La batalla había iniciado inesperadamente, Kanda y Marie estaban al frente, protegiendo a cada instante a su General, quien, sin preocuparse por aquello, esperaba paciente por que aquello terminara; sin embargo, algo bajo su manto brillo, estaba ansioso, desesperado por salir, y cuando salió, espero a que el hombre le dijera que podía marcharse.
-Debería guardar eso, General- Exigió el peli azul, notando como los akuma se abalanzaban sobre el - ¡General!
El chico se había lanzado al ataque, cortando a sus enemigos sin problema, mirando a su general a lo lejos, que buscaba la razón de porque aquel trozo de inocencia había saltado al frente.
-Un nuevo apóstol ha nacido- Susurro el hombre, dejando ir al fragmento, y que se adentró bajo unos escombros de un edificio -Marie, Kanda…
A Kanda le molestaba que su maestro siempre tuviera esa actitud tan despreocupada, por lo que, molesto, corto en trozos una pared derrumbada, revelando así, el cuerpo de una joven.
-Aun vive, esta muy débil- Dijo Marie mientras el mayor la tomaba entre sus brazos -Maestro…
-Algo de ella ha llamado a la inocencia- Expresó el, notando como ésta, se alojaba en la herida de su pecho - ¿Aún quedan akumas?
-No, señor- Podían estará tranquilos, de momento -Pero un akuma logró escapar
-Voy a seguirlo…
-No es necesario, se ha dado cuenta de que no puede exterminar a su objetivo- Ambos miraron al general, confundidos -El objetivo de los akuma, era esta chica
Ambos se mostraron sorprendidos, no era normal que un akuma de nivel dos tuviera un objetivo fijo, mucho menos, uno que no fuera la inocencia.
-No podemos llevarla, no podrá…- Y todos vieron como sus heridas empezaban a sanar, lento - ¿Está sanándola?
-No podemos llevarla a la batalla, pero podemos enviarla a la orden- El general tomó el cuerpo inerte de la chica, pero Marie se ofreció a llevarla, la cubrieron con una manta y comenzaron su andar -La dejaremos en el primer pueblo de paso
Y así, tal cual el hombre lo dijo, la envió a la orden, custodiada por algunos buscadores, hasta que llegó a la orden.
En ese momento, Komui se encontraba pasando por otros asuntos; sin embargo, debió tomarse el tiempo necesario para atender aquello, porque un nuevo miembro se unía a ellos en el peor de los momentos.
-Supervisor- Llamo la jefa de enfermeras, notando en el hombre algo de pena por la joven en la camilla -Tiene heridas en la mayor parte de su cuerpo, algunas han cicatrizado, si lo que el General Tiedoll envió con ella es correcto entonces…
-La inocencia la ha salvado- Interrumpió el hombre, aún consternado por aquello - ¿Tienen los análisis?
-Todo está normal, dentro de lo que cabe, no hay anormalidades que indiquen algún problema, solo…- Hizo una pausa, llamando la atención de Komui, quien la mirara fijamente -Los análisis de sangre mostraron algo extraño, patologías extrañas…
Komui tomó las hojas, revisó los estudios, quedando aún más sorprendido que antes, volteó a ver a la chica frente a él, que dormía apacible mientras las maquinas sonaban, su corazón latía, su presión estaba bien, estaba estable, entonces…
-Cáncer… ella, estaba muriendo- Esto, aunque la jefa de enfermeras lo sabía, no pudo evitar sentir pena por la joven, por otro lado, los cuestionamientos en la mente de Komui eran muchos, no era la primera vez que la inocencia salvaba la vida de alguien, pero ¿un nuevo apóstol que estaba al borde de la muerte por enfermedad? ¿Era posible? - ¿Que está buscando la inocencia en nosotros? ¿Qué beneficios desea de ella?
Komui tenía trabajo, la Rama Asiática albergaba a uno de los suyos, el joven Allen Walker aún no lograba recuperar su inocencia, no como él deseaba; volvió a su área, tenía cosas que hacer, y no podía esperar a que ella despertara.
Ahí, tumbada en la cama, podía escuchar todo lo que sucedía a su alrededor. Las voces de las enfermeras, los pasos de los médicos, el sonar de las máquinas que medían su pulso, su oxigenación.
Independientemente de todo lo demás, podía escuchar también su corazón, había bastante paz en momentos, y eso le daba suficiente para pensar, para reflexionar.
Lejos de eso, a veces, podía escuchar una voz lejana, alguien que le hablaba.
-Abre los ojos- Un murmullo batánate claro que resonó en su cabeza -Despierta
Sus ojos se abrieron de golpe, estaba sobresaltada, pero a pesar de eso, se mantuvo tranquila, observó su entorno.
- ¿Dónde estoy? – La pregunta quedó en aire, estaba sola, solo el pillar de los aparatos médicos que tenía conectados, el oxígeno y ahora, su respiración - ¿Qué fue lo qué pasó?
La puerta se abrió, dándole el paso a un hombre, con su imponente traje blanco, llevando en sus labios, una sonrisa.
-Me alegra verte despierta- Le dijo con voz suave, acercándose hasta la cama -Estaba comenzando a preocuparme, llevas así casi cinco días, o al menos es lo que dicen los buscadores
—¿Buscadores? – Pregunto ella, sacudiendo la cabeza -Perdón, pero…
-No te preocupes, todo está bien- La interrumpió el hombre, colocándole una mano sobre ella de ella -Me presentó, soy Komui Lee, soy el supervisor de este lugar, te encuentras en la Orden Negra, pero no indagaremos en formalidades todavía
- ¿Cómo llegue aquí? Yo…- Una punzada en la cabeza, un movimiento fugaz de sus manos hacia ella, un dolor inexplicable que no sabía cómo interpretar -No… no puedo recordar nada… no sé qué fue lo qué pasó
-No trates de forzar nada, probablemente tus recuerdos regresen gradualmente- Explicó el hombre, notando que poco a poco volvía a la normalidad -Quiero que descanses por hoy, más tarde vendré a verte, las enfermeras se harán cargo de ti hasta que te dé el permiso para salir del área médica
-Está bien…
-Por cierto ¿recuerdas tu nombre? - Pregunto, haciendo que ella lo mirara -No es necesario de momento, pero podrías tratar de recordarlo
Agradecida por el tiempo, vio al hombre alejarse, las enfermeras llegaron para monitorearla, la jefa pelo y partió una manzana para ella, retirándose a sus deberes luego de unos minutos.
