Disclaimer: Esta es la primera historia que pongo en ff.net, espero que les guste.  Los personajes son del maestro J.R.R. Tolkien, salvo uno que otro que invente para la ocasión. No gano nada con esto, todo es solo con fines de divertirlos a ustedes y entretenerme yo. Es un fanfic slash/yaoi, o sea, relación chico-chico. No quisiera herir susceptibilidades, así que si no te gustan este tipo de relatos, baja el menú que esta arriba y ve al rating correcto a tus necesidades. Si les gusta lo que leen, déjenme reviews, por favor! ¡Disfrútenlo!

Lanthir

Que la vida da muchas vueltas y el tiempo pasa volando son dos hechos irrefutables. Ni Legolas ni Aragorn sabían que aquella sería la ultima vez que se verían en un largo tiempo.

El elfo regresó al Bosque Negro después de una tensa temporada viajando con Elladan y Elrohir. Le dijeron la verdad a Aragorn; Legolas no fue herido de ninguna forma, y de hecho, los gemelos lo ayudaron cuando una horda de orcos los atacó poco antes de llegar a Rivendel. Pero a cambio de esto, tuvo que aguantar los mordaces comentarios de Elrohir durante todo el camino; el huraño elfo parecía culpar a Legolas tanto como a Aragorn de lo que había pasado. Elladan, por su parte, se limitó a hablar lo menos que podía, sin hacer ningún intento de disuadir a su hermano de molestar al rubio. Legolas consintió todo esto en silencio, entre exasperado y culpable, y solo cuando hubo dejado a los hermanos a las puertas de Imladris, pudo dar rienda suelta a su coraje acumulado. La mayor parte de la senda hacia Mirkwood la paso lanzando maldiciones al aire y pateando lo que se encontrara en el camino (incluyendo a un par de orcos despistados que le salieron al paso con no muy buenas intenciones). Llegó al Bosque Negro hecho una furia, solo para encontrarse con un verdadero caos a causa del escape de Gollum. Afortunadamente, su padre no sabía nada respecto a él y Aragorn, y un tiempo después mandó a Legolas de regreso a Rivendel, para avisar oficialmente que Gollum había huido. Thranduil no sabía que Elladan y Elrohir estaban enterados de esto, y Legolas no le comentó nada; no fuera a atar cabos y terminara enterándose de todo.

El elfo estaba muy nervioso por tener que regresar a Imladris; trató de disuadir al rey de que lo enviara a él y mejor mandara a alguien mas, pero Thranduil, elfo de mano dura, se negó, diciendo que era responsabilidad de su único hijo hacerse cargo de este tipo de cosas. Así que el príncipe tuvo que volver a Rivendel, temiendo la forma en que Elrond lo recibiría. Lo único que lo animaba era la posibilidad de volver a ver a Aragorn.

El Dunedain, por su parte, acudió al llamado de Gandalf. Se dispusieron a buscar a Gollum, pero desgraciadamente el Señor Oscuro se les adelantó y lo capturó antes de que dieran con él. Al ver esto, Gandalf fue en busca de Frodo para decirle la verdad respecto al anillo, y prevenirlo de quedarse en la Comarca. Aragorn se quedó en Bree, haciendo guardia, y cuando tiempo después llegaron los hobbits sin el mago, tuvo que tomar las riendas de la misión y llevarlos a Rivendel. No tenía mas remedio que enfrentarse a Elrond y a sus hijos de nuevo. Además, extrañaba mucho a Legolas, y ansiaba tener noticias de él. Aún no estaba muy seguro de que hubiera sido buena idea dejarlo ir con los gemelos, y estaba preocupado por él.

