¡Aquí me presento con otro capítulo!

Fue un tanto complicado pensar en como desarrollar el principio de este arco, pero creo que ya encontré la solución. Como son tantas peleas, prefiero que ciertos acontecimientos pasen más rápido, como los tiempos entre un acontecimiento y otro. Hago esto porque creo que de lo contrario podría hacerse un tanto pesado.

Antes de comenzar, me gustaría contestar algunas reviews:

Kishinoshi: Como puedes ver, estoy bien. Por suerte nunca fue algo grave. Gracias por tu preocupación.

Camilo Navas: Gracias por seguir leyendo a pesar de los meses que estuve ausente. La charla entre Gran Rojo e Issei se verá todo en este capítulo, así que no tienes que preocuparte ante la idea de la espera. Me alegro que te haya gustado este capítulo, y espero que este nuevo arco también te sea entretenido.

Shadow427: Realmente lo siento pro preocuparte. Como dije en el capítulo anterior, debería haber enviado un mensaje en FanFiction para que se enteraran sobre lo que estaba sucediendo y fue una gran equivocación no haberlo hecho.

Sin más dilación, es hora de comenzar con este arco.

¡Espero que lo disfrutes!

Los ojos de Issei se contorsionaron por culpa del molesto estimulo que producía la luz sobre él.

Espera…

¿Luz?

Los ojos del castaño se abrieron de golpe, y sus sospechas fueron respondidas al instante cuando miró su despertador.

"11Am"

"Oh, mierda..." Pensó con los ojos en blanco. "Me quedé dormido."

Al momento de intentar moverse, solo consiguió un pequeño quejido de alguien que no parecía estar muy contenta con tal movimiento brusco.

Tiamat emergió por debajo de las sabanas y lo abrazó con aun más fuerza, acurrucándose en Issei lo más posible, como si estuviera buscando la posición ideal para continuar durmiendo.

Solo con ver el hermoso rostro a aquella dragona, la mente del castaño recordó automáticamente todo lo que había sucedido el día de ayer.

"Bueno, supongo que nadie estará enojado después de todo lo que debimos soportar…" Issei pensaría en sus adentros, para luego volver su mirada a Tiamat. Ese simple hecho hizo que una sonrisa cálida se expandiera en su rostro.

"Siempre duerme conmigo, pero no puedo acostumbrarme a esto…" Issei alzó su única mano libre, ya que la otra estaba siendo sujetada por la dragona.

La mano de Issei terminó sobre su mejilla.

"Su piel es muy suave…" Issei deslizó su mano, comenzando a acariciarle la mejilla con ternura.

Ese simple movimiento hizo que la expresión tranquila de la dragona se transformara en una linda sonrisa al sentir los toques cariñosos que solo una persona podía darle.

Los ojos de Issei se agrandaron un poco cuando la dragona tomó su mano y la llevó hasta uno de sus pechos. El castaño se quedaría completamente inmóvil en aquel momento, no por tal acto de la dragona, sino por lo que estaba sintiendo a través de sus senos.

Los latidos de su corazón parecían estar combinándose con algún tipo de vibración, y poco después de eso, el ronroneo de Tiamat salió a la luz.

"¿Ella está ronroneando?" Issei no pudo evitar mirarla con sorpresa. "Ahora que lo recuerdo, también lo había hecho cuando nos conocimos…" El castaño divagó en sus pensamientos por un corto periodo de tiempo.

Él volvió a la realidad rápidamente, ya que sabía que su mano se encontraba en una posición un tanto delicada. Issei desplazó su mano por detrás de la espalda de la dragona, acariciándola mientras escuchaba como ese ronroneo se intensificaba.

"Es muy linda…" Pensó mientras una sonrisa tierna se alzaba en sus labios.

Su mano continuó bajando hasta llegar al inicio de sus bragas blancas, y en ese momento fue cuando se puso nervioso.

"Creo que me estoy dejando llevar por el momento…" Se susurró a si mismo con una sonrisa nerviosa, haciendo que su mano volviera a la mejilla de la dragona.

Los ojos de Issei se desviaron nuevamente al despertador, su mirada se puso seria tras esa acción.

"Si no mal recuerdo, la reunión se había fijado para después de las clases de natación…" Ese pensamiento hizo que Issei se pusiera muy nervioso. "Espero que Ross no esté muy enojada al notar que falté a una de sus clases."

La expresión tonta del castaño no duraría mucho más tiempo, ya que su mente estaba girando a cien vueltas por segundo en estos momentos, aunque no pareciera ser cierto.

"Nos reuniremos a las 17, y tengo que tener cuidado con mis palabras…" En ese momento, la mente de Issei recordó esa pequeña pero intensa, realmente intensa conversación con Gran Rojo.

"…"

"…"

"…"

"¿Quieres hablar? Entonces, hablemos."

"Muy bien." Gran Rojo asintió, separándose del castaño para que se relajara un poco. "No te preocupes por ella, solo está inconsciente." Él comentó, notando como Issei estaba muy preocupado.

"De acuerdo." Fue la simple y cortante respuesta del castaño, dándose media vuelta. "Soy todo oídos."

Gran Rojo se le quedó mirando un par de segundos, como si estuviera estudiándolo con la mirada. Ese simple hecho hizo que Issei se comenzara a poner nervioso, más de lo que ya estaba.

"Eres exactamente como él te describió." Gran Rojo fijó su mirada en Issei, logrando que este lo mirara con genuina confusión.

"Espera, ¿ahí alguien que te habló de mí?" En ese momento, Issei se dio cuenta de algo aun más intrigante. "¿Te involucras con otros siquiera?"

"Solo me involucro con otras entidades cuando es de vital importancia, justo como lo estoy haciendo ahora." Las dudas de Issei tan solo aumentaron al recibir esa respuesta. "Y para contestar a tu primera pregunta, ya deberías saber de quien se trata." Los ojos del Gran Rojo se entrecerraron. "Ha estas alturas, estoy seguro que ya recibiste el mensaje de la Profecía…" En ese momento, los ojos de Issei se ensancharon a más no poder.

