Capítulo 17
-Oye Mercury no es quiera molestarlas, pero… ¿¡Les falta mucho!? Exclama en la pregunta Makoto porque tuvo que tomar a un Youma del brazo para arrojarlo sobre otro y electrocutarlo.
-No lo sé. Tuve que quedarme en la planta baja controlando el sistema eléctrico. -Contesta desde el comunicador Ami mientras generó una pared de agua para que se les hiciera difícil a los Youmas llegar a ella y a la computadora-. –Todo depende de Rei.
-Tranquilas, sé que Rei lo logrará. -Dice Usagi-. –Si demora es porque Mina debe estar allí también.
Makoto apretó los dientes viendo que el panorama no pintaba nada bien. Más allá de las palabras de aliento de Usagi sabía que Rei estaba demorando y el aumento de los Youmas sumado el agotamiento físico de los policías destinaba a un final nada alentador.
-Si Usagi, pero la verdad es que no sé cuánto más podrán soportar los…
Y entonces un grito estremecedor se escuchó en toda el área mientras que poco a poco el cielo iba cambiando para volver a ser el de antes.
Makoto sonrió y se arrepintió de haber dudado.
–Lo lograron…
-Lo lograron… Dijo Ami.
-¡Lo lograron! Repitió Makoto con verdadera felicidad. -
Makoto sentía que su corazón palpitaba de felicidad y decidió correr para encontrarse con sus amigas ya que seguramente Mina y Rei debían estar por salir del edificio.
Miró la construcción y comenzó a correr hacia él mientras todos los youmas comenzaban a desintegrarse.
-¡No se diga más! -La voz de la princesa era de pura emoción y alzó su cetro-. ¡Curación Lunar!
Una onda expansiva de lluvias de estrellas brotó de su poderoso cetro bañando a toda el área. Cayendo sobre cada ciudadano volviendo a la normalidad, a los policías curando sus heridas y a las senshis recobrando sus fuerzas.
Lo habían logrado y no hubo muertos.
Makoto corrió a la par del viento para buscar a Usagi que no debía estar lejos. A los pocos segundos la divisó bajando su cetro y al parecer la rubia la vio también ya que le alzó el brazo en señal de saludarla.
Pero de pronto el edificio estalló en una poderosa explosión; el humo inundó todo el sitio y pedazos de escombros comenzaron a caer.
-No… -Susurra Makoto aún sin poder creerlo. ¡Esto no tenía que pasar!
-¡Minako, Rei! -Grita con todas sus fuerzas Usagi.
-Ami tu estas…
-Estoy bien Makoto ya estoy fuera del edificio. -Ami trataba de que su voz sonara calmada, pero la verdad no estaba teniendo mucho éxito-. ¡Rápido!
El dúo corrió con todas sus fuerzas hacia el edificio para encontrarse con Ami que ya estaba afuera mirando el enorme desastre en llamas.
-¿Puedes verlas? -Pregunta Usagi con lágrimas en sus ojos.
Ami se coloca sus anteojos y analiza todo el edificio. –Mis sensores de calor no ve a nadie allí.
-¡Maldición! -Grita Makoto y golpeó un poste de luz con su puño abollándolo.
De pronto sintieron la voz de Artemis en sus oídos.
-¡Rápido! ¡Los escombros están cayendo poniendo en peligro la vida de muchas personas! Esto no ha terminado.
Las senshis tenían lágrimas en sus ojos. Querían buscar a Mina y a Rei pero sabían que debían salvar a la ciudad.
Es lo que Minako les hubiese ordenado como líder.
Asintieron y se pusieron a trabajar. Cuánto antes terminaran mejor.
Segundos después bomberos y policías llegaron dispuestos a ayudar a delimitar el perímetro del edificio para evacuar a las personas de alrededor. Makoto y Usagi se encargaron de evaporar cada escombro, triturar cada vidrio y Ami aprovechó la enorme cantidad de litros de agua que cargaban los camiones de bomberos para poder apagar el incendio más rápido.
Todo fue un éxito. El edificio ya no peligraba y la gente estaba a salvo.
-¡Vamos! Exclama Makoto y todas comenzaron a correr alrededor del edifico buscando a sus amigas mientras los bomberos entraban en busca de sobrevivientes.
Cada segundo que las senshis comenzaban a sentirse más perdidas. Hasta incluso Luna y Artemis llegaron y dieron las malas noticias.
