¿DOS ERRORES? HAY QUE SER MUY...

DEDICATORIA: Sister, cuando leas esto voy a estar lo sufcientemente lejos como para que tus

golpes no me alcancen.

DISCLAIMER: Vamos por partes: JD, MR y sus amigos no son míos. Tampoco Miguel Bosé (aunque debería hacer algo al respecto), la canción está en su último album "Sereno".

FEEDBACK: ¿Sigo o me dedico a cazar mariposas en mis ratos libres? Sólo tienes que escribir a srta_safo@hotmail.com.

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"Soy yo acaso quien te confunde

o eres tu quien no se aclara.

Soy yo acaso quien no te entiende

o eres tú quien sabe y calla

o eres tú quien se lo calla"

("A Millones de Km. de Aquí", Miguel Bosé)

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Otra mañana productiva en el FBI, pagada por los impuestos de los contribuyentes. Dos agentes satisfechos y a medio vestir en un despacho revuelto.

Ella está fumando su tercer cigarrillo, sentada en su silla. Dudo que sus piernas podrían sostenerla si quisiera ponerse de pie. No ha dicho ni una palabra desde que... bueno, desde nuestra recaída. Sólo se sentó ahí a fumar.

¿Seguirá tratando de convencer a alguien que lo nuestro es un error? No creo. La sentí entre mis brazos hace unos minutos, no parecía una persona convencida de que lo que hacía era incorrecto.

Tampoco los gemidos y los gritos que apenas lograba ahogar sonaban como los de una mujer que está cometiendo el error más grande de su vida. Es más, si equivocarse fuera así, creo que todos deberíamos equivocarnos más a menudo.

Termino de recoger los papeles que quedaron desparramados por la oficina. Me acerco a ella con sus pantalones en la mano.

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¿Y ahora qué? Supongo que decirle algo así como "echando a perder se aprende" no es lo correcto.

No hemos dicho nada. Él se ha dedicado a recoger todo lo que tiramos por la oficina. Yo me quedo viendo el afiche de "Quiero creer".

¿"Quiero creer"?

Me pareció tan sincero mientras sus manos me desvestían, observando con admiración y reverencia mi cuerpo desnudo. Sus gemidos de placer con mis caricias, las palabras que susurró en mi oído anoche antes de dormir.

Quiero creer. Sí, quiero pensar que tal vez no es un error, que lo nuestro podría funcionar. Quiero imaginar que, incluso si pudiéramos evitar todos los problemas que supone una relación entre compañeros, podríamos hacerlo funcionar, que algún día podría dejar de verme como la "buena-amiga-confidente-que-además-es-buena-en-la-cama" y empezar a quererme a mí, a Monica, la mujer, tomar el paquete completo, aceptarlo y amarlo. Como yo lo hice.

Pero lo conozco.

Se acerca a mí. Trae mis pantalones. (Lo conozco).

Se agacha y toma mi tobillo izquierdo. Introduce mi pie en el pantalón. Acaricia mi pantorrilla

mientras acomoda la pierna del pantalón. (Lo conozco).Hay una mirada dulce en sus ojos, que miran fijos a los míos. Nadie dice una palabra. (Lo conozco).

Repite la misma operación con mi pierna derecha. Desliza sus dedos traviesos por la parte posterior de mi rodilla, empieza a subir por mi muslo.

Lo conozco. A veces creo que lo conozco mejor de lo que se conoce a sí mismo. Sé de qué está hecho, he visto lo que tiene en su alma. Sé que sería incapaz de lastimarme a propósito, que no quiere herirme, que se culparía si algo malo me pasara.

Por eso soy yo quien tiene que tomar la decisión. Y ya está hecha.

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-John, no...

Me toma por sorpresa. Levanto la vista. Hay una extraña determinación en sus ojos.

-No. - repite. Retira mi mano bruscamente y se pone de pie. Se sube los pantalones.

-¿Vas a volver a decirme que fue un error?

-Los dos sabemos que no fue lo correcto...

-Monica, por el amor de Dios, no puedes negar lo que sientes, lo que sabes que sientes...

-Creo que estamos pasando mucho tiempo juntos, y nos sentimos solos...

