Una media hora más tarde se oyeron pisadas frenéticas que se acercaban
corriendo y empezaban a buscar en medio del hielo. Por fin fue Plutón la
primera en ver la forma inerte de la chica. Corriendo y con una mirada
asustada en su inexpresiva cara, la guerrero se acercó a su Princesa y la
cogió en brazos mientras que Kunzite se apresuraba a buscar su pulso. Con
una sonrisa de felicidad, el general se giró hacia la guerrero que no podía
apartar sus ojos llenos de lágrimas de la frágil muchacha. El hombre vio el
miedo que había en la cara de Plutón y puso una mano tranquilizante sobre
su hombro.
"Está bien Plutón, estoy seguro que sobrevivirá, pero creo que será mejor que nos la llevemos de aquí, lo último que necesita es coger una pulmonía y a nosotros tampoco nos sentaría bien."
La cara de Plutón se iluminó con una sonrisa y con la joven Princesa en sus brazos se levantó, creando un portal que les llevaría hacia el despacho privado de Matt, el médico que atendió a Endymión y que conocía el secreto de las guerreros.
El doctor estaba dormido en su silla, cuando una mano fuerte le cogió por el hombro y lo sacudió. Alarmado, Matt abrió los ojos y su vista se detuvo de inmediato sobre la figura de la alta guerrero y la pequeña chica que esta mantenía en sus brazos. El médico se levantó de un salto y se acercó hacia la guerrero para examinar de cerca de Serena, casi derribando a Kunzite en el camino. Con unas cuantas llamadas, Matt consiguió que instalaran a Serena en una habitación y con la ayuda de una enfermera empezó a examinarla mientras Setsuna se destransforma y decidía ir a llamar a Darién antes de que al Príncipe le cogiera un ataque de histeria. Al fin y al cabo ya es casi mediodía y nadie sabía donde se había metido Serena. Kunzite, ahora vestido en prendas normales, se paseaba arriba y abajo por la sala de espera. Setsuna se le unió al cabo de unos minutos. Allí, ambos presenciaron la llegada del Príncipe, los otros generales, Molly y Chibi- Usa.
Todos tenían el pánico escrito claramente en su rostro y casi se abalanzaron por encima de los demás. Por suerte, en ese momento se abrió la puerta de la habitación de Serena y todas las preguntas excepto una quedaron olvidadas.
Darien se adelantó de inmediato. "Doctor, ¿cómo está Serena?"
El hombre sonrió cansadamente. "Agotada, semi-helada, pero se recuperará." Un gran suspiro de alivio recorrió la habitación y el médico hizo una señal para que los demás entraran. Darién no podía creer que la pálida chica tendida en la cama fuera su alegre y vivaz Serena. Con pasos largos el chico se acercó a la cama y cogió la mano de su preciosa enamorada. Uno de los generales se apresuró a acercarle una silla en la cual Darién no tardó en hundirse. Chibi-Usa estaba mirando a su madre desde los brazos de Setsuna mientras los tres generales y Molly se habían unido a Kunzite en una de las esquinas de la habitación. Por fin Darién consiguió encontrar otra vez el habla y sin apartar los ojos de Serena preguntó: "¿Qué ha pasado Setsuna?"
La guerrero miró la espalda del Príncipe y en voz baja respondió. "La Princesa ha vuelto a ganar a Metalia."
Ante estas palabras, Darién se giró bruscamente y los generales, Molly y Chibi-Usa miraron a Plutón como si esta se hubiera vuelto loca. Los ojos del Príncipe empezaron a echar chispas, con una voz susurrante para no molestar a Serena empezó a hablar.
"¿Por qué no me has avisado?"
Setsuna sacudió la cabeza tristemente. "Porque no he sabido lo que estaba pasando hasta que Serena ha aparecido en el Polo Norte, en esos momentos me encontraba en Cristal Tokio y apenas he llegado a tiempo para ayudar a Kunzite a mantener a los youmas alejados del sitio donde Metalia y Serena luchaban."
Darién volvió a sentarse ante la tranquila respuesta de la guerrero y miró tristemente hacia la cama. Mientras tanto Plutón explicó todo lo que sabía acerca de la batalla. Cuando hubo terminado, todos se quedaron sumidos en reflexiones. Matt por fin se disculpó y salió de la habitación, Setsuna murmuró alguna cosa del corredor del tiempo y también se fue dando la pequeña Chibi-Usa a Molly.
