DIGITAL TITANOMACHY

Episodio 3: Fracaso.

-El destino no puede cambiarse. –Dijo Lowemon, inmóvil. Le costaba siquiera mantenerse de pie. –Al final, por más que nos hagan el trabajo más difícil, el resultado será el mismo. ¿Para qué intentar?

-No lo sé… Quizás porque estamos cansados de los constantes genocidios y masacres. –Respondió XV-mon con acidez, mostrándose serio. –Cuando nadie quiere que un futuro se haga realidad, por lo menos debemos intentar cambiarlo. Algo que tú aparentemente no pudiste entender.

Lowemon se vio disgustado por la respuesta que recibió, apretando el mango de su lanza, preparándose. Sus secuaces se pusieron en guardia a su señal.

-Que así sea.

Ambos bandos se fulminaron mutuamente con la mirada, sintiéndose la tensión en el ambiente, la presión del combate que estaba por prolongarse a niveles mucho más intensos que antes. Combate que estaba por prolongarse gracias al milagroso factor que había dado la vuelta totalmente al combate.

Aquel humano se encontraba entre aquel conflicto en el que él mismo había decidido meterse, atento a la situación, pero con una expresión extraña, con una sensación que no podía describir. Quizás la sensación de sentirse vivo, quizás algo más.

Pero, fuera lo que fuera, no podía evitar además sentir nostalgia. Ni siquiera sabía por qué, pero había algo en el aire, en la visión surrealista que tenía enfrente a él, que le recordaba a algo, algo que había vivido hace mucho tiempo. Un dejavú.

Aunque tampoco era como si eso importara ahora. El aire se sentía cargado de nerviosismo, pero ahora sentía que tenía la ventaja de su lado. O por lo menos había emparejado las cosas para sus bizarros compañeros, cuatro contra cinco, pero ahora con un poder mucho más grande al que tenían cuando eran más pequeños, sin mencionar, que a diferencia de sus enemigos, parecían totalmente renovados.

El terreno destrozado esperaba ansioso el siguiente impacto, al igual que todos los presentes, sobre todo Lowemon, quien bajaba la mirada con una furia insostenible apoderándose de su ser, temblando. Eso, y que estaba en obvia desventaja debido a sus heridas, pero de todos modos, no tenía planeado retroceder. Y una vez Nikolai estuvo claro de eso, no dudó en intentar activar de nuevo su escudo cuando Lowemon disparó hacia él una onda expansiva de oscuridad que hizo retroceder al resto de los Digimon. Nikolai observó el escudo fragmentado sudando en frío, pero alegre de que éste se activara automáticamente y salvara su vida sin que él tuviera que pedirlo.

-¡CANALLA! –Gritó Growlmon, abalanzándose contra el león caballero listo para apuñalarlo con sus garras. Éste atrajo de nuevo su lanza y la usó para defenderse de los ataques del enorme lagarto, pero éstos venían cargados con mucha más fuerza, además de que las cuchillas en sus antebrazos no dejaban de expeler calor. -¡Métete con alguien de tu tamaño! –Lowemon retrocedió de un salto para tomar distancia y cargar su lanza de oscuridad, pero fue interceptado en el cielo por Dorugamon, quien de un coletazo lo lanzó a tierra de nuevo.

-Maldita sabandija… -Musitó el león, pero se encontró cara a cara con Growmon e invocó su escudo casi instintivamente al ver que éste cargaba una peligrosa cantidad de fuego muy brillante dentro de sus fauces. El reptil se concentró, intentando acostumbrarse a éste nuevo nivel de poder. Sus ojos se iluminaron como estrellas, y finalmente, cuando acumuló suficiente energía ardiente, la disparó contra Lowemon como un potente cañonazo infernal, al tiempo que gritaba "Llama Extenuante". El impacto fue directo, pero Lowemon ya se había protegido con su escudo. Sin embargo, una vez fue rodeado por las llamas de Growmon, éstas nunca cesaron. El ataque se mantuvo constante y Lowemon retrocedía cada vez más con cada segundo que pasaba, hasta que su escudo empezó a ponerse rojo vivo y el león comenzó a gritar de dolor.

Finalmente, Growmon se quedó sin carga y el caballero azabache, chamuscado más que nunca y jadeando, pudo permitirse bajar sus brazos un segundo y deshacer su escudo, pero inmediatamente reaccionó y se agachó para esquivar la cuchillada del antebrazo de Growmon, quien cerró la distancia entre los dos en un instante, mirando al caballero negro con una sonrisa.

-Hey. –Dijo, mientras que las cuchillas de sus brazos comenzaban a arder cada vez más, expeliendo una poderosa energía amarilla. –Podría acostumbrarme a esto. Cuchillas de Plasma.

-Grrrr… -Gruñó Lowemon en respuesta, y bañó su lanza en oscuridad antes de volver a abalanzarse contra el reptil, quien cruzó sus cuchillas y detuvo el impacto mientras mostraba sus colmillos y forcejeaba con el león.

XV-mon y Greymon intentaron acercarse y apoyarlo, pero los dos Devidramon se interpusieron con sus uñas brillando con fuerza.

-¡Déjamelos a mí! –Dijo XV-mon, confiado, y rodeó sus garras en una poderosa energía azul mientras volaba hecho una bala entre ambos enemigos y propinaba un poderoso corte láser en forma de X que lograba golpear a ambos. -¡Combinación X!

XV-mon aterrizó con estilo luego de encestar el ataque, tan confiado que ni notó que uno de los Devidramon no tardó en recuperarse del impacto y se le abalanzó con sus garras iluminadas. Y hubiera logrado apuñalarle la espalda si la enorme mandíbula de Greymon no se cierra sobre el brazo del dragón demoniaco, y después de forcejear con él por un instante, logra lanzarlo al suelo.

-Creo que me quedaré cubriéndote la espalda, solo por si acaso.

-Como quieras, grandulón.

-¿Listo para desquitarte?

-Oh, ¿quieres apostar?

Ambos Devidramon se incorporaron y abrieron sus alas para elevarse mientras comenzaban a acumular energía oscura y expulsarla en forma de un viento negro contra ambos objetivos. Greymon se movió a un lado mientras que XV-mon esquivó el ataque elevándose hecho una bala, mientras la X en su pecho comenzaba a brillar con fuerza, y una vez estuvo lo suficientemente alto, disparó un poderoso cañonazo energía de la marca en su torso contra uno de los dragones oscuros.

-¡Láser X! –Gritó al tiempo que su ataque salía disparado contra sus objetivos, que lo vieron venir y pudieron esquivarlo maniobrando mientras se acercaban al dragón azul, quien extendió sus garras y se preparó para contraatacar, pero no tuvo que hacerlo.

-¡Bit Fire! –Greymon comenzó a disparar desde el suelo una serie de proyectiles ígneos que atravesaron el cielo como balas y obligaron a ambos enemigos a movilizarse para eludirlos, y sin embargo, recibieron varios impactos, distrayéndolos del pequeño XV-mon, que se infiltró entre los proyectiles de sus compañeros y logró impactar contra uno de los Devidramon hecho una bala, encestándole un cabezazo en el pecho que lo dejó sin aliento, antes de alejarse y comenzar a reunir una poderosa energía entre sus manos.

-Muy bien, probemos los nuevos juguetes. ¡Dispersión Calurosa! –Dijo el dragón, concentrando la energía acumulaba para liberarla como una poderosa onda expansiva brillante que lanzó al dragón oscuro por los aires, pero no tuvo tiempo para rematar, pues tuvo que esquivar el zarpazo segundo dragón, contraatacándole con poderosos puñetazos.

Mientras, el primero se recuperaba, cargando energía oscura en sus alas que nunca tuvo la oportunidad de lanzar, pues Greymon apareció detrás de él y le impacto un poderoso cabezazo en la espalda seguido de un coletazo que lo derribó, mientras cargaba una tremenda cantidad de llamas en su boca. Greymon sintió que eran tantas que la necesidad por vomitarlas era más apremiante que siquiera apuntar hacia donde dispararlas.

-¡Mega Llama! –Y disparó contra el dragón un poderoso rayo de fuego que lo consumió por completo y quemó gravemente su cuerpo para finalmente detonar el terreno entero en pedazos.

Greymon quedó sin aliento luego de generar semejante ataque, retrocediendo mareado, pero se puso en guardia al ver que el Devidramon lograba resistir el ataque y se incorporaba otra vez, con sus ojos iluminados brillando fuertemente y fijos en Greymon, quien, al verlos, sintió cómo el ambiente se volvía más pesado y sus fuerzas empezaban a menguar.

-¡Oh, no, no otra vez! –Bramó XV-mon, quien vio de reojo lo que estaba sucediendo y bajó hecho una bala para propinarle al dragón oscuro un doble zarpazo en la espalda. –¡Combinación X!

-¡Gran Cuerno! –Apenas estuvo libre de los efectos de los Ojos Rojos de Devidramon, Greymon se abalanzó contra éste y de una poderosa cornada de su cráneo de hueso, lo lanzó por los aires a chocarse contra su compañero dragón, quedando ambos aturdidos unos costosos segundos, en los que tanto Greymon como XV-mon pudieron acumular suficiente energía, cruzándose ambos mientras disparaban contra sus enemigos.

