N/A: Hola!

Ha llegado la hora de presentarles el capítulo 31, esperamos que lo disfruten. Ciertamente ya estamos en la recta final de esta historia pero no nos abandonen, por favor D: de verdad nos haría muy felices leer sus opiniones en los comentarios.

Nos leemos en dos semanas

Saludos!

Golden y Flame

Disclaimer: Los personajes de Fullmetal Alchemist no nos pertenecen. Sólo estamos divirtiéndonos con ellos.


Capítulo 31. Búsqueda

Quizás fuera apresurado y paranóico de su parte, pero Al estaba comenzando a preocuparse por su hermano y Winry. Los chicos habían salido hace un par de días con rumbo a Central para realizar algunas compras y después encontrarse con Roy y Riza, suceso que debió haber sucedido el día anterior. No había sido mucho el tiempo transcurrido pero Al no podía evitar la sensación de desasosiego que había comenzado a acompañarlo desde que se había ido a acostar la noche anterior y que sólo parecía querer incrementarse desde que despertó esa mañana. Tenía la certeza de que los chicos habían llegado con bien a Central ya que habían llamado a la casa en cuanto estuvieron en su hotel tal y como lo habían prometido pero el origen de su intranquilidad se debía a que Ed también le había prometido llamarlo cuando estuviera con sus padres para que él también pudiera saludarlos. Al sabía que Ed aún estaba trabajando en su viejo hábito de no llamar frecuentemente al hogar Rockbell para dejar saber donde estaba pero, aunque Ed olvidara la llamada, Winry estaba con él y ella definitivamente no permitiría que su hermano olvidara su promesa.

El día anterior, mientras el cielo comenzaba a oscurecerse Al comenzó a esperar ansiosamente la llamada de su hermano. Le había tomado mucho cariño a Roy y Riza desde hace tiempo y éste sólo se había visto incrementado cuando ellos comenzaron a involucrarse más en su entorno cuando se descubrió que Ed era su hijo. Conforme más pasaban los minutos, Al comenzó a contemplar que quizás todos estaban muy ocupados poniéndose al día y que Ed y Winry terminarían llamándolo cuando estuvieran a punto de irse a dormir. Aunque le desilusionaba el perder la oportunidad de charlar un poco con el General y la Capitana, entendía que Ed y sus padres tenían que aprovechar al máximo cada vez que podían verse ya que, en sus circunstancias actuales, aún debían ser cuidadosos para no levantar sospechas sobre la naturaleza de su relación.

Sin embargo, cuando Pinako le dijo que sería mejor que se fuera a dormir dado que ya era tarde, la inquietud de Al comenzó a invadirlo. Sabía que quizás estaba exagerando pero seguía sorprendido de no haber recibido la llamada de su hermano o Winry. Por la mirada que Pinako le dirigió al teléfono antes de irse a su habitación, estaba seguro que ella también estaba un tanto inquieta por la situación pero ambos prefirieron no abordar el tema en voz alta.

En cuanto se despertó a primera hora de la mañana del día siguiente, Al tomó un libro y fue a sentarse al sillón que se encontraba al lado de la mesita donde reposaba el teléfono de la casa. De manera similar, Pinako llevó unas piezas de automail que necesitaba revisar a la mesa del comedor desde donde estaba a tan solo unos pasos de la parte en la que Al se había ubicado. Los dos fueron compartiendo charla casual ocasionalmente tratando de no destruir la normalidad que reinaba en la casa y, al llegar la hora del desayuno, Al no tuvo más remedio que separarse de la pequeña mesa para ayudar a la abuela a preparar el desayuno.

Durante el desayuno los dos platicaron acerca de los lugares que Ed y Winry debieron de haber visitado para ese punto y, para tratar de no ahondar en sus inquietudes, ambos bromearon acerca de que Winry estaba adquiriendo los malos hábitos de Ed.

Llegado el medio día, Al no pudo contener más su ansiedad y decidió llamar al hotel en el que estaban hospedados su hermano y Winry. El encargado de la recepción le pidió unos minutos para ir a buscar a Ed a su habitación pero, al escuchar el ruido que indicaba que alguien estaba tomando al auricular al otro lado de la línea, Al se llevó una decepción al darse cuenta que se trataba de la misma persona. El hombre amablemente le dijo que no recibió respuesta en la habitación de Ed, agregando que incluso se había atrevido a llamar a la puerta de Winry pero tampoco había habido alguna respuesta. Al le agradeció su atención y le preguntó si sabía a qué hora los chicos habían dejado sus habitaciones. Para mayor desasosiego de Al, el señor le hizo saber que, a pesar de que Ed y Winry todavía no habían entregado las habitaciones, no recordaba haberlos visto desde hace casi dos días.

Con esa nueva información, Al decidió llamar al hogar Hughes. El día que Ed y Winry llegaron a su hotel, Winry le había dicho que seguramente irían a ver a la señora Hughes y a Elicia esa misma tarde. Sinceramente, Al dudaba encontrar a los chicos allí en ese momento pero si la señora Hughes le decía que los había visto el día anterior, podría quedarse un poco más tranquilo. Desafortunadamente, la llamada que realizó no dio los resultados esperados debido a que Gracia no había visto a los chicos desde que habían ido a visitarla. Percatándose de la preocupación en el tono de voz de Al, la señora Hughes trató de tranquilizarlo diciéndole que seguramente se trataba de un pequeño olvido de ambos y que pronto se reportarían. Además se ofreció a llamar a algunos conocidos de la milicia para preguntarles si los habían visto. Al le agradeció enormemente antes de colgar encontrándose con la atenta mirada de Pinako.

"¿Desde cuándo no los han visto?" Preguntó dado que no pudo hacer esa pregunta antes de que Al llamara a la señora Hughes.

Al se mordió el labio inferior antes de contestar. No quería preocupar más a la abuela Pinako pero sabía que no tenía más opción que hablar con la verdad. "El recepcionista del hotel no recuerda haberlos visto en los últimos dos días. La señora Hughes sólo los vio la tarde que ellos llegaron a Central."