"¿Hablas de Dios?" Issei no pudo evitar dar un paso hacia atrás. "¿Él no está muerto?"

"Si que lo está, solo que me encomendó el futuro de este mundo y me indicó todo lo que debía hacer para salvarlo." Fue la respuesta de Gran Rojo, quien mirada a Issei con una seriedad absoluta, eso dejaba más que claro que él no estaba bromeando, aunque la idea de que Gran Rojo se pusiera a bromear con alguien era realmente absurda. "Quizás ya pasó un tiempo desde que recibiste el mensaje de Elohim, por lo que voy a recordártelo…" El Dios Dragón comentó, acercándose un poco al castaño. "En algún momento del mensaje, estoy seguro que él te advirtió de la existencia de dos entidades que te apoyarían cuando el momento crucial comenzara a acercarse."

La mente de Issei hizo un pequeño clic tras recordar ese hecho, por lo que solo pudo mirar a Gran Rojo con aun más incredulidad.

"Entonces, ¿eso quiere decir que yo seré el último Sekiryuutei?"

"Si no fuera así, yo no estaría aquí en estos momentos." Gran Rojo se inclinó de hombros, dejando en claro que esa respuesta era más que obvia.

"¿Eso quiere decir que viviré durante estos dos mil años?" Issei se señaló, buscando una respuesta inmediata.

"Si y no." Esa definitivamente era una respuesta que él no estaba esperando.

"Oye, ¿Qué quieres decir con eso?" Indagó con una ceja alzada.

"Es demasiado complicado de explicar, aun no llegó el momento correcto para las revelaciones, por lo que debes entender que no puedo responder esas preguntas o podrías fastidiar todo el futuro." Declaró el dragón mientras se cruzaba de brazos.

"Pero antes dijiste que te presentarías cuando se acercara el momento…" Comentó el castaño, alzando uno de sus dedos para hacer énfasis en sus palabras.

"Esta es una excepción a nuestro futuro encuentro." Aclararía el dragón con rapidez. "Todavía no es el momento indicado, pero la realidad es que el suceso ocurrido en este día podría decidir si es que ese momento llega o no."

"Esto es muy confuso para mi…" Susurró el castaño para si mismo mientras se frotaba el cabello con algo de frustración.

"No debes hacerte preguntas en este momento, deja que todo fluya con naturalidad. Quiero que hagas como si este encuentro nunca hubiera sucedido, lo mismo va para Ddraig." El Gran Rojo entrecerró sus ojos. "Pero, quiero que recuerdes lo que voy a decirte en este momento."

Ante ese comentario, Issei pareció mostrar una atención que pocas veces se ha visto en él.

"Todo lo que sucedió contigo hoy, la explosión de poder dentro de tu cuerpo…"

"…"

"…"

"…"

Issei despertó de sus pensamientos al sentir como alguien se posaba sobre su cintura de una manera juguetona.

Los pequeños colmillos sobresalientes de la dragona brillaron ante su sonrisa traviesa.

"¡Buenos días!" Exclamó, para luego alzar sus dos manos, aun sosteniendo esa sonrisa sugerente en su rostro.

"Ahora, ¡es momento de guerra!"

El pobre Issei ni siquiera pudo responder al primer ataque de cosquillas que lo propinó la dragona, por lo que la victoria de ella no tardó casi nada en decantarse.

Aun así, no hizo falta más tiempo para que toda la habitación quedara hecha un desastre con las sabanas colgadas por arriba del armario y otras desparramadas por el suelo.

Ahora solo una manta algo desalineada los cubría a los dos mientras aún permanecían acostados.

"¡No es justo, me tomaste desprevenido!" Exclamó Issei mientras acariciaba el cabello de la dragona, quien tenia su cabeza apoyada en su pecho.

"No es mi culpa que te hayas dormido en los laureles…" Tiamat se rio por lo bajo, logrando contagiar al castaño.

Ambos cerraron sus ojos, pasaron varios segundos en los que Issei solo acariciaba el cabello de la dragona mientras que ésta se limitaba a escuchar los latidos de su futuro amante.

"¿No deberíamos levantarnos?" Preguntó el castaño, sintiendo como la dragona se acurrucaba aun más cerca de él.

"Cinco minutos más…"

INICIO DE ARCO-CAPÍTULO 48: LA DIOSA ENCAPRICHADA.

"Nos iremos por dos semanas a un viaje de negocios. Asegúrate de que Issei continúe yendo a la Academia en nuestra ausencia." Decía la pequeña nota de papel que se encontraba arrugada en el tacho de basura.

"Al final, esos cinco minutos se extendieron a dos horas…" Pensó en castaño con los ojos en blanco mientras cortaba las patas del pollo.

Issei se lo entregó a la persona que estaba a su lado, quien era Tiamat. La dragona estaba tarareando una pequeña melodía mientras introducida las patas en una gran olla que tenía una salsa que olía extremadamente deliciosa.

Ha simple vista, parecían una pareja preparando el almuerzo juntos. Lo único un tanto curioso del momento es que el castaño se encontraba solo con unos pantalones cortos, mientras que Tiamat aun continuaba con su ropa interior.

"Ella se ha vuelto mucho mejor que yo en esto." Issei no pudo evitar admirarla mientras la dragona se centraba en revolver la salsa, continuando con esa bella sonrisa y tarareo.

Ese momento de admiración fue cortado cuando Tiamat dio un pequeño quejido, debido a que una gran gota de salsa hirviendo cayó entre sus pechos.

"¿Estás bien?" Sin que siquiera pudiera hacer algo, Issei colocó un trapo entre sus pechos y comenzó a limpiarla.

"No es nada." Declaró la dragona, para luego sonrojarse levemente. "Gracias."

"Por eso te dije que deberías usar ropa…" Issei la regañó. "Estar tan expuesta mientras cocinas puede ser peligroso." Concluyó, alejando el trapo de los senos de la dragona.

"¡Pero hoy hace mucho calor!" Ella rápidamente se quejó, para luego sonreír. "Además…" Issei no pudo evitar ensanchar un poco sus ojos cuando la dragona le abrazó fuertemente y enterró su cabeza entre sus pechos. "¡Solo estamos nosotros dos, así que no hay ningún problema!"