-¡Mega Llama/Láser X! –Ambos disparos dieron en el blanco, provocando una poderosa explosión que hizo temblar el cielo y lo iluminó.

-¡Boom, baby! ¡A eso le llamo yo un buen exorcismo! –Vitoreó XV-mon usando sus alas para mantenerse a flote mientras simulaba acostarse en el aire.

-No te confíes aún, esto no ha terminado. –Le contestó Greymon, a lo que XV-mon volteó para ver una vez más cómo ambos dragones salían adoloridos de la explosión, pero se incorporaron y volvieron a encararlos, a lo que el dragón azul bufó con una sonrisa.

-¿Segundo round?

-Siempre listo. –Y se les abalanzaron de nuevo a sus enemigos, mientras que Dorugamon ágilmente mantenía a raya a ambos Airdramon, maniobrando con agilidad en el aire y disparándoles bolas metálicas que resonaran contra sus cuerpos al impactar.

Ambos se reagruparon y dispararon contra Dorugamon agujas de fuego amarillo que el dragón peludo logró eludir sin problemas, serpenteando con sorprendente facilidad por los cielos, posicionándose entre ambos enemigos y permitiéndose una sonrisa.

-Muy bien, probemos esto… -Murmuró, reuniendo una gran cantidad de energía entre sus manos mientras la placa en su cabeza se iluminaba con fuerza. -¡Metal Poderoso! –Exclamó, produciendo una poderosa explosión de luz plateada que golpeó directamente a ambos dragones y los hizo perder el balance mientras volaban, momento que Dorugamon aprovechó para acercarse hacia uno hecho una bala y propinarle un cabezazo directamente en el cráneo que lo aturdió, seguido de cargar una gran energía entre sus manos que se materializó como una enorme bola de metal que dejó caer sobre la cabeza del Airdramon.

-¡Bola de Cañón! –Gritó al impactar su ataque, disparando al dragón aéreo de vuelta a tierra, pero teniendo que esquivar una ráfaga de flechas de aire que le disparó el segundo Airdramon, recibiendo la primera en el hombro, pero logrando esquivar las demás con su gran habilidad de vuelo, teniendo mucha más libertad para volar en esta forma. Logró eludir la mayoría de los impactos, posicionarse bien y cargó sus garras de una poderosa energía roja que liberó en forma de un poderoso tajo de luz en forma de X. -¡Metal X!

El impacto fue directo y detonó con fuerza sobre el dragón volador, que comenzó a desplomarse lentamente mientras Dorugamon, respirando agitadamente, lo miraba con una sonrisa.

Que se desvaneció cuando Lowemon atravesó la cortina de humo provocada por la explosión hecho una bala, con su lanza lista para atravesarle el cráneo a Dorugamon, si éste no reacciona primero.

-¡Metal Poderoso! –Gritó, disparando desde la placa de su cabeza un poderoso cañonazo de luz de lleno contra Lowemon, quien usó su escudo para protegerse del daño y retrocedió, aterrizando en el suelo al igual que Dorugamon, quien respiraba cansado.

-Como sospechaba, no están acostumbrados a estas formas, este poder ni siquiera les pertenece. No hicieron nada para merecerlo. –Sentenció el caballero oscuro mientras que Dorugamon recuperaba el aliento y fruncía el ceño. Lowemon soltó su lanza, y comenzó a cargar una gran cantidad de energía en su pecho. El dragón reaccionó, pero ya era tarde. -¡NI SIQUIERA MERECEN SEGUIR EXISTIENDO! ¡METEORO DE OSCURIDAD!

La enorme explosión de energía negra se extendió con rapidez. Dorugamon pensó si podría soportarla, pero fue entonces vio un destello rojo aparecer de la nada y posicionarse frente a él.

-¡Cuchilla de Plasma! –Bramó Growmon, rodeando las cuchillas de sus antebrazos con una poderosa energía, y usándolas para cortar la poderosa onda de luz oscura que se acercaba peligrosamente, protegiendo a Dorugamon del impacto, el cual notó, era mucho más débil que antes, al igual que lo notó Growmon una vez el ataque cesó, jadeando con sus cuchillas humeantes. –Je, veo que no somos los únicos que estamos llegando al límite-

-¡MALDITA ESCORIA, VOY A DEJAR IRRECONOCIBLES TUS DATOS…! –Lowemon se abalanzó furioso contra Growmon, quien entró en pánico y retrocedió.

-¡Cuchilla de Plasma! –Rugió de nuevo, usando sus cuchillas para protegerse de la lanza de Lowemon, quien retrocedió de un salto y Dorugamon no dudó en abalanzársele para contraatacar.

-¡Metal Poderoso! –Dorugamon disparó un poderoso cañonazo de luz que el león bloqueó con su escudo, pero no vio cuando Growmon se le abalanzó por un costado, produciéndole un profundo corte en el torso. Gruñó de dolor mientras datos salían de la herida, pero al intentar protegerse con su escudo de futuros ataques, se quedó quieto cuando Growmon usó sus zarpas para sujetarse a él y acercarse su cabeza a la suya, cargando una peligrosa cantidad de energía en sus fauces.

Lowemon se agachó para eludir el cañonazo de fuego e impactó su puño directo en el hocico del dinosaurio, disparándolo fuera de su vista. Growmon se detuvo usando sus garras para derrapar, y vio con ojos determinados al agotado Lowemon, quien, entre jadeos, rugió furioso.

-¡YA BASTA! ¡He tenido suficiente de ustedes, insignificantes plagas! ¡Lanza de Oscuridad! –Lowemon blandió su arma con fuerza, generando una poderosa onda expansiva que lanzó a ambos enemigos y los hizo retroceder bastante.

Entonces, se abalanzó contra Dorugamon e intentó apuñalarlo en el abdomen, pero Growmon se le abalanzó y lo embistió lejos de su compañero, por lo que Lowemon se desvió e intentó atacar al reptil carmesí, y sin embargo, esta vez fue Dorugamon quien se interpuso, atacando a Lowemon varias veces desde diferentes direcciones con gran velocidad. Growmon aprovechó la oportunidad para aproximarse y encestarle al caballero azabache un poderoso puñetazo en la mandíbula que lo hizo retroceder bastante.

Lowemon se sujetó la barbilla en silencio unos instantes, que sus enemigos aprovecharon para reagruparse jadeando.

-Oye… esto de la DigiEvolución es genial, y todo, pero… consume demasiada energía.

-Estoy de acuerdo, pero él también está en su límite. Podemos acabar con él antes de que nos quedemos sin fuerzas.

-¿Estás seguro?

-Todo o nada, eso es lo que decía Magnamon, ¿verdad? –Dorugamon agachó la mirada al oír ese nombre, pero ambos de espabilaron cuando Lowemon rugió y enterró su lanza frente a sus pies, expulsando su energía a través del suelo y reventando buena parte del terreno.

Ambos compañeros tuvieron que retroceder, momento que Lowemon aprovechó para cargar de nuevo su lanza de energía oscura y lanzarla como una jabalina contra el pecho de Growmon, pero el reptil la vio venir y la repelió con sus cuchillas, lanzándola por los aires, donde Lowemon se posicionó para interceptarla, y una vez la empuñó, descendió con ella como un meteoro rodeado de energía oscura.

-¡Lanza de Oscuridad!

-¡Bola de Cañón! –Respondió Dorugamon, disparando un enorme proyectil metálico hacia el cielo, que fue hecho pedazos por el arma de Lowemon quien aterrizó entre ambos reptiles y los mandó a volar lejos de él con solo sacudir su lanza.

Ambos Digimon evolucionaron jadeaban tanto como Lowemon, quien observándolos a ambos, se puso serio y comenzó a avanzar hacia ellos, haciéndolos reaccionar.

-¡Llama Extenuante/Metal Poderoso!

Ambos ataques fueron disparados tan repentinamente que Lowemon no tuvo tiempo de esquivarlos y usó su escudo para protegerse de la mayor parte del daño, pero ambos disparos combinados terminaron por ser demasiado incluso para su confiable protección, que comenzó a fragmentarse para la cólera del león.

Y se hubiera roto por completo si un tornado de fuego no se interpone entre sus atacantes y él, protegiéndolo del resto de los ataques de sus enemigos, quienes miraron serios a ambos Airdramon descender junto a Lowemon, quien se incorporó con sus ojos brillando con fuerza, consciente de lo que tenía de hacer para volver a equilibrar las cosas.

-Entreténganlos. –Ordenó, y ambos dragones se abalanzaron contra sus objetivos, quienes los batallaron, mientras que el caballero azabache desviaba su mirada hacia Nikolai.

El humano desgraciado estaba apoyando a Greymon y a XV-mon en su lucha contra los Devidramon, que eran más duros de lo que pensaron. Estaban distraídos, y el humano, vulnerable. No podía desaprovechar esa oportunidad.

