CAPITULO VIII:
LA TRANSFORMACION
Era una hermosa mañana de aquellas en la que el sol reparte generosamente su luz a todos sus seres. Las flores del jardín llenas de roció abrían sus pétalos para recibir la luz y permitiendo a la vez que las hadas y las abejas tomaran el polen para fabricar la dulce y mágica miel con la cual muchos magos y muggles hacen deliciosos platos.
Sirius Black observaba este espectáculo cada mañana con mucho agrado. Las hadas y las abejas parecían poder convivir juntas en paz, y al parecer danzaban de forma singular al lado de las flores del jardín como si existiera un ritmo desconocido. Mas sin embargo aunque deseaba con todas sus fuerzas salir de la casa y ver mas cerca toda esa maravilla; no podía. Tenia que mantenerse encerrado en la casa para que nadie lo viera.
Desde muy joven, Sirius se había caracterizado por tener un alma salvaje y libre. Le encantaba caminar por las mañanas, recorrer sitios alejados, surcar los cielos con su motocicleta y arriesgar su vida en tontas piruetas artísticas. Ni su madre, ni su padre pudieron nunca mantenerlo mucho tiempo en un lugar cerrado, amaba la naturaleza, las experiencias nuevas y los retos; y durante su juventud no había fin de semana que no se fuera de juerga y contagiara de alegría a todos sus amigos.
Debió ser por eso que los años que duro en la cárcel fueron tan eternos, toda esa libertad que siempre llevo dentro de sí había sido coartada por unos barrotes y tres paredes.
Cuando llego a la cárcel comprendió que la vida es una caja de sorpresas, muchas de estas desagradables. Durante muchos años vio como su juventud se desvanecía encerrado en ese sitio oscuro y sin esperanzas. Tal vez si no hubiera tenido la seguridad de su inocencia no hubiera sobrevivido cuatro noches en la prisión. Mas sin embargo algo que en él lo mantenía vivo, algo dentro de el aun le daba esperanza.
Esperanza que todos los días era puesta a prueba cuando veía jóvenes con los ojos apagados perder la cordura y desfallecer frente a la depresión y la tristeza. Conoció personas que en un tiempo se mostraban vivas y que murieron espiritualmente, sin opciones, sin segundas oportunidades.
Muchas noches, despertaba tras escuchar los gritos y los gemidos de las personas que habitaban ahí y rogaba en su interior que todo acabara. Y aun hoy, que se encontraba por fuera de esa horrible prisión escuchaba los sonidos de la muerte y desesperanza, y despertaba gritando….
La libertad era algo relativo, y aun así era algo que él en estos momentos no podía tener completamente. Aunque vivía en la casa de su amigo Lupin no podía salir y hacer las cosas que mas quería si no era en su forma animal.
Esa mañana estaba molesto aunque no lo aparentaba mientras veía el patio.
"No lo haría, definitivamente no!!..."- pensaba una y otra vez
- Buenos días Sirius, veo que hoy te levantaste temprano.
Sirius voltio y vio como Lupin lo observaba desde la puerta de la habitación.
- El sonido de los pájaros me despertó - respondió con reserva
- Entiendo, es una buena mañana para pensar
Sirius no le respondió solo sigue mirando el jardín
- y entre otras- dijo Remus con prudencia- sobre lo de ayer ¿Qué haz pensado?
- Que ni loco lo hago!- respondió de forma automática
- ¿estas seguro?
- ¡Por Dios Remus! ¡Claro que sí!- respondió de forma explosiva haciendo una expresión entre asco y repulsión- ¿Cómo quieren que trabaje con "ese"? ¿Cómo pretenden que lo haga?; es un cretino!!!; recuerdas en el colegio como siempre nos acusaba!!! Siempre estaba ahí ese maldito cabeza grasienta para jodernos la vida! Siempre!!!... ese hijo de perra!
- Vamos Sirius!!!, todos éramos unos chiquillos en ese entonces!
- Sí!, eso era antes pero ahora sigue igual!... Fíjate como te hizo la vida imposible a ti cuando enseñabas!, date cuenta como odia a Harry!!!; Definitivamente no acepto trabajar junto a él!!!