Así que, sin saberlo, Aragorn y Legolas se dirigieron al mismo tiempo al lugar del que habían sido desterrados tiempo atrás. Con temor de lo que pasaría, pero con añoranza del ser amado, llegaron a Rivendel con solo unas horas de diferencia. El primero en llegar fue Aragorn, en compañía de los hobbits y de Glorfindel,  un elfo de Rivendel amigo de él, que los ayudó cuando los Nazgul los atacaron en el camino. Frodo había sido herido, y logró escapar cruzando el río a lomo de Asfaloth, el caballo de Glorfindel. Los demás se apresuraron a llevarlo hasta la casa de Elrond, donde fueron recibidos y atendidos de inmediato. Sin embargo, Aragorn sintió la desagradable tensión que Elrond tuvo para con él; Elladan y Elrohir afortunadamente no se encontraban, pero Arwen salió a recibirlos en cuanto llegaron. Su hermoso rostro aún estaba marcado por la pena, pero parecía más fuerte y resignada que antes. Se mostró muy preocupada por Frodo, y se encargó personalmente del alojamiento de los viajeros. Después de que todos estuvieron instalados, Arwen conversó brevemente con Aragorn, expresándole su sentir por lo que había pasado la última vez que se vieron. Aragorn le contó sobre la visita que sus hermanos les hicieron a Legolas y a él. La elfa se molestó mucho; no tenía idea de que su padre los había mandado. Pidió disculpas en su nombre, y salió de la habitación para ir a atender al resto de los visitantes.

Aragorn se quedó solo, recordando las cosas que habían pasado en esa habitación la última vez que estuvo en Rivendel; pues era la misma estancia donde Legolas y él hicieron el amor por primera vez. Aunque en aquella ocasión estaba amaneciendo y en esos momentos atardecía, la luz y la atmósfera eran las mismas; casi podía sentir al elfo junto a él, y su añoranza creció mas que nunca. Se acercó a la ventana, viendo hacia el jardín y sintiéndose bastante desdichado, y he aquí que en la creciente oscuridad, observó a una esbelta y rubia figura entrando por la puerta del palacio, cabalgando en un caballo gris. El corazón de Aragorn se detuvo; no alcanzaba a distinguir muy bien al jinete, pero sabía quien era. Legolas, desmontando, posó sus claros ojos en la ventana. Allí estaba su tan añorado Aragorn. Pensó que era curiosa la forma en que estaban conectados, y en como el destino, a pesar de las dificultades, se empeñaba en unirlos.

Con una sonrisa en los labios y un leve movimiento de la mano, Aragorn saludó a su elfo, quien le devolvió el gesto.  Vio a un par de ayudantes que se hicieron cargo del caballo, y Legolas se dirigió a la puerta principal. Aragorn se apresuró a bajar para recibirlo.

El elfo del Bosque Negro respiró profundamente cuando traspuso las hermosas puertas de la casa. Un guardia lo llevó hacia la sala donde se encontraba Elrond y el resto de los elfos importantes de Rivendel; Gandalf también estaba ahí, después de escapar de Orthanc.  Estaban enfrascados en una discusión respecto a los movimientos de Sauron, y de que era necesario detenerlo antes de que tomara mas fuerza. No se dieron cuenta de la presencia de Legolas hasta que el guardia lo anunció. Todos lo recibieron efusivamente, felices de tener a un representante de tierras distantes que los ayudara en esos momentos de necesidad. Todos, menos Elrond. A pesar de que no había mencionado a nadie mas que a sus propios hijos sobre lo acontecido entre Aragorn y Legolas, era evidente que si no fuera por los presentes, lo hubiera lanzado de su casa de inmediato. Su rostro se crispó de furia desde el momento en que lo vio, y para sorpresa de todos, no aceptó la mano que Legolas le tendió. Sin embargo, no se opuso a que tomara asiento cuando Gandalf se lo ofreció. Tratando de mantener la compostura, el elfo solo dijo que llevaba un mensaje de su padre, pero que antes de comunicarlo deseaba descansar un poco, pues su viaje había sido largo y fatigoso. Todos lo comprendieron, y Elrond, sin dirigirle aún la palabra, mandó a uno de sus sirvientes a que instalara a Legolas. El elfo salió de la sala muy molesto y confundido, y solo tenía deseos de ver a Aragorn finalmente.

El mortal estaba al pie de las escaleras, con una radiante sonrisa que le quitó el malestar a Legolas. Se abrazaron fuertemente, y sin decir una palabra, siguieron al sirviente hacia la habitación. Una vez que los dejó solos, cerraron la puerta por dentro.

-No sabes cuanto te extrañé- dijo Aragorn, estrechando al elfo contra si. Era tan cálido y fragante como lo recordaba, y no supo como había podido vivir todo ese tiempo sin ese frágil cuerpo junto a él.