Pinako suspiró pesadamente. "Esos chicos…" Le echó una ojeada al teléfono antes de devolver su vista a Al. "¿Tienes el número del hotel donde se deben estar quedando los padres de Ed?"

Al negó con la cabeza. "Ed no sabía si iban a quedarse en un hotel o si quizás se quedarían en casa de la señora Hughes pero ella no me dijo nada de ellos así que podemos descartar esa opción."

Pinako le dio unas palmaditas en la espalda. "No tiene caso preocuparnos. Si algo les hubiera pasado estoy segura de que Riza nos hubiera llamado de inmediato. No tenemos más opción que esperar."

"Sí, abuela." Accedió Al aunque sabía que ninguno de los dos haría caso de las palabras de Pinako.

Al y Pinako permanecieron con sus mismas actividades esperando a que el teléfono volviera a sonar. Una hora después lo hizo pero se trataba de la señora Hughes quien, desafortunadamente, les dijo que sus conocidos no se habían topado con Ed y Winry. Más tarde, cuando estaban comenzando a cenar a pesar de lo inapetentes que estaban sus estómagos en esos momentos, el teléfono volvió a sonar, haciendo que Al se levantara lo más rápido que pudo de su silla para poder ir a paso apresurado hacia la mesita donde se encontraba el dispositivo, sin importarle los tirones que pudo sentir en sus piernas por la brusquedad de su movimiento al que su cuerpo aún no estaba del todo habituado.

"¿Hola?" Preguntó casi sin aliento por lo precipitado del movimiento.

"Buenas tardes, Alphonse." Respondió Riza al otro lado de la línea.

Al soltó un suspiro. Había esperado que fueran Ed y Winry los que estuvieran llamando pero si era Riza eso podía ser una buena señal ¿no? Tratando de controlar su voz para no denotar su preocupación, Al dijo. "Buenas tardes, señorita Riza. ¿Cómo va todo por allá?"

Riza tardó un poco en responder lo que no le pareció buena señal a Al. "La reunión a la que tuvimos que asistir fue todo un éxito. Logramos que asignaran un mayor presupuesto al proyecto de reconstrucción de Ishval." Hizo una pausa para que Al respondiera pero el chico no lo hizo. Suspiró y continuó. "Eso no es lo que quieres saber ¿cierto? Alphonse, no quisiera preocuparte ¿pero sabes algo de tu hermano y Winry?"

La tensión en el tono de voz de Riza le hizo saber que ella ya sabía la respuesta a su propia pregunta pero aún así Al respondió. "No, al menos no recientemente. Se supone que nos llamarían cuando estuvieran con ustedes pero nunca lo hicieron. La última vez que lo hicieron fue cuando llegaron a su hotel y eso fue hace tres días."

"Eso es lo que me temía." Dijo Riza con pesar. "Se suponía que Edward nos buscaría en los alrededores del Comando Central pero jamás aparecieron. Roy y yo quisimos creer que quizás perdieron la noción del tiempo ahora que ya están saliendo pero algo no me dejaba tranquila. Creímos que nos buscarían al terminar nuestra junta de hoy pero no fue así." Suspiró pesadamente. "Debí haber hecho caso a mi instinto y buscarlos desde ese primer momento." Concluyó con un tono lleno de arrepentimiento.

Al quería tranquilizar a Riza diciéndole que seguramente Ed y Winry estaban perfectamente y sólo se trataba de un descuido pero no fue capaz de hacerlo cuando ni él mismo podía creer en esas ideas. Mordiéndose el labio inferior, Al confesó. "La abuela Pinako y yo estamos preocupados, Capitana. Quizás me apresuré al hacerlo, pero le llamé a la señora Hughes para ver si sabía algo de ellos pero no los ha visto desde la tarde de hace tres días. Incluso ella le llamó a sus conocidos pero nadie ha sabido de ellos. Es como si se los hubiera tragado la tierra."

"Eso no es bueno." Murmuró Riza para sí misma aunque Al alcanzó a escucharla. "Alphonse, te voy a pedir que me contactes ante cualquier dato del que puedas enterarte ¿de acuerdo? Roy y yo los buscaremos por aquí. Estoy segura de que podremos apoyarnos con el Teniente Coronel Armstrong y algunos de sus compañeros. Te prometo que los encontraremos y que te llamaremos en cuanto sepamos algo."

"Entiendo, Capitana. Pero ¿no sería mejor que fuera para allá? La abuela Pinako puede quedarse aquí y así tendrían a alguien más en Central que los pueda ayudar sin que alguien de la milicia se alarme ante su interés por encontrar a alguien que ya no trabaja con ustedes."

Del otro lado de la línea, Riza cerró sus ojos momentáneamente antes de contestar. Claro que le gustaría tener todas las personas y recursos posibles para buscar a su hijo y a Winry pero no era prudente hacerlo. Aunque Al estaba mucho más saludable que cuando recién recuperó su cuerpo, su condición física aún no era muy buena además de que, si realmente alguien estaba detrás de la desaparición de Ed y Winry no podía arriesgar a Al cuando podía existir la posibilidad de que alguien quisiera hacerle daño a ambos Elric.

Tras un suspiro, Riza respondió. "Te lo agradezco, Alphonse, pero ya nos las arreglaremos."

"Pero-"

"Sé que también estás muy preocupado por tu hermano y Winry pero, hasta que no tengamos una idea de lo que realmente está ocasionando esta situación, no es prudente que vengas a Central. Sé que te pido mucho al hacerte quedar en Resembool pero también tenemos que protegerte a ti, Alphonse. Jamás me perdonaría si algo te pasara."

"Sé que mi cuerpo aún no está al 100 pero tengo mi alquimia y siento que estoy listo para defenderme físicamente. No me sucederá nada… No puedo quedarme aquí mientras Ed y Winry pueden estar pasando por dificultades." Dijo con un tono tan triste y preocupado que el corazón de Riza volvió a estrujarse.

Riza hizo una pausa antes de contestar. "Dame tres días, Alphonse. Si en tres días no sabemos nada de Edward y Winry yo misma me encargaré de mandar a alguien por ti. Te prometo que, mientras tanto, te mantendré informada de cualquier avance que hagamos. Es más, tú serás el primero en enterarte de cualquier cosa que llegue a mí."