Se sentía relativamente bien, pero una siesta no le vendría mal, un momento para ella, para descansar esta vez; aunque, en sí, no tenía nada en que pensar, sus recuerdos eran nulos, no tenía conocimiento de quien era, de cómo se llamaba, de donde provenía. No tenía a nadie.
Los campos bañados por sol inundaron su mente, las flores bajo sus pies, el aire fresco y el cielo despejado, siendo surcado por las aves. No era la única ahí, había gente, más niños, más… sangre…
Había lluvia, truenos y relámpagos que la tomaron desprevenida, monstruos, ¿de verdad su mente albergaba todo este terror?
- ¡Sharon!
Un sobresalto, sus ojos abriéndose de golpe y la soledad abrumadora, estaba sudando y la respiración agitada, por lo que tomó el vaso de la cómoda y lo bebió; se tranquilizó al cabo de unos minutos, sin embargo, su paz fue interrumpida por aquel hombre nuevamente.
Ella no había dicho nada, simplemente, él se acercó, encontrando en ella el miedo, la confusión, abrazándola, otorgándole unos segundos de paz con su presencia, así que correspondió el abrazo. Cuando él la sintió más tranquila, se separó de ella, alejando los mechones rebeldes de su cabello del rostro.
-Dormir no siempre será tranquilo, a veces nos hacen sufrir y pasar malos ratos- Komui le limpio una lágrima que recorría su mejilla, sintiéndola un poco más despejada -Necesito llevarte a un lugar para que examinen tu inocencia
-Ino… cencia…
Una sonrisa de Komui bastó, la joven le siguió, llevaba una capa sobre sus hombros y la ropa que ya llevaba puesta con anterioridad; un pantalón corto y una blusa de tirantes, nada fuera de lo normal, nada extravagante.
Se detuvo al ver la plataforma flotante, y sintió que algo vibró en su interior, en su pecho, su centro.
-Esto…
-Ella sabe que aquí es a donde pertenece- La mano de Komui, extendida frente a ella, esperaba a que la tomara, dando un suave tirón cuando lo hizo, ayudándola -Vas a estar bien, Hevlaska analizara tu inocencia
El hombre inicio el descenso, ella podía ver diferentes pisos que dejaban atrás conforme avanzaban.
- ¿Pudiste recordar tu nombre? – Preguntó, haciendo que ella lo mirara con curiosidad, con un sentimiento extraño que pareció apoderarse de ambos.
-Sharon… - Musitó, insegura, tímida -Creo, que ese es mi nombre
La plataforma se detuvo al cabo de unos segundos, Sharon buscó los ojos de Komui, pero de pronto, había sido tomada y, aunque podía sentir una extraña sensación en su cuerpo, pudo calmarse al cabo de unos segundos.
-Con cuidado Hev- Dijo Komui desde abajo, notando como la guardiana de la inocencia inspeccionaba a la chica.
-Está bastante tranquila, algo impropio de alguien que acaba de obtener un fragmento de inocencia- La joven miraba a la "mujer", quien la observaba con interés -Sharon, has llegado en el momento más inesperado de esta guerra, ahora, voy a medir la sincronización con tu inocencia
Hevlaska guardó silencio unos segundos, la joven no sentía dolor alguno, por lo que se relajó.
-Sincronización del setenta y ocho por ciento- Lentamente colocó a Sharon en el piso, acercándose Komui a ella -Su sincronización esta por sobre la media, es un porcentaje bastante alto para alguien que acaba de sincronizar con un fragmento
-Necesitamos cuanta ayuda sea posible, no estamos bien parados ante todo esto- No podía mas que escuchar lo que hablaban, porque seguía sin entender -Y eso si ella va a cooperar
Hevlaska la miró, notando cierta confusión en ella.
-Deberías explicarle de que va esto, debe estar preparada- Afirmó la guardiana, dando por terminada aquella charla entre ellos.
Komui y la chica volvieron a la parte superior, por lo que, sin dudarlo, la llevo hasta su oficina. Aún tenía trabajo que hacer, tenía papeles y otras cosas que demandaban su atención, pero debía hacerse cargo primero de su nuevo apóstol.
-Creo que te debo una explicación sobre la inocencia, bueno, por ahora lo único que sabemos sobre ella y de ti, es que de alguna manera se ha mimetizado con tus células, con tus órganos, tu cuerpo alberga a la inocencia, pero al mismo tiempo, ella te está otorgando vida, las pruebas de sangre que te hicimos mientras estabas inconsciente, nos revelaron que padecías una enfermedad degenerativa, tú estabas muriendo, pero ella decidió salvarte
Ella estaba consciente de su enfermedad, que no tenia cura, que iba a morir; pero ella no lo deseaba, quería vivir.
-Entonces, la inocencia, me está permitiendo vivir ¿eso es el lo que trata de decirme? – Komui asintió, Sharon no sabía cómo reaccionar a aquello, porque, si le había salvado la vida ¿Qué tenía ella que dar a cambio? - ¿Qué debo hacer a partir de hoy?
Komui pudo ver en su rostro un atisbo de confusión, miedo, y él sintió lo mismo, ya que, por ende, conocía perfectamente el destino de muchos de sus exorcistas.
-Deberas luchar una guerra, ser parte de ella para salvar a la humanidad, eres un apóstol de Dios que debe combatir a los Akuma- Una guerra, una palabra que conocía por los libros, por historias de gente que se había cruzado en su camino -Pero no estarás sola, hay varios como tu que han sido elegidos por la inocencia para combatir con ellos, por ahora, ellos se encuentran luchando en Edo, Japón
- ¿Por qué no me envían ahí? – La inocencia propia de la chica le izo sonreír -Debo ayudarlos ¿no?
