ECHANDO A PERDER SE APRENDE
DEDICATORIA: Sis, lo terminé por fin. Como sé que eres tanto o más dripper que yo, te va a encantar (aunque odies el título y te cargue Bosé).
DISCLAIMER: OK, estábamos en que ninguno de los dos es mío y tampoco Miguel Bosé. Ah, mencioné el perfume Carolina Herrera, que tampoco es mío (excepto la botella en mi cajón), supongo que es legítimo que quiera que MR tenga algo mío (auque sea el olor). Y me robé un par de frases, pero nada importante.
*******
"Y en esta noche
maldita última noche
seamos justos, digámonos que sí
o que esta noche pa' siempre nos distancie
a millones de km. De aquí"
("A Millones de Km de Aquí" Miguel Bosé)
*******
Volamos al hospital. No sé cómo hace Dana para evitar las luces rojas y los discos pare, pero en menos de media hora vamos entrando. Skinner nos espera. Se acerca a ella.
Aún no tengo muy claro qué pasó. John entró a un minisuper a comprar algo, un muchacho trató de asaltar al dependiente, John intervino y el muchacho lo apuñaló. Esos son los hechos. Lo que no tengo claro es por qué, por qué tenía que atacarlo un chico de 14 años, por qué entró a un minisuper tan lejos de su casa, por qué tenía que encontrar a Brad en mi departamento, por qué fue...
-Monica... - Dana me está hablando. No me había dado cuenta.
-Disculpa.
-¿Vas a decirme qué ocurre?
-Estoy preocupada. ¿Cómo está?
-Ahora está descansando. Van a dejarte entrar a verlo.
-¿A mí?
-Sí. ¿Estás segura de que estás bien?
-Sí...
Ella se acerca a Skinner nuevamente y conversan algo en voz baja.
No quiero entrar a verlo. ¿Qué se supone que tengo que decirle? ¿"Siento que te hayan apuñalado después de ver a mi nuevo amante"?. ¿Por qué no puedo evitar sentir que también le apuñalé?
-Skinner va a ir a la estación de policía. El muchacho y sus padres están allá. - me dice Dana.
-OK. - es todo lo que puedo articular.
-Puedes entrar.
-Gracias.
Me pongo de pie y avanzo. Un pie delante del otro, es todo lo que necesito recordar en ese momento. Tomo el pomo de la puerta y lo giro. Abro la puerta.
Todo parece estar moviéndose en cámara lenta. John está acostado, usando un típico pijama de hospital, con los ojos cerrados y respirando pausadamente. Me dijeron que no era nada grave, pero me alivia comprobar que está relativamente bien.
Me acerco un par de pasos. Tomo su mano entre las mías. Inevitablemente, vuelve a mi memoria el recuerdo de otra vez que sostuve así una de sus manos entre las mías, con tanto miedo de perderlo. No puedo evitar que una lágrima se deslice por mi rostro.
*******
La puerta se abre. Nadie me dice nada y en realidad no quiero hablar con nadie. Prefiero fingir que duermo.
La herida me está doliendo menos. No fue la gran cosa, pero sé que deben estar preocupadas por mí. Un momento... ¿ellas? Pensándolo bien, Reyes debe estar muy ocupada comiéndose las salchichas polacas con su noviecito como para enterarse siquiera.
Quienquiera que sea se acerca a mí y toma mi mano.
Sé perfectamente quién es, reconozco ese olor. Creo que el perfume es Carolina Herrera, pero no importa cómo se llame, porque su dueña se queda quieta, sin decir nada y puedo oírla llorar.
-Monica... - se sorprende al escucharme.
-John... pensé que estabas durmiendo... - se seca las lágrimas con el dorso de una mano. Sigue sosteniendo la mía con la otra.
No dice nada, yo tampoco. No me mira de frente, baja la vista y se queda observando nuestras manos unidas.
-Skinner fue a la estación de policía...
-¿Tienen al muchacho?
-Sí. Sus padres están allá también.
-No tenía más de quince años, Monica...
-Catorce.
El silencio vuelve a caer incómodo entre nosotros. Es extraño, nunca lo fue antes, ahora esta sensación se me está haciendo demasiado frecuente.
-¿Cómo te enteraste?
-Dana fue a casa.
Me mira como si tratara de adivinar mi próxima pregunta, mi próximo comentario. Pero ya no voy a insistir, entendí el mensaje: lo nuestro fue sólo una noche. Por alguna razón, el elegido es Follmer.
- John, sobre lo de esta mañana...
- Siento haberte incomodado, Monica. -le contesto- No debería haberme aparecido así por tu casa.
Suelta mi mano, depositándola sobre la cama como si fuera a romperse.
- No es lo que piensas...
- A estas alturas, no tienes que darme explicaciones, Monica. Tenías razón, lo nuestro fue un error. Y no volverá a repetirse, te lo prometo.
No contesta nada. Sólo se queda ahí parada junto a mí, con los ojos muy abiertos como si no entendiera lo que acabo de decirle. Luego de un par de minutos vuelve a hablar.
- ¿Necesitas algo? ¿Quieres que te traiga algo de tu casa?
- No es necesario, gracias. Skinner ya se encargó de eso. -le miento.
- Será mejor que te deje descansar. Nos vemos, John.
- Adios, Monica.
Sale de la habitación tan silenciosamente como entró. Cuando cierra la puerta, boto el aire que retenía en los pulmones. Aunque me duela más de lo que pensé que podría dolerme, es lo mejor, así lo quiso ella.
*******
Hago mi mejor esfuerzo para concentrarme en lo que ocurre a mi alrededor. Siento que si me detengo a meditar sobre las palabras de John voy a desmoronarme. Ánimo, me digo a mí misma. Después de todo, lo que pudo ser no existe.
- ¿Cómo está? - me pregunta Dana.
- Está bien. Despertó. ¿Vas a entrar a verlo?
- No. Es mejor dejarlo descansar. ¿Quieres un café?
- Bueno.
Entramos a la cafetería y ordenamos un par de cafés.
- ¿Y William?
