Capítulo 16:
Serena le sonrió a Darien para tranquilizarlo. "Sí, solo me siento cansada."
"No vuelvas a darme un susto así en tu vida."
Darién besó ferozmente a Serena justo cuando los demás entraben en la habitación. Todos se quedaron un poco incómodos y decidieron que el suelo era muy interesante. Cuando Jedite se atrevió a volver a mirar, vio que ya habían parado de besarse, pero que se estaban mirando como si no fueran a cansarse nunca. Mientras pensaba en alguna forma diplomática de devolver a sus soberanos a la Tierra, Chibi-Usa tiró por el suelo todas sus ideas y se abalanzó sobre su madre, que volvió a la realidad justo a tiempo de coger a la niña. Darién miró tan confundido a su hija que Molly no pudo evitar que su risa se escapara de su boca. Al cabo de unos segundos, los generales se le unieron y por fin toda la habitación estaba riendo cuando entraron Matt, Setsuna y el Dr. Tomoe.
Matt los miró con una suave sonrisa. "Vaya, veo que estáis de buen humor. Buenos días Serena, ¿cómo te encuentras?"
La chica se calmó un poco y respondió la pregunta del médico. "Hola Matt, estoy un poco cansada, pero eso se pasará, y me duelen los músculos, supongo que también pasará."
El hombre asintió complacido. "Creo que tienes razón. Médicamente no hay ninguna razón por la que continúes aquí, por eso he estado hablando con Setsuna y el Dr. Tomoe. Puedes hacer dos cosas, volver a tu casa o ir con Setsuna y el Dr. Tomoe a la casa de él y descansar allí hasta que te hayas recuperado del todo."
Antes de que Serena tuviera la oportunidad de decidir, Darién lo hizo por ella. "Se va a casa del Dr. Tomoe."
Serena ya no tuvo la oportunidad de protestar, porque Setsuna parecía estar completamente de acuerdo al igual que los generales y Molly. La chica suspiró y finalmente sonrió a su pesar. "Ya lo has oído Matt, ellos deciden por mí."
Toda la habitación volvió a reír y luego salieron todos excepto Molly, que se quedó para ayudar a Serena a ponerse las prendas que Plutón había traído. Cuando Serena salió de la habitación apoyada en Molly, se encontró con que Kunzite las estaba esperando. Con una facilidad sobrenatural, el general cogió a la Princesa en brazos y empezó a andar en dirección a la salida, seguido de cerca por Molly, que llevaba la bolsa de Serena.
En menos de media hora, todos llegaron a la mansión del doctor y allí, Molly y Setsuna se ocuparon de instalar a Serena en una de las habitaciones. Como estaban preocupados que pudiera pasarle algo, decidieron que Darién, los generales, Chibi-Usa y Setsuna se quedarían a pasar unos días en la mansión, hasta que Serena se hubiera recuperado del todo.
Cuando Molly volvió a casa acompañada por Nathan, se encontraron a Sammy y Serenity, que estaban andando hacia ellos con una mirada llena de preocupación. Cuando los vieron, ambos se dirigen rápidamente hacia ellos.
Sammy fue el primero en hablar. "Escuchad, ¿habéis visto a Serena?"
La pareja se miró y Molly se ocupó de contestar cuando notó que los músculos de Nathan se tensaban. "No os preocupéis por Serena, está bien."
Sammy suspiró de alivio, pero Serenity quería saber más. "¿Dónde está? ¿Por qué no se ha presentado en todo el día en casa de sus padres?"
Nathan respondió antes de que Molly pudiera evitarlo. "Lo que hace la Princesa no es de vuestra inconveniencia, solo necesitáis saber que Serena está bien y que está a salvo. Vámonos Molly."
Pasando un brazo protector por el hombro de la chica los dos se alejaron dejando a Serenity y a Sammy un poco asombrados.