-No estás físicamente preparada para ello, por lo que necesitamos hacer unas pruebas para comprobar cómo funciona tu inocencia, ademas, acabas de despertar y tus heridas siguen sanando- Komui señaló sus brazos, donde las vendas llegaban hasta sus codos, cubriendo aún, una parte de sus hombros con otro par -Te llevare a la división científica, haremos algunas pruebas y comprobaremos tu habilidad
-De acuerdo- Komui pudo ver que el miedo se disipó con avidez, el corazón de la chica parecía fuerte, más de lo esperado, entonces se preguntó si esa era la razón del porqué su sincronización había sido tan alta -Estoy lista
Komui sonrió, cualquier otra persona hubiera alegado de más, negándose a lo que fuera que intentarán hacer con ella, sin embargo, pensó que ella estaba tratando de devolver el favor.
-No te esfuerces, aún estamos a tiempo antes de que pises un campo de batalla- Afirmó el hombre, mirando enternecido a la chica -Aun debemos explicarte un par de cosas más, vamos, sígueme
Komui se encargó de llevar a la joven hasta la división científica, caminaban entre varias puertas, por lo que él comenzó a explicarle el resto de su deber.
-La tarea de un exorcista consiste en dos cosas, la primera es acabar con los akuma que amenazan la vida de las personas, evitar que la gente cree nuevas máquinas que luego logren evolucionar para ser cada vez más fuertes y apoyar la moción del Conde- Komui notó que ella le seguía el paso, había fiereza en su mirada, aunque pudo notar que algo parecía incomodarle, sin embargo, continuo con su explicación -La otra tarea, es recuperar los fragmentos de inocencia que se encuentran esparcidos por todo el mundo, a veces estos crean confusión en el exterior, en las personas, lo que provoca que los akuma se comporten de manera extraña y ataquen los pueblos, incluso se les ha visto rodear parajes de naturaleza por fragmentos que se apoderan de alguna planta, edificio o animal
Sharon cayó en cuenta que, en algunos de sus sueños, podía ver a una bestia que le atacaba, ella no era de ese lado de Europa, aunque no estaba segura el lugar en el que se encontraba exactamente.
-Yo… fui atacada por akumas, recuerdo… a un joven, de cabello negro, y otro hombre, de cabello gris, yo… ah…- Un momento de debilidad que la hizo caer de rodillas, alcanzando a sostenerse con un mano para evitar el suelo, Komui se apresuró a sostenerla -Ellos querían matarme, ellos, los que me ayudaron, están en Edo ahora ¿verdad?
-Fuiste encontrada por el General Tiedoll, seguramente el chico que te salvo fue Kanda- Sharon lo miró, estaba pasando por un leve dolor de cabeza - ¿Te duele la cabeza?
-Ya esta pasando, me dolió cuando pude recordar eso, pero no pude ver nada más- Komui la ayudó a ponerse en pie, continuando con su camino a paso lento -Los akuma son derrotados por la inocencia, si la inocencia esta en mi cuerpo ¿Cómo voy a poder usarla para derrotarlos?
-Eso es lo que averiguaremos en la división científica, no tienes que preocuparte por eso, trabajaremos con un gran equipo- Admitió el mayor, continuando el camino en silencio, hasta que llegaron a unas puertas, donde se encontraban varios escritorios y papeles por todo el lugar.
-Supervisor- Un hombre de cabello castaño claro se acercó a ellos, notando a la chica -Ella es la nueva…
-Así es Reever- Afirmó el recién llegado, colocando sus manos sobre los hombros de la chica -Sharon, te presento a Reever, él es el encargado de la primera sección del departamento científico, él se encargará de ti a partir de ahora
Sharon volteó a ver a Komui, preguntando con la mirada si era verdad que la dejaría sola.
-No te preocupes Sharon, nosotros nos encargaremos de ti- Le dijo un chico de cabello castaño recogido en dos partes cerca de su nuca, sus lentes casi le imposibilitaban ver sus ojos, pero su sonrisa la tranquilizo -Soy Johnny Gill, él es Tup, Jake y Número 65
Los aludidos saludaron a la joven, quien pareció tranquilizarse, siguiendo a Johnny hasta donde estaban ellos. Reever aprovecho para acercarse a Komui.
-Oiga jefe, ella…
-Tiene una mente fuerte, más de lo que pudimos imaginar, no recuerda nada de su pasado, apenas su nombre, te la encargo mucho, Reever- El aludido asintió, debía trabajar con la chica y averiguar un poco más sobre su inocencia -Verificare el estado de Allen, sigue sin haber resultados
-Me ocupare de ella- Reever se alejó, permitiéndole a Komui salir del departamento -Muy bien, tenemos trabajo que hacer, pero primero, ¿ya has comido algo Sharon?
La aludida lo miró, y simplemente la mención de dicho acto, hizo a su estómago gruñir.
-Que problemático sigue siendo el supervisor- Se quejó Reever, rascándose la nuca y chasqueando la lengua -Chicos, vayamos a comer algo, no podemos ayudar a Sharon hasta que coma algo
Acompañada por sus nuevos compañeros, Sharon llegó al comedor, siendo observada por el resto de los ahí presentes, todos buscadores.
Johnny y Reever habían ordenado, llevándole a Sharon una bandeja con comida variada, así la habían pedido, eran diez platillos en medianas porciones, como no sabían que era lo que le gustaba, prefirieron llevar un poco de todo.
-Si hay algo que no te guste, puedes dejarlo, toma en cuenta que acabas de despertar y que no recuerdas nada, así que no estamos seguros de si los sabores de los alimentos están incluidos en ese "reset" de tu cerebro- Comentó Reever, sonriendo -Entonces, provecho
- ¡Provecho! – Exclamaron los demás, empezando a comer.
Sharon miró la comida, no sabía por donde empezar, y pudo ver la mano de Johnny ofreciéndole un platillo de fideos, soba, había escuchado decirle, así que lo tomó, y lo probo un poco, terminándoselo en un santiamén; continuó de a poco con cada uno, hasta que finalizó con todos.
-Todo estaba muy delicioso, creo que tenía mucha hambre- Los chicos de la división rieron, sobre todo, porque estaban conscientes de que los portadores de la inocencia parasito solían comer mucho -Me siento mejor
-Excelente, ahora volveremos a la división científica con mejores ánimos- El comedor estaba aluzado, por lo que Sharon tuvo una noción sobre la hora del día en que se encontraba.
Había seguido a los chicos hasta la división científica, entonces volvió a ser turno de Reever de explicarle un poco sobre su nuevo poder.
