Guest: Hoy :) Siempre aviso en el grupo de face.
roberouge: Claramente solo es el inicio del asunto, sobre todo por René como bien decis.
PaolaValencia: Ya está listo! René es insoportable, si.
terewee: Son tan lindos.
Lizzye Masen: A ustedes por leer :D
Peerla Salvatore Swan: Bella hizo algo que realmente la hace feliz pero sabe que perdió aprobación de sus padres.
Mar91: :D
aliceforever85: Está lo explosivo pero en este cap ;)
Tata XOXO: El problema es que sean buenos o malos padres no dejan de ser sus padres y aún tienen el poder de afectar a Bella y Alice por muy independientes que se hayan vuelto.
KRISS95: Completamente si
Car Cullen Stewart Pattinson: Los Swan son conocidos por mantener apariencias, el problema es puertas para adentro.
liduvina: Vamos a saber porque ellos son así, hay mucho de crianza y propias experiencias.
Lore562: A ustedes por leer :D
Noriitha: Si están en shock, intentar resolver como se supone van a recomponer su imagen luego de lo que Bella hizo.
Sindey Uchiha Hale Malfoy: Claro que no se van a quedar sin pelear, ahí depende del caracter de las chicas.
Wenday 14: Está dividida entre el amor que tiene por sus padres y el de su propia felicidad.
saraipineda44 : René habla de los hombres en general, veremos que tipo de experiencias tuvo para hablar de ese modo.
jupy: A los Swan les gusta mantener su apareciencia frente al pueblo, veremos que pasa.
piligm: A ustedes por leer :D
EmilyChase: Al monos no algún escandalo público ;)
Capítulo 17
Bella's P.O.V
Al regresar a Seattle hicimos una parada en el departamento para comenzar la mudanza, lo cierto es que solo iba a llevarme lo de todos los días. Quería hacer un largo análisis sobre mis cosas y luego decidir que llevar conmigo y que donar. Oficialmente Edward y yo vivíamos juntos como una pareja recién casada.
Todos los trabajos que Edward había adelantado antes de nuestro viaje a Forks habían incluido algunos días para estar solos en el departamento y poder reorganizar aunque honestamente no hubo demasiada ropa involucrada, la urgencia por estar desnudos parecía mucho más intensa ahora que éramos marido y mujer y las cajas de mudanza habían quedado olvidadas en cuanto entramos al departamento.
Antes de que hubiéramos tenido suficiente del otro la rutina regresó a nuestras vidas, Edward regresó a trabajar y yo me dispuse a hacer del departamento de Edward mi propio hogar, acomodando mis pertenencias y buscando un balance entre lo que él ya tenía aquí y lo nuevo que yo traía conmigo. Esperaba que para el inicio del último semestre de la universidad ya todo tuviera en su lugar.
Edward tenía un cuarto de invitados donde me había dado libertad de modificar todo lo que quisiera y lo hiciera mi propio espacio, habíamos trasladado mi escritorio y la pequeña biblioteca que estaba en mi viejo departamento. También habíamos encargado un sofá que se hacía cama por si teníamos alguna visita que quisiera quedarse.
La foto que tanto encantó de mi y Edward en nuestra pequeña ceremonia de matrimonio había sido impresa de forma ampliada, puesta en un bonito marco y finalmente había logrado colocarla en el centro de la sala con la ayuda de Rose. No había hablado con Edward eso, era un avance importante para mi el tomar una decisión que cambiara la vista de la sala sin siquiera habérselo consultado.
Escuché la llave en la puerta del departamento y me mordí el labio nerviosa esperando por Edward.
— Hola amor —saludó entrando a la sala
— Hola —respondí
Su mirada giró a la pared central donde nuestra foto era lo único que resaltaba, alrededor había acomodado muchos otros porta retratos mucho más pequeño de nuestras familias.
— ¿Lo hiciste sola? —preguntó
— Si —asentí— Bueno, Rose estuvo aquí ayudándome con el taladro para los porta retratos pero básicamente si, el resto lo hice yo —
— Nos vemos realmente felices, ¿No crees? —preguntó rodeando mi cintura con sus brazos. Su mirada no se apartó de la nueva decoración de la pared.
— Realmente felices —acepté— Entonces… ¿Te parece bien? —
— ¿Parecerme bien? —preguntó dirigiendo su mirada a mi— Lo amo —
— Me alegro mucho —admití soltando un suspiro— Temía que no te molestara, que quisieras que lo hubiera consultado contigo —
— ¿Por redecorar nuestra sala? —preguntó— Claro que no, espero nunca llegar y encontrar que derrumbaste medio departamento pero fuera de eso…—
— Prometo que no voy a realizar cambios drásticos sin ti —reí
Edward sonrió besando mis labios.
— No es la primera vez que redecoras frente al cambio de etapas —comentó— Y si es algo que quieres hacer cuentas con mi apoyo, siempre, en lo que sea que quieras emprender —
— Y me gusta que quien venga nos vea allí —admití regresando mi mirada a nuestra nueva pared— Somos el centro, me gusta eso —
— Me gusta que seamos el centro —aseguró recargando su sien en mi cabello
— ¿Qué tal el regreso a trabajar? —pregunté llevándonos al sofá
— Bueno, no puedo decir que tatuar es mejor que tenerte desnuda todo el día —señaló dejándose mimar— Pero extrañaba tatuar, honestamente —
Besé su cuello deslizando mis manos por su pecho, Edward se estiró tomando el control remoto y me lo pasó dejando que pusiera algo para ver. Realmente no prestamos demasiada atención, solo lo utilizamos como ruido ambiente mientras nos relajábamos en el otro.