Al hizo una pausa mientras evaluaba las palabras de Riza y ella pudo escuchar unos golpecitos que probablemente eran generados por Al al golpear la bocina del teléfono con un dedo. "De acuerdo. Tres días. Ni uno más." Cedió Al con cierto pesar.

Riza le agradeció por su comprensión y ambos intercambiaron algunos datos y los números de teléfono de contacto necesarios para estar al tanto de cualquier dato que pudieran conseguir respecto a Ed y Winry.

Después de despedirse, Al colgó el teléfono sintiendo un gran peso sobre sus hombros. A pesar de la creciente preocupación de estos últimos días había mantenido la esperanza de que todo estuviera bien y que simplemente Ed y Winry se la habían pasado visitando lugares no tan concurridos o algo por el estilo pero ahora sabía que su temor y preocupación tenían toda la razón del mundo para existir. Odiaba tener que quedarse quieto cuando lo que más deseaba era tomar el primer tren con rumbo a Central pero sabía que, al final de cuentas, Riza tenía razón al tomar precauciones respecto a su intervención en la búsqueda activa de su hermano y Winry. Sin embargo eso no hacía más fácil sobrellevar la espera.

Suspirando pesadamente, Al se dio la media vuelta para encontrarse con la atenta mirada de Pinako que se encontraba en la puerta del comedor. Ahora tendría que convencer a la abuela Pinako de confiar en el plan de acción de Riza y esperar junto con ella que pronto tuvieran noticias de los chicos.


Riza colgó el teléfono y se llevó una mano al pecho mientras la apretaba en un puño. Lágrimas quisieron hacerse presentes en sus ojos pero ella se esforzó en mantenerlas a raya sabiendo que ni siquiera tenía tiempo para eso. Era tiempo de actuar.

Inhalando profundamente para mantener la compostura, Riza se acercó a la puerta de su habitación y se quedó ahí unos segundos escuchando atentamente. Al no escuchar pasos o algún otro ruido que pudiera delatar la presencia de alguien en los alrededores, salió de su habitación y cruzó el pasillo para dar dos suaves golpes en la puerta de enfrente. Tan pronto como su mano se alejó de la puerta, ésta se abrió y ella entró sin dudarlo encontrándose frente a frente con Roy Mustang. Él sólo tuvo que observarla un par de segundos antes de atraerla a sus brazos con fuerza.

"Havoc ya está al tanto de todo. Sólo bastará una llamada para que venga a ayudarnos." Le dijo suavemente sin separarse de ella.

"¿No parecerá sospechoso?" Preguntó Riza a pesar de lo agradecida que estaba por el rápido actuar de Roy y el apoyo inminente de Havoc.

"No te preocupes. Breda y Fuery se encargaran de todo mientras Havoc se toma un par de días de vacaciones para tener una cita. Además se ofrecieron a darle algunos consejos por teléfono si Havoc siente que su cita lo va a dejar como las demás."

Riza asintió con la cabeza incapaz de formar palabras. Roy se separó de ella y le dio un beso en la frente antes de volver a hablar. "Tranquila. No nos rendiremos hasta que los encontremos. No vamos a perderlo." Dijo mientras llevaba sus manos a los hombros de Riza.

Riza inhaló profundamente, antes de sonreírle ligeramente. Roy estaba tratando de tranquilizarla pero también podía notar lo preocupado que estaba al desconocer el paradero de su hijo. "Los vamos a encontrar." Con una mirada llena de determinación, añadió. "Vamos."

Roy asintió y, tras asegurarse que nadie estaba en los alrededores, Riza salió de la habitación mientras Roy hacía una rápida llamada a Havoc para confirmarle que la desaparición de los chicos era un hecho. Después de esto, salió para enfocarse en la misión que él y Riza tenían. Tenían que encontrar a Edward y Winry lo antes posible.


Tanto Roy como Riza habían salido a la calle vestidos de civil para evitar atraer atención innecesaria a ellos mientras hacían sus averiguaciones.

Riza estuvo buscando en los alrededores del hotel en el que Ed y Winry se habían quedado preguntando a las personas de los negocios cercanos si habían visto a personas con las características de los chicos. Esta primera búsqueda casi no dio frutos pero Riza obtuvo el dato de que una pareja que iba pasando por ahí, tenía la impresión de haber visto a los chicos sentados en una banca la noche siguiente de cuando Edward y Winry llegaron a Central. Desafortunadamente la pareja no sabía qué había sido de los chicos ya que se habían retirado del parque antes que ellos pero al menos Riza ya contaba con un dato más para empezar a formar una línea de tiempo de lo que hicieron los chicos antes de desaparecer.

Notando que el cielo ya estaba casi completamente oscurecido, Riza se resignó a limitar sus investigaciones a algunas llamadas a sus conocidos antes de que fueran acostarse pues cada vez había menos gente en las calles y, por ende, menos testigos potenciales. No le agradaba para nada la idea de dejar pasar más tiempo pero no había más opción.

Desanimada, encaminó sus pasos al hogar del Teniente Coronel Armstrong. Sabía que él la apoyaría sin dudarlo y que podría hacer sus llamadas desde su hogar para que así fuera un poco menos notorio su interés en la búsqueda de Edward. Además, quizás la perspectiva de Alex podría ayudarla a encontrar algún detalle que se le podría haber pasado por su nivel de estrés y preocupación actual.

Por su parte, Roy hizo lo propio en los alrededores del Comando Central esperando encontrar algún civil que hubiera notado a los chicos el día anterior pero su búsqueda no dio frutos. Sinceramente no tenía muchas esperanzas de obtener alguna pista en el área que estaba investigando ya que todo parecía indicar que la desaparición de los chicos se había suscitado el día previo al que debió haber sucedido su encuentro con ellos.