-Quiero suponer que el supervisor te ha explicado ya un poco sobre las habilidades que otorga la inocencia, pero ahora necesitamos saber cuales son esas habilidades especiales en ti- Reever caminaba en círculos, observado por Sharon y el resto de sus compañeros -Allen, por ejemplo, puede modificar su brazo izquierdo, Krory puede beber la sangre de los akuma, potenciar sus capacidades físicas y hasta inyectar su propia sangre en los akuma ¿y tú?
Todos miraron Sharon, que pestañeaba con curiosidad, con inocencia, porque la verdad, ella tampoco sabía.
-Ah, no lo sé… esta es la primera vez que me lo plantean de esa manera- Expresó ella, no sabiendo que hacer -No, no se cual es mi habilidad
-La inocencia se manifiesta de diferentes maneras, la de Krory, a pesar de estar en sus dientes, es capaz de recorrer su cuerpo, de no ser así, moriría por el veneno de akuma que ingiere- Explicó numero 65, leyendo un libro, donde aparentemente tenía los datos de los exorcistas registrados -Sin embargo, la de Allen solo ocupa su brazo izquierdo y, aun así, puede sobrevivir al veneno de akuma…
-Pero tu inocencia se ha mimetizado con tus células, de pies a cabeza, eres como un fragmento de inocencia vivo, uno que puede caminar y hablar, es por eso, que podría ser posible que tengas una habilidad completamente diferente a la de ellos- Explicó Reever, mirándola a los ojos -Necesitamos que despiertes esa habilidad
-Transformación…
Pudo escuchar un murmullo, un comando de activación que la hizo cambiar de forma, ahora era un gato entre los cuatro hombres, haciendo que Reever se quedara petrificado frente a ella, viendo como el felino meneaba la cola, luego su cabeza se direccionaba hacia los presentes a sus costados.
- ¿Qué me paso? – La voz de la chica salía del gato, entonces comprobaron que era ella, que podía comunicarse.
-Tranquila, tranquila, no te alteres, haber, veamos- Reever se puso en cuclillas frente al felino, podía distinguir los ojos azules de la chica, y en el centro, entre el pelaje, un punto verde brillante - ¿Pensaste en algo cuando te transformaste? Algún comando de activación, algo clave
-Sonará extraño, pero una voz en mi cabeza dijo la palabra "transformación"- Todos la miraron, sorprendidos, porque había vuelto a cambiar de forma, ahora era un pequeño pájaro - ¡Reever!
Las siguientes horas fueron cruciales ente los científicos, ya que nunca habían oído hablar de ese tipo de transformaciones, por lo que, cuando Komui llegó a donde ellos, le pareció extraño no ver a su nueva exorcista.
-Ah, creí que la pequeña Sharon estaría aquí- Un pequeño cervatillo se acercó a Komui, mirándolo fijo - ¿Qué hace este cervatillo aquí?
Todos miraron al supervisor, mientras que el animal se acercaba más a él, haciéndole retroceder.
-Soy yo, Komui, soy Sharon- Una ceja en el rostro de Komui se alzó, sus lentes resbalaron por el puente de la nariz -No he podido volver a mi forma humana
Komui parpadeo un par de veces, volteó a ver a su equipo y luego, explotó.
- ¡¿Cómo rayos no han podido hacer que vuelva a la normalidad?! ¿Qué clase de científicos son ustedes? Han trabajado con Inocencia desde años- Gruñó, aunque solo era uno de sus casuales arranques de histeria, algo similar a cuando Lenalee desaparecía - ¡Encuentren la manera de hacer que Sharon vuelva a la normalidad!
-Eso hemos intentado, pero cada que el comando de activación es mencionado, solo cambia de animal, ya la hemos visto como oso, potro, perro, pájaro y hasta un pez, pero no ha logrado volver a su forma humana- Se quejó Reever, tomando la forma cervatillo de Sharon ente sus brazos -No vamos a descansar hasta que vuelva a ser ella…
- ¿Comando de activación? ¿Cuál comando de activación? – Pregunto aún en histeria.
Reever y Sharon se miraron, temían que algo raro fuera a salir de la siguiente mención del comando, pero, con resignación, Reever lo soltó.
-Transformación…- Esta vez, el cuerpo de Sharon volvió a ser el de ella, sin embargo, nadie contaba con que aparecería sin ropa sobre su cuerpo -Esta…
- ¡Desnuda! – Exclamaron los cuatro científicos detrás de Reever.
Komui se había quitado su gabardina inmediatamente, cubriendo el cuerpo de Sharon y arrebatándola de los brazos de Reever, la cubrió de los ojos de los otros, que, si bien se evitaron problemas al darles la espalda, sabían de lo que era capaz su supervisor.
-Ustedes sabían que aparecería sin ropa, se hicieron los que no sabían nada- Apuntó con el dedo a los de la división, quienes prefirieron escapar antes de que los tornillos terminaran por zafársele a Komui -Reever, te dije que encontraras el como funciona su inocencia
-Eso hacíamos supervisor, pero de un momento a otro, Sharon se transformó por su cuenta en un gato, de ahí nos dijo que una voz en su cabeza había dicho el comando de activación y cada que lo decíamos o ella lo pensaba, cambiaba de forma, pero siempre en animales- Se respaldó Reever, por lo que esta vez, miró a Sharon -Sharon, dile…
-Es verdad, aunque, parece que ahora no esta activado, lo he dicho en mi mente unas tres veces y no eh cambiado de forma- La chica miró a Komui, defendiendo y respaldando a Reever.
-Analicen lo de hoy, es tarde, y apenas despertó hoy- Finalizó Komui, dándose la vuelta y saliendo de la división científica, llevando a la chica hasta su habitación.
Sharon se había mantenido en silencio todo el camino, sobre todo, porque había hecho perder tiempo a Komui, porque sabía que estaba ocupado, que tenía a quienes serían sus compañeros en un campo de batalla desconocido.
Cuando entró a vestirse, pudo sentir una palpitación en su pecho, pero la ignoró, saliendo a los pocos minutos y devolviéndole su gabardina a Komui.