- Mi madre está con él. - baja la vista por un momento, luego vuelve a mirarme a los ojos - ¿Hay algún problema entre John y tú?
- ¿Qué quieres decir?
- John me comentó lo de ustedes el otro día. Antes de que te fueras a Detroit. ¿Tienen algún problema?
- Digamos que... lo nuestro no tenía futuro, Dana. Somos muy buenos amigos, pero no creo que hubiéramos funcionado como pareja.
- No te hagas esto, agente Reyes.
- ¿Qué quieres decir?
- No utilices tu amistad con John como pretexto para no atreverte a dar un paso más allá. Sé cómo te sientes, pasé mucho tiempo pensando que mi amistad con Mulder era muy valiosa como para arriesgarla queriendo algo más, incluso sabiendo que él sentía lo mismo por mí. Me negué muchas veces el derecho de besarlo y decirle lo mucho que lo amaba, pero al final del día siempre terminaba sola en una cama que parecía demasiado grande para mí, arrepintiéndome por no haber tenido el valor suficiente, por no haberme dejado llevar por mis sentimientos...
Algunas lágrimas empezaron a deslizarse por mi rostro al escucharla. Ella no entiende, o no quiere darse cuenta. John no me ama, y no creo que sea capaz de amarme del modo en que quiero ser amada, del modo que yo lo amo.
- No te hagas esto, Monica. - sigue ella. - No se lo hagas a John.
- Agradezco tu interés, Dana, pero es verdad. No habría funcionado, no funcionó.
- Lo siento. - me dice apretando mi mano con una sonrisa.
Sé que está pensando. Que voy a seguir llegando todas las noches a esa cama, demasiado sola y vacía, añorando a un hombre que preferiría estar con otra.
- No te preocupes. Estoy bien.
Salimos de la cafetería. Volvemos al piso de la habitación de John. Skinner y Brad están ahí.
- El muchacho está en libertad. - nos dice Skinner. - El fiscal dijo que hará lo posible por vigilarlo, pero fue su primera infracción. Además tiene catorce años.
- Si tiene catorce años e hirió a un hombre por robar una tienda, lo más probable es que haya más infracciones pronto. - le contesta Scully.
- Dele algo de crédito al chico, agente Scully. - dice Brad en su tono más conciliador. - Creo que lo que ocurrió esta mañana fue un accidente, el chico se asustó, eso es todo.
- Disculpe que esa explicación no me convenza si mi compañero está herido en esa cama. - Dana se aleja de nosotros molesta. Yo la sigo.
Caminamos por el pasillo. Se detiene a mirar por la ventana.
- Dana, sólo trataba de calmar los ánimos.
- Lo sé, es sólo que...
- Entiendo. - le respondo apoyando mi mano en su hombro.
Las cosas se nos han salido bastante de control últimamente. Es comprensible que todos estemos irritables, Dana sobre todo.
- Será mejor que me vaya a casa.
- Estoy segura de que hay alguien que está extrañando a su mami.
- Voy a despedirme de John.
Cuando volvemos, ninguno de los dos está afuera de la habitación.
- ¿Ocurre algo, Monica?
- ¿Y Brad? - me acerco a una enfermera - Disculpe, ¿vio a un hombre castaño que estaba aquí hace un momento?
- Está en la habitación. - me contesta.
- Monica, estás pálida.
- Tienes que sacarlo de ahí.
- ¿Qué?
- Entra a la habitación y saca a Brad de ahí.
- ¿Por qué? ¿Hay algo que no me has dicho, Monica?
- Esta mañana John fue a verme, llevaba el desayuno. Brad le abrió la puerta.
*******
La puerta se abre nuevamente. ¿Quién será esta vez? Ya ha desfilado por aquí todo un ejército de enfermeras, doctores y compañeras. No quiero ver a nadie más.
- Agente Doggett, ¿puedo pasar? - pregunta Skinner asomándose.
- Claro. Monica me dijo que estaba en la estación de policía.
- Dejaron al muchacho en libertad. Lo siento.
- Está bien, no iban a encerrarlo de cualquier modo.
- ¿Cómo se siente?
- Mejor. Gracias.
- Si hay algo que pueda hacer por usted...
- En realidad, sí. ¿Podría pasar por mi casa y traerme algo de ropa?
- Por supuesto, pero pensé que la agente Reyes se encargaría de eso...
Se calla. Supongo que mi expresión debe decirle algo, porque se acerca un par de pasos y pone cara de comprensión.
- Agente Doggett, sé que no debería preguntarle esto, pero... ¿las cosas marchan bien entre la agente Reyes y usted?
¿Desde cuándo Skinner se dedica a dar consejos amorosos? No creo que sea la persona más indicada del mundo para dar consejos en esa área (considerando que es un secreto a voces que está enamorado de una mujer que se pasa la vida amando a otro y no es capaz de invitar a salir a su secretaria que está loca por él).
- ¿La agente Scully le contó?
- Digamos que sólo me confirmó algunas sospechas.
-No hay nada entre la agente Reyes y yo. Pudo haber sido... - me interrumpo. ¿Qué pudo haber sido si el único que estaba interesado en esa relación era yo? - pero lo que pudo ser no existe.
- John,- me dice con tono comprensivo - si quiere conversar...
- Gracias.
La puerta se abre nuevamente. Agradezco mentalmente a quien haya interrumpido esta emotiva conversación. Como ya lo dije, no me apetece ver a nadie.
Dejo de agradecer y empiezo a maldecir cuando veo de quien se trata.
- ¿Cómo está, señor Doggett?
No puedo creer que el muy bastardo me esté preguntando eso.
- Bien. Gracias. - le respondo. Trato de ser cortés, de mantener algún margen de orgullo.
- El DA Skinner me contó lo que le sucedió. Es una lástima.
No sé si reírme de su mal fingida preocupación o simplemente levantarme a darle un par de golpes.
No tengo que decidir, porque la puerta vuelve a abrirse y una cabeza pelirroja se asoma con gesto mandón.
- Hola, agente Doggett.
- Hola.
- Caballeros, disculpen que interrumpa su conversación, pero el doctor ordenó que descansara.
