Capítulo 2
Trabajos forzados
Elisa se volvió a la Sala Comuna con una sonrisa en los labios. Siempre que veía a Sirius se quedaba con esa estúpida sonrisa. Hacía dos años que se conocían, des de que coincidieron en clase de Transformaciones. Pero era des de hacía un año que se habían hecho buenos amigos. Amigos como los que no hay. Y ello la hacía feliz.
Parte del problema de aquella amistad era que sus amigas también se habían dado cuenta. Y no paraban de preguntarle qué era exactamente lo que había entre ellos. Ella contestaba que simplemente eran amigos, pero no la creían. La verdad era que el chico le hacía gracia (o sea, que le gustaba bastante), pero Elisa no quería reconocerlo. ¿Por qué? Misterio.
Sirius era uno de los chicos del colegio que más éxito tenía con la chicas. Era muy simpático, agradable, y, sobre todo y más que nada en este mundo, guapísimo. Era fácil establecer amistad con él. Pero con la chica que Sirius tenía más confianza era Elisa. Coincidían en muchas cosas y estaban muy compenetrados.
El otro problema era que a Elisa, de vez en cuando, deseaba algo más que una simple amistad. Pero no tenía ni la más remota idea de qué era lo que pensaba Siurius. A veces creía que sentía lo mismo que ella... otras, cuando lo veía tan simpático con otras chicas, pensaba que era lo contrario. Ella no se atrevía a preguntar porqué sabía que podía estropear su apreciada amistad. Y no quería perder por nada del mundo lo único que tenía de él. O eso creía.
_*_*_*_
Elisa estaba en el ibernáculo, en clase de Herbología, con el curso de Slytherin. La profesora estaba explicando algo de plantas -evidentemente- a las que Elisa no prestaba ninguna atención. Quizá escuchase un poco, porqué si no, luego no sabría lo que tenía que hacer...
-... esto es lo que teneis que hacer. Poneos por parejas y comenzad a trabajar.
Quando ya era demasiado tarde, Elisa se dio cuenta que Katrina –su amiga del alma- ya se había largado con el chico de sus sueños para hacer el trabajo. Elisa miró aterrorizada la clase, ¡no había nadie con quién pudiese trabajar! Excepto... un Slytherin solitario con expresión sombría –en realidad, todos ellos eran así-. Comprendía perfectamente porqué los Gryffindor les tenían tanta manía... eran tan oscuros... y desagradables. Aunque eso era solo lo que se veía a simple vista. No tenía el gusto de conocer a ninguno personalmente... ni ganas que tenía. En 6 años cursando en Hogwarts no había tenido la necesidad de dirigirles la palabra. Hasta aquel día.
Elisa se acercó al chico cautelosa.
-¿Tienes pareja? –preguntó ella tímidamente.
-No –contestó él fríamente.
-Entonces creo que deberíamos trabajar juntos. Somos los únicos que estamos sin emparejar... tú ya me entiendes –añadió Elisa rápidamente al ver qué cara le ponía.
-Sí –murmuró él poniéndose a la faena.
Elisa esperó que deijera algo más, pero espero en vano.
-¿Es que tú sólo sabes decir sí o no?
-No.
-Ya. ¿Y cómo te llamas?
-Severus Snape.
¡Severus Snape! Aquél era el peor enemigo del grupo de Sirius. ¿Cómo no había caído antes? Era evidente.
-¿Tú eres al que tiene tanta manía Sirius Black, no?
-¿Y tú eres su novia, no?
Elisa se quedó sin habla. Pero... ¡¿Cómo se atrevía?! ¡Inútil y estúpido Slytherin!
-Quién... ¿quién te ha dicho eso? –preguntó al cabo de un rato Elia, cuando ya se hubo tranquilizado un poco.
-Encanto, debes saber que de cualquier cosa que hagan los Gryffindor se entera el resto del colegio. No pueden vivir sin llamar la atención.
-No olvidemos la soberbia de los Slytherin –replicó Elisa irritada.
-Tampoco olvidemos la irrelevancia de los Ravenclaw. Apuesta a que querías ser una Gryffindor.
