Disclaimer: los personajes de Naruto y Naruto Shippuden son autoria de Masashi Kishimoto, este fanfic está con el único fin de entretener.
MEDIOCRE
CAPITULO XVIII
Prefiero Ser Yo (Contigo)
Sakura regresó con la mandíbula cansada de tanto hablar, ¿había pasado algo así antes? Quizá cuando acababa de conocer a Sasuke, ya que ambos compartían un gran gusto por la lectura, pero había algo diferente y sumamente divertido en explicarle a Neji todo sobre los libros cuando él lo único que conocía eran informes y oficios. Era como enseñarle ese mundo que ella tanto amaba a alguien que estaba dispuesto a conocerlo sin tener idea de qué va, podía hablar de los clásicos literarios y alabarlos por la gran influencia que han causado, pero a la vez podía hacer una broma sobre como el chic-flick le parecía más fantasioso que las novelas de Tolkien.
La botella de vino no fue tocada más que para ser abierta, Neji tenía la idea de que el vino le daría la comodidad de hablar con confianza, pero no fue necesario, ya que Sakura se desenvolvió de tal manera que Neji fue arrastrado sin previo aviso.
Era la una y media de la mañana cuando Neji la dejó en la puerta de su casa, le había ayudado a salir del auto ofreciéndole su mano, y ella de inmediato recordó la escena donde Darcy y Elizabeth tuvieron ese contacto físico tan íntimo y especial, donde las manos desnudas del noble demostraban con una simple caricia el profundo deseo de no querer dejarla ir, mas no lo dijo en voz alta porque sabía que él no entendería la referencia de la película. Antes de despedirse, Sakura sonrió con satisfacción al ver a Neji sonreír con tanta naturalidad, ya no estaba tenso y con los labios encogidos, antes de la cena parecía que incluso quería salir corriendo para nunca más ser visto. También se había dado cuenta de regreso a casa que Neji se comportó como el caballero de armadura plateada que seguramente tenía pensado ser en un principio, y lo mejor era que él ni siquiera se daba cuenta de su caballerosidad, en ese momento Neji le ofreció su cartera y abrigo que ella había olvidado en su auto, y le deseó las buenas noches antes de inclinar su cabeza en una tímida escapatoria.
Y esta vez, no había nadie esperándola en casa, podía escuchar los ronquidos de Naruto desde el pasillo, y sabía de antemano que Ino dormía profundamente envuelta en sabanas, pero antes de entrar y ponerse su pijama escuchó el tenue sonido de la guitarra en la habitación de Sasuke. Un sonido tan suave que relajaba todo el cuerpo de Sakura mientras más atención le prestaba, y sabiendo que seguramente eso era lo que él quería, fue a ver al chico de la guitarra.
I'd rather be tall, I'd rather be smart
I'd rather be sure you know I care
Wherever you go, whatever you start
La voz grave de Sasuke en el silencio de la noche era tan pacifica que Sakura tenía miedo de interrumpir esa armonía, el rechinar de la madera debajo de sus pies ahora descalzos hizo que Sasuke se diera cuenta de su presencia, pero no la miró entrar ni la saludó, Sakura sabía que en ese momento él estaba componiendo una canción y su concentración debería estar solamente en la música.
Estaba sentado en el suelo, con un par de hojas arrugadas y un lápiz desgastado a su lado, en la hoja estaba escrita la letra de la canción que estaba cantando, y por encima de la lírica estaban las notas y los acordes de la guitarra.
I'd rather be sure you know I'm there
I'd rather I always be a part of whatever you do
I'd rather be me with you
Hasta ese momento comenzó a reflexionar en el significado de la letra, era alegre, era incluso romántico. Era el tipo de canción que pondría alguien que acaba de conocer el amor y lo gozaba como si no tuviera un fin. Acostumbrada a la melancolía de sus otras canciones. Sakura quedó absorta hasta el momento en que Sasuke dejó de cantar.
