Disclaimer: Esta es la primera historia que pongo en ff.net, espero que les guste.  Los personajes son del maestro J.R.R. Tolkien, salvo uno que otro que invente para la ocasión. No gano nada con esto, todo es solo con fines de divertirlos a ustedes y entretenerme yo. Es un fanfic slash/yaoi, o sea, relación chico-chico. No quisiera herir susceptibilidades, así que si no te gustan este tipo de relatos, baja el menú que esta arriba y ve al rating correcto a tus necesidades. Si les gusta lo que leen, déjenme reviews, por favor! ¡Disfrútenlo!

Lanthir

Nota: Este capitulo contiene escenas de sexo homosexual explicito, favor de leerlo con discreción y open-mind

No supo bien como, pero Aragorn volvió a la casa un rato después del doloroso incidente. La noche había caído sobre Rivendel, y cuando entró en la habitación de Legolas, este estaba tendido sobre la suave cama. Aparentemente, se había dormido esperando a Aragorn. El mortal se sentó, observando al elfo. Parecía tan pacífico... lamentó tener que despertarlo, pero era necesario.

-Legolas... Legolas- le dijo, apartando los cabellos de la mejilla y besándole la frente. El elfo volvió los ojos a Aragorn, señal de que había despertado. Se incorporó, con una suave sonrisa en la cara.

-Aragorn, ¿Qué pasó? ¿Cómo te fue?-

El Dunedain lo vio, sintiendo el dolor por dentro, pero dispuesto a no alarmar a Legolas. No quería que se sintiera mas culpable de lo que ya se sentía. Así que le explicó con calma lo que aconteció con Arwen, a lo que Legolas respondió aliviado y contento. Pero después Aragorn relató lo que pasó cuando llegó Elrond, y la orden que le dio de marcharse de inmediato.

Legolas se quedó viéndolo con una expresión de absoluta perplejidad y tristeza. Sus ojos se volvieron aún mas cristalinos.

-Es mi culpa- musitó.

-No Legolas, no es tu culpa- dijo Aragorn tomándolo por los hombros- era algo que podía pasar, y que lamentablemente sucedió, pero se solucionará tarde o temprano-.

Legolas, sin embargo, no podía evitar el sentimiento de culpa que lo embargaba. Pero por el amor que le tenía al mortal, trató de sobreponerse en ese momento.

Así que en silencio y pesarosos, empacaron sus cosas y salieron de Rivendel en medio de la noche, lamentando no poder despedirse de sus amigos. Era demasiado problemático dar explicaciones respecto a su repentina partida;  prefirieron dejar que Elrond dijera lo que creyera conveniente. Se dirigieron a Bree, donde Aragorn tenía amigos y donde pensó que a Legolas le gustaría estar. El elfo nunca había llegado tan al norte, y el entusiasmo por conocer esa nueva tierra atenuó un poco su pesar.

Avanzaron lentamente, tomando caminos entre el bosque y dejando que la paz y belleza de esos senderos suavizara las recientes heridas. Por fin pudieron ser libres de caminar tomados por el talle, sin temores, siendo sus únicos testigos las criaturas del bosque. Liberaron su pasión a las orillas de un bello lago, medio sumergidos en las aguas, pensando que era extraño que a pesar de todo, el deseo que sentían el uno por el otro ignoraba tristezas y pesares. Los dos no podían dejar de sentirse atraídos, simplemente estaban enamorados.

La semana que duró el viaje sirvió para que los lazos que los unían se estrecharan y el dolor que les dejó la salida de Rivendel se suavizara. Para cuando llegaron a Bree, tenían planeado retirarse a una pequeña cabaña que Aragorn tenía en el despoblado. Pasaron un par de noches en la posada del Poney Pisador, donde la gente se asombraba de la presencia del elfo. En aquel lugar, era muy raro que alguien de la hermosa gente se mezclara con los lugareños. Casi siempre cruzaban el bosque lejos de los mortales, rumbo a los Puertos Grises. Era la primera vez que muchas de aquellas personas veían a un elfo.