Durante todo el día, Darién no dejó el lado de la cama, a su lado siempre había uno de los generales que se iban relevando mientras los demás se sentaron en la cafetería con Molly y Chibi-Usa. Ya era medianoche cuando una voz conocida sacó a Molly de sus meditaciones.
"¿Molly? ¿Qué haces aquí?"
La chica se giró y vio al Dr. Tomoe, su cara se iluminó con una triste sonrisa mientras se apresuraba a sacar su bolsa de la silla a su lado donde el doctor se apresuró a sentarse. "¿Ha pasado algo?"
"Me temo que sí doctor."
Molly le contó todo lo que ha pasado en esas últimas semanas. El doctor miró preocupado a sus compañeros y decidió ir a ver a Serena. Cuando entró, vio a un hombre con el pelo rubio apoyado en la pared opuesta a la puerta y a un chico sentado en una silla con la mano de Serena en la suya. Este último levantó la cabeza al oír la puerta y se quedó sorprendido al reconocer al visitante.
"¿Doctor Tomoe?"
Este se acercó a la cama y se plantó al otro lado de Serena mientras sonreía hacia el chico.
"Hola Darién, es una sorpresa agradable ver que continúes con vida, Serena aún no me lo había contado." Darién levantó una ceja un poco sorprendido y el doctor continuó. "Durante este último año, desde la muerte de las guerreros, Serena y yo nos hemos visto a menudo en su casa, solíamos hablar de toda clase de temas, la ayudaba a salir de su depresión. Espero que no te importe."
Darien negó con la cabeza. "No, lo que pasa es que no lo sabía. Estoy contento que pudiera hablar con alguien y no tuviera que guardárselo todo para ella."
Las horas fueron pasando y había poco movimiento en la habitación. Cuando Darién estaba a punto de quedarse dormido bajo la mirada vigilante de Zoisite, notó que la mano que tenía en la suya empezaba a moverse. De repente, el Príncipe se despertó completamente y miró fijamente la cara de la chica que empezó a mostrar signos de recuperación. Zoisite, al verlo de pie, había ido a avisar a los demás, por lo tanto Darién era el único en la habitación cuando Serena por fin abrió los ojos.
Estos necesitaron un poco de tiempo para enfocarse sobre la persona que se inclinaba sobre ella, pero cuando por fin lo hizo su cara se iluminó con una pequeña sonrisa.
"Serena."
En la voz de Darién la chica notó todo el alivio que sentía el chico. De repente, todas las imágenes de la lucha volvieron a su mente, su cara se ensombreció y miró otra vez a Darién. "¿Estás bien Serena?"
Continuará...
A/N: Siento lo del capítulo repetido, gracias a Mer por el aviso ^^
"Está bien Plutón, estoy seguro que sobrevivirá, pero creo que será mejor que nos la llevemos de aquí, lo último que necesita es coger una pulmonía y a nosotros tampoco nos sentaría bien."
La cara de Plutón se iluminó con una sonrisa y con la joven Princesa en sus brazos se levantó, creando un portal que les llevaría hacia el despacho privado de Matt, el médico que atendió a Endymión y que conocía el secreto de las guerreros.
El doctor estaba dormido en su silla, cuando una mano fuerte le cogió por el hombro y lo sacudió. Alarmado, Matt abrió los ojos y su vista se detuvo de inmediato sobre la figura de la alta guerrero y la pequeña chica que esta mantenía en sus brazos. El médico se levantó de un salto y se acercó hacia la guerrero para examinar de cerca de Serena, casi derribando a Kunzite en el camino. Con unas cuantas llamadas, Matt consiguió que instalaran a Serena en una habitación y con la ayuda de una enfermera empezó a examinarla mientras Setsuna se destransforma y decidía ir a llamar a Darién antes de que al Príncipe le cogiera un ataque de histeria. Al fin y al cabo ya es casi mediodía y nadie sabía donde se había metido Serena. Kunzite, ahora vestido en prendas normales, se paseaba arriba y abajo por la sala de espera. Setsuna se le unió al cabo de unos minutos. Allí, ambos presenciaron la llegada del Príncipe, los otros generales, Molly y Chibi- Usa.
Todos tenían el pánico escrito claramente en su rostro y casi se abalanzaron por encima de los demás. Por suerte, en ese momento se abrió la puerta de la habitación de Serena y todas las preguntas excepto una quedaron olvidadas.
Darien se adelantó de inmediato. "Doctor, ¿cómo está Serena?"
