Disclaimer: Los personajes son de Stephenie Meyer, la historia es de Violet Bliss, yo solo me adjudico la traducción con el debido permiso de la autora.

Disclaimer: Twilight belongs to Stephenie Meyer, this story is from Violet Bliss, I'm just translating with the permission of the author.

Capítulo beteado por Yanina Barboza

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Octubre: Continuación

Cuando Edward despertó, lo hizo con los brazos llenos de Bella, su frente presionada contra su espalda, sus piernas enredadas, su rostro enterrado en su cabello.

Nunca había dormido mejor.

Nunca había dormido tan estrechamente envuelto en alguien, pero claro, nunca había dormido con ella.

Bella.

Él sonrió mientras enterraba la cara más profundamente en su cabello, inhalando el aroma de las fresas y el dulce perfume floral que llevaba en el cuello y las muñecas.

Esperaba que cuando se durmiera esta noche todavía pudiera olerlo en las sábanas, pero tenía el presentimiento de que lo haría, porque ella estaría en la cama con él otra vez.

Su mano descansaba sobre su estómago desnudo, la piel perfectamente lisa y suave bajo su mano, y pensó en la noche anterior, en hacerle el amor por primera vez y en lo perfecto que fue.

Cuando dejó de besar a Bella, lo hizo sonriendo.

Llévame a la cama —le exigió ella, con las mejillas sonrojadas y los labios hinchados. Joder, si ella no era la cosa más bonita que jamás había visto, sus ojos brillaban con cada pizca de lujuria y amor que sabía que ella veía en los suyos.

Como desees —respondió él, y ella chilló cuando él la levantó en brazos, los brazos de ella inmediatamente rodearon su cuello mientras la cargaba a través de su casa y subían las escaleras hasta su habitación, sus labios presionando una y otra vez en su cuello, su lengua recorriendo el punto de su pulso de una manera que casi hizo que él se detuviera para presionarla contra la pared.

Pero incluso en su neblina de lujuria, sabía que había esperado demasiado para que ella tuviera su primera vez haciendo el amor con él contra una pared.

Después, supo que tendrían toda una vida de eso, pero quería ir más despacio esa primera vez, para aprender dónde presionar su lengua, manos y dientes para hacerla gemir por él.

Abrió la puerta de su dormitorio y se detuvo para encender la luz, no queriendo perderse nada de ella en la oscuridad.

La bajó a unos metros de la cama y se mordió el labio mientras la observaba tirar de las peinetas que sujetaban su cabello hacia atrás, los rizos cayeron para enmarcar su rostro antes de usar sus talones para quitarse los zapatos de los pies.

¿Puedes ayudarme con la cremallera? —le preguntó, su voz era poco más que un susurro mientras se giraba y retiraba su cabello sobre su hombro para darle acceso a la cremallera que iba desde la parte posterior de su cuello hasta la parte baja de su espalda.

Su corazón latía con fuerza cuando dio ese paso hacia adelante y levantó la mano para agarrar la cremallera, su respiración entrecortada mientras la bajaba, exponiendo pulgada tras pulgada de piel de porcelana perfecta.

Observó en asombrado silencio mientras ella se giraba hacia él, sus ojos se encontraron mientras ella se quitaba el traje de gato púrpura de su cuerpo, exponiendo sus pequeños senos en forma de lágrima. Él jadeó un poco cuando el traje llegó a sus caderas, cayendo para revelar ropa interior de encaje color crema que lo hizo retorcerse ansiosamente en sus pantalones.

Eres tan hermosa —declaró con voz ronca y sincera. Observó cómo sus palabras la invadían, el rubor manchando sus mejillas y sus ojos abriéndose en sorpresa antes de que su expresión cambiara a una que había visto mucho en las semanas anteriores. Solo entonces se dio cuenta de lo que era.

Ella lo había estado mirando con amor.

