Yugi, su abuelo es la persona que más quiere.

—Entendido. Tú también cuida a Yugi.

Formando un nuevo plan: Joey, Tristán y Tea junto con el abuelo de Yugi abordan la ambulancia, mientras que Fuutarou vuelve a la Corporación Kaiba.

Dentro de la Corporación Kaiba, en otro lugar, Yugi y Kaiba están el centro de una arena especial, una grande, como el de una cancha de baloncesto. A su alrededor, hay graderíos donde la gente puede sentarse y ver lo que sucede en la arena. Allí, en esa arena de aspecto simple y al mismo tiempo avanzado por tantos proyectores de luces, se desarrollará el duelo entre Yugi Muto y Seto Kaiba.

—Yo mismo creé esta arena de duelo. ¿Impresionante, no?—Kaiba pregunta, sin esperar una respuesta de Yugi—Creo que estarás de acuerdo que le dará más vida al duelo—En un extremo de la arena, Kaiba se prepara. Está situado en una máquina grande color naranja que se mueve hasta quedar a un lado de la arena. Al otro extremo, a Yugi le pasa lo mismo—Las reglas son simples: jugaremos con las reglas antiguas, por lo que podemos invocar monstruos sin sacrificios, además, ambos iniciamos el duelo con 2000 puntos de vida, el primero que deje a su oponente en 0, gana—Finaliza—Entonces, ¿Estas listo para el juego?—Pregunta retando.

—¡Se acabaron los juegos, Kaiba!—Exclama Yugi.

De repente, aquel llamativo collar de pirámide invertido con un ojo, también conocido como el "Rompecabezas del Milenio" propiedad de Yugi, brilla de forma intensa.

—¡YU-GI-OOOOOHHHHH!—Yugi exclama mientras es rodeado por aquella luz que hace su collar.

Mientras, en los graderíos de la arena, Fuutarou llega.

—¿Será aquí donde Yugi y Kaiba se van a enfrentar? Parece un estadio—Pregunta para sí, extrañado del lugar al que llegó—¿? ¿Eh?—Luego éste alcanza a ver a Yugi situado en un aparato extraño mientras brilla—¿Yugi?—El aparato no le importa, pero aquel brillo que emana Yugi sí—Esa luz...—Fuutarou reconoce ese evento—Es del Rompecabezas del Milenio. Quiere decir que…—Ante la sorpresa, le es difícil hablar.

Mientras Yugi brilla, su cuerpo cambia. Se vuelve más alto y de contextura más gruesa, a la vez que su voz cambia. El brillo finaliza, revelando un nuevo Yugi Muto.

—¿Ah? ¿¡Qué de-!?—Kaiba pregunta, atónito de ver el abrupto y sorprendente cambio físico de Yugi.

—Ahora, Kaiba, prepárate, porque ha llegado la hora del duelo—La voz de Yugi es más gruesa, lo que le da un tono maduro y determinado, por no decir intimidante.

—… Lo hizo… en verdad lo hizo—Fuutarou continúa viendo a Yugi—Está usando al espíritu que habita en el Rompecabezas del Milenio. ¿Eso quiere decir que Yugi volverá a usar el poder de las sombras?

—… Los sistemas virtuales están listos—Kaiba se recupera de la impresión, iniciando la batalla—Comencemos.

Seto Kaiba: 2000 LP

Yugi Muto: 2000 LP

Delante de cada uno hay panel que se ve igual al tablero de juego del Duelo de Monstruos, con los espacios para las cartas de monstruos, las cartas mágicas y de trampa, para las cartas en el cementerio, las de la baraja extra, para las de campo, y para colocar toda la baraja.

Kaiba es el primero en empezar, robando de su baraja las 5 cartas iniciales. De allí. Toma una de ellas y la coloca en el panel delante suyo:

—¡Ataco con el poderoso Gigante Hitotsu-Me! ¡Cuídate Yugi, no creo que hayas jugado un duelo de esta forma!

Gigante Hitotsu-Me

Atributo: Tierra

Nivel: 4

Tipo: Guerrero-bestia / Normal

Ataque: 1200

Defensa: 1000

Posición: Ataque

Kaiba invoca a su monstruo… literalmente. El monstruo emerge en la arena del estadio con la ayuda de los proyectores de luces alrededor, primero apareciendo como una silueta brillante hasta tomar la apariencia exacta del monstruo ilustrado en la carta.

—¡Un monstruo! ¡Un monstruo de verdad!

—¡Le dio vida al monstruo de la carta!—Tanto Fuutarou como Yugi se impresiona de este suceso.

—Es mi simulador virtual. Crea hologramas de cada carta del Duelo de Monstruos—Kaiba explica, orgulloso de su invento.

—Ya veo. Entonces así fue cómo derrotaste a mi abuelo—Yugi lo entiende. Su abuelo ya está viejo, pelear con un sistema tecnológico así de avanzado le cuesta mucho trabajo, apenas logrando jugar. Kaiba aprovechó esas características para derrotarlo de forma rápida e inmisericorde. Teniendo eso en mente, Yugi, después de su robo inicial, roba una carta de su baraja, y de las seis que tiene, usa una—Bien, ahora es mi turno. ¡Invoco al Dragón Alado Guardián de la Fortaleza!—El monstruo de Yugi se presenta en el campo, de la misma forma sorprendente que lo hizo el monstruo de Kaiba.

Dragón Alado Guardián de la Fortaleza #1

Atributo: Viento

Nivel: 4

Tipo: Dragón / Normal

Ataque: 1400

Defensa: 1200

Posición: Ataque

Ambos monstruos están frente a frente, preparados para pelear entre ellos, incluso rugen. El proyector de hologramas de Kaiba es genial, aunque cueste admitirlo. Tal como dijo: le da más vida al juego.