-Examinamos el edificio desde el cuartel. No hay ni un ser vivo allí. Significa que… Dice Luna.
-¡No significa nada! Grita Artemis. -¡Tal vez salieron de allí con vida! ¡Tal vez…!
Al trío se le llenaron los ojos de lágrimas. El silencio delató la sospecha de todos.
-No… El gato blanco rechazó con su cabeza mientras las lágrimas comenzaban a salir. –No podrían… Minako no…
Luna refregó su cabeza por el cuello de Artemis sintiendo como sus lágrimas mojaban su piel. Júpiter cayó de rodillas, Ami dejó caer la portátil de sus manos y Usagi gritó sus nombres con todas sus fuerzas.
-¡MARS, VENUS!
La explosión del edificio fue inmediatamente después de que atravesaran la ventana. Rei vio los pedazos de vidrio a su alrededor y no se esperaba que la explosión las empujara más lejos antes de comenzar a caer hacia el suelo a casi 200 metros de altura.
Inmediatamente vio los escombros, el humo y sintió el poderoso fuego que invadía el edificio.
Pero también sintió que la mano de Minako soltó su muñeca. Giró la cabeza y vio a su mejor amiga desmayada.
-¡Mina! Grita y estira su brazo con todas sus fuerzas para atraparla. Los escombros y demás trozos de vidrio caían a su alrededor haciendo más difícil poder hacerlo.
Vio un enorme escombro por encima de ellas y con una bola de fuego la destruyó. Ya sin peligro apretó los dientes y al intentarlo nuevamente pudo atraparla.
-¡Despierta Minako!
No hubo respuesta; así que la tomó del cuerpo y la sacudió con fuerza.
-¡Minako!
Y la rubia abre lentamente los ojos que inmediatamente se hacen enormes al ver que estaban en caía libre.
Maldita sea. No de nuevo.
Giró para ver a Rei pero vio que un enorme escombro caería sobre ella.
-¡Cuidado!
Disparó un rayo creciente para que quedara hecho trizas.
Poco a poco veían que se acercaban al pavimento y al no tener la habilidad de volar eso era un problema.
Venus sabía que repetir su plan de hace dos años no funcionaría por la cantidad de escombros y humo que inundaba el edificio. Debía pensar en otra cosa.
Inmediatamente tomó a Rei de la cintura y estiró su cadena para ver, si tenía suerte, de tomarse de algo,
Lo único que consiguió fue engancharla de un dirigirle que llevaba la imagen de Akiyama Rou de publicidad, pero eso no significaba éxito. Apretó los dientes y esperó a que la caída terminara para que la cadena se tensara.
-¡Sostente!
La cadena se tensó y eso hizo que comenzara un largo balanceo del que no pudieron soltarse por lo que siguieron camino. La idea era esperar a que el balanceo termine y así poder bajarse.
Pero no contaban con el agotamiento físico y mental de Minako y en pleno balanceo la cadena se evaporó.
-¡Mierda! Grita Mina mientras veía como su traje aparecía y reaparecía en su transformación.
Ahora caían nuevamente más lejos por cómo se habían balanceado. No quedaba muchos metros para caer, pero ahora no iban a caer en la calle.
Rei intentó pensar en algo, pero con sus poderes de fuego no contaba con herramientas para buscar algo que amortigüe la caía.
Su rostro no pudo demostrar más alivio cuando vio que iban a caer en una enorme piscina olímpica de un club deportivo.
Pero la pileta era climatizada.
Sus cuerpos golpearon la chapa que tapaba la piscina y cayeron al agua de un gran chapuzón.
Rei sintió su cuerpo como si se hubiera golpeado contra una pared de cemento. Abrió los ojos y emergió rápidamente a la superficie, pero en cuánto respiró aire por la boca vio que Mina no había emergido aún.
A pesar del dolor se sumerge nuevamente y de inmediato ve a Minako flotando en el agua inconsciente. Nadó hacia ella y la tomó por debajo del hombro para llevarla a la superficie.
Nadó lo más rápido posible al borde y pudo sacarla de allí. Extendió su cuerpo por el suelo y vio que había perdido su transformación.
-Mina… Llama Rei sacudiendo su cuerpo con cuidado por sus heridas. -¡Despierta!
La rubia no se movió y Rei sintió que su estómago dio un vuelco. Tomó su rostro para sacudirla levemente y luego de los hombros, pero esta vez la sacudió con más fuerza.
-¡Abre los ojos! Maldita sea Mina, las demás nos están esperando.