-Yo también te eché de menos- susurró Legolas, sintiéndose en paz por fin, después de esa larga y tormentosa temporada. El amor que sentían el uno por el otro no menguó a pesar del tiempo y las circunstancias, y cuando sus labios se unieron finalmente, se sintieron completos de nuevo. Aragorn enredó los dedos en ese largo y suave cabello que tanto amaba, acarició la blanca mejilla de toque cálido. Legolas se perdió en el abismo gris de los ojos del mortal, y si alguna vez tuvo dudas respecto a su sentir, se fueron para siempre en los brazos de Aragorn.

Se quedaron así durante mucho tiempo, mientras la oscuridad los cubría. Finalmente y muy a su pesar, se tuvieron que separar, pues el tiempo apremiaba.

Legolas habló brevemente de lo que pasaba en el Bosque Negro y del por qué de su presencia en Rivendel. Se alarmó mucho al saber que Gollum había sido capturado por Sauron; la búsqueda de Frodo y el anillo por parte del Señor Oscuro era ya un hecho. El elfo estaba preocupado por los Nazgul, terribles criaturas a quienes incluso su padre temía. Se sintió aliviado a saber que Aragorn había logrado escapar de ellos con bien. El mortal le comunicó que Elrond pensaba hacer un concilio al día siguiente, pues él no era el único visitante de tierras lejanas que había llegado, según le informo Arwen. Parecía que el destino, fuera cual fuera, finalmente estaba sobre ellos.

-Aragorn, tienes que saber que pase lo que pase, no pienso dejarte.- dijo el elfo, apretando la mano de su compañero- Mi padre me ha enviado solo a comunicar el mensaje, pero si pasa algo mas, prefiero quedarme a tu lado que volver yo solo a Mirkwood.-

Aragorn dudo un momento; no quería que Legolas estuviera en peligro, y sabía que al quedarse a su lado, tarde o temprano lo llevaría a las fauces mismas de la guerra.

-Legolas... tienes que entender que no quisiera separarme de ti nunca, lo sabes, pero no soportaría que algo malo te pasara por mi culpa. Lo mas seguro es que tenga que ir a Gondor en unos días, y eso quiere decir que tendré que estar muy cerca de Mordor... muy cerca del peligro. Tal vez lo mejor es que vuelvas a tu hogar mientras pasa todo esto...-

-¿Volver a que? ¿A ocultarme y esperar que la guerra se me venga encima? No Aragorn, si puedo hacer algo, tanto por nosotros como por mi pueblo, lo haré ahora y de frente. No pienso abandonarte justo en estos momentos, y no pienso dar la espalda a lo que se avecina- Legolas estaba decidido, y Aragorn sabía que no podía obligarlo a hacer algo que no deseaba; no solo era cuestión de amor, sino del honor de guerrero que el elfo poseía. Si las cosas fueran al revez, estaba seguro que no abandonaría a Legolas. Así que aceptó, agradeciendo que su amado estuviera con él en esos momentos y en los tiempos difíciles que se acercaban.

Se despidieron finalmente, y Aragorn volvió a su habitación. El siguiente día sería decisivo para ellos.

¡Hola a tod@s! :D ¿Qué tal? Lamento la tardanza, ahora si me merezco una patada :P Pero de plano no fue mi culpa (no del todo). El transformador de mi calle explotó hace una semana, y los "eficientes" servicios de luz apenas ayer se dignaron a hacer acto de presencia :( Ya se imaginaran, volví a la época de las cavernas, sin electricidad durante todos esos días. Eso aunado a que mi cerebro no quería trabajar como es debido, dio como resultado el tremendo atraso y este capitulo tan cortito. Lo siento! :P Ya tengo todo planeado en mi cabeza, el problema es a la hora de pasarlo al papel o a la compu... como que en ese momento hacen corto circuito mis neuronas y no me permiten escribir coherentemente. Pero el próximo capitulo va a estar mas  completo, y de hecho va a ser bastante largo, por que es el antepenúltimo de la serie. Espero que les guste.

Para cualquier duda, comentario o reclamo, escríbanme un review o un mail a lanthir_l@hotmail.com ¡Nos vemos! :D

Lanthir