El Cuento de Lily
Diario de Snape
15 de julio, 1993:
Para las once en punto esta mañana, había dispuesto en mi aula improvisada dos cálices de agua y una jarra de vino, además de dos terrones de azúcar y dos galletas, cada una en su propio plato. Hoy iba a instruir a Harry y su amiga desde hace mucho tiempo Hermione sobre la Transmutación, que no era como la Transfiguración, aunque sonaban similares.
La Transfiguración era la capacidad de cambiar un objeto en un objeto totalmente diferente, de inanimado a animado, de vivo a inerte, y etcétera. También abarcaba el cambio de forma. La Transmutación, sin embargo, era el acto de tomar una sustancia con propiedades similares y alterarla ligeramente. Tal como transformar un cáliz de agua en vino, o zumo de calabaza, o cambiar azúcar por sal, etc. Era el oficio de los alquimistas, que hace mucho habían descubierto cómo convertir plomo en oro, pero habían ocultado el secreto a los Muggles, a menos que les hicieran servir a Muggles codiciosos como una especie de banco, y en consecuencia devaluar la economía mundial al mimo tiempo. Porque, como cualquier economista te dirá, el valor de algo se incrementa si es escaso, como el oro, pero comienza a acuñar monedas de oro sin parar y el valor del oro decrecerá y se volverá sin valor.
La Transmutación era una magia sutil, y no se estudiaba en Hogwarts, pero la consideraba una rama de estudio útil, mucho mejor que la Adivinación. Hermione había asistido a Hogwarts durante un año y luego decidió regresar a casa. Se había sentido terriblemente nostálgica, aburrida en todas sus clases, ya que había aprendido toda la teoría mágica básica y algunos hechizos de mí para el momento que tuvo once años, y era objeto constante de burlas por parte de sus Compañeros Gryffindor menos estudiosos. Así que ahora le daba clases particulares al igual que a Harry de tres a cuatro días a la semana, durante nueve semanas durante el verano, con tres semanas libres de vacaciones, y el resto del año era el mes completo. Los Granger me pagaban una generosa suma por hacerlo, diciendo que era una bendición que tuvieran un profesor de mi calibre cerca que estuviera dispuesto a dar clases a su hija. Yo había tratado de negarme, pero ellos habían insistido, y estaba agradecido por el ingreso extra, no lo necesitábamos precisamente, pero lo ponía en una cuenta de ahorro, porque nunca sabías qué podría ocurrir. Además, disfrutaba enseñando a estudiantes dispuestos que adoraban aprender, y en consecuencia prestarían atención y escucharían mientras enseñaba. Era una razón por la que impartía Pociones Avanzadas y Teoría en la Academia, porque los estudiantes que acudían allí eran serios acerca de convertirse en Maestros y Maestras de Pociones o apotecarios o Sanadores, así que nunca ganduleaban en mi clase.
Hermione absorbía el conocimiento como una esponja, siempre sedienta de más. También proporcionaba un desafío para Harry, que tendía a volverse perezoso si no le empujaban de algún modo, y aunque era su mejor amiga, a él no le gustaba que ella lo superara, y en consecuencia estudiaba más. Con sólo dos, también se reducían las tareas para casa y los exámenes que necesitaba corregir. También podía ajustar individualmente mis clases para ellos, y centrar mis lecciones en lo que estaban teniendo problemas. Con todo, era un arreglo muy satisfactorio.
Hubo una llamada a la puerta.
"¡Entra, Hermione!" llamó Lily alegre, y Hermione entró en la casa. "¡Dios, has crecido desde la última vez que te vi, y mirá qué lindo está tu pelo!"
"Lo odio, Lily," le dijo Hermione. "Es todo tupido y ensortijado y se enreda sin importar lo que haga. Desearía tener el pelo liso como el tuyo."
"Oh, no, no lo hagas. Mi pelo es terrible para trabajar con él, se queda lacio y a veces tengo que utilizar pociones de volumen para que se esponje, y creo que tienes suerte de tener esos rizos."
"¿Lo crees? Pero todas las chicas en el colegio se reían de mi pelo. Me llamaban Cabeza Tupida y Gorro de Piel y me preguntaban si estaba emparentada con un licántropo."
"Estaban celosas, Hermione. Y deberías haberles dicho que estabas emparentada con un licántropo, podría haber asustado a algunas. Tu pelo es de un color castaño precioso con reflejos ámbar naturales, y cualquier chica de tu edad mataría por él. Confía en mí."
"¿Honesta?"
"Honor de bruja. Puedo darte un poco de Tónico de Cabello Sleek-EZ que domará los rizos y lo relajará de modo que no se ensortije," ofreció Lily.
"¿En serio?" Hermione parecía encantada. Echó los brazos alrededor de Lily y la abrazó. "¡Eres la mejor, Lily!"
Observé cómo mi esposa devolvía el abrazo a la esbelta chica, y pude ver el anhelo en sus ojos por una hija propia. Había tenido dos abortos después de que naciera Harry, una vez con James y la otra conmigo. Ambas veces el feto abortó en el primer trimestre. Lily temía nunca ser capaz de tener otro hijo, el parto de Harry había sido difícil, y las mujeres en su familia eran conocidas por tener problemas para concebir y llevar un feto a término. Yo rogaba que esta vez hubiera concebido, y nuestro deseo de otro hijo se cumpliera.
Se separaron del abrazo cuando Harry entró en el estudio, y saludó a su amiga. "Hey, Hermione. ¿Todo dispuesto para la clase de hoy?"
