II




Tu eres mi verso
pluma, papel y sentimiento.
La noche yo y tu la luna
yo la cerveza y tu la espuma


Y al final de todo esto, hemos quedado tu y yo. De entre todas las cosas que recuerdo de mis años de Colegio en Hogwarts, en este momento me viene una pregunta, que Terry Boot de Ravenclaw me hizo allá por el quinto curso.

"¿Por qué no quedaste en Ravenclaw?"

Yo había contestado que el sombrero había considerado ponerme ahí, pero la razón de por qué opté por irme a Griffindor es un enigma que no le resolví y que Harry no supo tampoco hasta años después, cuando se atrevió a cuestionarme el motivo tras esa elección

Sonrío. Oigo la puerta abrirse y los murmullos de afuera se cuelan por breves segundos antes de que Luna la cierre con un pie, tratando de que las capas no se le caigan. Y vuelvo a la realidad, haciéndome plenamente consciente del lugar donde estoy, de como me hallo vestida y de lo que pronto pasará. Me pongo a jugar distraídamente con un mechón castaño de mi cabello, lo que es síntoma de la enorme avalancha de miedo y nervios que me ha caído encima.

Y esta vez no hay un libro, ni una biblioteca, ni una Hermione infalible que saque la solución mágica al dilema.

Por la simple y sencilla razón de que algo como esto es más grande, increíble y maravilloso de lo que yo puedo sobrellevar. Es demasiada felicidad y demasiado temor junto pugnando en mi corazón como para tratar de ser coherente y lógica.

Lo único que tengo en presente, es tu persona y lo que ella ha llegado a ser para mí. Mis ansiosos deseos porque me cobijes y me digas que todo saldrá bien, que el sueño que estamos comenzando juntos no sea solo eso y que tú caminarás conmigo de ahora en adelante.

Quisiera que el mundo no existiera, que el bullicio se fuera por un momento y que tan solo estuviéramos tu y yo, frente a frente; sin una madre que nos separe porque no se debe ver a la novia aún ni un locuaz grupo de damas de compañía que hacen barrera y te echan de la habitación donde me encuentre porque aun no es momento de que estemos juntos. O un ejército de rojo, oscuro y plata que te rodea y me impide el siquiera tocarte con la mirada.

Es para reír y echarse a llorar. Apenas han sido dos días de santa locura y parezco una niñita sola y desamparada que te extraña tanto. Tan lejos y tan cerca de ti.

Te extraño y me muero de nervios.

Mis mejillas han enrojecido repentinamente debido a la angustia y Tonks junto con Fleur se han puesto a mi lado. El rimel amenaza con escurrirse de mis ojos, pero un pañuelo y un movimiento de lápiz hecho con magistral soltura por Fleur arregla todo el lío. Y entonces noto frente a mí una réplica exacta de mi persona, y no es el espejo.

Tonks como siempre arregla las cosas con una sonrisa. Luna tararea una melodía mientras baila a nuestro alrededor una danza que tiene la propiedad de calmar mis nervios.

Las necesito, necesito a alguien que me ayude, porque yo ya no soy dueña de mí misma. Estoy muerta de angustia, de tristeza y de felicidad. Quiero verle ya, no he dejado de mirar al reloj ni de contar las horas que faltan para la ceremonia.

El Pandemonium llevado por toda la casa Weasley al completo ya no me distrae. Ver flores, mesas y las más diversas viandas volando en todas direcciones ha perdido su chiste. Oír cantando al fantasma de los Weasley jigas irlandesas empieza a volverse monótono. Ya ni siquiera me quejo por el pequeño ejército de elfos traídos de Hogwarts corriendo por todos lados con sus pequeños montoncitos de lazos con que adornar la casa. Hay gente que nunca cambiará.

Lo único que veo es a Fleur con Bill, a Ginny con Draco o a Luna con Harry. Tan felices y juntos y yo obligadamente sola, cuando debería estar a su lado. Deberíamos estar platicando de nuestro futuro, cambiando impresiones, preguntarle si está seguro de querer permanecer por siempre a mi lado. Si este paso que vamos a dar, es el correcto para él.

