¡Isekai!
Introito
La nueva diosa de Tibitha
Hace mucho tiempo, los dioses gemelos Cosmos y Caos crearon Tibitha.
¿Por qué sintieron la necesidad de crear un mundo? Nadie puede comprender sus motivos para esto; ni los sabios ni los religiosos, tampoco lo saben los líderes del clero ni los conocedores de los antiguos textos. Todos debaten, opinan, creen, pero nadie puede saber cuáles fueron los verdaderos motivos de los dioses para crear un mundo, para llenarlo de vida. ¿Será por un alarde de soberbia al saberse seres todopoderosos que necesitan alimentar su propio orgullo? ¿Será para divertirse, deleitarse con las acciones emprendidas por los seres que sus manos crearon y después abandonaron a su suerte? ¿Cuál es nuestro propósito cómo habitantes de este mundo? ¿Por qué los dioses necesitaban crear vida como la nuestra? Esos son los misterios que posiblemente nadie será capaz de resolver y, en palabras de los conocedores, es mejor mantener en secreto.
Tibitha. La tierra construida a base de leyendas, es una leyenda en sí, incluso yo pensé que era una mentira hasta que pude pisar su suelo, respirar su aire, tocar sus mares, ver su cielo. Y nadie parece extrañado por mi presencia. En mi tiempo aquí he notado como sus habitantes se deben a las leyendas, viven por estas y la conservan sin variedad alguna, no como ocurre en mi lugar de origen. Desde su creación a manos de los dioses gemelos, pasando por maravilloso barco de los sueños y su capitán pirata, o un poderoso hechicero que vivió más de mil años y el periodo de los grandes caballeros, aquellos valientes guerreros que lucharon contra la gran invasión de demonios hace cientos de años; todo perdura. Este mundo se forjó con sus leyendas y, a su vez, es su razón de ser. Aquí se mantienen vivas las memorias de los grandes y valerosos héroes, pero también de los temores más profundos y honestos; se recuerda a los que se fueron antes y sus batallas son honradas por todos.
En este mundo se vive con el pasado; sus ecos resuenan en los muros de cada palacio y castillo, en los libros y pergaminos resguardados por las bibliotecas nacionales, los archivos de los templos, los monumentos ancestrales que inmortalizaron las memorias de cada monarca, de cada héroe. Pero también los bosques y montañas, los océanos y desiertos, en cada rincón de Tibitha se encuentra su historia, su manera de vivir y lo que será en el futuro. Sin embargo, las personas no lo admiten, nunca lo harán. En secreto todos temen el regreso de los tiranos, de los espectros malignos, de las guerras entre las naciones, el poder que los odios contenidos pueden tener sus vidas; pero también mantienen la mirada al frente, pues saben que nacerán los héroes capaces de salvarlos. Vendrán los elegidos por los cielos, el mar y la tierra para resguardar Tibitha, su mundo, nuestro mundo. Ellos brindarán la esperanza necesaria para seguir adelante, con la frente alta y luchar por lo que amamos. Lo que amamos…
Mi maestro, el mismo hombre que hizo posible mi viaje a esta tierra, solía hablar de antiguas reliquias y artefactos ancestrales, recipientes de grandes poderes y habilidades capaces de competir con la naturaleza de los dioses y los demonios. Estos objetos se encuentran repartidos a lo largo y ancho de los continentes, algunos custodiados por las familias reales de cada nación, otros ocultos por los pueblos originarios en ruinas perdidas cuya ubicación nadie sabe o se atreve a revelar. Estos objetos son tan variados y van desde armas forjadas por artesanos celestiales hasta piedras tocadas por las divinas manos de los dioses. No hay límites para quien consiga alguna de las reliquias, solo su imaginación es capaz de poner un alto a las reliquias capaces de modificar el orden de las cosas. ¿Guerra? ¿Enfermedad? ¿Desastres? ¿Muerte? Existen objetos capaces de terminar con esto… si tan solo pudiera encontrar uno de estos. Yo podría… yo podría…
Evitar su dolor.
Después de muchos intentos, de viajes sin resultados y dificultades en cada camino, he localizado el tesoro que buscaba. Lo siento, maestro, pero esto es lo que necesitaba. Si yo busqué sus enseñanzas era solo para encontrar la manera de salvar a la persona que mas aprecio. No pienso arrodillarme ante las egoístas actitudes de los dioses ni al cruel destino que le aguardaba. Solo quería protegerle, todo lo que he hecho ha sido para salvarle y no me importa lo que pueda pasar. El destino puede cambiar y yo misma me encargaré de eso, aunque al hacerlo yo deje de estar a su lado, aunque no pueda volver a verla… mi decisión es firme. A partir de este momento, yo decido… yo puedo cumplir mis deseos con solo chasquear los dedos.
¿Egoísta? No, no lo soy. Esto no lo hago por mi beneficio. Nadie se preocupó por mí, por ella, por nuestro futuro. No me importa si esto me condena o me destruye, aceptaré firmemente las consecuencias de mis actos y reescribiré su destino, le pondré a salvo. Aunque... ¿qué consecuencias podría tener ahora? ¿A quién deberé rendir cuentas? Ocuparé el lugar de los dioses y se hará mi voluntad con solo pensarlo. Nada ni nadie puede detenerme.
Yo seré Cosmos.
Yo seré Caos.
¡Yo me volveré la nueva diosa de Tibitha!