Cuando el gran día de la celebración de Carlisle llegó todos nos trasladamos a Forks, Rose me ayudó con mi nuevo atuendo mientras que Alice participaba con una videollamada. La había convencido de ir a casa de mis padres y no tentar nuestra suerte más de lo que yo había hecho con nuestro anuncio. Edward nos había cedido su antiguo cuarto y mi amiga realmente se había esmerado, incluso estaba usando zapatos altos. Mi maquillaje era suave pero mis labios estaban pintados de un rojo sangre, idea de mi querida hermana. El vestido era precioso, negro, llegaba a mitad del muslo con un bonito escote y la espalda descubierta, los zapatos eran altos y dorados pero extrañamente cómodos, todo se complementaba con un abrigo negro.
— Estas realmente hermosa amiga —aseguró Rose
— Está sexy —chilló Alice desde mi móvil
— ¿Crees que Edward vaya a tener sus manos para él toda la fiesta? —preguntó Rose divertida
— Eso espero si no quiere alterar a mis papás —comenté
— Espero que no se contenga —habló Alice— Que haga que muestren su verdaderos pensamientos frente a todo Forks —
— No va a pasar, dejen de fantasear —pedí rodando los ojos
Golpearon la puerta y Rose sonrió tomando mi móvil.
— Vamos, abre, debe ser Edward —señaló— Y ambas aquí queremos ver como se le cae la baba —
Alice chilló emocionada cuando mi móvil fue acomodado para que pudiera ver toda la escena. Me ruboricé por completo y me dirigí a la puerta. Abrí sintiéndome completamente nerviosa por la reacción de Edward. Sus ojos me recorrieron por completo.
El realmente estaba hermoso y sexy, pantalón de vestir, camisa blanca y traje negro, sexy, clásico y hermoso.
— Carajo, debí haberte convencido de que las chicas te arreglen antes —gruñó al verme
— He usado vestidos antes —comenté
— Pero amor, esos labios…—murmuró acercándose a mi
— Es a prueba de todo —señaló Rose
— ¿A prueba de todo? —preguntó sin apartar la mirada de mi boca
— Puedes probar que tan resistente es —rio Alice desde el móvil
— Pídeles que se callen —murmuró Edward deslizando su mano por mi mejilla— Porque van a darme ideas —
Mordí mis labios sintiendo el deseo crecer y dejando un pequeño beso en los labios de Edward me giré hacia Rose.
— Gracias por su ayuda —agradecí— Pero creo que ambas deben comenzar a arreglarse —
— ¡El labial promete ser a prueba de sexo Edward! —gritó Alice
La risa de Edward fue baja y ronca.
— Prometo decirles si es resistente —prometió
— Creo que es mejor que me vaya antes de que se quemen —habló Rose divertida— Nos vemos en la fiesta Alice —
— ¡Hasta la noche! —se despidió
Rose finalizó la llamada y dejó el móvil sobre la cama.
— Solo no la despeines Edward —pidió Rose
— No prometo nada —
— Te dejo el labial para que te retoques si lo necesitas —comentó saliendo del cuarto— Nos vemos luego —
— Nos vemos Rose —respondí. Me giré hacia Edward— No vamos a poner a prueba el labial —
— ¿A no? —preguntó acercándose otro poco a mi
— No ahora —negué— Podemos luego de la fiesta si quieres —
— Lo vamos a poner a prueba —aseguró
— ¿Y tienes en mente algo en particular? —pregunté curiosa
Rio sacudiendo la cabeza.
— Necesito mantenerme centrado amor y esas ideas no son recomendables —negó— Pero si, esos labios rojos tienen que verse exquisitos a mi alrededor —
Mis labios se presionaron entre si de pura expectación y Edward atrapó mis labios entre los suyos, su lengua se deslizó por mi boca. Su respiración se hizo pesada al tiempo que su mano se deslizaba por mi muslo bajo el vestido, rosó mi ropa interior.
— ¿Es prudente preguntarte que estás usando? —
— No, quiero que lo descubras luego —señalé— Cuando me desvistas —
Gimió recargando su frente en la mía.
— Estás matándome aquí —admitió
Me aparté de él dirigiéndome al espejo.
— Honestamente me gusta lo que veo —comenté— Esperaba sentirme mal, esperaba sentirme vulgar pero no es así —
— Te vez increíblemente sexy —prometió
— Pero esperaba sentirme mal por aparecer en Forks de este modo —expliqué girándome hacia él— Y no ocurre eso, me siento bien —
— No voy a dejar que te sientas mal —prometió acercándose a mi— Sexy si, excitada si, arrebatadora si —
Sus labios bajaron por mi cuello.
