Todos los personajes pertenecen a J.R.R. Tolkien.
PREOCUPACIONES DE PADRE
Elrond trató de tranquilizarse después de la discusión. Su hija era muy cabezota. Respiró profundamente antes de empezar a hablar.
- Estel, desde que llegaste aquí con tu madre cuando tenías dos años te he tratado como a un hijo, lo sabes ¿verdad?
- Si, señor. Y le estoy muy agradecido por ello.
- Entonces sabrás que no os deseo nada malo ni a ti ni a mi hija.
- Estoy seguro de ello.
Aragorn miraba seriamente al señor de Rivendel notando la preocupación en su rostro.
- El problema, Aragorn, es que tú eres mortal. Para que mi hija esté contigo deberá renunciar a su inmortalidad y eso la apartará de mi lado. Por eso quiero que lo penséis bien. Temo que esto solamente sea un capricho y no quiero que mi hija sufra, la quiero demasiado. Por favor, Estel, no la apartes de mi lado.
Elrond miraba a Aragorn con ojos suplicantes. No soportaba la idea de no volver a ver a su hija, porque él sabía que no estaba lejos el día en que tendría que partir hacia las Tierras Imperecederas.
- Elrond, al igual que vos, yo también quiero que sea feliz y sé que puedo hacerla feliz a mi lado. La amo.
- Permíteme que mi amor de padre me haga dudar. Renunciar al Crepúsculo es una decisión demasiado importante para tomársela a la ligera. No dejaré que mi hija cometa una tontería.
- Creo que nunca he dado muestras para que dudéis de mí. Además creo que esa es una decisión que atañe a Arwen. Es ella la que debe decidir su futuro, no vos.
Elrond comenzaba a impacientarse.
- Pero Aragorn, esto es muy precipitado. Algún día tú serás rey de Gondor, uno de los reinos más importantes de los hombres, y cuando llegue ese día deberás estar preparado. Pasarás mucho tiempo fuera de casa preparándote para ello y cuando seas rey deberás dedicarle mucho tiempo a tus obligaciones como tal. Tal vez en uno de esos viajes encuentres una mujer y no quiero que mi hija sufra por ello.
- Comprendo vuestra preocupación, pero mi corazón es sólo para Arwen. Por eso quiero compartir el resto de mi vida con ella, si ella lo desea. Deberíais preocuparos más por su felicidad que por la vuestra.
La paciencia del señor de Rivendel llegó a su fin. Esto ya era demasiado. No iba a dejar que ese mortal le arrebatara a su hija.
- Lo siento hijo de Arathorn, no puedo permitirlo. Es mejor que mi hija y tú paséis un tiempo separados para que podáis recapacitar. Así que esta misma tarde partirás de Rivendel a cumplir alguna misión. Ve hacia donde quieras, pero no vuelvas hasta que hayas aclarado tus ideas. Y no oses discutir mi decisión.
- Si señor, haré como deseéis- dijo haciendo una reverencia.
- Ahora retírate a hacer el equipaje y parte enseguida.
Elrond llamó a su hijo, que pasaba por allí.
- Elrohir, prepara un caballo y provisiones. Estel partirá de inmediato.
- Si padre.
Erohir salió detrás de Aragorn algo confuso por la orden de su padre, aunque no se atrevió a discutirle. Había visto el enfado en su rostro y cuando su padre se ponía así era mejor no llevarle la contraria.
- Elrond, no puedes oponerte al destino y lo sabes.
- ¿Gilraen? Oh, estabas ahí. Lo has oido todo, ¿verdad?
- Sí. Y tú, al igual que yo, sabes lo que pasará y el futuro que les espera a mi hijo y a tu hija.
- Precisamente es el futuro lo que me preocupa, Gilraen. No quiero que sufran.
- Lo sé, Elrond. Pero, creeme que te arrepentirás de la decisión que has tomado.
Y diciendo esto la madre de Aragorn abandonó la sala dejando a un Elrond pensativo y preocupado. Al día siguiente iría a hablar con su hija, cuando los ánimos estuvieran más calmados.
*****************************
Hasta aquí el tercer capítulo. Espero que os esté gustando.
Muuuuuuchas gracias por los reviews. Sí, creo que terminaré de escribir la historia.