Los días pasaron lentamente y Serena se recuperó rápidamente de la fatiga acumulada durante la lucha. Molly fue la única que tenía algún contacto con los demás guerreros puesto que veía a Lili y a Sissi cada día en la escuela, a pesar de eso las solía evitar tanto como le era posible y se hacía la sorda cuando le hacían alguna pregunta relacionada con Serena. Los generales vivían plácidamente y solo salían de vez en cuando para ir a sus oficinas y controlar que todo marchara bien con sus nuevos negocios.
Al cabo de una semana todos consideraron que Serena volvía a estar en condiciones para ir a casa y enfrentarse a su familia, que probablemente estaba muy preocupada. Setsuna acompañó a su Princesa y a Chibi-Usa a casa la tarde del domingo. Su madre fue quién abrió la puerta y las dos chicas vieron como sus ojos se llenaban de lágrimas al tiempo que atrapaba a Serena en un fuerte abrazo. Ken y Sammy, avisados por el grito de alegría de Irene, vinieron corriendo para dar la bienvenida a Serena.
"Cariño, ¿dónde has estado? Nos tenías tan preocupados."
La chica la miro durante un instante, y luego respondió tranquilamente. "Lo siento mamá, pero necesitaba tranquilidad, además no ha sido realmente mi decisión, los generales y el Príncipe de la Tierra han decidido por mí."
"¿Qué es lo que ha pasado Serena?"
Los dos hermanos se miraron durante un rato pero Serena decidió no contestar a la pregunta en esos momentos.
"Ahora no, Sammy, quiero que llames a los guerreros y a Serenity, mañana habrá una reunión en el templo."
Chibi-Usa decidió que ya era suficiente y empezó a tirar de la mano de su madre. "Vamos mamá, tengo sueño y mañana tenemos que ir al colegio."
La chica mayor siguió a la pequeña y se despidió de sus padres con una mano.
Por la mañana, todo seguía como por la noche, el ambiente era bastante tenso y ninguna de las dos chicas quería hablar de lo que había pasado o donde habían estado durante toda la semana. Por fin sonó el timbre de la puerta y con un suspiro de alivio Serena y Chibi-Usa cogieron sus carteras y se unieron a Justin que las llevaría al colegio.
El hombre sonrió al verlas. "Buenos días chicas."
Serena le devolvió la sonrisa. "Hola Justin, ¿dónde está Molly?"
"Nathan la ha ido a buscar y la acompañará."
Serena sonrió aun más ampliamente, pero no dijo nada más. Cuando llegaron al colegio, vieron que Molly ya los estaba esperando, con un rápido beso en la mejilla de su hija y un saludo al general, Serena bajó del coche y con su amiga entró en el colegio. En el momento en que entraron en la clase, Sissi y Lili se acercaron rápidamente a ellas.
"¿Dónde demonios has estado Serena?"
La chica la miró tranquilamente. "¿Por qué debería decírtelo, Lili?"
La muchacha la miró enojada. "Porque nos hemos pasado toda esta semana buscándote, Saturno estaba completamente histérico de preocupación."
"No hace falta que os preocupéis por mí, sé defenderme y tengo a mis amigos conmigo." Luego añadió; "Hablaremos esta tarde en el templo."
Antes de que las chicas pudieran replicar, el profesor entró en la clase y todos tuvieron que sentarse.
En cuanto salieron de la escuela, Serena y Molly se fueron directamente hacia Zoe k las estaba esperando para acompañarlas a casa. Serena firmemente le dijo que tenían que ir al templo para hablar con los demás guerreros y aunque el hombre no parecía muy contento, accedió a ir con ellas. Serena no sabía si fue casualidad o no, pero al poco rato se encontraron con Darien y los otros generales. Jason llevaba a Chibi-Usa en brazos. Parecía que su hija les había contado lo que se proponía hacer.
Juntos llegaron a las escaleras que llevaban al templo. Setsuna estaba esperando allí, transformada en guerrero Plutón. Serena levantó una ceja en expresión interrogativa cuando la vio vestida así.
"Supongo que no es casualidad lo que te trae aquí, verdad Plutón?"
