Draco iba y venía a lo largo de su habitación, repasando una y otra vez lo que acababa de ocurrir. Estuvo a punto de permitir que Potter lo besara. Y no es que no fuera tentador, era simplemente que él mismo no estaba seguro de lo que quería en su vida. O al menos lo relacionado a su vida amorosa. Por un lado, estaba Dennis, quién había sido amable y considerado, y a pesar de claramente sentirse atraído por Draco, no había exigido nada más, se había conformado con las frecuentes salidas que terminaban en una despedida totalmente amistosa. Por otro lado, estaba Potter, con quién no había tenido citas ni nada parecido, pero a la primera oportunidad estuvo dispuesto a hacer algo que no había querido hacer con Dennis por no querer apresurar las cosas. Sin embargo, en algún momento tenía que tomar una decisión. Una importante. Porque, aunque estaba muy seguro de que Potter le gustaba mucho más que Dennis, también sabía que, si se aventuraba a tener una relación con el ex auror, estaba destinada eventualmente al fracaso.
Suspirando cansinamente, decidió que era demasiado estúpido desvelarse por eso cuando era tan obvia la respuesta. Así que apagó las luces y se acostó.
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Aún si lo decidió firmemente, últimamente no hacía más que pensar en eso, principalmente después de convivir durante el desayuno, comida o cena. O cuando simplemente se encontraban en los pasillos de la casa, pues sus martes de convivencia se habían acabado ya que no podía permanecer demasiado tiempo junto a él. Y agradeció al destino por hacer que Potter decidiera celebrar su cumpleaños con los Weasley, porque no se creía capaz de vivir otro baile con él.
Era estúpido, pues Harry ya lo sabía, y él no lo había negado, pero no quería sucumbir a sus deseos. No si pronto estaría fuera de esa casa, no si estaba construyendo algo con Dennis.
Bien, no podía quedarse como animal enjaulado para toda la vida, así que respiró profundamente y salió de su habitación. Fue con Lily, para despertarla como todas las mañanas y ayudarla a prepararse para el día. Mientras se disponía a ir a la habitación de enfrente escuchó que su teléfono vibraba.
Era un mensaje de la asistente de Finnigan, quién le informaba el día de las audiciones y hacía de su conocimiento el envío de un archivo que contenía el libreto.
Volvió a respirar profundamente, esta era su gran oportunidad, tenía que aprovecharla por lo que debía dejar atrás los sentimientos y cualquier otra cosa que pudiera distraerlo de su objetivo.
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Al leer el libreto se dio cuenta de que era la oportunidad de su vida. La idea general se enfocaba en una familia extremadamente rica y poderosa residente en el pueblo de Bourton. Relaciones entre hermanos, disputas por la herencia del abuelo, excentricidades, farsas, relaciones familiares disfuncionales, amor, traición y una serie de aspectos que despertaron su interés. Él podría bien interpretar a cualquiera de los cinco hermanos que conformaban el elenco principal, todos eran raros excéntricos, un par de ellos derrochaban el dinero sin medir consecuencias, otros pensaban más en su futuro como líderes de la familia, pero había un personaje que a pesar de todas sus carencias tenía un carisma y amabilidad oculta, la cual dejó a Draco con la añoranza de obtener su personaje.
En las noches y en sus ratos libres procuró estudiar el personaje, aprendió los diálogos y los practicó una y otra vez, hasta que llegó el día de las audiciones.
Dennis dijo que no le sería difícil obtener el papel, que no se preocupara por los prejuicios y sólo se enfocara en el personaje, pero eso no evitaba que se sintiera nervioso, después de todo era la primera vez que intentaba incursionar en el mundo del histrionismo y dudaba ser realmente bueno.