Wherever we go, I already trust
I'd know what to do if it were us
I'd know what to say, I'd know how to be
I'd know your entire syllabus
I can't think of any other thing in the world I would rather do
If I could be, I'd rather be me with you
La canción era corta, era simple y la letra también, pero a Sakura le pareció que toda esa simpleza junta era maravillosa, y claro, a Sasuke no le había tomado ni una hora componer esa canción, pero el que haya resultado ser tan tierna y apacible le sorprendió.
Sasuke dejó la guitarra de lado y por fin la miró a los ojos, dándose cuenta de que de verdad estaba ahí. No se veía tan serio como en otras ocasiones, pero tampoco le dijo gran cosa cuando ella le saludó y se sentó a su lado, por un momento Sakura pensó que estaba escondiendo su rostro por timidez.
—¿Cómo se llama?
—Aún no tiene nombre.
—¿Piensas cantarla en la plaza el próximo fin de semana? —la espalda de Sasuke se tensó con la pregunta, extraño viniendo de él.
—No… me gustaría que esta canción quede en secreto… entre los dos.
Fue ahí que Sakura tomó más en serio su sospecha, pero no quería verse vanidosa pensando que la canción la había escrito pensando en ella, ¿había sido Sakura popular con los hombres? Para nada, de hecho, ellos siempre pasaron de largo debido a su carácter, le temían, pensaban que los controlaría y huían ante la más mínima interacción. Tampoco es que ella buscara esa atención, pero ser rechazado de manera tan burda era igualmente ofensivo.
Pero desde hace tiempo no pensaba de esa manera, de hecho, esperaba cierta reacción en los hombres con los que interactuaba, y sorpresivamente obtenía resultados agradables. Solía tomar el dedo meñique de Sasuke sin avisarle, y este de inmediato reforzaba el agarre, cuando ella le miraba él le devolvía el gesto con un guiño y de igual manera no rechazaba las caricias discretas.
Neji era más o menos igual, se ponía nervioso cuando sostenía la mirada de Sakura por mucho tiempo, cuando estaban juntos trataba de llamar su atención con gestos caballerosos o con regalos, Neji, a diferencia de Sasuke, no estaba acostumbrado a responder las insinuaciones de una mujer y, por otra parte, su manera de atraerlas era con obsequios.
Mientras recordaba el rostro enrojecido de Neji despidiéndose de ella sintió cómo Sasuke le tomaba el meñique con impaciencia, como si supiera en lo que pensaba.
—¿Te gusta?
Por un momento pensó que la pregunta iba dirigida a Neji, pero de inmediato recordó la canción.
—Me gusta —acaricio su dedo con cariño, y Sasuke se giró para verla más de cerca.
Sakura tenía la piel fría por haber estado fuera mientras que los dedos de Sasuke eran cálidos y suaves. Olía a loción y su ropa estaba limpia, casi podía sentir el vapor de la ducha que se acaba de dar. Sakura aspiró de su pecho toda la esencia de él deseando que fuera suya.
Estaba extrañamente contenta, no sabía si por estar con Sasuke o porque acaba de tener una larga y agradable conversación con Neji. Sabía que Sasuke podría estar molesto por que salieran, pero extrañamente en ese momento no le preocupaba y, de hecho, tampoco es como si él luciera molesto. Parecía, más bien, como si la hubiera esperado, silencioso, mirando por la ventana un largo rato.
—Hace frío —Sasuke se levantó del suelo y cerró la ventana corrediza, levantó a Sakura de un jalón y le tocó las mejillas con sus palmas—, vas a enfermar si no te duchas y metes a la cama pronto.
Hizo caso de mala gana, creía que su buen ánimo iba a arruinarse con el agua caliente adormeciéndola poco a poco, pero era cierto que ella olía a la noche bajo el camino de cantera, a la fresca brisa del viento otoñal y un poco a tabaco y comida gourmet.
Cuando salió del baño ya estaba ataviada con un camisón grueso de manga larga ideal para el clima. Sasuke estaba en el marco de la puerta, y con un solo gesto en su mirada Sakura entendió lo que trataba de decirle.