La quiero.
Skinner y Follmer hacen un gesto de despedida y abandonan la habitación.
- Necesitas descansar.
- Gracias por sacarlos de aquí.
- En realidad, venía a despedirme. Voy a casa. ¿Necesitas algo?
- No, gracias. Skinner se encargará de traerme algunas cosas.
- Monica me dijo que lo de ustedes no funcionó. Lo siento...
- ¿Te dijo que la encontré con Follmer esta mañana? - le respondo. Necesito decírselo a alguien de repente, siento que voy a reventar si me lo guardo más tiempo.
- Sí.
- Le llevaba salchichas, necesitaba conversar con ella, preguntarle qué le ocurría. - las lágrimas que he reprimido desde entonces se liberan y empiezan a caer. - Necesitaba verla, saber qué le estaba pasando. Y ese maldito... me abrió la puerta.
- John, lo mejor es que no pienses en ello. Necesitas descansar. - intenta calmarme. La entiendo. Debe sentirse incómoda, ambos somos sus amigos y la hemos puesto al medio de nuestro problema.
- No sé qué le pasó. Ella me quería...
*******
Sé que Dana no está de acuerdo con lo que hice. Bastó sólo ver su expresión cuando le conté apresuradamente lo que había sucedido entre anoche y esta mañana. Pero jamás entendería que necesito olvidarlo y que Brad es la mejor solución posible.
Aún siente algo por mí y no sería difícil volver a sentir algo por él. Aunque intento no engañarme: mi relación con Brad fracasó porque llegó a un punto en que me ahogaba, en que no soporté estar con él todo el día, llegar a casa del trabajo y que el trabajo se entrometiera en mi vida, en mi cena, en mi cama... Simplemente no lo amaba lo suficiente.
Tengo que ser honesta conmigo misma y con él. Tampoco ahora creo ser capaz de amarlo como se merece. Si no quiero estar con un hombre al que adoro porque sé que en realidad ama a otra, ¿por qué habría de hacerle lo mismo a Brad?
La puerta de la habitación se abre y ambos salen.
Skinner se despide y dice algo sobre ir a casa de John. Evita mirarme directamente a los ojos. Genial, ahora todo el mundo sabe lo que nos pasó.
- ¿Nos vamos, Monica? - me dice Brad.
- Estaba esperando a Dana.
- Se quedó conversando con Doggett.
Caminamos hacia la salida del hospital. Su auto está estacionado a un par de metros.
- ¿Cómo te enteraste?
- El Director Kersh me llamó. ¿Tu casa o la mía? - pregunta abriendo el auto.
- Brad...
- ¿Ocurre algo, Monica?
No es el lugar apropiado para decir lo que tengo que decir. Pero la última vez que terminamos lo dije en un lugar apropiado y ni aún así pareció correcto. Además no es justo que le dé falsas esperanzas.
- Brad, creo que lo mejor es que yo vaya a mi casa...
- ¿Es por él? ¿Por como nos encontró esta mañana?
- Brad, esto no es por John. Simplemente...
- ¿Te sientes culpable por lo que le sucedió? Monica, ya está grandecito para cuidarse solo... A menos que... - se detiene como si se acabara de dar cuenta de algo obvio que había pasado por alto. - ¿Estás enamorada de él? ¿Tienen algo? ¿Eso es lo que pasa?
- No, Brad, no es nada de eso. Sólo que me sentí un poco incómoda esta mañana, y estoy cansada...
- ¿No vas a decirme también que te duele la cabeza, Monica? Vamos, te conozco mejor que eso. Nunca te importó un pepino lo que pensara tu compañero en Nueva York de lo nuestro, ¿por qué ahora habría de ser diferente?
"Porque lo amo y lo único que quiero contigo es olvidarlo" es la primera respuesta que viene a mi mente. Pero no puedo decirle eso.
- Brad, creo que vamos demasiado rápido...
- No, Monica, tú eres la que está demasiado lenta. Estás enamorada de él, ya no es una pregunta.
No dice nada más, sólo se sube en su auto y se va, dejándome sin palabras y a punto de llorar (otra vez).
*******
Ha pasado una semana desde que salí del hospital. Hoy es viernes por la noche y tengo poco trabajo que hacer. En realidad, nada de trabajo.
Monica y yo hemos estado separados. Ella estuvo unos días investigando lo que al parecer eran avistamientos de OVNIS en Nuevo México, pero en realidad eran sólo unos adolescentes ociosos. Scully y yo nos dedicamos a buscar a un asesino en Baltimore, lo atrapamos ayer. De Follmer supe que pidió regresar a la oficina de Nueva York esta tarde, Skinner me lo dijo. Supongo que lo suyo con Monica no resultó.
Eso me da una esperanza. Porque aunque mi tenaz compañera me dijo de varias formas que no quería nada conmigo aún no me convence del todo. Debo ser muy terco.
Esta noche voy a dar otro paso hacia ella. El último. Nos debemos una oportunidad, nos debemos un "te amo", incluso nos debemos una cena romántica a la luz de las velas. Pero si esta noche vuelve a decirme que no, será la última vez.
No quise tener "sorpresas" esta vez, así que tramé un plan. Scully había invitado a Monica a cenar en su casa. Le pedí que la llamara para cancelar hace unos minutos, porque "su hermano Bill le hizo una visita de improviso".
Golpeo la puerta. Esta vez prefiero esperar a ver quién me abre antes de ponerme a hablar.
- ¿John? - pone su mejor cara de sorpresa al verme.
- Hola. ¿Estás ocupada?
- No. Pasa. - se hace a un lado y me deja entrar. Se ve hermosa, se nota que ya se había arreglado para ir a cenar a casa de Scully. - Iba a cenar con Dana, pero acaba de llamarme para decir que su hermano llegó a visitarla.
Quiero sonreír, pero me aguanto. Por el momento, todo es una casualidad.
- ¿Quieres ir a cenar? - le pregunto. No tenía planeado salir, pero de nuevo me falta el valor para enfrentarme a lo que he venido a decirle.