-Afortunadmanete, los Ravenclaw no tenemos tanto orgullo. Y ahora, por favor, podríamos hacer esto de las plantas.
-Vaya, ¿no erais vosotros los inteligentes?
-Mira... no me apetece discutir contigo. Y el hecho que les tengas manía a los Gryffindor y que yo sea amiga de uno de ellos, no te da derecho a meterte conmigo.
-Usted disculpe.
-Menos coña, ¿eh?
-Está bien. Vamos a trabajar.
En aquel preciso instante, sonó la campana. La clase había acabado. Elisa maldijo por lo bajo su mala suerte.
La profesora se puso a revisar el trabajo que habían hecho dando su visto bueno. Hasta que llego donde estaban Snape y Elisa.
-¿Donde han escondido su trabajo? –dijo sin una pizca de broma. Su cara más bien daba miedo.
-Es que... no lo hemos hecho –contestó Elisa tímidamente.
-Oh. Muy bien. Pues ahora les recompensaré por su labor. Quiero que me hagan cincuenta pergaminos sobre la flor tropical de la que hemos hablado hoy. Quiero que el trabajo sea perfecto. Si no, no lo recogeré.
Ambos suspiraron entre resignados y enfadados.
-Ah, y quiero que el trabajo sea conjunto.
Snape y Elisa miraron a la profesora atónitos.
-Pero...! –intento quejarse la profesora.
-Podeis marcharos.
-!Lo siento Elisa, de verdad que lo siento mucho! Pero si hubieses visto lo guapo que estaba esta mañana Robins...
-Katrina... le ves cada día.
-Lo sé... pero no me canso de mirarlo.
-Bueno. Será mejor que me vaya a la Biblioteca a hacer el trabajo.
-Iría contigo, pero he quedado con Robins.
-No importa, Katrina, lo comprendo.
En realidad Elisa no lograba comprenderlo, pero sabía que Katrina estaba muy colgada por Robins (un chico de su misma clase). Así que Elisa se fue a la Biblioteca sola por su cuenta.
Elisa estaba leyendo un libro de Herbología en la Bibioteca. Estaba buscando infromación sobre el trabajo que debería de estar haciendo con Snape. Pero no le apetecía nada volver a hablar con aquel personaje. Sería lo último que haría en aquel mundo.
De repente, alguién dejó caer un montón de libros encima de su mesa. Elisa se asustó i miró sosprendida al gracioso.
-Snape –siseó Elisa con enojo.
-¿Se puede saber qué haces?
-Leer un libro, ¿que no lo ves?
-De herbología. Sobre plantas tropicales. Del tema que teníamos que hacer juntos. Dime, ¿pensabas comentarme algo?
-Pues no –contestó Elisa secamente.
-Pues quieras o no, lo haremos juntos. No tengo ninguna ilusión de suspender Herbología.
-¿No?
-No.
Elisa volvió a ponerse a leer, pero no pudo concentrarse. Sabía que tenía la mirada de Snape clavada en su nuca.
-¿Qué? –dijo Elisa exasperada.
-Eso digo yo, ¿qué?
-Mira Snape, me da igual lo que...
Elisa paró bruscamente cuando vio entrar a Sirius en la Biblioteca. Iba a levantarse para hablar con él y que la ayudase a deshacerse de Snape. Cuando, de repente, apareció de la nada una rubia exhuberante que cayó a los brazos de Sirius. Sirius se quedó algo cortado, pero sonrió. La chica le dijo algo y James (que estaba detrás suyo) le clavó un codazo con una mirada pícara.
Elisa dio un respigno y se giró hacía Snape, que la había estado observando. Elisa notó como se ponía roja.
-¿Qué miras? –preguntó Elisa bruscamente.
-Tendrías que haberte visto la cara que has hecho cuando ha aparecido la rubia y ha abrazado a tu novio.
-¡Ya te dije que no es mi novio! –exclamó ella un poco más alto de lo que debía (dado que estaban en una Biblioteca, bastante alto).