—Sasuke, es muy tarde… —cuando entró, él acurrucó su cabeza en su cuello, y los traviesos besos le erizaron la piel a Sakura—. Estoy un poco cansada.
—Entonces solo durmamos —le dijo él, cuando ella pudo ver el deseo flameante en sus pupilas. Ella se adentró en aquellas sabinas que olían por completo a Sasuke, ni siquiera entendía como la ropa con el mismo suavizante olía diferente cuando otra persona la usaba, pero adoraba ese rastro de lavanda barato en sus sabanas y en los recovecos de su camiseta de algodón.
La noche se fue en silencio, pero tan rápido que al momento de cerrar los ojos el sol no tardó mucho en salir por la ventana. El sueño ligero de Sakura se despertó cuando, quien estaba durmiendo a su lado, estaba vistiendo un saco negro que nunca le había visto usar.
—¿Qué pasa? Es la primera vez que te veo así… —estaba adormilada, pensando por un segundo que estaba soñando.
—Tengo que regresar a la ciudad hoy— dijo este con la voz sin emoción, su rostro, reflejado en el espejo decorativo de la habitación su inconformidad por sus propias palabras. El espacio a un lado de la cama ya estaba frío, y Sakura entendió que esto no era algo de improviso.
—¿Será algo tardado? —Sasuke negó con derrota, él también había esperado que fuera solo una simple visita a la ciudad—, entonces… nos volveremos a ver allá.
Sakura se levantó de la cama, con el calor de las sabanas aun presentes en su piel, y fue a abrazar al hombre que parecía recibir un gran castigo. Sakura metió las manos dentro de su camisa, y la fría piel se respingó ante la calidad de la otra, este se dio la vuelta, y sus manos no dudaron ni un momento en meterse dentro del camisón.
Cuando el día era fresco Sasuke era quien tenía los dedos más fríos, así como sus brazos, su cuello e incluso su torso estando cubierto, pero cuando compartían las noches no era frío. La llenaba de caricias, la cubría con sus brazos, protegiéndola, la besaba con tanta pasión que podrían prender fuego a la alcoba si pudieran expresar lo que sentían estando juntos. Y aun con tanta pasión, cuando miraba esos oscuros ojos azabache Sakura podía sentir como se sumergía en un mar profundo y desolador.
El rastro de Sasuke quemaba al tacto, y Sakura suspiró sabiendo que aquellas llamas negras en sus ojos estaban a punto de consumirla por completo.
—Esta sería la última vez…
Los ojos de Sakura resplandecieron cuando susurró en su oído, y el otro los cerró, queriendo resistirse.
Pero Sasuke siempre se ha descrito como un hombre débil y cobarde ante sus deseos.
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Cuando Sakura salió de la habitación, encontró una carta en la entrada de su hogar. La firma de su jefe era clara y sus intenciones eran similares a las que había tenido esa mañana.
Su amiga Ino despertó con la normalidad de la mañana, haciendo hotcakes apenas Naruto iba abriendo los ojos para despertar su apetito, Sakura, despierta un poco más tarde de lo normal, fue directo a cuidar que sus plantas no se hubieran dañado por el frío de la mañana, cambió de lugar aquellas plantas que requerían menos luz natural y las colocó en la tarima que Naruto había construido exclusivamente para las plantas de sombra.
—¡¿Es cierto que ese idiota se acaba de ir?! —el rubio apareció sin avisar, dándole un susto de muerte a Sakura quien traía en manos una maceta con su preciosa lavanda, la última flor que Sasuke le dio antes de irse.
—¡Dios, Naruto! —el sonido del barro quebrándose con las baldosas hizo un estruendo aun mayor que el grito de Sakura, cuando ambos bajaron la mirada, la tierra, los trozos de barro y las hojas lilas estaban esparcidas por todo el suelo— ¡Ni siquiera puedo pedirte que tengas más cuidado a la hora de llegar porque tú nunca has sabido lo que significa!