-Sabes que eso no es verdad. - sin querer estoy elevando el volumen de mi voz.

-Ya nos pasó una vez. - trata de mantener la calma.

-Esta vez es diferente.

-¿Por qué?

Alguien golpea la puerta antes que pueda contestar. Ella se mueve rápidamente y la entreabre.

Busco mi corbata entre la pila de papeles que aún falta por recoger.

-Agente Reyes, - es la voz de Skinner. Genial. - ¿Dónde está el agente Doggett?

-Aquí estoy, señor. - me acerco a la puerta. Ella me deja el espacio, no la abrimos ni un milímetro más de lo estrictamente necesario.

-¿Ocurre algo? - me pregunta.

Nuestro aspecto debe ser lamentable. Monica se ve agitada y despeinada. Su maquillaje está corrido y aprovecha esta pausa para buscar sus zapatos.

-Nada. Sólo estábamos moviendo un estante.

No sé si me creyó o no. Tal vez Scully ya le contó y no hay necesidad de fingir.

-Necesito que alguno de los dos vea a Scully en Quantico. Apareció un cadáver en circunstancias que ameritan una investigación...

-Iré enseguida. - recoge su chaqueta, su arma y sus cigarrillos y se escabulle de la oficina.

-Monica... - trato de decir, pero ella desaparece de mi vista sin siquiera despedirse.

-No se preocupe. - me susurra Skinner. - El estante seguirá allí esta noche...

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Aún no es la una de la tarde y lo único que quiero es irme de aquí. Lejos, muy lejos. Quantico no es mi primera opción, claro, pero en estas circunstancias agradezco mentalmente que me hayan sacado de esa oficina.

Estoy más cansada de lo que recuerdo haber estado en años. Tal vez envejezco y ya no estoy para noches como la de anoche. O reencuentros como el de esta mañana.

Mientras conduzco pienso en lo que dijo: "Esta vez es diferente". Claro que lo es. Esta vez sé lo que siento, estoy enamorada de él. Sé lo que él siente, está tratando de olvidar a otra. Sé lo que quiero, y no es estar junto a un hombre que me quiera sin amarme.

Es mejor así. Intento convencerme de que es mejor así: que si no puedo tenerlo completo, lo mejor es no tenerlo. Es tan difícil resignarme a no despertar con él, a no besarle en la oficina, a verlo todos los días y saber que no me pertenece... Ya estaba resignada antes, pero las cosas han cambiado entre nosotros. Aunque nunca he podido hacer todo a lo que ahora me parece imposible renunciar (como quiero que ese hombre sea MÍO), hubo un momento, mientras me

dejaba tentar por el sueño enredada entre sus brazos, en que creí que lo tendría todo, que estaríamos juntos, y cuando desperté la sensación de soledad creció a niveles insoportables.

Sigue creciendo.

¿Debería pedir un traslado? No. Podría levantar sospechas. Además, es mi asignación soñada. La verdad es, y tengo que admitirlo aunque sea una vez, que no quiero alejarme de él del todo.

Cuando me fui a Nueva Orleans y John entró al FBI, seguimos en contacto. Ahora sé que si me voy es para siempre.

No hay mucho movimiento en Quantico esta mañana. Encuentro el quirófano de Scully sin ninguna dificultad.

-Hola. - le digo entrando. - Skinner dijo que tenías algo para nosotros.

-¿Monica? - parece sorprendida. - Pensé que tenías... otros asuntos que arreglar.

Genial. John le dijo.

- En realidad, yo le pedí al DA Skinner que colaboraran en este caso. - dice una voz a mi espalda.

No necesito darme vuelta para saber quién es. - Pensé que sería de tu interés.

-Hola, Brad.

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Esto es más de lo que puedo soportar. Primero, Monica intenta tratarme como si entre nosotros no hubiera pasado nada. Luego, Skinner aparece con un caso de la nada que hace que mi compañera tenga que viajar a Detroit ahora mismo. Y lo peor es quien la acompaña.

Porque no podía ir conmigo. Claro.

Se fue con el idiota de Follmer.