Fuutarou, que mira el duelo desde los graderíos como espectador, hace un pequeño análisis:

Okey, por lo que entiendo de este juego, aquí tiene ventaja el que tenga el monstruo con más ataque. Entonces quiere decir que en esta ronda, Yugi gana. Bien, si sigue así, Kaiba no tendrá oportunidad—Asegura—Me encargaré de apoyar a Yugi, de cualquier modo.

El Gigante Hitotsu-Me se prepara para pelear, dirigiéndose hacia el Dragón Alado Guardián de la Fortaleza.

—¡Ataque de bola de fuego!—Yugi le ordena a su monstruo.

El Dragón Alado ataca al Gigante Hitotsu-Me con una bola de fuego que expulsa de su boca. Cuando impacta, el monstruo de Kaiba es destruido, creando una pequeña onda explosiva que afecta a Kaiba, siendo forzado a cubrirse con su brazo izquierdo para no salir lastimado.

—¡Kaiba, hermano!—Al otro lado de los graderíos cerca de Kaiba, un niño aparece, preocupado por Kaiba. Ese niño parece de 12 años y de un metro com cuarenta y cinco de estatura, tiene cabello largo y erizado, lo suficiente para que le cubra la mitad de la espalda. Viste, una camiseta de rayas blancas y naranjas debajo de un chaleco rojo, en su cuello lleva un pañuelo celeste, y lleva unos jeans azules marino y zapatos rojos con blanco. Por lo que acaba de decir, se identifica como el hermano de Kaiba, su hermano menor—¿Te encuentras bien?—Pregunta al ver que Kaiba es afectado por la explosión de su monstruo.

Mientras, en el registro de duelo, como el monstruo de Kaiba con 1200 puntos de ataque perdió contra el monstruo de Yugi que tuvo 1400, Kaiba pierde la diferencia de los ataques de sus puntos de vida; es decir, pierde 200 puntos de vida.

Kaiba: 2000 LP - 200 = 1800 LP

—¡Eso es, Yugi! ¡Tú puedes!—Fuutarou apoya a Yugi después de que éste consiguiera dar el primer golpe.

Por el lado de Kaiba, éste, con tranquilidad, roba una carta de su baraja:

—Ja, bien jugado para ser un principiante—Se limita a decir mientras prepara otra carta—¿Pero cómo enfrentarás esto?—Pregunta mientras hace su jugada. De su mano, invoca a un nuevo monstruo para la batalla. Este se presenta con una risa malvada:

Saggi el Payaso Oscuro

Atributo: Oscuridad

Nivel: 3

Tipo: Lanzador de Conjuros / Normal

Ataque: 600

Defensa: 1500

Posición: Ataque

—¿Saggi el Payaso Oscuro?—Yugi reconoce al monstruo, y le extraña que Kaiba decidiera jugar con él. Saggi tiene 600 puntos de ataque, y eso no es suficiente para derrotar a su dragón—¿Por qué jugar con una carta como esa? No tiene mucha fuerza de ataque—Lo más lógico sería que Kaiba usara a Saggi en posición de defensa para protegerse, incluso sus puntos de defensa superan los puntos de ataque del Dragón Alado.

—Es cierto—Kaiba da la razón, y prosigue—El ataque de tu Dragón Alado es de 1400, mientras que mi Payaso Oscuro solo es de 600. Pero si lo combino con esta carta, verás que todo cobra sentido—Vuelve a usar otra carta de su mano, la coloca boca arriba en una ranura diferente de su tablero, en la zona de cartas mágicas y de trampa. A diferencia de las cartas de monstruo cuyo marco es amarillo, la carta que usa es de color verde.

—¿? ¿Una carta mágica?—Yugi se da cuenta al ver el color de la carta.

—Así es. Con la carta mágica: Generador de Energía Negativa, multiplica por tres el ataque de mi monstruo.

Generador de Energía Negativa

Carta Mágica Normal

Saggi es rodeado por un aura oscura color púrpura acompañada por varios rayos del mismo color, recibiendo mucho poder.

Saggi el Payaso Oscuro

Ataque: 600 x 3 = 1800

Ahora los papeles se invierten: el monstruo de Kaiba es más fuerte que el de Yugi.

—¡Payaso Oscuro, ataca con luz oscura!—Kaiba ordena.

Saggi entonces genera con sus manos una bola de energía oscura y se la lanza al Dragón Alado Guardián de la Fortaleza. El dragón de Yugi al recibir el ataque, desaparece con el efecto de un vórtice que lo succiona.

Yugi: 2000 LP - 400 = 1600LP

—Como verás, combinar cartas puede ser muy efectivo—Consiguiendo remontar, Kaiba termina su turno.

—… Es bueno. Conoce cada aspecto de este juego, no por nada es el campeón del Duelo de Monstruos—Usando su voz original, Yugi piensa para sí, un poco preocupado—Pero mi abuelo puso toda su sabiduría y corazón para formar esta baraja. Debo pensar que tiene cierta estrategia secreta—Yugi roba una carta de su baraja y la mira—¿?

Pierna Derecha del Prohibido

Atributo: Oscuridad

Nivel: 1

Tipo: Lanzador de Conjuros / Normal

Ataque: 200

Defensa: 300

Una carta muy singular llega a su mano, una carta de monstruo. La carta es bastante curiosa, su ilustración consiste en una pierna, respectivamente. Una pierna derecha de un monstruo no identificado, pero del que se sabe gracias a su extremidad, es grande, de piel dorada y está encadenado. Una carta bastante interesante para el lore del juego… pero inútil para Yugi en su situación actual, más si se toma en cuenta sus puntos de ataque.

Esta carta no me sirve, no puedo vencer al Payaso Oscuro con esto. Debo usar un monstruo diferente, en modo de defensa. El monstruo será destruido, pero así mantendré mis puntos de vida a salvo—Después de guardar la carta de monstruo extraña que robó, coloca una carta de monstruo diferente boca abajo en posición horizontal, indicando que está en modo de defensa. Termina su turno.