No obstante, desde que llegó al estudio hizo todo lo posible para parecer tranquilo. Cuando fue su turno dio lo mejor de sí. Las personas presentes, incluyendo a Finnigan anotaron en sus libretas y al final simplemente lo despidieron. Draco no tenía idea de cómo interpretar aquello. Salió del estudio y al estar al aire libre por fin pudo respirar normalmente. Decidió volver a la casa de Potter, el lugar que por el momento era su hogar.
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— ¿Y cómo te fue? —A pesar de que se encontraba en medio de la oscuridad, Draco pudo sentir su magia vibrando desde que entró a la estancia, por aquella razón no se asustó al escuchar el tono profundo de la voz de Potter, pero de todos modos su estómago no había dejado de retorcerse ante la expectativa de hablar con él. Y aunque posiblemente Harry no podía verlo, se encogió de hombros.
— Quiero pensar que bien.
— Seguramente lo hiciste bien.
— Depositas mucha confianza en mí, Potter —dijo usando un tono sarcástico.
─ Si, bueno, no es algo de lo que me sienta orgulloso.
Draco resopló enfadado y Harry soltó una carcajada.
─ Eres un idiota. Por cierto, ¿qué haces en medio de la oscuridad? ¿Acaso te has convertido en un espectro de las sombras?
Harry encendió las luces con un chasquido de sus dedos. Draco arqueó una ceja sorprendido, no es que no hubiera escuchado sobre la habilidad de Potter de hacer magia sin varita, era sólo que hasta el momento no había presenciado con sus propios ojos tal privilegio. El hombre parecía tan seguro y fuerte en ese momento que su cuerpo entero se estremeció.
─ Sólo estaba pensando ─dijo como si se tratara de cualquier cosa.
─ ¿Tú piensas? ─Empujó la pregunta antes de comenzar a reír.
─ ¿Ahora quién está siendo el idiota? ─Harry se puso de pie y se dirigió a las escaleras con clara intención de irse a descansar─. Descansa… ─titubeó─, Draco.
El rubio se sorprendió por el uso de su nombre, pero no dijo nada y permitió que Potter se alejara lentamente.
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El resto del año ocurrió como una neblina densa. Harry iba a sus sesiones, Lily también, pasaban algunos días en La Madriguera y otras veces, Teddy Lupín se unía a las comidas y cenas en la casa.
Por su parte, Draco parecía haberse quedado en pausa, sin nada que cambiara en su vida. Continuaba lidiando con su atracción hacia Potter, las salidas con Dennis con quien estaba retrasando formalizar su relación y esperando por una respuesta.
La navidad fue tranquila y nostálgica. Desde que murió su madre no había hecho más que recordar que en aquellas fechas siempre lo llenaba de regalos y dulces. Era su época favorita, porque era cuando sus padres se tomaban un descanso y pasaban todo su tiempo vacacionando con él y consintiéndolo.
Si, pasar esos días con Dennis levantó un poco su ánimo, pero no lo suficiente.
El fin de año, Harry y Lily decidieron pasarla en casa de Andrómeda Tonks, su tía. Draco no esperaba que lo invitaran a unirse al festejo. Y aunque quiso negarse, una parte de él, la curiosa, decidió hacer lo contrario. Sin embargo, no se arrepintió de ir, pues la pasó mejor de lo que esperaba. Su tía Andrómeda a pesar de parecer severa y fría, fue dulce con él y lo trató con amabilidad y respeto. Teddy, por su parte, ya lo conocía por sus visitas a Grimmauld Place, además, ya era un adolescente de catorce años, así que entendía mucho mejor su entorno, así que no fue difícil convivir y charlar con él, pero lo que lo motivó increíblemente fue lo mucho que disfrutó su tiempo junto a Harry y Lily. Extrañaba esos martes de convivencia sin duda y se reprendió por aquello, pues era algo que no iba a tener eternamente.
El año nuevo auguraba un mejor futuro para todos.
Así lo constató Draco cuando recibió la llamada.
Había sido seleccionado para interpretar uno de los protagónicos. Estaba tan feliz, que cuando se dio cuenta que debía decirle Potter que se iría no supo cómo manejar los sentimientos encontrados.