Scully y Skinner me miraron con su mejor cara de compasión cuando me dijeron que había llamado desde el aeropuerto, que todo hacía ver que se trataba de una secta que ofrecía sacrificios humanos a algún desquiciado culto demoníaco al que Monica había tratado de capturara hace algún

tiempo, que me esperaban allá...

Claro. Follmer me esperaba tan ansiosamente como esperaba que alguien le sacara un par de muelas

sin anestesia.

Tomo el primer vuelo. Señoras y señores, otro caso descabellado me está esperando.

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Saber que el culto de los Hijos de Satán está de vuelta me despejó la mente en menos de treinta segundos. Antes de que pudiera darme cuenta estaba en el avión planificando con Brad los pasos a seguir.

Trabajar otra vez con Brad se siente bien. Hace bastante tiempo que no estábamos así, codo a codo y no a codazos como las últimas veces.

El cansancio desaparece de mi cuerpo como por arte de magia cuando entramos a la oficina. El ambiente, cargado de tensión y aroma a café, me reanima de una manera que creí que no era posible fuera de los Expedientes X. Una docena de agentes nos esperan para decidir los pasos a seguir.

Un verdadero caso nos está esperando.

Supongo que el riesgo de trabajar con otras personas, aparte de Dana, John y, eventualmente, Skinner, es que no todas están preparados para abrir la mente como se necesita en estos casos. Todos parten de la base que los miembros de la secta drogan a sus víctimas, que son sacrificios realizados por un grupo de asesinos a sangre fría y que tienen tantas posibilidades de ser escuchados por el Demonio como ellos de cenar con Santa Claus. Ninguno se ha detenido a preguntar cómo escapó su líder de una sala de interrogatorios en la jefatura de policía, con dos oficiales custodiándolo. Oficiales que aparecieron muertos doce horas después.

Esto me recuerda al caso de Kobold. Aún estoy molesta por como nos engañó como a un trío de idiotas.

La llegada de John, unas horas después, equilibra la balanza a mi favor. Claro que está molesto por como lo dejé en DC, pero eso no interfiere en la investigación. Está más callado que de costumbre y más distante, no ha vuelto a tratar de acercarse. Es lo mejor. Para los dos.

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Dos días es todo lo que nos toma estar rodeando el lugar de culto de esa famosa secta. Ninguno ha dicho una palabra sobre eso, pero este caso tiene algo poderosamente similar al caso de Kobold.

Se me revuelve el estómago de solo pensarlo.

"Siente lástima por usted. Las dos sienten lástima por usted." No lo creí entonces, ahora parece probable. Una no quiere saber nada de mí y la otra me va a dedicar su mejor mirada de compasión cuando se entere.

Detengo los pensamientos que llegan a mi mente mientras esperamos afuera de una capilla abandonada a que el equipo encargado de entrar nos informe de lo sucedido. (No puedo evitar pensar otra vez que me pasé los últimos dos días apoyando todas sus locas teorías con respecto a este caso y ahora prefirió ir con Follmer... ¿quién entiende a las mujeres?)

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Diecinueve personas puestas bajo custodia, casi sin ofrecer resistencia. Había algo que no estaba bien.

El líder no estaba entre ellos. Seguimos a un miembro que escapó por las cloacas. Era una trampa. No esperaban y empezaron a disparar. Casi no pudimos pedir ayuda. John y el equipo B tardarían unos cinco minutos en llegar adonde estábamos. Hirieron a Brad y Carter (el líder del culto) trató de irse para evitar que lo atraparan los refuerzos. Lo perseguí. Salió a la calle, a unas dos cuadras de donde estaba la capilla.

No sé si realmente tenía alguna clase de poderes, no quiero pensar si realmente tenía una alianza con alguna clase de demonio y qué podría haber sucedido. Porque entonces él apareció de la nada. John le disparó en la cabeza. Dijo algo sobre haberme oído gritar o que Brad le dijo dónde estábamos... no lo escuché. Sólo sé que yo tenía razón, que no era un grupo de gente loca como querían ver algunos agentes, y que me habría gustado no tenerla.

Ayer volvimos a Washington. Brad fue dado de alta. Nos dieron dos días libres.