Suspirando, decidió regresar a su hotel. Antes de ingresar a su habitación, tocó la puerta de Riza para verificar si había regresado pero, como se imaginaba, ella no estaba de vuelta seguramente continuando con la búsqueda o quizás ya se encontraba en el hogar del Teniente Coronel Armstrong como le había mencionado que haría antes de separarse a las afueras del hotel.

Una vez que estuvo nuevamente en su habitación, Roy dejó salir un suspiro pesado mientras se recargaba contra la puerta de su habitación. Estaba tratando de mantener una fachada fuerte y tranquilizadora para no alterar aún más a Riza (aunque sabía que probablemente ella se imaginaba lo que en verdad pasaba por su mente) pero se estaba volviendo difícil mantener sus verdaderos sentimientos encerrados dentro de sí. Quería salir corriendo y gritar el nombre de su hijo por todas partes esperando que alguien pudiera darle una pista de su paradero pero sabía que eso sería sumamente inapropiado y comprometedor pero la angustia que estaba sintiendo lo estaba perturbando más de lo que le gustaría aceptar provocando que por momentos tuviera que detenerse por unos instantes para concentrarse en regularizar su respiración.

Sabía que Ed era alguien sumamente capaz de defenderse a sí mismo y a sus seres queridos pero su parte paterna no dejaba de recordarle que aún era muy joven y, sobre todo, no era indestructible. El chico parecía estar manejando muy bien la pérdida de su alquimia pero ahora Roy no podía dejar de maldecir el hecho de que ahora su hijo contara con un recurso menos para protegerse.

Relájate, Roy. No vas a ganar nada poniéndote así. Tienes cosas importantes que hacer en lugar de estar pasándotela dándole vueltas a cosas que no te llevaran a encontrar a tu hijo.

Pasándose una mano por el rostro, Roy se despegó de la puerta y entró en el pequeño baño de su habitación para remojarse el rostro con agua fría, tratando de recuperar su enfoque en lo que tenía que hacer.

En cuanto terminó de secarse el rostro, Roy se encaminó a su cama para sentarse en ella para posteriormente sacar su pequeño diario de alquimista donde también incluía (de manera codificada) los números telefónicos de amigos y aliados en los que podía confiar plenamente. Carraspeando para aclarar su garganta, Roy comenzó a hacer unas cuantas llamadas con la esperanza de encontrar algún dato útil sobre el posible paradero de su hijo o, en su defecto, contar con algunas personas más que pudieran unirse sutilmente en la investigación.

Con el tiempo transcurrido podría recurrir a un reporte policiaco o directamente en la milicia pero, aunque varios oficiales corruptos habían sido removidos de su cargo, Roy aún no confiaba del todo en ellos para confiarles una tarea tan delicada como localizar a Edward y Winry, sobre todo al considerar que todavía había rebeldes que extrañaban el antiguo régimen de Bradley y que estaban resentidos con Edward por su participación directa en los eventos del día Prometido. El alertar a la milicia o a la policía de su desaparición podría terminar con el efecto contrario a lo deseado pues podría haber personas que en lugar de ayudarlos, podrían encubrir los rastros de quien sea que estuviera detrás de todo esto.

Con esos pensamientos en mente, Roy comenzó a llamar a sus conocidos de Central empezando con Gracia Hughes, quien le dijo que ya había hablado con Alphonse y con algunos conocidos pero que, por el momento, no tenía nada nuevo que aportar. Roy le agradeció el tiempo que estaba dedicando para encontrar cualquier cosa que pudiera ayudar a encontrar a Edward y Winry y se despidió tras brindarle el número de teléfono del hotel en el que se encontraba y su número de habitación para que no tuviera problemas para contactarlo en los próximos días.

La siguiente llamada que hizo fue al doctor Knox quien, a pesar de su habitual tono hosco, también se ofreció a hacer averiguaciones en los hospitales de la ciudad. A pesar de ser un médico afiliado a la milicia, Knox tenía sus contactos dentro de cada uno de los hospitales y pequeñas clínicas que había en Central además de que, si esto no fuera suficiente, ahora contaba con el apoyo de su hijo, quién había ingresado como residente en el hospital principal de la ciudad. A pesar de que Ed ya no formaba parte de la milicia, Knox no pareció sorprenderse de su interés por encontrarlo diciéndole que a él tampoco le gustaría que, ahora que había relativamente paz, algo "tan simple y casual" como un secuestro le pasara al mocoso después de haber cometido la idiotez de enfrentarse a un monstruo capaz de devorar todo a su alrededor. Quizás fuera su instinto paterno pero Roy no estaba de acuerdo con la parte "simple y casual" pero de igual manera agradecía la colaboración de Knox. El doctor podría ser un hombre gruñón pero sin duda alguna era un valioso amigo y aliado. Tan pronto como todo esto se resolviera (Porque se va a resolver, mi hijo no tardará en estar de vuelta con nosotros), Roy estaba dispuesto a compartirle su secreto pues estaba seguro de que era un hombre de confianza y que, en caso de que volviera a ser necesario, contaría con su apoyo sin tener que ser cuidadoso en recortar los datos que le proporcionaba para que no saliera a la luz su relación con Riza y Ed.

Sabiendo que Riza seguramente ya había hablado con Alex Armstrong, Roy decidió llamar a Charlie y Richard. Ambos estaban actualmente en el Este pero ocasionalmente hacían misiones en Central por lo que no estaba de más hacer un intento con ellos. Desafortunadamente, ninguno de los dos había estado en la ciudad en las últimas semanas pero ambos coincidieron en que si Roy requería de más miembros en su investigación ellos viajarían para allá en cuanto él lo pidiera. Roy se debatió un momento sobre si debía aceptar su oferta o no pero, tras darse cuenta que ellos no estaban tan ligados con él y Riza y que por ende llamarían menos la atención, finalmente aceptó y agradeció que Charlie tomara el primer tren del día siguiente para llegar a Central mientras que Richard hacia sus averiguaciones en Ciudad del Este en caso de que Ed y Winry terminaran siendo llevados allá.

Tras su llamada con Richard, Roy llamó a Breda usando su viejo código para saber si él y Fuery habían descubierto algo nuevo en las últimas horas pero no había novedades de su parte haciendo que no hubiera más opción, por el momento, que esperar a que Havoc llegara en la mañana para seguir investigando en los alrededores.