¿Y si se arrepiente?

¿Y si se da cuenta que no es conmigo con quien debe estar?

Me llevo las manos a la boca mientras mi imagen muestra mis ojos brillantes de lágrimas a punto de salir. Creo ver su rostro y la respuesta a esa pregunta.

"Tontita"

Lo quiero tanto y estoy tan segura de querer permanecer con él. Me encantaría darle un hijo, y la idea me entibia el pecho de dicha al imaginar a un pequeño Ron corriendo por toda la casa, lleno de pequitas, ruidoso y con su pelito rojo revolviéndose en el aire, como prueba de nuestro gran amor.

Sería lo mejor de este mundo.

Voldemort ya se ha ido y el podrá vivir y reír en paz.

Esa es ahora mi fuerza, y me siento de repente capaz de afrontar lo que sea, como sea.

Ginny se acerca a mí, radiante y me alcanza un pañuelo antes de que vuelva a echar a perder el rimel, y se recarga en mi hombro con la mirada luminosa de quien está enamorada. Mientras me seco las lágrimas ella me habla de amor, de miedos y de deseos. De sueños que realizar con el hombre amado. Comparamos nuestras situaciones y me doy cuenta en ese instante que ella tiene las mismas inseguridades que yo. Miro de reojo y la veo llevarse distraídamente una mano a su vientre plano, a la par que su blanca sonrisa se hace aún mas brillante que antes. Hay vida dentro de esa dulce y feroz pelirroja. Y yo estoy aquí casi llorando como una tonta.

- Te envidio Hermione - musita arrobada mientras contempla mi imagen blanca, arropada en esa hermosa túnica vaporosa que se riega en mi cuerpo con la misma suavidad perfecta del agua corriendo por mi piel, el vaporoso tul que trasluce mi espalda y la corona de azahares que adorna mi frente.

No me reconozco. Pero adoro los rizos de la señora Weasley, es toda una artista con el cabello, que no le envidia nada a nuestra querida veela.

- Pronto estarás en mi lugar, y llorarás de dicha como yo - respondo con voz quebrada.

- Lo sé. ¿Lo extrañas, verdad? - musita, sonriendo enternecida por mi tristeza.

- Con toda el alma... ¡y han sido tan solo dos días sin vernos!, ¡soy una tonta!

- Eso no es vegdad cherrie.

La voz de Fleur interrumpe nuestra pequeña charla y me llevo el pañuelo a los ojos, tratando de no arruinar su trabajo.

- El día de tu boda, te ví muy tranquila. - replico a modo de respuesta, recordando la tranquila serenidad de ella aquel día.

Fleur ríe de una manera musical mientras agita la mano y mueve su cabeza haciendo que su pelo plateado se agite con ella.

- No es vegdad. Tan solo supe mentig mejog que tu. Es mejog así, en cuanto estuvimos solos, explote y me degumbe frente a él, y tegminé llogando en sus brazos. Se que el no me lo reprocha, pego es penoso tegminar escuguiendo guimel en tu noche de bodas. Mejog lloga, estagas mejog en tu gran noche.

Y al decirlo su mirada antes amable se torna distinta, hay en sus voz un inconfundible tono sensual mientras la sonrisa se ensancha en su rostro adquiriendo otro matiz. Ginny ríe y Tonks clonada palmea mi espalda mientras le dirige una mirada similar a Fleur. Y Luna, al igual que yo, no parece captar la indirecta limitándose a sonreír cándidamente.

Pero bastan dos segundos y me doy cuenta de QUÉ están hablando.

¡Fleur!

Chillo y los colores se me suben con toda su fuerza al rostro. En este momento soy más Weasley que Ron. Y estas tres tan solo saben reírse.

- Aaaah, en ese aspegto todo iga bien - sigue riendo - los Weasley son buenos amantes y Madame Weasley puede constatar sin temor a equivocagse, que Monsieur Weasley es toga una máquina segxuaaaal.