"Como quieras." Él contestó con una pequeña sonrisa, devolviéndole el abrazo. "Pero no vuelvas a chillar si te quemas de nuevo."

"¿Acaso quieres molestarme?" Le retó la dragona, esbozando una sonrisa maliciosa. "Sabes bien que no es buena idea provocarme."

"Me gustaría jugar contigo, pero no tenemos mucho tiempo." Contestó, separándose de la dragona para disgusto de esta. "Aun tenemos que bañarnos, y luego de eso…" Issei se cayó, sabiendo lo que sucedería.

Tiamat se puso seria de inmediato, indicando que ya sabía de lo que estaba hablando el castaño.

"Todavía me parece extraño que hayan programado una reunión…" Declaró la dragona, recibiendo un asentimiento de confirmación por parte de su futuro amante.

"¿Por qué me habrá pedido tal cosa…?" Pensó Issei para sus adentros, siendo distraído cuando Tiamat chasqueó la lengua al sentir como una gota de salsa saltaba nuevamente entre sus pechos.

"Ahora hay que dejarlo estar." Declaró la dragona mientras se limpiaba su gran escote. "Aprovechando ese tiempo, ¿Qué dices si nos tomamos un baño?" Ella le preguntó con una hermosa sonrisa.

"¿Juntos?" Issei no pudo evitar alzar una ceja mientras se señalaba entre él y ella.

"¡Si!" Ella exclamó con gran alegría. "¡Hace mucho tiempo que no lo hacemos!"

Un momento más tarde…

"¡Esto me trae muchos recuerdos!" Exclamó la dragona mientras le acariciaba el cabello a un Issei que se encontraba sentado sobre su regazo.

"Si, a mi también…" Declaró Issei, recordando con algo de gracia como fue la primera vez que se habían bañado juntos, y lo avergonzado que estaba.

Lo único que podía escucharse era el movimiento del agua. Ambos se encontraban cubiertos con unas toallas que no eran muy grandes, por lo que el gran escote de Tiamat se apretaba contra la espalda de Issei, aunque este no parecía molestarle.

Probablemente se debía a que estaba hundido en sus recuerdos y la satisfacción de ser tratado con tanto cariño por la mujer que se encontraba con él.

Ese lindo silencio entre los dos se rompió cuando las manos de Tiamat dejaron de acariciarle el cabello.

Issei abrió sus ojos, pudiendo notar como las manos de la dragona se deslizaban sobre sus hombros lentamente.

"Antes, dijiste que no podrías vivir sin mi…" Issei pudo sentir como ella apoyó su frente sobre su cabeza. "Para serte sincera, yo también creo que no podría vivir sin ti…" Concluyó, sus manos bajaron más hasta encerrarlo en un fuerte y tierno abrazo.

"Lo que dije esa vez, creo que deberías olvidarlo." Tiamat no pudo evitar alzar su mirada con mucha confusión tras escuchar dichas palabras. "Creo que olvidar no sería la palabra correcta…" Issei se susurraría a si mismo, sin darse cuenta que Tiamat logró escucharlo. "Si alguna vez me pasara algo…"

"¡No va a sucederte nada!" Issei no pudo evitar pestañear con gran asombro, no solo por su grito, sino también por el hecho de que ella lo había abrazado mucho más fuerte.

"No estoy diciendo que me vaya a pasar algo, solo escúchame." Issei la tranquilizó al instante, la técnica de acariciar la cabeza de la dragona sirvió para que ese proceso fuera aun más rápido. "Solo estamos hablando de un caso muy alejado de la realidad, casi imposible…"

"¡Imposible!" Ella rápidamente le corrigió, logrando que Issei se riera un poco.

"Si, completamente imposible…" Issei decidió seguirle el juego, ya que sabia que de la otra manera nunca iba a dejarlo terminar. "De que ha mi me suceda algo, ahora ya no estás sola…" Los ojos de Tiamat se ensanchar lentamente tras esas palabras. "Ahora conoces a muchas más personas, te reconciliaste con Tannin, e incluso tienes a dos amigas que te apoyan en todo." Issei giró un poco su rostro, entregándole una sonrisa dentuda. "Entonces, si yo me fuera, estoy seguro que no dejarías de ser feliz, especialmente porque hay mucha gente que te apoya." El rostro de la dragona se agacharía un poco, denotando una mirada triste.

"Tienes razón, mi vida a cambiado mucho desde que tuve la oportunidad de conocerte." Comentaría, esa tristeza en su rostro se mezcló con una sonrisa melancólica.

"¿Tiamat?" Issei no puedo evitar sentirse algo culpable tras ver la expresión tan triste de la dragona. "¿Acaso dije algo malo?" Pensó para sus adentros, para luego sentir como el abrazo de la dragona se apretaba aún más.

Él volteó su rostro en busca de respuestas.

"¡Pero no va a sucederte nada, así que deja esas especulaciones tontas de lado!" Exclamó, dándole un gran beso en la frente. "¡Estaré contigo siempre, así que no voy a dejar que te suceda algo malo!" Concluyó, para luego comenzar a frotar su mejilla contra la de su amado con gran entusiasmo y amor.

Esa acción hizo que Issei se riera un poco. Recordar que ella antes siempre actuaba de una manera un tanto cortante y fría cuando apenas se conocieron.

Ahora parece una persona completamente diferente.

"Esa es su verdadera personalidad."

Los recuerdos de la charla que había tenido con Tannin llegó a su mente, logrando que su expresión alegre cambiara un poco. Ese cambio se intensificó aún más al sentir que la dragona no paraba de frotar su mejilla contra la suya mientras lo abrazaba con mucho amor, como si intentara compartir todos esos sentimientos y emociones contenidas con la persona que amaba tanto.

"En realidad, ella siempre fue así. Cuando la conocí, solo quedaba un cascarón, porque la habían roto por completo…" Ese pensamiento hizo que Issei mirara hacia la nada mientras que su rostro se tornaba completamente serio.