"Sí. No puedo esperar a aprender Transmutación. El gran alquimista Nicolás Flamel creó el Elixir de la Piedra Filosofal utilizándola," informó ansiosa a mi hijo. "Leí sobre ello en Grandes Brujas y Magos del Siglo XIX."
"Ah. Suena interesante. ¿Le hiciste algo diferente a tu pelo?"
"¿Por qué? ¿Se ve terrible?"
"No. Se ve… bien."
Ella le sonrió radiante, "Gracias, Harry."
Entonces entró al comedor, que era donde habitualmente teníamos las lecciones.
"¡Hola, Profesor!" saludó cálidamente.
"Buenos días, Hermione. Por favor, toma asiento." Me volví hacia mi hijo. "Harry, deja de encorvarte y siéntate derecho."
Mi hijo se movió y se enderezó, tenía tendencia a desplomarse en la silla, y yo no quería que cogiera el hábito de hacerlo. Ambos tenían sus cuadernos y plumas preparados para tomar apuntes.
Comencé explicando la teoría y Leyes de la Transmutación. "...La Transmutación no incrementa ni disminuye la masa de la base o líquido o sólido objetivo. La Ley es que la masa permanece igual, así que si comenzáis con una libra de azúcar y la transmutáis en sal, entonces tendréis una libra de sal, ni más ni menos. Eso se llama la Ley de la Equivalencia. Observad mientras la demuestro."
Agité mi varita sobre la jarra de vino y Transmuté su contenido a agua.
"Veis, en la jarra hay la misma cantidad de agua que había antes de vino. Si intentáis alterar la cantidad, el hechizo fallará."
A medio camino de mi pequeña lección, noté a Harry quedándose dormido. Alcancé por encima de la mesa y le sacudí el hombro. "¡Despierte, Sr. Potter!" Tendía a usar el tratamiento más formal mientras enseñaba, porque hacía que Harry y Hermione me trataran como un profesor y no un miembro de la familia.
"¿Eh?" Parpadeó somnoliento hacia mí. "Lo siento, señor. Supongo que estoy cansado."
"Mmm… necesitas irte a la cama temprano esta noche y no leer revistas de Quidditch bajo las mantas."
Me puso mala cara. "¿Cómo lo sabrías?"
Oculté una sonrisa burlona y recurrí a la tradicional respuesta paterna, "Soy tu padre. Sé todo lo que haces."
Hermione rio. "Suena como mi papá. Él también lo sabe todo."
"¡Merlín nos ayude a todos!" gimió Harry, frotándose los ojos.
Me aclaré la garganta. "Muy bien, ahora es vuestro turno. Hermione, Transmuta el cáliz de agua aquí en una bebida de tu elección…"
El resto de la lección progresó bien, y pronto mis dos alumnos habían dominado la Transmutación sencilla de alterar líquidos y pequeñas cantidades de un sólido. Les asigné algunos deberes, principalmente leer La Victoria de la Transmutación de Nicolás Flamel, que a menudo era llamada "La Biblia del Alquimista".
Entonces pasamos a Historia de la Magia y luego a una lección doble de Herbología. Pero la lección de Herbología terminó bastante abruptamente cuando Harry fue picado por una abeja mientras recolectaba una parcela de dientes de león comunes. Fue picado en el muslo, y tuvo una reacción alérgica inmediata a la picadura, resultando en la hinchazón de su pierna. Rápidamente lo llevé adentro, estaba apretando los dientes y gimoteando.
"Calma, hijo. Te pondrás bien una vez te dé algunas pociones y un poco de Bálsamo para Picaduras en el mordisco."
"...duele… siento que no puedo respirar…"
"¿Harry se pondrá bien, profesor?" preguntó Hermione.
"Sí," dije, aunque sus palabras sobre la falta de aire me preocupaban enormemente. Ésta era la primera vez que había sido picado, por lo que yo sabía, y una mala reacción alérgica como ésta no era buena señal.
Llevé adentro a Harry, dejándole en el sofá, mientras Hermione le contaba a Lily lo que había ocurrido. Ella vino a ayudar a mantener tranquilo a Harry mientras yo convocaba pociones y ungüento y una jeringa. Para entonces Harry estaba luchando por aire, y Lily estaba diciéndole que se relajara e intentara tomar alientos breves, que todo iba a ir bien. Sus ojos verdes estaban muy abiertos y asustados. Yo me percataba de que Lily también estaba asustada, pero no estaba mostrándolo. Tenía gracia bajo presión.
"Hermione, necesito que entres en la cocina un momento, tengo que quitarle a Harry los vaqueros y la ropa interior para tratarlo," ordené.
Ella se sonrojó y dijo, "Sin problema," y entonces se retiró a la cocina.
Enseguida desvanecí la ropa de mi hijo, la picadura estaba en la parte trasera del muslo. "Harry, voy a darte la vuelta ahora de modo que pueda aplicar un poco de ungüento y darte una poción inyectable." A estas alturas él estaba jadeando y Lily me ayudó a darle la vuelta. Froté el ungüento sobre el área desagradablemente hinchada, luego le di dos pinchazos, uno en el muslo, para contrarrestar el veneno de la picadura, el otro en el trasero de modo que pudiera respirar. El Elixir para Respirar Fácilmente basado en efedra funcionó en instantes, lo suficiente para que las primeras palabras que dijo fueran, "¡Au! ¡Sabes que odio las agujas, Papá!"
"Ésa era la única manera de poder darte la poción, hijo," lo calmó Lily. "Tu garganta estaba hinchada y cerrada y no podías tragar." Ella le frotó la espalda y lo alentó a tomar alientos profundos.
