CAPITULO VII

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Así fue que llego el día de San Valentín, y a la hora del desayuno cuando todos los alumnos estaban congregados en el gran salón, entraron como era usual las lechuzas con el correo, todos los alumnos comenzaron a recibir sus cartas, pero ya a lo ultimo dos grandes lechuzas de color negro entraron con un paquete grande, y lo hicieron llegar lentamente hacia donde estaba Florence... Todos los alumnos estaban asombrados, ninguna de las otras chicas en todo Hogwarts había recibido un regalo de esa magnitud!... Florence parecía muy asombrada.. y mientras que el resto de las mujeres la miraban con envidia, abrió el paquete y encontró un ramo de hermosas rosas y una caja de chocolates.. dentro había un pequeño sobre..

Las amigas de Florence estaban locas por saber quien era su enamorado, alegaban en voz alta "Ábrelo Florence, ábrelo de quien es?", sin embargo al contrario de lo que le decían sus amigas, Florence sin decir nada cogió el sobre y lo guardo cuidadosamente dentro de uno de sus libros, y después de desayunar se paro delicadamente, cogió sus regalos y se los llevo a su habitación ...

Sus amigas estaban locas por saber, y ella después de un tiempo –para quitárselas de encima- les dijo que el sobre estaba vació ... sin embargo no era así ; después de que había pasado un poco la curiosidad general, Florence se encero en uno de los baños, saco el libro y de él el sobre... lo miro fijamente antes de abrirlo.. era un sobre blanco y pequeño, que parecía tener una nota..

Abrió el pequeño sobre y saco de el una nota, que tenia solo unas palabras ...

"Todos los días pienso en ti, y pareciera que no te das cuenta de eso; trato de encontrarte en los pasillos y me rehuyes; mando presentes a tu cuarto y no me dices nada. ¿Qué tengo que hacer mi querida Florence para que te des cuenta que me gustas mucho?. Solo permíteme hablar con tigo para que me conozcas mas."

S. S.

Al leer la nota la niña de Ravenclaw sonrió, sabia que aunque ignoraba al que le mandaba notas, muy en su interior esperaba encontrar todas las noches una rana de chocolate en la almohada de su cama...

Por otro lado Severus estaba nervioso, había observado como las lechuzas entregaban su regalo en el gran salón, y se había dado cuenta también que ella no habia dicho nada, y solamente había guardado el sobre.. aunque le gusto la expresión de sorpresa en su cara... Parecía ser que ella ya sabia quien era el remitente, porque al salir del gran salón miro disimuladamente hacia la mesa de Slytherin con una sonrisa. Le había costado tanto esfuerzo escribir esa nota, la había redactado muchas veces, no quería ser cursi pero tampoco deseaba que fuera una nota entupida sin contenido... al fin de cuentas no sabia si había dado resultado...

Esa noche a Severus lo visito de nuevo la lechuza carmesí, quien traía una pequeñísima nota, que solo tenia la palabra "gracias" firmada con una letra "F".

Pasaron como dos semanas y Severus no tenia noticias de Florence. Se estaba desesperando... se daba cuenta que debía hacer algo para aclarar las cosas, no quería estar toda su vida enviándole cosas y que ella solo le diga un "gracias" como si fuera una formalidad social. Así que ideo un plan que no podía fallar.

Después de clase de encantamientos, como era usual todos los de Ravenclaw salieron a su proxima clase sobre "historia de la magia". Mientras el Profesor Bins leía al grupo un ensayo- aburridísimo- sobre las grandes invenciones mágicas, se oyó golpear la puerta, y de ella entro un niño de primer año de Slytherin, que dijo "Disculpe profesor; vengo de parte de la profesora McGonogall, ella quisiera saber si la señorita Florence McGregort puede acercarse a su oficina"; el profesor indico que no habría ningún problema, y le ordeno a Florence dirigirse a la oficina de la sub-directora.