"Ya me lo he preguntado muchas veces, pero nunca consigo encontrar una respuesta…"

Los pensamientos del castaño se desviaron a todos aquellos recuerdos tan atesorados que tenía con la mujer que ahora se encontraba entregándole tanto amor.

No había sido más que unos 6 meses desde que la conoció, pero sintió que su verdadera vida había comenzado justo a partir de ese momento.

¿Por qué?

La respuesta era simple.

En sus 17 años de vida no había experimentado ni la mitad de buenos recuerdos que había creado en estos 6 meses con ella.

Entonces…

Si una mujer, si una dragona, si una persona como ella puede trasmitirte tanta felicidad…

"¿Por qué su ex prometido la trató como basura?" Esa pregunta volvió a llegar a su mente.

Ha estas alturas era algo tonto que se siguiera preguntando tal cosa, especialmente porque Tiamat ya le había respondido hace mucho tiempo que ese idiota solo la había querido por el poder que representaba y por el cuerpo voluptuoso que tenía.

Poder y belleza…

Sin duda alguna, eran dos atractivos que Tiamat poseía, y lo hacía con una abundancia sin igual.

Aun así, era algo que seguía sin tener sentido para él.

Porque, aunque quitaras esas dos cosas, ella seguía siendo tan…

La sonrisa de Tiamat cambió drásticamente al sentir como la conexión entre ella y él se activaba sobre su pecho, entregándole unas emociones bastante peculiares.

Eran dos.

Angustia y desagrado, mucho de ambas.

"Si en lugar de ese tipo hubiera sido yo…" Los puños de Issei se apretaron con fuerza, aunque rápidamente pudo notar lo que estaba haciendo. "¿En que estoy pensando?" Una sonrisa amarga aparecería en su rostro mientras dejaba caer sus hombros.

"Eso es lo que yo misma me pregunto…" Las palabras que se arremolinaron muy cerca de su oído dejaron bien en claro que había dicho aquella pregunta en voz alta sin que se diera cuenta.

"No te preocupes, solo estaba pensando en…" En ese momento Issei ensanchó sus ojos, dándose cuenta que por algún motivo no quería contarle el verdadero motivo. "Uh…solo fue lo que pasó ayer…" El castaño encontró una escusa bastante endeble, aunque Tiamat pareció creerle.

"¿Es sobre eso?" Tiamat no pudo evitar sonreír mientras se acurrucaba todo lo posible sobre el cuerpo del castaño. "No te preocupes…" Le susurró al oído con una voz muy agradable y cubierta de cariño. "No iré a ningún lado, siempre estaré a tu lado…" Concluyó, para luego darle un beso en la mejilla.

En ese momento, la mente de Issei comenzó a comportarse realmente extraño, más de lo que ya lo estaba haciendo.

Por eso no pudo controlar sus siguientes palabras:

"Si hubiera sido yo, te hubiera hecho la mujer más feliz del mundo."

"Hum, ¿Ha que te refieres con eso?" Tiamat se separó un poco del castaño, entregándole una mirada extrañada.

Ese simple gesto hizo que se diera cuenta que la frase no se había quedado solo dentro de su mente.

"Eh…" Issei se puso a pensar, en estos momentos no sabía si debía pensar en una excusa o encontrar la verdadera respuesta.

Pero encontrar era la verdadera palabra clave, ya que ni siquiera sabía por qué estaba actuando y pensado de esa manera.

"¿Me creerías si te dijera que ni siquiera yo entiendo lo que dije?" Comentó el castaño con una sonrisa nerviosa, para luego ser sorprendido por Tiamat cuando le abrazó fuertemente.

"¡De todas formas, no debes preocuparte!" Exclamó la dragona con una hermosa sonrisa mientras comenzaba a frotar su mejilla contra la de Issei nuevamente. "¡Quiero decir, hace un tiempo que ya soy la mujer más feliz del mundo!" Esas palabras solo hicieron que el cuerpo y mente de Issei se alocaran aún más.

Esposa perfecta…

Esas palabras retumbaron en su mente con una fuerza sin igual, haciendo que este se mirara a si mismo con una confusión absoluta.

"¿Por qué estoy pensando en estas cosas?"

El ruido de la puerta hizo que ambos se distrajeran, por lo que no tardaron en desviar su mirada a la nueva fuente de sonido.

"Conque aquí estaban…" La figura de la Cadre se hizo presente mientras lucia completamente amenazante con su altura de casi dos metros, su piel pálida, y sus ojos carmesís que brillaban con gran intensidad.

Ese simple hecho hizo que el baño de los dos se vea completamente arruinado ante el miedo que estaba inundando a sus cuerpos.

Esa mirada que parecía entregar mil años de dolor cambió drásticamente cuando les observó con gran preocupación.

"¿Se encuentran bien?" La pregunta de la Cadre descolocó tanto a Tiamat como a Issei.

"Así que solo estabas preocupada, jeje…" Comentó Tiamat mientras se frotaba el cabello con una sonrisa dentuda. "Por un momento pensé que me comería el regaño de mi vida." Se dijo en sus adentros con cara de palo mientras observaba la mirada extrañada que les entregaba Penemue.

Un momento después…

"¿Cómo te has sentido?" Preguntó la Cadre, quien se encontraba dada vuelta ya que Issei estaba poniéndose sus pantalones.

"¿Te refieres al brazo?" Él le preguntó, levantándose. "Ya no me duele, pero lo siento bastante extraño." Respondería Issei, agitando el brazo afectado.

"Entonces, quizás no es tan grave." Penemue se dio media vuelta para enfrentarlo, acercándose a él para tomar su brazo. "¿Qué es lo que se siente extraño?"

"No sabría como explicarlo exactamente…" Issei contestó, colocando una mano sobre su mentón. "Yo lo describiría más como una molestia. Lo siento demasiado pesado, además de que…"

"Sientes un calor corporal más alto de lo normal en la zona." Penemue le robaría las palabras de la lengua. "Puedo notarlo mediante el tacto." Ella le respondió mientras continuaba estudiando el brazo del castaño meticulosamente. "Pero si es solo eso, quizás no haya mucho problema." Concluiría, soltándolo. "Si te sigue molestando mañana, acude a mí."