La mujer sonrió ligeramente. "No lo es, Princesa. Los demás guerreros acaban de llegar, todos se han transformado por lo que me ha parecido adecuado vestirme para la ocasión."
Serena miró hacia arriba, con una pequeña sonrisa en sus pálidos labios. "Así que nos están esperando, eh? Bien, no vamos a decepcionarlos."
De repente, la muchacha se vio envuelta en un halo de luz y su ropa cambió, mostrando una vez mas su largo vestido de Princesa. A su lado, Darién también cambió y adoptó la forma del Príncipe Endymión. Uno a uno, los generales cambiaron a sus uniformes y Chibi-Usa adoptó el vestido de la Pequeña Dama.
En cuanto Serenity se hubo asegurado que todos estaban listos, tomó la mano de Endymión en la suya y empezó a subir las escaleras. Los guerreros, que habían estado hablando entre ellos, se quedaron mudos al ver sus imponentes figuras. Los príncipes se detuvieron a unos pocos pasos de los guerreros, y los miraron con atención. Fue la reina Serenity la que rompió el tenso silencio.
"Hola Serena, me parece que no conozco a todo el mundo."
La muchacha la miró con una ligera sonrisa sobre sus labios y luego miró a Endymión. "Tienes razón madre, permíteme que te presente a Endymión, príncipe heredero del reino de la Tierra y mi prometido."
El príncipe inclinó la cabeza ligeramente en señal de respeto pero no hizo nada más, al fin y al cabo, la mujer no lo recordaba por lo cual no había ninguna necesidad de observar una etiqueta que la mujer no entendería. Los guerreros los miraron llenos de sospecha. Urano, como no, se adelantó a los demás y habló arrogantemente. "¿Nos has llamado aquí para algo, Princesa? ¿O es que te gusta hacernos perder el tiempo? ¡Tenemos cosas más importantes que hacer que escucharte a ti!"
Mientras los generales y Plutón se tensaron, Serena miró al guerrero con una suave sonrisa. "Es bueno saber que los guerreros estais tan ocupados. Entonces, supongo que no te interesará saber que Beryl ha muerto y que por lo tanto puedes volver a tu vida tranquila de antes."
Todo el mundo se la quedó mirando, estaban todos atónitos ante las palabras de la chica. Serena y Endymión se giraron y se dispusieron a irse cuando una suave voz les detuvo.
"Quien la mató."
Serena ni siquiera se dignó a girarse. "A pesar de lo que piensa Urano, se muy bien cuales son mis obligaciones y no tengo ningún reparo en cumplirlas. Hace una semana y media fui a la base de Beryl y luché con ella. Vencí."
Marte frunció el cejo. "Porque no nos avisaste? Habríamos ido contigo."
Serena se giró ligeramente y miró al chico a los ojos. "Lo siento, Marte, pero no confío en vosotros y no tenía tiempo ni ganas de jugar a las niñeras."
Urano se enfadó de nuevo. "Como que no confías en nosotros! Somos capaces de luchar a tu lado, incluso mejor que tu lo harías!"
Serena se giró del todo en un movimiento brusco y su vestido cambió al uniforme de guerrero. Con unos cuantos pasos se plantó delante de Urano, quien no pudo evitar retroceder un poco ante el fuego que brillaba en los pálidos ojos de la chica. "Nunca me lo habéis demostrado. La última vez que luchamos con Beryl las cuatro guerreros de los planetas interiores fueron conmigo, las cuatro murieron antes de llegar a la base de Beryl. Vosotros sois más débiles que ellas, apenas si habéis luchado con unos cuantos youmas. No dudo que en el futuro llegaréis a ser tan buenos como vuestras predecesoras fueron en su día, pero no os dejéis llevar por vuestro orgullo, no nos sirven de nada guerreros muertos."
Sin mediar otra palabra, la chica volvió al lado de Endymión y seguidos por los generales se fueron, dejando a un grupo de desconcertados guerreros tras de si.