- Mira Sirius, yo comprendo todo esto, comprendo que no te guste pero a la vez también veo que de esta misión dependen muchas vidas y me preocupa que no podamos combatir al señor tenebroso con sus mismas estrategias.
- Sì pero hay otras personas!! Porque tenemos que ser él y yo!
- Dumbledore tiene razón, yo no puedo; Mundungus es necesario para los contactos y Arabella esta encargada de cuidar a Harry. Solo quedan ustedes dos.
- Aun así ya tome una decisión!
- Esta bien Sirius ….- dijo en tono de resignación y añadió con calma- …Otra cosa, el profesor Dumbledore me pidió que te dijera que si te decidías te esperaba a las dos en Hogwarts.
- No gracias tengo mejores cosas que hacer!- respondió tajante.
- Como quieras.
Y al decir esto Remus Lupin se dirigió a su sala quería ver si había salido algún anuncio de empleo en el periódico.
******
Cuatro horas después dos personas se disponían a viajar por los polvos puff, mientras una de ellas murmuraba de mal genio cosas poco inteligibles.
- No comprendo porque estas tan molesto si tu mismo fuiste quien tomo la decisión a ultima hora!.
- Por eso mismo! odio ser tan razonable
Remus solo sonrió, sabia que al fin de cuentas el aceptaría la misión. Al bajar en Homesmeade Sirius adquirió su forma perruna y como una mascota fiel siguió a Lupin a una carroza que los llevaría a Hogwarts. Al llegar al castillo se dirigieron ambos a la oficina del director. ahí se encontraron a Arabella quien mantenía en su regazo un pequeño y escurridizo gato.
- ¿No es hermoso?...- exclamo la anciana con orgullo- Minerva me lo regalo de la camada que tuvo su gata!!
- Si muy lindo Arabella- contestaron ambos, mientras Sirius pensaba ¿otro gato?? Dado que sabia que con este ya llegaba a 8 el numero de felinos que Figg guardaba en su casa.
En ese momento la chimenea de la oficina se ilumino y de ella salio un hombre vestido de negro que parecía tener cara de total repudio.
- Bueno..he.. mejor me voy; ¿Remus me acompañas?
- Si claro Arabella, vamos…- y al decir esto dejaron a los dos hombres acompañados del director quien acababa de entrar por la puerta.
El profesor Dumbledore miro a los dos hombres sentados en esquinas opuestas del escritorio como si un rió enorme los estuviera separando. Se sentó al otro lado del mueble mientras pensaba que hacer si en un momento dado se levantaban a darse de golpes.
- Bueno Sirius.., Severus me alegra tenerlos aquí hoy a ambos, porque supone que están dispuestos a trabajar juntos….
- Pues a mi no me alegra - pensó Sirius al escuchar al director y buscando la forma mentalmente de salir de todo eso.
- Como comprenderán – continuo el anciano- esta misión es muy importante y aunque sé que para ninguno de los dos es agradable confió plenamente que se podrán llevar bien como hombres adultos, quiero que se comprometan frente a mi a tratar de llevarse bien para que la misión tenga éxito.
- Profesor –añadió Snape en tono de superioridad- yo me comprometo a ser "cortés" si el no me fastidia.
- Pues igual aunque trabajar con tigo sea un total fastidio!
- Caballeros!, por favor!- dijo Albus para terminar la discusión.
- Lo siento profesor- dijo uno apenado mientras el otro se quedaba callado.
- Entiendo señores que para ambos sea desagradable trabajar juntos, yo no les pido que cambien sus pensamientos pero si que se toleren y que se traten de la mejor forma por el bien de la misión.
- Por mi parte trataré de hacerlo- Dijo Snape como si el mismo no se lo creyera.
- También lo intentare profesor.- dijo Sirius aunque no estaba seguro
- Magnifico!.
Dijo el director con una sonrisa algo falsa mientras ponía un poco de polvos puff en la chimenea y decía " Minerva, puedes decirle a Madame que ya los puede atender"
- Madame?- pregunto Sirius en voz alta preguntándose quien seria esa, pero Albus no le respondió, solo dijo:
- Vamos, los están esperando- y los condujo a través de la chimenea a otro sitio del castillo.