"De acuerdo." Issei asintió en respuesta, para luego sonreír. "Por cierto, gracias por guardar ese secreto." Concluyó, frotando su cabello con una sonrisa discreta.

"No hay problema." Respondió la Cadre de inmediato. Sus manos se posaron sobre su cintura mientras optaba por una mirada mezclada entre cansancio y molestia. "Ya tengo demasiado con todas las tareas de Grigori. Imagínate el trabajo extra que debería tener si se esparce la noticia de que Gran Rojo y Ophis aparecieron en el Reino Demoniaco."

"Je, no había pensado acerca de eso." Declaró el castaño mientras se frotaba la mejilla con un dedo. "Por cierto, ¿en que estabas pensado cuando intentaste hacerle frente a Gran Rojo?" La expresión de ambos cambió tras la pregunta del castaño. "Si se hubiera molestado un poco, podrías haber muerto." Él comento con gran seriedad, solo para quedar completamente desconcertado cuando Penemue atrapó sus mejillas con sus dos manos.

"Lo haría todas las veces que sea necesario." Comentaría la Cadre con gran seriedad.

"¿Por qué?" Issei apenas podía hablar ya que sus mejillas estaban siendo muy apretadas.

La mirada seria de la Cadre cambiara drásticamente.

"Porque me preocupo mucho por ti." Fue su respuesta mientras comenzaba a jalar sus mejillas, logrando que Issei comenzara a quejarse, aunque no pudo evitar sonreír ante la respuesta que recibió.

Ella también…

"¿Sabes algo?" Penemue se detuvo al notar un brillo bastante peculiar en el rostro de Issei, aunque aún seguía tomándolo de las mejillas. "¡Tú también serías una esposa perfecta!"

Los ojos de Penemue se ensancharon a más no poder tras esa respuesta, y no se dio cuenta que había soltado al castaño.

"Ya que estás aquí, ¿quieres comer con nosotros?" Él cuestionó, estando a punto de abandonar el baño.

"Uh, si…" Penemue tuvo la reacción suficiente para mirar a Issei y entregarle la respuesta, aunque fue un poco torpe en hacerlo. Para su suerte, el castaño no pareció notarlo.

Issei simplemente alzó su mano como respuesta mientras la dejaba sola en el baño.

Penemue miró en donde antes se encontraba la figura de su amor secreto por unos segundos. Sus mejillas comenzaron a tornarse de un color rojo mientras que su expresión habitualmente seria cambiaba a la de una linda y tímida mujer ruborizada.

"¿Ha que vinieron esas palabras?" Ella no pudo evitar preguntarse mientras se tapaba las mejillas con sus dos manos.

Ella no tardó en sacudir su cabeza para quitar esos pensamientos extraños, para luego salir del baño.

Penemue bajó las escaleras, viendo con extrañeza como el castaño se había quedado parado al final de estas, sosteniendo una cara de póker.

"¿Qué le sucede?" Ella se preguntó internamente, para luego mirar hacia el frente.

Una expresión indescriptible se apoderó de su rostro al presenciar semejante despliegue de cocina caliente.

De hecho, era muy, muy caliente.

"¡Aquí vamos!" Tiamat rugió con su sonrisa salvaje mientras hacia girar la olla en una inclinación de 45 grados al mismo tiempo que el cucharón se encargaba de mezclar toda la salsa.

Lo realmente admirable no era la habilidad que estaba demostrando, eso era completamente opacado a causa de su vestimenta actual.

"Ponte algo de ropa…" Pensó Penemue, viendo como la dragona solo llevaba una toalla que decoraba su figura, y como estaba bastante inclinada, gran parte de su voluptuoso trasero era visible.

"¡Y…!" La dragona rugió, haciendo volar la olla mientras sacaba todas las patas de pollo a una gran velocidad, colocándolas encima de un gran plato.

"¡Listo!" Concluyó con gran energía, colocando unas servilletas. "¡Espero que les guste!"

La cara de póker que tenía el castaño fue rota al sentir el agradable y delicioso aroma que desprendía la comida.

"¡Esto se ve genial!" Issei se sentó sin que ninguna de las dos se diera cuenta.

Unas horas más tarde…

El castaño se encontraba acomodado en el sillón mientras miraba su programa favorito con gran calma. El reloj marcaba las 16 horas, por lo que solo faltaba una hora para la reunión.

Mientras tanto, Tiamat estaba haciendo unos chocolates con formas graciosas siendo ayudada por Penemue, quien parecía demostrar más y más interés por la cocina a medida que pasaban los días.

Issei se dio media vuelta para mirarlas a escondidas. Este no pudo evitar sonreír al verlas, ya que ambas se miraban realmente felices mientras platicaban entre ellas. Bueno, Penemue apenas tenía cambio en sus expresiones, así que cualquier otra persona que no la conociera pensaría que estaba aburrida.

"No es que me gustara cocinar…" Issei pensó para si mismo, recordando como sus instrucciones habían hecho que las dos mujeres encontraran una afición. "Tenía que cocinar para sobrevivir. Pero, me alegro que mis enseñanzas hayan hecho que ellas pudieran encontrar algo con lo que distraerse, además de los combates o entrenamientos." Issei volvió a mirar hacia el frente, sintiendo como si hubiera cometido la buena acción del año.

Sus ojos volvieron a abrirse, y justo en ese momento…

"Hola." Fue el simple saludo de Ophis, quien se encontraba flotando de cabeza frente a él.

"¡AAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!"

El grito de Issei hizo que el mismo diera un gran salto en el sillón y cayera por detrás de este.

Sus dos compañeras lo escucharon, por lo que rápidamente acudieron en su ayuda y se quedaron completamente paralizadas al ver de quien se trataba.

Issei se levantó, asomando la mitad de su rostro por encima del sillón.

"¡Mierda, casi me cago del susto!" Exclamó, logrando que Ophis pestañeara e inclinara su cabeza hacia un lado.

La atención de Ophis no tardaría mucho tiempo en desviarse hacia cierta mujer, ya que su aura le llamó mucho la atención.