Él se revolvió un poco. "Me duele la pierna."
"Túmbate quieto. Necesitas darle tiempo al Filtro Anti-Alérgeno para que haga efecto, y también al bálsamo."
Llevó cinco minutos antes de que por fin disminuyera la hinchazón y comenzara a desvanecerse el dolor. Volví a ponerle gentilmente a Harry la ropa interior y convoqué un par de pantalones cortos de algodón sueltos para que se pusiera en lugar de vaqueros, eran más cómodos. "Toma. Te pondrás bien ahora. ¿Te sientes mareado o con ganas de vomitar?"
Harry se volvió de costado y me miró. "En realidad no. Sólo un poco estúpido. ¿Por qué soy alérgico a una pequeña picadura?"
"Sacaste eso de la parte de James de la familia," le dijo Lily, abrazándolo. "Tu abuelo Charles Potter era terriblemente alérgico a las abejas. Casi murió una vez por múltiples picaduras cuando una colmena cayó sobre él mientras estaba caminando por el bosque. Gracias a dios papá reaccionó tan rápido. De ahora en adelante tendrás que llevar contigo una dosis de Anti-Alérgeno en una jeringuilla."
"¿Qué? ¿Quieres que… me pinche yo mismo?" Parecía horrorizado.
Lily le palmeó el brazo. "Sí. Puedes hacerlo si lo necesitas. Si te pica otra abeja, podrías morir sin esa dosis, hijo. Te haré practicar en una naranja de modo que sepas ponerte una aguja sin hacerte daño."
"¿Cómo sabes todo esto, Mamá? ¿Te enseñan estos rollos en la escuela de Aurores?"
"No, pero mi prima Linda era diabética y tenía que pincharse insulina cada día. Así que lo aprendí de ella."
Harry se movió, hizo una pequeña mueca, entonces se incorporó. "¡Au!" Se puso en pie de inmediato. "Necesito un Encantamiento Acolchador."
Conjuré uno y él se sentó con cautela. "¿Dónde está Hermione?"
"En la cocina. No creía que quisieras que te viera el trasero desnudo."
"¡De ninguna manera!" Se puso rojo, entonces llamó a Hermione para que entrara.
Ella entró corriendo y gritó, "¡Oh, Harry! ¿Cómo te sientes? ¡Estaba tan preocupada!"
"Estoy bien ahora. Ya ni siquiera duele," mintió gallardamente.
Ella lo abrazó entonces. "Debes ser enormemente alérgico a las picaduras de insectos," declaró ella entonces.
"Obviamente," respondió él, imitándome.
Todos compartimos unas risas entonces, en la estela de la emergencia, sentaba bien volver a reír.
Harry había tenido suerte. Ésta no era la primera vez que había sido herido, sin embargo, era un chico muy activo y de algún modo parecía estar siempre magullado y arañado, habitualmente por hacer algo que se le había dicho que no hiciera. Pero no lo cambiaría por nada.
Más tarde esa noche, me levanté para comprobar cómo estaba, y lo encontré durmiendo pacíficamente sobre su estómago, una pierna arrastrándose cerca del suelo. Gentilmente le moví la pierna y arreglé las mantas a su alrededor, tras echar un rápido vistazo a la picadura, que ahora era un bultito. Habría desaparecido para mañana por la noche.
Pero cuando regresé a mi habitación, encontré que el sueño me eludía, así que volví a sacar mi diario. Lily se había quedado en Spinner's End tras su experiencia cercana a la muerte, no queriendo estar sola, y mi madre estaba perfectamente contenta de cuidar de Harry mientras Lily lloraba y asistía al funeral de James e intentaba recuperarse de la tragedia que le había acontecido.
Diario de Snape
7 de noviembre, 1981
Tras haberse recuperado mayormente de la inhalación de humo, y de asegurarle que a mi madre no le importaba hacerse cargo de un Harry bastante inquieto, Lily logró contarme lo que había sido de su vida desde que se había mudado de Spinner's End y dejado el colegio. Yo sabía, por supuesto, que se había casado con James Potter, el compromiso había estado en todos los periódicos y revistas mágicos, e incluso yo, solitario apotecario como era, me enteré de ello. El conocimiento había sido como una piedra en mis entrañas, una barrera que había impedido cualquier tipo de relación entre nosotros salvo meros conocidos. Hasta ahora. Durante la semana que pasó recuperándose de sus heridas y dolor, yo no había intentado hablar del pasado. Incluso ahora, vacilaba. Había sido ella quien lo planteó, diciendo abruptamente una mañana en el desayuno, "Creo que necesitamos hablar, Sev."
"¿De qué?"
"De ti. De mí. De James."
"¿Ahora?"
"Sí, ahora. Es hora de que oigas toda la historia."
No estaba seguro de desear oír esta confesión, o como sea que queráis llamarla, así que hice una pregunta propia bastante franca. "¿Le amabas?"
Ella suspiró. "Sí. Pero… es complicado. Le amaba… pero quizá no del modo que él quería que lo hiciera, y él no me amaba del modo que yo quería que lo hiciera." Sacudió la cabeza pesarosa. "Lo que digo no tiene una pizca de sentido, lo sé. Mejor comenzar por el principio entonces. Sabes por qué comencé a salir con James en primer lugar, allá en quinto año. Pero lo que no sabes es por qué continué."
"Puedo adivinarlo. Era encantador y guapo y aceptable. Todo lo que yo no era."