—¡Ataque de luz oscura!—Kaiba vuelve a usar a Saggi el Payaso Oscuro para atacar. El monstruo vuelve a crear y a lanzar una esfera de energía oscura y destruye el monstruo de Yugi. Gracias a que estaba en posición de defensa, Yugi no recibe daño… pero eso no quita que está en problemas.

—Grrr… ¡Resiste, Yugi!—Fuutarou le exclama a Yugi como una forma de apoyarlo. Frustrado de que su mejor amigo está en problemas, golpea el pasamanos delante suyo con sus dos manos.

Durante dos turnos, Yugi ha usado monstruos en posición de defensa para protegerse de los ataques de Kaiba. Este continúa usando al Payaso Oscuro para atacar a Yugi, destruyendo los monstruos que usó para protegerse, uno por uno. La situación deja a Yugi contra las cuerdas, y no sabe qué hacer.

—No te está yendo mejor que el viejo, Yugi—Kaiba se burla—Tu baraja es tan débil y tan torpe como la de tu abuelo.

—Mi abuelo es un gran hombre, y mejor en los duelos de lo que tú podrías llegar a ser. Me confió estás cartas, y puedo sentir su corazón y alma en ellas. Dudo que tengas esa clase de fe en tus cartas, Kaiba.

—…—Kaiba decide quedarse callado, y deja que Yugi realice su turno, pero queda en duda por lo que le dijo. Al otro lado, Yugi se prepara para robar una carta:

—¡Yo confío en las cartas que me concedió!—Roba una carta de la baraja, y después de verla… sonríe—¡Y mi fe me recompensa con Gaia, el Caballero Feroz! ¡Con un poder destructor de 2300!—Yugi invoca al monstruo que robó:

Gaia el Caballero Feroz

Atributo: Tierra

Nivel: 7

Tipo: Guerrero / Normal

Ataque: 2300

Defensa: 2100

Posición: Ataque

—¿Ah?—Kaiba se sorprende.

Gaia y su caballo se abalanzan contra Saggi el Payaso Oscuro. Usando una de sus lanzas, Gaia realiza una fuerte punzada al tórax de Saggi que lo hace desvanecer.

Kaiba: 1800 LP - 500 = 1300 LP

—¡Muy buen trabajo, Yugi! ¡Ahora acábalo!—Fuutarou lo vuelve a apoyar, feliz y aliviado de que Yugi le diera vuelta al duelo.

—Bien Kaiba, ahora es tu turno—Yugi le dice, cruzando sus brazos, confiado de que ahora ganará.

—Esto terminará más pronto de lo que crees—Kaiba no pierden la calma, continúa tranquilo y seguro de sí mismo. Roba una carta, y al revisarla por una fracción de segundo, su confianza crece más—¡Llamo al Dragón Blanco de Ojos Azules!

El nuevo monstruo de Kaiba aparece con un fuerte rugido intimidante.

Dragón Blanco de Ojos Azules

Atributo: Luz

Nivel: 8

Tipo: Dragón / Normal

Ataque: 3000

Defensa: 2500

Posición: Ataque

—¿¡Qué!? ¡No puede ser! X2—Al unísono, Yugi y Fuutarou exclaman, completamente sorprendidos. Sus ojos no los engañan, sus oídos no escucharon mal, Kaiba acaba de invocar al legendario Dragón Blanco de Ojos Azules, la misma carta que hace poco acabó de destruir.

La ilustración de la carta ya de por sí es sorprendente, pero ver al monstruo de esa misma carta ser proyectado como si fuese real, es espectacular, alucinante, fantástico, genial… es una lástima que el dragón no está a favor de Yugi.

—¿¡Cómo es posible que tengas esa carta!? ¡Te vimos destruirla frente a nosotros!—Fuutarou exclama a Kaiba, aún sin poder creer lo que está viendo.

—¿Sorprendidos?—Kaiba les pregunta con tono arrogante—¿Creyeron que su abuelo era el único que tenía un Dragón Blanco de Ojos Azules? ¡Qué mal por ustedes, porque yo también tengo uno!

El Dragón Blanco de Ojos Azules de Kaiba carga energía de su boca. Cuando está lista, la dispara en un potente rayo azul que hace desaparecer al instante a Gaia el Caballero Feroz, y provoca una fuerte onda explosiva que afecta a Yugi. Éste gime en reacción, y se cubre con sus brazos para no salir lastimado.

Yugi: 1600 LP - 700 = 900LP

—Ja. Tu Caballero Feroz fue destruido, y con o sin él, caerás contra mis monstruos superiores—La voz de Kaiba se vuelve más nociva—Este juego es sobre poder, ¿No lo entiendes, tonto? La fe es para perdedores, como tu patético abuelo.

—…—Yugi no puede decir nada al respecto, no ahora que vuelve a estar en problemas.

Durante otros dos turnos, Yugi se ha mantenido a la defensiva, usando monstruos para protegerse del Dragón Blanco de Ojos Azules de Kaiba. Si esto sigue así, perderá.

—En toda tu baraja no hay un solo monstruo que pueda vencer a mi Ojos Azules… ¿Me pregunto qué esperanza tienes contra dos?

—¿¡Cómo!?—Kaiba vuelve a tomar por sorpresa a Yugi, invocando un segundo Dragón Blanco de Ojos Azules al campo. Este también se presenta con un poderoso rugido.

Dragón Blanco de Ojos Azules (2)

Atributo: Luz

Nivel: 8

Tipo: Dragón / Normal

Ataque: 3000

Defensa: 2500

Posición: Ataque

—¿Por qué no solo admites la derrota? Así acabaremos con esto más rápido.

Yugi está muy preocupado, al frente suyo hay dos dragones con un ataque de 3000 cada uno. No ve la forma de librarse de este problema, las cartas en sus manos no sirven contra ellos, no tiene oportunidad… pero se rehúsa a rendirse.