— Edward…—suspiré
— ¿Seguro que no podemos ser algo traviesos antes de irnos? —preguntó apartando su rostro de mi piel
— No podemos —negué apoyando mis manos en sus mejillas— Pero prometo que al llegar soy toda tuya —
— Tu ya eres mía —prometió— Solo que estoy de acuerdo en dejar que este chismoso pueblo vea la increíble mujer que me acompaña hoy —
— ¿Y nadie va a odiarme por haberte atrapado? —pregunté divertida— Me llevó al hombre más lindo del pueblo, al sexy tatuador —
Edward rio besando mis labios.
— Una de mis novias fue de aquí —confesó— Pero lo último que supe es que ya no estaba viviendo en Forks —
— Bueno, quizá seas el amor secreto de alguien —comenté
— Eres tu, solo tu, quien es mi esposa. Créeme que lo último en lo que pienso es en otra mujer —aseguró
Bajé la mirada a su pecho y deslicé mi mano por su camisa.
— Estás realmente hermoso y sexy —
— Vamos a juego —prometió guiñándome un ojo
Besé sus labios de forma lenta antes de finalmente separarme de él, tomé el abrigo que había comprado a último momento antes de regresar a Edward y llevarlo escaleras abajo. Al bajar a la sala Carlisle y Esme ya se habían ido a comenzar a recibir a los invitados, el evento se llevaba a cabo en el hospital.
Mi estómago burbujeaba de los nervios cuando nos detuvimos frente al edificio, conocía a las personas que estaban bajando de sus autos en estos momentos. El motor se detuvo y la mano de Edward apretó mi muslo.
— ¿Lista? —preguntó
Lo miré.
— Estoy aterrada —admití. Sonrió inclinándose sobre mi.
— Y yo —respondió— Pero feliz, ¿Eres feliz a pesar del miedo? —
— Jamás había sido tan feliz —prometí
— Es todo lo que necesitamos bebé —aseguró— Ahora, sabes que voy a besarte, mucho, ¿Cierto? —
— No espero menos —respondí
Su sonrisa se amplió y bajó del auto dirigiéndose a mi puerta, la abrió para mi y con una profunda respiración tomé su mano extendida, se aferró a la mía con fuerza ayudándome a salir.
— Vamos a disfrutar la noche bebé —pidió cerrando mi puerta. Asentí entrelazando nuestros dedos.
Muchas miradas se dirigieron a nosotros, no sabíamos que tanto se había extendido el rumor de nuestra relación, probablemente mis padres no comentaron el hecho pero no había dudas de que la noticia había corrido por el pueblo.
— ¿Quieres saber que están pensando? —preguntó Edward
Sus pazos eran seguros avanzando en la entrada del hospital, caminamos hacia las escaleras que no llevaba al subsuelo que era utilizado para este tipo de eventos.
— ¿Sabes que piensan? —pregunté divertida
— Puedo hacerme una idea —prometió sujetándome con fuerza al bajar las escaleras
— Escucho tus teorías —asentí
Sus labios se movieron contra mi oreja.
— ¿Cómo es que él es tan malditamente afortunado? —inquirió— Y maldición, ¿Eso escondía Bella Swan? —
Solté una risa sintiendo mis mejillas calentarse, algunas sonrisas y saludos comenzaron a dirigirse en nuestra dirección a medida que nos acercábamos al salón principal, respondimos con amabilidad.
— Apuesto que piensan lo mismo sobre mi suerte —respondí
Edward sonrió ampliamente cuando traspasamos las puertas del salón principal, su mano se dirigió a mi cintura aferrándose a mi al tiempo que nos hacía avanzar hacia sus padres sin detener los saludos que brindábamos al pasar.
Nunca bajó su mirada y tampoco lo hice, estaba orgulloso de tenerme a su lado y yo no podía estar más feliz por eso.
— ¡Al fin llegan! —exclamó Esme dándonos un rápido abrazo a cada uno— Están preciosos, ambos —
— Gracias Esme —asentí
— Felicidades papá —habló Edward
Carlisle recibió el abrazo de Edward con una amplia sonrisa antes de recibir el mío.
— Te lo mereces Carlisle —prometí
— Gracias cariño —agradeció— Y déjame decirte que te ves preciosa —
— Se ve realmente preciosa —aseguró Esme
— Se lo he hecho saber muchas veces —prometió Edward apretando su agarre en mi cintura
Mis mejillas se ruborizaron y los labios de Edward se posaron sobre mi frente.
— Han invitado a muchas personas —señalé
— Muchos conocen a este hombre —respondió Esme divertida— Y prácticamente todos han sido atendidos por él en algún momento —
— ¡Hola! —habló Alice llegando a nosotros
— Hola Alice —saludé
— Señores Cullen —saludó amablemente
— Alice, olvida los buenos modos —pidió Edward rodando los ojos— O voy a enfadarme —
— Alice cariño, hazle caso a Edward —pidió mamá— Nos ha hablado mucho de ti estos años —
— Espero que sea algo bueno lo que has dicho cuñado —comentó Alice
— Lo es cuñada, lo prometo —
Alcé la mirada viendo a mis padres, sus rostros no estaban necesariamente felices.
— Allie —hablé suavemente. Se giró viendo a mis padres.