"Para los demás. Pero no para mí. No al principio. Y él lo sabía. Oh, intentaba ganarme, pero yo no aceptaría nada de él. Lo conocía por lo que era, un niño malcriado que me quería porque era la única chica que nunca me desmayaba por él. Pero alguien más también nos vio juntos y asumió que nos atraíamos. El Director. No mucho después de acceder a salir con James, me convocó a su despacho y me dijo cuán complacido estaba de que estuviera prestando cierta atención a James, y cómo creía que mi influencia sobre él era maravillosa. Dijo que era yo quien había causado que James cambiara y dejara de ser tan… atolondrado e irresponsable. Me preguntó si continuaría guiando a James, dándole buen ejemplo. Dándole buenos consejos. Yo… no supe cómo decirle que no. Parecería una desgraciada insensible y despreocupada si me negaba. Y entonces pensé, quizá Dumbledore tenía razón. Quizá podría seguir influyéndole para que se comportara y hacer que siguiera dejando a la gente, como tú, Sev, en paz. ¿Qué daño podía hacer?
"Estaba orgullosa de mí misma, lo admitiré, y le cogí cariño, del modo que un maestro le coge cariño a un alumno alborotado que se convierte en buen chico después de todo. Podía ser muy encantador y dulce cuando decidía serlo. Me gustaba la atención que me prestaba, solía traerme regalitos y ayudarme con mi Transfiguración e incluso le hice prometer que mantendría a raya a Pettigrew y Black y pensaba bastante bien de mí misma. Había civilizado a los Merodeadores." Resopló con desprecio por sí misma. "Era una boba estúpida. No hacían nada salvo enmascarar sus verdaderas naturalezas ante mí. Especialmente Pettigrew, que acabó como traidor. Y James… creo que quería cambiar por mí, pero de no haber estado yo allí, habría seguido abusando de ti hasta que uno u otro hubiera estallado y matado al otro."
"Eso es muy probable."
"Debería haberte explicado esto mientras estábamos en el colegio, pero… simplemente no lo hice, seguí posponiéndolo hasta que fue demasiado tarde. Y entonces… te vi pasando el tiempo con esos otros Slytherin y me enojé, porque acababas de demostrar que James tenía razón y me permití creer que realmente te habías vuelto oscuro. Que te habías vuelto como los otros, y te di la espalda. Fui una necia, debería haber sabido que no era así. Debería haber ido a preguntarte por qué harías jamás una cosa tan estúpida, qué te había ocurrido, pero permití que las opiniones de James y los demás en mi Casa me influyeran y nunca pregunté. Me arrepiento de eso ahora, mucho."
Asentí. Podía ver que lo hacía, sus ojos esmeralda estaban llenos de un viejo dolor.
"Renuncié a mi mejor amigo por unos rumores y una sonrisa encantadora. Te traicioné, Severus, y por eso lo lamento profundamente."
"Lily, casi me volví oscuro, casi fui seducido por el Libro de la Noche. Gabriel me salvó. El amor de un perro me salvó."
"Casi no cuenta. Debería haber sabido que tú nunca podrías… ser como ellos… como Avery y Mulciber. Pero de algún modo, yo… me dejé que me extraviaran." Sacudió la cabeza disgustada. "Bueno. Sé que no puedes perdonarme por esto, pero… lo hecho hecho está. Me casé con James sabiendo muy bien lo que era. Lo que no sabía era cómo me percibía él a mí, o cómo cambiaría mi vida a causa de ello. Había conocido a sus padres brevemente mientras estábamos cortejando, y fue un cortejo breve, porque James decía por qué demorarnos, ya que él ya sabía que iba a casarse conmigo."
"Así que te apresuró al matrimonio," intervine.
"Bueno, no realmente."
Le lancé una mirada de incredulidad. Pero no dije nada. Ella sabía lo que sentía por su difunto marido. No tenía deseos de hacerle sentirse peor de lo que ya lo hacía. Así que mantuve la boca cerrada.
"En cualquier caso, nos casamos, y por un tiempo, fuimos felices el uno con el otro. Llegué a amarle, y él me amaba, o a la Lily que creía era yo. Creía que James me veía como una niña inocente, de la que tú te aprovechabas, y necesitaba su protección y guía. Así era como había sido criado, su padre era un caballero de la vieja escuela, y su madre era el tipo de mujer que se contentaba con dejar que un hombre la protegiera. A pesar de que no me parecía en nada a ella, y James debería haber sabido eso, creo que imaginaba que una vez fuera la Sra. Potter, me volvería así. Es gracioso, cómo la gente ve lo que quiere ver, y se vuelven ciegos a lo que realmente es. Hasta que le dije que también deseaba unirme a la Academia de Aurores, pero no a la fuerza regular. Quería ser Spec–una Auror Especial, una que se infiltra y espía al enemigo. Es una rama separada dentro de la ALM, una rama selecta, una para la que James nunca sería adecuado. Él era demasiado abierto, mostraba todo lo que sentía, nunca podría ser Spec. Pero yo sentía que ésta era la única manera en que podía luchar contra Voldemort. Podía fingir muy bien, sabes eso, ya que siempre fingíamos cuando jugábamos juntos de niños. Y siempre he sido excelente en Encantamientos. James, sin embargo, no estaba de acuerdo. Decía que no había razón para que me implicara directamente en la guerra. Que debería permanecer a salvo en casa, en la Mansión Potter. Discutimos entonces. Yo no era una flor de invernadero que necesitara ser protegida y guardada por un hombre. Le dije que era perfectamente capaz de cuidar de mí misma. Insistió que como mi marido, era su deber procurar mi seguridad. Me consideraba, ya ves, como una mujer muy parecida a su madre, contenta de permanecer entre su jardín de rosas y tener privilegios y criar una familia. Yo había tratado de vivir esa vida, al comienzo de mi matrimonio, había intentado convertirme en la refinada aristócrata que se esperaba de mí, pero nunca logré encajar del todo. Era demasiado franca, según algunos había medrado al casarme, y lo que era más, tras unos meses de asistir a veladas y cosas así, encontraba ese ambiente sofocante. Así que renuncié a intentarlo.