En otro lado, el abuelo de Yugi es internado en un hospital. Tea, Joey, Tristán y un enfermero, lo llevan en una camilla a la sala de urgencias para ser atendido.

—No te rindas… Yugi…—Costándole mucha fuerza, el abuelo de Yugi murmura.

—No voy a rendirme, el abuelo cuenta conmigo—Responde para sí.

Yugi roba una carta de su baraja, una carta color verde llamada: Espadas de la Luz Reveladoras.

—Una carta mágica—Reconoce. Con leer su efecto, descubre que la carta mágica es poderosa. No le servirá para destruir a los dragones de Kaiba, pero le dará tiempo para buscar la manera de hacerlo. Sin dudarlo, Yugi usa esa carta—¡Espadas de la Luz Reveladoras! ¡Detendrá a todos tus monstruos durante tres turnos!

Espadas de la Luz Reveladoras

Carta Mágica Normal

En el campo de Kaiba, varias espadas gigantes hechas de luz rodean a los Dragones de Ojos Azules, bloqueando sus movimientos e iluminando el campo de forma muy intensa, siendo difícil que la oscuridad se propague en el campo.

Después de aquel evento, Yugi coloca un monstruo boca abajo en posición de defensa y termina su turno.

—Qué desesperado—Kaiba se limita a decir, sin importarle el efecto de la carta mágica de Yugi—¿De qué puede servirte un retraso de tres turnos?

Ugh… tiene razón—Yugi piensa, preocupado—¿Qué puedo hacer? Las cartas que tengo son un montón de piezas. No me sirven—Mira que en su mano tiene, además de aquella carta de monstruo de una pierna derecha, otras dos cartas extrañas: una de una pierna izquierda y otra de un brazo izquierdo, con características muy similares a las de la pierna derecha.

Pierna Derecha del Prohibido

Atributo: Oscuridad

Nivel: 1

Tipo: Lanzador de Conjuros / Normal

Ataque: 200

Defensa: 300

Pierna Izquierda del Prohibido

Atributo: Oscuridad

Nivel: 1

Tipo: Lanzador de Conjuros / Normal

Ataque: 200

Defensa: 300

Brazo Izquierdo del Prohibido

Atributo: Oscuridad

Nivel: 1

Tipo: Lanzador de Conjuros / Normal

Ataque: 200

Defensa: 300

¿Cómo puedo usarlas para vencer a un experto como Kaiba?—Sigue pensando, ahora frustrado.

—… Para alguien que tiene fe, te rindes fácilmente, Yugi.

Alguien le habla de atrás, y tiene la voz de su abuelo. Yugi se impresiona, y se voltea para ver esa persona. En efecto, es su abuelo el que le habla, pero no es el verdadero, sino una ilusión. No obstante, sigue sorprendido de su presencia.

Escucha, por más raro que parezca, algunas cartas son piezas de un rompecabezas. Si quieres ganar, debes colocar las diferentes piezas en donde corresponde.

¿Como el Rompecabezas del Milenio?—Pregunta, comparando.

Exacto. Cada pieza ayuda a formar una entidad—La ilusión del abuelo de Yugi desaparece, igual de rápido que como llegó.

¡Abuelo!—Yugi lo llama, estirando su brazo…

Como las piezas de un rompecabezas, Yugi. Recuerda—Es lo último que dice la ilusión. Yugi vuelve a quedar sólo.

¿Como las piezas de un rompecabezas? ¿Desde cuándo las cartas son así? No lo entiendo… hm… ¡! ¡Espera! Antes el abuelo me dijo que…

.

Retrospectiva

En un tiempo no muy lejano, Yugi convive con su abuelo en la tienda de juegos de su casa. El señor Muto mientras limpia el mostrador y las vitrinas, le cuenta una historia a su nieto:

En el Duelo de Monstruos sólo existe un monstruo que es completamente invencible: Exodia, el Prohibido. Un monstruo que le da la victoria instantánea al jugador. Pero sólo puede ser invocado con las cinco cartas especiales… y eso es algo que hasta la fecha nadie ha podido lograr.

.

Recordando lo que su abuelo un vez le contó, intuye que esas cartas de monstruos extrañas en su mano son las piezas de ese tal Exodia, ese monstruo con la habilidad de otorgarle a su controlador la victoria instantánea. Un monstruo así de poderoso le vendría excelente en estos momentos, derrotaría a Kaiba y a sus Dragones de Ojos Azules en un chasquido. Usando la baraja de su abuelo, tiene un chance de hacer historia: invocar a Exodia, un monstruo que hasta el momento no ha podido ser invocado. Ahora mismo tiene tres piezas, le faltan dos si quiere realizar esa hazaña. El duelo continuará, y dependiendo de las circunstancias, esperará lograr reunir las cinco cartas especiales.

Espadas de la Luz Reveladoras

Turnos restantes: 3

—¡Ya deja las tonterías, Yugi, o detendrás la pelea!—Kaiba le reclama al verlo actuar extraño. Al no tener una carta para jugar ni poder ejercer una orden a sus dragones, deja pasar su turno—¿¡Vas a jugar, o te rindes!?

—¡No me rendiré!—Exclama en respuesta. Yugi vuelve a robar otra carta—¿¡…!?—Casi se le salen los ojos de la sorpresa cuando la ve:

Brazo Derecho del Prohibido

Atributo: Oscuridad

Nivel: 1

Tipo: Lanzador de Conjuros / Normal

Ataque: 200

Defensa: 300

¡Otra pieza del rompecabezas!—Piensa al ver que obtiene la cuarta pieza de aquel monstruo invencible del que escuchó hablar. ¿Acaso esto es un premonición? ¿Significa que invocará a Exodia? Está tan cerca, sólo le falta una carta más, y si la obtiene, Kaiba pagará muy caro todo lo que hizo.

—Saca la carta que desees, no cambiarás nada—Kaiba vuelve a hablar, a la vez que roba otra carta.

