Two: Kurayami ni akai bara
Estaba sentado en el árbol por excelencia del ningenkai: el cerezo blanco que da a la habitación de Kurama. Cuando tenia que pasar algunas noches en el mundo humano solía dormir allí, sentía algún tipo de protección estando cerca del Kitsune, seguramente porque era su único aliado en ese estúpido mundo, la persona en quién más confiaba.
Pero incluso a él le resultaba extraña la calma con la que reposaba durante aquellas horas, cuando el sueño lo arrebataba de su pasatiempo habitual; podía pasar horas y horas contemplando como el vaivén de su respiración mecía a Kurama mientras reposaba descuidadamente, mientras él mismo se sumergía en un reconfortable sueño lejos de todos aquellos horrores y pesadillas del pasado. Tan solo un sueño dulce lo transportaba a un lugar de paz y tranquilidad, casi tan dulce como el mismo Shuuichi.
Y se prolongaba hasta la mañana, cuando el joven Minamino volvía a su vida social de ningen, y él desaparecía para proseguir sus entrenamientos. Algunas veces Kurama se percataba de su presencia y le ofrecía entrar, una invitación nunca rechazada por la falta de una excusa convincente que pudiese explicar que hacía allí.
Aquella noche, como tantas otras, mientras lo observaba arropado por la oscuridad le asaltaron las dudas, se preguntaba si no estaría confiando demasiado en sus nuevos compañeros tantei, sobretodo en Kurama. Al fin y al cabo durante toda su vida lo habían traicionado: Cuando siendo un niño lo lanzaron desde su país para que muriera, cuando la gente que lo crió le dio la espalda, todos aquellos en los que había confiado... ¿quién le aseguraba que esa nueva gente no lo volvería a traicionar? ¿Por qué habrían ellos de ser diferentes de los demás? ¿Acaso no era él el abandonado por todos, el niño prohibido del Makai?
Abrazó sus rodillas contra su pecho… el mero pensamiento de volver a ser abandonado lo había arrancado de su placentera calma… sentía como el miedo le inundaba. Siempre había estado solo, pero no le había importado porque no sabía que era tener a alguien, pero ahora… ahora que les tenía a ellos, ahora que tenía a alguien en quien confiar, alguien que estuviese a su lado… ahora que tenía a Kurama… ¿Cómo volver a estar solo? ¿Sin el Youko? Un escalofrío le recorrió la espalda. Le costaba reconocerlo, pero no deseaba estar solo... lo único que siempre había deseado y añorado era tener a alguien... Y ahora que había encontrado a ese alguien, que tenía a Kurama...
¡Un momento! ¿Qué diablos estaba pasando por su cabeza ahora? ¡Él no tenía a Kurama! ¿Por qué de repente había pensado eso? Kurama era solo un compañero de lucha, ¿no? ¿O era eso lo que ellos conocían por amistad? Pero era muy diferente de la relación entre Kuwabara y Yuusuke… Realmente no sabía que pensar… Lo único que realmente tenía claro es que no deseaba estar solo nunca más, ya había tenido suficiente de eso… y que Kurama era muy especial para él en esta nueva vida, y que no deseaba perderlo por nada.
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Hola ^_^ he aquí el segundo episodio de KtHKnA (que lío... ¿se entiende que dice "Kurama to Hiei, Kurayami ni Ai?")
Bueno... la verdad es que no me esperaba ningun review U.U pensaba que mi historia pasaría desapercibida entre tan gran cantidad de fanfics... pero en realidad me alegro mucho de que me dejaran reviews!! *YM feliz ^____^* Bueno, hasta aquí ha sido una especie de prologo, para situar la historia (han visto que Kawaii está Hiei? *__*) Ahora es cuando comienza todo...
Pero ahora que las he probado me ha entrado la sed de review... si les gusta y desean que siga dejen sus review (Muahahaha que mala soy) Arigatou Gozaimasu!!!