-Mañana haremos unas pruebas reales, deberás estar preparada- Komui se colocaba su ropa, como supervisor, no podía dejar de portar su uniforme -Le diré a 65 que venga por ti, desayunaras y luego trabajaremos contigo
-No necesitas estar ahí Komui, con Reever y los demás es suficiente- Respondió ella, no quería tener más atención de la que ya tenía -Voy a esforzarme lo suficiente, aprenderé a controlar este poder
Komui sonrió, le alboroto el cabello en la parte superior y luego se despidió.
-Buenas noches
Fueron las únicas palabras del mayor, alejándose a paso lento por los pasillos, ella se había quedado pensativa, por lo que no alcanzó a desearle buenas noches.
Cuando entró a su habitación y se tumbo en la cama, sintió que el cansancio se apoderaba de ella, durmiéndose casi al instante, sumiéndose en la oscuridad.
-No puedes morir…- Había dicho nuevamente la voz en su interior -Debes luchar…
- ¿Por qué me dices esas cosas? – Su voz podía escucharse en eco, no había nada físicamente a lo que dirigirse, pero podía escuchar la voz, clara y fuerte, resonaba en sus oídos con menos eco que la de ella - ¿Qué eres? Acaso… ¿eres la inocencia?
Una figura negra se materializo entre todo lo que ya existía, un borde blanco podía diferenciarla del resto, por lo que, sin pensarlo, tomó la forma de ella, como un espejo.
-Tu y yo somos uno, Transformación es mi nombre, y puedo otorgarte la habilidad de transformarte en cuanto ser vivo puedas pensar- Ahora entendía porque cada que decía el nombre, su apariencia cambiaba -Pero no solo eso, puedes imitar la apariencia de las personas, pero deberás perfeccionar la técnica para copiar sus voces
-¿Cómo voy a acabar con los akuma transformándome solo en animales? – Aquel reflejo no dijo nada, solo se quedó quieto, mudo -No eres de gran ayuda, necesito aprender todo lo que pueda de ti, hay gente que espera mucho de mi
-Aún no los conoces, podrán ser compatibles, pero no todos son como estos humanos que trabajan para la inocencia, el cubo en fondo de este lugar vive gracias a ellos, sin estas personas, nosotros no podemos vivir- ¿Por qué sentía que aquel ser no era simplemente una parte del cubo, ese fragmento de inocencia que le había elegido y devuelto la vida que ella tanto anhelaba -Si voy a ayudarte, pero ahora debes apañártelas por ti misma, te di la información que necesitas, ahora tú has el resto
Despertó de golpe, con la tenue luz del amanecer que se filtraba por la opaca ventana frente a su escritorio. Había comenzado a dudar de su fragmento, sobre todo por sus palabras, ¿estaba resentido con algo? Era como si de verdad quisiera vivir, pero, al mismo tiempo, estaba molesto.
Deseaba hablar con Hevlaska, ella era la guardiana, y aunque el fragmento no había llegado a albergarse en el cubo, estaba segura de que ella podría ayudarla o, al menos darle un poco de norte en toda esa confusión.
Había llegado al comedor, el jefe de cocina estaba maravillado con el apetito voraz de la chica, y claro que la consentiría un poco, le había dado ración extra de todo, y prometió llevarle un postre delicioso para que tuviera energía extra.
Se tomó su tiempo, después de todo, era aún temprano para ir a la división científica, por lo que, sin dudarlo, pasó más de una hora sentada ahí, y más cuando Jerry le llevara el postre.
Un pequeño objeto volador se acercó a ella, lo miró extrañada, hasta que alguien habló.
-Al fin te encontramos- La voz de Reever era emitida por aquel artefacto -Cuando termines de comer ¿podrías venir a la división de ciencias?
Un leve asentimiento de cabeza, eso fue todo lo que Reever necesitó.
Sharon terminó de comer, paso a la ventanilla a agradecer a Jerry y se dirigió a la división científica, y claro que le había contado a Reever que tenía interacción con su inocencia, por lo que le recomendó ir con Komui, explicarle y que la llevase con Hevlaska, claro, luego de haber practicado con ellos.
Estuvieron toda la mañana y parte de la tarde trabajando en las transformaciones de la chica, la palabra transformación no solo actuaba como detonante de dicha acción, sino, que también era el comando de activación para la inocencia en general, así que, sin pensarlo, su cuerpo adquiría una estela verde que la hacía visible y letal.
Había practicado con la activación, tenía alrededor de treinta minutos con la inocencia activada, cuando de golpe se vio en la necesidad de frenar, alertando a los científicos de que algo estaba mal.
Reever había entrado con ella, le había cubierto con una manta como prevención y se dio cuenta, de que había perdido la conciencia.
-Sharon, despierta…- Podía escuchar la voz de alguien, aunque no identificaba de quien era -Sharon, abre los ojos…
Había movido la cabeza unas cuantas veces, como queriendo reaccionar, pero no había sido hasta después, que sus ojos se abrieron, mirando a Komui y volviéndolos a cerrar.
-Estaba trabajando muy bien con las transformaciones, no había tenido ningún problema, hasta que activo la inocencia- Explicó Reever, notando la preocupación de Komui -Jefe, seguiremos haciendo pruebas…
-Dejemos las pruebas físicas por unos días, hagan pruebas sanguíneas, necesitamos averiguar los efectos de la inocencia en su cuerpo- Komui ni siquiera volteó a ver a Reever, todo aquello lo había dicho con la mano cerrada en un puño y sin chistar; de las pocas veces que el supervisor hablaba en serio -No vamos a exponerla, si necesita más tiempo, se lo daremos
Komui dejó la división científica, Sharon permanecía recostada en uno de los sofás del lugar, por lo que, sin más que hacer, se turnaron para cuidar de ella.
El sol se había ocultado, los ojos de Sharon se abrieron, por lo que instintivamente quiso enderezarse, aunque, freno al darse cuenta de que nuevamente no llevaba ropa.
-Has despertado- Dijo la voz de Johnny, acercándose a ella y mostrándole la ropa -Los chicos están en el comedor, solo yo estoy aquí, así que iré a otra habitación para que puedas cambiarte, luego iremos juntos hacia allá
-Gracias- Johnny desapareció, permitiéndole vestirse, aunque realmente, sus vestimentas eran muy sencillas, por lo que no tardo en vestirse y llamar al chico.