Espadas de la Luz Reveladoras

Turnos restantes: 2

—Mis dragones pueden estar atrapados otros dos turnos, pero mi nuevo monstruo no estará bajo tu hechizo—Kaiba invoca un nuevo monstruo—Invoco al Juez, con un poder de ataque de 2200.

Juez

Atributo: Tierra

Nivel: 6

Tipo: Guerrero / Normal

Ataque: 2200

Defensa: 1500

Posición: Ataque

Aquel monstruo que invoca Kaiba usa su mazo con pinchos para destruir al monstruo de defensa que colocó Yugi momentos después de usar la carta mágica de las espadas. Kaiba termina su turno. Yugi, preocupado, roba una nueva carta: un monstruo hechicero llamado Mago Oscuro, un monstruo de buen diseño:

Puedo atacar con el Mago Oscuro, pero no podrá hacer nada cuando los dragones de Kaiba se liberen de mi hechizo—El monstruo es fuerte, sí, tiene 2500 puntos de ataque, pero no es rival para los Dragones de Ojos Azules. Al menos servirá para destruir al Juez. Sin tener otra carta para jugar, Yugi invoca a ese monstruo:

Mago Oscuro

Atributo: Oscuridad

Nivel: 7

Tipo: Lanzador de Conjuros / Normal

Ataque: 2500

Defensa: 2100

Posición: Ataque

—¡Mago Oscuro, ataca!—Exclama.

El Mago Oscuro alza su brazo izquierdo y usa un ataque mágico hacia el Juez, que después de ser rodeado por una luz multicolor oscura, es destruido como si fuese de cristal.

Kaiba: 1300 LP - 300 = 1000 LP

—¡Tu Juez se derrumba!

—Ah… un sacrificio que no me importa—Sin realmente preocuparle, Kaiba ignora eso y roba otra carta.

Espadas de La Luz Reveladoras

Turnos restantes: 1

—Mis dragones no pueden moverse por un turno más, pero mi siguiente carta... ¡Es el tercer Dragón Blanco de Ojos Azules!

—¡…!—Yugi vuelve a queda impactado.

Dragón Blanco de Ojos Azules (3)

Atributo: Luz

Nivel: 8

Tipo: Dragón / Normal

Ataque: 3000

Defensa: 2500

Posición: Ataque

Kaiba invoca a un tercer Dragón de Ojos Azules, que también hace un feroz rugido al manifestarse al campo de batalla junto con sus semejantes.

—¿Qué esperas, dragón? ¡Ataca!—Ordena.

Aquel tercer Dragón Blanco de Ojos Azules carga energía de su boca y la expulsa en un rayo hacia el Mago Oscuro. Este no tuvo oportunidad alguna, y es destruido al instante. Otra onda explosiva se produce, y Yugi es nuevamente forzado a cubrirse.

Yugi: 900 LP - 500 = 400 LP

—Dime, Yugi, ¿Cómo va tu fe ahora?—Kaiba pregunta, nuevamente arrogante—En mi siguiente turno mis tres Dragones Blancos de Ojos Azules te atacarán. Este juego terminó, sin importar qué carta tengas.

Tres Dragones Blancos de Ojos Azules, cada uno con 3000 puntos de ataque. Dos de ellos están inmóviles, pero en el siguiente turno de Kaiba, serán liberados, y junto con su tercer semejante, atacarán a Yugi a discreción. No importa si Yugi coloca un monstruo en posición de defensa, uno de los dragones lo destruiría, y los otros dos lo atacarían directamente. Un solo ataque de cualquier dragón hará que sus puntos de vida se reduzcan a 0, perdiendo el duelo. ¿Qué hacer en esta situación?

—No podrás vencer a mis tres Dragones Blancos de Ojos Azules. Se acabó, Yugi. Jamás fuiste amenaza para mí—Kaiba añade, mucho más confiado que antes, frustrando a Yugi más de lo que está.

—¡No lo escuches, Yugi! ¡Sé que encontrarás la manera de vencerlo! ¡Continúa!—Pese a la situación, Fuutarou aún deposita su confianza en Yugi, alentándolo para que continúe. No obstante, en esta ocasión no motiva mucho a Yugi. Fuutarou comparte ese sentimiento de frustración, a pesar de que no sabe mucho del juego, entiende que es difícil salir de una situación así. No se sorprende mucho de que Yugi empiece a dudar, y no solo él, Fuutarou también duda—¡Kaiba, eres despreciable, a más no poder!—Piensa—Ya tenías en tu poder las tres de las cuatro cartas del Dragón de Ojos Azules, solo querías al cuarto dragón para destruirlo. Ese era tu plan desde el principio, ¿No? Convertirte en la única persona que controle a los Dragones de Ojos Azules, y como sólo se pueden usar tres copias de una carta en los duelos, preferiste destruir al cuarto dragón para que nadie lo use, en lugar de conservarlo—Llega a una conclusión—Desde que te vi sabía que eras frío, vil y calculador, pero no creí que a un nivel tan retorcido como éste. Ugh me pregunto si Yugi encontrará la forma de librarse de este problema.

Ugh no tengo forma de librarme de este problema—Piensa Yugi por su lado, muy preocupado—La única manera para ganar el duelo es ensamblando las piezas de Exodia—Mira su mano, con las cuatro de las cinco cartas de aquel monstruo—Pero si voy a hacer eso, necesitaré que en el siguiente robo me salga la quinta pieza, de lo contrario voy a perder. Hm, no creo poder hacerlo, todo está en mi contra—Pierde la esperanza, pero acerca su mano a su baraja para robar la carta—¿?—Pero de repente, la duda hace que le sea difícil hacerlo. Imagina que la baraja se está alejando de él para que no robe, y lo deja en un conflicto interno:

—¡La baraja desaparece, siente nuestra duda! ¡Ahh…!

¡Whaa…!—Las dos personalidades de Yugi, la original y la nueva, entran en conflicto, provocando que la transformación de ambos se vuelva inestable.

