Capitulo XV

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Los meses siguientes fueron cargados de rabia e ira, quería ir a buscarla, quería ir a buscarlos a ambos; quería que su vida fuera de nuevo de ella ... Severus sabia que ya habría de nacer pronto el niño, estaba nervioso, quería verlo, conocerlo, ver su pequeño rostro por lo menos una vez, y guardarlo en su memoria, para que el día de mañana supiera que había dado principio a una vida, que había alguien que se parecía a él, o por lo menos llevaba sus raíces...

Trabajaba como todos los días, y ganaba lo suficiente para poder adquirir cualquier cosa, pero el no quería nada. Cumplía las ordenes del señor tenebroso, hizo en ese tiempo algunas cosas diferentes, fue a visitar a algunas personas a dejar mensajes, mientras observaba como las personas lo miraban con terror, el mismo terror que había visto en los ojos de Florence.

Un día no se aguanto mas tenia que verlo, tenia que verlos a los dos; sabia que ella ya habría tenido el bebe, no sabia si era varón o hembra, eso no le importaba, solo quería ver el rostro de su primer y único hijo. Sin embargo las cosas parecían seguir oscuras para él, no esperaba lo que iba a suceder, no se imaginaba siquiera. Fue al pueblo donde la había encontrado la ultima vez, en días pasados la había seguido hacia una pequeña casa, donde se suponía que vivía ... fue y toco la puerta de la casa, y coincidencialmente abrió ella la puerta.

El la noto cansada y triste, noto que algo no estaba bien, noto que estaba derrotada, y que al mirarlo había de nuevo esa rabia, esa angustia, esa frivolidad que habían caracterizado sus últimos encuentros, pero había algo mas, algo que el no entendía. Raramente ella lo invito a seguir. En la casa no había señales de que existiera un niño, parecía como si ella nunca hubiera estado en embarazo. Lo invito a sentar y secamente le dijo lo siguiente:

- Severus, se que vienes a decirme no se que pocoton de cosas, pero no pierdas tu tiempo, por favor; ya no me busques mas, lo que había en común entre los dos, ya no existe, por favor no insistas.

El la miraba como si no entendiera. Sabia que ya no existían nada entre los dos, pero no entendía en realidad el mensaje; miro sin decir nada a Florence como interrogándola, y ella al notar su expresión continuo diciendo:

- Severus, el bebe murió al nacer

Se le desfiguro la cara al oír la noticia, no esperaba eso, nunca lo espero, se le aguaron los ojos; pero lo único que hizo fue pararse y salir del lugar; ni siquiera se despidió de Florence. Y ella quedo ahí como sorprendida de la reacción de dolor de Severus.

En ese tiempo se volvió mas uraño, mas inaccesible, ni siquiera el mismo Evan podía animarlo, no hablaba, solo se escondía en si mismo, guardando ira, rabia y rencor en todo su ser. Comenzó a recordar los viejos tiempos, comenzó a revivir las cosas negativas de su pasado, experimento de nuevo la antipatía por Black y Lupin, y su rencor por James Potter. ¡Maldito seas! se decía en su interior; ¡Maldito seas! Por tus logros, por tu vida perfecta, por todas las snitch que atrapaste, por tus bromas, y sobre todo ¡Maldito seas! Por salvarme la vida. "si hubiera muerto no tendría que vivir toda esta desgracia"

Paso el tiempo, mucho en realidad, algunos años se fueron en un instante, y él seguía con su rutina, ahora sí se había convertido en otra persona, se había convertido en el mounstro que Florence decía, sus ojos perdieron la poca luz que tenían, su rostro mas pálido que nunca, no mostraba signos de haber reído y de la juventud que aún conservaba. Aún trabajaba para Voldemort, el hombre tenebroso cada día se volvía mas poderoso, cada día la gente le temía mas, cada día lograba hacer cosas que ningún mago había hecho. Seguía sus instrucciones como perdido, hacia cualquier cosa que le pidiera. A sus ordenes había aplicado algunas de las maldiciones imperdonables.. no había matado a nadie afortunadamente ...