Caminaban en silencio, realmente ella seguía un poco desconcertada por aquello, sin embargo, no fue hasta que llego con Reever, que preguntó por lo sucedido.
-No entendemos que fue lo que paso, habías estado muy bien con la inocencia activada, pero luego de media hora, tuviste un colapso- Explicó Reever, quien ya había acabado de comer y esperaba por ella y su subordinado -Estamos esperando algunos estudios especiales para determinar que fue lo que paso
-Entiendo- Fue su única respuesta, por lo que los cinco hombres se miraron entre sí.
No tenían manera de animarla en ese momento, no era su voluntad ni su espíritu lo que estaba herido en ese momento, pero nuevamente, un golem apareció.
-Sharon, te espero en mi oficina- Esa era la voz de Komui, aunque, curioso, solo había llamado a la chica, no a ninguno de los otros científicos.
Tenia rato que había terminado, por lo que, sin pensarlo, dejo el postre sobre la mesa y se dirigió hacia la oficina de Komui. Reever y el resto la miraron, había algo inexplicable en sus ojos, algo que no pudieron comprender.
Cuando ella llegara a la oficina de Komui, éste la recibió con una sonrisa y un abrazo, la invitó a sentarse en el sofá de la oficina, tomando él, su lugar detrás del escritorio.
-Realizamos algunas pruebas referentes a tu estado de salud, hay cosas que tienen explicación, pero hay otras, que no sabemos exactamente cómo interpretar- Sharon guardaba silencio, atenta a las palabras de Komui -El desgaste molecular de tus células es muy grande, la activación de la inocencia provoca un sobre calentamiento que tú cuerpo no puede soportar aún, no sabemos si por lo alto de la sincronización, o por algún efecto secundario que luego podremos descubrir, al transformarte, tu cuerpo cambia completamente de estructura, tus órganos y huesos se ven altamente alterados, tal vez, observarte de cerca será lo mejor
-Espera, entonces, ¿no podré luchar por tiempos prolongados? - Pregunto, confundida, porque ¿de que le servía un poder de esa magnitud, cuando sólo estaba causando problemas? -No es posible, no me parece justo que me esfuerce en algo y deba limitarme
Comenzó a hiperventilar, ahora el temor de no poder ser útil la invadió.
-Limitaremos por un tiempo el máximo de transformaciones en un combate, esperamos que, con el tiempo, tu cuerpo se adapte de mejor manera a la inocencia y a las transformaciones- Komui podía entender su desesperación, había dejado en claro que pelearía como el resto, y estaba consciente de que el resto necesitaba ayuda en Edo, pero no iba a enviar a la novata a la boca del lobo -Comprendo tú necesidad de dominar la inocencia en estos momentos, pero no lograrás nada si empiezas a desesperarte
Sharon se dejó caer en el sofá, casi como queriendo fusionarse con el, así que, inhaló profundo.
-No voy a darme por vencida, controlare la inocencia, dominaré su poder y acabare con cuánto enemigo se ponga frente a mi- La determinación en su corazón era clave, por lo que Komui entendió, que debería hacer algo para ayudarle con eso -Iré a descansar, mañana volveré con Reever y el resto a practicar, buenas noches
-Buenas noches…
Komui estaba consciente de haberles dicho que descansaran unos días, sin embargo, escuchar que el espíritu de la joven no se doblegó ante la amenaza fue suficiente para que le permitiera seguir entrenando. Así que, tomó el teléfono y llamó a Reever para darle instrucciones.
Había dormido gran parte del día y, aún así, cayó rendida en su cama, pero había estado incómoda y, para cuando pudo conciliar el sueño, su mente la despertó. Ahora, sentada en la cama a las cinco de la mañana, podía sentir los estragos de las transformaciones del día anterior, el dolor recorría sus músculos, algunas articulaciones podía sentirlas entumidas, rígidas; hasta la raíz del cabello le dolía.
Tomó su ropa y se dio un baño, pensando que tal vez el agua tibia le ayudaría, pero no, al contrario, el cuerpo comenzó a dolerle aun más; llego a rastras a la división científica, donde Reever le ayudo a sentarse.
-El supervisor me dio instrucciones, sin embargo, no creo conveniente que continues por el día de hoy- Le explicó el hombre, entregándole unas pastillas y un vaso de agua -Forzar a tú cuerpo de esa manera podría ser contraproducente
-No, quiero intentarlo, debo acostumbrarme a ello- Respondió luego de tomar las pastillas, inhalando profundamente -Por favor Reever, déjame intentarlo
Reever sabía que ella no iba a detenerse, lo había visto en Allen y Kanda, notando que la chica tenía el mismo espíritu que ellos; suspiró, resignado, no iba a poder hacer nada contra ella, y Komui se lo había advertido la noche anterior.
-Muy bien, hagamos unas cuentas pruebas, pero nos detendremos en cuanto veamos que no puedes más- Sharon sonrió, a pesar del dolor que recorría su cuerpo, porque cada fibra de sus músculos estaba adolorida por las transformaciones del día anterior -Chicos ¡A trabajar!
Sharon comenzó a practicar, ese día estuvo a punto de tener otro colapso, pero Komui había trabajado toda la noche en un suero que impidiera a su cuerpo el sobrecalentamiento celular, por lo que, una vez que Reever lo administró, ella recobró el movimiento de su cuerpo, el dolor había desaparecido y continuo.
Esta vez había sido poco mas de una hora antes de que, esta vez, de verdad colapsara.
-El suero tuvo su efecto inminente, pero si sumamos bien el tiempo en que la mantuvo activa, fueron casi dos horas- Explicó Reever a Komui en la oficina, Sharon descansaba ya en una cama en la enfermería -Sus células están estables, no parece haber daño, la pregunta aquí es ¿Cuánto durara siendo efectivo ese suero?
-No será por mucho, le ayudara a sobrellevar el dolor del momento, tengo fe en que pasara una vez su cuerpo se acostumbre a las transformaciones- Indicó, entregándole a Reever una tablilla con otros documentos, sorprendiéndolo -Ella es demasiado especial para la inocencia, no solo le devolvió la vitalidad y la fuerza para seguir adelante, esta creando en ella un cuerpo único que resiste el desgaste físico que implica ser un portador de inocencia tipo parásito
-Jefe, entonces, ella…- Reever y Komui se miraron, de momento, el secreto quedaría entre ellos dos, no podían darse el lujo, no todavía, de que alguien más se enterara del asunto.
