Por un futuro, por la vida
Por Kary
I capítulo
De reencuentros y neblinas
Aun el día se veía triste, las personas en la calle incluso caminaban sin ganas, no había mucho que esperar. Camino al hospital en el que Serena iba ha hacerse los exámenes médicos, Rei iba conduciendo el automóvil, se sentía un silencio total, ninguna de las dos hablaba, así que Rei decidió romper el hielo.
- Serena…- murmuro la pelinegra sin apartar la vista del camino
- Si dime Rei- la rubia hablo vagamente mirando hacía la ventana
- Serena… dime algo...- dijo ella otra vez
- ¿que?- pregunto secamente Serena
- Estas segura que no estas em... ba... ra... za... da…- pregunto Rei lentamente, sabiendo cual sería la 'dulce' respuesta de la princesa de la Luna
Serena salió de su catalepsia momentánea y su rostro se volvió tan rojo como un tomate, sus mejillas se inflaron y grito enfadada– ¡¡Nooo!! ¡¡Rei ya te lo he dicho mil veces!! ¡¡Eso no es posible!!
Rei sonrió nerviosamente mientras una gota rodó por su frente
- Pero serena tonta, tu y Darien se quieren mucho así que no olvides que puede ser una posibilidad – dijo picadamente saliéndole unas orejas de gato- no es nada malo, es normal
- Ya te dije que no...- murmuro sonrojada aun y al parecer molesta, pero su semblante se puso serio- además… mis síntomas no tienen nada que ver con los de un embarazo... son totalmente diferentes.
- Si estas segura pero ¿cuáles son los síntomas?- le pregunto Rei luego de un silencio, mientras esperaba que el semáforo cambiara a verde nuevamente
Serena bajo la cabeza pensativa y le contesto, mirando sus uñas - Siempre me dan punzadas en el pecho... dejándome cansada y sin aire, me duele constantemente la cabeza, me dan mareos y desmayos.... ¡¡no se que tengo Rei!!- grito llorando y moviéndose como loca, Rei la miro con pena ajena mientas varias gotas rodaron por su rostro
-Tranquilízate Serena pronto lo sabremos- dijo la portadora del fuego
El hospital era un edificio enorme, los enfermos o recuperados caminaban por los enormes jardines viendo las flores o respirando el aire limpio.
Al llegar a la recepción una enfermera de una estatura alta y con contextura muy delgada de cabello lila y ojos del mismo color las guió hasta el consultorio del medico que obligo a Serena a hacerse los exámenes, ya podemos ver a la líder de las antiguas Sailors Scouts siendo arrastrada hasta el consultorio para tomar la muestra de sangre, gritando y pataleando como una histérica - ¡¡No quiero ir!! ¡¡Nooo, no quiero, no quiero, no quiero!!
Rei murmuro con una gota en la cabeza – No la conozco, yo no la conozco!! – mientras se alejaba apenada
Media hora después Serena esperaba sentada en la sala de esperando a Rei que hablaba con el doctor, por que ella quería estar lo más alejada posible de el y de todo su consultorio, una de las enfermeras le había dado chocolate caliente, y soplando un poco la muchacha suspiro.
- ¡¡Serena!!- grito alguien a sus espaldas tan fuerte y tan de repente que a Serena se le cayó todo el chocolate caliente al suelo
- ¡¡¡¡Kyaaaaa!!!! ¡Rei estúpida me asustaste!- grito Serena respirando agitadamente y con una mano en el pecho
- Discúlpame Serena no fue mi intención - le dijo Rei con un tono que indicaba todo lo contrario- hable con la enfermera que nos atendió y me dijo que los resultados estarán mañana a primera hora- dijo Rey
- ¿Qué? Todavía tengo que esperar mas tiempo.... -Serena se deprimió y se volvió a sentar en el acogedor sofá azul de la sala de espera.
- Ya, ya Serena, que te parece si vamos al Oishii y le robamos algunos dulces- propuso la pelinegra- tienes tiempo sin ir ¿no?
- ¡Si, si dulces, dulces, dulces!- Serena comenzó a correr en círculos por toda la sala, mientras las personas se le quedaban viendo como bicho raro en una caja y con pena.
- mami, no crees que esa señora esta muy vieja para hacer eso- le dijo una niña de seis años a su madre
Serena se helo y sus mejillas se ruborizaron increíblemente, se dio cuenta que la pequeña niña tenia razón, ella ya no era una niña, ahora era una mujer adulta y casada, no podía darse el lujo de hacer esos espectáculos. Serena se dio vuelta, tomo su cartera que estaba tirada en el suelo y siguió rápidamente a Rei a la que ya se le podía ver caminar a lo lejos del pasillos del hospital.