— Solo vengo a saludar —comentó— No quiero crear más tensión, pero debía mostrar mi apoyo público —
— No te metas en problemas por nosotros enana —pidió Edward— Tú sigues allí con ellos cuando vienes a Forks —
— Bueno, no por demasiado tiempo —negó— Pero en fin, mi apoyo está dado —
— Alice, búscanos si necesitas algo —ofreció Carlisle— Ahora somos familia, ¿De acuerdo? —
— De acuerdo —asintió Alice— Y hermana, tenías razón, no necesitas la suerte —
— Lo sé —sonreí. Alice nos brindó una amplia sonrisa antes de regresar con mis padres.
— ¿Qué es eso de la suerte? —preguntó Edward de forma curiosa
— Alice se molestó porque tu me ayudaste a elegir mi vestido cuando nos casamos —expliqué— Porque eso nos trae mala suerte, le dije que no la necesito, ya te tengo a ti —
La mirada de Edward se volvió intensa, alzó una de sus manos rosando mi mejilla.
— No, no necesitamos suerte —negó— Yo también te tengo a ti —
Sus labios besaron los míos de forma suave y superficial, aferré mi mano a su saco reteniéndolo otros pocos segundos contra mi. Su mirada continuaba siendo intensa, parecía desbordase de felicidad y eso calmó la tormenta en mi interior.
Edward me había besado frente a mis padres, frente a todo Forks, donde siempre había aparentado ser todo lo que se esperaba de mi y aunque debía darme miedo que la imagen que había trabajado por tantos años finalmente se destruyera nunca me había sentido más feliz y autentica.
— Entonces… ¿Qué tal va el nuevo puesto? —pregunté liberándome de la mirada de Edward y trasladando la atención a Carlisle
Edward besó mi cabello dirigiendo también la atención a su padre, el verdadero motivo de nuestra presencia aquí.
Edward's P.O.V
Luego de la primera hora la situación comenzó a fluir con menos tensión, las miradas habían dejado de dirigirse a nosotros poco a poco y Bella había logrado comenzar a disfrutar la fiesta. Por supuesto que para el brindis mi padre había logrado atraer la atención hacia nosotros nuevamente incluyendo a Bella como mi esposa en su discurso. Las miradas nuevamente se habían dirigido a nosotros y ninguno de los dos había bajado la mirada, Bella parecía realmente orgullosa de ser llamada mi esposa y no había notado lo mucho que eso aún me preocupaba. Temía que las inseguridades que el tiempo había causado en mi pronto desaparecieran, no quería que Bella las notara.
Cuando una cinta dorada de las que se habían soltado en el brindis se enredó en el zapato de Bella me incliné para quitarla. Bella se sujetó de mis hombros y deslicé mis dedos por la piel de sus tobillos y sus pantorrillas más de lo necesario. Sus manos se aferraron con mayor fuerza y alcé la mirada. Sus mejillas estaban completamente ruborizadas. Di un apretón a su pantorrilla antes de alzarme nuevamente y dejar un pequeño beso en sus labios.
Nuestro juego había sido extremadamente inocente pero siendo Bella Swan quien lo protagonizaba había sido todo y más de lo que había podido esperar.
Durante la noche Alice logró liberarse de sus padres y raptó a Bella junto a Rose, me mantuve con mis padres unos cuantos minutos antes de aburrirme y comenzar a deambular por las afueras del salón principal. Siempre me había gustado este lugar, aunque podía ser visto como un edificio triste aquí siempre había visto a mi padre como un superhéroe que curaba a las personas y aunque ahora sabía que no siempre las cosas salían bien Carlisle siempre había sido un ejemplo a seguir para mí.
— ¿Estás satisfecho? —habló una voz a mis espaldas. Me giré viendo a René.
— ¿Por tener a su hija de mi mano? —pregunté— Si, por supuesto, es mi esposa —
— Por la escena que armaron —respondió— Tocarla de ese modo frente a todos no es propio de un caballero, no es propio del esposo que quería para ella —
— Quité una cinta que se enredó en su zapato —expliqué con calma
— La forma en que lo hiciste fue sucio —respondió— Lo que un hombre como tú, sin valores, hace es quitarle el valor a la mujer a su lado, ensuciarla —
— Yo no la ensucio —negué— Solo dejo que el mundo vea el brillo en ella, lo increíble que ella es —
— ¿Qué puedes saber tu de lo que daña o no a una mujer? —insistió— Eres un hombre, hay un único pensamiento en tu mente y es mi deber como mujer y madre instruir a Bella —
— René, el día que entienda que Bella vale como mujer tenga o no sexo va a poder dejar de lastimar a sus hijas como lo hace —expliqué
— Yo las protejo de hombres como tu —gruñó— ¿Cuánto crees que vas a durar a su lado? ¿Cuánto te va a llevar aburrirte de ella? —
— El matrimonio nunca fue un objetivo en mi vida pero si lo considero un compromiso para siempre —comenté — Mis padres se casaron para siempre, también yo, pero si me cree o no, no me importa —
— Yo voy a ir tras mi hija cuando tu la botes luego de haberla usado hasta el cansancio —
— Yo no uso a Bella —negué— Yo la amo, la adoro, la venero, la sano, la protejo de personas prejuiciosas como usted, como todo este maldito pueblo —
— Eres una decepción para tus padres —aseguró. Sonreí acercándome a ella.