Su siguiente llamada se retrasó un poco ante su propia indecisión. Izumi y Sig Curtis eran buenas personas pero Izumi era francamente aterradora cuando se lo proponía. Junto con Riza se podía decir que se habían hecho buenos amigos del matrimonio Curtis pero Roy no estaba seguro de cómo reaccionaría Izumi cuando supiera que el mayor de los Elric estaba desaparecido. Dejando de lado su furia, sabía, gracias a Al y Ed, que la mujer había vivido varios años con problemas de salud derivados de la transmutación humana que había hecho por lo que también temía causarle un daño físico al darle una noticia preocupante.

Dándose cuenta de que Izumi podría sufrir más si retrasaba lo inevitable y ante la diminuta posibilidad de que Ed y Winry hubieran terminando yendo a visitar a los Curtis, Roy terminó haciendo la llamada. Para su sorpresa, no fue regañado por ella como se lo temía. A pesar de la evidente preocupación en su voz, Izumi se mantuvo serena y le informó que ella y Sig irían tan pronto como pudieran a Central. Ante la sugerencia de Roy de que deberían quedarse en su hogar en caso de que los chicos terminaran apareciendo en Dublith ella le aseguró que tenía a alguien de confianza quién podría asegurarse de estar al pendiente de los chicos si llegaban a poner un pie en la ciudad.

Tras terminar la última llamada, Roy hizo un repaso mental de las personas que había contactado. Sin duda ya se había comunicado con las personas que más confiaba pero se dio cuenta de que aún le faltaba alguien: Madame Christmas.

Desde que el viejo local de Madame fue volado a pedazos, Roy había recibido noticias de ella y las chicas casi cada dos meses a excepción de la primera carta que recibió que llegó a sus manos cerca de dos semanas después del día Prometido, la cual tenía el propósito de avisarle que había llegado con bien a Xing y que ya se había reunido con Vanessa y Madelaine (las demás chicas habían viajado a Aerugo y Drachma para tener una mayor cobertura de los países vecinos y así aprovechar para conocer cómo iban las cosas en esos países mientras permanecían fuera de Amestris).

A pesar de que, con mucha paciencia, era posible hacer y recibir llamadas telefónicas de Xing, ni Madame ni Roy quisieron hacer uso de este medio de comunicación sabiendo que una llamada de ese tipo podría atraer atención no deseada sobre todo cuando Amestris estaba pasando por una etapa de reestructuración. Por ello, tuvieron que conformarse con mantenerse en contacto por medio de cartas, aunque estas eran muy breves y codificadas por lo que básicamente se limitaban a hacer saber al otro que estaban bien y el lugar donde se encontraban.

Durante ese periodo de correspondencia, muchas veces Roy se vio tentado a escribirle a Madame acerca de Ed. Sabía que ella estaría sumamente feliz de enterarse de las buenas nuevas y que merecía saberlo dado que Madame era su madre y lo había apoyado en las buenas y en las malas. Además de que, aunque ella había respetado el deseo de él y Riza, estaba consciente de que Madame también había pasado los últimos años manteniendo la esperanza y el enorme deseo de poder conocer a su nieto.

Sin embargo, el temor de que su carta pudiera ser intervenida en el camino y decodificada detuvieron a Roy en cada una de esas ocasiones. Se sentía muy mal de no poder permitir que Madame formara parte de su dicha en esos momentos pero no había otra opción. Mientras tanto le hizo saber a Madame que, cuando finalmente pudieran encontrarse frente a frente, tenía algo muy importante que decirle, razón por la cual, en la carta que había recibido el mes pasado, Madame le había dado a entender que muy pronto estaría de vuelta al país al mismo tiempo que le dejaba, de manera codificada, un número de teléfono de Amestris.

Roy observó atentamente la página de su diario en el que había escrito el número que Madame le había dado. No tenía la certeza de que Madame respondería una llamada a ese número ya que, por motivos de seguridad, ella no le había escrito acerca de una fecha exacta en la que estaría de vuelta en Amestris pero valía la pena hacer un intento.

Tras dejar su diario una vez más en la mesita de su habitación, Roy marcó el número de teléfono mientras una ligera sensación de culpa se hacía presente dentro de él. Había deseado llamar en semanas previas para saber de Madame puesto que la extrañaba y le hacía feliz la idea de verla en persona próximamente pero recientemente había estado un tanto saturado de trabajo y no se había dado un tiempo para hacer sus averiguaciones. Podría ser que Madame ya estuviera en Amestris y si ese era el caso Roy se sentiría mal de buscarla porque necesitaba algo.

Es tu hijo y su nieto, ella lo entenderá. Recuerda que se trata de Madame. Además necesitas toda la ayuda que puedas conseguir para encontrar a Ed y Winry y ella siempre ha tenido la mejor red de información en todo el país.

Roy sacudió su cabeza ligeramente para concentrarse en la tarea actual. Cuando Ed estuviera de vuelta con ellos (porque lo iba a estar) se lo presentaría apropiadamente a Madame, mientras tanto tenía que concentrarse en actuar de manera normal ya que, aunque había verificado que la línea telefónica de su habitación no estuviera intervenida, prefería no arriesgarse en darle pistas a su madre de la verdadera relación que lo unía a Edward.

Cuando Roy estaba a punto de colgar tras no obtener respuesta, una voz ronca se hizo escuchar del otro lado de la línea. "La Flor Escarlata."

El poder escuchar esa voz después de tantos meses le robó una ligera sonrisa a Roy. "Buenas noches, ¿eso significa que ya puedo hacer una reservación?"

"Por supuesto, Coronel. Qué gusto que siga siendo leal a nuestro pequeño establecimiento. Permítame un momento en lo que voy por la agenda para encontrar el mejor horario para usted."

"Claro."

Cerca de un minuto pasó hasta que Roy escuchó un ruido que le indicó que Madame había tomado de nuevo el teléfono.

"No me diga que no tiene citas disponibles. Porque si es así tendré que conformarme con sólo ir a echarme una copa cuando salga del trabajo."