Continuará...
Serena le sonrió a Darien para tranquilizarlo. "Sí, solo me siento cansada."
"No vuelvas a darme un susto así en tu vida."
Darién besó ferozmente a Serena justo cuando los demás entraben en la habitación. Todos se quedaron un poco incómodos y decidieron que el suelo era muy interesante. Cuando Jedite se atrevió a volver a mirar, vio que ya habían parado de besarse, pero que se estaban mirando como si no fueran a cansarse nunca. Mientras pensaba en alguna forma diplomática de devolver a sus soberanos a la Tierra, Chibi-Usa tiró por el suelo todas sus ideas y se abalanzó sobre su madre, que volvió a la realidad justo a tiempo de coger a la niña. Darién miró tan confundido a su hija que Molly no pudo evitar que su risa se escapara de su boca. Al cabo de unos segundos, los generales se le unieron y por fin toda la habitación estaba riendo cuando entraron Matt, Setsuna y el Dr. Tomoe.
Matt los miró con una suave sonrisa. "Vaya, veo que estáis de buen humor. Buenos días Serena, ¿cómo te encuentras?"
La chica se calmó un poco y respondió la pregunta del médico. "Hola Matt, estoy un poco cansada, pero eso se pasará, y me duelen los músculos, supongo que también pasará."
El hombre asintió complacido. "Creo que tienes razón. Médicamente no hay ninguna razón por la que continúes aquí, por eso he estado hablando con Setsuna y el Dr. Tomoe. Puedes hacer dos cosas, volver a tu casa o ir con Setsuna y el Dr. Tomoe a la casa de él y descansar allí hasta que te hayas recuperado del todo."
Antes de que Serena tuviera la oportunidad de decidir, Darién lo hizo por ella. "Se va a casa del Dr. Tomoe."
Serena ya no tuvo la oportunidad de protestar, porque Setsuna parecía estar completamente de acuerdo al igual que los generales y Molly. La chica suspiró y finalmente sonrió a su pesar. "Ya lo has oído Matt, ellos deciden por mí."
Toda la habitación volvió a reír y luego salieron todos excepto Molly, que se quedó para ayudar a Serena a ponerse las prendas que Plutón había traído. Cuando Serena salió de la habitación apoyada en Molly, se encontró con que Kunzite las estaba esperando. Con una facilidad sobrenatural, el general cogió a la Princesa en brazos y empezó a andar en dirección a la salida, seguido de cerca por Molly, que llevaba la bolsa de Serena.
En menos de media hora, todos llegaron a la mansión del doctor y allí, Molly y Setsuna se ocuparon de instalar a Serena en una de las habitaciones. Como estaban preocupados que pudiera pasarle algo, decidieron que Darién, los generales, Chibi-Usa y Setsuna se quedarían a pasar unos días en la mansión, hasta que Serena se hubiera recuperado del todo.
Cuando Molly volvió a casa acompañada por Nathan, se encontraron a Sammy y Serenity, que estaban andando hacia ellos con una mirada llena de preocupación. Cuando los vieron, ambos se dirigen rápidamente hacia ellos.
Sammy fue el primero en hablar. "Escuchad, ¿habéis visto a Serena?"
La pareja se miró y Molly se ocupó de contestar cuando notó que los músculos de Nathan se tensaban. "No os preocupéis por Serena, está bien."
Sammy suspiró de alivio, pero Serenity quería saber más. "¿Dónde está? ¿Por qué no se ha presentado en todo el día en casa de sus padres?"
Nathan respondió antes de que Molly pudiera evitarlo. "Lo que hace la Princesa no es de vuestra inconveniencia, solo necesitáis saber que Serena está bien y que está a salvo. Vámonos Molly."
Pasando un brazo protector por el hombro de la chica los dos se alejaron dejando a Serenity y a Sammy un poco asombrados.