— Eso sirve para manipular a Bella —acepté— Pero no a mi, mis padres siempre me han dicho lo mucho que yo valgo. Distinto es que usted no les haya dicho a sus hijas que eran valiosas pero descuide, el día que yo tenga a mis propios hijos les voy a repetir hasta el cansancio lo valiosos que son, cosa que usted nunca hizo —
— Pobres de esos niños —señaló
— Esos niños van a ser sus nietos René —hablé— Bella y yo somos para siempre, pero descuide, yo si voy a amar a mis hijos —
Me aparté de ella caminando hacia el salón nuevamente.
— No lo voy a permitir —habló— Jamás voy a dejar que mi hija tenga hijos contigo —
— Por fortuna no es decisión suya —señalé— Ya nada de la vida de Bella es decisión suya —
Crucé la puerta que me llevaba al salón, me había desquitado unos cuantos comentarios pero realmente no quería arruinar la noche de mi padre ni alterar a Bella.
Caminé hacia mi esposa que estaba junto a mis padres y algunos colegas del trabajo de papá. Pasé un brazo por los hombros de Bella acurrucándola contra mi.
— Ah, hablábamos de ti —comentó uno de sus colegas. No recordaba su nombre— Estaba felicitando a Bella por su matrimonio —
— Gracias —asentí
— Y tu madre te acusaba de que fue sin ella —señaló su esposa
— No hubo nadie en realidad —reí
— Lo único que los salvó fue las bonitas fotografías que nos trajeron —aseguró mamá
— ¿Las que tu presumiste por todo el hospital? —preguntó Mark, otro doctor, viendo a mi padre
Bella soltó un jadeo.
— ¿Qué tu hiciste qué? —pregunté a papá divertido
— ¿No se podía? —indagó papá
— Se podía, por supuesto —asentí— ¿Cierto amor? —
— Claro que si —aseguró Bella
Besé la sien de Bella escuchando todo lo que mi padre había presumido nuestras fotos, no pude evitar rodar los ojos pero debía darle las gracias a mi padre en cuanto tuviera la oportunidad.
— Entonces, ¿El vestido lo eligieron juntos? —preguntó la mujer de Mark
— Si, así es —asentí— No quisimos seguir con esa tradición —
Bajé mi mirada a Bella y su ceño estaba fruncido, miré en dirección a donde ella veía. Alice y su madre estaban hablando, Charlie estaba a su lado con los brazos cruzados. Honestamente yo no podía notar ningún tipo de tensión pero sabía que Bella si.
— ¿Crees que ocurra algo malo? —pregunté
Varias miradas de nuestro grupo se dirigieron hacia ellos.
— Yo no noto nada extraño —aseguró papá
— Porque saben disimular bien —expliqué
Alice bajó la mirada y se apartó de sus padres saliendo del salón.
— ¿Debería ir? —preguntó Bella— Eso solo podría alterarlos más —
— No vamos a dejar a Alice sola —negué tomando su mano y realizando el mismo camino que Alice había hecho.
— ¿Dónde diablos fue? —preguntó mirando en ambas direcciones fuera del salón
— Ven, esta escalera nos saca al patio interno —comenté llevando a Bella por las escaleras a la derecha— Si quiere un tiempo a solas es el lugar ideal —
Bella me siguió dejándose guiar al patio que hacía de pulmón interno del hospital, salimos al exterior y encontramos a Alice sentada sobre uno de los bancos.
— ¿Alice? —habló Bella acercándose lentamente a su hermana
— ¡Bella! —chilló poniéndose de pie y aferrándose a Bella
— Todo está bien Alice —prometió Bella acariciando el cabello de su hermana. Sus ojos estaban en mi rostro— ¿Qué ocurrió? —
— No lo sé, mamá llegó y comenzó a hablar de ti y de Edward —explicó. Bella secó las mejillas de Alice con suavidad— Intenté defenderlos, decirles que era su vida, que estaban casados y ella simplemente respondió que esperaba que yo nunca fuera como tu y que nunca me dejara manipular por un hombre —
— Allie…—murmuró Bella. Alice sacudió la cabeza.
— Le respondí que esperaba encontrar un hombre tan bueno como Edward y no pude evitar pensar en Jasper —admitió— En lo que él va a tener que escuchar cuando les diga de nuestra relación, quiero hacerlo ya, quise hacerlo en ese mismo instante pero no quise exponerlo de ese modo, él ni siquiera asistió al evento pero sus padres si están aquí —
— Está bien Alice, ya pasó —prometió Bella— No debiste habernos defendido, solo hacer como si nunca hubieran hablado —
— Yo no puedo hacer eso —negó Alice— Siento que los traiciono si hago eso —
— Ya hermanita, relájate —pidió Bella volviendo a acurrucar a Alice
— No sé qué ocurrió, estaban molestos pero de un momento al otro ella simplemente comenzó a despotricar contra Edward —explicó Alice
Hice una mueca, sabía por qué René había comenzado a comportarse así.
— Eso es mi culpa, probablemente —admití— René se acercó a mi hace unos minutos, no pude evitar responderle —
— ¿Qué te dijo? —preguntó Bella. No fui del todo sincero con las palabras que utilicé al comentarle lo que habíamos hablado— Lo siento, no quería que te hablara así —
Bella extendió una mano hacia mí y la tomé acercándome a ellas, rodeé la cintura de Bella con mi brazo y apoyé mi mano en el cabello de Alice.