Cuando Dorugamon se percató de lo que su enemigo planeaba, era demasiado tarde, y el Airdramon con el que peleaba no lo dejaba hacer algo al respecto.

-¡Intenten atacar a ambos a la vez! ¡Se la pasan defendiéndose mutuamente, si uno no puede proteger al otro, estarán acabados! –Les aconsejaba Nikolai, manteniéndose a una distancia segura, cuando uno de los Devidramon se abalanzó sobre Greymon se le tiró encima, derribándolo.

-¡Sí… es mucho más fácil decirlo que hacerlo!

-¡Ni que lo digas, y todavía no estamos acostumbrados a estas nuevas formas! –Añadió XV-mon, esquivando el zarpazo del Devidramon que se le abalanzó y conectándole un coletazo en la cara que lo aturdió suficiente como para que pudiera atacarle de nuevo, o eso esperaba.

Y sin embargo, sí pudo. El Devidramon reaccionó casi de inmediato y alargó su horrible mano para enterrar sus garras en la pierna de XV-mon, quien gruñó de dolor y se arrancó la extremidad de su enemigo de una patada. Nikolai frunció el ceño, apretando los dientes con frustración, sintiéndose como un estorbo más que como un apoyo.

Había dado su recién descubierto poder para ayudar a equilibrar las cosas, pero igual podría no ser suficiente como para ayudar a esas criaturas a salir de esta situación. Tenía que seguir intentando ser útil, así fuera dando consejos quizás demasiado obvios.

-¡No se distraigan, intenten…!

-El que no debería distraerse… -Pero fue entonces que Nikolai se quedó muy quieto, y XV-mon, que recibió una ráfaga de aire oscuro en su espalda y usó sus nuevas alas para cubrirse, ensanchó los ojos al verlo. Lowemon estaba a espaldas del joven. -… Eres tú.

La lanza del caballero voló hacia el rostro del joven, quien alzó su DigiVice para protegerse, sin esperarse que el escudo que desplegó el aparato fuera penetrado por la lanza del guerrero oscuro, mientras que la pantalla del aparato comenzaba a tintinear y Nikolai perdiese un poco la visión, mareándose.

-Tu tiempo se acabó… -Sentenció Lowemon, y de un movimiento hizo trozos el escudo de energía roja de Nikolai, quien cayó de espaldas y miró aterrorizado a su oponente, quien se preparada para rematarlo cuando…

-¡Hey, payaso! –Escucharon, y cuando Lowemon volteó rápidamente, recibió un puñetazo sólido en toda la cara. Retrocedió levemente, pero no pudo recuperarse a tiempo antes de recibir otro golpe, y otro y finalmente, una patada en el torso que le hizo retroceder bastante. -¿Qué sucede, no puedes contra alguien de tu tamaño?

-Tú… maldita sabandija… -Gruñó Lowemon en respuesta, invocando su lanza y atacando con ella a XV-mon, quien esquivó el ataque sin problemas y se posicionó detrás del león para dispararle un potente cañonazo que el caballero eludió rodando por el suelo.

-¡Hey, vuelve aquí, bastardo!

Un cansado Nikolai observaba serio la situación, jadeando profundamente y con el ceño fruncido, hasta que escuchó un estruendo detrás de él y volteó alarmado.

-¡Humano, detrás de ti! –Le advirtió Greymon, y Nikolai vio justo a tiempo el enorme dragón negro abriendo sus fauces directo hacia él, y lo hubiera devorado de un bocado si Greymon no se le abalanza y lo derriba de una embestida, mordiéndole el cuello para mantenerlo a bajo, pero olvidó que sus oponentes eran dos, y el segundo Devidramon se le abalanzó por detrás y le apuñaló el cuello con sus garras, las cuales brillaban con fuerza, haciendo gritar al dinosaurio de dolor.

-¡AGUMON…! –Gritó XV-mon, asustado, y Lowemon aprovechó el descuido para atravesarle un ala con su lanza, haciendo al dragón gruñir de dolor.

-Nunca te distraigas en una pelea. –Le dijo, y arrancó su arma del ala a su enemigo antes de golpearlo con la misma en el costado. -¿Qué? ¿Acaso Leomon no les enseñó nada?

-No te atrevas… -Ignorando el dolor, XV-mon se incorporó furioso. -¡A pronunciar su nombre…!

Y sin embargo, no tuvo la oportunidad de acercarse.

Porque Growmon se interpuso, con sus cuchillas ardiendo con fuerza, obligando a Lowemon a retroceder para esquivar las cuchilladas del furioso reptil infernal, que disparó contra él un poderoso cañonazo de fuego y obligó al león a cubrirse con su escudo desgastado. Una vez acabó el ataque, Lowemon observó disgustado cómo Dorugamon entretenía nuevamente él solo a ambos Airdramon.

-Justo a tiempo, eh. –Suspiró XV-mon, sintiéndose aliviado mientras que datos azules parecían regenerar sus partes dañadas.

-Sí, sí. Concéntrate, no voy a estar satisfecho hasta apalear a este desgraciado. ¿Sigues en condiciones?

-Cuenta con ello. –Contestó XV-mon con una sonrisa, alzando su mano y disparando una llamarada azul contra el Devidramon que había estado sujetando a Greymon, obligándolo a soltarlo, y Greymon, furioso, miró al dragón demoníaco con los ojos ardiendo.

-¡Gran Cuerno! –Bramó el dinosaurio, impactándole el cráneo en el pecho al dragón negro y disparándolo fuera de su vista, para luego concentrarse en el que tenía agarrado. –Y en cuanto a ti, maldito desgraciado… ¡Bit Fire!

Disparó entonces contra el Devidramon una ráfaga de bolas de fuego directas una tras otra sin interrupción, y una vez acabó, se aproximó embistiéndolo, le pisó con fuerza el estómago antes de patearlo y mandarlo a volar de un coletazo, respirando furiosamente.

-Hey, grandulón, tómalo con calma… -Le dijo XV-mon nervioso, pero se quedó calladito cuando el enorme reptil lo miró con los ojos brillando de la ira, ojos que se fijaron en el agotado Lowemon, quien le miró frunciendo el ceño.

-No te atrevas a… -Advirtió el león, pero fue callado cuando Greymon le disparó una bola de fuego que esquivó retrocediendo, dándole la oportunidad a Growmon de acercarse e intentar apuñalarlo con sus cuchillas.

Falló, pero no erró el poderoso disparo ígneo que hizo después, aunque Lowemon logró protegerse de él parcialmente con su escudo, y sin embargo, tuvo que batallar contra Growmon cuerpo a cuerpo cuando el reptil se le abalanzó con su Cuchilla de Plasma, bloqueando y contraatacando las puñaladas del Digimon rojo hasta que logró acercarle un tajo en el torso y mandarlo a volar de una patada. Fue entonces cuando XV-mon se interpuso con estilo, deslizándose debajo de la pierna todavía levantada de Lowemon e impactándole en la mandíbula un gancho seguido de varios puñetazos y patadas sumamente poderosos que Lowemon no podía bloquear si no con su escudo, hasta que atacó al dragón azul con una puñalada de su Lanza de Oscuridad que XV-mon esquivó sin problemas, posicionándose detrás de él e intentando conectarle una Combinación X que el caballero oscuro bloqueó con su escudo antes de repelerlo de una sacudida de su lanza. Y luego intervino Greymon, abalanzándosele con fuerza y mandándolo por los aires con su Gran Cuerno, el impacto fue tan grande que quedó aturdido unos segundos, y no pudo evitar ser atrapado entre las fauces del enorme lagarto, que lo estrujó entre sus enormes colmillos antes de cargar una gran cantidad de fuego en su boca, pero cuando iba a liberarla Lowemon alcanzó su lanza y la usó dentro de la boca de Greymon, lastimándolo y haciéndole tragar su ataque con mucho dolor, además de liberarse de él.

Lowemon derrapó por la tierra destruida, y vio a Greymon, con humo saliéndole de entre los dientes, rugirle furioso antes de abalanzarse de nuevo contra él, pero un Devidramon lo interceptó y aplastó su enorme cabeza contra el suelo, conteniéndolo. Un segundo dragón negro intentó acercarse a apoyar a su réplica, pero XV-mon tenía otros planes.

-¡Ah, no! ¡No lo harás! –Gritó el dragón azul, impactando contra su cabeza como un misil, mandándolo al suelo de una. –Es más, creo que ya estoy bastante harto de ti. –Añadió, agarrando al monstruo de la cabeza y arrastrándolo por el suelo mientras volaba como un cohete, antes de lanzarlo con todas sus fuerzas por el aire y rematarlo en el cielo con su Láser X.

El Devidramon comenzó a caer muy lastimado, cuando de golpe su cabeza fue separada de su cuerpo por un limpio tajo y Lowemon, quien había aprovechado para acercarse a Nikolai, tuvo que retroceder cuando un furioso Growmon aterrizó entre ambos, junto al cuerpo inerte del Devidramon que acababa de decapitar, el cual comenzó a deshacerse en nada más que datos.