Florence salio un poco asustada ¿Qué querrá decirme la profesora McGonogall? ¿Será que me va a regañar?. El chico de primer año se alejo hacia otra dirección y le dijo que iba a llamar a otros estudiantes, ella siguió sola por el pasillo.

Dado que estaba en el segundo nivel y la oficina quedaba en el primer piso, Florence se dispuso a bajar por las escaleras, iba pensando en otras cosas, cuando de repente sintió que alguien la halaba de un brazo hacia un salón, tapándole la boca.

- No grites Florence, soy yo..

- Severus?- dijo extrañada- Que haces aquí?

- Necesitaba verte

- Pero Severus tengo que ir ...

- Snppp... no hables tan duro, se van a dar cuenta que nos volamos de clase..

- Como así Severus- pregunto con sorpresa- es decir que lo de la profesora McGonogall ...

- Fue una treta para sacarte del salón- añadió

- Y ... el chico de primero, él dijo que ...

- Ha.. si Peters ese chico me debe un favor, también paso por el salón de aritmasia para sacarme a mi...

- Como te atreves, a ese pobre chico lo pueden castigar por tu culpa- Dijo indignada.

- No te preocupes por eso, ahora mismo esta en la enfermería por un repentino dolor de estomago..

Florence trato de seguir discutiendo pero Severus con un gesto tierno había puesto un dedo en su boca para que callara. La miro fijamente a sus ojos, y paso suavemente la mano que tapaba delicadamente su boca por su mejilla, y luego acaricio su pelo; sus ojos la seguían mirando con insistencia, como si esperaran un signo de aprobación para seguir. Ella lo miraba también, y poco a poco se le acerco; él entendió el mensaje y tímidamente comenzó a buscar sus labios hasta que los de ella lo encontraron. Se besaron largamente, era un momento mutuo, totalmente compartido, ella le acariciaba la espalda a través de un abrazo , mientras él jugueteaba con el cabello que se había enredado en sus manos mientras sujetaba su cabeza.

Se separaron lentamente, y se miraron en silencio uno al otro; parecía como si el sonido y las palabras no fueran permitidos para no romper el encanto de ese momento. Florence había tomado su mano y la sostenía acariciándole los nudillos, Severus por su parte la seguía mirando con una pequeña sonrisa.

De repente una frase rompió el silencio: ¿por qué tardaste tanto?

Severus le sorprendió esa pregunta; la miro de forma burlona y añadió: "Florence eres una mujer muy cara" ... y la beso de nuevo..

No habían terminado aun, cuando de repente se oyeron sonidos de voces, pasos y risas, el resto de los alumnos habían salido de clase, y corrían el riesgo que los descubrieran. Florence le toco el rostro con una sonrisa y salio primero por la puerta, después de un minuto o dos salio Severus hacia el pasillo colmado de estudiantes.

Ese día tanto el uno como el otro permanecieron callados mientras oían clase, recordaban ese momento en el cual no fueron necesarias las palabras para permitir un beso, solamente la disposición de estar juntos y de sentir la atracción en su esencia.

Después de ese encuentro Severus y Florence decidieron seguirse encontrando en distintos lugares del castillo, su escondite favorito, por supuesto era detrás del invernadero.. Ahí podían hablar tranquilamente sin que nadie los escuchara, besarse sin la expectativa de ser descubiertos y expresar lo que no se dice con palabras.

Severus no consideró necesario hablar de lo suyo con nadie, le parecía que eso era demasiado personal, como para comentarlo con el grupo. Sabia que Wilkes, Avery y Lestrade se burlarian de él. No lo comentaba por las burlas sino por el hecho de tener algo para si mismo, algo que solo comprendía él.

Con el único que hablo del tema fue con Evan. Lógicamente el no se esperaba semejante noticia – se molesto un poco con Severus por no haberlo contado antes- pero aun así lo comprendió, y le ofreció su ayuda por si acaso necesitaba que alguien encubriera sus encuentros. Severus sabia que del grupo, con el único que podía confiar era con él; apreciaba mucho a Rosier, era como el hermano que nunca tuvo ...