"Yo nunca sería como ellos, ni quería serlo. Y estaba bastante furiosa por que James intentara devolverme a ese papel insípido. Así que discutimos, y acabé no hablándole durante una semana. Entonces él se hundió y dijo que podía hacer lo que deseara, pero no le gustaba. Así que solicité el programa Spec y fui aceptada. Estaba encantada. Al fin podía hacer algo aparte de donar dinero al departamento de organizaciones benéficas. Podía suponer una diferencia.
"Estuve inmersa aprendiendo mi nueva carrera durante tres meses en la Academia, antes de descubrir que estaba embarazada. A pesar de eso, quise continuar mi entrenamiento, pero James no lo aceptaría. Podía arriesgarme yo misma, dijo, pero no a su hijo. Reticente, accedí a abandonar la Academia por un tiempo, pero en cuanto pudiera, iba a regresar y terminar lo que comencé. Multitud de mujeres tenían bebés y carreras. Continué estudiando tanto como pude mientras me quedaba en casa, y ayudaba a la Orden del Fénix, que era el grupo de rebeldes de Dumbledore, encubiertamente.
"Aquel día que te vi en el apotecario, acababa de renunciar a mi libertad, y verte trajo de regreso tantos recuerdos. Recuerdos que me había esforzado al máximo por olvidar desde que me mudé, pero ahora descubrí que no podía. Asumí estúpidamente que las cosas podrían volver a ser del modo que habían sido entre nosotros. No sé lo que estaba pensando. Tú tenías todo el derecho a estar furioso conmigo."
"Pero no a herirte," dije quedamente.
"¿Por qué no? Mientras estemos siendo honestos aquí, yo te herí cuando escogí a James, no lo niegues. Que tú me hieras es un giro justo."
"¡No! Nunca quise herirte, Lily. Todo lo que quería–todo lo que siempre he querido–" me interrumpí.
"¿Qué, Sev?"
"No importa. Sigue con tu historia, por favor. Te lo… diré más tarde."
Ella me dirigió una mirada especulativa. "Muy bien. Pero me lo dirás más tarde," dijo firmemente. Entonces continuó.
"James estaba lejos a menudo, ayudando a la Orden, y yo estaba sola. Ocasionalmente veía a Alice Longbottom, que también estaba en camino de tener familia, y nos compadecíamos de nuestros embarazos y cuán bueno sería cuando por fin nacieran los bebés. A veces se dejarían caer Sirius Black y Pettigrew, para ver cómo lo estaba llevando, y me traerían noticias de James. Me preocupaba por él, por que fuera demasiado impulsivo y se metiera en una situación de la que no pudiera salir. Era valiente, nadie podría decir jamás lo contrario, pero también era temerario. Sirius me prometió que le guardaría las espaldas, pero Sirius podía ser igual de temerario, ninguno de ellos había cambiado mucho desde el colegio en ese aspecto. Temía que James muriera antes de que su hijo viera la luz del día. Y allí estaba yo, incapaz de hacer nada útil excepto rezar por su pronto retorno.
"Casi me volví loca, Sev. No soy alguien que se sienta y deja que los demás luchen mis batallas. Pero no tenía elección, porque ahora estaba tan grande que apenas podía verme los pies. James estaba esperando un niño, un hijo que llevara el nombre de la familia. A mí, no me importaba, niño o niña, sólo quería que estuviera sano y salvo. Y que naciera lo antes posible." Su rostro tomó un resplandor tierno que nunca había visto antes, y brillaba tal amor y calidez en sus ojos que me quedé mudo. ¿Mi propia madre me había considerado así alguna vez? ¿O Lily era única en ese aspecto?
"Cuando nació, y lo miré por primera vez, fue como si viera un milagro. Un niño tan perfecto había provenido de mí… estaba consumida por el amor. Y juré que nada le dañaría jamás. Nada. James estaba tan orgulloso. "¡Tengo un hijo! ¡Tengo un hijo!" gritaba. Entonces me lo agradeció, y yo le dije que le amaba. Lo nombré Harry, por mi padre, y también James. James dijo que ya que yo había nombrado a nuestro hijo, él escogería a sus padrinos, y designó a Sirius y Alice. Yo habría preferido a Frank en cambio, pero James insistió en que Sirius era su elección.
"Seis meses después, la guerra había escalado, Y James fue llamado de regreso al campo. Yo me quedé en casa con Harry, aunque estaba tomando un curso de la Academia por correspondencia. Nunca se lo dije a James, porque era decisión mía. También era mi guerra, y haría lo que tuviera que hacer con el fin de hacer el mundo seguro para mi hijo.