Pero un día hubo algo que lo movió, algo que comenzó a despertar algo en su corazón, que le indico que sus valores no habían muerto bajo esa fachada de dureza. Ese momento llego cuando un día al convocar el circulo de los mortifagos, el señor tenebroso presento ante todos a un joven muchacho que tenia unos 16 años, tenia una cara de niño y se veía tan joven. El muchacho estaba amarrado por sogas, y el señor tenebroso lo presento ante todos como el hijo de uno de sus enemigos, de una de las personas que no se había puesto a su disposición. En la cara del niño había un signo de autentico miedo, y al mirar ese rostro Severus se le enterneció el corazón; recordó su adolescencia y lo que sentía a esa edad. No pudo evitar sorprenderse cuando el señor tenebroso le mando un "crucio" y después para finalizar lo mato con un "Adava cadabra". No podía creer que estaba ahí parado viendo como mataban a un inocente, a un niño, a alguien que no tenia que ver con los ideales de los cuales el señor tenebroso hablaba, eso no tenia nada con la libertad y el poder, con un mejor estilo de vida ...

Fue como si abriera sus ojos, ese muchacho pudo haber sido su hijo (el que no conoció la vida), pudo ser cualquiera, pude ser también él, alguno de sus amigos. Se dio cuenta que se había desperdiciado una vida, unas esperanzas. Y todo porque?, solo por que el Señor tenebroso no había conseguido lo que quería ...

Esa noche y la noche que le siguieron soñó con el muchacho, soñó con la escena, la repetía en sus sueños, su mirada, su angustia, su muerte. Sintió el dolor de un padre, un padre que sabe que ha perdido algo como un hijo ..., no podía creer haber estado tan ciego. Se prometió a si mismo hacer algo, pero parecía que no había respuesta.

Días después hubo una reunión de carácter social en la casa de Wilkes, todos sus antiguos amigos estaban ahí, pero el ya no se sentía tan parte del grupo; todos habían cambiado hasta Evan, hasta su mejor amigo. Hablaban de la muerte como algo tan natural, y se dio cuenta que el había sido el único afectado con el asesinato que había visto la otra noche; los demás hablaban del tema con la misma disposición como si hablaran de un incidente cotidiano. A Severus le asqueaba la forma como hablaban todos, le causaba nauseas pensar poder ser tan cruel, tan inhumano ...

En la reunión paso un incidente sorprendente, Wilkes paso a la cocina a averiguar la cena, y de un momento a otro se oyó un estruendo, todos quedaron a la expectativa de que era ese gran ruido. Al poco tiempo salio Wilkes con una gran sonrisa, dijo en son de broma que había arreglado el problema del servicio domestico. Todos rieron ante la broma menos Severus. Y mientras todos compartían en la reunión se metió a la cocina, pero no encontró nada, solo unas manchas pequeñas de sangre en el piso. Fue entonces que salio por una puerta que daba al patio, miro su alrededor como buscando algo, y de un momento a otro oyó un suave quejido de dolor. Miro a su derecha y encontró un pote de basura y en su interior estaba el cuerpo herido y casi agonizante de una elfina domestica.

Se quito la capa y envolvió el pequeño cuerpo en ella, desapareció y volvió a aparecer en su apartamento. Puso delicadamente el cuerpo de la elfina sobre la mesa y por medio de la chimenea llamo al señor Browse y le explico la situación. Pocos minutos después entro el anciano al apartamento llevando consigo una maleta llena de pociones. Browse sabia mucho sobre curaciones de heridas por medio de distintos métodos, dado que en su juventud había trabajado de voluntario como ayudante de un hombre especializado en criaturas mágicas. Entre ambos colocaron a la elfina en la tina del baño y le untaron una serie de pociones mágicas. La elfina estaba muy mal de salud, con el ataque que sufrió había perdido el ojo derecho, y estaba muy delicada. Browse le dijo a Severus que no sabia si se recuperaría, y que solo bastaba esperar. Al finalizar el tratamiento, Severus adecuo una caja con sabanas para poner a la elfina dentro y dejar que descansara.