Llevas demasiada ropa —se quejó ella, dando un paso hacia él. Le quitó la camisa y la tiró antes de que su atención se trasladara a la piel que estaba expuesta—. Vaya —la escuchó susurrar mientras levantaba la mano para tocar el duro músculo que cubría su torso. Sus dedos acariciaron el vello oscuro esparcido por su pecho, su palma se aplanó sobre el lugar donde su corazón latía, sus labios se curvaron en las comisuras cuando sintió su reacción hacia ella.

Nunca he querido nada más de lo que te he querido a ti, Edward Cullen —reconoció ella, con la palma de la mano todavía plana contra su pecho mientras se inclinaba para presionar un beso contra su garganta—. No puedo decirte cuántas noches me he tocado pensando en ti, tocándote, besándote, llevándote dentro de mí.

Bella —gruñó antes de inclinarse para capturar sus labios con los suyos, su lengua reclamándola posesivamente. Sus manos fueron a su cintura y ella jadeó contra su boca cuando él la levantó, dando tres zancadas largas antes de dejarla caer, su espalda golpeando su cama.

Observó cómo ella se levantaba sobre los codos, con la mirada entrecerrada y hambrienta mientras lo observaba quitarse los zapatos y los calcetines antes de mover las manos para desabrochar el cinturón, su pequeña lengua rosada lamiendo su labio mientras él abría el botón de sus pantalones y bajaba la cremallera.

Edward —gimió mientras él se bajaba los pantalones y la ropa interior, su erección brotaba pesadamente de ellos—. Joder —susurró mientras observaba su tamaño. No era mucho más largo que el hombre promedio, pero tenía una circunferencia que lo compensaba con creces.

No puedo pensar cuando me miras así, cariño —advirtió él, dando un paso hacia donde ella estaba reclinada, su mirada aún fija en su dolorida polla.

No quiero que pienses —musitó ella, sus manos moviéndose hacia su estómago, rozando la cintura de su ropa interior antes de meter los dedos y empujarla hacia abajo.

Cuando el encaje golpeó sus rodillas, él se hizo cargo, quitándoselo de las piernas y arrojándolo en algún lugar detrás de él.

Levantó una mano y trazó su pierna, deleitándose con su piel suave mientras presionaba círculos en su carne, dando vueltas más y más alto hasta que vio cómo sus piernas se abrían para él, exponiendo su parte más privada.

Joder —exclamó él, reflejando su exclamación anterior—, estás tan mojada —observó, moviendo los dedos para recorrer su carne hinchada, presionando la humedad en ese pequeño manojo de nervios expuestos.

¡Edward! —jadeó ella mientras se arqueaba más hacia su mano, la de ella envolviéndose alrededor de su muñeca para animarlo.

¿Te vas a correr para mí, nena? —preguntó, su voz ronca.

Sí —masculló ella mientras él rodeaba su carne, una y otra vez, su mirada moviéndose de sus atenciones a su rostro, sonriendo mientras él contemplaba su mirada entrecerrada, centrada en él.

Buena chica —susurró él, empujando un dedo dentro de ella, flexionándolo para rozar…

¡Ahí! —gritó ella y él la observó mientras cerraba los ojos, echando la cabeza hacia atrás un segundo antes de que él sintiera que empezaba a apretar su dedo, estremeciéndose a través de su orgasmo.

Esperó hasta que ella dejó de temblar y se movió, levantándola y colocándola más arriba en la cama, estirándose a su lado mientras ella bajaba de lo alto.

Cuando sus ojos se abrieron una vez más, estaba sonriendo. Ella se movió lentamente, como si tuviera todo el tiempo del mundo y pasó una pierna sobre sus caderas, sentándose a horcajadas sobre él, su húmedo centro descansando sobre su dolorida longitud.

Te amo —le dijo mientras se inclinaba para besarlo, presionando su boca contra la de él antes de enderezar su espalda y envolver su mano alrededor de su miembro con la cantidad perfecta de presión para hacerlo sisear su nombre.

