Harry
Cuando cumplí 11 no crei que mi vida cambiaria demasiado, pero como siempre, nada sale como lo planeo. En fin, me puse la tunica por sugerencia de Percy, quise dejar la ropa que me cambie, aunque solo supe como bajar el baul.
El hechizo Levitador, Wingardium leviOsa Me dijo, pero no tengo mucha concentracion, asi que trate de subirlo por los escalones nuevamente pero solo pude levantarlo un poco antes de que me callera sobre el pie.
—¿Quieres que te eche una mano?—Me pregunto uno de los gemelos que estaban con el prefecto, creo que son familia, aunque el cabello y ojos de el son mas brillantes que los demas.
—Si, por favor—conteste jadeando.
—¡Eh, Fred! ¡Ven a ayudar!
Con la ayuda de los gemelos mi baul regreso al Rincon del compartimiento.
—Gracias—Quitando de mis ojos mi cabello humedo.
—¿Qué es eso?—Dijo de pronto uno de los gemelos, señalando mi cicatriz.
—Vaya—Dijo el otro gemelo—. ¿Eres tú...?
—Es él—Dijo el primero—. Eres tú, ¿No?—Me pregunto, rayos, ¿Por qué no me acordé de tapar la cicatriz?.
—¿Quién?—pregunte disimulando mis pensamientos.
—Harry Potter—respondieron a coro.
—Oh, él—dije algo apenado—Quiero decir, si, soy yo.
Ambos me miraron boquiabiertos y sentí que me ruborizaba. Entonces, para mí alivió, una voz llegó a través de la puerta abierta del compartimiento.
—¿Fred?¿George?¿Están ahí?
—Ya vamos, mamá.
Me dieron una última mirada y los gemelos saltaron del vagón.
Me senté al lado de la ventanilla y abrí el libro que me dio Percy, además que desde aquí, medio ocultó, podía observar a la familia de pelirrojos en el andén y oír lo que decían, perdón prefecto.
La madre acababa de sacar un pañuelo.
—Ron, tienes algo en la nariz.
El menor de los chicos trató de esquivarla, pero la madre lo sujetó y comenzó a frotarle la punta de la nariz.
—Mamá, déjame—exclamó apartándose.
—¿Ah, el pequeñito Ronnie tiene algo en su naricita?—dijo uno de los gemelos.
—Cállate—dijo Ron.
—¿Dónde está Percy?—preguntó la madre.
—Ahí viene.
Percy se acercaba a ellos. Ya tenía puesta la túnica negra de Hogwarts, y noté que tenía puesta una insignia plateada en el pecho, con la letra P, de prefecto asumo.
—No me puedo quedar mucho, mamá—dijo—. Estoy adelante con los demás prefectos, y además estoy cuidando a los niños—miro de reojo hacia a mi, solo atiné a sonreírle, me regreso una sonrisa ladeada y me guiñó, me puse como tomate y me tape con el libro, levanté un poco la vista y vi que se rió un poco.
—Oh, ¿Tu eres prefecto, Percy?—dijo uno de los gemelos, con aire de gran sorpresa—. Tendrías que habérnoslo dicho, no teníamos ni idea.
—Espera, creo que recuerdo que nos dijo algo—dijo el otro gemelo—. Una vez...
—O dos...
—Un minuto...
—Todo el verano...
—¿Siguen molestos consigo mismos porque les gane en quidditch y en duelos todo el verano?—dijo Percy con una sonrisa burlona.
—Oye Percy, de casualidad, ¿no le regalaste el libro que guardaste con recelo de nosotros, Ron y Ginny al niño que ayudaste?—pregunto uno de los gemelos.
—Si, ¿Por qué la pregunta?
—Eh, adivinen a quien acabamos de ver en el tren—Me agache para que no me descubrieran el resto de los Weasley.
—¿Se acuerdan del muchacho de pelo negro que ayudo Percy?¿Saben quién es?
—¿Quién?—pregunto la madre, estoy seguro.
—¡Harry Potter!
Oí la voz de la niña, según los nombres que dio uno de los gemelos, debía ser Ginny.
—Mamá, ¿puedo subir al tren para verlo?¡Oh, mamá, por favor...!
—Ya lo has visto, Ginny y, además, el pobre chico no es algo para que lo mires como en el zoológico. ¿Es él realmente, Fred?¿Cómo lo sabes?
—Se lo pregunté. Vi su cicatriz. Está realmente allí... Como iluminada.
—Pobrecillo... No es raro que esté sólo. Fue tan amable cuando le pregunto a percy como entrar al andén—En realidad el me noto a mí y leyó mis intenciones, me guio a un vagon vacío, me dio un consejo que seguí, me regaló un libro y acarició mi cabeza, caso aparte.
—Eso no importa. ¿Crees que él recuerda cómo era Quien-tú-sabes?
Decidí levantar la cabeza un poco para verlos.
Percy se puso muy serio derrepente.
—Mas te vale que no le preguntes Fred, ni tú George, no necesita que le recuerden algo así—Note como un aura blanca rodeo un poco la silueta del prefecto—. Además, el está bajo mi protección por qué lo he decidido desde que lo ví.
No voy a negar que me volví a ruborizar, alguien que no me reconoció como el niño que vivió en un inicio sintió la necesidad de protegerme, sin notarlo, una sonrisa se instaló en mi rostro.
Los gemelos levantaron en son de paz, no alcanzo a ver sus caras-De acuerdo, quédate tranquilo Percy.
Se oyó un silbido.
—Apúrense—dijo la madre y los cuatro chicos subieron al tren. Se asomaron por la ventanilla para que los besará y Ginny comenzó a llorar.
—No llores, Ginny, vamos a enviarte muchas lechuzas.
—Y un inodoro de Hogwarts—Creo que me perdí parte de la conversación.
—¡George!
—Si no te lo mandan ellos, te lo mando yo
—¡Percy!
George y Percy dijeron al unísono—¡Era una broma mamá!
El tren comenzó a moverse.
Vi a la madre de los muchachos agitando la mano y a la hermanita, mitad llorando, mitad riendo, corriendo para seguir al tren, hasta que esté comenzó a acelerar y entonces se quedó saludando.
Me quedé observando a la madre y la hija hasta que desaparecieron, cuando el tren giró. Las casas pasaban a toda velocidad por la ventanilla. Sentí una ola de exitación. No sabía que lo que iba a pasar... Pero sería mejor que lo que dejaba atrás, seguí leyendo el libro de Historia de Hogwarts, ahora ya entendí por qué me lo regaló, de alguna manera sintió que alguien lo necesitaría, ahorro y lo compro, pensar que sintió que era para mí, me hizo sentir cálido.
La puerta del compartimiento se abrió y entro el menor de los pelirrojos.