"Entonces recibimos una advertencia de Dumbledore, había una profecía concerniente a mi hijo y a Neville de Alice. Se suponía que debían ser los instrumentos de una profecía para matar a Quien-Tú-Sabes. Y él sabía de ella y de ellos. Estaba horrorizada. Era una locura, creer a un bebé capaz de tal hazaña. Pero bueno, Riddle siempre fue un demente. Dumbledore dijo que debíamos ocultar a Harry, y mi primer instinto fue abandonar el país. Pero dijo que estaríamos perfectamente a salvo aquí, y Dios me perdone, le creí. Nos puso bajo el Encantamiento Fidelius, y James habría escogido a Sirius como su Guardián del Secreto, pero en el último minuto, Sirius cambió de opinión y convenció a James de que Peter sería la mejor elección, ya que nadie sospecharía de él." Su rostro se retorció en una mueca de odio. "Yo tenía mis dudas sobre él, nunca me ha gustado esa rata, pero fui anulada. James nunca pudo ver la maldad en ese hombre, la malicia, siempre insistía en que Peter sólo era cohibido y que en lo más profundo tenía coraje y podíamos confiar en él."
"Deliraba," resoplé. "Aunque Pettigrew siempre le lamió el culo, así que quizá imaginaba que eso era suficiente."
"¡Severus!" reprendió Lily. "Eso es bastante duro."
"La verdad a menudo lo es," dije simplemente. "Así que hicisteis Guardián del Secreto a la rata. Y fuisteis a ocultaros a Godric's Hollow."
"Durante un mes. Fue duro para ambos. James estaba tan inquieto como yo estando encerrados. Nos poníamos de los nervios con el otro de una manera feroz. Lo único que nos mantenía cuerdos a ambos era Harry. Él siempre pudo hacerme reír. James lo adoraba, y jugaba con él a cada ocasión que tenía. Él realmente nunca había pasado mucho tiempo en casa, por lo que Harry apenas le conocía. Así que, para Harry, este confinamiento forzoso fue bueno. Lo habría sido de haber permanecido así. Pero no debía ser. El mismo día que recibí tu nota de advertencia sobre la traición de Pettigrew y los planes de Voldemort, James descubrió mis papeles de la Academia de Aurores, que yo había guardado dentro del escritorio. Tuvo un enfado regio, acusándome de actuar a sus espaldas, de ser una esposa mentirosa. Tuvimos una pelea terrible, y entonces le mostré tu carta y él se negó a creer que fuera cierto. Clamaba que no confiaba en nada de lo que dijeras, que siempre los habías odiado a él y sus amigos y dirías cualquier cosa para manchar sus reputaciones. Discutimos un poco más sobre eso, y yo dije que no podíamos permitirnos ignorar la advertencia. Quería coger a Harry y marcharme, ir a casa de mi hermana en Surrey o a algún lugar donde Voldemort nunca pensara buscar. Petunia y yo nunca habíamos estado cerca, pero sabía que no me rechazaría. James se negó a considerarlo. Dijo que era una necia por dudar de Peter y Dumbledore y que estábamos más seguros en la casita que en cualquier otro lugar.
"Casi le golpeé, pero en el último minuto me controlé y decidí dar un largo paseo alrededor del pueblo en cambio. Le dije a James que al menos llamara a Sirius y le hiciera venir como respaldo, por si acaso, entonces dejé a Harry dormido arriba, tras conjurar un fuerte encantamiento de protección sobre él, y salí. Eran justo después de las siete de la noche. Paseé mi frustración una hora y media, y entonces me encontré en el cementerio. Estaba cansada y me dolía el corazón, pero no quería regresar a casa todavía. No quería regresar a esa casa, y comenzar otra pelea con mi estúpido marido. Acabé entrando al cementerio y hablando a las lápidas. Sentía que era un fracaso, que todo lo que alguna vez había intentado hacer había salido mal. Nunca me había convertido en Spec, o en la esposa que James deseaba, o en la amiga que debería haber sido para ti. Ni siquiera creía ser buena madre porque el último lugar en que quería estar era en casa, incluso si Harry estaba allí.
"Así que me senté y pensé por un rato, luego me levanté y me dirigí de regreso hacia la casa. Vi la motocicleta de Sirius aparcada en el camino y decidí que podía esperar un poco más para entrar a la casa. Probablemente James estaba quejándose de mí a Sirius de todos modos. Regresé al cementerio y me senté en un banco, y por alguna razón desconocida pensé en ti, Severus. En ti y Gabe y Eileen. Os extrañaba a todos terriblemente y esperaba que estuvierais a salvo. Antes de saberlo, mis ojos se cerraron y me había quedado dormida.
"Fue entonces cuando tuve el sueño más extraño. Soñé que Harry estaba en peligro, un terrible peligro, que Quien-Tú-Sabes estaba intentando matarlo, que estaba rodeado de fuego. Desperté al olor de humo, gritando el nombre de Harry. Cuando miré calle abajo a nuestra casita, para mi horror, vi que estaba ardiendo. Mi pesadilla se había vuelto real." Comenzó a temblar entonces, y cerró los ojos, las lágrimas corriendo por su rostro.
"Lily, no lo hagas. No tienes que hablar de ello."
Ella sacudió la cabeza en silencio. "No… sí necesito hablar de ello… necesito tener a alguien que lo sepa… no quiero recordar, pero necesito hacerlo…" Respiró hondo y se secó los ojos con el talón de la mano. "La casa estaba en llamas y supe… supe que James estaba muerto… y también supe que mi bebé estaba allí. No me paré a pensar, sólo corrí… corrí directamente dentro de la casa. James estaba yaciendo al pie de las escaleras, muerto. Casi tropecé con él. Le eché un breve vistazo, pero todo mi ser estaba concentrado en Harry. Harry estaba arriba… donde estaba el fuego. Toda la casa estaba llenándose de humo. Apenas podía respirar. Conjuré un Encantamiento de Enfriado a mi alrededor y corrí escaleras arriba. En el pasillo, encontré a Sirius. También estaba muerto, otra víctima de la Maldición Asesina. Pocos pies más allá encontré a Pettigrew, había sido asesinado por una Maldición Cortante. Lo pateé fuera del camino. Supuse que él y Sirius debían haber tenido un duelo y el cobarde atacó a Sirius por la espalda con su último aliento. O quizá Voldemort mató a Sirius. Nunca lo sabré.