—P-perdón… no pensé…
—¡Exacto, no digas más y mejor ayúdame con este desastre! —el rubio bajó la mirada y fue corriendo por una escoba pequeña que Sakura usaba para limpiar su mesa de trabajo, cada que deshojaba, cambiaba las plantas de lugar o las metía a una nueva maceta, la escoba siempre le era de gran ayuda.
La rubia repostera llegó preguntando por qué hacían tanto ruido desde temprano.
—Nada, solo fue un accidente —Sakura verdaderamente se veía molesta, y eso solo hacía sentir peor a su mejor amigo, quien hacia el menor ruido posible para no avivar su enojo—, solo necesito…
—¡Cuidado, pueden cortarse si no lo hacen con guantes! —gritó Ino viéndolos a los dos limpiar como podían.
Al final, Sakura, Ino y Naruto limpiaron hasta el más mínimo rastro de suciedad en el jardín. Naruto se disculpó mil y una veces con su amiga diciendo que compraría una nueva maceta para ella, y que no solo eso, compraría todo un juego para que pudiera lucirlos en fila en su tarima.
—No es necesario… —ella le tomó la mano, sucia por la tierra y limpiar todo con sus manos desnudas—, también tuve la culpa.
Después de ver un poco de ese característico brillo en su amigo, decidió retomar la conversación, e Ino, expectante a lo que iba a pasar, guardó silencio recargándose en la mesa de trabajo.
—Sasuke se fue esta mañana por un tema de herencia con un familiar suyo…
—¿Qué?, ¿qué paso con toda esa historia de ser un vagabundo? —Ino fue la primera en reaccionar a tal noticia.
—No conozco los detalles, pero, al parecer un familiar suyo del extranjero regresó solamente para terminar con la documentación de la herencia de sus padres —Sakura guardó un poco de silencio rememorando qué tanto podía decir y qué tanto le había dicho Sasuke en la cama—, dijo que sus padres murieron hace mucho, pero que la herencia nunca fue repartida entre los familiares.
—Entonces al final resultó solo ser un vago sin qué hacer —Ino bufó, Naruto parecía verdaderamente pensar en lo que Sakura le había contado.
—Si bien él antes tenía una familia, dijo que después del accidente donde todos murieron no hubo un trámite donde se le fuera encargado a un tutor, dado que no había un familiar cercano que viviera en el país, Sasuke se rehusó a vivir en los refugios o las trabajadoras sociales y mejor decidió vivir por su cuenta desde entonces…
Los tres permanecieron en silencio, sabiendo que Sasuke nunca había compartido nada de sí mismo, pero siempre dando a entender que no había nadie que pudiera socorrerlo dándole un hogar o un apoyo. Naruto, quien era el más parecido en su situación, no pudo evitar sentir cierta traición al escucharla, tomó su guitarra y se fue sin decir más que unas palabras.
—Dile que no vuelva.
Ino, que solo pudo suspirar sin entender la situación volvió la mirada a Sakura, y esta fijó la vista en el suelo como si fuera más interesante que la incómoda conversación que estaban teniendo.
—Pero… eso no tiene que ver con que nosotros también nos vayamos pronto, ¿no es así? Ya vi las maletas…
Precisamente, Sakura había buscado todas las maletas que había traído consigo, y después de preparar sus plantas para encargárselas a algún campesino de buena fe, tenía planeado armar sus maletas.
Sacó de su bolsillo trasero una carta ya arrugada, releída decenas de veces.
La carta era concreta y directa como solo Kakashi Hatake podía serlo. Ya casi olvidaba lo que eran sus largos y pesados días en el hospital, pero casi podía sentir el olor de los químicos y desinfectantes en la tinta entre las palabras escritas. Su rutina diaria, levantarse antes del amanecer, salir a prisas a tomar el transporte que la dejara lo más próxima, beber café para mantenerse despierta, leer las prescripciones médicas de los doctores y escuchar las interminables quejas de los pacientes con mil y un dolores.
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Sakura.