—¡No pierdas la concentración, Yugi, no pierdas la fe! ¡Concéntrate!—La nueva personalidad de Yugi tranquiliza a la original, consiguiendo que la transformación vuelva a estabilizarse. Eso sólo ayudaría un momento, porque aún no salen de la duda en si robar la carta o no.

La probabilidad de que Yugi robe la carta que necesita es muy, pero muy baja, ya que aún hay más cartas en la baraja. Aproximadamente esa posibilidad sea del 2%, o menos. No da muchas esperanzas. Si no roba, o si roba pero no le sale la carta que necesita, se acabó: el duelo terminará hasta allí, dando como vencedor a Kaiba. Yugi no podrá vengar a su abuelo, ni cumplir la promesa que le hizo, lo decepcionará. Decepcionará también a sus amigos, quienes depositaron su fe en él con la esperanza de que derrotara a Kaiba. ¿Cómo los mirará a la cara después de que se enteren de que perdió? De seguro estarán enojados con él.

Esos miedos hacen que Yugi no pueda robar la siguiente carta…

—¡!—Sin embargo, cuando todo parecía perdido para su mente, nota que en su mano sigue teniendo su parte del símbolo de amistad que hizo Tea momentos antes de irse, aquella parte en donde se llevó gran parte del ojo izquierdo de aquella cara. No pareciera ser importante, pero su mente vuelve a actuar acorde a ese recuerdo:

Imagina a Joey, a Tristán, a Tea y a Fuutarou con las manos juntas y arriba de la baraja de cartas, formando aquel símbolo de amistad, y siendo Yugi el único que falta para que el símbolo esté completo.

—Amigos…—Yugi murmura sorprendido al verlos, aunque sean una ilusión.

Yugi, estamos aquí contigo.

Debes creer en ti mismo.

Puedes hacerlo, patea el trasero de Kaiba—Tea, Tristán y Joey, colocan su confianza en Yugi, alentándolo a que robe la carta.

No importa en qué problema te encuentres: pase lo que pase, estamos juntos. No olvides que somos tus amigos—Fuutarou es el último en hablar, y sus palabras son las detonantes para que Yugi recupere toda su confianza:

—Tienen razón. Debo creer en mis cartas como mis amigos confían en mí—Yugi, ahora determinado, acerca su mano hacia los demás para completar el símbolo, y en la realidad, roba la carta que decidirá el duelo.

—Saca tu última carta patética para terminar con esto, Yugi—Kaiba lo desafía, en su mente ya declarándose ganador, y esperando a que Yugi se rinda o termine su turno para acabar con esto.

—La baraja de mi abuelo no tiene cartas patéticas, Kaiba—Allí, Yugi, absolutamente seguro de sí, enseña la carta que robó—Pero lo que sí tiene… ¡Es al invencible Exodia!—Exclama:

Exodia el Prohibido

Atributo: Oscuridad

Nivel: 3

Tipo: Lanzador de Conjuros / Efecto

Ataque: 1000

Defensa: 1000

—¡Ahhh, imposible!—Kaiba abre sus ojos ante el impacto, y su piel se empalidece al ver que Yugi posee esa carta, una carta de la cabeza de un monstruo de piel dorada y de aspecto temible. Al ser el campeón de Duelo de Monstruos de Japón, Kaiba conoce a la mayoría de cartas del juego, incluyendo a Exodia y su invencible habilidad que le otorga al jugador la victoria instantánea del duelo si tiene esa carta y cuatro más en su mano. Si Yugi le está enseñando esa carta con mucha seguridad, quiere decir que él…

—He reunido las 5 cartas especiales. ¡Las 5 piezas del rompecabezas!—Yugi coloca las cartas de Exodia en su tablero:

Exodia el Prohibido

Brazo Derecho del Prohibido

Brazo Izquierdo del Prohibido

Pierna Derecha del Prohibido

Pierna Izquierda del Prohibido

En el campo, una estrella de 10 puntas con un agujero negro en el centro aparece delante de los tres Dragones Blancos de Ojos Azules. Un brazo aparece, luego otro, después una pierna, luego la otra, y al final sale la cabeza del monstruo junto con su torso. ¡Exodia el Prohibido ha sido invocado!

Es mucho más grande que los dragones que Kaiba, y más grueso. Su aspecto es celestial, y al mismo tiempo malévolo, como si de un dios se tratase, uno que puede crear y destruir mundos a su antojo. No cabe duda de por qué es considerado el monstruo más fuerte de todo el juego.

—¡Exodia…!—Kaiba vuelve a exclamar, completamente impactado y aterrorizado al ver a aquel invencible monstruo en persona y delante de él—¡No, esto no puede ser… nadie ha podido invocarlo!

Usando su propia energía y sus manos apegadas a su pecho, Exodia crea una esfera de energía pura color naranja. A diferencia de otros ataques de otros monstruos usados en este duelo, el ataque de Exodia da la impresión de que puede destruir todo lo que esté en su camino, incluyendo a la misma realidad.

—¡Exodia, manifiéstate!—Exodia, obedeciendo la orden de Yugi, lanza aquella esfera de energía hacia Kaiba y sus dragones. La esfera explota, transformándose en un gigantesco rayo de energía naranja que al instante rodea y destruye a los tres Dragones Blancos de Ojos Azules al mismo tiempo. El ataque sigue de largo, alcanzando a Kaiba.

—¡Aahhh… AAAAAAAAHHHH!—Kaiba grita al ser alcanzado por el ataque de Exodia. No es que el ataque le haga daño, pero por el sentimiento de saber que ha perdido el duelo por completo, siente que también es desintegrado.

El efecto de Exodia es automático, por lo que los puntos de vida de Kaiba bajan por sí solos hasta quedar en…

Kaiba: 0 LP

El duelo terminó. Yugi es el ganador.

—¡Lo lograste, Yugi! ¡Ganaste!—Fuutarou le exclama, muy feliz.

