-¡SON SUAVES!

-Suel...talas ¡Ah! ¡No las aprietes!

Zenitsu que escuchaba esas palabras expreso que era un malentendido. (Una y otra vez) Tanjiro estaba orgulloso de él, al fin había aprendido que no estaba pasando cosas sucias entre Aoi e Inosuke. De seguro volvían a comer sandías u otro alimento. Pero, ¿Suaves?

Almohadas, debían ser, almohadas.

Sin embargo, cuando sus pies iban abandonar la puerta donde ocurría eso dicho que se podia malpensar facilmente. Un grito seguido de un golpe se escuchó ahí y supieron que no era una almohada por lo dicho.

-¡No pongas tu cabeza ahi!

Enseguida la puerta se abrio. Los ojos de los presentes estaban dilatados por la sorpresa de ver a Aoi que tenia la cara roja y sus manos cubriendo sus pechos.

-Es un malentendido-cortó Aoi y salió corriendo. Detras Inosuke salia de alli con una mano marcada en todo un lado de su mejilla.

-¿POR QUE NO PUEDO? -y empezó a perseguirla, ante la mirada atonita de los presentes.

-¿Lo puedo malpensar? -Zenitsu preguntó.

-Si -respondió lentamente Tanjiro.

Esta vez, no fue un malentendido.