******
Mágicamente fueron enviados a un lugar extraño; Severus estaba seguro de no haber estado antes ahí y sin embargo sospechaba que estaban en una de las torres laterales al castillo que servían de almacén para sillas y pupitres viejos. Pero a diferencia de lo que pensaba el sitio estaba decorado pomposamente simulando un enorme y bien provisto salón de belleza.
- ¡!!PROFESOR DUMBLEDORE!!!!
Expreso entusiasmada una mujer rubia, regordeta y extremadamente maquillada. La mujer con claro acento italiano se acerco al anciano y de manera algo exagerada lo abrazo y le beso las dos mejillas.
- Ho!!! Bienvenidos! Bienvenidos!
Continuo diciendo la mujer mientras se acercaba inmediatamente a Sirius y Severus regalándoles de igual manera abrazos y besos en ambas mejillas. Ambos hombres se quedaron fríos ante aquel recibimiento tan pomposo e inesperado de una desconocida lo cual iba mas aya de un "buenas tardes" o un simple saludo de mano. El director dándose cuenta de su reacción solamente sonrió como si estuviera disfrutando la escena.
- Madame Dicaprio le presento a Sirius Black y al profesor Severus Snape!!
- Maravilloso!!! Maravilloso!!, son estupendos, estupendos!
Dijo la extranjera mientras Sirius y Severus miraban todo esto como presintiendo lo peor.
- Ho Madame, ellos son las personas de las cuales le hable- continuo Albus tranquilamente- ¿usted cree que pueda hacer algo con ellos?
En ese momento la mujer se acerco de forma evaluativa a Sirius y después de mirarlo rápidamente traslado sus ojos a Snape, con el cual mantuvo la mirada por mas tiempo de hito a hito. Después de esto y tras sonreír nuevamente dijo repasando con la mirada de nuevo a sus "victimas"
- Bueno no va ser fácil pero definitivamente no es imposible, cuando termine con ellos les será difícil reconocerlos!!!
Y al decir esto tanto Sirius como Snape abrieron los ojos como cucharas soperas y miraron suplicantes a Dumbledore como diciéndole "sálvenos"; sin embargo el anciano permanecía incorruptible.
- Bueno, muchachos los dejo en "muy buenas manos"
Lo anterior sonó algo irónico para los dos hombres que por alguna razón desconocida comenzaron a mirar a la extraña con algo de temor y a Albus con cara de "no nos abandone"; sin embargo sus suplicas fueron en vano dado que el director desapareció por la chimenea tan rápido como llego dejándolos solos con la mujer que los miraba de forma extraña.
- Bueno manos a la obra muchachos!!
Dijo con una emoción extraña la extranjera quien rápidamente y mientras los otros la miraban atónitos les entrego a cada uno una prenda blanca.
- Bueno mis amores; quitence la ropa y pónganse la bata rápido…
- Que cosa? Esto?- dijo Severus mirando la prenda como si se tratase de mierda.
- Si corazón, la bata, y ahora podrían ir a los vertieres y cambiarse – dijo la mujer con naturalidad mientras los dos hombres no parecían entender.
- ¿y tenemos que quitarnos toda la ropa?- pregunto alarmado Sirius
- No amorcito, no toda… pueden dejarse la ropa interior si quieren, y ahora pueden cambiarse en el vestier por favor.
- Pero…
- Vamos, vamos tenemos que comenzar pronto!!- dijo la mujer en tono cariñoso empujando a los dos hombres quienes finalmente entraron en los vertieres a regañadientes como si fueran dos niños.
Sirius se quito la ropa y se puso la bata blanca con tela de toalla. Cuando lo hubo hecho salio timadamente del vestier mirando a lado y lado un poco confundido. Hacia frió y sus pies desnudos sobre el piso helado hicieron que él se estremeciera y se abrazara a sí mismo tratando de calentarse. La mujer italiana lo recibió con una sonrisa mientras lo invitaba a sentarse en una de las sillas del salón. Sirius se sentó en la silla e inmediatamente esta se inclino hacia atrás mágicamente, lo cual fue toda una sorpresa para el mago quien se asusto por el repentino movimiento.
La mujer espero a que el segundo hombre saliera sin mucho éxito. Parecía raro que después de dos minutos el no estuviera listo.
- Corazón ya estas listo?- pregunto la mujer de forma melosa al ver que no salía
- Hem… No.