Luego de dos días más de entrenamiento, Sharon había logrado dominar las transformaciones, había aumentado el tiempo de resistencia a la activación de la inocencia, y el dolor en su cuerpo había pasado a ser un simple cosquilleo.
Reever y los otros se sorprendieron de lo que la chica había logrado en tan poco tiempo, en como su determinación había ayudado a salir adelante, sin embargo, la mente de Reever aún vagaba en los resultados arrojados aquella noche.
Un alboroto por parte del personal en general le dio curiosidad, Johnny apenas había tenido oportunidad de decirle cuando, al segundo siguiente, ya estaba dos metros lejos de ella para ir a donde se dirigía.
De cierta manera, Sharon entendió que ella no pertenecía aún a ese lugar, por lo que, sin dudarlo, se retiro a su habitación.
-Así que aquí estabas- El golem que siempre le seguía dejó escapar la voz de Komui -Deberìas estar aquí, los chicos volverán a casa
-Estoy bien, luego los conoceré, ellos…- Guardó silencio, escuchando el aleteo del golem por unos segundos -Aún hay tiempo…
Komui no iba a insistir, ella había llegado en un momento en el que la Orden se encontraba sin ninguno de sus exorcistas en el lugar, había estado entrenando los últimos días para perfeccionar su técnica y, si bien, aun no estaba del todo preparada, esperaba que, con el paso del tiempo, aquello fuera mejorando.
Había bastante ajetreo al anochecer, había tomado un buen descanso ese día, y lo necesitaba, tampoco deseaba sobre esforzar su cuerpo, así que, sin dudarlo, se dirigió al comedor, de donde pudo ver a Johnny salir corriendo con lágrimas en los ojos.
Observó algo nuevo en el lugar, una rara cabellera blanca que no reconoció, por lo que supuso que sería uno de los miembros que recién volvían de la misión. No le tomó importancia, no de momento, así que fue a ordenar y tomó asiento muy lejos de él, no deseaba causar más alboroto del que ya había.
Por su parte, una vez Johnny se fuera y pudiera volver a su comida, Allen pudo ver una extraña cabellera castaña que no conocía, sin embargo, perdió fácilmente y se preguntó a sí mismo si había sido un sueño.
Los entrenamientos con Reever y el resto se habían terminado, ellos estaban ocupados con otras cosas, por lo que debía encontrar otra manera de entrenar y, es que, viéndose al espejo, le hacía falta músculo y fuerza física.
Así que se dirigía al are de entrenamiento, un pequeño gimnasio para que los exorcistas pudieran entrenar su físico mientras su estadía se los permitiera.
- ¡Suélteme! – Escuchó la voz de un hombre, por lo que busco a quien había gritado - ¡Suélteme ahora mismo!
- ¡Jefa de enfermeras, espere! – Sharon pudo ver a la jefa de enfermeras del otro lado de los pasillos, llevaba a dos chicos de las orejas, un pelirrojo y un peli azul - ¡Duele!
Los vio desaparecer en otro pasillo, camino hacia la enfermería, suspirando por no ser ella quien estuviera aislada ahí.
Cuando por fin llego al gimnasio, comenzó con una rutina leve de cardio, pensó que probablemente podría aplicar un poco de su energía de transformación en ese ejercicio, pero solo consiguió agotarse más rápido.
-Debo dominar mi habilidad- Murmuró para si misma mientras trataba de ponerse de pie, aunque sus piernas temblaban cual cervatillo recién nacido -No voy a rendirme…
Ese día, Sharon se dedico a entrenar su físico, el cuerpo le había dolido igual que aquella vez, sin embargo, era muy diferente, porque esta vez había activado partes de su cuerpo que no habían recibido entrenamiento nunca en su vida.
El día siguiente no había sido muy diferente del anterior, por lo que, una vez terminara su entrenamiento, se dirigió a las duchas y se baño antes de ir a cenar. Cuando piso el comedor, pudo ver que había cuatro personas, incluido el chico de cabello blanco del otro día, sentados en una mesa, por lo que, sin pensarlo dos veces, los evitó.
Aún no los conocía, pero estaba avergonzada de no haber sido enviada a Edo junto con ellos, que no pudo serles de ayuda en esa batalla a pesar de que fue encontrada a medio camino.
Se llevo la comida a su habitación, suspirando con resignación.
Komui sostenía una reunión con el inspector Lvellie, que, luego de que Lenalee fuera sacada de ahí por Reever, el inspector y el habían hablado de cosas referentes a lo que hubo acontecido recientemente, entre ellos…
-Supervisor, tengo entendido que, durante la pelea en Edo, usted y la división estuvieron trabajando con un nuevo exorcista que llego a la orden en estado… crítico- Comenzó el inspector, mirando a Komui tomar asiento nuevamente detrás de su escritorio -Ese exorcista… ¿cree que esté listo para esta guerra?
Komui tenía sus dudas, no quería decir nada respecto a la extraña habilidad que había desarrollado la inocencia en el cuerpo de la joven, este era todavía un secreto entre él y Reever, por lo que, sin dudarlo, hablaría a medias; poco le importaba mentirle a ese sujeto.
-Su nombre es Sharon, llego aquí inconsciente y con perdida de memoria, ha logrado recordar apenas nada de su pasado- Komui le entrego un expediente que, si bien tenia toda la información, omitía lo que el conocía -Al parecer, la inocencia le salvo la vida, su deseo de vivir fue lo que llamó al fragmento que el general Tiedoll llevaba en ese momento, su inocencia, Transformación, le permite cambiar su composición molecular, puede adquirir la forma que ella desee, las células de su cuerpo están impregnadas de cada poder de la inocencia, por lo que, sin duda, será de gran ayuda en lo que esta por venir
Lvellie miró el expediente, insignificante para él, sin embargo, mantendría los ojos puestos sobre la chica también.
Komui sabía que mientras ese hombre estuviera ahí, debía mantener la información de Sharon en las sombras, no iba a arriesgarla, no mas de lo que ya lo estaba haciendo, por lo que, se le hizo extraño no saber de ella durante los últimos días.