Elisa pudo ver como toda la Biblioteca se giraban todos hacía ella. Incluído Sirius.
Cuando Sirius vio quien estaba sentado junto a Elisa, hizo una señal a James para que le siguiera (era evidente que Sirius ya se había librado de la rubia). Elisa lanzó una mirada asesina a Snape a lo que él solo se encogió de ombros. Después de todo, era ella la que había hablado más alto de la cuenta.
-¿Te está molestando? –le preguntó Sirius cuando estuvo a su lado.
-La verdad es que... –empezó a decir Elisa, pero se cortó cuando una larga melena rubia la hizo cambiar de idea- estábamos haciendo un trabajo. Y... tratando así de cerca con Snape veo que es un magnífico compañero.
Snape miró desconcertado a Elisa. Elisa le pisó el pie haciéndole una mirada de adertencia.
-!Ui, sí! Nos hemos hecho muy amigos –disimuló (bastante mal, por cierto) Snape.
Sirius y James se miraron mutuamente con una mezcla de sorpesa y asco.
-Elisa...
-¿Qué?
-¿De verdad que no te está molestano?
-De verdad de la buena –contestó ella dando como acabada la conversación.
Sirius fulminó a Snape con los ojos. Snape le devolvió una sonrisa maliciosa. Elisa volvió a pisar a Snape y rápidamente volvió a ponerse serio.
-Vamos –murmuró James estirando de Sirius, que se había quedado en una espercie de shok.
Quando ya estuvieron a cierta distancia, Elisa suspió aliviada. Hasta que se dio cuenta de la cara de pocos amigos que tenía Snape.
-Como vuelvas a pisarme... no dudes que te la devolveré.
-¡Venga, hombre! No me digas que no te ha gustado la cara de rabia que ha hecho Sirius.
-Celosía.
-¿Cómo?
-Digo que estaba celoso. Igual que que tú cuando has visto a la chica que lo abrazaba.
-Ya te he dicho que no...
-Está bien, está bien. ¿Nos ponemos a trabajar ya?
-Sí. Pero que conste que solo lo hago porqué me has ayudado.
-Digas lo que digas yo sé que es cierto.
-¿El qué?
-Que sois pareja.
-Mira, como vuelvas a hablar de ese tema, olvídate de terminar Hogwarts.
-Eres tozuda, eh?
-Y tú pesado, eh?
-A ver qué es lo que dice este libro –dijo Snape cambiando de tema y cogiéndo el libro que tenía en las manos Elisa.
_*_*_*_
-Tengo que reconocer que el trabajo es prácticamente perfecto. Muy bien, no les descontaré puntos. Pero pueden contar con que si no vuelven a hacer los trabajos cuando toca les suspenderé. ¿Ha quedado claro?
-Sí –dijeron a la vez Snape i Elisa.
Elisa volvió a su sitio con un peso menos encima. Ya no tendría que volver a hablar con Snape. Almenos eso pensaba.
Quando salió de la clase, Snape la la llamó. Elisa le esperó de mala gana.
-Al final lo hemos conseguido, ¿no?
Elisa lo miró escéptica.
-¿Quieres algo?
-No –contestó Snape algo cortado-. Pero ya sabes, que cuando quieras hacer la punyeta a Black y a Potter aquí estoy yo.
-Ni lo sueñes. No quiero tener nada que ver contigo.
-Haz lo que quieras –replicó con enfado y, algo que Elisa quiso creer que era dolor (aunque desechó en seguida tal idea, pues no creía que una ser com aquél pudiese tener sentimientos).
___________^^^^^^^^^^^^^^^^^^___________
N.A.: Bueno, esto compensa el cortísimo primer capítulo. ¿Y bien? ¿Os ha gustado? ¿Os ha dado náuseas? En qualquier caso, agradecería saber vuestra opinión.
Elisa digamos que es prácticamente mi retrato. Y parte de la historia se basa en mi experiencia. No he podido resistir la tentación de inventar mis propios personajes. He tratado de hacer los personajes de la maestra Rowling lo más parecidos posible. Y no modificar la linia histórica.