Aragorn encontró a su amigo Halbarad, otro de los montaraces del norte, el cual lo puso al tanto de los acontecimientos de la comarca.  Aragorn ya sabía que el Anillo estaba en manos de un hobbit llamado Frodo Bolsón. Gandalf le había informado de sus descubrimientos cuando le pidió ayuda para  buscar a Gollum, unos meses antes. El mago le pidió que vigilara la comarca, y en especial a Frodo, pero sin que este u otro de los hobbits lo notara. Gandalf no quería alterar la pacífica existencia de los comarqueños, no por el momento.

Así que Aragorn había dejado a su amigo vigilando en su ausencia. Una vez que hubo despedido a Halbarad (quien se mostró notablemente maravillado por la belleza de Legolas), Aragorn se dirigió con el elfo a la cabaña. Tardaron día y medio en llegar, y en el camino, el Dunedain le contó a Legolas sobre Frodo y el Anillo. En los concilios que se celebraron en el Bosque Negro y Rivendel se habló del asunto, mas Gandalf nunca reveló la ubicación del Anillo. Sin embargo, Aragorn pensó que Legolas debería estar al tanto de todo.

El elfo agradeció la confianza que tuvo con él, pero no mencionó los sentimientos que le causó esta información. Las cosas estaban pasando demasiado rápido. Fueron muchos años de añoranza por Aragorn, y ahora que por fin estaban juntos, aparecía el Anillo y Sauron volvía a tener fuerza. El nuevo Portador estaba a un día de marcha de ellos, por Elbereth! Legolas sabía que los engranes del destino de Aragorn estaban girando y ya no se podían detener. Mas pronto de lo que había pensado, su querido Elessar tendría que enfrentarse a Elrond y sus advertencias. Ya no era solo cuestión de determinación por parte de los dos; ahora intervenían otras fuerzas poderosas que parecían empeñarse en separarlos. Para cuando llegaron a la cabaña, Legolas estaba inusitadamente enfadado. Ni siquiera sabía con quien, pero entre mas se decía que no tenía razones validas para enojarse, mas crecía su disgusto. Disgusto contra todas las circunstancias, e incluso contra Aragorn. La rubia cabeza del elfo empezó a recriminarle al mortal el haberlo dejado tantos años atrás. "Si no nos hubiéramos separado, el no se habría comprometido con Arwen, y ahora no tendríamos problemas con Elrond". Una parte de él le decía que estaba siendo completamente irracional, y que todos esos pensamientos eran fruto de la presión de los últimos tiempos, que ni siquiera en su reencuentro con Aragorn había pensado en eso. Pero por otro lado, podía sentir su sangre hervir entre el deseo que sentía al ver ese cuerpo ágil y el coraje por no poder poseerlo sin ninguna preocupación.

La cabaña era un lugar muy agradable. Estaba en medio del bosque, oculta entre los grandes pinos y la espesa capa de vegetación y musgo que cubría el techo y parte de las paredes. Solo constaba de una habitación, donde había una chimenea, una mesa y una suave cama. Era pequeña, pero confortable.

Era temporada de lluvias, y todo estaba reverdecido y fresco. Llegaron en medio de una tupida lluvia que los había calado hasta los huesos, y Aragorn se sintió contento de encontrarse en un lugar seco por fin. Se apresuró a prender la chimenea, para después sacarse la ropa mojada. Vio a Legolas, que seguía de pie escurriendo agua en medio de la habitación, observando a su alrededor. Aragorn lo notaba raro desde el día anterior, pero no se explicaba por que estaba así. Se acercó lentamente al elfo, notando el calor del fuego secando su cuerpo desnudo, y besando la frente de su amante, empezó a quitarle la ropa. Legolas no hizo ningún movimiento, y el dejó que el mortal lo desnudara. Aragorn observó esos ojos azules que reflejaban las llamas y que parecían echar chispas por si mismos.