En poco tiempo llegaron a un lugar muy lindo y lujoso, era una casa antigua y grande, de piedra marrón, las ventanas eran de hierro forjado verde, habían arbustos pequeños en los costados de la entrada de los automóviles, allí unos hombres altos, vestidos de negro les abrieron las puertas del automóvil y las guiaron hacia la entrada del lugar, que estaba cerrado, pero Rei simplemente abrió la puerta y las dos entraron.
Ambas muchachas caminaron por un pasillo no muy largo, se podía observar que era un lugar elegante, tenia cuadros finos y lámparas de cristal, caminaban sobre una hermosa alfombra roja que hacia combinación con los colores grises de las paredes, y se oía mucha calma.
- Sigo sorprendiéndome cada vez que vengo- murmuro Serena mientras caminaba observando todo los detalles, luego de subir unas escalera muy cortas entraron a un salón sumamente grande, allí habían por lo menos cien mesas con manteles blancos y finos, y las sillas estaban acomodadas suavemente, habían algunos cuadros más y plantas grandes.
En una de las mesas mas alejadas estaba sentada, rodeada de papeles la persona que ambos muchachas esperaban ver, su cabello castaño, algunas vez largo y siempre en una cola alta ahora estaba suelto y enmarcaba su rostro, tenía puesta una camisa beige cuello de tortuga y un pantalón blanco, Lita Kino sonrió abiertamente al ver a sus dos viejas amigas.
- ¡Lita amiga! - Serena corrió lo más rápido que pudo y abrazó a su amiga casi hasta el punto de ahorcarla
- ¡¡Se... re... na, yo también....me ale...gro de ver...te, pero m.. me.. es...tas a..hor..cando!! – dijo Lita sonriendo asfixiadamente y tratando de librarse del abrazo de Serena
La rubia de ojos azules soltó a su amiga dejándola respirar y se disculpo un poco apenada.
- No importa, me alegro mucho de verlas a ambas.- dijo Lita sonriendo luego de haber abrazado a Rei también
- Vinimos a visitarte ya que Serena no ha estado de muy buen ánimo... - gruñó Rei con el solo propósito de molestar a Serena
- ¿eso es verdad Serena?- le pregunto Lita preocupada
- No.... no.... es que Rei exagera mucho- dijo Serena riéndose y sobándose la cabeza
- Bueno que te parece si vas a elegir algunos dulces....- le propuso Lita como si se tratara de una niña
- ¿Si? ¿De verdad todos los dulces que yo quiera? – Serena reacciono como tal, y sus ojos se transformaron en estrellas brillantes
-Si claro – le dijo Lita sonriendo gentilmente, contenta de que la muchacha no dejara de ser como era a pesar del tiempo
- Pero no comas mucho, por que sino te vas a poner gorda como una vaca y no vas a poder pasar por ninguna puerta- le dijo Rey de forma burlona ha Serena.
- ja, ja ,ja- Serena se rió de forma sarcástica mientras se acercaba a unas puertas grandes que de seguro dirigían a las cocinas- ¿por que no te miras en un espejo Rei? si sigues engordando podrías ganar un premio a la gorda del año
-¡¿Que dices?!- A la guerrera del fuego le estaba a punto de estallar la vena que tenía en la frente por la rabia.
-Ya, déjala Rei – dijo Lita sonriendo y tratando de tranquilizar a su amiga- ya sabes como es Serena, además tu comenzaste-
- Si como no, tonta Serena- murmuro Rei, pero luego miro hacía donde estaba Serena asegurándose que no estuviese escuchando, pero ella estaba muy ocupada viendo los dulces como para preocuparse por lo que las dos hablaran- Recién acabamos de llegar del hospital, que se hiciera los exámenes fue un milagro- dijo recordando cansadamente el episodio
- Ya veo- dijo Lita pensativa, ella claro que estaba enterada de todos los malestares de la princesa, aunque hubiese estado un tiempo fuera del país, los dolores de Serena ya tenían tiempo y todas estaban comenzando a preocuparse -¿pero porque? ¿Qué le pasa?- le pregunto preocupada
-Aun no sabemos, los resultados de los exámenes pueden estar a partir de mañana- le respondió Rei- Pero estoy preocupada por ella
-¿Po quem?- Interrumpió serena con la boca llena de pastel
-¡¿Ahy y por quien va ha ser? ¡por ti tonta!- le dijo Rei fastidiada
- Ya basta Rei- dijo Serena luego de tragar- además preocupas a Lita de nada.