- Vamos corazón, sal ahora, no seas tímido, tu amigo y yo te estamos esperando.
En ese momento se abrió la puerta del vestier lentamente y de ella salio Severus sonrojado. Al ser mas alto la bata le llegaba diez centímetros arriba de la rodilla y el se sentía mentalmente desnudo, lo peor es que estaba ahí Sirius para burlarse de él.
- Bonitas piernas Snape!- dijo en son burlón mientras era acribillado con la mirada
- Vete al diablo Black – y al decir esto se sentó en la silla que le indicaba la italiana mostrando también sorpresa por la inclinación repentina.
Fue en ese momento que la mujer movió su varita y produjo que ambas sillas se dirigieran mágicamente y se establecieran en esquinas contrarias mientras sus ocupantes se aferraban a estas como si se fueran a caer.
Madame Dicaprio se dirigió primero a donde estaba Sirius; lo miro primero de hito a hito y después de meditar por unos segundos en las múltiples posibilidades comenzó a tocarle la cabeza y a masajearle el pelo mientras colocaba una sustancia acuosa con olor alcohólico. La mujer empezó a masajear la cabeza mientras trataba de establecer una conversación "cotidiana" con su cliente.
- Sabes amorcito deberías tener mayor cuidado con tu apariencia personal, eres un hombre guapo y estoy segura que una peinilla y una buena manicura no te vendría mal y te harían ver mejor ….
Sirius se sentía un poco ofendido con las palabras de la mujer que de una u otra forma estaban afectando su autoestima.
Todo este monologo lo escuchaba muy atento Snape quien estaba disfrutando cada palabra de la extranjera mientras esbozaba una sonrisa de autentica burla. "No puedo creerlo, la mujer le esta diciendo en pocas palabras que es un desaliñado y que de vez en cuando seria bueno lavarse las manos… jaja valla tipo!".
Sirius se daba cuenta de la sonrisa burlona de su enemigo y mientras lo miraba con odio pensaba "espera que te toque tu turno pelo grasiento y veras que te dice una cuantas cosas a ti también"
Madame Dicaprio después de la retahíla, comenzó a poner otra serie de lociones capilares en el cabello de Sirius que fueron complementadas por un hechizo en el cual hizo aparecer dos manos flotantes que comenzaron a masajear constantemente el cuero cabelludo del animago. Fue en ese momento que se dirigió de forma directa a donde estaba Severus y de forma rápida utilizo la varita para guiar su silla hacia lo que parecía uno de esos dispositivos para lavar el cabello.
Severus solo sintió un chorro de agua fría que recorría su cabeza y de forma aromática un poco sorprendido por la sensación pregunto:
- ¿Qué hace?!
- Algo que poco haces corazón! – respondió la mujer automáticamente mientras Sirius sonreía de forma diciente.
- Yo si lo hago!.. – respondió Severus con reserva y en voz baja refiriéndose al hecho de lavarse el cabello.
- Pues definitivamente corazón no lo haces bien!- y tras decir esto Sirius Ahogo una carcajada que fue respondida con un gesto de antipatía que pudo ser una mirada perfecta de odio si no fuera porque la italiana le sujetaba la cabeza
La mujer extranjera empezó a poner sustancias en el cabello de Severus como champús y otras lociones mientras continuaba hablando:
- Corazón y ¿desde cuando haz tenido este problema?
- Desde que era niño – respondió Severus en voz bajísima para que Sirius no oyera mas sin embargo sus esfuerzos fueron en vano.
- Si, se nota que es un problema de mucho tiempo!! - contesto la señora en tono normal de voz haciendo que Sirius no aguantara mas y se riera libremente mientras Severus deseaba estrangular a la italiana por su imprudencia y tirarle una maldición imperdonable a su vecino, sin mucho éxito claro mientras la italiana seguía hablando:- No te preocupes precioso, no es nada de que avergonzarse, ya veraz como vas a quedar después de esto… tal vez todos estos años no supiste utilizar el producto correcto, pero veraz como todo mejora- continuo hablando la italiana como dándole ánimos mientras él solo deseaba que se callara.