—¡No puede ser, mi hermano nunca pierde!—Casi sin participar, el hermano de Kaiba, que ha estado viendo todo el duelo, no puede creer que su hermano, el campeón de Duelo de Monstruos del país y la persona que más admira, haya perdido.

Después de que Kaiba se recuperara de la sensación de haber sido desintegrado, Yugi lo encara:

—Kaiba, tú sólo juegas por poder, y es por eso que perdiste. Pero si pones tu corazón en el juego, no hay nada que no puedas hacer.

—¿Pero… cómo…? ¿Cómo pude perder?—Kaiba sigue sin poder creerlo. La sensación de la derrota y la impotencia hacen que no piense en nada más.

Repentinamente, en la frente de Yugi aparece un ojo de luz, un ojo mágico, idéntico al que está grabado en el Rompecabezas del Milenio:

—Kaiba, si realmente quieres saber: ¡Abre tu mente!

—¡Ghwa…!—Yugi estira su brazo hacia Kaiba, como si le lanzara un hechizo… y más o menos es así, porque la mente de Kaiba se "resetea", borrando todo sentimiento de malicia que se encuentra allí. Después de recibir ese hechizo, Kaiba pierde la consciencia y se arrodilla frente a su tablero.

—Eso es, Kaiba. Tal vez ahora sí empieces a ver.

En el hospital de Ciudad Dómino, donde está internado el abuelo de Yugi. Joey, Tea y Tristán, esperan a que se recupere de lo que le pasó.

Actualmente el señor Muto está en una cama del hospital, con un respirador en su nariz y boca, reposando… hasta que repentinamente, abre sus ojos y hace un gemido de dolor.

—¿? ¡Ah! ¡El abuelo despertó!—Tea, que está cerca de él, se percata de que el abuelo de Yugi recuperó la consciencia, lo que la hace exclamar de la felicidad y del alivio. Debido a ello, llama la atención de Joey y Tristán que están cerca.

—Yugi ganó…—Es lo primero que dice al recuperarse.

—¡Sabía que ganarías, Yugi! ¡Lo sabía!—Después de que Yugi se bajara de la máquina que usó para batirse en el duelo, Fuutarou lo recibe en tierra.

—Gracias Fuutarou. Si no fuera por ti y por los demás, posiblemente me hubiera rendido.

—Si hacías eso, no te lo hubiéramos perdonado. Hubiéramos preferido que lucharas hasta el final y perdieras a que te rindas en media batalla. Tomaste la decisión correcta.

—Gracias.

La conversación de ambos se interrumpe cuando miran que, al otro lado de la arena, varios hombres de traje se llevan a Seto Kaiba a otro lado, posiblemente a la enfermería del lugar o a un hospital de afuera. Su hermano menor se encarga de guiar a aquellos hombres mientras le cuentan todo lo que pasó.

—Yugi…—Fuutarou lo llama, preocupado mientras ve a Kaiba—¿Estará bien? Eso que le hiciste…

—No te preocupes—Lo interrumpe—No le hice nada malo, al contrario, estará mejor que antes.

—¿Estás seguro? Antes tú podías...

—Fuutarou … confía en mí. Ya no soy como antes.

—…—Fuutarou se queda en silencio, ahora mirando preocupado a Yugi, que continúa en esa forma: con la voz madura y más alto.

Fuutarou sabe que ese no es Yugi, sino alguien más: es un espíritu que habita en el Rompecabezas del Milenio, y que ahora comparte con Yugi su cuerpo. Él ya tienen un historial de acciones pasadas, donde hizo muchas "cosas" usando el nombre y cuerpo de Yugi, lo que genera desconfianza en Fuutarou… pero, como todo salió bien, por el momento decide confiar en ese espíritu, por Yugi, aunque se mantendrá atento.

—Salgamos de aquí—Propone—Vayamos al hospital a ver al abuelo Muto. Quizá ya se recuperó.

—Claro—Yugi acepta la idea.

De noche, en la casa de Yugi.

Todos conviven en la sala de estar de la casa. Las paredes son de color rosa rojizo, hay un estante de libros en una pared, un sofá y dos sillones grises oscuros, una mesa de madera, y un televisor de los anchos.

Todos están reunidos en el sofá y en los sillones, ayudando al abuelo de Yugi en algo: reparar su carta del Dragón Blanco de Ojos Azules.

—Cuidado… cuidado… cuidado…

—Espera, aún no—El abuelo de Yugi detiene a Joey que quería colocar un trozo de cinta adhesiva transparente para unir las dos mitades de la carta—Aún falta que coloque bien las dos mitades.

Sorprendentemente, el abuelo de Yugi se siente bien, muy bien, no muestra señales de estar adolorido o cansado. Era como si todo ese dolor que sufrió cuando se enfrentó a Kaiba, desapareció después del duelo de su nieto contra en antes nombrado. Es más, al recobrar la consciencia en el hospital, los médicos le dieron de alta de inmediato al ver que estaba bien. Es algo sorprendente. ¿Cómo pasó?

—¿Puede darse prisa, abuelo? El adhesivo de la cinta se va a secar—Joey le reclama.

—Si eso pasa, entonces saca otro trozo. La cinta se la puede comprar donde sea, pero mi carta del Dragón Blanco de Ojos Azules no, es invaluable.

—Ni tanto. Ahora que está rota, ya no vale nada. ¿Y si mejor la arroja a la basura?

—¿¡Cómo te atreves!? Muchacho grosero.

—¡Perdón, era broma, no se enoje!—Se disculpa.

El abuelo de Yugi mueve cuidadosamente las mitades, haciendo que su unión sea perfecta, o al menos que no se note.

—Creo que falta acomodarla en la mitad de arriba—Sugiere Tristán.

—No. Es en la mitad de abajo que debe acomoda—Difiere Tea.

—La mitad de arriba, la mitad de abajo, ¿Qué mitad es la que está mal?