Madame rió. "Tranquilo Roy-boy. Las chicas han confirmado que la comunicación es segura." Suspiró antes de suavizar un poco su tono de voz. "Cielos, quién diría que extrañaría tanto la voz de mi mocoso, General."

Roy rió ligeramente. "Creo que ya me hacía falta que alguien me tratara como un niño. Casi creí que había perdido ese derecho cuando me ascendieron." Inhaló profundamente antes de continuar. "También te eché mucho de menos, madre."

"¿Qué te pasa, Roy-boy?" La pregunta sorprendió un poco a Roy. "Hay algo extraño en tu voz. ¿Riza está bien?"

Roy suspiró. La parte infantil de sí mismo deseaba seguir conversando con su madre como si todo estuviera perfectamente bien pero la realidad no se lo permitía. El tiempo era crucial. "No te preocupes por ella. Riza está bien pero… está preocupada. Ambos lo estamos." Carraspeó un poco. "Madame necesito tu ayuda una vez más."

"Me alegra que estén bien pero quizás sería mejor que ambos vinieran a verme para que me platiquen en qué necesitan ayuda y de paso se pueden tomar un trago para que se relajen un poco. De verdad me encantaría verlos después de todo el tiempo que ha pasado." Antes de que Roy pudiera intervenir, ella agregó. "El nuevo local es maravilloso, deberías verlo. Estamos en la calle New Pendleton. Conociéndote sé que identificarás el negocio tan pronto como lo veas."

Roy negó con la cabeza a pesar de que ella no podía verlo en esos momentos. "No, Madame. Lo lamento pero no tengo tiempo para eso. Hay alguien a quien necesito que me ayudes a encontrar."

Madame hizo un ligero sonido de molestia al ser rechazada su invitación pero Roy no hizo ningún comentario al respecto. Después se disculparía con ella.

"Se llama Edward Elric. Es un chico de 17 años. Tiene cabello rubio largo atado seguramente en una coleta aunque también puede ser que lo tenga en una trenza. Es un chico un poco bajo." Roy repasó en su mente la última vez que vio a Ed y recordó que el chico parecía estar teniendo un pequeño estirón cada vez que se encontraban. "No, olvida eso. Para este punto seguramente ya es de altura promedio para cualquier chico de su edad." Carraspeó para aclarar su garganta e inhaló profundamente ya que había soltado todos esos datos sin pararse a respirar. "Tiene los ojos dorados. Debe estar acompañado de una señorita de su misma edad, llamada Winry Rockbell. Complexión esbelta, cabello rubio más largo y ligeramente más claro que el de él y con ojos azules. " Antes de que pudiera dar más detalles de lo que se le venía a la mente en esos momentos, Madame lo interrumpió.

"Wow, wow. Detente un momento, Roy-boy. Creo que ya me diste información más que suficiente. Ese tal Edward es el ex Alquimista de Acero y tu ex subordinado ¿cierto?"

"Así es."

Madame rió. "Cielos, con la forma tan arrebatada en la que hablaste puedo decir que el chico de verdad te importa."

Como no tienes una idea, madre. "Claro. Cuando lo encontremos me gustaría que lo conocieras. Creo que se llevarían muy bien." Dijo Roy pensando en lo mucho que le hubiera gustado presentar a Ed y Madame desde el momento en que el caos del día Prometido terminó.

"Lo tendré anotado. Por lo que me dices, me encantaría conocerlo en persona. Además no todos los días se tiene la posibilidad de conocer a uno de los héroes de Amestris." Concluyó con un tono más relajado esperando tranquilizar un poco a Roy.

"Entonces…" Comenzó Roy.

"Con esta información me basta. Desde esta misma noche tendré a algunas de las chicas reuniendo información al respecto. Puedo llamarte en cuanto sepa algo pero insisto en que tú y Riza deberían venir a verme. Sabes que algunas investigaciones dan mejores resultados cuando las partes interesadas se encuentran en el mismo lugar. Eso sin mencionar que le podrías cumplir el capricho a esta mujer de ver que su hijo está completamente bien después de lo sucedido en el día Prometido."

"Lo siento, madre, pero en estos momentos no es posible. De verdad necesito saber que Edward y Winry están bien para que pueda pensar en otras cosas. Llámame cuando sepas algo, por favor."

"Roy-Boy-"

Roy pudo alcanzar a escuchar el ligero tono de incredulidad y tal vez ligera molestia de Madame antes de que él terminara la llamada. Suspiró pesadamente mientras se masajeaba la frente pues el estrés del día estaba comenzando a pasarle factura por lo que podía sentir que un dolor de cabeza se aproximaba. Se sentía fatal por haber tratado de esa manera a Madame pero, por mucho que deseara verla a ella y a las chicas, no tenía cabeza para una reunión que sabía que podría prolongarse indefinidamente. No podía permitirse ni un momento de descanso, no hasta que supiera que su hijo estaba sano y salvo.

Roy se levantó de la cama y dio un par de pasos hasta que recordó algo.

"¡Mierda! Olvidé darle mi número."

Resignado, Roy volvió a tomar el teléfono y, cuando estaba a punto de marcar, escuchó unos golpecitos en la puerta de su habitación los cuales, por la cantidad, eran definitivamente de Riza.

Sin pensarlo, Roy dejó caer el aparato y se apresuró hasta la puerta esperando que Riza hubiera descubierto algo. Sin embargo, al abrir la puerta y ver la expresión de su rostro, se dio cuenta de que no había habido suerte. Esforzándose por tragar el nudo que se estaba formando en su garganta, Roy la hizo pasar a su habitación y procuró cerrar la puerta con seguro antes de atraerla a sus brazos.

"Oh, Roy…" Comenzó a sollozar Riza.

Roy apretó su abrazo. "Siento no poder darte buenas noticias." Inhaló profundamente para tranquilizarse. "Sé que esto es muy difícil pero no debemos de desanimarnos. No importa qué, lo vamos a encontrar. No vamos a perder a nuestro hijo ahora que finalmente lo recuperamos."