Me apena interrumpir tus vacaciones en el campo, siendo yo el primero en incitarte a tomarlas.
Han llegado algunas cajas al hospital por referencia de tu trabajo, dado que ya has vendido el apartamento de tu madre.
Las cosas no son las mismas sin ti aquí, las enfermeras no pueden seguir tu ritmo de trabajo, je.
Si no es mucha molestia, me gustaría que regresaras tan pronto leas mi mensaje, ya que se te ha presentado una oferta que podría interesarte.
Con amor, Kakashi H.
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Curiosamente, la carta estaba firmada con la promesa de que de ahora en adelante las cosas iban a cambiar, y con ello Sakura tendría un encargo que, según Hatake, le cambiaria la vida por completo.
—¿Cómo que ya es hora de irnos?! —Ino estaba fuera de sí, siendo que ella siempre iba a necesitar toda la tarde para empacar y limpiar la casa— ¡¿Acaso piensas dejarte las grandes noticias para ti hasta el momento que no puedas ocultarlo?!
—Mas bien, estaba buscando la manera de quebrarme una pierna para extender mi estadía…
—No es gracioso, Frentesota.
La risa desganada de Sakura le respondió que lo sabía, y quizá, no estaba bromeando por completo.
De repente pensó que haber remodelado la casa había sido un gran error, un desperdicio de tiempo y sobre todo una manera de ilusionarse frívola y tontamente. Se sentía engañada por sí misma, por creer que viviría debajo de los tejados de una pequeña casa de campo por el resto de sus días, en la compañía de sus amigos y las visitas casuales de Hinata y Neji.
—No te preocupes, regresaremos pronto…
Su amiga, entendiendo que esas palabras acarreaban cierta mentira, fue hasta Sakura y la abrazó tan fuerte como para olvidarse de esas preocupaciones.
—Puedo mudarme contigo.
—No digas tonterías, me odias como roomie—Sakura bufó de lo absurdo que había sonado eso.
—¿En serio quieres que te deje entrar a mi casa, sabiendo que si te acepto tendré que soportar a estos dos trovadores por el resto de mi vida?
—Solo a Naruto, tú misma has dicho que Sasuke es muy silencioso cuando está en casa.
—Solo cuando no están acostándose a media noche. —Sakura desvió la vista cuando entendió que anoche no fueron precisamente los más discretos.
—Cierra la boca, tu departamento es céntrico, tienes un auto y el transporte está cerca, no tengo dónde vivir y los he dejado vivir aquí conmigo desde hace casi un mes, así que… ¿qué dices?
Después de un rato de berrinches y quejas, Ino aceptó a Sakura como su compañera de departamento, por lo menos hasta que ella encontrara un nuevo lugar para vivir. Se fue a prisa a armar las maletas y Sakura escuchó a lo lejos como Ino le ordenaba a Naruto cubrir los muebles con mantas.
—¡Ve metiendo las maletas más pesadas hasta atrás, no así no! —Ino estaba enseñándole a Naruto cómo acomodar de manera eficiente un equipaje pesado en un auto tan pequeño como el suyo—. Dios… ¿Cómo haremos para que el carro avance con tantas cosas?
—Llamaré a un camión de mudanza para que se lleve lo más pesado, no te preocupes —Sakura iba de camino a tomar un taxi que previamente ya había llamado, los dos rubios la miraron desconcertados.
—¿Vas a salir? Acabas de decir que mañana nos iríamos a Konoha.
—Debo ir con los Hyuga para despedirme, no me tardaré.
Naruto le pidió que se despidiera de Hinata y Hanabi, Ino de igual manera le pidió que llevara un cuenco de galletas que había horneado en la mañana como agradecimiento por sus atenciones en las cenas pasadas. Sakura se fue no sin antes mandarle un mensaje a Hinata diciendo que ya iba en camino, también con un mensaje para Neji que podría acabar con la burbuja de felicidad que ella había construido en ese periodo corto de tiempo.
Necesito decirte algo.
Y lo envió.
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