Los días pasaron lentamente y Serena se recuperó rápidamente de la fatiga acumulada durante la lucha. Molly fue la única que tenía algún contacto con los demás guerreros puesto que veía a Lili y a Sissi cada día en la escuela, a pesar de eso las solía evitar tanto como le era posible y se hacía la sorda cuando le hacían alguna pregunta relacionada con Serena. Los generales vivían plácidamente y solo salían de vez en cuando para ir a sus oficinas y controlar que todo marchara bien con sus nuevos negocios.
Al cabo de una semana todos consideraron que Serena volvía a estar en condiciones para ir a casa y enfrentarse a su familia, que probablemente estaba muy preocupada. Setsuna acompañó a su Princesa y a Chibi-Usa a casa la tarde del domingo. Su madre fue quién abrió la puerta y las dos chicas vieron como sus ojos se llenaban de lágrimas al tiempo que atrapaba a Serena en un fuerte abrazo. Ken y Sammy, avisados por el grito de alegría de Irene, vinieron corriendo para dar la bienvenida a Serena.
"Cariño, ¿dónde has estado? Nos tenías tan preocupados."
La chica la miro durante un instante, y luego respondió tranquilamente. "Lo siento mamá, pero necesitaba tranquilidad, además no ha sido realmente mi decisión, los generales y el Príncipe de la Tierra han decidido por mí."
"¿Qué es lo que ha pasado Serena?"
Los dos hermanos se miraron durante un rato pero Serena decidió no contestar a la pregunta en esos momentos.
"Ahora no, Sammy, quiero que llames a los guerreros y a Serenity, mañana habrá una reunión en el templo."
Chibi-Usa decidió que ya era suficiente y empezó a tirar de la mano de su madre. "Vamos mamá, tengo sueño y mañana tenemos que ir al colegio."
La chica mayor siguió a la pequeña y se despidió de sus padres con una mano.
Por la mañana, todo seguía como por la noche, el ambiente era bastante tenso y ninguna de las dos chicas quería hablar de lo que había pasado o donde habían estado durante toda la semana. Por fin sonó el timbre de la puerta y con un suspiro de alivio Serena y Chibi-Usa cogieron sus carteras y se unieron a Justin que las llevaría al colegio.
El hombre sonrió al verlas. "Buenos días chicas."
Serena le devolvió la sonrisa. "Hola Justin, ¿dónde está Molly?"
"Nathan la ha ido a buscar y la acompañará."
Serena sonrió aun más ampliamente, pero no dijo nada más. Cuando llegaron al colegio, vieron que Molly ya los estaba esperando, con un rápido beso en la mejilla de su hija y un saludo al general, Serena bajó del coche y con su amiga entró en el colegio. En el momento en que entraron en la clase, Sissi y Lili se acercaron rápidamente a ellas.
"¿Dónde demonios has estado Serena?"
La chica la miró tranquilamente. "¿Por qué debería decírtelo, Lili?"
La muchacha la miró enojada. "Porque nos hemos pasado toda esta semana buscándote, Saturno estaba completamente histérico de preocupación."
"No hace falta que os preocupéis por mí, sé defenderme y tengo a mis amigos conmigo." Luego añadió; "Hablaremos esta tarde en el templo."
Antes de que las chicas pudieran replicar, el profesor entró en la clase y todos tuvieron que sentarse.
En cuanto salieron de la escuela, Serena y Molly se fueron directamente hacia Zoe k las estaba esperando para acompañarlas a casa. Serena firmemente le dijo que tenían que ir al templo para hablar con los demás guerreros y aunque el hombre no parecía muy contento, accedió a ir con ellas. Serena no sabía si fue casualidad o no, pero al poco rato se encontraron con Darien y los otros generales. Jason llevaba a Chibi-Usa en brazos. Parecía que su hija les había contado lo que se proponía hacer.
Juntos llegaron a las escaleras que llevaban al templo. Setsuna estaba esperando allí, transformada en guerrero Plutón. Serena levantó una ceja en expresión interrogativa cuando la vio vestida así.
"Supongo que no es casualidad lo que te trae aquí, verdad Plutón?"