Riza asintió contra su pecho incapaz de formular palabras en ese momento.

"Fuery y Breda siguen investigando con la información que pueden reunir desde sus posiciones. Havoc y Charlie deberían estar aquí a más tardar mañana a mediodía, mientras que Richard investiga en Ciudad del Este. Incluso tenemos cobertura en Dublith." Riza se apartó un poco para mirarlo a los ojos, curiosa. Roy aprovechó para limpiar sus lágrimas con sus pulgares. "Los Curtis probablemente vendrán en los próximos días pero, aunque lo hagan, dicen que tienen a alguien de confianza que puede encargarse de estar al pendiente en la ciudad." Roy se esforzó en esbozar una ligera sonrisa esperando que le inspirara tranquilidad y confianza a Riza. "Aquí en Central contamos con el apoyo de Gracia, el Doctor Knox y su hijo, y de Madame."

Riza se sorprendió. "¿Madame está de vuelta?"

"Sí, ¿recuerdas la última carta que recibí?" Riza asintió con la cabeza. "Al parecer no estaba equivocado al suponer que pronto respondería en el número telefónico que me compartió. Ya la puse al tanto de la situación y esta misma noche pondrá a algunas de las chicas a averiguar en los alrededores."

"Me siento culpable de tener que pedir su ayuda cuando ni siquiera la hemos visto en persona en todos estos meses. Tu madre es una mujer encantadora y no se merece que sólo la busquemos cuando la necesitamos." Confesó Riza cabizbaja.

Roy suspiró y levantó el rostro de Riza con una mano. "Me pasa lo mismo. No esperaba que la primera vez que escuchara su voz después de todos estos meses sería por estas circunstancias pero…" Le dio un beso en la frente. "Ed es prioridad. Él y Winry. Sé que no fui lo atento que debí haber sido con mi madre pero sé que ella entenderá. Aún no le he podido decir que Ed es nuestro hijo pero se dio cuenta de lo mucho que deseaba encontrarlo así que no tengas la menor duda de que con ella contamos con un valioso aliado más."

Riza inhaló profundamente antes de responder. "Tienes razón, así que cuando todo esto termine tenemos que ir a verla ¿sí?"

"Por supuesto." Roy la atrajo nuevamente a sus brazos y respiró una y otra vez su esencia para tratar de tranquilizarse. Le dolía mucho no saber del paradero de su hijo pero mientras tuviera a Riza a su lado sabía que lo encontrarían. No se rendirían hasta dar con él.

Permanecieron unos minutos así hasta que Roy sintió que los hombros de Riza comenzaban a temblar ligeramente.

"¿Riza?"

Riza negó con su cabeza contra su pecho pero no pronunció palabra.

Roy acarició su cabellera un par de veces antes de apartarla para poder verla a los ojos, dándose cuenta de que de sus orbes castaños se estaban derramando lágrimas silenciosas.

"Lo siento." Dijo Riza con voz ronca.

"No tienes nada de qué disculparte, cariño. Lo entiendo."

"Es que… cada hora que pasa es otra hora que Edward puede estar en peligro… no puedo soportar esa idea… Nuestro hijo ha sufrido demasiado, tiene más que merecido ser feliz y ahora sucede esto… No puedo creerlo." Respondió Riza entrecortadamente.

"Ni yo, jamás creí que ahora podría estar en peligro después de todo lo sucedido. Fue una idiotez de mi parte asumir que su seguridad estaba asegurada." Dijo Roy con tono auto-despreciativo.

Riza llevó una de sus manos a la mejilla de Roy para acariciarla. "No digas eso, Roy. Es difícil aceptar lo que está pasando pero no tienes la culpa de nada. La culpa la tienen los malditos que se llevaron a nuestro hijo." Suspiró. "Sé que no tiene sentido pensar en los porqué y los cómo de lo que pudimos hacer para evitar que esto sucediera pero… estoy asustada, Roy. Muy asustada." Un par de gruesas lágrimas nuevas se deslizaron por sus mejillas. "Tengo miedo de que se repita lo de Baschool."

Roy no pudo evitar una mueca ante la última frase de Riza. Por supuesto que en su mente habían aparecido espontáneamente los sucesos de Baschool durante el día.

En una de las cenas que los tres compartieron en su departamento cuando Ed se estaba quedando con él, el chico les había terminado confesado lo que había sucedido realmente en Baschool, cómo su enfrentamiento con Kimblee había terminado con él siendo ensartado por una viga de metal. Cuando Ed había llegado a esa parte, tanto él como Riza habían dejado escapar exclamaciones de sorpresa y sus rostros se llenaron de preocupación. Al ver esto, Ed intentó cambiar de tema pero ninguno de los dos estaban dispuestos a permitírselo.

Resignado, Ed dijo que una de las quimeras que lo había acompañado durante el día Prometido y otra que se había quedado con Al lo habían sacado de la mina y lo habían llevado con un médico local para que se recuperara.

Ed esperaba que le dejaran terminar su relato en ese punto pero las miradas de sus padres le hicieron ver que no podría cumplir con su deseo, por lo que simplemente esperó hasta que Riza, con voz temblorosa y con cierto temor, le preguntó qué hicieron las quimeras para poder llevarlo hasta un médico cuando una viga había atravesado sus entrañas.

Ed confesó que había usado alquimia para curarse. Riza pareció sorprendida ante sus palabras ya que, a pesar de no saber de alquimia, sabía que la alquimia medicinal no era precisamente fácil. Roy, por su parte, tragó saliva antes de preguntarle si de casualidad había usado una de las piedras de Kimblee para pagar el intercambio equivalente que le permitiera sanar lo suficiente su grave herida, sabiendo de antemano que ese escenario no era creíble pues los Elric se habían rehusado a hacer uso de una piedra filosofal desde que se enteraron de su terrible composición.

Ante la negación de Ed por medio del movimiento lento de su cabeza de un lado a otro, el rostro de Roy palideció visiblemente. Por un momento se hizo el silencio hasta que Riza, con su mirada, le pidió a Roy que le aclarara lo que había sucedido pues Ed había agachado su cabeza y no había pronunciado ni una palabra más. Roy tragó saliva para apartar el nudo de su garganta y tomó la mano de Riza antes de explicarle precisamente el probable efecto que había tenido la curación por alquimia de Ed.