John no me ha preguntado qué ocurrió en Detroit y lo agradezco. Agradezco que sólo me haya abrazado mientras lloraba y me haya susurrado al oído muchas veces que todo estaba bien, que había terminado. Tampoco hemos tocado el tema de "lo nuestro". Creo que le quedó claro que sólo vamos a ser amigos y así es mejor. Incluso ha vuelto a hacerme bromas.

El teléfono que suena me saca de mis pensamientos.

- Monica Reyes.

- Hola, soy yo. - es Brad.

- Hola, ¿cómo estás?

- Mucho mejor. ¿Estás ocupada?

- No.

- Me preguntaba si quieres ir a tomar algo...

Salir con Brad no es una buena idea. Lo sé. La última vez que salimos terminó mal.

- No tiene por qué ser una cita...

Aunque la idea de quedarme en casa tampoco es un gran panorama: pensar en John, extrañar a John, desear a John...

- ¿Qué dices, Monica?

¿Por qué no?

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Es hora de dar otro paso. Perdí mucho tiempo por no atreverme a tomar la iniciativa, ahora que ella la tomó, no voy a dejarla huir así de fácil.

No ha querido decirme qué sucedió cuando estaba con ese Carter, ésa es una buena excusa para ir hasta su departamento. Para evitar que se ponga a la defensiva voy como un amigo. Incluso llevo los "hot dogs de la paz" (no estoy seguro de que realmente le hayan gustado las salchichas polacas, pero por lo menos no se quejó), es bueno empezar con algo familiar.

Toco a la puerta. Es temprano, tal vez aún duerme porque se tarda bastante en abrir. Vuelvo a tocar.

- Hola, te traje el desayuno... - empiezo apenas oigo el "clic" de la cerradura.

- Señor Doggett...

Follmer me abre la puerta. Follmer. En el departamento de Monica.

- Buenos días, ¿quiere entrar?

No le contesto. Ni siquiera quiero pensar qué hace este hijo de perra abriendo la puerta del departamento de Monica a esta hora, ni por qué lleva sólo una camiseta y boxers y sonríe así de estúpidamente.

-¿Quién es, Brad? - pregunta Monica desde el interior.

Pero aunque no quiera pensarlo, ya sé las respuestas. No tengo nada qué hacer aquí.

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- ¿Quién era? - le pregunto a Brad apenas cierra la puerta. Sonríe y trae una bolsa de papel en la mano.

- Doggett...

Maldición.

-...Traía esto. - abre la bolsa y sonríe aún más al ver el contenido. Yo ya sé qué hay adentro. - Nos trajo el desayuno, son hot dogs...

- Salchichas polacas. Lo mejor de la ciudad...

Siento que la sangre se me está congelando en las venas y el corazón se me va a detener.

Simplemente no es justo.

No es justo que después de todo el valor que necesité para alejarme de él y tratar de olvidarlo, para darle a mi relación con Brad otra oportunidad, él venga acá, con esas estúpidas salchichas polacas, y me haga sentir así. No es justo que haya venido y se haya ido así. Porque sé que no venía a insistir con lo nuestro, si traía esos hot dogs era para hacerme sentir cómoda, para preguntar cómo estoy...

Salgo sin decir nada. No está en el pasillo. Tampoco hay rastros de él en la calle. Vestida con pijama y la bata no puedo llegar más lejos.

- ¿Qué ocurre, Monica? - me pregunta Brad cuando vuelvo al departamento.

- No es nada, Brad...

- ¿Nada? Saliste corriendo como si hubieras visto un fantasma...

- Será mejor que te vayas, Brad.

El teléfono de John no contesta, tampoco su móvil. ¿Qué hice? (Dormí con Brad) No debería sentirme así, no he hecho nada malo... (Brad le abrió la puerta). Se fue hace mas de tres horas, ¿dónde podría estar?

Aquí.

Doy un salto cuando llaman a la puerta. (Es él). La abro de un golpe. Es Dana.

-Hola, Dana...

-Monica...

Algo debe andar mal, porque baja la vista y se calla por un momento.

- Es John...

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CONTINÚA...