La mujer sonrió ligeramente. "No lo es, Princesa. Los demás guerreros acaban de llegar, todos se han transformado por lo que me ha parecido adecuado vestirme para la ocasión."
Serena miró hacia arriba, con una pequeña sonrisa en sus pálidos labios. "Así que nos están esperando, eh? Bien, no vamos a decepcionarlos."
De repente, la muchacha se vio envuelta en un halo de luz y su ropa cambió, mostrando una vez mas su largo vestido de Princesa. A su lado, Darién también cambió y adoptó la forma del Príncipe Endymión. Uno a uno, los generales cambiaron a sus uniformes y Chibi-Usa adoptó el vestido de la Pequeña Dama.
En cuanto Serenity se hubo asegurado que todos estaban listos, tomó la mano de Endymión en la suya y empezó a subir las escaleras. Los guerreros, que habían estado hablando entre ellos, se quedaron mudos al ver sus imponentes figuras. Los príncipes se detuvieron a unos pocos pasos de los guerreros, y los miraron con atención. Fue la reina Serenity la que rompió el tenso silencio.
"Hola Serena, me parece que no conozco a todo el mundo."
La muchacha la miró con una ligera sonrisa sobre sus labios y luego miró a Endymión. "Tienes razón madre, permíteme que te presente a Endymión, príncipe heredero del reino de la Tierra y mi prometido."
El príncipe inclinó la cabeza ligeramente en señal de respeto pero no hizo nada más, al fin y al cabo, la mujer no lo recordaba por lo cual no había ninguna necesidad de observar una etiqueta que la mujer no entendería. Los guerreros los miraron llenos de sospecha. Urano, como no, se adelantó a los demás y habló arrogantemente. "¿Nos has llamado aquí para algo, Princesa? ¿O es que te gusta hacernos perder el tiempo? ¡Tenemos cosas más importantes que hacer que escucharte a ti!"
Mientras los generales y Plutón se tensaron, Serena miró al guerrero con una suave sonrisa. "Es bueno saber que los guerreros estais tan ocupados. Entonces, supongo que no te interesará saber que Beryl ha muerto y que por lo tanto puedes volver a tu vida tranquila de antes."
Todo el mundo se la quedó mirando, estaban todos atónitos ante las palabras de la chica. Serena y Endymión se giraron y se dispusieron a irse cuando una suave voz les detuvo.
"Quien la mató."
Serena ni siquiera se dignó a girarse. "A pesar de lo que piensa Urano, se muy bien cuales son mis obligaciones y no tengo ningún reparo en cumplirlas. Hace una semana y media fui a la base de Beryl y luché con ella. Vencí."
Marte frunció el cejo. "Porque no nos avisaste? Habríamos ido contigo."
Serena se giró ligeramente y miró al chico a los ojos. "Lo siento, Marte, pero no confío en vosotros y no tenía tiempo ni ganas de jugar a las niñeras."
Urano se enfadó de nuevo. "Como que no confías en nosotros! Somos capaces de luchar a tu lado, incluso mejor que tu lo harías!"
Serena se giró del todo en un movimiento brusco y su vestido cambió al uniforme de guerrero. Con unos cuantos pasos se plantó delante de Urano, quien no pudo evitar retroceder un poco ante el fuego que brillaba en los pálidos ojos de la chica. "Nunca me lo habéis demostrado. La última vez que luchamos con Beryl las cuatro guerreros de los planetas interiores fueron conmigo, las cuatro murieron antes de llegar a la base de Beryl. Vosotros sois más débiles que ellas, apenas si habéis luchado con unos cuantos youmas. No dudo que en el futuro llegaréis a ser tan buenos como vuestras predecesoras fueron en su día, pero no os dejéis llevar por vuestro orgullo, no nos sirven de nada guerreros muertos."
Sin mediar otra palabra, la chica volvió al lado de Endymión y seguidos por los generales se fueron, dejando a un grupo de desconcertados guerreros tras de si.
Continuará...