Tiamat no pudo evitar ponerse un poco nerviosa al ver como Ophis flotó hasta donde se encontraba ella. Una vez que la tuvo en frente, la Diosa Dragona comenzó a estudiarla minuciosamente con la mirada.

"Eres una dragona." Fue su comentario, optando por una pose más normal, aunque aún continuaba levitando.

"¿Uh, si?" Fue la única respuesta que se le cruzó por su mente, y la mirada tan intensa de Ophis solo hacia que pudiera pensar con aún menos claridad.

La atención de la Diosa parecía ser bastante volátil, ya que su nariz se arrugó, desviando su mirada por puro instinto a la fuente que llevaba Tiamat en sus manos.

"¿Qué es eso?" Le preguntó, acercando un poco más su rostro para sentir mejor su fragancia. "Huele bien."

"Es solo algo de chocolate…" Le respondió Tiamat, viendo como la mirada intensa de Ophis seguía fijada en los dulces.

"Chocolate…" Se diría a sí misma, dejando a más de uno confundido.

¿Acaso nunca había probado el chocolate?

"Hum, ¿quieres probar uno?" Le consultó Tiamat, tomando la atención de Ophis.

"¿Puedo?" Los ojos de la Diosa se fijaron en la otra dragona.

"Por supuesto." Fue su rápida respuesta, viendo como Ophis tomaba uno de los más pequeños. "Están recién hechos, lo ideal es comerlo cuando están fríos…" Comentó con los ojos en blanco, ya que Ophis estaba soplando sus manos debido a que se estaba quemando un poco.

"¡Oh, espera un segundo!" Issei se movió a una gran velocidad, volviendo con una pequeña servilleta. "Usa esto." Ophis tomaría la servilleta, haciendo que su mirada se relajara considerablemente.

"Gracias." De nuevo, una respuesta cortante y simple, pero que iba directo al punto.

La Diosa Dragona se llevó el pequeño chocolate con forma de un Issei chibi a su boca. Su mirada caería hacia el suelo mientras degustaba el postre. Era imposible saber lo que estaba pensando, por lo que ya todos estaban algo nerviosos e impacientes por el desenlace que esto podría tener.

Después de unos pocos segundos, la mirada de la dragona se alzó, y los tres no pudieron evitar sorprenderse cuando presenciaron un brillo extremadamente intenso en sus ojos.

"¿Qué clase de manjar exquisito es este?" Ophis voló hasta estar a centímetros del rostro de Tiamat, logrando que esta se pusiera un poco nerviosa. "¿Cómo es que nunca lo había probado antes?"

"¿No sueles convivir mucho, no es así?" La pregunta de Issei hizo que la atención de Ophis se desplazara hacia él.

Ella negó con la cabeza, siendo una respuesta más que suficiente para todos.

"Ahora que lo pienso, es algo normal." Pensó Issei por sus adentros. "De otra forma, Ophis y Gran Rojo serían vistos con mucha más regularidad…"

"Lamento interrumpir su conversación, ¿pero por qué viniste aquí?" Cuestionó la Cadre.

"Le dije que vendría hoy." Ophis señaló al castaño mientras tomaba otro chocolate, esta vez con la forma de una Rossweisse chibi.

"Oh, cierto…" Issei no pudo evitar entregarle una mirada de disculpa a las dos, ya que claramente no parecían muy contentas al enterarse de esta manera. "Lo había olvidado por completo."

"Un momento, ¿desde cuando se conocen?" Le cuestionó Tiamat, logrando que Ophis le prestara atención.

"Todas tus preguntas serán respondidas en la reunión." Fue la respuesta a medias de la dragona, logrando que los tres se impresionaran.

"¿Qué quieres decir con eso?" Indagaría el castaño con una mirada desconcertada.

"¿No es obvio?" Ella le contestó con otra pregunta, tomando otro chocolate. "Yo vine por la reunión."

"¡De hecho, eso esta realmente lejos de ser algo obvio!" Pensó Issei con los ojos en blanco, y sus futuras esposas parecían encontrarse igual que él.

"No entiendo, ¿por qué estarías interesada en ir a una Reunión de Facciones?" La pregunta fue formulada por la Cadre, recibiendo un asentimiento por parte de Issei y Tiamat, quienes también querían tener una respuesta.

Ophis la miró, su mirada se torcería a una ligeramente confundida.

"¿Qué? ¿No puedo?" Las preguntas lograron que los tres casi cayeran de espaldas.

"Ese no es realmente el problema…" Comentaron todos al mismo tiempo, logrando que Ophis inclinara su cabeza hacia un lado.

"También estoy aquí para hablar con Hyoudou." La atención de todas se posó sobre Issei, quien no pudo evitar sudar ante tales miradas intensas.

"De acuerdo, nosotros pondremos a enfriar el postre mientras preparamos más." Declaró Penemue, logrando una mirada incrédula por parte de Tiamat.

"¡Pero…!" Antes de que pudiera quejarse, pudo sentir como la Cadre la agarró fuertemente del hombro. Ella negaría lentamente con su cabeza, dándole a entender que no era bueno interrumpirlos en estos momentos, y la dragona pareció entender el mensaje, aunque lo aceptó a regañadientes.

Justo antes de que se fueran a la cocina, Tiamat le entregó una última mirada al castaño.

"Llámanos si necesitas ayuda." Su voz se notaba con una preocupación sin igual.

"No te preocupes." Issei le entregaría una sonrisa tranquilizadora, haciendo que la dragona sonriera.

"Entonces, ¿de qué querías hablar?" Issei volvió a acomodarse en el sillón, viendo como Ophis continuaba mirando a las dos mujeres.

"Sobre eso…" Comentó, volviendo su atención al castaño.

Ella voló hasta sentarse sobre su regazo para la sorpresa de Issei.

"Me gustaría que me ayudaras a recuperar mi hogar cuando sea el momento indicado." Ella le explicó, observando sobre su hombro, ya que Issei era casi una cabeza más alta que ella.

En este momento, Issei tenía muchas dudas. Pero había una que resonaba mucho más en su cabeza que todas las demás.

El castaño buscó bien su elección de palabras antes de contestarle:

"¿Y cuando sería ese momento indicado?"