La pelinegra apretó los dientes y se negó a llorar. No iba a llorar, solo rogó un milagro.
–Por favor…
Rei sintió como si su alma volviera a su cuerpo cuando notó que Mina apretó los ojos antes de abrirlos rápidamente y empezar a toser agua.
-Qué alivio. -Suspiró la pelinegra tocándose el corazón que estaba palpitando con mucho miedo.
Venus dejó de toser comenzando a respirar suavemente por la boca y sus ojos estaban abiertos mostrando miedo, como si hubiese visto a un fantasma.
–Lo que hicimos fue una verdadera locura.
-Ya lo creo. -Asiente su amiga mientras que Mina se sienta flexionando sus rodillas para tomarse la cabeza con las manos.
-Y estamos vivas.
-Por un pelo. Menudo problema nos has traído a todas.
Rei notó que Mina se mordía el labio, pero al prestar más atención se dio cuenta que estaba aguantando la risa hasta que parece que no pudo soportarlo y comenzó a reír libremente.
La senshi de fuego sentía que jamás comprendería realmente a Minako. Pasó de estar secuestrada, golpeada y quién sabe que más, peleó a muerte contra un Ona's, saltó de un edificio en llamas, estuvo al borde de la muerte y ahora lo único que hacía era reírse.
Minako era esa persona que Rei jamás podría entender. Tenía una personalidad y un poder de Senshi que la hacía indescifrable. Cada vez aparecía con algo nuevo y eso se debe deber a las muchas cosas que Minako seguramente escondía.
Aino Minako ¿Cuántos secretos tienes?
Antes que se diera cuenta se contagió de su risa y empezaron a reír juntas. Mina lloraba mientras reía, pero se sentía tan aliviada… tan aliviada de estar viva y de ver a Rei.
Ya quería ver a las demás.
Ya no quería soportar más las lágrimas con ellas.
Entonces vieron el cielo claro y caluroso sobre el enorme hoyo que había hecho en el techo. Una lluvia de destellos blancos cayó sobre ellas secándolas y curando completamente sus heridas.
-Esto es… Dice Mina.
-Usagi usó su cetro. Sonríe Rei. –Curó a toda la ciudad de los Youmas que provocó el Ona's.
-Significa que…
-Finalmente todo ha terminado. Ganamos Mina.
Su líder sonrió y sin poder resistirlo la abraza.
Rei se sorprendió, pero se asustó por la invasión de su espacio personal. No le gustaba mucho los abrazos.
-Estoy tan feliz de que estés viva. -Susurró la rubia.
Al escuchar esas palabras supo que no era justo soltarla. Y aunque ella, no lo admitiría en voz alta también estaba muy feliz de ver a Mina con vida.
Aunque sea esta vez de dejó abrazar y segundos después levantó sus brazos devolviendo el abrazo.
Todas estaban con las cabezas bajas llorando la pérdida. No lo habían conseguido. No habían podido rescatar a Minako y Rei no pudo salvarse. Todo lo que hicieron fue en vano. La ciudad se había salvado, pero ahora sin ellas ¿Cómo seguirían adelante? Un futuro próspero las estaba esperando y ahora con la falta de sus mejores amigas todo destinaba a que ese futuro no sería feliz sin ellas o que tal vez… con la falta del liderazgo de Venus y los poderes de Mars no se cumpliría.
Luna decidió secarse las lágrimas con sus patas delanteras. Alguien tenía que ser fuerte en esta situación, ayudar a los demás a seguir adelante y sentía que la única que podía hacerlo era ella. Pero al alzar la vista lo que vio le erizó la piel y rogó que no estuviera alucinando.
-¡Miren!
Todos abrieron sus ojos y pudieron ver a lo lejos a la senshi del amor y a la senshi de la guerra caminar hacia ellas. Se rascaron los ojos para ver si no era su imaginación, pero al acercarse más pudieron ver que estaban transformadas, sin heridas y con una sonrisa de alegría.
Usagi comenzó a correr hacia ellas y las demás la siguieron, pero las cuatro patas de Artemis eran más rápidas y en cuestión de segundos llegó a su dueña y saltó sobre sus brazos.
-¡Artemis! Exclamó Mina abrazando al pequeño gato blanco. -¿Estás llorando?
-¡No vuelvas a hacerme esto Mina! -Grita Artemis sin importar que su dueña viera sus lágrimas.
Venus lo estrujó contra su pecho también en lágrimas, pero eran lágrimas de amor. –Lo siento Artemis.