Yo también te amo —respondió mientras ella se hundía en su longitud, centímetro a centímetro, hasta que estuvo sentada completamente sobre él.

Mierda —jadearon al mismo tiempo, sus ojos se encontraron un momento después antes de que cada uno dejara escapar una pequeña risa.

Sus manos fueron a sus caderas y vio como ella comenzaba a moverse, montándolo lentamente, sus miradas entrelazadas mientras ella lo cabalgaba.

Tan bueno —susurró ella mientras aceleraba, levantándose más alto y tomándolo con más fuerza. Sus manos se movieron a sus muslos para hacer palanca mientras se estrellaba contra él, su nombre escapándose de su boca en un gemido.

Se sintió crecer dentro de ella, su cuerpo diciéndole que estaba cerca, y movió una de sus manos a su clítoris, frotando en círculos.

¡Oh! —jadeó ella, moviéndose imposiblemente más fuerte, y unas cuantas embestidas más tarde él gimió cuando sintió que sus paredes se apretaban alrededor de él, ordeñándolo hasta el orgasmo.

Joder —soltó mientras se corría dentro de ella, su corazón latía con fuerza.

Ella se derrumbó contra su pecho, su cabello le hizo cosquillas y hundió la cara en su garganta, las últimas oleadas de su clímax aún la recorrían.

Su mano fue a su cabello y acarició los mechones mientras el latido de su corazón disminuía, al igual que el de ella.

Permanecieron en silencio por un rato, disfrutando de la presencia del otro hasta que sintió que empezaba a gotear de donde todavía estaban conectados. Él se movió, levantándola y maniobrándolos con cuidado fuera de la cama antes de llevarlos al baño, colocándola suavemente sobre el mostrador.

Ella lo observó en silencio mientras mojaba una toallita con agua tibia y se la metía entre las piernas, lavándolos a ambas. Era íntimo, ambos lo sabían, y cuando él la miró a los ojos sonrientes, supo que significaba tanto para ella como para él.

Tú y yo —susurró cuando él terminó, colocándolo entre sus piernas y presionando su frente contra la de él.

Tú y yo —confirmó, dejando caer la toallita en el lavabo y acariciando su rostro.

Sintió el momento exacto en que ella despertó, moviéndose en sus brazos y rodando hasta quedar frente a frente. Se había quitado el maquillaje antes de que se durmieran y sus mejillas soñolientas y sonrojadas lo hicieron sonreír.

—Buenos días, cariño —susurró él, apartando un mechón descarriado de su rostro.

—Buenos días —susurró ella, aún no del todo despierta. Él le sonrió, con dientes y todo—. Todo sucedió —dijo en voz baja, parpadeando para quitarse el sueño de los ojos y acercándose más a su pecho.

—Todo sucedió —confirmó él, sentándola a horcajadas sobre él.

Ella le sonrió entonces, tan grande y honesta, que literalmente sintió que su corazón tartamudeaba.

—Hagámoslo de nuevo —sugirió, y él le sonrió en respuesta, moviéndose hacia arriba para capturar su boca con la de ella.

—Hagámoslo para siempre —suspiró contra sus labios.

FIN.


Bueno, llegamos al final de esta linda historia. Muchas gracias por acompañarme en otra traducción más, por sus alertas, favoritos y reviews, por cada comentario y me gusta en Facebook. Me alegra saber que les gustan las historias tanto como a mí ;)

Ya saben la dinámica, por favor dejemos un review en la historia original agradeciéndole a Violet la autorización para traducir la historia, el enlace está en mi perfil y también lo dejaré en el grupo, junto con opciones de review en la publicación marcada, solo para copiar y pegar, y dejo aquí otra opción:

"I want to thank you for allowing Sarai the translation to Spanish of this sweet and romantic story, it really was lovely to see them realize they were in love all along, and their partners leaving them was just the push they needed to recognized it. You're an amazing writer. Greetings from (su país de origen)."

¡Hasta la próxima traducción!