-¿Adónde crees que vas, bastardo? –Le preguntó Growmon agresivamente con un tono de voz incluso más rasposo de lo normal.

Lowemon rugió de frustración, mientras empuñaba su lanza y se abalanzaba contra Growmon, quien, sin titubear, rodeó sus cuchillas en energía antes de empezar un combate cercano con su enemigo, quien a pesar de sus heridas, lograba mantenerse bien. Demasiado bien, de hecho. Lo suficiente como para apuñalarle a Growmon en el hombro con su lanza y cuando amenazaba con hacerle estallar el brazo entero con su Lanza de Oscuridad, un veloz y peludo punto gris apareció de la nada y botó a Lowemon contra el suelo.

Dorugamon aterrizó junto a su compañero, serio, y Lowemon le fulminó con la mirada mientras se ponía de pie.

-¿Qué pasa, cretino? ¿Orgullo herido por estar recibiendo una paliza de un montón de datos inservibles? –Se mofó Growmon, poniéndose en guardia mientras se permitía una cínica sonrisa.

-¡Silencio! ¡Meteoro de Oscuridad! –Bramó Lowemon, expulsando de su pecho una gran cantidad de energía, que sin embargo, Dorugamon pudo contrarrestar sin problemas con su Metal Poderoso, dándole la oportunidad a Growmon se adelantarse y nuevamente entablar contra Lowemon un combate entre sus cuchillas y la lanza del enemigo, hasta que éste obligó a Growmon a retroceder, y el reptil aprovechó la distancia para disparar su Llama Extenuante contra Lowemon, quien inmediatamente se protegió con su escudo.

-¡Boing! –Pero cuando el ataque de Growmon acabó y el caballero oscuro iba a guardar su escudo, XV-mon apareció hecho una bala y se lo arrebató, provocando que Lowemon recibiera de lleno las cuchilladas de Growmon seguidas del Metal X de Dorugamon, disparándolo contra el suelo y haciéndolo rebotar contra éste. Lowemon se puso de pie con ayuda de su lanza y trató de invocar su escudo de vuelta, pero XV-mon lo tenía bien sujeto. –Lo siento compadre, pero esta cosa me estaba cansando, no más trampas, ¿okey? –Dijo éste, incinerando entonces los restos del escudo en una llamarada azul.

Lowemon rugió de ira y lanzó su lanza contra XV-mon con bastante energía oscura, pero el dragón la esquivó ágilmente y se abalanzó al león para atacarlo directamente con su Combinación X, ataque que el caballero oscuro logró esquivar de un brinco, pero fue interceptado en el aire por Dorugamon, quien lo derribó y lanzó hacia Growmon. El reptil lo atacó con sus cuchillas ardiendo, a lo que Lowemon logró reaccionar a tiempo y bloquear los ataques con ágiles movimientos de su lanza que obligaron al Digimon rojo a retroceder y ser relevado por Greymon, quien logró aplastarlo contra el suelo de un pisotón, e iba a dispararle una poderosa Mega Llama en toda la cara si el último Devidramon no lo ataca por la espalda y lo agarra del cuello, levantándole la mandíbula y provocando que el disparo ígneo fuera expulsado hacia el cielo, perdiéndose en las nubes.

Lowemon aprovechó la distracción para hacer presión y liberarse de la pata de Greymon, e iba a rematarlo con su Lanza de Oscuridad cuando Dorugamon se interpuso y se abalanzó contra él. Ambos rodaron por el suelo, pero apenas se pusieron de pie la lanza de Lowemon se detuvo ante la X de energía que el reptil volador disparó de sus garras, seguido de un coletazo que aturdió un instante a su enemigo para posteriormente cargar una tremenda cantidad de energía al igual que el león, ambas terminando contrarrestándose una a la otra y saliendo ambos disparados en distintas direcciones.

Lowemon aterrizó derrapando mientras clavaba su lanza al suelo y hacía un tremendo esfuerzo por mantenerse de pie. Growmon iba a aprovechar para abalanzársele si un Airdramon no se interpone en su camino, al tiempo que Dorugamon tenía que esquivar las agujas de fuego del otro y Greymon seguía entreteniendo a Devidramon.

Lowemon respiró pesadamente, y desvió sus ojos mareados hacia Nikolai, quien inmediatamente al percibir su mirada dio un paso hacia atrás. El caballero comenzó a caminar hacia el humano, pero XV-mon se interpuso, estampándole un puñetazo en la mandíbula seguido de una patada, pero Lowemon logró reincorporarse y contraatacar con un gancho y lanzó un poderoso tajo oscuro que el dragón tuvo que bloquear con sus brazos, que se vieron notoriamente afectados por el ataque. XV-mon miró sus heridas sin mucha emoción, mientras Lowemon bufaba.

-¿Se creen invencibles, solo porque contaron con la ayuda del humano, no es verdad? –Gruñó el león, y usó su lanza para bloquear la Dispersión Calurosa de XV-mon, deshaciéndola como si nada. –Piensan que están haciendo la gran cosa, humillándome. Pero ustedes no hicieron nada. Todas estas heridas, las causó Leomon. Mi armadura está rota, a causa de Leomon. La realidad, es que siguen siendo pequeñas escorias insignificantes que no valen nada, y que nunca valdrán nada, ¿entendiste?

-Lo único que entendí es que te encanta hablar. Y déjame decirte algo... –Contestó XV-mon, enojándose y cargando una gran cantidad de energía en su pecho mientras se elevaba. –Tú eres el único miserable aquí, traidor. ¡Láser X!

-¡Lanza de Oscuridad! –Lowemon atravesó nuevamente el ataque de XV-mon como si nada, dejándolo sin aliento antes de que su enemigo se abalanzara contra él y lo apuñalara en el hombro en un rápido movimiento que el dragón no pudo esquivar. XV-mon trastabilló, pero al ver que su enemigo no había acabado, si no que planeaba reventarle el brazo entero, reaccionó, conectando una Combinación X directo contra la cabeza del león, que retrocedió tambaleándose. –No pienso perder contra ustedes… he llegado demasiado lejos… como para que datos incompletos como ustedes… puedan detenerme. ¡Yo soy mucho más que…!

-¡Cállate de una vez! –Gritó Growmon, apareciendo de la nada y chocando contra la lanza que Lowemon usó para defenderse su Cuchilla de Plasma, seguido de una Llama Extenuante que el león esquivó con agilidad, para contraatacar con una puñalada que el reptil logró repeler con sus cuchillas, pero no iba a lograr lo mismo con la siguiente, por lo que XV-mon intervino y pateó a Lowemon lejos de su compañero. El león derrapó por el césped antes de ponerse de pie.

-No seré derrotado… no seré derrotado. –Murmuraba el león, metido en sus propios pensamientos, antes de cargar una gran cantidad de energía en su lanza y dispararla contra sus oponentes. -¡NO ME DERROTARÁN!

La explosión de energía negra los distrajo el tiempo suficiente como para que Lowemon localizara a Nikolai y se desplazara hacia él hecho una bala.

"¡Solo tengo que destruir ese aparato! Una vez el humano esté fuera, volverán a ser insignificantes cucarachas. Y les enseñaré. Les enseñaré su lugar." Pensaba el león mientras se acercaba peligrosamente al joven, y cuando Dorugamon se metió en su camino, un Airdramon lo interceptó y lo mandó contra el suelo de un remolino de fuego, dejándole el paso libre a Lowemon.

Greymon lo vio aproximarse a Nikolai, por lo que golpeó a Devidramon con fuerza de un cabezazo e intentó abalanzársele al caballero, pero el demonio dragón era insistente y se le tiró encima de la espalda, impidiéndole avanzar. Growmon y XV-mon, desesperándose, se desplazaron a gran velocidad hacia Lowemon, y cuando un Airdramon se interpuso en su camino, intercambiaron una mirada de complicidad mientras sus extremidades se bañaban en energía.

-¡Fuera del camino!

-¡Cuchilla de Plasma/Combinación X! –Growmon y XV-mon se tomaron la molestia de atacar y rematar al demonio volador atacándole con cortes simultáneos desde varios ángulos, sin darle tiempo a reaccionar y terminando por destruir su cuerpo, el cual comenzó a deshacerse en datos mientras se desplomaba a tierra.

El dúo aterrizó limpiamente y siguieron su carrera hacia Lowemon, aunque en pánico, se percataron de que no iban a llegar a tiempo. El león ya estaba sobre Nikolai, quien, sin saber qué hacer, se cubrió con sus brazos esperando el amargo final.

-Esto acaba… -Lowemon empuñó su lanza mientras tomaba carrera y saltaba en dirección a su objetivo. -¡AHORA!

-¡NOOOOO! –Gritó Dorugamon, golpeando con fuerza al Airdramon en el rostro y luego ubicando a Lowemon en el aire. -¡BOLA DE CAÑÓN!

Lowemon logró reaccionar a tiempo y cortó en dos el enorme proyectil metálico que iba dirigido hacia él, pero de entre ambos pedazos apareció Dorugamon, embistiéndolo en el aire y aterrizando ambos derrapando por el césped.