El hombre sonrió cansadamente. "Agotada, semi-helada, pero se recuperará." Un gran suspiro de alivio recorrió la habitación y el médico hizo una señal para que los demás entraran. Darién no podía creer que la pálida chica tendida en la cama fuera su alegre y vivaz Serena. Con pasos largos el chico se acercó a la cama y cogió la mano de su preciosa enamorada. Uno de los generales se apresuró a acercarle una silla en la cual Darién no tardó en hundirse. Chibi-Usa estaba mirando a su madre desde los brazos de Setsuna mientras los tres generales y Molly se habían unido a Kunzite en una de las esquinas de la habitación. Por fin Darién consiguió encontrar otra vez el habla y sin apartar los ojos de Serena preguntó: "¿Qué ha pasado Setsuna?"
La guerrero miró la espalda del Príncipe y en voz baja respondió. "La Princesa ha vuelto a ganar a Metalia."
Ante estas palabras, Darién se giró bruscamente y los generales, Molly y Chibi-Usa miraron a Plutón como si esta se hubiera vuelto loca. Los ojos del Príncipe empezaron a echar chispas, con una voz susurrante para no molestar a Serena empezó a hablar.
"¿Por qué no me has avisado?"
Setsuna sacudió la cabeza tristemente. "Porque no he sabido lo que estaba pasando hasta que Serena ha aparecido en el Polo Norte, en esos momentos me encontraba en Cristal Tokio y apenas he llegado a tiempo para ayudar a Kunzite a mantener a los youmas alejados del sitio donde Metalia y Serena luchaban."
Darién volvió a sentarse ante la tranquila respuesta de la guerrero y miró tristemente hacia la cama. Mientras tanto Plutón explicó todo lo que sabía acerca de la batalla. Cuando hubo terminado, todos se quedaron sumidos en reflexiones. Matt por fin se disculpó y salió de la habitación, Setsuna murmuró alguna cosa del corredor del tiempo y también se fue dando la pequeña Chibi-Usa a Molly.
Durante todo el día, Darién no dejó el lado de la cama, a su lado siempre había uno de los generales que se iban relevando mientras los demás se sentaron en la cafetería con Molly y Chibi-Usa. Ya era medianoche cuando una voz conocida sacó a Molly de sus meditaciones.
"¿Molly? ¿Qué haces aquí?"
La chica se giró y vio al Dr. Tomoe, su cara se iluminó con una triste sonrisa mientras se apresuraba a sacar su bolsa de la silla a su lado donde el doctor se apresuró a sentarse. "¿Ha pasado algo?"
"Me temo que sí doctor."
Molly le contó todo lo que ha pasado en esas últimas semanas. El doctor miró preocupado a sus compañeros y decidió ir a ver a Serena. Cuando entró, vio a un hombre con el pelo rubio apoyado en la pared opuesta a la puerta y a un chico sentado en una silla con la mano de Serena en la suya. Este último levantó la cabeza al oír la puerta y se quedó sorprendido al reconocer al visitante.
"¿Doctor Tomoe?"
Este se acercó a la cama y se plantó al otro lado de Serena mientras sonreía hacia el chico.
"Hola Darién, es una sorpresa agradable ver que continúes con vida, Serena aún no me lo había contado." Darién levantó una ceja un poco sorprendido y el doctor continuó. "Durante este último año, desde la muerte de las guerreros, Serena y yo nos hemos visto a menudo en su casa, solíamos hablar de toda clase de temas, la ayudaba a salir de su depresión. Espero que no te importe."
Darien negó con la cabeza. "No, lo que pasa es que no lo sabía. Estoy contento que pudiera hablar con alguien y no tuviera que guardárselo todo para ella."
Las horas fueron pasando y había poco movimiento en la habitación. Cuando Darién estaba a punto de quedarse dormido bajo la mirada vigilante de Zoisite, notó que la mano que tenía en la suya empezaba a moverse. De repente, el Príncipe se despertó completamente y miró fijamente la cara de la chica que empezó a mostrar signos de recuperación. Zoisite, al verlo de pie, había ido a avisar a los demás, por lo tanto Darién era el único en la habitación cuando Serena por fin abrió los ojos.
Estos necesitaron un poco de tiempo para enfocarse sobre la persona que se inclinaba sobre ella, pero cuando por fin lo hizo su cara se iluminó con una pequeña sonrisa.
"Serena."
En la voz de Darién la chica notó todo el alivio que sentía el chico. De repente, todas las imágenes de la lucha volvieron a su mente, su cara se ensombreció y miró otra vez a Darién. "¿Estás bien Serena?"
Continuará...
A/N: Siento lo del capítulo repetido, gracias a Mer por el aviso ^^