- ¿Es una cita? - pregunta con ese gesto sonriente que me encanta.
- Por supuesto que no. - le contesto con una sonrisa. - Pero no me gustaría que perdieras todo el tiempo que invertiste en arreglarte.
- Gracias. Pero ya pedí una pizza. Podemos comerla juntos...
- Suena genial.
- ¿Quieres una cerveza? - me dice yendo a la cocina.
- Por favor. ¿Y cómo estuvo tu caso?
Hablamos diez minutos de trabajo. Cuando llega la pizza me ha contado entre risas lo ridículo de los supuestos avistamientos.
Comemos comentando los rumores de pasillo que han surgido en la oficina los días que ella no ha estado. Sé que debemos parecer un par de copuchentos, pero escuchar lo que se dice en los baños del edificio Hoover es la mejor manera de enterarse de las conspiraciones de todos los días.
- ¡No puedo creer que Skinner haya invitado a salir a Kimberly!. - comenta riéndose. - ¿Cuánto tiempo se demoró? A la pobre chica casi le salieron raíces esperando a que él intentara algo.
Sé que esta no es la clase de conversación que pretendía tener cuando llegué acá (no es nada contra mi jefe y su renovada vida personal), pero es un punto de partida, un comienzo familiar. De nuevo somos ella y yo, los amigos, los que pueden reírse durante horas de cualquier cosa que se les ocurra. Nos olvidamos de ser el par de amantes que anda arrepintiéndose de lo que hacen y dejan de hacer.
Seguimos hablando de otras cosas, nada importante. Aún me falta un poco de valor para decir lo que tengo que decirle, el verdadero motivo de mi visita. De repente llego a la conclusión que no tengo que decirle nada, que hemos estado así todo este tiempo porque ninguno de los dos se ha atrevido a sentir, a dejarse llevar por los sentimientos.
Ella está hablando de no-sé-qué que pasaba en la oficina de Nueva Orleans. La interrumpo. Me acerco a ella y la beso.
*******
Casi he tenido que morderme la lengua para no soltarle algo así como: "¿Te acuerdas de todo lo que te dije? ¿Quieres olvidarlo y nos vamos a mi cuarto?".
Pero me he controlado y por esta noche hemos vuelto a ser "nosotros". Aún no tengo muy claro por qué vino, y la verdad es que no sé si me importa. Después de haber pensado que lo había perdido completamente, me siento tan bien de tenerlo conmigo, comiendo pizza y bebiendo cerveza en mi sofá.
De repente, mientras le estoy contando una historia de Nueva Orleans, se acerca y me besa. Sólo me toma por la nuca y me besa. Se siente extraño. Ya nos habíamos besado antes, claro. Pero esta vez su lengua no entra furiosa en mi boca, ni sus manos buscan desesperadamente sacarme la ropa. Sólo me besa, como si me estuviera saboreando, como si quisiera decirme algo, sin palabras.
¿Es eso? ¿Me quieres decir algo, John?
El beso se acaba y él se separa unos centímetros de mi rostro. Lo suficiente para buscar en el mío una respuesta a la pregunta que ninguno de los dos hizo.
¿Estoy entendiendo bien lo que quieres decirme, John?
Su expresión cambia y sonríe. Acaricia mi mejilla. Entonces, sucede: me dice lo que me había dicho tantas veces con sus ojos y nunca había querido ver.
- Te amo, Monica.
*******
Cuando nos separamos, busco en ella alguna señal de que estoy equivocado, de que ella ya no siente lo mismo por mí. No hay ninguna. Sonríe.
Y mientras acaricio su mejilla con mi pulgar, sé que es el momento perfecto. Que la sonrisa mágica de esta mujer y la dulzura de sus ojos son todo lo que necesito para vivir. Que nunca más voy a estar solo porque ella está hasta en el último rincón de mi alma. Es más, ella es mi alma.
- Te amo, Monica.
Su sonrisa se ensancha aún más. Acerca una de sus manos a mi rostro e imita las caricias que le he dado. Cojo su mano y beso su muñeca. Ella se suelta y me rodea el cuello con ambos brazos. Yo la abrazo por la cintura.
- Te amo, John. - me dice con una voz que es un susurro y una invitación.
Nos besamos otra vez, pero esta vez nuestras bocas se abren para dar paso a la pasión. El sofá se nos hace pequeño luego, y de alguna manera logramos llegar hasta su cuarto.
Hacemos el amor. No nos revolcamos sobre un escritorio como un par de animales en celo. No nos entregamos a la lujuria como un par de adolescentes sobrecargados de hormonas.
Somos ella y yo. Amándonos.
Como ya lo dije, éste es el momento perfecto.
*******
A veces las cosas más simples nos parecen las ideas más descabelladas (como la posibilidad que John se hubiera enamorado de mí como yo de él). Sabemos que tenemos que dar un paso, pero el miedo nos paraliza. Aunque el paso que tengamos que dar sea el que nos pueda llevar a la felicidad, y no darlo sea quedarnos solos y vacíos.
Estoy descansando sobre el pecho de John, estamos abrazados. Nuestras respiraciones son regulares ahora y si él no acariciara suavemente mi espalda, diría que duerme.
Nos equivocamos a veces. Y nuestros errores pueden lastimar a quienes más amamos e incluso a nosotros mismos. Sé que voy a tener que explicar lo de Brad, que en algún momento el tema va a surgir. Pero no importa en este momento, lo que quiero es besarlo.
- Monica... - dice con cierta sorpresa - pensé que dormías...
- Como ves, aún me quedan energías...
- Eso me da algunas ideas... - dice con una sonrisa satisfecha mientras vuelve a besarme.
Lo tengo todo. Mientras John y yo volvemos a lo nuestro tengo la certeza absoluta de que no podría pedir nada más en este momento. Soy feliz.
A veces nos demoramos en dar el paso, pero una vez que lo damos no hay camino de regreso y todo lo que venga es para mejor.
*******
FIN
¿Y? ¿Lo leíste? ¿Te gustó? ¿Lo odiaste? ¿Te tinca mandarme un mail a srta_safo@hotmail.com para darme tu opinión?