—¡Esa! X2—Tristán y Tea exclaman, apuntando el lado que cada uno cree que está mal, confundiendo más al abuelo de Yugi.

—Mejor que cada uno sostenga una mitad de la carta. Yo la pegaré—Sugiere.

—Bien X2—Tea y Tristán se ponen de acuerdo.

—¿Y yo qué hago, abuelo?—Joey pregunta.

—Ahí como estás, estás bien. No hagas nada.

—Uhg—Hace un sonido de decepción al escuchar que le dicen indirectamente que no lo necesitan. Al terminar su decepción, nota que Yugi y Fuutarou están un poco alejados, y están platicando entre los dos.

—Vaya, qué día. No creí que un juego de cartas sería tan emocionante.

—¿De verdad piensas eso?—Yugi le pregunta. Por cierto, este volvió a la normalidad: de nuevo es pequeño y tiene la voz fina.

—Algo así. Ahora que me doy cuenta, el Duelo de Monstruos es divertido, en especial con esos proyectores de hologramas que proyectan a los monstruos como si fuesen reales. Estoy considerando en comprarme mis propias cartas para también jugar.

—Sería genial si lo hicieras, así todos jugaríamos juntos.

—Claro, me encantaría. Pero primero deja que compre las cartas. Ahora necesito el dinero, y mucho, ya que no tengo trabajo.

—Trabajo… hm… ¿? ¿Eh? ¡Ay no! ¡La entrevista de trabajo que tenías hoy! ¡Te la perdiste!—Yugi exclama, sorprendido y preocupado, recordando que Fuutarou en la tarde tenía una entrevista para conseguir trabajo, pero no asistió por estar con él. Fuutarou se entristece, pero se mantiene tranquilo. Al parecer ya notó eso antes.

—[Suspiro] ¿Qué se le va a hacer?

—Lo lamento mucho. Si no fuera por lo que pasó hoy…

—No te preocupes Yugi, no fue tu culpa, y tampoco la del abuelo Muto: fue culpa de Kaiba... y también porque simplemente el azar lo decidió. ¿Pero sabes qué? No importa.

—¿? ¿No importa?—Yugi queda sorprendido de lo que Fuutarou le dice.

—Eres mi mejor amigo, Yugi. Eres más importante que una entrevista de trabajo. Con tal de ver que tú y tu familia se encuentren bien, puedo faltar a todas las entrevistas que hay en el mundo.

—Fuutarou…—Yugi casi se queda sin habla—Eso es muy amable de tu parte... pero tampoco tienes que llegar a esos extremos. Tú tienes tu vida, y yo la mía. Debes pensar en ti primero.

—Lo sé. Sólo quise ver cómo reaccionarías.

—… ¿?

—¿Te sorprendí? Jajajaja.

—… Jejejeje…

—Jajajajaja X2—Ambos ríen, a gustos de la compañía del otro.

Por la forma en la que se ven, parecen muy cercanos. Joey nota eso, y siente curiosidad del por qué ese comportamiento mutuo entre Yugi y Fuutarou.

—Listo, terminé—Dice el abuelo de Yugi al terminar de reparar su carta del Dragón Blanco de Ojos Azules.

—Abuelo, una pregunta—Le dice Joey—¿Por qué Yugi y Fuutarou se llevan muy bien? Ni conmigo ni con Tristán y Tea son así de amigables. ¿Por qué es eso?

—A estas alturas ya deberías saberlo, muchacho. Ellos son amigos de la infancia.

—¿De verdad? Vaya. Nunca noté eso en ambos—Enuncia, verdaderamente impresionado—¿Usted sabe cómo llegaron a conocerse?

—Hmm… la verdad es que no lo recuerdo con exactitud, pasó hace mucho. Pero si estás tan interesado en el tema, deberías preguntarles tú mismo a ellos.

—Es cierto.

—Sé que se conocieron en Kioto hace 5 años. De allí, la historia de cómo se volvieron mejores amigos, sólo la saben ellos—Finaliza.

Joey asiente, entendiendo, y vuelve a mirar a Yugi y a Fuutarou, aun conversando entre ellos con sonrisas y ánimos. Le parece tan asombroso que ambos se lleven casi como si fueran hermanos… o almas gemelas, y no evita preguntarse: ¿Cómo se conocieron para llevarse así de bien?

Año 200X

—¡Él es inocente! ¡Yo vi lo que pasó!—Una voz preocupada y nerviosa pero con valor se manifiesta, tratando de librar la tensión del momento y para defender a aquel niño.

Esas palabras llaman la atención de todos, pero en especial del niño rubio. Aquella voz la escuchó casi detrás de él, por lo que se da la vuelta para mirar a su defensor o defensora. Cuando lo hace, abre sus ojos de la sorpresa, porque lo primero que ve de esa persona es su cabello… su cabello en forma de M y de tres colores distintos: negro, amarillo y rojo oscuro. Un cabello espectacular.

Quien llama la atención es un niño de 10 años, más pequeño que el niño rubio, tanto que en vez de parecer alguien de 10 años, parece de 6. Viste un uniforme azul marino de cuerpo completo y una camiseta blanca. Pese a su apariencia que lo hace ver como un niño pequeño, tiene la mente de un joven en desarrollo, y con un poco de nervios, interviene al darse cuenta de que el niño rubio está siendo acusado de algo que no hizo, exclamando y corriendo hacía él para situarse delante suyo e interponerse para protegerlo de los policías.

Aquel niño rubio queda sorprendido de este acto voluntario del niño de exótico cabello. Lo defiende sin siquiera conocerlo, y sin importarle que también se puede meter en problemas. Este acto lo hace sentir algo nuevo, una emoción nueva, algo feliz, y sorprendente.

El niño rubio, Fuutarou Uesugi, siente algo por el niño que lo defiende, Yugi Muto. En ese momento Fuutarou no entendía qué era ese sentimiento por Yugi, pero era el que daría inicio a una amistad única entre ambos.