PREOCUPACIONES DE PADRE
Elrond trató de tranquilizarse después de la discusión. Su hija era muy cabezota. Respiró profundamente antes de empezar a hablar.
- Estel, desde que llegaste aquí con tu madre cuando tenías dos años te he tratado como a un hijo, lo sabes ¿verdad?
- Si, señor. Y le estoy muy agradecido por ello.
- Entonces sabrás que no os deseo nada malo ni a ti ni a mi hija.
- Estoy seguro de ello.
Aragorn miraba seriamente al señor de Rivendel notando la preocupación en su rostro.
- El problema, Aragorn, es que tú eres mortal. Para que mi hija esté contigo deberá renunciar a su inmortalidad y eso la apartará de mi lado. Por eso quiero que lo penséis bien. Temo que esto solamente sea un capricho y no quiero que mi hija sufra, la quiero demasiado. Por favor, Estel, no la apartes de mi lado.
Elrond miraba a Aragorn con ojos suplicantes. No soportaba la idea de no volver a ver a su hija, porque él sabía que no estaba lejos el día en que tendría que partir hacia las Tierras Imperecederas.
- Elrond, al igual que vos, yo también quiero que sea feliz y sé que puedo hacerla feliz a mi lado. La amo.
- Permíteme que mi amor de padre me haga dudar. Renunciar al Crepúsculo es una decisión demasiado importante para tomársela a la ligera. No dejaré que mi hija cometa una tontería.
- Creo que nunca he dado muestras para que dudéis de mí. Además creo que esa es una decisión que atañe a Arwen. Es ella la que debe decidir su futuro, no vos.
Elrond comenzaba a impacientarse.
- Pero Aragorn, esto es muy precipitado. Algún día tú serás rey de Gondor, uno de los reinos más importantes de los hombres, y cuando llegue ese día deberás estar preparado. Pasarás mucho tiempo fuera de casa preparándote para ello y cuando seas rey deberás dedicarle mucho tiempo a tus obligaciones como tal. Tal vez en uno de esos viajes encuentres una mujer y no quiero que mi hija sufra por ello.
- Comprendo vuestra preocupación, pero mi corazón es sólo para Arwen. Por eso quiero compartir el resto de mi vida con ella, si ella lo desea. Deberíais preocuparos más por su felicidad que por la vuestra.
La paciencia del señor de Rivendel llegó a su fin. Esto ya era demasiado. No iba a dejar que ese mortal le arrebatara a su hija.
- Lo siento hijo de Arathorn, no puedo permitirlo. Es mejor que mi hija y tú paséis un tiempo separados para que podáis recapacitar. Así que esta misma tarde partirás de Rivendel a cumplir alguna misión. Ve hacia donde quieras, pero no vuelvas hasta que hayas aclarado tus ideas. Y no oses discutir mi decisión.
- Si señor, haré como deseéis- dijo haciendo una reverencia.
- Ahora retírate a hacer el equipaje y parte enseguida.
Elrond llamó a su hijo, que pasaba por allí.
- Elrohir, prepara un caballo y provisiones. Estel partirá de inmediato.
- Si padre.
Erohir salió detrás de Aragorn algo confuso por la orden de su padre, aunque no se atrevió a discutirle. Había visto el enfado en su rostro y cuando su padre se ponía así era mejor no llevarle la contraria.
- Elrond, no puedes oponerte al destino y lo sabes.
- ¿Gilraen? Oh, estabas ahí. Lo has oido todo, ¿verdad?
- Sí. Y tú, al igual que yo, sabes lo que pasará y el futuro que les espera a mi hijo y a tu hija.
- Precisamente es el futuro lo que me preocupa, Gilraen. No quiero que sufran.
- Lo sé, Elrond. Pero, creeme que te arrepentirás de la decisión que has tomado.
Y diciendo esto la madre de Aragorn abandonó la sala dejando a un Elrond pensativo y preocupado. Al día siguiente iría a hablar con su hija, cuando los ánimos estuvieran más calmados.
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Hasta aquí el tercer capítulo. Espero que os esté gustando.
Muuuuuuchas gracias por los reviews. Sí, creo que terminaré de escribir la historia.