Estaba sentado en el árbol por excelencia del ningenkai: el cerezo blanco que da a la habitación de Kurama. Cuando tenia que pasar algunas noches en el mundo humano solía dormir allí, sentía algún tipo de protección estando cerca del Kitsune, seguramente porque era su único aliado en ese estúpido mundo, la persona en quién más confiaba.
Pero incluso a él le resultaba extraña la calma con la que reposaba durante aquellas horas, cuando el sueño lo arrebataba de su pasatiempo habitual; podía pasar horas y horas contemplando como el vaivén de su respiración mecía a Kurama mientras reposaba descuidadamente, mientras él mismo se sumergía en un reconfortable sueño lejos de todos aquellos horrores y pesadillas del pasado. Tan solo un sueño dulce lo transportaba a un lugar de paz y tranquilidad, casi tan dulce como el mismo Shuuichi.
Y se prolongaba hasta la mañana, cuando el joven Minamino volvía a su vida social de ningen, y él desaparecía para proseguir sus entrenamientos. Algunas veces Kurama se percataba de su presencia y le ofrecía entrar, una invitación nunca rechazada por la falta de una excusa convincente que pudiese explicar que hacía allí.
Aquella noche, como tantas otras, mientras lo observaba arropado por la oscuridad le asaltaron las dudas, se preguntaba si no estaría confiando demasiado en sus nuevos compañeros tantei, sobretodo en Kurama. Al fin y al cabo durante toda su vida lo habían traicionado: Cuando siendo un niño lo lanzaron desde su país para que muriera, cuando la gente que lo crió le dio la espalda, todos aquellos en los que había confiado... ¿quién le aseguraba que esa nueva gente no lo volvería a traicionar? ¿Por qué habrían ellos de ser diferentes de los demás? ¿Acaso no era él el abandonado por todos, el niño prohibido del Makai?
Abrazó sus rodillas contra su pecho… el mero pensamiento de volver a ser abandonado lo había arrancado de su placentera calma… sentía como el miedo le inundaba. Siempre había estado solo, pero no le había importado porque no sabía que era tener a alguien, pero ahora… ahora que les tenía a ellos, ahora que tenía a alguien en quien confiar, alguien que estuviese a su lado… ahora que tenía a Kurama… ¿Cómo volver a estar solo? ¿Sin el Youko? Un escalofrío le recorrió la espalda. Le costaba reconocerlo, pero no deseaba estar solo... lo único que siempre había deseado y añorado era tener a alguien... Y ahora que había encontrado a ese alguien, que tenía a Kurama...
¡Un momento! ¿Qué diablos estaba pasando por su cabeza ahora? ¡Él no tenía a Kurama! ¿Por qué de repente había pensado eso? Kurama era solo un compañero de lucha, ¿no? ¿O era eso lo que ellos conocían por amistad? Pero era muy diferente de la relación entre Kuwabara y Yuusuke… Realmente no sabía que pensar… Lo único que realmente tenía claro es que no deseaba estar solo nunca más, ya había tenido suficiente de eso… y que Kurama era muy especial para él en esta nueva vida, y que no deseaba perderlo por nada.
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Hola ^_^ he aquí el segundo episodio de KtHKnA (que lío... ¿se entiende que dice "Kurama to Hiei, Kurayami ni Ai?")
Bueno... la verdad es que no me esperaba ningun review U.U pensaba que mi historia pasaría desapercibida entre tan gran cantidad de fanfics... pero en realidad me alegro mucho de que me dejaran reviews!! *YM feliz ^____^* Bueno, hasta aquí ha sido una especie de prologo, para situar la historia (han visto que Kawaii está Hiei? *__*) Ahora es cuando comienza todo...
Pero ahora que las he probado me ha entrado la sed de review... si les gusta y desean que siga dejen sus review (Muahahaha que mala soy) Arigatou Gozaimasu!!!