Lowemon, furioso, cargó una gran cantidad de energía oscura que liberó contra Dorugamon como una enorme onda expansiva negra, que el dragón logró neutralizar de nuevo con su propio Metal Poderoso, sin esperarse que Lowemon se acercara en el instante en el que ambos ataques se contrarrestaron e intentara apuñalarlo en el cráneo con su lanza. El dragón esquivó tres tajos consecutivos y retrocedió volando, disparando desde el cielo varios proyectiles metálicos que Lowemon bloqueó con su lanza mientras se acercaba, abalanzándosele listo para apuñalarlo en el pecho si Dorugamon no sujeta con fuerza el arma de su adversario con sus propias garras, forcejeando con el león que no pudo ahogar su risa maliciosa en el momento en el que su Airdramon libre aparecía detrás de Dorugamon, listo para atacar al dragón peludo por la espalda.

-¡Cuidado! –Le advirtió Nikolai a Dorugamon, quien miró hacia atrás de reojo, consciente de que no iba a poder librarse del impacto, pero por suerte, no tuvo por qué.

Porque Growmon y XV-mon cubrieron su espalda, atacando a Airdramon desde ambos costados con fuerza, mientras Dorugamon sonreía y cargaba una gran cantidad de energía entre sus garras.

-Jugando sucio, ¿eh? –Dijo el reptil peludo con una sonrisa maliciosa. –Dos podemos jugar ese juego. ¡Metal X!

La X de luz roja obligó a Lowemon a retroceder, e iba a llamar a su Airdramon cuando escuchó un rugido y contempló cómo Greymon dominaba a Devidramon, aplastándolo contra el suelo de un cabezazo, antes de morderle el cuello con todas sus fuerzas y comenzara a cargar dentro de sus fauces una gran cantidad de energía ardiente, que liberó a quemarropa contra la garganta del dragón demoniaco, desintegrándosela y decapitándolo en el acto. El dinosaurio rugió victorioso antes de fijar sus ojos en Lowemon, pero el león reaccionó disparándole un haz de oscuridad que lo hizo retroceder, y pensaba buscar a Nikolai si Growmon no lo ataca por su lateral, obligando a reaccionar y a cubrirse de las garras del furioso reptil, quien retrocedía y atacaba constantemente sin darle tiempo de contraatacar. Finalmente, su Airdramon restante intentó interponerse, pero el enfurecido Growmon le lanzó dos tajos de energía con su Cuchilla de Plasma antes de rematarlo con su Llama Extenuante para asegurarse de que no volviera a levantarse.

Lowemon se quedó sin aliento cuando Growmon aterrizó tranquilamente con el cuerpo inmóvil del Airdramon detrás de él. Sus ojos amarillos parecían los ojos de un demonio cuando éstos se fijaron en el caballero de azabache, quien se puso en guardia cuando su enemigo comenzó a caminar hacia él.

-Tú, maldita rata… -Murmuró Lowemon, antes de abalanzarse contra Growmon e intercambiar cuchilladas con este. -¡¿Crees que tienes una oportunidad contra mí?!

-Sí. –Contestó tajante el reptil antes de conectarle al león un sólido puñetazo en el rostro, enfureciendo todavía más al desgastado caballero oscuro, quien, rugiendo furioso, clavó su lanza en el suelo y comenzó a cargarla con una peligrosa cantidad de energía. Growmon intentó esquivarlo, pero era demasiado tarde.

-¡Lanza de Oscuridad! –Gritó el caballero al detonar el área entera.

Growmon salió disparado de la cortina de humo, chocando contra el suelo varias veces antes de recomponerse en el aire y derrapar para detenerse, algo magullado. Lowemon deshizo la cortina de humo blandiendo su lanza mientras respiraba profundamente, notándose que estaba en su límite.

-Patético. Eso es todo lo que son ustedes. Meros datos patéticos, sin otro destino más que la eliminación. No pueden escapar de su vacío final… no saben la agonía que les espera.

-Di lo que quieras, bastardo, pero yo creo… -Growmon se incorporó serio, pero se permitió sonreír cuando sus tres compañeros más confiables, sus hermanos, se pararon junto a él, los cuatro encarando a su enemigo. -Que ahora nosotros te superamos en número.

Lowemon reventó el suelo debajo de sus pies y se abalanzó contra Growmon como un enfurecido meteoro, pero el reptil rojo logró reaccionar a tiempo y se cubrió con sus cuchillas de la lanza de Lowemon, a quien Dorugamon obligó a retroceder para que XV-mon lo mandaba lejos de un Láser X. Greymon rugió antes de abalanzarse contra el león con su Gran Cuerno, que Lowemon intentó detener con su lanza, pero de todos modos retrocedió bastante antes de contraatacar con una explosión oscura sobre la cabeza de Greymon que mandó al enorme lagarto a rodar por el destruido suelo. Growmon no tardó en tomar su lugar, intentando tajar a Lowemon con sus cuchillas, pero éste lo esquivó dando una zancada hacia atrás y cargando su Lanza de Oscuridad para disparar contra el reptil una poderosa aguja de luz negra, que Growmon deshizo con su Cuchilla de Plasma.

-Nos traicionaste. –Dijo el Digimon rojo, con sus ojos amarillos ardiendo de ira, mientras avanzaba entre las llamas provocadas por el ataque de Lowemon. –Nos vendiste por el enemigo que nos quitó todo, apuñalaste por la espalda a tu propia gente. ¡Tus propios amigos! ¡¿Por qué?!

-Porque descubrí mi verdadero destino. –Respondió Lowemon luego de unos segundos de silencio. Se le escuchaba satisfecho con lo que decía, aunque parecía que se le dificultaba siquiera pensar por todo el daño que había recibido. –Uno mucho más brillante que huir como un parásito por el resto de mi existencia. No me arrepiento de nada.

-¿Todavía puedes decir algo así sin sentir nada? –Growmon sonrió, y bajó la mirada. Su voz temblaba de la ira. –Maldito desgraciado egoísta.

Growmon ya estaba delante de Lowemon en un instante, y de un tajo de su Cuchilla de Plasma logró hacer retroceder bastante al caballero, seguido de otro y otro corte, que su enemigo bloqueaba con su lanza, hasta que el lagarto se elevó de un salto y descendió con sus cuchillas listas para cortar en dos al león negro, pero terminó cortando en dos otra cosa. Lowemon interpuso su lanza entre él y su rival para protegerse, pero ésta no resistió más y cedió ante las cuchillas de Growmon, cayendo en pedazos. Lowemon quedó estupefacto un instante, pero reaccionó apenas sintió la poderosa patada del Digimon reptil, retrocediendo para eludir los consiguientes ataques.

Derrapó por el césped al retroceder justo cuando Growmon lo miraba con ojos blancos de la ira, cargando una enorme cantidad de fuego en su boca, un fuego mucho más ardiente y peligroso que antes. Lowemon se preparaba para esquivar el disparo, pero se quedó quieto al verse rodeado de sus otros tres oponentes, todos cargando sus ataques más poderosos, apuntando hacia él. Y era demasiado tarde para moverse.

-¡Metal Poderoso/Láser X/Mega Llama! –Atacaron antes incluso que Growmon. Los tres disparos volaron hacia él a quemarropa, los ojos de Lowemon parecían querer salirse de sus órbitas cuando gritó al cielo con toda su desesperación y agonía:

-¡Meteoro de Oscuridad! –La onda oscura de Lowemon pareció recuperar toda su potencia cuando comenzó a no solo detener, sino a contrarrestar los ataques de los tres Digimon evolucionados, que intentaban potenciar sus respectivas técnicas para no verse superados por el enemigo, cuando el cuarto miembro finalmente decidió unirse.

-Desintegrador… -Escuchó Lowemon, y miró en pánico a Growmon terminar de cargar su técnica, mirándolo fijamente con ojos muertos mientras que las marcas negras en su cuerpo comenzaban a brillar. -… de Fuego…

El láser ardiente que salió de la boca de Growmon era más que solo fueron, era una energía infernal que amenazaba con arrasar con todo en su camino. Lowemon potenció todavía más su ataque con todas las fuerzas que le quedaban, pero no era suficiente como para detener los cuatro disparos de sus enemigos a la vez. Comenzaba a ceder, a sentir cada vez más cerca el calor de los cuatro láseres, que si lograban llegar a él, lo borrarían sin lugar a dudas.

"No…" Miles de recuerdos comenzaban a golpear la mente del león, miles de razones para no morir ahora. La oscuridad alrededor de su cuerpo comenzaba a condensarse. Sus ojos brillaban con más fuerza que nunca. "No ahora… no de esta manera. No voy a morir así. ¡No pienso morir aquí!"

Nikolai se había mantenido solo como testigo del combate hasta ahora, a una distancia segura, pero en ese momento, le valió un comino el mantenerse a él mismo a salvo. No supo por qué, pero logró divisar la oscuridad de Lowemon cambiar, de alguna forma, y ensanchó los ojos consciente de que algo malo iba a suceder. Pero no había nada que él pudiera hacer al respecto, más que intentar advertirles. Así que corrió hacia ellos, gritando.