"Para entonces estaba ahogándome y jadeando, el fuego estaba rugiendo por encima de mi cabeza y podía oír a Harry gritando. Irrumpí en su habitación, donde lo encontré sentado en el suelo junto a su cuna volcada, aullando. Y junto a él había otro cuerpo. Era Voldemort. La cara de Harry era un desastre de sangre, pero eso no me importó. Sólo lo agarré y entonces me Aparecí. Tú estabas allí cuando reaparecí fuera y conoces el resto de la historia." Sus ojos verdes estaban desolados, pozos de pesar y remordimiento. "¡Debería haber estado allí!" estalló de repente. "Casi dejé morir a mi bebé a causa de mi mal genio. ¡Debería haber estado allí!"
"No, Lily. ¡Dios mío, si hubieras estado allí, también habrías muerto!" grité, aterrado. "Entonces Harry habría perdido a ambos padres y ¿quién lo habría acogido? ¡Nunca desees eso, Lily! ¡No podrías haber cambiado lo que ocurrió, todo lo que podrías haber hecho es morir con ellos! ¿Es eso lo que querías?"
Ella sacudió la cabeza, llorando suavemente. "¡No lo comprendes! ¡James murió antes de poder arreglar las cosas con él…! ¡Debería haber ido a casa!" Puso la cabeza en las manos y comenzó a sollozar más fuerte. "¡Les fallé a todos!"
Me senté allí, sintiéndome fatal, mientras ella lloraba de culpa por no ser capaz de salvar a su marido. Podría haberle dicho que Potter debería haberle creído, nunca debería haber desdeñado mi advertencia, que yo me habría asegurado de que mi esposa e hijo estuvieran a salvo lejos de Godric's Hollow. Pero sabía que tales palabras, por honestas que fueran, sólo la herirían más. Tentativamente alcancé para tocarle la mano, inseguro de si debería intentar consolarla, si recibiría bien mi contacto.
Ella me agarró la mano como una línea de vida y lloró sobre ella.
Yo no sabía qué decir, cómo aliviar su dolor. Sólo sabía que no podía soportar verle sufrir. Me levanté y le puse el brazo alrededor gentilmente. Por un instante, ella se tensó, luego se volvió hacia mí y lloró en mi hombro. La atraje hacia mí y sólo la abracé, murmurando, "Shhh… shhh… Lily. No te culpes. Sobreviviste. ¡Alégrate, Lily! ¡Alégrate! Yo lo hago. No tienes idea de cuánto."
La abracé por largo rato, deleitándome en la sensación de ella en mis brazos, y deseando tener una razón diferente para abrazarla. Todavía la amaba, incluso después de todo este tiempo. Se había casado con mi rival, le había dado un hijo, y aun así mi corazón todavía saltaba cuando pronunciaba mi nombre, y el pasado apenas importaba justo entonces. "Te amo, Lily. Eso es lo que quería decirte antes. Te amo."
Ella sorbió por la nariz y levantó la mirada hacia mí. "¿Incluso después de todo este tiempo?"
"Siempre."
Sonrió a través de las lágrimas. "Oh, Sev. Realmente no te merezco."
"Por supuesto que lo haces. Nunca lo dudes." Me saqué un pañuelo del bolsillo y le sequé los ojos. "Pareces cansada, quizá deberías acostarte."
"Estoy bien, Sev." Se deslizó gentilmente de mi regazo. "No quiero abusar de ti y Eileen. Harry y yo… todavía tenemos la Mansión Potter. Como viuda de James, heredé todas sus propiedades y bienes. Y Sirius dejó Grimmauld Place y todos sus bienes terrenales a su ahijado."
Los funerales y testamentos se habían leído durante la semana siguiente a las muertes de los tres Merodeadores. Sirius y James habían sido aclamados como héroes y se les había dado un funeral de héroe. Se habían erigido estatuas de ellos en Godric's Hollow. Pettigrew, por otra parte, fue vilipendiado como traidor y su cuerpo quemado y sus cenizas dispersadas a los cuatro vientos. En cuanto a Harry, la gente lo llamaba ahora El Niño Que Vivió, y decían que había derrotado a Voldemort de algún modo sobreviviendo a la Maldición Asesina.
"¿Qué estás diciendo?" pregunté. "¿Que quieres marcharte?"
"No es que no esté agradecida, Sev. Salvaste mi vida y la de Harry, te debo más de lo que jamás podría pagar, pero no quiero ser una carga," comenzó Lily.
"¡Tonterías, Lily! Siempre sois bienvenidos en mi hogar," dijo Mamá, mientras entraba llevando a Harry. El pequeño tenía una cicatriz en forma de rayo donde lo había golpeado la maldición.
No pude evitar recordar las palabras de la profecía–y el Señor Tenebroso lo Marcará como suyo propio. ¿La profecía se había cumplido? ¿O había más por llegar?
"Eileen, ¿estás segura?"