-¿Estas segura serena?- le pregunto Lita
- Sí, sí... – dijo asintiendo con la mano y regresando con sus pasteles
Al fondo se comenzaron a escuchar unos pasos suaves pero firmes, provenientes del corredor, allí se encontraba una mujer de estatura mediana, de cabello rubio y largo totalmente suelto, de ojos azules como el mar y una mirada suave y alegre, tenía un baquero azul oscuro y una camisa pegada de color verde tipo militar, que dejaba resaltado su cuerpo de mujer.
- ¡Minako!- gritaron Rei y Lita felizmente
- Hola amigas- Dijo Minako feliz, con una sonrisa de oreja a oreja mientras corría a abrazar a Lita y a Rei.
– ¿quichas ¿quem vino?- Serena llena de pastel en la boca se asomo por la puerta nuevamente preguntando, una gran sonrisa se le dibujo en el rostro.
-¡Minako eres tu! - grito Serena contenta saliendo a su encuentro
Mina y Serena se dieron un abrazo y las cuatro comenzaron a hablar como en los viejos tiempos, solo faltaba alguien.
-Les tengo una sorpresa- anuncio Minako
- ¿Qué acaso tienes novio? – pregunto Lita mientras le salían unas orejas de zorro y le daba de toquecitos con el codo en la espalda a Minako
Mina se sonrojo – No por desgracia aún no tengo novio- dio un gran suspiro de desaliento.
-Ya me lo imaginaba- murmuro la scout del trueno
- shh… cállate Lita- le dijeron Rei y Serena con una gota en la frente
A Minako se le inflo la vena en la frente tratando de no irritase.
- La sorpresa que les traía es que mañana Ami regresa de Alemania
- ¡Si, que bien!- dijo Serena alegre. Todo volvería a ser como antes, su vida sería nuevamente perfecta, con sus amigas con el hombre que amaba, con su familia.
Pero antes de que Serena dijera algo más una voz lúgubre y suave le murmuro en alguna parte de su mente, era silbante y siseaba como lo haría una serpiente.
- Princesa- murmuro
- Ahy, Minako sabes que no me gusta que me llamen así- dijo Serena enfadada, pensando en que la rubia le había hablado
-¿De que habas Serena yo no te he dicho nada? – dijo Minako confundida, Serena se extraño pero no insistió.
- ¿a no? Debió ser mi imaginación- dijo sonriendo
Sus platicas le recordaron a Serena aquellos viejos tiempos de secundaría, cuando los temas centrales eran los chicos, o el grupo de música de moda, cuando no tenían que preocuparse por algún enemigo, si no que su mayor preocupación era el examen del día siguiente.
La noche llego rápidamente, y las nubes taparon las estrellas, hasta la luna, la noche era triste. Pronto se despidieron y Rei llevo a Serena hasta su casa.
- Muy bien Serena mañana pasare por ti para ir a recoger los análisis- le dijo Rei cuando la rubia bajo del coche.
- Si, gracias Rei
Las luces en su casa estaban apagadas, lo cual asusto a Serena un poco, su casa era tan grande, y ella estaba sola la mayoría del tiempo allí, en las noches podía escuchar cada rosa de una cortina o cada crujido del suelo de madera, odiaba tener que estar sola, Darien pasaba más tiempo en la clínica que con ella, su única compañía era el televisor y Luna cuando estaba, ella ya no quería estar allí… por que…
- ¡Serena! No crees que estas no sean horas de andar llegando a tu casa- dijo la gata desde la mesa en penumbras
- Lo siento Luna- dijo ella ¿en que es lo que estaba pensando? Ya no lo recordaba- es que me quede con las muchachas conversando y no me di cuenta de la hora.
Luna dio un gran suspiro y siguió a serena que iba entrando en la sala, dejo las cosas sobre el primer mueble que encontró y prendió casi todas las luces de la casa, no le gustaba para nada la oscuridad. A los minutos llego Darien, se veía cansado pero le brindo una sonrisa bonita.
-¡¡Darien llegaste!!- grito Serena saludándolo con un beso
- Hola Serena – le respondió calidamente, pero Serena lo sintió tan frío como un bloque de hielo ¿Por qué no la abrazaba como siempre?
- ¿Cómo te fue?- le pregunto Darien mientras ella se sentaba en el sofá frente al televisor buscando el control remoto.