DEDICATORIA: Sis, lo terminé por fin. Como sé que eres tanto o más dripper que yo, te va a encantar (aunque odies el título y te cargue Bosé).
DISCLAIMER: OK, estábamos en que ninguno de los dos es mío y tampoco Miguel Bosé. Ah, mencioné el perfume Carolina Herrera, que tampoco es mío (excepto la botella en mi cajón), supongo que es legítimo que quiera que MR tenga algo mío (auque sea el olor). Y me robé un par de frases, pero nada importante.
*******
"Y en esta noche
maldita última noche
seamos justos, digámonos que sí
o que esta noche pa' siempre nos distancie
a millones de km. De aquí"
("A Millones de Km de Aquí" Miguel Bosé)
*******
Volamos al hospital. No sé cómo hace Dana para evitar las luces rojas y los discos pare, pero en menos de media hora vamos entrando. Skinner nos espera. Se acerca a ella.
Aún no tengo muy claro qué pasó. John entró a un minisuper a comprar algo, un muchacho trató de asaltar al dependiente, John intervino y el muchacho lo apuñaló. Esos son los hechos. Lo que no tengo claro es por qué, por qué tenía que atacarlo un chico de 14 años, por qué entró a un minisuper tan lejos de su casa, por qué tenía que encontrar a Brad en mi departamento, por qué fue...
-Monica... - Dana me está hablando. No me había dado cuenta.
-Disculpa.
-¿Vas a decirme qué ocurre?
-Estoy preocupada. ¿Cómo está?
-Ahora está descansando. Van a dejarte entrar a verlo.
-¿A mí?
-Sí. ¿Estás segura de que estás bien?
-Sí...
Ella se acerca a Skinner nuevamente y conversan algo en voz baja.
No quiero entrar a verlo. ¿Qué se supone que tengo que decirle? ¿"Siento que te hayan apuñalado después de ver a mi nuevo amante"?. ¿Por qué no puedo evitar sentir que también le apuñalé?
-Skinner va a ir a la estación de policía. El muchacho y sus padres están allá. - me dice Dana.
-OK. - es todo lo que puedo articular.
-Puedes entrar.
-Gracias.
Me pongo de pie y avanzo. Un pie delante del otro, es todo lo que necesito recordar en ese momento. Tomo el pomo de la puerta y lo giro. Abro la puerta.
Todo parece estar moviéndose en cámara lenta. John está acostado, usando un típico pijama de hospital, con los ojos cerrados y respirando pausadamente. Me dijeron que no era nada grave, pero me alivia comprobar que está relativamente bien.
Me acerco un par de pasos. Tomo su mano entre las mías. Inevitablemente, vuelve a mi memoria el recuerdo de otra vez que sostuve así una de sus manos entre las mías, con tanto miedo de perderlo. No puedo evitar que una lágrima se deslice por mi rostro.
*******
La puerta se abre. Nadie me dice nada y en realidad no quiero hablar con nadie. Prefiero fingir que duermo.
La herida me está doliendo menos. No fue la gran cosa, pero sé que deben estar preocupadas por mí. Un momento... ¿ellas? Pensándolo bien, Reyes debe estar muy ocupada comiéndose las salchichas polacas con su noviecito como para enterarse siquiera.
Quienquiera que sea se acerca a mí y toma mi mano.
Sé perfectamente quién es, reconozco ese olor. Creo que el perfume es Carolina Herrera, pero no importa cómo se llame, porque su dueña se queda quieta, sin decir nada y puedo oírla llorar.
-Monica... - se sorprende al escucharme.
-John... pensé que estabas durmiendo... - se seca las lágrimas con el dorso de una mano. Sigue sosteniendo la mía con la otra.
No dice nada, yo tampoco. No me mira de frente, baja la vista y se queda observando nuestras manos unidas.
-Skinner fue a la estación de policía...
-¿Tienen al muchacho?
-Sí. Sus padres están allá también.
-No tenía más de quince años, Monica...
-Catorce.
El silencio vuelve a caer incómodo entre nosotros. Es extraño, nunca lo fue antes, ahora esta sensación se me está haciendo demasiado frecuente.
-¿Cómo te enteraste?
-Dana fue a casa.
Me mira como si tratara de adivinar mi próxima pregunta, mi próximo comentario. Pero ya no voy a insistir, entendí el mensaje: lo nuestro fue sólo una noche. Por alguna razón, el elegido es Follmer.
- John, sobre lo de esta mañana...
- Siento haberte incomodado, Monica. -le contesto- No debería haberme aparecido así por tu casa.
Suelta mi mano, depositándola sobre la cama como si fuera a romperse.
- No es lo que piensas...
- A estas alturas, no tienes que darme explicaciones, Monica. Tenías razón, lo nuestro fue un error. Y no volverá a repetirse, te lo prometo.
No contesta nada. Sólo se queda ahí parada junto a mí, con los ojos muy abiertos como si no entendiera lo que acabo de decirle. Luego de un par de minutos vuelve a hablar.
- ¿Necesitas algo? ¿Quieres que te traiga algo de tu casa?
- No es necesario, gracias. Skinner ya se encargó de eso. -le miento.
- Será mejor que te deje descansar. Nos vemos, John.
- Adios, Monica.
Sale de la habitación tan silenciosamente como entró. Cuando cierra la puerta, boto el aire que retenía en los pulmones. Aunque me duela más de lo que pensé que podría dolerme, es lo mejor, así lo quiso ella.
*******
Hago mi mejor esfuerzo para concentrarme en lo que ocurre a mi alrededor. Siento que si me detengo a meditar sobre las palabras de John voy a desmoronarme. Ánimo, me digo a mí misma. Después de todo, lo que pudo ser no existe.
- ¿Cómo está? - me pregunta Dana.
- Está bien. Despertó. ¿Vas a entrar a verlo?
- No. Es mejor dejarlo descansar. ¿Quieres un café?
- Bueno.
Entramos a la cafetería y ordenamos un par de cafés.
- ¿Y William?