Fueron unos minutos eternos en los cuales la mujer ponía sustancias y las enjuagaba. Afortunadamente para Severus la mujer callo para darle un profundo masaje capilar con una sustancia de olor herbal. Después de dar un ultimo masaje la italiana solo le dijo "espera ahí que ya vuelvo con tigo corazón" y se dirigió de nuevo donde Sirius quien estaba sentado mientras seguía recibiendo el masaje capilar. La extranjera utilizo su varita para que la manos flotantes desaparecieran y tras envolver su cabeza en una toalla dirigió a Sirius y silla hacia un dispositivo para secar el cabello parecido a un cascaron de huevo; ya ahí le quito la toalla y puso la cabeza debajo del cascaron donde el animago sintió que ráfagas de aire y calor surcaban su cabeza como un remolino. Parece ser que la mujer lo vio con cara de aburrimiento porque le entrego una revista para que la leyera mientras se terminaba este procedimiento.
Fue en ese instante que volvió a donde Severus y para desgracia de él aun la mujer no había terminado de lavarle el pelo. Volvió una y otra vez a untarle sustancias y a enjuagarlas para después darle masaje capilar. Finalmente alejo a Severus y su silla de ahí envolviendo su cabeza en una toalla rosa
Cada uno de los espías se miraban mutuamente con una sonrisa de burla, era obvio lo ridículos que se veían sentados con distintas cosas en la cabeza.
La peluquera dejo a un lado a Severus para ocuparse de Sirius quien al quitarle el dispositivo secador tenia apariencia de haber sido electrocutado. Sus cabellos surcaban en todas direcciones de formas diversas apuntando hacia el cielo. Snape al ver esto no pudo evitar soltar un "jaja" y taparse la boca mirando a su compañero con cierta placida burla como tomando una foto de aquello para reírse después en la intimidad.
- Necesitas una peinilla "Black"?..- agrego irónico
- Idiota!- murmuro el animago quien estaba molesto por su apariencia y esperando que la supuesta peluquera no haya deseado que el "supuesto cambio" fuera ese.
Sin embargo la mujer sin decir nada y con ademán profesional roció alguna sustancia acuosa en el cabello de Black haciendo que bajara el volumen y no se viera como una estrella punk cuasi-electrocutada.
Después de esto la italiana se puso unos guantes de látex y tras coger una botella mediana del estante saco de esta una sustancia carmesí la cual expandió por el cuero cabelludo de Black para después también untarla por las mejillas y barbilla del animago. Después de hacer un leve masaje en el rostro y cabello, la mujer con el misma tónica profesional acerco la silla a un dispositivo rectangular grande que yacía en una de las esquinas del salón.
Madame hizo que el dispositivo se abriera como un ataúd y con la misma tónica cariñosa y melosa le dijo:.
- Amorcito necesito que te pares, te quites la bata y te acuestes ahí.
- Pero …- dijo Sirius algo inseguro al ver esa cosa de forma extraña.
- No te preocupes, no te pasara nada, solo acuéstate, relájate y trata de dormir!.
- Sí Black, porque no te duermes para siempre, seria una muy buena idea!- complemento el otro de forma sarcástica.
- Preocúpate por tu pelo grasiento Snape!!!- refutó de mal genio el animago mientras de malas pulgas se acostaba en el dispositivo.
La italiana de forma suave cerro el dispositivo con Sirius adentro para después dirigirse a donde Snape quien la esperaba con cara de tedio. Madame quito la toalla de la cabeza y nuevamente comenzó a poner sustancias en el cabello y masajeándolo fuertemente. Severus se pregunto el porque esta mujer no hacia lo mismo que con Black en el sentido de hacer aparecer las manos flotantes para que lo masajeasen pero después de unos minutos comprendió que su problema capilar lo había tomado la italiana como un reto profesional y no iba ser fácil para ella dejar un cometido tan difícil a unas simples manos flotantes.
Pasaron varios minutos en los cuales ya el profesor de pociones se estaba acostumbrado al masaje constante y repetitivo de la italiana cuando de pronto para sorpresa de èl la mujer paró esa actividad y le envolvió su cabeza en una toalla.
- Corazón, quítate la bata y acuéstate en el dispositivo que esta al lado del de tu compañero.
Severus no dijo nada, olvido un poco su timidez se quito la bata y se metió al igual que Black en el dispositivo que al cerrarse impartía un calor y una comodidad extraña haciendo que el mago cerrara los ojos y se durmiera.