- Bien, las chicas te mandan saludos- dijo un poco secamente y Darien frunció el ceño
Serena prendió el televisor y Darien se sentó a su lado, paso los canales uno por uno sin nada interesante, en varios de ellos estaban pasando una noticia especial así que no le quedo mas nada que hacer que prestar atención a lo que decía, en uno de los canales estaba hablando una periodista que estaba cerca de un lugar envuelto en llamas, se escuchaban sirenas de los bomberos y gritos. Serena subió el volumen y se escucho la voz de la periodista agitada.
"Esta tarde se presento un incendió en el Hospital Central de Tokio, por ahora se han reportado diez muertos y mas de treinta heridos… todavía hay personas atrapadas adentro, y la perdida de documentos a sido incalculable, aun no se ha podido indicar la causa del incendio pero lo que si es seguro es que se necesita con urgencia la colaboración de todos los médicos de la zona para poder ayudar con el traslado y el tratamiento de todos los heridos, tanto pacientes como personal medico que han surgido dentro de este incendio, repito.... se le hace un llamado a todos los médicos para colaborar con todas estas personas que mas que nunca los necesitan...."
"Ese es el hospital en donde Rei y yo estuvimos esta mañana" pensó Serena totalmente aterrada, ella había estado allí hacía pocas horas, había visto a pacientes internos, a enfermeras y médicos y ahora tal vez estaban todos muertos y sus análisis estaban totalmente perdidos.
- Tengo que ir- dijo Darien de repente, buscando el teléfono.
Serena solo afirmo con la cabeza, mientras él hizo varias llamadas, antes de que saliera Serena lo tomo del brazo – cuídate, por favor- Darien asintió con la cabeza y le dio un beso en la frente antes de salir.
Las cortinas largas de color grisáceo lila se movieron con el viento cuando Serena se asomo viendo como las luces del coche de Darien se alejaban rápidamente.
No había querido que el se fuera, no quería estar sola y el se iba sin ni siquiera darle el consuelo de un beso ¡¿Por qué?! Acaso había dejado de quererla y estaba alejándola o tenía a alguien más ¡Un momento! ¿Qué pasaba? Eso era imposible, Darien la amaba, estaba cumpliendo con su deber y esa bondad era lo que ella amaba de él ¿de donde estaban saliendo esos pensamientos?
- Vamos serena, no te preocupes el va a estar bien, por que no te vas a acostar- dijo Luna al ver el rostro tan extrañamente pensativo de la joven princesa.
Con un suspiro Serena asintió y se fue a bañar, había sido un baño largo, con el agua casi hirviendo se había quedado allí hasta que el agua se había puesto totalmente fría.
Su habitación estaba en penumbras cuando salió del baño pero por primera vez no se molestó en prender la luz. El tocador que estaba frente a la cama era de roble antiguo y con un espejo grande, había un jarrón azul oscuro con algunas rosas rojas dentro, a un costado había un cofre blanco con dibujos de lunas y estrellas como los que tenía cuando era más joven, algunos frascos de perfume y un peine. Serena se sentó en el banquito frente al espejo y se observo fijamente por muchos minutos, pasando el peine por sus hebras doradas, largas y húmedas ¿Qué había cambiado en ella? ¿Dónde estaba aquella niña alegre y despreocupada? ¿Qué era ese vacío tan inverosímil en el estomago? o era en el corazón.
Luna la vio desde el umbral de la puerta, extrañada. Desde hacía un tiempo la heredera del milenio de plata actuaba extraño, pensaba tanto… eso era tan extraño!!
- ¿en que piensas Serena?- pregunto en un tono dulce y la rubia tardo algunos minutos en contestar.
- En nada. ¿En que podría pensar?- respondió ella sonriendo
- Eso es lo que me extraña- dijo la gata moviendo la cola- Últimamente piensas mucho
- ¿Eso crees? Pues no lo creo- Dijo Serena sonriendo, dejo de peinarse y colocó el peine sobre el tocador, se levanto y movió la gran colcha blanca de su cama, acostándose sobre ella, y cerrando los ojos.
-Luna.- le dijo suavemente a la gata
- ¿qué sucede Serena?
- Quédate aquí- dijo la muchacha secamente, poniendo un brazo sobre su rostro
- Seguro- Contesto la gata subiéndose de un ágil salto a la cama, sin dejar de ver preocupada a la rubia que dormitaba, con un vació en el estómago y la cabeza llena de neblina.
Nota de la autora:
Segundo Capitulo, díganme que opinan. El próximo "Lo que dices no es lo mismo que lo que escucho"
Kary
Ja ne