Browse le pregunto después de que la elfina yacía inconsciente en la improvisada cama, el porque hacia esto, y el simplemente le contesto que cuando era joven un elfo domestico le había ayudado en una situación bastante desagradable y que sentía que le debía un favor. Pero el acto iba mas allá, se había dado cuenta que las personas que creía sus amigos habían perdido el respeto hasta por las criaturas mas inofensivas y buenas.

Su descontento iba creciendo a la medida que pasaba el tiempo; todo le parecía tan turbio, y desagradable, se sentía terrible cada vez que tenia que obedecer otra orden, se sentía tan solo ... Su única compañía era la elfina domestica, quien unas semanas después despertó dentro de la caja, estaba un poco atolondrada y confundida. Severus desde el momento que ella entro a la casa no la había descuidado, y todos los días le untaba las pociones en su estropeado cuerpo, y cuando despertó la pequeña criatura lo miro agradecida, pero estaba tan débil que no podía hablar. Severus la cuido durante el tiempo que fuera necesario, salía a la hora del almuerzo para ver como estaba y regresaba a su casa tan pronto terminaba la jornada de trabajo. Cuando estuvo mas fuerte no sabia como agradecer su fortuna y le ofreció sus servicios.

- Mi señor, Mandi quiere trabajar para usted, Mandi le debe la vida al señor Snape, y quiere servirle...

- Ya veremos Mandi, ya veremos- contestaba Severus sin prometer nada.

Sabia que la elfina no podía volver donde Wilkes, el había creído que la había matado, y no era muy conveniente que saliera por ahí y le contara a todo el mundo que él "generoso señor Snape" (como lo llamaba) le había curado, se podía meter él en problemas; sabia también que al tener un solo ojo le iba ser difícil encontrar un nuevo empleo; así que después de mucho pensarlo decidió emplear a Mandi, pero no en su apartamento sino en la casa que tenia en un rincón de ninguna parte. La llevo allá y le recomendó que la casa estuviera limpia y que no entraran a la propiedad ningún gnomo; le encomendó (para que la elfina también estuviera ocupada dado que el pocas veces iba a su escondite) que arreglara el jardín, comprara flores y plantas que hicieran ver el lugar bonito. Lógicamente le dejo dinero y mercado para que comiera.

Se había dado cuenta que las personas ya no eran como antes, Vivian con miedo, hablaban bajo para que nadie las escuchara, ya no era prudente salir de noche; el ministerio no sabia como controlar la situación y entrenaban muchos aurores para hacerle frente a los magos tenebrosos como los llamaban. Severus sabia que estaba en peligro que en cualquier momento lo podían matar, pero aún así, no le importaba con todo lo que le había sucedido lo máximo que esperaba era la muerte.

Sin embargo la vida todavía no le había dado suficientes pruebas que demostraran su equivocación, todavía quedaba una que marcaría para siempre la vida de Severus Snape.

Desde hace muchísimo tiempo, desde la ultima vez en que se vieron, Severus no había tenido noticia alguna de Florence, ya habían pasado varios años y para él ella era como un fantasma que en ocasiones venia a visitarlo en sus sueños y se iba dejándolo solo. No podía evitar a pesar del tiempo pensar en ella; aunque ahora ya no lo hacia como antes; los sentimientos románticos se habían ido con el tiempo. Sabia ahora que ella no era la mujer ideal que en un tiempo creyó lo acompañaría para siempre; los últimos encuentros le demostraron lo poco que ella estaba lista para él. Ahora observaba la situación de una forma mas realista, aunque el dolor seguía presente en algunos detalles. Severus sabia que no podía dejar de quererla, aunque ahora ese querer era solo un sentimiento de admiración, de empatía por una persona que en un tiempo amó mucho.

No la odiaba, aunque si sentía algo de rencor por la forma en que ella había terminado todo; hacia relativamente poco que él se había dado cuenta de su equivocación al hacerse mortifago, lamentaba que ella lo hubiera dejado por eso, aunque se dio cuenta que dado que el podía morir a manos de un auror en cualquier momento, la vida con él hubiera sido demasiado peligrosa, y ahora que ella no estaba a su lado podía vivir tranquila y sin miedo.

... que equivocado estaba.