Pasaron un par de horas y nuestros espías seguían dormitando en los extraños dispositivos llenos de calor. Severus solo fue despertado por la italiana para tomar una especie de poción para después seguir durmiendo. Por otro lado Sirius se encontraba profundamente dormido e inconsciente que algo en el estaba cambiando.
- Amorcito levántate, tenemos que seguir trabajando – dijo Madame mientras abría el dispositivo.
Sirius salio mas dormido que despierto de su siesta y sin ponerse la bata siguió caminado hasta sentarse de nuevo en la silla del salón. Fue en ese momento que levanto su rostro y …
- HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!
Sirius Black no podía creer lo que le estaba pasando!!, todo su rostro estaba cubierto de vello de una forma exagerada que le daban una apariencia Hagridesca. Se toco con ambas manos su cara haciendo una expresión de estupefacción total al ver su imagen reflejada en el espejo del salón. El grito despertó a Severus quien tímidamente abrió el dispositivo para después ahogarse en risitas que sonaban como un eco dentro del aparato. Black miro a la desconocida con rabia…
- ¿Qué me ha hecho?!!!
- Cálmate amor, no es nada solo te ha crecido el pelo un poco- contesto la italiana tranquilamente ante la actitud exaltada de su cliente.
- Un poco?? Ha dicho solo un poco!!!!!!, si por poco parezco el abominable hombre de las nieves!! – y al decir esto el eco de las risitas volvió a sonar lo que hizo que el animago actuara con mas rabia
- El abominable hombre de las nieves no, tu cabello es oscuro no blanco.
- Lo que sea!! Haga algo por favor señora!!
- Vamos amor, primero cálmate, ten la seguridad que no te voy a dejar así, solo déjame hacer mi trabajo ¿quieres?
Sirius tuvo que calmarse ante la actitud de la peluquera quien poco a poco empezó a trabajar ágilmente con las tijeras olvidando la actitud de Black, y a medida que hacia su trabajo el rostro de este comenzó a tomar una forma distinta. Fue después de unos cuarenta y cinco minutos que la italiana volvió a ordenarle a Sirius que entrara en el dispositivo y durmiera no sin antes aclarándole que el cabello no iba a crecerle mas con una nueva loción que le había puesto.
En ese instante despertó a Severus quien se había quedado de nuevo dormido después del grito de Black. Al sentarse en su silla noto que su pelo ya seco estaba limpio, mas limpio que nunca lo cual lo alegro internamente, sin embargo esa emoción no le iba a durar todo el rato dado que la italiana saco de su bolsillo un objeto de metal que lo alarmo.
- ¿Qué piensa hacer con esas tijeras señora?!!!
- Pues cortarte el pelo corazón, que otra cosa!- respondió nuevamente con naturalidad Madame.
- Ha no!! Eso no!!!- dijo renuente en tono de mal genio
- Vamos precioso no te pongas así, es solo pelo ya crecerá.
- No señora, no lo permitiré!! Usted no se imagina cuanto espere para que estuviera así de largo!!!
- Vamos corazón, vamos!!
Dijo la mujer mientras extendía su brazo dispuesta a comenzar su trabajo, sin embargo Severus trato de evitar que esta le cortara el pelo y le sujeto el brazo haciendo que se comenzara una pequeña lucha en la cual ambos deseaban tener esas tijeras en su poder. Sin embargo al cabo de los minutos sonó un pequeño sonido metálico que hizo que finalizara la lucha.
Un largo mechón de pelo negro yacía ya en el suelo mientras su dueño lo miraba con horror.
- ¿Qué me ha hecho??- chillo Snape al ver el pesazo de cabello inerte en el piso mientras que en espejo se podía ver claramente que el profesor de pociones tenia un lado del cabello mas corto que el otro.
Madame solamente lo miro y dijo:
- Ahora corazón te vas a quedar quieto o te dejo así!!
Severus no tuvo mas remedio que dejar que la mujer lo peluqueara cerrando los ojos para no ver lo que para él era un crimen. Después de esto la mujer solamente puso otra poción con olor fuerte en su cabeza y lo mando a dormir dentro del dispositivo.
Unos minutos mas tarde "corazoncito y Amorcito" (como los llamaba Madame) se quedaron dormidos hasta el otro día.