De pronto Usagi llegó y se tiró sobre ella para abrazarla con todas sus fuerzas.
-¡Mina! -Exclama Usagi llorando entre sus brazos.
-¡Usagi! Estoy…
Pero fue callada por otros dos abrazos más que comenzaron a aplastar sus pulmones.
-No respiro… -Masculló entre dientes.
Rei no pudo evitar reír por lo bajo y vio que Mina le extendió la mano para que la tomara.
Rodeó los ojos, pero aceptó y ahora las cinco estaban abrazadas, incluyendo Luna y Artemis y al ser tan fuerte el abrazo cayeron al suelo y comenzaron a reír entre lágrimas y mucho amor.
"Bienvenidos a otra edición de noticias. No podemos estar tan felices por comenzar de que oficialmente nuestra ciudad está volviendo a la normalidad. Todos los ciudadanos gozan de buena salud, el edificio que estalló está totalmente controlado y ya no tiene riesgos de derrumbarse todo a gracias a Sailo sus compañeras Sailor Scouts." "Ellas junto el departamento de Policía dirigido por La Superintendente General de la Junta de la Policía Metropolitana, Sakurada Natsuna desenmascararon los planes del internacional mafioso Pèng Bùdé dejando evidencia en donde se le acusa de manipulación, control de información, sobornos y difamación entre muchas cosas involucrando al candidato a Fiscal de Distrito Akiyama Rou y toda su campaña política. El candidato, abogados y todo el personal involucrada en la campaña está arrestada esperando fecha para presentarse a un juez. "Los Forzadores, un trío de empleados cercanos a Pèng Bùdé llamados informalmente como Fancy Dan, Montana y Buey están siendo interrogados y por lo que nos dicen las fuentes piensan colaborar con la investigación." "En pocos días el alcalde de la ciudad incluyendo el Presidente de la Nación harán un discurso público y oficial para pedir disculpas por la falla en el sistema judicial al haber liberado a Pèng y además pedirán disculpas a Sailor V y sus compañeras por la difamación de la campaña sumado a un reconocimiento por haber salvado a la ciudad junto a Natsuna Sakurada." "Sígannos para más información ya que en el próximo bloque les contaremos los resultados de la autopsia de Pèng Bùdé que falleció en la explosión del…
El pequeño televisor se apagó para sorpresa de Natsuna. Giró su silla rápidamente para ver a Minako con el control en la mano.
-¡Lo estaba viendo!
La rubia ríe por la reacción de su amiga policía. –Creo que ya viste suficiente. Hace tres días que todo sucedió y lo único que te he visto estar haciendo es estar pegada a esa televisión. Además… ¡Eres la policía! Ya sabes todas estas noticias.
Natsuna sonríe de lado y toma su taza de café. –Es que no sabes la alegría que tengo por todo esto. Vamos a estar en primera plana por mucho tiempo.
-Lo dices como si nunca te hubiese pasado. Minako la imitó y tomó un sorbo de café. Esta vez decidió cambiar y probarlo. Admitió que le gustó la infusión, pero le tenía que poner mucha azúcar. –Ahora puedes hacer una segunda parte de tu libro.
Natsuna río por lo bajo.
-Pero esta vez tiene un final feliz. De todos los colores. Ya siento que me liberé de una enorme carga emocional. Siento que ya… puedo perdonarme por todo lo que sucedió hace dos años.
La senshi detuvo la taza entre sus labios y respiró su aroma para distraerse de lo que escuchó.
-¿Acaso tú lo has hecho? ¿Te has perdonado?
Dejó la taza en el escritorio y reclinó su espalda contra el asiento antes de contestar. -Después de todo lo que pasó desde que Pèng regresó me di cuenta que no.
-Mina… Dice Natsuna con un deje de pena. –No puedes seguir con esta carga…
-Lo sé, lo sé. Asiente Mina. –Te prometo hacer todo lo posible.
No sonó convincente, pero Natsuna confiaba en Minako. Se paró de su silla y rodeó el escritorio para acercarse a ella y tocar su hombro. –Estoy feliz de que estés bien Mina.
-Gracias Natsuna. -Sonríe la adolescente-. –Salvaste a mis mejores amigas y a sus familias. Nunca podré dejar de estar agradecida por eso.
-Oye, es mi trabajo. Guiña el ojo. –Pero eres como de mi familia Minako. Haré lo que esté a mi alcance para ayudarte.