Ahora sólo debía encontrar el momento adecuado para decírselo. Por un momento contempló la posibilidad de decírselo a Granger para que ella a su vez se lo hiciera saber a Potter, pero era demasiado cobarde actuar de esa manera, no tenía sentido.
Cuanto antes lo diga será menos difícil hacerlo, se dijo antes de respirar profundamente.
─ ¿Sucede algo malo?
En ese momento las llamas de la chimenea estallaron, Lily y Potter salieron sacudiéndose la ceniza de la ropa. Había vuelto más rápido de lo esperado. Así que Draco titubeó al responder la pregunta de Potter.
─ No, nada de eso, sólo me gustaría hablar contigo.
Harry frunció el ceño.
─ No es necesario que sea inmediata…
─ Voy a llevar a Lily a la cama y después hablamos, ¿eso está bien?
Draco asintió.
Lily corrió hacia él y lo abrazó por la cintura, el rubio correspondió acariciando su cabellera pelirroja.
─ Te extrañé ─dijo mientras levantaba la cabeza para mirarlo.
Draco le correspondió con una sonrisa.
─ Yo también ─susurró. La pelirroja correspondió a la sonrisa antes de que un bostezo distorsionara sus labios.
─ Muy bien, jovencita, es hora de ir a dormir.
Lily asintió alejándose de Draco y yendo hacia su padre para que este la cargara y la llevara a su habitación.
─ Esperaré aquí.
Harry no respondió, pero asintió mientras se alejaba con una niña que ya tenía los ojos cerrados y la mejilla firmemente apoyada en su hombro izquierdo.
El rubio se dejó caer en uno de los sofás y esperó por lo que pareció una eternidad, aunque en realidad sólo esperó quince minutos.
─ ¿Y bien? ─Al escuchar la voz de Potter casi saltó. Había estado tan sumergido en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando volvió.
Harry estaba enfrente de él, tomando asiento en el único sofá individual.
─ Hoy me llamaron.
Los ojos verdes de Harry brillaron, previendo que la respuesta era la que había pronosticado el día que se enteró sobre las audiciones.
─ Me alegro mucho por ti. ─Su sonrisa no era tan grande como debería, pero Draco sabía que estaba siendo sincero.
─ Gracias, Potter.
─ Harry.
─ ¿Qué?
─ Llámame, Harry, has vivido por un año completo en esta casa y sigues llamándome Potter, como cuando íbamos en el colegio.
─ ¿Qué tiene de malo que te llame Potter?
Harry se encogió de hombros.
─ No es que sea malo, sólo considero que ahora nos llevamos mucho mejor que en ese entonces y somos amigos, de cierta manera, así que me gustaría que me llamaras Harry, así como yo te llamo Draco.
El rubio resopló.
─ Está bien, lo que sea, Po… Harry.
El moreno sonrió.
─ Gracias.
─ ¿Por llamarte Harry? ─preguntó incrédulo.
Harry negó con la cabeza.
─ Por haber aceptado el empleo y apoyar a Lily.
─ Me pagas por hacerlo ─dijo con intensión de quitarle importancia.
─ Es diferente ─contradijo.
─ ¿Qué tiene de diferente? ─preguntó intrigado.
─ No me hagas caso, a veces no pienso en lo que digo. ─Harry se puso de pie, era claro que se estaba retirando─. De verdad estoy feliz por ti, harás un excelente trabajo.
Draco se puso de pie de inmediato al ver que Harry se movía. Aunque se reprendió de inmediato, ¿qué se supone pretendía con eso?
─ ¿Sucede algo? ─preguntó el moreno deteniéndose.
El rubio abrió la boca ligeramente para decir algo, pero al final decidió no hacerlo, así que negó con la cabeza.