— Yo no creo en sus palabras —aseguré— No dejen que sus palabras las afecte tampoco, solo tiene poder cuando ustedes se lo dan —
— Luego de esta noche no sé cuándo vaya a volver a Forks —admitió Alice— Cada vez resisto menos el verlos —
— Ven con nosotros el resto de la fiesta —pedí— Ven a unirte a nuestra conversación —
— Solo va a lograr que se enfaden más —negó Bella
— Ya la lastimaron, ¿Qué importa que se enfaden más? —insistí
Bella bajó la mirada y apreté el agarre que tenía sobre ellas.
— Edward tiene razón —asintió Alice— Quiero estar con ustedes —
— Así se habla cuñadita —respondí— Además, parece que papá presumió a todo el hospital de nuestras fotos, ven a escuchar las historias —
Alice soltó una risita y asintió, Bella sonrió relajándose un poco. Besé la frente de Bella y las llevé dentro del edificio nuevamente. Noté como muchas miradas se posaban sobre nosotros pero las ignoré por completo y mantuve el agarre sobre ambas. Yo no era quien iba a mantener la estúpida fachada de familia perfecta que Charlie y René querían mantener, no si lastimaban a las chicas frente a mí.
Noté como a Bella tomó trabajo dejar ir a su hermana al finalizar el evento, Alice siempre mostró su sonrisa pero había aprendido a leerla. Bella y yo dejamos el hospital primero que mis padres, estaba agotado física y mentalmente, habíamos conducido desde Seattle y luego enfrentar la situación de los padres de Bella y reprimir todo lo que quería decirles no era fácil. Amaba a Bella más que a nada y realmente quería mucho a mi pequeña cuñada, odiaba no poder hacer más.
Al llegar a casa Bella tomó mi mano llevándonos directamente a la habitación, me dejó en la cama y se dirigió al baño con una bonita sonrisa y un guiño. Reí sentándome sobre la cama, probablemente la parte más divertida de la noche estaba iniciando y realmente para esta parte no estaba agotado.
La observé atentamente al volver a la cama, se había soltado el cabello y sabía que su labial acababa de ser aplicado nuevamente.
— ¿Quieres saber que tan resistente es? —preguntó deslizando sus manos por mis mejillas— ¿O prefieres dormir? —
— Dormir no es lo que tengo en mente —negué
Sonrió besando mis labios y comenzó a soltar mi corbata, sus dedos desabrocharon uno a uno los botones de mi camisa y tiró de ella sacándola junto al saco. Se movió pasando sus piernas a cada lado de mi cintura y la sujeté del culo por debajo del vestido aferrándola contra mi, comenzó a mecerse contra mi excitación soltando suaves suspiros y mordisqueando mis labios.
— No me muerdas —pedí— Porque quiero hacer lo mismo y no creo que sea resistente a mordiscos ese sexy labial —
— Entonces, supongo que me quieres a tu alrededor antes de seguir —comentó divertida
— Solo si quieres —prometí. Sonrió deslizando sus manos por mi pecho hasta llegar a mi pantalón, tiró del botón y bajó el zíper— ¿Con vestido o sin vestido? —
— Quítatelo, quiero verte —pedí
Se bajó de mi y se giró dejando que baje el zíper, el vestido calló a sus pies y se giró. Mi mirada se paseó por su ropa interior, era un conjunto negro con esas sexys transparencias que tan loco me volvía. La sujeté de la cintura atrayéndola a mi y atrapé uno de sus pezones entre mis labios por sobre la tela. Soltó un chillido de sorpresa que se volvió un gemido a medida que las succiones de mis labios se volvían más seguras.
Deslicé mis manos por sus muslos y dirigí mis dedos a su intimidad, aparté la tela deslizando mis dedos por su humedad invadiéndola con dos de mis dedos. Bella soltó un gemido echando la cabeza hacia atrás, mi pulgar presionó su clítoris a medida que mis dedos se movían con más rapidez en su interior.
— Edward —gimió. Su cuerpo se contrajo y cambié de pezón escuchando su orgasmo.
Su respiración era rápida cuando se apartó dejando mis dedos deslizarse fuera, sus labios me besaron antes de caer frente a mi de rodillas.
— Carajo bebé, te ves tan sexy —prometí
— Tu también —prometió. No pude evitar el gemido que salió de mis labios.
Bella liberó mi miembro de su prisión y sus labios rojos envolvieron mi punta. Me aferré al cobertor de la cama sin poder apartar mi vista de sus labios tomándome más profundamente, un amplio gruñido salió de mi pecho cuando estuve casi completamente en ella.
Los movimientos comenzaron suaves, desquiciándome cada vez más. Requirió mucho de mi no cerrar los ojos pero ella era un espectáculo que no me podía perder. Deslicé mis manos por sus hombros hasta su cabello entrelazando mis dedos, guié sus movimientos de forma suave pero desesperado por mayor velocidad.
— Apártate bebé, por favor —supliqué
Sus ojos se alzaron a los míos sin detener sus movimientos.