Esa noche ambos padres lloraron. Riza más notoriamente mientras que Roy dejó escapar sólo algunas lágrimas. Ed tenía una evidente expresión de arrepentimiento por causarles ese sufrimiento pero trató de asegurarles que no tenían de qué preocuparse, que todo se limitaba a la teoría y que en todo este tiempo no había presentado alguna secuela por lo sucedido. Cuando vio que aún lo miraban con expresiones preocupadas en sus rostros, Ed les dijo que, aunque sonara preocupante, en realidad era la mejor opción que tuvo en ese momento pues de no haberlo hecho hubiera muerto ahí.

Sus palabras tuvieron el efecto contrario y las lágrimas de Riza se hicieron más abundantes mientras que Roy atrajo a Riza y a Ed en un abrazo grupal para ocultar su rostro en el hombro de Riza.

Después de unos minutos, cuando estuvieron más tranquilos, Roy y Riza le dijeron que, aunque se sentían mal de que él tuviera que pasar por esas circunstancias y que él tuviera que recurrir a ese método para salvarse, entendían que era la única opción que tenía. Aunque no era ideal, ambos sentían una mezcla de emociones que los tenía en ese estado pero, al final de cuentas, se sentían sumamente agradecidos con la vida por no permitirles perder a su hijo en ese terrible día.

Y ahora meses después Riza y Roy temían que su hijo estuviera sufriendo bajo las manos de algún psicópata y esa incertidumbre y preocupación les estaba haciendo recordar constantemente lo que le había sucedido a Ed en Baschool, resonando en sus mentes el hecho de cómo todo había ocurrido en el transcurso de tan solo unos cuantos días después de la última vez que Riza lo vio en Central.

Antes de que Riza pudiera ver la magnitud de la enorme preocupación que ella le había despertado inconscientemente al expresar en palabras el suceso que les recordaba lo cerca que habían estado de perder a su hijo y que había pasado las últimas horas en sus mentes queriendo tomar un lugar protagónico, Roy la atrajo nuevamente hacia él para poder enterrar su rostro en su rubia cabellera mientras apretaba sus ojos fuertemente tratando de apartar sus pensamientos negativos acerca de lo que podría estar sucediéndole a Ed en esos momentos.

"A mí también me aterra que algo similar ocurra." Confesó Roy en un murmullo antes de regresar su voz a su tono normal. "Pero tenemos que confiar en él. Además ahora ese desquiciado de Kimblee es historia junto a los homúnculos. Los humanos podemos llegar a hacer cosas terribles pero sé que Ed no se rendirá fácilmente sobre todo cuando tiene que proteger a la señorita Rockbell. Al ser nuestro hijo sé que él hará hasta lo imposible para protegerla sin llegar al extremo de hacer una tontería porque sabe que ahora hay todavía más personas que esperan su regreso."

"Lo sé…" Murmuró Riza. "Pero mi corazón no estará completamente tranquilo hasta que lo tenga de vuelta en mis brazos."

"Por eso haremos todo lo posible para encontrarlo cuanto antes. Con la ayuda de nuestros amigos y familia lo encontraremos."

"Así será." Dijo Riza con voz un poco más firme para tratar de darse esa certeza tanto a ella como a Roy.

Tras unos segundos, Riza se apartó de él no sin antes darle un rápido beso en los labios.

"Gracias…" Riza logró esbozar una ligera sonrisa. "Iré a darme un baño rápido y revisaré las notas que tengo hasta el momento." Suspiró pesadamente. "Creo que no hay nada en ellas que realmente nos dé una pista sobre el lugar donde puedan estar Edward y Winry pero quizás pueda al menos comenzar a realizar una línea del tiempo y una lista de lugares importantes para reunir más información mañana a primera hora."

"De acuerdo. Creo que yo también haré lo mismo." Dijo Roy también tratando de sonreír un poco para tranquilizarla.

Riza asintió y salió para regresar a su habitación que se encontraba frente a la de Roy.

Roy se quedó un par de minutos congelado en su lugar observando la puerta por la que acababa de salir Riza. Aunque sólo los separaran un par de puertas en estos momentos de preocupación de verdad deseaba estar realmente a su lado. Ambos estaban compartiendo un mismo dolor y preocupación y no entendía porqué tenían que estar separados. Siempre habían trabajado perfectamente bien juntos para asuntos de la milicia y se entendían de maravilla. Entonces… ¿qué necesidad había de estar alejados cuando juntos tenían el mismo interés de resolver este misterio lo antes posible? Como él se lo había dicho a Riza, ambos encontrarían a Ed y no iban a dejar que nada ni nadie se los impidiera. Cuando todavía vivían en Central y estando en el Este se las habían arreglado para poder verse a solas sin levantar sospechas así que, con algo de cuidado, no habría ningún problema en que ambos pasaran la noche en la misma habitación mientras trataban de reunir la mayor cantidad de información que les ayudara a dar con Ed. Por la hora que era, el hotel ya estaba prácticamente en silencio así que eso reducía enormemente las posibilidades de que alguien se diera cuenta de un sólo instante en el que él se desplazaría de su habitación a la de Riza.

Con esa resolución en mente, Roy comenzó a desvestirse para entrar en la ducha. Una vez que salió y se vistió con una camisa blanca y pantalones negros limpios, se cepilló rápidamente el pelo para después buscar una pastilla para el dolor que finalmente se había hecho presente en su cabeza. La pasó sin tomar agua apresurándose para tomar su diario de alquimista que había dejado en su cama. Con algo de suerte alguna de sus pequeñas notas o algún número de teléfono junto con las propias notas de Riza los llevaría a contemplar nuevos escenarios que no hubieran descubierto aún. La noche reducía considerablemente las opciones de investigación disponibles por el momento pero ni él ni Riza se detendrían. No pararían hasta que Ed y Winry estuvieran sanos y salvos.