"¡Lily Evans Potter, qué pregunta!" Mamá sacudió el dedo hacia mi amiga de infancia. "No estás en estado adecuado para marcharte por tu cuenta. Necesitas tiempo, niña. Tiempo para llorar y tiempo para sanar. Y no lo harás sola con sólo tu hijo por compañía. Puedes quedarte aquí mientras lo desees. Sin discusiones."
"Gracias, Eileen."
Mamá sonrió. "No hay de qué, Lily."
Harry extendió los brazos hacia Lily. "¡Mamá!"
Lily lo cogió y lo abrazó. "Ya está, pequeño. Mamá está aquí."
Harry se acurrucó con ella y se metió el pulgar en la boca.
Mi madre los miró y sonrió con pesar. "Éste es un momento difícil para ambos, lo sé." De repente parecía inquieta. "Desearía… desearía no ser yo quien te lo dijera, pero… noté algo hoy cuando estaba cogiendo a Harry."
"¿Como qué? ¿Estaba herido en alguna otra parte?" preguntó Lily, la alarma ensanchando sus ojos.
"No… no herido… pero… me temo que… su núcleo mágico fue gravemente dañado al desviar la Maldición Asesina," comenzó Mamá.
"¿Qué estás diciendo, Eileen?"
"Estoy diciendo que… me temo que a tu hijo le queda muy poca magia en su interior."
"¡No! Él… ¡eso es imposible! Nació con un fuerte talento, James y yo lo vimos en su interior."
"Y fue lo que lo mantuvo con vida. Eso y también tu encantamiento. Lily, sé que esto es duro de oír, especialmente llegando tan pronto tras la muerte de tu esposo, pero imaginé que es mejor que lo sepas ahora. Mírale con tu Vista de Brujo si no me crees."
Lily lo hizo, convocando el poder innato de todos los hechiceros y brujos, la capacidad de detectar la magia en una persona, lugar, u objeto. Miró a su hijo, que se había quedado dormido en su regazo. "No… Merlín me salve… pero tienes razón. Su magia... casi ha desaparecido. Es un Squib."
Yo también convoqué mi Visión y vi que mi madre estaba en lo cierto. El niño de cabello oscuro con los ojos de Lily ahora no tenía más magia en su interior que el bedel de Hogwarts, Argus Filch. Había vencido a Voldemort, pero ninguna victoria llega sin coste. Había pagado con su magia.
Diario de Snape
15 de julio, 1993:
Volví a mojar mi pluma, pensando cuán lejos habíamos llegado todos desde aquel día hasta éste. Como resulta ser, Madre no estaba del todo en lo correcto, pero más de eso después. Lily se dio la vuelta y despertó, siempre parecía saber cuándo estaba ausente de su lado. "¿Sev? ¿Dónde estás?"
"Aquí, amor." Guardé mi diario y fui con ella.
"¿De nuevo no podías dormir?"
"No." Fui a sentarme a su lado. "Así que decidí escribir algunas cosas."
Ella rio entre dientes. "Pareces estar tan enamorado de tu pluma como lo estás de las pociones. Pero está bien. Siempre he admirado a un hombre con cerebro."
"Buena cosa," le devolví la amplia sonrisa.
Ella apoyó la cabeza en mi hombro. "Sev, gracias a dios estás formado en medicina de emergencia como apotecario. Me asusté tanto, Sev. Casi le perdimos hoy. Si no hubieras…" se interrumpió y se aferró a mí.
"Lo sé. Yo también me asusté," admití.
"Nunca lo habría adivinado. Seguro que no actuaste así."
"Tampoco tú," señalé.
"¿Qué bien habría hecho ponerme toda histérica? Alguien tenía que permanecer tranquilo, el pobre Harry estaba aterrado. Tenía que ser fuerte para él."
Asentí. "Eres una verdadera Gryffindor."
"No. Soy una verdadera madre," corrigió Lily. "Gracias a Merlín tuve el buen sentido de casarme contigo, Sev. Y gracias a Dios Harry va a ponerse bien." Se puso una mano sobre el estómago. "Porque se me rompería el corazón si nunca viera a su nuevo hermanito o hermanita."
Por largos momentos sólo me quedé mirándola, sin comprender. Entonces mi sentido regresó a mí. "¿Estás… embarazada? ¿Por fin?"
"¡Sí, por fin!" rio ella. "Por fin llevo otro niño. ¿Estás contento, Sev?"
"Lo estoy. Yo-yo ni siquiera tengo palabras para expresar lo feliz que soy." Le acaricié la mejilla y luego puse mi propia mano sobre la suya con ternura.
"Sólo espero… que pueda llevar éste a término."
"Lo harás. Llamaré a Mamá y puede examinarte mañana por la mañana," dije. Mi madre, en adición a ser apotecaria, también se había formado como comadrona. "Apenas puedo esperar a decirle que va a volver a ser abuela."
Me recosté contra las almohadas, Lily acunada contra mí, y me quedé dormido con una sonrisa en la cara. Había sido todo un día y no uno que olvidaría pronto. Sólo deseaba que Gabriel estuviera aquí para compartirlo conmigo.
. . . . . . . . .
N/A Bueno, sé que este capítulo tuvo un montón de sorpresas, y puede que algunos de vosotros no estéis complacidos con la manera en que ocurrieron las cosas en Godric's Hollow, pero como dije al principio, esto es un AU y no-canon, así que los acontecimientos sucedieron de forma diferente. He hecho muchas historias en que Sev adopta a Harry con Sirius en ellas, y esta vez decidí tener un final más trágico.