-¡Chicos, cuidado…!

Demasiado tarde.

Lowemon abrió los ojos, y comenzó a levantar la mirada, que parecía la de un mismo demonio.

-Ataúd de Oscuridad.

Una onda oscura se extendió desde el cuerpo de Lowemon, atravesó el aire y la distancia hasta llegar a cada uno de sus cuatro oponentes ignorando los ataques de los mismos sin ningún problema. Apenas la oscuridad embulló sus enemigos, estos sintieron cómo todas sus fuerzas menguaban de manera alarmante. Era como si de golpe sus mismos datos se hubieran apagado, desactivando todas las funciones de su cuerpo. Cortaron sus movimientos al momento, y se desplomaron sin poder hacer nada al respecto. Entonces, Lowemon deshizo su domo de oscuridad para observar, agotado, pero triunfal, su victoria.

O bueno, casi victoria. Todavía tenía un cabo suelto por atar.

-… Y así es como termina. –Dijo con una voz temblorosa y tétrica llena de locura provocada por el dolor, fijando su mirada en un estupefacto Nikolai quien retrocedió al notar a Lowemon observándolo y acercándose a él, sin que nadie pudiera protegerlo. El león caminaba cojeando, con el mundo dando vueltas a su alrededor, sin poder pensar en nada más que deshacerse del humano. –Toda una era, todo un legado. Los intentos sin sentido de un grupo de datos inadaptados que se niegan a afrontar el cambio, la evolución. Todo eso, finalmente terminará. Tu muerte, humano, será la que marque el fin de la Resistencia Dorada…

Lowemon se encontraba justo delante de Nikolai al decir esas palabras. El joven miraba serio y nervioso al Digimon, que le devolvía la mirada con ojos casi muertos, pero llenos de ansias. Salvajemente, Lowemon iba a levantar su mano para acercarla al joven, cuando ensanchó sus ojos como platos y movió el brazo tan rápido como pudo para bloquear un rayo de fuego que le dio de lleno y le hizo gruñir de dolor.

-Primero… -Lowemon abrió los ojos llenos de frustración, y observó a Growmon, resistiendo los efectos de su Ataúd de Oscuridad, únicamente para dispararle una última vez antes de volver a desplomarse. –Deberás pasar sobre mí…

El humo a su alrededor comenzó a deshacerse, y Lowemon iba a acercarse furioso hacia el lagarto si no nota unos datos oscuros flotando con el rabillo del ojo. Bajó la mirada lentamente, y observó, horrorizado, su brazo deshaciéndose en datos negros.

Estaba muriendo.

-No… no, no, no, no… No ahora, no de esta manera… -Nikolai miró a Lowemon fijamente, vio su desesperación, y se le hizo conocida, pero se quedó quieto cuando éste fijó sus ojos enloquecidos en él. –Tú… tú eres el culpable de esto. –Vio su cuerpo herido, sus movimientos torpes, y entonces, el joven se determinó. Tenía una oportunidad, no iba a desperdiciarla. –Vas a pagar por esto, escoria humana. ¡Con tu miserable vida…!

Lowemon alargó su brazo hacia Nikolai con rapidez y los cuatro Digimon en el suelo sintieron cómo dejaban de respirar, pero Lowemon no logró llegar a tocar a Nikolai. El adolescente se agachó justo a tiempo, con sus ojos brillando como estrellas rojas en la oscuridad. Tomó impulso, plantó sus pies contra el suelo con determinación, y gritó con todas sus fuerzas y alma mientras encestaba el puñetazo más poderoso de su vida contra el torso del moribundo Lowemon, quien salió disparado de espaldas y se desplomó sobre el suelo sin moverse, mientras poco a poco, iba desapareciendo.

Derrotado.

Al instante, el silencio volvió a dominar el campo de batalla. El Ataúd de Oscuridad comenzó a deshacerse, pero nadie reaccionó.

Todos se quedaron estupefactos, incluido Nikolai, quien, jadeando, ignoró cómo datos rojos salían de su mano hasta que éstos desaparecieron y solo sintió el dolor en sus nudillos, chillando silenciosamente, mientras que los cuatro Digimon evolucionados aguantaban sus lágrimas de alivio y se ponían de pie.

-¡HUMANOOOOOOO! –Gritaron al unísono, y Nikolai volteó hacia ellos con una cansada sonrisa, que se convirtió en una expresión de horror al ver la estampida de enormes monstruos que corría a por él.

-¡Hey, esperen, esperen, yo…! –Pero se demasiado tarde. Se le tiraron encima y lo aplastaron contra el suelo, acortándole la respiración.

-¡Lo lograste, en serio lo lograste!

-¡Muchas gracias, muchas, muchas gracias!

-¡Te debemos nuestras vidas, humano, nuestra lealtad está contigo!

-¡Oh, yeah! ¡Deberas te atreviste a golpearlo a pesar de tener manos tan suaves y frágiles, tienes mis respetos!

-Oigan… no puedo respirar… -Gimió Nikolai como pudo, pero entre las risas y agradecimientos de sus aliados, ni siquiera se hizo escuchar, no fue hasta que escucharon un poderoso pisotón que los cuatro volvieron a la realidad, y voltearon bruscamente, poniéndose en guardia.

-Esto no ha terminado. –Lowemon, ante todo pronóstico, se había puesto de pie de nuevo, y empuñaba lo que quedaba de su lanza rota, mirando fijamente a sus enemigos con todo el odio de su negro corazón. –Ustedes no pueden decidir cómo acaba esta historia. Solo LordBlackmon puede. Él… va a cambiarlo todo. Y ustedes, datos inservibles… van a perecer. No pueden evitarlo. Vivan o mueran hoy… sus destinos están sellados. Y yo no pienso morir hasta ver el futuro prometido hecho realidad. ¡No me voy a dar por vencido hasta destruir hasta el último de sus ustedes…!

Lowemon se había abalanzado contra el grupo, el cual estaba listo para defenderse, cuando una aguja de fuego azul y verde apareció de la nada y detonó entre ambos bandos, obligando a los cuatro Digimon Adultos a retroceder, manteniéndose con los sentidos al máximo observando la cortina de humo donde debía estar Lowemon, pero lo que no se esperaron, fue ver a una enorme sombra salir despedida de entre el humo y elevarse por los cielos.

Era el último Airdramon, el que Growmon atacó brutalmente y que dio por muerto. Estaba débil y malherido, pero vivo, y escoltando a Lowemon en su espalda lejos de sus oponentes. El caballero parecía inconsciente mientras que Airdramon usaba su cola para agarrarlo del tobillo y alejarse de ahí.

-¡Mierda! –Bramó Growmon con alarma, levantándose y corriendo hacia el león. -¡Mierda, mierda, mierda…! ¡No podemos dejarlo escapar! ¡No después de lo que él ha…!

-¡Growmon! –Lo llamó Dorugamon, quien, agachado junto a Nikolai, con sus alas caídas, sin fuerzas, negó con la cabeza.

Growmon lo observó jadeando, y observó cómo Greymon y XV-mon también parecían sumamente exhaustos, incapaces de seguir presionándose a sí mismos por mucho más. Cerró los ojos con fuerza y apretó la mandíbula mientras mostraba los colmillos.

-¡MIERDA! –Gritó, golpeando el suelo con fuerza mientras que su DigiEvolución se deshacía y volvía a ser Guilmon, desplomándose. El resto se acercó nervioso, pero apenas Dorugamon dio un paso se desplomó de rodillas mientras que su transformación también se deshacía. Nikolai lo miró seriamente y le ayudó a caminar para ir con Guilmon.

-Lo teníamos. –Murmuró éste con la voz temblando de la ira. –Lo teníamos. Era nuestra oportunidad, y la desaprovechamos como niños estúpidos.

-Eso no es cierto. Ganamos. –Le contradijo XV-mon, cuya transformación se terminaba al igual que la de Greymon, volviendo ambos a ser los pequeños V-mon y Agumon.

-No ganamos, no acabamos con el enemigo. Solo sobrevivimos a él.

-Sobrevivimos. –Le interrumpió Dorumon, soltándose de Nikolai para agacharse frente a su compañero, quien le devolvió la mirada con pena en sus ojos amarillos. –Nosotros, sobrevivimos. Es todo lo que importa.

-Pero debimos haberle hecho pagar… -Contestó Guilmon, bajando la mirada. –Todo lo que nos ha hecho, a nosotros, al gremio, a nuestra familia, a Leo… -Entonces, les cayó a los cuatro como un balde de agua fría. Al unísono, voltearon hacia una dirección específica, pálidos. Nikolai al principio se vio confuso, pero al mirar a esa dirección, también se dio cuenta de que se había olvidado de algo.

O mejor dicho, alguien.

-¡LEOMON! –Gritaron los cuatro reptiles, e ignorando sus heridas y casi inexistente energía, se incorporaron y corrieron hacia su maestro, tutor y amigo, quien se encontraba tirado sobre el césped, con medio cuerpo deshaciéndose en datos, con los ojos cerrados, con una expresión serena, tranquila. Fría.