Por la mañana, la joven se había levantado temprano y dirigido hacia el gimnasio nuevamente, sin embargo, no tenía ánimos para continuar, estaba mas que aburrida, por lo que solo se encontraba sentada contra la pared.
-Con que el gimnasio ¿eh? – La voz del supervisor salió del golem, Sharon apenas lo miró -No te he visto estos últimos días ¿estas bien?
-He estado entrenando mi físico, aunque la verdad, no se a donde quiero llegar- Se estiro, quejándose de aquel acto cuando algunos huesos le tronaran -Se que estas ocupado
- ¿Ya has hablado con alguno de los chicos?
-No, los he estado evitando, parecen bastante afligidos, cansados- Luego pensó que ella se sentía igual -Voy a quedarme otro rato aquí, si no te molesta
Komui sonrió, el sabía que hacia falta presentarla con ellos, sobre todo, más ahora que todos parecían estar lidiando con sus propios problemas; y no es que estuvieran mal mentalmente, pero necesitaban un poco de animo familiar.
-Esta bien, mientras no te saltes las comidas, todo esta bien
El silencio la invadió de nuevo, cerró sus ojos mientras pensaba en sus transformaciones, en su poder, su habilidad, tenía la sensación de que estaba lista, pero nada era seguro, no hasta que hubiera un enemigo de por medio.
Sharon se encaminaba hacia el comedor, sin embargo, algo la detuvo, un aroma extraño, un estridente ruido en sus oídos; nada normal a su parecer.
- ¿Qué? - Se preguntó a si misma, podía escuchar voces, ruidos desconocidos en el lugar, en su mente - ¿Por qué puedo oír esto? Acaso…
-Akuma- La voz de su inocencia le llamaba -Ellos están aquí
Su nariz detecto el lugar en el que estaban, por lo que corrió hasta el lugar, encontrándose con una puerta negra, un muro donde antes no lo había, el hedor era insoportable.
Sus instintos le decían que debía seguir a quienes habían estado antes allí, podía sentir el aroma de ese chico que antes había visto en el comedor, pero, fue frenada en seco.
- ¡Suéltame! - Exclamó ella, notando el firme agarre en su muñeca, alzando la vista a su captor. Un chico de cabellos cobrizos, su izquierdo a la vista le mostraba un verde resplandeciente -Necesito ir con ellos
Él la observó, Lavi pudo ver en ella que no llevaba ni una sola arma o aditamento, ¿era una exorcista?
-No puedes ir allí, no pareces tener un arma- Le dijo el, si bookman lo había detenido, ¿Por qué no podía él detenerla a ella? -No puedes enfrentarte a un akuma sin un arma
-Yo soy el arma- Y dio un fuerte tirón que hizo que él la soltara -La inocencia corre por mi cuerpo, ¡y no tengo tiempo que perder contigo!
Sharon corrió, dejando a Lavi con incógnitas, con dudad, porque no la conocía, y, sin embargo, había tratado de salvarle la vida, pero la insignificante mujer que había estado frente a él lo derroto.
Había visto sus penetrantes ojos azules, que lo habían desarmado por completo, vaya manera de actuar de una chica.
Pero Sharon llegó hasta donde aquel chico había abierto un extraño portal, no atreviéndose a entrar ahí, no cuando, luego de unos minutos, Komui llegara al lugar, había convocado a otros exorcistas y, a pesar de todo, se mantuvo al margen.
Kanda apareció ante Komui, quien solo se molestará por la presencia de éste en aquel lugar, siendo las palabras de Komui las que hicieran explotar al espadachín.
- ¡Quieres que yo me vaya de aquí, pero ella ni siquiera puede pelear! – Alego el chico, señalando a Sharon con un dedo, furioso -No sabe utilizar su inocencia, y aún así, planeas enviarla a la batalla
Komui miró a Kanda, estaba manteniéndose tranquilo todavía, sin embargo, debía dejar las cosas en claro en ese momento.
-Sharon ha estado perfeccionando su habilidad, en estos momentos, necesitamos toda la ayuda que sea posible- Defendió el mayor, tomando por sorpresa a Kanda con aquello, enfureciéndolo aún mas -En cambio, tú no puedes empuñar a Mugen, así que te pido que abandones este lugar, Kanda
Obedeciendo, más por la ira que por el deseo de obedecer, Kanda se retiró, Lvellie miró a la chica, notando el miedo y determinación en ella, sonrió, complacido.
Los generales habían llegado, y aunque ellos entraron al arca junto con Marie y Miranda, ella se sorprendió de que Komui no le pidiera entrar.
-Supervisor- Llamo el auditor, que tenia su vista puesta en Sharon – ¿Por qué no ha enviado a la señorita Sharon al campo de batalla?
Komui se petrífico, si bien podía confiar en las habilidades de supervivencia que la chica podía tener, no se sentía confiado, aún, de enviarla a dicha masacre.
-Con el poder de los generales será suficiente, Allen Walker también esta ahí, además…- Komui miró a Sharon, físicamente podía verse de mejor físico, pero no la sentía completamente preparada -Las habilidades de Sharon están aún limitadas, ha estado trabajando sus transformaciones y hemos medido el desgaste celular de su cuerpo, enfrentarse a un Noé o a un akuma en estos momentos sería muy arriesgado para ella, moriría solo poner un pie en ese lugar
Sharon guardo silencio, porque estaba segura de que, si Komui lo decía de esa manera, es porque deseaba protegerla, así que no dijo nada, guardaría silencio, observando al auditor.
Esperaba paciente, hasta que un temblor sacudió todo a su alrededor, la había hecho caer, pero no era la única, y Komui, luego de comunicarse con uno de los generales al finalizar el temblor, confirmó que todo había terminado.
- ¿Qué? – Exclamó ella, haciendo a Komui que la mirara -Esa voz…
-Sharon, ¿estas bien?
-Si, pero… puedo escuchar algo… diferente a los otros akumas- El auditor la miró, Komui estaba confundido -Su aroma…
Y entonces las alarmas sonaron, el akuma había comenzado a movilizarse por el cuartel, anunciando así el nivel de éste; un nivel cuatro.