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Draco subió prácticamente corriendo al tercer piso. Llegó hasta la habitación de Potter y miró fijamente la puerta. Unos segundos pasaron antes de que se decidiera a llamar a la puerta como un desesperado. Cuando Harry abrió, se quedó paralizado. Antes, cuando decidió correr a buscar a Harry estaba tan decidido a hacer algo, lo que fuera, pero ahora que sus ojos se conectaron con los ojos del moreno, no tenía idea de cómo actuar. Harry era tan guapo en su estado natural; miró la playera en cuello uve que permitía ver la piel morena que brillaba ligeramente bajo la luz de la luna, la profundidad de aquellas cicatrices que cortaban de un lado a otro no aminoraba su atractivo. Y como si hubiera sido hechizado, Draco se acercó lentamente y colocó sus pálidas manos en aquella piel, acarició de abajo hacia arriba, hasta que ambas manos se posaron en la mandíbula. Todo el proceso sin desviar la mirada. Se acercó lentamente hasta que sus labios rozaron con los de Harry.
Lo besó de una manera profunda, tratando de transmitir sus sentimientos con esa única acción y sintió que su corazón se henchía de alegría cuando fue correspondido de la misma manera.
─ Harry… ─susurró después de terminar el beso. Sintió las manos del moreno colocarse en sus caderas y cuando fue atraído al interior de la habitación no opuso resistencia.
Se desnudaron lentamente, y entre besos, pequeños empujones y caricias suaves, diciendo sus nombres y jadeando cada que tenían oportunidad, llegaron hasta el tocador. La espalda de Harry rozó con el borde haciendo que se detuviera, lo que provocó que su piel tuviera más contacto con la piel del rubio.
─ Date la vuelta ─exhaló las palabras mientras trataba de recuperar el aliento, los ojos de Harry se enfocaron en los suyos, preguntando con la mirada, qué es lo que tenía pensado hacer. Draco sonrió y le quitó los anteojos suavemente, con la única intención de apreciar mejor aquel verde tan intenso que provocaba que sus propias piernas temblaran.
Una vez colocó el objeto sobre el tocador habló.
─ Tengo una fantasía.
Harry ladeó la cabeza, claramente no había comprendido a qué se refería.
─ Quiero lamerte.
El moreno soltó un suspiro profundo.
─ ¡Oh! ─Jadeó─. Nunca en la vida me han hecho algo así.
─ Bueno… siempre hay una primera vez para todo, ¿no crees? ─cuestionó el rubio encogiéndose de hombros.
Entonces Harry sonrió, se acercó para besar nuevamente a Draco y después se dio la vuelta. Se trataba de Malfoy, por lo que quería confiar en él. Y mientras sentía los dedos de Draco repasando la hendidura entre sus nalgas miró hacia el frente. El espejo continuaba cubierto por una manta vieja. Desvió la mirada hacia la madera del mueble y sus manos, las cuales estaban fijas en la superficie. En ese momento sintió un hechizo de limpieza traspasar su recto. Su pene se irguió ante la expectativa de lo que estaba por venir.
Soltó una fuerte exhalación cuando sintió la caliente y húmeda lengua del rubio lamer esporádicamente entre sus nalgas. Después, sintió las manos frías del rubio abrirlo para hacer visible su ano. El aliento caliente acarició el borde y se aferró con más fuerza al mueble, sintiendo la necesidad de resistirse a ofrecer su trasero. Afortunadamente no tuvo que luchar demasiado, pues Draco lo complació casi al instante y sumergió tentativamente la lengua en su apretado orificio.
Era embriagador, la forma en que Draco lo estaba devorando. Nunca antes alguien se había atrevido a hacer algo así. Nunca creyó que algún día lo experimentaría, ni siquiera es que lo deseara, pero el sólo hecho de que fuera la boca de Draco Malfoy quien estuviera proporcionándole ese placer hasta ahora desconocido, hacía que su pecho ardiera de felicidad.