-¡Leomon, ¿estás bien?! ¿Sigues con nosotros? ¿Cuántos dedos ves aquí?! –Le preguntó V-mon ansiosamente, sacudiendo bruscamente el brazo del león.

-¡Maestro, maestro! ¿Puede escucharnos? –Suplicó Dorumon, ya casi en lágrimas. –Por favor, no nos abandone. No podríamos… no tendríamos fuerzas para continuar sin usted, por favor… por favor.

-Escucho… -Salió de los labios de Leomon, quien débilmente abrió los ojos. Inmediatamente todos callaron. –Silencio… -Todos se quedaron quietos, con lágrimas en los ojos. –Lo lograron, pequeños revoltosos, estoy orgulloso.

-Solo lo conseguimos porque tú estuviste ahí para protegernos. Si no fuera por el humano…

-Lo lograron, porque son fuertes… Lo suficientemente fuertes para sobrevivir para cuidarse a sí mismos, para sobrevivir en un mundo… sin mí.

-No. No, no, no, no, no. No podemos, maestro. No podemos sin usted. Lo necesitamos. No puede dejarnos ahora. Todavía no estamos listos…

-Nadie nunca está listo, niños… Pero hoy demostraron que todo el potencial que vi en ustedes desde que salieron de sus Digitamas, era real. El humano los escogió como sus compañeros, lo que significa que ustedes cuatro están destinados a salvar al DigiMundo. Con o sin mi guía, ustedes encontrarán el camino…

-Leomon, no, por favor. –Agumon parecía estar viviendo una pesadilla, una muy real.

-Cuídense unos a otros, e intenten no pelear mucho, ¿está bien?

-Leomon…

-Muchas gracias… por llegar a mi vida… -Y el león cerró los ojos, mientras sus datos comenzaban a liberarse con cada vez mayor rapidez. Los cuatro Digimon miraron fijamente al que estaba falleciendo, y nuevamente, Nikolai, al verlos, se recordó a sí mismo, sentado en el hospital, escuchando las palabras salir de los labios de su padre.

"Tu madre está muerta."

Y luego, su mundo arder, sin dejar nada que pudiera hacerlo feliz, feliz de verdad, como era antes. Nadie merecía pasar por algo así. Nadie merecía perder a alguien de esta forma tan… cruel.

Esto no debería estar pasando.

Miró su DigiVice por unos instantes, en la pantalla tintineaba una alarma que decía "Energía extremadamente baja." Había estado mostrando ese mensaje después de que Lowemon rompió su último escudo, dejándolo vulnerable.

"Cuatro transformaciones mágicas, además de salvar mi vida tres veces." Se dijo a sí mismo, mientras miraba nuevamente las instrucciones del aparato. "Sé que es pedirte demasiado, pero por favor. Debe haber algo que podamos hacer. Tiene que haber algo…"

Ensanchó los ojos y detuvo su búsqueda, y en ese momento, la oscuridad que lo rodeaba se iluminó. Sintió la esperanza brotar desde lo más profundo de su alma, y los llantos de las criaturas que pelearon por él dejaron de hacer mella en su herido corazón.

Dio un paso al frente, hacia Leomon, ignorando al resto de los Digimon presentes, y se agachó junto a él, junto a Dorumon y Guilmon, mirando fijamente su pantalla. V-mon, entre lágrimas, notó la cercanía del joven, y no pudo evitar preguntar.

-¿Humano…? –Soltó entre sus lloriqueos. -¿Qué estás…?

-Ssshh. Necesito escuchar esto. –Contestó con algo de brusquedad, llamando la atención del resto de los Digimon, quienes se quedaron quietos al escuchar las palabras que salieron del aparato de Nikolai.

"Advertencia: Energía extremadamente baja. El almacenamiento de datos no incluirá generación de datos hasta que la energía recupere su nivel base. ¿Proceder de todas formas?"

-Proceder. –Respondió Nikolai, extremadamente serio, al igual que determinado, y apuntó a Leomon con su DigiVice con sus ojos brillando intensamente. –Activar almacenamiento de datos. Cargar: Leomon.

Y ante los ojos de todos los presentes, lo que quedaba del cuerpo de Leomon se deshizo en datos azules que se reagruparon como un pequeño remolino de luces brillantes las cuales fueron absorbidas por el DigiVice de Nikolai hasta que no quedó ni una. Luego de eso, todo quedó en silencio. Nikolai respiraba profundamente, sintiéndose mareado, y cayó de rodillas, ante las miradas expectantes y confusas de los Digimon a su alrededor.

-¿Qué… pasó…?

-Su amigo… -Dijo Nikolai entre jadeos, permitiéndose sonreír, mientras que les mostraba su aparato a los monstruos. –Está vivo.

Los cuatro Digimon se quedaron estupefactos en su lugar, sintiendo el tiempo detenerse y a sus mentes explotar.

-¡¿QUEEEEEEEEEEEEEEEÉ?!

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-Suéltame…-Nubes de tormenta se acercaban en el horizonte, mientras que un dragón-serpiente con alas se alejaba del campo de batalla con su moribundo superior, quien apenas y tenía fuerzas para forcejear, aferrándose a su lanza rota como si su vida dependiera de eso. –Suélta… me…

El Airdramon no lo escuchaba, seguía avanzando hacia una dirección no especificada, ignorando las órdenes de Lowemon, quien cerró los ojos, sin fuerzas para protestar o moverse, y sin poder dejar de recordar…

A Leomon, a Rhinimon, a Magnamon. A Duskmon.

Y a BeelStarmon.

Sus ojos se abrieron de golpe y blandiendo su lanza, cortó de cuajo la cola de Airdramon, soltándose, pero aferrándose a la melena de pelo del dragón, quien del dolor comenzó a desplomarse hacia tierra.

-¡Suéltame, suéltame, suéltame! –Con cada repetición, Lowemon apuñalaba al dragón, con miles de recuerdos golpeándole la mente. Miles de Digimon apareciendo en su cabeza.

Y esa mujer…

Esa maldita mujer…

-¡SUÉLTAME! –Y finalmente, golpearon tierra, pero eso no fue suficiente para detener a Lowemon.

Montado encima del cuerpo moribundo de Airdramon, lo apuñaló una y otra y otra vez, gruñendo y rugiendo, ignorando que los datos de su brazo comenzaban a desaparecer más rápido. Siguió atacando, y atacando, y atacando, desquitando su furia contra su subordinado con cada vez más ira hasta que…

-Fiuuu. ¿Mal momento? –Reconoció esa voz al instante y se detuvo, pero ya era tarde. El cuerpo del Aidramon, inmóvil, ya comenzaba a deshacerse en datos.

Lowemon alzó la mirada, y observó serio al grupo de peligrosos Digimon enfrente de él.

Enormes siluetas babosas, salidas de pesadilla, se plantaban enfrente suyo, pero a pesar de sus rostros deformes y semi-derretidos, Lowemon estaba mucho más atento a otros dos de los presentes que a los Raremon, mucho más pequeños y mucho más peligrosos. Además de esos dos, estaban también un par de Gazimon y un par de DemiDevimon, además de un Fangmon, todos Digimon que no conocía. Al contrario del caso de los últimos dos presentes, con los que estaba muy bien familiarizado, desgraciadamente.

-¿Estás bien, Lowie? Porque te vez fatal. –Le dijo NeoDevimon al caballero, con sus ojos sonriendo con sorna. Lowemon le devolvió la mirada con ojos fulminantes al tiempo que luchaba por erguirse establemente. Esa sola acción le hacía pasar a través de un dolor inimaginable.

-Lowemon, Lowemon. –Mientras que, con la segunda figura, tuvo que cuidar inclusive cómo lo miraba. SkullSatamon no solo era su superior. Era un Digimon muy peligroso. –He de suponer que no traes buenas noticias para nosotros, ¿acaso he cometido un error en encomendarte esta misión tan insignificante?

-Y yo he de suponer que Leomon te dio una tremenda paliza, ¿eh? –Cómo odiaba al bastardo de NeoDevimon, y a su sonrisita tan altanera, pero como siempre, era el perro faldero de Skullsatamon y no podía ni rechistarle estando presente él… se sentía más humillado que nunca.

-No. Yo… lo derroté. –Contestó Lowemon secamente, intentando todavía organizar sus pensamientos para elegir con cuidado qué iba a responder.

-¿En serio? Wow, porque parece todo lo contrario. Supongo que te costó mucho, ¿no? ¿Tanto que toda la ira que no pudiste descargar contra él la descargaste contra el Airdramon de ahí? –Lowemon sintió que el vaso se estaba derramando. El tonito de NeoDevimon era de lo más irritante.

-¿Algo que quieras añadir, Lowemon? –Intervino SkullSatamon, y Lowemon sintió el ambiente enfriarse. Quiso decir la verdad, de veras quiso decirla, pero sentía que esto debía mantenerse en secreto. Que era una misión personal, y no podía dejar que otro la completara por él. Era su asunto, que él saldaría por sí mismo.