- Mi madre está con él. - baja la vista por un momento, luego vuelve a mirarme a los ojos - ¿Hay algún problema entre John y tú?
- ¿Qué quieres decir?
- John me comentó lo de ustedes el otro día. Antes de que te fueras a Detroit. ¿Tienen algún problema?
- Digamos que... lo nuestro no tenía futuro, Dana. Somos muy buenos amigos, pero no creo que hubiéramos funcionado como pareja.
- No te hagas esto, agente Reyes.
- ¿Qué quieres decir?
- No utilices tu amistad con John como pretexto para no atreverte a dar un paso más allá. Sé cómo te sientes, pasé mucho tiempo pensando que mi amistad con Mulder era muy valiosa como para arriesgarla queriendo algo más, incluso sabiendo que él sentía lo mismo por mí. Me negué muchas veces el derecho de besarlo y decirle lo mucho que lo amaba, pero al final del día siempre terminaba sola en una cama que parecía demasiado grande para mí, arrepintiéndome por no haber tenido el valor suficiente, por no haberme dejado llevar por mis sentimientos...
Algunas lágrimas empezaron a deslizarse por mi rostro al escucharla. Ella no entiende, o no quiere darse cuenta. John no me ama, y no creo que sea capaz de amarme del modo en que quiero ser amada, del modo que yo lo amo.
- No te hagas esto, Monica. - sigue ella. - No se lo hagas a John.
- Agradezco tu interés, Dana, pero es verdad. No habría funcionado, no funcionó.
- Lo siento. - me dice apretando mi mano con una sonrisa.
Sé que está pensando. Que voy a seguir llegando todas las noches a esa cama, demasiado sola y vacía, añorando a un hombre que preferiría estar con otra.
- No te preocupes. Estoy bien.
Salimos de la cafetería. Volvemos al piso de la habitación de John. Skinner y Brad están ahí.
- El muchacho está en libertad. - nos dice Skinner. - El fiscal dijo que hará lo posible por vigilarlo, pero fue su primera infracción. Además tiene catorce años.
- Si tiene catorce años e hirió a un hombre por robar una tienda, lo más probable es que haya más infracciones pronto. - le contesta Scully.
- Dele algo de crédito al chico, agente Scully. - dice Brad en su tono más conciliador. - Creo que lo que ocurrió esta mañana fue un accidente, el chico se asustó, eso es todo.
- Disculpe que esa explicación no me convenza si mi compañero está herido en esa cama. - Dana se aleja de nosotros molesta. Yo la sigo.
Caminamos por el pasillo. Se detiene a mirar por la ventana.
- Dana, sólo trataba de calmar los ánimos.
- Lo sé, es sólo que...
- Entiendo. - le respondo apoyando mi mano en su hombro.
Las cosas se nos han salido bastante de control últimamente. Es comprensible que todos estemos irritables, Dana sobre todo.
- Será mejor que me vaya a casa.
- Estoy segura de que hay alguien que está extrañando a su mami.
- Voy a despedirme de John.
Cuando volvemos, ninguno de los dos está afuera de la habitación.
- ¿Ocurre algo, Monica?
- ¿Y Brad? - me acerco a una enfermera - Disculpe, ¿vio a un hombre castaño que estaba aquí hace un momento?
- Está en la habitación. - me contesta.
- Monica, estás pálida.
- Tienes que sacarlo de ahí.
- ¿Qué?
- Entra a la habitación y saca a Brad de ahí.
- ¿Por qué? ¿Hay algo que no me has dicho, Monica?
- Esta mañana John fue a verme, llevaba el desayuno. Brad le abrió la puerta.
*******
La puerta se abre nuevamente. ¿Quién será esta vez? Ya ha desfilado por aquí todo un ejército de enfermeras, doctores y compañeras. No quiero ver a nadie más.
- Agente Doggett, ¿puedo pasar? - pregunta Skinner asomándose.
- Claro. Monica me dijo que estaba en la estación de policía.
- Dejaron al muchacho en libertad. Lo siento.
- Está bien, no iban a encerrarlo de cualquier modo.
- ¿Cómo se siente?
- Mejor. Gracias.
- Si hay algo que pueda hacer por usted...
- En realidad, sí. ¿Podría pasar por mi casa y traerme algo de ropa?
- Por supuesto, pero pensé que la agente Reyes se encargaría de eso...
Se calla. Supongo que mi expresión debe decirle algo, porque se acerca un par de pasos y pone cara de comprensión.
- Agente Doggett, sé que no debería preguntarle esto, pero... ¿las cosas marchan bien entre la agente Reyes y usted?
¿Desde cuándo Skinner se dedica a dar consejos amorosos? No creo que sea la persona más indicada del mundo para dar consejos en esa área (considerando que es un secreto a voces que está enamorado de una mujer que se pasa la vida amando a otro y no es capaz de invitar a salir a su secretaria que está loca por él).
- ¿La agente Scully le contó?
- Digamos que sólo me confirmó algunas sospechas.
-No hay nada entre la agente Reyes y yo. Pudo haber sido... - me interrumpo. ¿Qué pudo haber sido si el único que estaba interesado en esa relación era yo? - pero lo que pudo ser no existe.
- John,- me dice con tono comprensivo - si quiere conversar...
- Gracias.
La puerta se abre nuevamente. Agradezco mentalmente a quien haya interrumpido esta emotiva conversación. Como ya lo dije, no me apetece ver a nadie.
Dejo de agradecer y empiezo a maldecir cuando veo de quien se trata.
- ¿Cómo está, señor Doggett?
No puedo creer que el muy bastardo me esté preguntando eso.
- Bien. Gracias. - le respondo. Trato de ser cortés, de mantener algún margen de orgullo.
- El DA Skinner me contó lo que le sucedió. Es una lástima.
No sé si reírme de su mal fingida preocupación o simplemente levantarme a darle un par de golpes.
No tengo que decidir, porque la puerta vuelve a abrirse y una cabeza pelirroja se asoma con gesto mandón.
- Hola, agente Doggett.
- Hola.
- Caballeros, disculpen que interrumpa su conversación, pero el doctor ordenó que descansara.