"No puedo responderte a eso." Fue la simple respuesta de la Diosa Dragona.

"Lo sabía, tu eres la segunda entidad que se menciona en la Profecía." Issei parecía haber sacado conclusiones un tanto rápidas en aquel momento, pero se vio que no era así cuando Ophis le entregó una pequeña sonrisa cubierta de complicidad.

"Veo que tienes una buena capacidad para analizar." Declaró la dragona, logrando que Issei se frotara el cabello algo apenado tras el alago.

"En realidad, no es así. Era muy fácil de adivinarlo." Fue la respuesta del castaño.

"Ya veo." Fue su simple respuesta, haciendo que su típica expresión volviera a su rostro. "Entonces, ¿vas a ayudarme o no?"

"Teniendo en cuenta que tú creaste la Brigada del Caos, pues no sabría que responderte…" Fue la respuesta sincera del castaño, siendo un razonamiento obvio debido a que ese grupo siempre representaban los problemas centrales en la actualidad.

"La Brigada del Caos fue creada para llevar a cabo mi objetivo." Respondió Ophis. "Me da igual que hacen o no hacen, siempre y cuando me ayuden cuando sea el momento."

"Ya veo…" Fue la respuesta del castaño. "Ahora que lo recuerdo, Ddraig me había dicho que ella era alguien bastante despreocupada y que no pensaba tanto en las repercusiones de sus acciones. Es justo como la había descrito…" Él pensó, y ese pequeño momento de silencio hizo que Ophis le mirara con una ceja alzada.

"¿Acaso tienes otra pregunta?" La voz de la dragona sacó a Issei se sus pensamientos.

"Si quieres recuperar tu hogar, ¿es decir que quieres arrebatarles el dominio de las Doce Puertas del Infierno al Reino Demoniaco?" Le preguntó, para luego alzar sus dos manos para hacer énfasis en sus siguientes palabras. "Por lo que sé, tú naciste en aquel lugar, así que supongo que ese es tu hogar, ¿verdad?"

"No lo es." Ophis no pudo evitar dibujar una mirada cansada en su rostro. "Ese lugar es muy ruidoso, por lo que no tardé en abandonarlo. Mi hogar es la Brecha Dimensional, un lugar completamente silencioso y tranquilo que me encantaba, pero Gran Rojo me arrebató mi preciada casa y me obligó a vivir entre el tormento." Al final, la mirada de Ophis se notaba realmente molesta, aunque esa expresión era más tierna que otra cosa, y el hecho de que sus últimas palabras las agregó con gran dramatismo solo hizo que esa opinión se reforzara.

"La Brecha Dimensional…" Issei no pudo evitar frotarse el mentón mientras pensaba detenidamente. "Entonces, ¿solo buscas un lugar en el que puedas estar en completo silencio sin que nadie te moleste?" La pregunta hizo que Ophis asintiera de inmediato, logrando que el castaño sonriera.

Ophis no pudo evitar sentirse extraña cuando Issei la tomó de la cintura y la levantó, ya que nadie se atrevía a tocarla por el miedo que inconscientemente infundía sobre todos.

"Espérame aquí un momento." Declaró el castaño mientras la dejaba a un lado, ganándose una mirada muy confundida de la dragona.

Issei no tardó en llegar, cargando en su mano un objeto que Ophis no reconocía.

"¿Qué es eso?" Ella volvió a posarse sobre su regazo mientras observaba el extraño y curioso instrumento que Issei tenía en sus manos.

"Estos son auriculares insonorizados. Los conseguí en una feria con una amiga." Declaró el castaño, para luego entregarle una sonrisa dentuda. "Ahora, cierra los ojos."

Ophis no entendió la razón de pedirle eso, pero ella no tardó en acatar sus órdenes.

Cuando la dragona cerró sus ojos, todo se volvió completamente oscuro. Aun así, los irritables sonidos de los animales y demás cosas seguían irritando su paciencia como lo habían hecho a lo largo de todos estos cientos de años.

Hasta que…

Ella pudo sentir como algo se ponía sobre sus oídos y cabeza, para que después el sonido desapareciera de la nada.

Los ojos de Ophis se apretaron y su rostro obtuvo una expresión artística al sentir una paz que ya ni siquiera recordaba.

Ella no tardaría mucho en abrir sus ojos. Su mirada se desvió automáticamente hacia Issei en busca de respuestas. Ella abrió sus labios, y no tardó en tomárselos con sus pequeñas manos al notar que ni siquiera oía su propia voz.

Esa reacción solo hizo que Issei le entregara una sonrisa dentuda, ya que ella se veía bastante tierna en estos momentos, como si fuera un niño que había descubierto la mejor tienda de juguetes del planeta.

Issei decidió que ya se había divertido demasiado con ella, por lo que le retiraría los auriculares, logrando que la dragona le mirara con una expresión completamente indescifrable en su rostro.

"¿Qué fue lo que me hiciste?" Ella no tardó en incriminarlo mientras se tomaba sus oídos que ahora volvían a escuchar.

"Es gracias a esto." Issei movió los auriculares frente a ella. "Los auriculares impiden que entre o salga cualquier tipo de sonido."

"Eso…" Los ojos de Ophis brillaron con una intensidad impresionante.

"¡Eso es increíble!"

Issei se había impresionado realmente ante ella por primera vez, ya que es la primera vez que la escuchaba decir unas palabras con tanta energía, y, sobre todo, felicidad.

De hecho, ahora que lo pensaba, Ophis no parecía haber demostrado ningún tipo de emoción durante toda la conversación, como si ella estuviera vacía por dentro.

"Me alegro que te haya gustado." Declaró el castaño, para luego hacer algo común en él, pero que sería algo totalmente nuevo para Ophis.

Los ojos de la dragona se ensancharon un poco ante el tacto repentino sobre su cabeza. Pudo sentir como todo el mundo se detenía alrededor de ellos al sentir y recibir la primera muestra de cariño que había tenido en toda su vida.

Cuando la mano de Issei la abandonó, ella llevó sus manos hacia ese lugar por puro instinto, logrando que Issei la mirara con gran confusión al notar que Ophis parecía estar debatiendo consigo misma con gran intensidad.