-¿Qué te pasa, Legolas?- le preguntó con voz suave, mientras le acariciaba los brazos. El elfo lo miró por unos instantes, sin responderle, y un momento después se lanzó a besarlo bruscamente, empujándolo sobre un mullido tapete frente a la chimenea. A Aragorn le sorprendió; Legolas nunca había actuado así. Siempre había sido muy dulce, apasionado, pero dulce. Y ahora sus caricias casi le hacían daño. Sin embargo, Aragorn se sintió bastante excitado por este cambio de actitud; no  pudo evitarlo.

Legolas estaba sobre el dúnedain, besándole fuertemente mientras frotaba su cuerpo contra el de su amante como un poseso; con las uñas marcaba surcos rojizos en los brazos y abdomen de su compañero, hacia abajo, hasta que llegó a la sensible piel de su miembro. Empezó a masajearlo con pasión, mientras lamía los pezones del mortal. Aragorn sentía crecer su deseo rápidamente, y trató de tomar el rostro de Legolas para besarlo, pero este le aprisionó las manos con una sola de las suyas.

-No- fue el ronco murmullo del elfo, cuando levantó la vista y vio a Aragorn a los ojos.

-Legolas... ahh... ¿qué te sucede?- dijo el mortal entre gemidos. El rubio siguió sin responder, concentrado ahora en besar el cuello de su compañero, mientras frotaba su excitación contra la de él. Seguía sujetando sus manos con una fuerza que el dúnedain no conocía. No habría podido liberarse aunque quisiera.

Entonces el elfo se levantó, poniendo de rodillas a Aragorn frente a él, e imperiosamente introdujo su miembro en la boca del mortal. Este seguía sin saber que pasaba, pero en verdad deseaba saborear la firme piel de Legolas, y lo empezó a acariciar con suaves movimientos primero, mientras sus manos recorrían su abdomen. El príncipe suspiraba entrecortadamente bajo esa hábil lengua que lo abrazaba y que poco a poco subió de intensidad las caricias, envolviéndolo en placer. Sintió las manos de Aragorn aferrarse a su trasero, haciendo el contacto más profundo y rápido. Legolas revolvía el cabello oscuro de su amante, sintiendo que sus piernas no lo podrían sostener más al sentir oleada tras oleada de cálidas sensaciones.

Pero antes de llegar a la cúspide del placer, separó a Aragorn de sí. Legolas lo puso de pie y lo llevó hacia la mesa, donde estaba su equipaje. Hizo que apoyara las manos en la orilla del mueble, dándole la espalda, y empezó a besar el oído y cuello de su amante, bajando por su espalda. Sin dejar de acariciarlo, buscó entre sus maletas el pequeño frasco de líquido que los acompañaba desde Rivendel, y lubricó con él la pequeña entrada del mortal. Aragorn se sorprendió al sentir los finos dedos del elfo dentro de él; Legolas no había intentado hacer algo por el estilo hasta ese momento. Volvió un poco el rostro para hablar, pero un apasionado beso acalló sus palabras. Una mano del elfo lo acariciaba buscando la dilatación necesaria, mientras la otra fue hasta la boca de Aragorn, quien besó los dedos delicados que se le ofrecían. El dúnedain estaba listo y ansioso por sentir a Legolas, cuando de repente su amante lo tomo fuertemente por el cabello, jalándole la cabeza hacia atrás mientras entraba en él centímetro a centímetro. Aragorn reprimió un grito, aunque no sabía si del placer o del dolor que se mezclaban dentro de él en esos momentos. Legolas se adentró totalmente dentro del cuerpo del mortal, y con un gemido ahogado le dijo:

-Eres mío... di que eres mío...-

Aragorn le contestó con la voz entrecortada:

-Siempre lo he sido...-

Legolas empezó a moverse apasionadamente dentro y fuera de Aragorn, mientras acariciaba la erección de su compañero con la mano. El mortal sentía la cálida piel del elfo contra sus nalgas en cada embestida, y su suave cabello de oro rozando su espalda. Una parte dentro de él estaba siendo estimulada mas allá de toda proporción, casi quitándole el aliento. Era el mejor sexo que alguien le hubiera hecho en toda su vida, y el que fuera la persona amada quien se lo hacía era mucho mejor.