La quiero.
Skinner y Follmer hacen un gesto de despedida y abandonan la habitación.
- Necesitas descansar.
- Gracias por sacarlos de aquí.
- En realidad, venía a despedirme. Voy a casa. ¿Necesitas algo?
- No, gracias. Skinner se encargará de traerme algunas cosas.
- Monica me dijo que lo de ustedes no funcionó. Lo siento...
- ¿Te dijo que la encontré con Follmer esta mañana? - le respondo. Necesito decírselo a alguien de repente, siento que voy a reventar si me lo guardo más tiempo.
- Sí.
- Le llevaba salchichas, necesitaba conversar con ella, preguntarle qué le ocurría. - las lágrimas que he reprimido desde entonces se liberan y empiezan a caer. - Necesitaba verla, saber qué le estaba pasando. Y ese maldito... me abrió la puerta.
- John, lo mejor es que no pienses en ello. Necesitas descansar. - intenta calmarme. La entiendo. Debe sentirse incómoda, ambos somos sus amigos y la hemos puesto al medio de nuestro problema.
- No sé qué le pasó. Ella me quería...
*******
Sé que Dana no está de acuerdo con lo que hice. Bastó sólo ver su expresión cuando le conté apresuradamente lo que había sucedido entre anoche y esta mañana. Pero jamás entendería que necesito olvidarlo y que Brad es la mejor solución posible.
Aún siente algo por mí y no sería difícil volver a sentir algo por él. Aunque intento no engañarme: mi relación con Brad fracasó porque llegó a un punto en que me ahogaba, en que no soporté estar con él todo el día, llegar a casa del trabajo y que el trabajo se entrometiera en mi vida, en mi cena, en mi cama... Simplemente no lo amaba lo suficiente.
Tengo que ser honesta conmigo misma y con él. Tampoco ahora creo ser capaz de amarlo como se merece. Si no quiero estar con un hombre al que adoro porque sé que en realidad ama a otra, ¿por qué habría de hacerle lo mismo a Brad?
La puerta de la habitación se abre y ambos salen.
Skinner se despide y dice algo sobre ir a casa de John. Evita mirarme directamente a los ojos. Genial, ahora todo el mundo sabe lo que nos pasó.
- ¿Nos vamos, Monica? - me dice Brad.
- Estaba esperando a Dana.
- Se quedó conversando con Doggett.
Caminamos hacia la salida del hospital. Su auto está estacionado a un par de metros.
- ¿Cómo te enteraste?
- El Director Kersh me llamó. ¿Tu casa o la mía? - pregunta abriendo el auto.
- Brad...
- ¿Ocurre algo, Monica?
No es el lugar apropiado para decir lo que tengo que decir. Pero la última vez que terminamos lo dije en un lugar apropiado y ni aún así pareció correcto. Además no es justo que le dé falsas esperanzas.
- Brad, creo que lo mejor es que yo vaya a mi casa...
- ¿Es por él? ¿Por como nos encontró esta mañana?
- Brad, esto no es por John. Simplemente...
- ¿Te sientes culpable por lo que le sucedió? Monica, ya está grandecito para cuidarse solo... A menos que... - se detiene como si se acabara de dar cuenta de algo obvio que había pasado por alto. - ¿Estás enamorada de él? ¿Tienen algo? ¿Eso es lo que pasa?
- No, Brad, no es nada de eso. Sólo que me sentí un poco incómoda esta mañana, y estoy cansada...
- ¿No vas a decirme también que te duele la cabeza, Monica? Vamos, te conozco mejor que eso. Nunca te importó un pepino lo que pensara tu compañero en Nueva York de lo nuestro, ¿por qué ahora habría de ser diferente?
"Porque lo amo y lo único que quiero contigo es olvidarlo" es la primera respuesta que viene a mi mente. Pero no puedo decirle eso.
- Brad, creo que vamos demasiado rápido...
- No, Monica, tú eres la que está demasiado lenta. Estás enamorada de él, ya no es una pregunta.
No dice nada más, sólo se sube en su auto y se va, dejándome sin palabras y a punto de llorar (otra vez).
*******
Ha pasado una semana desde que salí del hospital. Hoy es viernes por la noche y tengo poco trabajo que hacer. En realidad, nada de trabajo.
Monica y yo hemos estado separados. Ella estuvo unos días investigando lo que al parecer eran avistamientos de OVNIS en Nuevo México, pero en realidad eran sólo unos adolescentes ociosos. Scully y yo nos dedicamos a buscar a un asesino en Baltimore, lo atrapamos ayer. De Follmer supe que pidió regresar a la oficina de Nueva York esta tarde, Skinner me lo dijo. Supongo que lo suyo con Monica no resultó.
Eso me da una esperanza. Porque aunque mi tenaz compañera me dijo de varias formas que no quería nada conmigo aún no me convence del todo. Debo ser muy terco.
Esta noche voy a dar otro paso hacia ella. El último. Nos debemos una oportunidad, nos debemos un "te amo", incluso nos debemos una cena romántica a la luz de las velas. Pero si esta noche vuelve a decirme que no, será la última vez.
No quise tener "sorpresas" esta vez, así que tramé un plan. Scully había invitado a Monica a cenar en su casa. Le pedí que la llamara para cancelar hace unos minutos, porque "su hermano Bill le hizo una visita de improviso".
Golpeo la puerta. Esta vez prefiero esperar a ver quién me abre antes de ponerme a hablar.
- ¿John? - pone su mejor cara de sorpresa al verme.
- Hola. ¿Estás ocupada?
- No. Pasa. - se hace a un lado y me deja entrar. Se ve hermosa, se nota que ya se había arreglado para ir a cenar a casa de Scully. - Iba a cenar con Dana, pero acaba de llamarme para decir que su hermano llegó a visitarla.
Quiero sonreír, pero me aguanto. Por el momento, todo es una casualidad.
- ¿Quieres ir a cenar? - le pregunto. No tenía planeado salir, pero de nuevo me falta el valor para enfrentarme a lo que he venido a decirle.
- ¿Es una cita? - pregunta con ese gesto sonriente que me encanta.
