Disclaimer: La obra de Made in Abyss no me pertenece sino que es propiedad de Akihito Tsukushi

Capítulo 2: En Espera

Nanchi se encontraba en su nuevo trabajo, ya comenzaba a anochecer y era cuando el lugar se llenaba de más clientes. Se apresuraba a pedir las órdenes para más tarde servirlas. El sitio no era un restaurante con mucha elegancia, pero era lo suficientemente decente. Llegaban sobre todo asalariados para beber y disfrutar de una buena comida después de un exhausto trabajo. Aunque había mucho trabajo, el ambiente era agradable. Habolg, el jefe era una muy buena persona, un regordete cabello castaño y con barba bastante frondosa, además ahí mismo trabajaban Reg y Riko, Reg era su compañero al servirle a los clientes, mientras que Riko se encargaba de la cocina, sus platillos eran en verdad una delicia, tanto así, que había creado buena fama del lugar por ello. La taberna restaurante era pequeña pero acogedora, raramente alguien solía dar problemas, pero si eso sucedía Reg los ponía en su lugar y luego llamaban a la policía. Nanachi no tuvo ese tipo de problemas, ya que sin pretender su ropa era un tanto masculina, y su cabello tiraba a un estilo casi tomboy, pero no era porque ella pensará que fuera como una, de alguna forma solo terminó así.

Recuerda la noche en que fue encontrada por Riko y Reg y ellos la llevaron al mesón donde también rentaban cuarto. Se veían temerosos pero muy decididos a ayudarle. Entraron con cautela al lugar, hasta que alguien con mucho sigilio, los sorprendió por detrás haciendo saltar en su lugar a los recién conocidos. Una persona alta, cabello negro, con ojos igualmente sumergidos en un profundo azabache, tez blanca, con una faceta entre seria enfadada y muy autoritaria se mostró ante ellos, y con voz gruesa preguntó a los inquilinos qué hacían tan noche entre los pasillos, farfullando y hablando a prisa, intentaron explicar y excusarse sus acciones, que, si bien no eran malas, podían ir en contra de las reglas establecidas en el lugar, como el no llegar a altas horas de la noche.

Luego de explicaciones vagas y apresuradas por parte de los otros dos, aquella mirada intimidante y negruzca se posó en la propia Nanachi, de quien mencionaron encontrar sola y abandonada entre las calles de Tokio. Sin duda esa mirada haría temblar a cualquiera, pero Nanachi se mantuvo firme, pues pensaba que no tenía nada que temer, ni porque flaquear, la vida igualmente ya le había jugado sucio antes, una nueva cachetada no sería nuevo. La mujer, a quien Riko llamó Ozen, sonrió casi tétricamente ante Nanachi, le causaba gran intriga que esa chica de cabello claro, piel ligeramente bronceada y que usaba ropas desgastadas, no se hubiera caído tras sus pasos de solo tenerla cerca, eso impresionó mucho a la casera llamada Ozen.

-Ya veo, estos pelmazos te encontraron en la calle, pero al parecer tienes mucho valor, niña, no solo de mantenerme la mirada sino de haber salido viva de estas calles en Tokio, aunque Japón sea un lugar seguro, tú podrías terminar en el lado equivocado sino vas con cuidado.

Ozen habló y mencionó unas cuantas cosas más, entre más conversaba con Nanachi más se convencía de dejarla hospedarse en el mesón. Así, acordaron, que las primeras noches se quedaría en la habitación de los chicos, iba estar un poco estrecho pero nadie objeto, en tanto se preparaba la otra habitación para la nueva inquilina. Al irse la dueña del lugar, Riko alegó estar impresionada por la forma en que Ozen rápidamente hubo congeniado con Nanachi, por lo general era una "hija de perra" que odiaba al mundo y el mundo la odiaba a ella, a pesar de ello, Nanachi sacó a relucir el hecho de que la misma Ozen parecía apreciarlos mucho a ellos pese a su tosca actitud, los chicos sonrieron, e iniciaron su nueva rutina. En los días próximos, visitaron el lugar en que estudiarían por el próximo año, y luego hablaron de su trabajo, el cual también habían conseguido gracias a Ozen, así que decidieron ir, para ver si lograban convencer Habolg para que Nanachi pudiese trabajar en el mismo lugar.

El día de trabajo finalizó por fin. Cuerpos cansados, pero satisfechos luego de una jornada laboral, esperando su paga en los próximos días, Nanachi estaba más que animada, esperando que llegaran los días para estudiar en el nuevo instituto, donde aprendería lo que necesario para poder ser aceptada en la universidad.

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Continuará…