— Bella, por favor —repetí
Sus labios se aferraron con más fuerza a mi y simplemente estallé. Mis dedos tiraron de su cabello con más fuerza de la esperada y no pude detener mi gemido. Me dejé caer en la cama con la respiración completamente agitada, todo mi mundo daba vueltas y mi cuerpo temblaba de la fuerza del orgasmo. Bella se acurrucó a mi costado y me aferré a lo que encontré contra mi, sus dedos.
— ¿Estás bien? —preguntó suavemente
— Soy el hombre más feliz del mundo —admití. Soltó una suave risa besando mi hombro.
— Sabes bien —admitió
— Dame un minuto, por favor —supliqué cerrando los ojos— Creo que si dices esas cosas mi cuerpo es capaz de estar listo pero mi corazón no —
Bella rio nuevamente dejando pequeños besos en mi hombro.
— Te amo —señaló
Abrí los ojos dirigiendo mi mirada a su rostro.
— Y yo bebé —prometí
Se alzó besando mis labios y rodeé su cuerpo con mis brazos. Nos mantuvimos unos cuantos minutos allí recuperándonos de nuestros primeros movimientos antes de que finalmente me moviera acomodándonos en el centro de la cama.
Quité su ropa interior entre suaves besos a su piel y lamí su muslo, sabía finalmente donde quería mis iniciales cuando ella decidiera que quería tenerlas. No iba a decírselo por ahora.
Adentré mi lengua entre sus pliegues disfrutando de ella y sus sonidos.
— Ven, por favor, ven —pidió tirando de mi cabello
Subí mis labios por su estómago, besé sus senos y alcancé finalmente sus labios.
— ¿No lo hacía bien? —pregunté
— Increíble —prometió— Pero han sido demasiados juegos por hoy —
Sus piernas se separaron dejándome el camino libre, me acomodé en su entrada y besé sus labios al tiempo que me deslizaba fácilmente en su interior. Entrelacé nuestros dedos y alcé sus manos por sobre su cabeza, recargué mi frente en la suya y poco a poco aumenté la velocidad de mis movimientos. Sus piernas se aferraron con fuerza a mi espalda ayudándome a entrar cada vez más rápido, cada vez más profundo.
Dirigí mis labios detrás de su oreja y bajé una de mis manos a nuestra unión, froté suavemente su clítoris con mis dedos.
— Gracias por esta noche —murmuré— Gracias por amarme —
— Edward —lloriqueó
— Te amo esposa —
— ¡Te amo! —gimió
Sus palabras retumbaron en mi interior a la vez que su cuerpo me aprisionaba, mi cuerpo se contrajo y pronto la acompañé en su orgasmo.
Acurruqué a Bella contra mi pecho y solté un suspiro besando su cabello.
— Bebé, ¿Has pensado en hijos? —pregunté suavemente
— Honestamente no —negó— ¿Tu? —
— Nunca había estado con una persona con quien lo considerara —admití— Pero hoy me vi a mi mismo diciéndole a tu madre que los quería —
— ¿Qué tanto le dijiste? —indagó
— Solo que yo si iba a decirles a mis hijos lo muy valiosos que son —señalé. Bella se apretó contra mi— Entonces, ¿Los has considerado? —
— Antes de ti los hijos parecían ser mi triste futuro —comentó— Algo que se esperaba de mi, sabía que iba a amarlos pero temía cometer todos los errores que mis padres cometieron y no saber cómo evitarlo —
— ¿Y ahora? —
— Ahora aprendí a separarme de sus patrones —habló apartándose lo suficiente para verme— Ahora estoy junto a un hombre que fue criado en libertad y que sé va a poder enseñarme a criar con esa libertad —
— ¿Entonces los querrías conmigo? —insistí
— Ya no estoy cerrada a la idea —confesó— Y definitivamente no los consideraría un triste futuro pero ciertamente no es algo que quiera pronto —
— Descuida, tampoco pensaba en que fuera pronto —aseguré besando su frente— Solo era algo que quería saber —
— Y voy a necesitar ayuda, que me expliques como hacerlo —señaló
— Shh, para eso falta mucho mi amor —prometí besando sus labios— Por ahora centrémonos en el presente, solo era curiosidad, ¿De acuerdo? —
— De acuerdo —aceptó
— Pero cuando estemos listos te prometo que no voy a dejarte sola —hablé
Bella's P.O.V
Un par de semanas habían pasado desde la celebración de Carlisle y debía admitir que estar casada no cambiaba absolutamente en nada mi vida, la única diferencia es que finalmente vivía oficialmente con Edward pero ciertamente previo a el cambio civil nosotros habíamos poco a poco ido uniendo nuestras rutinas y nuestras economías. Hubo un par de discusiones, por supuesto, sobre como pagar la renta y los servicios, no habíamos llegado a un acuerdo pero esperaba que en el próximo mes Edward dejara que yo pusiera dinero, esta semana había ido yo a hacer la compra semanal. No había estado muy feliz al llegar a casa pero finalmente se le había pasado la molestia cuando notó que dentro de mis compras estaba un conjunto de lencería.
Había estallado en risas cuando la mañana siguiente encontré una tarjeta sobre la mesa de noche con un simple cartel sobre ella "puedes pagar la comida si quieres, la lencería va a mi cuenta".
