capítulo: Cinco

Desperté en la enfermería. No sentía una sola parte de mi cuerpo, y por un momento pensé que mi cabeza estaba puesta en la almohada, desprendida de mi cuello, de todo. Pero mis preocupaciones fueron interrumpidas por la enfermera, Roxanne, que acababa de entrar.

- ¿Ya despertaste? Bien. Te di una poción indolora muy potente, no intentes moverte.

Unos golpes en la puerta arrancaron un suspiro de exasperación de la enfermera.

- Tienes una visita muy insistente, Snape. ¿Estás dispuesto a verla?

De repente, me acordé de todo lo sucedido. El beso, la caída... Los toquidos, esta vez más fuertes, volvieron a sonar. Logré articular un "sí". Roxanne abrió la puerta, dejó entrar a Lupin en el cuarto, y salió.

- Los dejaré solos un momento, pero solo tienen diez minutos, nada más.

Cerró la puerta tras de sí.

Remus avanzó hacia mi cama, y se sentó a mi lado.

- ¿Cómo estás?

Traté de pronunciar un bien, pero con enorme trabajo un mmn salió de mi boca.

- Oh, no puedes hablar... entonces yo lo haré. Nos diste a todos un susto horrible... no nos querían decir nada, pero Sybill Trelawney te había visto caer, y nos lo contó a todos. Yo hubiera preferido que te ayudara, pero ya ves cómo es ella...

Hizo una pausa, y me vio a los ojos.

- No debiste haberlo hecho, un beso no es razón para... morir.

Yo desvié la mirada hacia el cuadro de un brujo con túnica verde y barba abundante, sin saber realmente qué decir. Era una suerte que no pudiera hablar, al fin de cuentas.

Lupin empezó a acariciar mi pelo.

- Tengo que admitir que tu beso me dejó en estado de shock... incluso se lo dije a Sirius, sin darme cuenta de lo que hacía. Claro, después le hice prometer que guardara el secreto. Yo también lo haré, no pienso decirle a nadie más, eso tenlo por seguro. Y... bueno, te traje algo.

Sacó de su mochila un pequeño paquete.

- Siempre me ha hecho sentir mejor, y espero que a ti también te haga ese efecto...

Era chocolate, sin duda. Le sonreí lo mejor que pude, y volví a mirar al brujo barbón.