¡Por Merliiin!!!

Me tapo los oídos, ¡estos franceses!, ¿no pueden pensar en otra cosa? Ginny se ha puesto del tono de su pelo y Tonks a regresado a su forma original en medio de un ataque de risa.

- De acuerdo contigo Fleur... jajaja.... Siete hijos ... ay Dios, ¡me sofoco!... ¡bwajajaja!... eso es... ¡Wooow!... ¡jajajaja!... lo admito... el Señor Weasley es toda una máquina "seegxuaaaal... ¡bwajajajaja!!

A ese paso se va morir de asfixia si no para de reír.

- Eges afogtunada cherrie. - arremete Fleur pasándome sus brazos por mis hombros, como la sexy veela que es.

¡Pero yo no estoy pensando en eso! le chillo totalmente roja, pero Fleur me ignora y disfruta viéndome agonizar en vergüenza. Y lo peor es que mi siempre controlada mente empieza a procesar la palabrita "noche de bodas", nuestra noche y ... Merlín... mente en blanco, mente en blanco... Merlín, no-estoy-pensando-en-"eso"... "..." ... ¡no, no y no!

- ¿Estas lista cariño?

Al fin, la salvación ha llegado.

La señora Weasley y mi madre irrumpen en ese instante, ella toda sonrisas y orgullo en su túnica beige y mi madre dichosa en una túnica malva que le sienta tan bien, aun cuando sé lo extraño que es todo esto para ella.

Las risas de Fleur y ver a Tonks sosteniéndose del tocador las desconcierta y nos dirigen a Ginny y a mi sendas miradas interrogantes.

No pregunten.

Y no preguntan, benditas sean. Notan mi sonrojo y al parecer comprenden algo, me sonríen maternales, se me acercan y colocadas lado a lado, me conducen fuera mientras un coro de risitas estalla detrás mío.

Me las vas a pagar, Fleur.

La Madriguera se ve distinta este día, reflexiono mientras bajo los escalones rodeada de adornos blancos por todos lados. No es el aspecto, sino el ambiente; es como si los buenos deseos se pudieran respirar. Como si el bien con su luz se hubiese detenido un instante para cubrir la Madriguera. Echo de menos la presencia de la profesora McGonagall…

Gracias, donde quiera que esté.

Gracias a todas estas maravillosas mujeres que me rodean mientras charlan alegremente... por las risas y las sonrisas y todo su apoyo.

Soy dichosa y he dado el sí, aun antes de que me hagan la gran pregunta. Amor, Felicidad, son como una droga. Los colores se ven más brillantes y los sonidos son aun más claros. Mi padre me sonríe tímidamente, envuelto en su túnica color vino, pero la extrañeza del atuendo no logra quitarle su gran porte.

Camino con mi comitiva, el cuerpo enhiesto y la decisión puesta en cada uno de mis pasos; amigos y familiares ya se encuentran sentados bajo la blanca carpa, rodeados de flores del color de la nieve. Solo una alfombra roja divide al nutrido grupo que ha ido a presenciar el momento más feliz de mi vida. Roja como su cabello, como nuestra sangre y corazón. Es el rojo que señala el altar donde él, Harry y su padre me esperan.

Donde él y yo seremos de ahora en adelante como uno solo.

Mis dos madres me besan y derraman lágrimas, y fijo la vista en mi padre. Enlazamos nuestros brazos, su sonrisa y sus ojos luminosos me hablan de tristezas y de alegrías. Soy una mujer y no quiere aceptarlo, pero sabe que el hombre al que le prometeré mi vida para siempre, es digno de mí. Me aferro a mis flores cuando siento esa oleada de emociones apoderarse con más fuerza de mí.

La marcha nupcial empieza a inundar el aire y todo mundo se ha puesto de pie.

Y veo al altar, donde él me espera. No existe nada más que su figura alta y maravillosa, los ojos celestes llenos de amor; y junto a mi padre, emprendo el camino hacia los brazos del hombre de mi vida.

Y es esa la razón por la que yo decidí quedarme en Gryffindor.