Mientras el rubio continuaba jugando con su boca. Harry llevó la mano a su erección, la cual acarició suavemente y se estremeció al sentir una ráfaga de calor recorrer su cuerpo entero.
─ Draco, oh, Draco ─exhaló con los ojos cerrados, su mano acariciando lentamente y su concentración enfocada en sentir la cálida lengua del rubio dentro de sí.
Sin embargo, el juego terminó antes de lo deseado, se giró para mirar al rubio, quien se estaba poniendo de pie. Debería estar alarmado por un posible arrepentimiento, pero supo que no era así en cuanto vio que el rubio estaba igual de excitado que él.
─ Vamos a la cama ─sugirió el rubio y Harry estuvo de acuerdo. Se dejó guiar hasta que llegaron al borde. Draco hizo que Harry se recostara y luego escaló sobre él. Sus miradas conectadas en todo momento. Sus dedos largos ahora más cálidos tocaron todas las cicatrices. Desde el torso hasta el cuello y luego volvió hasta que los dedos repasaron el brazo maltratado y se detuvo en aquella mano la cual veía por primera vez.
Harry por un momento sintió miedo de que el rubio se diera cuenta de que era un ser horrible y decidiera irse, no lo culparía, pero sí se sentiría miserable y estaba cansado de sentirse así. No obstante, su preocupación fue disipada en el momento en que Draco se acercó para besarlo nuevamente.
─ Harry, fóllame ─susurró.
Las caricias y los besos continuaron y eventualmente llegaron hasta el final. Las sábanas manchadas de semen, sudor y lubricante lo constataban. Y después de aquel acto de entrega y placer carnal, se quedaron profundamente dormidos; la cabeza de Harry sobre el pecho del rubio y uno de sus brazos aferrado con fuerza a su torso.
Draco pestañeó repetidamente cuando sintió los primeros indicios de despertar. Se removió suavemente provocando que Harry también lo hiciera.
— Hola —saludó cuando miró hacia abajo y vio el rostro moreno, una ligera sonrisa instalada en su boca.
Harry también sonrió.
— Hola —respondió.
Harry dejó de abrazarlo, para dejarse caer completamente en el colchón. Draco sintió la perdida de calor corporal como una ausencia que no quería sentir, pero no dijo nada, en lugar de eso se recostó de costado para mirar fijamente al moreno.
Harry también lo estaba mirando, sus ojos verdes brillando intensamente.
— ¿Quieres algo de beber? —ofreció, quería pasar un poco más de tiempo con Harry antes de tener que volver a su habitación, vio al moreno asentir por lo que preguntó—, café o té.
Y se fue levantando, consciente de su desnudez, pero no por eso avergonzado.
— Té está bien.
Draco asintió, se sentó sobre la cama e invocó una liga para atarse el cabello ligeramente largo en una coleta baja.
— ¡Carajo! —expresó Harry después de un momento, Draco giró a verlo y arqueó una ceja, esperando para que se explicara—. Acabo de acostarme con la niñera de mi hija.
El rubio comenzó a reír. Y se movió por la cama hasta quedar sentado sobre el abdomen del moreno. Sintió las cálidas manos de Harry instalarse en su cintura y acariciar suavemente. Mientras él instalaba sus palmas en el pecho del moreno.
— Debo recordarle, señor Potter, que este servicio no está incluido en el salario —dijo, sonrió al terminar la oración.
Harry se rio al escuchar aquellas palabras.
— ¡Oh, señor Malfoy! Entonces tendrá que recibir una paga por este maravilloso servicio.
— Por supuesto, una paga digna de un Malfoy. —Completó.
— ¿Y qué puede ser eso?
Draco sonrió ampliamente antes de responder.
— Tengo una idea.
Se acercó para besar al moreno nuevamente. Y si, volvieron a hacerlo, esta vez con mucha mayor rapidez que la primera ocasión, pero ninguno de los dos estaba inconforme con eso.
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