La joven sonrió suavemente y se levanta del asiento para abrazarla.
-Ya es hora. Dice Natuna acomodando su traje y el flequillo de su cabello. –Otra revista me entrevistará ¿Cómo me veo?
-Como una guerrera. Bromea Minako.
-¿Nos vemos en la ceremonia del Presidente en tres días?
-No me lo perdería por nada en el mundo. Las cámaras están ahí y debo aprovechar para practicar si quiero ser una idol.
Natsuna se ríe y la acompaña a la salida.
Mina caminaba y esta vez decidió prestar atención a su alrededor. La campaña anti Sailor V había desaparecido completamente siendo reemplazado por aclaraciones de que reorganizarían el día de las elecciones hasta nuevo aviso y de la ceremonia del Presidente. Las personas caminaban tranquilamente por la calle, algunas sonriendo por el hermoso día y otros algo nerviosos por la jornada laboral. Escuchó como un niño le rogaba a su madre de que lo dejara ir a la ceremonia para ver a Sailor V; luego pasó por un parque y vio a algunas niñas disfrazadas de Sailor Scouts jugaban con otros niños imitando sus poses.
La princesa de Venus sonrió ante ello hasta que escuchó su comunicador sonar.
-¡Hola Mina!
-¡Hola Usagi! ¿Cómo estás?
-Ya extrañándote. Mina ríe al escuchar eso. –Esta noche no olvides que tenemos noche de chicas en el departamento de Makoto ¡Dijo que iba a cocinar un enorme postre con crema y frutillas!
Con solo escuchar eso su estómago reclamó porqué tomó café y no estaba probando ese postre en ese preciso momento.
-Suena genial Usagi. ¿Quieres que te busque y vamos juntas?
-¡Seguro! Te espero y prometo no quedarme dormida.
Minako río al recordar que una vez que fue a buscar Usagi para una reunión se había quedado dormida. Rei en su lugar podría haberse enojado, pero en cambio Minako se reía y siempre lo recordaban para reírse.
Y cuando cortaron la llamada Minako divisó algo extraño en el conocido callejón que utilizaba de atajo las veces que quería o tenía que llegar a casa rápido. Recordó que allí fue donde todo había empezado. Se adentró allí y notó que había cambiado muchísimo. Estaba mucho más limpio, la basura estaba ordenada haciendo que el olor no sea repulsivo y las paredes se habían pintado de blanco.
Pero notó que una pared estaba diferente y cuando se paró frente a ella se quedó boquiabierta.
Un artista callejero la había dibujado con su traje de Sailor Venus y su antifaz. Estaba hermosa con una pose de lucha y su cadena brillaba como el oro rodeándola como un remolino.
Finalmente llegó a casa. Su madre estaba allí, su padre no había llegado de trabajar.
-Hola pequeña rufiana. Saluda su madre que estaba leyendo el libro de Natsuna Sakurada en la sala de estar. -¿Qué tal tú día?
-Muy bien mamá. Responde. -¿Así que estás leyendo ese libro eh?
-No pude evitarlo. Se tapa el rostro con el libro. –Con todo lo que ha sucedido no pude sentirme atrapada por él. Además, estoy muy agradecida con la oficial Sakurada. Nos ayudó mucho cuando nos tuvieron que desalojar de nuestro hogar.
Natsuna le contó a Minako que la excusa que utilizaron para evacuar a sus padres fue que un delincuente había incriminado su dirección y que a ella la habían llevado a otra comisaría.
Mina asintió y puso un pie en la escalera. -Iré a mi habitación. Esta noche iré de Makoto a dormir.
-¿Hiciste tú tarea?
-Si madre… ¿Quién crees que soy? Guiña el ojo Minako y su madre le arrojó un almohadón en el rostro provocando risas.
Llegó a su habitación, trabó la puerta y cerró la ventana. Artemis se había ido con Luna, pero no quería arriesgarse a que llegara de sorpresa.
Abrió el cajón de la mesita de luz, levantó un poco varios cuadernos y dibujos que tenía guardados y lo encontró. El brazalete que le había regalado Josh. Aún el guante de boxeo y la estrella brillaban juntas.
-Hola belleza. Mina se sienta en canasta en la cama. –Hace tiempo que no te veía.
El brazalete era lo único que le había quedado de Josh. Era lo único que lo conectaba con él.
-Te extraño Josh. Dice en voz baja. –Estos últimos días no pude dejar en pensar en ti… en todo lo que sucedió, en cómo te conocí y en cómo terminamos.