-Eliminé a Leomon y a sus lacayos. Nada que añadir. –Mintió. Un silencio que duró menos de cinco segundos le arrugó el corazón.

-Espléndidas noticias, Lowemon. –Contestó por fin SkullSatamon, sonriendo siniestramente. –Solo hay un problema… -Un movimiento bastó, y Lowemon no pudo verlo venir. SkullSatamon había levantado su bastón hacia él, y de él salió una hoja de oscuridad que rodeó su garganta, sintiendo cómo cortaba su armadura sin problemas. –Nunca supiste mentir…

-Oh, no me lo creo, el gran Lowemon, ¿acaba de mentir? ¿Y a nadie más y nada menos que al señor SkullSatamon, gran amo de las tinieblas? Eso es increíble, pequeño Low-Low.

-Tú... maldito…

-Cuida tu lengua. –SkullSatamon movió su bastón, y la hoja que rodeaba la garganta del caballero negro se volvió más estrecha, penetrando más profundo en su armadura. –¿Sabes una cosa? NeoDevimon no estaba nada feliz de que te diera esta misión a ti solo en particular, después de todo, se trataba del resto de la temida Resistencia Dorada, o mejor dicho, de sus residuos. Pensé que esta era la mejor oportunidad para terminar de probar tu lealtad, el que terminaras de eliminarlos tú mismo, el que tú terminaras l que comenzaste, ¿pero este resultado? Es decepcionante. Nada más que decepcionante. –Los ojos de SkullSatamon se iluminaron con fuerza, y el mundo comenzó a oscurecerse para Lowemon. –Di la verdad, en tu estado actual, podría borrarte de un soplido.

-De acuerdo… de acuerdo… -Lowemon cerró los ojos con fuerza, suspirando profundamente, y dándose por vencido antes de volver a abrirlos con pena. –Logré eliminar a Leomon. Costó mucho, seguía siendo un guerrero admirable, pero lo logré, e iba a eliminar a sus insignificantes tropas, hasta que…

-¿Hasta qué…? –NeoDevimon frunció el ceño, teniendo mala espina.

-Un humano apareció. –Todos los presentes se quedaron quietos. SkullSatamon apretó el mango de su bastón, y la hoja de éste se cerró más sobre la garganta de Lowemon, comenzando a herirlo de verdad. -¡Intenté todo lo que pude para capturarlo, pero logró activar su DigiVice y DigiEvolucionó a las tropas de Leomon! No hubo ni una baja en mi escuadrón cuando peleé contra Leomon por sí solo, pero esos cuatro lograron borrarlos a casi todos y lograron derrotarme. Luché con todas mis fuerzas, lo juro, pero el humano arruinó por completo la operación…

Todo se quedó en silencio unos instantes. El ambiente se sentía pesado y tenebroso, pero Lowemon respiró con alivio cuando SkullSatamon desvió su bastón y deshizo la cuchilla oscura que amenazaba con asesinar al caballero. Luego se llevó una mano al mentón, meditativo.

-Nos dijeron que llegarían nueve… -Murmuró la calavera negra en un tono pensativo. –Y con este, ya deberían ser todos los que vendrán. ¿Sabes dónde fue?

-Me es imposible decirlo con seguridad, pero puedo darte las coordenadas.

-No hace falta, el Digimon al que acabas de asesinar ya me dio la respuesta a ello. –Contestó el Digimon diablo, refiriéndose al Airdramon que ya se había evaporado, y Lowemon se quedó perplejo.

-¿Qué?

-Dije que esta misión era para ganarte toda mi confianza, y no puedo decir que la fallaste, pero tampoco tuviste éxito. –Dijo SkullSatamon, y miró a uno de los Gazimon presentes, quien, sobresaltándose con nerviosismo, le ofreció a su superior una curiosa pantalla digital, donde el Digimon oscuro comenzó a verificar un par de datos. –Implanté rastreadores, en cada uno de los lacayos que te asigné, para asegurarme de que no intentaras nada, y cuando me di cuenta de que tres de ellos estaban fuera, le ordené al sobrante que te trajera aquí al instante.

-¿Qué tengo que hacer para ser digno de confianza de una vez por todas…? –Murmuró Lowemon mirando al suelo, más hablando para sí mismo que para los otros presentes.

-No dejar que este tipo de cosas se te salgan de las manos, por ejemplo. Otro humano en nuestra contra es una situación que no podemos ignorar. Por suerte, si usó solo a los Digimon seguidores de Leomon como sus soldados, significa que no ha estado aquí durante mucho tiempo y no debe tener demasiada experiencia sobre este mundo, mucho menos en el combate. Eso significa, que no hay oportunidad que desperdiciar.

-Por favor, señor, déjeme encargarme de esto. Será mi última prueba, podré arreglarlo todo y demostrar que soy…

-Silencio.

Una onda oscura emergió de SkullSatamon y Lowemon se desplomó de rodillas, sin fuerzas.

-Vamos, Lowemon. No bromees, apenas y puedes mantener tus datos juntos, y ni creas que vamos a desaprovechar tiempo valioso en esperar a que te recuperes para que arregles esta metida de pata tuya.

-Pero… la operación en… el Socavón...

-Seguirá en marcha, mantener ese lugar operando es esencial para la victoria del Imperio Negro, pero esta vez, NeoDevimon se ausentará por un par de horas o días, hasta que el humano esté asegurado. Yo puedo encargarme de toda la operación mientras está fuera.

-Y a diferencia de ti, yo no voy a fallar. –Le aseguró el diablo al caballero, sonriéndole maliciosamente. –Porque soy mucho mejor que tú.

-Por favor, señor, por lo menos déjeme acompañarlo y…

-No. –Sentenció SkullSatamon y Lowemon se mordió la lengua. –Y no quiero volver a repetirlo. Tuviste tu oportunidad, y fracasaste, es momento de asegurar nuestras jugadas antes de que las cosas se compliquen aún más para nuestra gloriosa meta. El dejar que el humano escapara, es un error que no debería pasar por alto, pero como has sido una pieza clave en nuestra supremacía, voy a darte el derecho de la duda. Vendrás conmigo devuelta a la base y Duskmon se ocupará de ti. Estás hecho pedazos. ¿Algo que objetar?

Lowemon miraba fijamente al suelo, en silencio. Sentía su única mano temblar, y no del dolor, mientras que más imágenes aparecían en su mente, haciendo a sus datos estremecerse y a su respiración volverse más violenta. El mundo parecía arder a su alrededor y sentía a sus propios pulmones prenderse en fuego mientras que su mente era taladrada por el dolor.

-¿Y bien?

-Nada que objetar, señor. –Pero así como esas emociones vinieron, se fueron, y Lowemon se arrodilló enfrente de su superior, recordando algo. Una única imagen, que le hizo recordar por qué estaba ahí en primer lugar, y por qué tomó todas las decisiones que tomó. –Estoy a su disposición. Mi vida está a su disposición.

-Obediente como siempre, mi querido soldado. Ahora, descansa… –Contestó Skullsatamon, complacido, y levantó su bastón, invocando una energía negra que al tocar a Lowemon le hizo desplomarse sobre el césped, inconsciente. –Bien, eso evitará que sus descontroladas emociones sigan empeorando su pobre estado. Dios, este niño es un desastre.

-Todavía no entiendo por qué le dejan ser uno de los nuestros. Y más por encima, un general. Deberían matarlo y dejar que renazca como otro gusano sin cerebro, sería mucho más útil así.

-Subestimas demasiado a los demás, NeoDevimon. Puede que la lealtad incondicional sea una ventaja, pero la astucia e inteligencia propia de un guerrero con mente independiente y libre albedrío es lo que hace verdaderamente valioso a un soldado. No necesitamos solo carne de cañón, necesitamos peleadores capaces, y diría que éste en particular, tiene mucho potencial. Solo que tiene una mente inestable.

-Eso ya lo vuelve un lastre.

-Cierto, pero gracias a él, desintegramos a casi toda la Resistencia Dorada, la más grande que ha existido, y la que mantenía firme a todas las demás. Gracias a él, ahora es solo cuestión de tiempo a que consigamos nuestra victoria sin que nadie pueda interponerse en nuestro camino, ni siquiera los humanos.

-Bien, bien, voy a hacerte caso esta vez. ¿Volverás a la cueva?

-Primero debo llevar al niño a una base con unidades de regeneración. La de Barbamon es la más cercana. Una vez esté estable, volveré a la operación si nada más sucede.

-Vale, jefe. Suerte con el mocoso consentido.

-No la necesito. Ah, y NeoDevimon.

-¿Sí, jefe?

-No me decepciones. –El aire pareció congelarse, mientras que todos los Digimon presentes que nunca abrieron la boca temblaban ligeramente, excepto NeoDevimon, quien se puso serio un instante antes de que sus ojos volvieran a sonreír. Comenzaron a caer las primeras gotas de la lluvia en aquella tarde gris.

-No te preocupes. –NeoDevimon volteó hacia la dirección donde debía de estar su objetivo, y sus seis ojos brillaron siniestramente. –No pienso fracasar.