Las clases estaban por comenzar y finalmente había logrado hacer la inspección que quería sobre lo que aún se mantenía en mi viejo departamento, ya estaba clasificado entre lo que quería llevar y lo que quería donar, las donaciones ya estaban debidamente empaquetadas y pronto iban a ser llevadas a Forks.
La sala de mi viejo departamento estaba plagada de cajas en distintas pilas, el departamento iba a quedarle a Alice y muy probablemente Jasper se murada pronto también aquí, a escondidas de mis padres, por supuesto. Aún no sabía cómo iban a lograr eso pero como siempre mi hermana había sido mucho más aventurera que yo.
El timbre del departamento sonó, dejé la pila de libros que estaba guardando y me acerqué a la puerta mirando por la mirilla. Mi corazón comenzó a latir rápido viendo a mi madre del otro lado. Me debatí entre abrir o no hacerlo, no me había enfrentado a mis padres sin tener a Edward a mi lado pero el timbre sonó con fuerza otras tres veces. Tomando una profunda respiración abrí la puerta.
— Hola mam —
— Nada de hola mamá —negó René entrando al departamento
— ¿Qué ocurre? —pregunté cerrando la puerta
— ¿Qué ocurre? ¿Tienes el descaro de preguntarme eso? —
— Dije todo lo que tenía que decir cuando fui a verlos —señalé
Mi corazón latía apresuradamente.
— Escuché rumores, me dijeron que te habían visto con él y no les creí —explicó
— ¿Lo sabías? —
— Les dije que mentían, que era imposible que fueras tu —señaló
— Debiste habérmelo dicho —respondí— No fui la única que negó lo innegable —
— ¡Te perdoné la primera vez Isabella! —exclamó— Pero tienes otro hombre, ¡Te entregas nuevamente a otro hombre! —
— Mamá, cálmate —pedí acercándome a ella
— ¡No te atrevas a acercarte! —gritó— ¿Qué clase de mujer eres? ¿Una zorra? ¡Yo no crié a mi hija para que se acostara con todos los hombres! —
— No me digas de ese modo —pedí— No soy ninguna zorra, solo hago lo mismo que hace cualquier mujer —
— ¡Cualquier mujer degenerada! —exclamó— ¡Cualquier mujer que abre las piernas! ¡Y además es Edward Cullen! Ese chico es una vergüenza para su familia y para ti, tatuado y sin estudios —
— Es mi esposo —respondí
— ¿Esposo? No me vengas con estupideces, no creo nada de lo que dices —
— Te lo dijimos cuando fuimos a casa —señalé— Me casé en las vegas —
No esperaba su siguiente movimiento, no esperaba la cachetada que me soltó.
— ¡Eres una puta! ¡Solo las putas se casan en las vegas! —
— Vete —pedí cubriéndola mejilla con mi mano — Vete ahora —
— ¡Tú te vienes conmigo! —
— Soy adulta y una mujer casada —señalé reteniendo mis lágrimas— Vete antes de que llame a la policía —
— No voy a dejar a Alice contigo —
— ¡Vete! —grité— ¡Alice también es mayor de edad! —
— ¡Esto no se va a quedar así Isabella! —gritó yéndose del departamento
Temblé sintiendo golpe del portazo. Tomé mi móvil de forma temblorosa y me deslicé por la pared sintiendo mis lágrimas caer, marqué a Edward.
— Hola bebé —saludó Edward
— Ven a mi departamento —pedí— Mamá estuvo aquí, ven por favor —
— Voy para allá —respondió rápidamente— ¿Estás bien? ¿Sigue allí? —
— Se fue —expliqué— Ven —
Edward's P.O.V
La sangre hervía en mis venas temeroso de lo que esa mujer podría haber hecho, salté del volvo subiendo rápidamente hasta el departamento de Bella y entré buscándola. La encontré hecha un ovillo contra la pared de la sala. Me apresuré a ella poniéndome a su altura y acurrucándola sobre mi pecho.
— Estoy aquí bebé, estoy aquí —prometí— Dime que te dijo, que hizo—
— Dijo que solo las putas se casan en las vegas —murmuró
— No hagas caso a lo que ella dice, no lo hagas —pedí frotando mi pulgar en su mejilla
Bella gimió adolorida. Me aparté revisándola, mi vista se puso roja viendo el morado que comenzaba a salir en su mejilla.
— Va a lamentarlo —gruñí
— Se ve peor de lo que es —respondió
— Bella, realmente voy a matarla —prometí
— No vas a hacerlo porque yo acabo de hacerle lo peor que puede ocurrirle —señaló con tono fuerte— Ya no tiene control sobre mí, no soy la perfecta mujer que ha criado y eso es lo peor que le puede pasar —
— Bella…—gruñí
— Abrázame —pidió— Solo eso quiero, en un momento tengo que llamar a Alice para advertirle pero por ahora solo abrázame —
Obedeciendo su pedido la acurruqué contra mi pecho, escondió el rostro en mi cuello y tragué pesado intentando reprimir toda la impotencia, el dolor y el odio que estaba sintiendo en este momento. Me centré solo en Bella, en darle lo que ella necesitaba.
Grupo en face: El secreto mundo de Nani Cullen
www . facebook . c o m groups / 350954842735251
¿Les quedaba esperanza sobre René?
