capítulo: Siete
- Juro que no revelaré a absolutamente nadie el secreto de la licantropía de Remus Lupin, ni la locación en donde sucumbe sus transformaciones.
Dippet me miró complacido.
- Confío en que así sea. Ya te puedes ir. Tú también, Lupin.
Nos miramos a los ojos, y bajamos por la escalera de caracol. El chico dorado me susurró un gracias al oído, y se alejó, sin dejarme tiempo para responderle. Mientras caminaba, no pude evitar preguntarme porqué Potter había evitado que Remus me atacara. Si me odiaba, como todos, ¿porqué me había salvado la vida? Quizá para que no expulsaran a su amigo...
Un golpe interrumpió mis pensamientos. Levanté la cabeza, y vi a Lucius Malfoy.
- Severus... me sorprende que sigas sin aprender la diferencia entre una persona y un espacio vacío...
Hizo una mueca que no pude realmente comprender.
- Lucius.
No se me ocurría qué más agregar, así que preferí cerrar la boca.
- Es curioso... - dijo el pálido muchacho - con tu intento de suicidio, no pudiste asistir a la cita que te asigné con Riddle. Pero, ahora que estás disponible... ¿Qué tal si este viernes nos acompañas...?
Aquellos ojos grises me hipnotizaban ligeramente, y mi mirada no podía despegarse de ellos.
Acepté sin pensarlo realmente.