- Por supuesto que no. - le contesto con una sonrisa. - Pero no me gustaría que perdieras todo el tiempo que invertiste en arreglarte.
- Gracias. Pero ya pedí una pizza. Podemos comerla juntos...
- Suena genial.
- ¿Quieres una cerveza? - me dice yendo a la cocina.
- Por favor. ¿Y cómo estuvo tu caso?
Hablamos diez minutos de trabajo. Cuando llega la pizza me ha contado entre risas lo ridículo de los supuestos avistamientos.
Comemos comentando los rumores de pasillo que han surgido en la oficina los días que ella no ha estado. Sé que debemos parecer un par de copuchentos, pero escuchar lo que se dice en los baños del edificio Hoover es la mejor manera de enterarse de las conspiraciones de todos los días.
- ¡No puedo creer que Skinner haya invitado a salir a Kimberly!. - comenta riéndose. - ¿Cuánto tiempo se demoró? A la pobre chica casi le salieron raíces esperando a que él intentara algo.
Sé que esta no es la clase de conversación que pretendía tener cuando llegué acá (no es nada contra mi jefe y su renovada vida personal), pero es un punto de partida, un comienzo familiar. De nuevo somos ella y yo, los amigos, los que pueden reírse durante horas de cualquier cosa que se les ocurra. Nos olvidamos de ser el par de amantes que anda arrepintiéndose de lo que hacen y dejan de hacer.
Seguimos hablando de otras cosas, nada importante. Aún me falta un poco de valor para decir lo que tengo que decirle, el verdadero motivo de mi visita. De repente llego a la conclusión que no tengo que decirle nada, que hemos estado así todo este tiempo porque ninguno de los dos se ha atrevido a sentir, a dejarse llevar por los sentimientos.
Ella está hablando de no-sé-qué que pasaba en la oficina de Nueva Orleans. La interrumpo. Me acerco a ella y la beso.
*******
Casi he tenido que morderme la lengua para no soltarle algo así como: "¿Te acuerdas de todo lo que te dije? ¿Quieres olvidarlo y nos vamos a mi cuarto?".
Pero me he controlado y por esta noche hemos vuelto a ser "nosotros". Aún no tengo muy claro por qué vino, y la verdad es que no sé si me importa. Después de haber pensado que lo había perdido completamente, me siento tan bien de tenerlo conmigo, comiendo pizza y bebiendo cerveza en mi sofá.
De repente, mientras le estoy contando una historia de Nueva Orleans, se acerca y me besa. Sólo me toma por la nuca y me besa. Se siente extraño. Ya nos habíamos besado antes, claro. Pero esta vez su lengua no entra furiosa en mi boca, ni sus manos buscan desesperadamente sacarme la ropa. Sólo me besa, como si me estuviera saboreando, como si quisiera decirme algo, sin palabras.
¿Es eso? ¿Me quieres decir algo, John?
El beso se acaba y él se separa unos centímetros de mi rostro. Lo suficiente para buscar en el mío una respuesta a la pregunta que ninguno de los dos hizo.
¿Estoy entendiendo bien lo que quieres decirme, John?
Su expresión cambia y sonríe. Acaricia mi mejilla. Entonces, sucede: me dice lo que me había dicho tantas veces con sus ojos y nunca había querido ver.
- Te amo, Monica.
*******
Cuando nos separamos, busco en ella alguna señal de que estoy equivocado, de que ella ya no siente lo mismo por mí. No hay ninguna. Sonríe.
Y mientras acaricio su mejilla con mi pulgar, sé que es el momento perfecto. Que la sonrisa mágica de esta mujer y la dulzura de sus ojos son todo lo que necesito para vivir. Que nunca más voy a estar solo porque ella está hasta en el último rincón de mi alma. Es más, ella es mi alma.
- Te amo, Monica.
Su sonrisa se ensancha aún más. Acerca una de sus manos a mi rostro e imita las caricias que le he dado. Cojo su mano y beso su muñeca. Ella se suelta y me rodea el cuello con ambos brazos. Yo la abrazo por la cintura.
- Te amo, John. - me dice con una voz que es un susurro y una invitación.
Nos besamos otra vez, pero esta vez nuestras bocas se abren para dar paso a la pasión. El sofá se nos hace pequeño luego, y de alguna manera logramos llegar hasta su cuarto.
Hacemos el amor. No nos revolcamos sobre un escritorio como un par de animales en celo. No nos entregamos a la lujuria como un par de adolescentes sobrecargados de hormonas.
Somos ella y yo. Amándonos.
Como ya lo dije, éste es el momento perfecto.
*******
A veces las cosas más simples nos parecen las ideas más descabelladas (como la posibilidad que John se hubiera enamorado de mí como yo de él). Sabemos que tenemos que dar un paso, pero el miedo nos paraliza. Aunque el paso que tengamos que dar sea el que nos pueda llevar a la felicidad, y no darlo sea quedarnos solos y vacíos.
Estoy descansando sobre el pecho de John, estamos abrazados. Nuestras respiraciones son regulares ahora y si él no acariciara suavemente mi espalda, diría que duerme.
Nos equivocamos a veces. Y nuestros errores pueden lastimar a quienes más amamos e incluso a nosotros mismos. Sé que voy a tener que explicar lo de Brad, que en algún momento el tema va a surgir. Pero no importa en este momento, lo que quiero es besarlo.
- Monica... - dice con cierta sorpresa - pensé que dormías...
- Como ves, aún me quedan energías...
- Eso me da algunas ideas... - dice con una sonrisa satisfecha mientras vuelve a besarme.
Lo tengo todo. Mientras John y yo volvemos a lo nuestro tengo la certeza absoluta de que no podría pedir nada más en este momento. Soy feliz.
A veces nos demoramos en dar el paso, pero una vez que lo damos no hay camino de regreso y todo lo que venga es para mejor.
*******
FIN
¿Y? ¿Lo leíste? ¿Te gustó? ¿Lo odiaste? ¿Te tinca mandarme un mail a srta_safo@hotmail.com para darme tu opinión?