En un momento escuchó a Legolas murmurar con su voz delicada:

-No puedo... no puedo odiarte... te amo-

-Yo también te amo... Legolas....oh...-

El ritmo se aceleró aún más, los gemidos de los dos mezclándose, Aragorn aferrándose a la orilla de la mesa para guardar el equilibrio, las manos de Legolas volando sobre el atractivo cuerpo bajo él. Unos instantes después, estallaron en un orgasmo especialmente fuerte, cayendo después sobre el suelo, abrazados y recuperando el aliento. Las blancas mejillas de Legolas estaban teñidas de un rosa encendido, y los labios de Aragorn parecían ligeramente hinchados por los besos. Ambos estaban cubiertos de una fina capa de sudor que hacía que su piel brillara con la luz de las llamas tras de sí.

Abrazados sobre el tapete frente a la chimenea, Aragorn le quitaba de la cara a Legolas unos húmedos mechones de cabello.

-Legolas... ¿qué fue todo eso?- le dijo con voz grave, acariciando su mejilla.

-Creo que se le llama sexo, ¿no?- contestó el elfo con una sonrisa, pero evitando la mirada del mortal.

Aragorn se rió, pero después levantó el rostro de Legolas hacia él, obligándolo a verlo a los ojos.

-No, en serio; sabes a lo que me refiero. Escuché que dijiste que no podías odiarme... dime por favor, ¿qué te sucede? ¿qué hice para que te sintieras así?-

Legolas dudó un momento, pero finalmente suspiró y le dijo a Aragorn:

-No es nada que tu hayas hecho. Es solo que desde que me enteré de que el Anillo esta de vuelta y supe las cosas que esto implica, veo que todo se va a  complicar en un futuro muy cercano. Hubiera deseado que tuviéramos tiempo para poder estar juntos, pero se que muy pronto tendrás que irte de mi lado...- la voz de Legolas era pesarosa, pero firme.

-Legolas, yo no...- empezó a decir el mortal, pero un gesto del otro le hizo callar.

-Lo siento Aragorn,  hace unas horas estuve pensando que si tu no... si tu no me hubieras... dejado hace años, nos hubiéramos ahorrado los problemas con Elrond y Arwen... sé que tu no me harías daño, pero fue algo irracional que entró en mi y nubló mi corazón- Legolas bajó la cabeza avergonzado, pero Aragorn volvió a subir su rostro y lo besó.

-Lo siento Legolas- le dijo de todo corazón. Sabía que el elfo tenía razón; las cosas serían diferentes si no se hubieran separado, y también estaba conciente de que tendrían que alejarse debido a sus respectivas obligaciones. Por mas que quisieran olvidarse de todo, no podrían.

-Yo también lo lamento- dijo Legolas- Se que te amo y tu me amas, y eso no va a cambiar pase lo que pase. Problemas siempre van a existir, y solo podemos tratar de superarlos. Ahora solo quiero que los días que se nos conceden los pasemos juntos y en paz.-

-Así será, mi amor-

¡Hola a todas! :D Aquí Lanthir, estoy feliz por que ya tengo internet de nuevo!!!!! :) Así que ahora si voy a poder actualizar normalmente. Lamento la demora, pero desde ahora, los capítulos que restan los pondré cada 4 días a mas tardar, solo el tiempo que tarde en pensarlos y escribirlos. Ya falta poco para el final, espero que les esté gustando, y no me maten por ser mala con estos dos!! Recuerden que esta clasificado como Romance/Angst, por que la vida no siempre es buena, señoritas!!! :P Pero como diría Arwen en la película "Aún hay esperanza" :) Por cierto, a mi si me cae bien Arwen!!! Ja, ja, ja :P Creo que soy la única...

Mil gracias por los reviews, y recuerden que si les gusta lo que leen, dejen mas! :)

¡Nos vemos!

Lanthir