Dejó la reliquia en la palma de su mano y siguió hablando. –A veces me pregunto si valió la pena conocerte. Si no te hubiera conocido nada de esto hubiera pasado… no le estaría hablando a una pulsera. Bromea. –Si no te hubiese conocido tal vez no estarías muerto y Pèng seguiría haciendo de las suyas…
Minako tomó una respiración profunda antes de continuar.
-Pero luego de mí cuenta que a pesar de todo lo que sucedió fuiste valiente y pudiste liberarte. Pudiste abrir tu corazón y decidir tu propio camino para tu felicidad. Y haberme elegido a mí para ese camino no pudo haberme hecho más feliz.
Tocó el dije del guante entre su pulgar y el índice.
-Así que si tú no te arrepientes yo tampoco. -Sonríe mientras sus ojos se cristalizaban-. –Sé que no te arrepientes y no hubieses querido que fuese de otra forma. Fuiste libre y Pèng ahora fuera de mi vida siento que yo también puedo serlo.
Besó cuidadosamente el dije y susurró unas últimas palabras. –Siempre estarás en mi corazón. Gracias por amarme y gracias por dejar que te ame.
Y se colocó la pulsera en la muñeca izquierda y la vio desde todos los puntos posibles. –La verdad no me queda nada mal… tu abuelo tenía buen gusto.
Se acostó en la cama y cerró los ojos dejando que las lágrimas silenciosas cayeran. Sintió su corazón palpitar y una ligereza en su cuerpo que no había sentido en mucho tiempo. No pudo evitar sonreír mientras recordaba cada momento que había vivido con Josh. Como se habían conocido, su primera cita, el cine, sus hermosos ojos, los besos bajo la lluvia…
No supo cuánto tiempo pasó, pero se despertó al sentir unas familiares garras rasgar la ventana. Era Artemis algo curioso de por qué la había cerrado.
-Hey. Saluda su dueña al abrir la ventana.
-¿Tienes todo listo? Pregunta Artemis. –Entendí que te reunías con las chicas en lo de Makoto…
-¡Oh sí! Se palmeó la cara. –Tengo que ir a buscar a Usagi primero.
Artemis negó la cabeza, divertido al notar que las viejas actitudes de Minako estaban regresando. Mientras la observaba preparar sus cosas pudo notar que tenía el brazalete en su muñeca.
-Lo llevas puesto… Susurra en voz baja.
-¿Dijiste algo? Gira la cabeza Minako.
-¿He? Alza las cejas Artemis. –No, no… ¿Quieres que te acompañe a buscar a Usagi?
-Por supuesto. Le guiñó el ojo mientras guardaba su pijama en la mochila.
Ya con las cosas listas llamó a su amigo para irse, pero él saltó a sus brazos y se estiró hasta su hombro para refregar su cabeza ronroneando.
Minako sonrió y lo alzó para acariciarlo también. Ella sabía por qué lo hacía. Eran amigos desde hace tanto, habían vivido muchísimas aventuras juntos tanto en batallas como en cosas de la vida cotidiana que ya algunas cosas no hacían falta decirlo con palabras.
-¿Estás bien? Pregunta Artemis. -¿Cómo te sientes?
-Me siento muy bien Artemis. Admite Mina. –De lo mejor en mucho tiempo.
-No sé si eso es algo bueno. Bromea el gato y se ganó un apretón de oreja.
-¿Listo para irnos?
-Solo si prometes que habrá atún…
-Qué raro tú tan demandante.
-Además de ser tu guía no olvides que tengo mis gustos gatunos.
Mina dejó que se quedara en sus brazos y caminó hacia la puerta.
-Sabes que a veces sigo pensando cuánto dinero me pagaría un circo por darles un gato que habla…
-Ya hiciste esa amenaza tantas veces que ya no me lo creo.
-Uf. Voy a tener que inventarme algo nuevo.
Y cerró la puerta de su habitación.
Aquí me encuentro. Una vez más deje los años pasar y no finalicé la historia.
Me siento cruel no haber actualizado y darle un cierre a esta historia. En lo personal me sucede, crear buenas historias y no escribir el final.
Pero aquí lo tienen. El final del arco del presente.
Solo falta el final del arco del pasado.
No los aburriré más, dejaré una buena nota de disculpa en el próximo capítulo.
Un abrazo fuerte a los lectores que han seguido esta historia por años. Un saludo a los nuevos.