Antes de que pudiera preguntar que le sucedía, algo sucedió…

"¡¿QUÉ?!" El grito de la voz fácilmente reconocible hizo que Issei se volteara y que Ophis se molestara bastante, después de todo, esa voz había resultado ser muy irritante para sus oídos.

"Te dije que esperaras…" Penemue no pudo evitar palmearse el rostro ante la estupidez de Rías, quien se había metido al lugar sin siquiera hacer caso a las dos mujeres.

"Ellas me habían dicho que Issei estaba con una mujer, pero nunca esperé ver algo como esto…" Rías pensó, sin saber si debería estar relajada o partirse del miedo al saber de quien se trataba.

Relajada por el hecho de que sabía bien que Ophis Ouroboros no era capaz de contener sentimientos, por lo que era imposible que ella tenga algún tipo de atracción hacia Issei. El problema es que se trataba de la jodida Diosa Dragona del Infinito.

Si, el problema sería mucho más fácil de arreglar si solo se tratara de una mujer que estaba interesada en Issei.

"¡¿Qué-qué es lo que está pasando?!" Otro grito de pelirroja, otro grito que arrugó el rostro de Ophis.

"¿Eso que te importa?" Fue Ophis quien contestó, logrando que Rías diera un paso hacia atrás.

"¡El es mi peón! ¡Por supuesto que me preocupa!" Rías se defendió rápidamente, haciendo que Ophis se llevara ambas manos a sus oídos. "¿Piensas hacerle algo malo?"

La Diosa Dragona se descubrió sus oídos, entregándole una mirada cansada.

"Incorrecto."

"Entonces, ¿quieres atacar esta posesión de los Demonios?"

"No."

"¡No me digas que estás aquí porque quieres matar a los líderes de facción!"

"Negativo."

"Entonces, ¿qué estás buscando en un lugar como este? ¿Algo malvado?"

"Afirmativamente negativo."

"Espera, ¿Qué significa eso?" Rías tuvo que frotarse la cien para entender la respuesta.

"Contestaré todas las preguntas durante la reunión."

"¡¿Irás a la reunión?!"

La mirada de todos se torció a una confundida cuando Ophis apuntó hacia Rías con una de sus manos, formando un gesto de pistola con sus dedos.

"Bum, bum…" Ella dijo, logrando que todos se confundieran aún más.

"¿Qué demonios significa eso?" Rías no pudo evitar preguntar, haciendo que Ophis frunciera un poco el ceño.

"Si sigues chillando como una zorra…" Un pequeño orbe morado apareció en la punta de su dedo. "Voy a matarte."

En ese momento, Rías sintió el verdadero terror.

Ella iba a disculparse, pero rápidamente recordó lo que había dicho Ophis, por lo que solo pudo hacer una profunda reverencia en señal de disculpa mientras desaparecía mediante un círculo mágico.

"¡Oye, no hagas eso!" Exclamó Issei realmente alarmado mientras usaba toda su fuerza para bajarle el brazo, sin siquiera poder moverla un centímetro.

"¿Por qué no?" Ophis indagó con cara de póker. "Ella me estaba molestando."

"Hmmmm, esto podría ponerse muy interesante…" Pensó Penemue mientras miraba la interacción entre Issei y Ophis, quien aun estaba apuntando hacia la figura desaparecida de Rías.

Unos minutos más tarde…

"¿Por qué simplemente no nos transportamos?" Ophis se encontraba montada en la espalda del castaño, quienes estaban de camino a la academia.

"Me gustaría hablar algunas cosas contigo." Respondió el castaño, quien ya parecía haberse acostumbrado a estar cargando a la Diosa en su espalda.

"¿De que se trata?" Se pudo notar como la curiosidad de Ophis aumentaba.

"Es sobre lo que sucedió hace poco." Contestaría Issei. "Ya sabes, no puedes matar a cualquiera solo porque te moleste."

"Ah, ¿no puedo?" El tono inocente de Ophis resaltó sobre su oído, logrando que los ojos de Issei se pusieran en blanco.

"¡Por supuesto que no!" La Diosa no pudo evitar cubrir sus oídos tras el arranque del castaño. "Solo debes matar a aquellos que realmente se lo merezcan. Ya sabes, como personas malas o eso…"

"Personas malas…" La explicación de Issei había sido bastante torpe, pero Ophis parecía haberlo entendido.

Parecía…

La mirada de la dragona se desvió hacia un costado, viendo como un bombero estaba intentando bajar a un gato de un árbol. El gato estaba realmente asustado, y por la cara fastidiada del hombre, estaba segura que le estaba haciendo daño.

Ella alzó una de sus manos y nuevamente cruzó sus dedos para asemejar a una pistola mientras un pequeño orbe morado aparecía sobre su dedo índice.

Issei la miraría con genuina confusión, para luego alarmarse a más no poder tras saber lo que ella estaba a punto de hacer.

"Bum."

"¡Espera…!" Issei se tambaleó justo a tiempo, logrando que el tiro se desviara y pasara a centímetros del rostro del bombero, quien se cayó del árbol tras semejante susto.

"¿Por qué?" Ophis no pudo evitar inclinar su cabeza hacia un lado una vez más.

"Realmente no nos entendemos…" Pensó Issei en voz alta mientras dibujaba una sonrisa temblorosa.

Eso solo hizo que la Diosa se confundiera aún más.

Un momento después, en el Viejo Edificio de la academia…

En el lugar se podía respirar un aire cubierto de tensión. Bajo un punto de vista normal, se debería pensar que esto era completamente natural, ya que se encontraban casi todas las entidades más influyentes y poderosas reunidas en un solo salón.

El problema es que ese tipo de tensión ya debería de haberse zanjado después del tratado que todas las Facciones habían firmado.

Entonces…

¿Por qué se encontraban de esta manera?

La respuesta se encontraba sobre el regazo de Issei.

Ophis se encontraba chupando una paleta con su típica mirada neutra y vacía, estando completamente excluida de todo lo que se estaba sintiendo en estos momentos.

"Pensé que mi hermana podría haberse equivocado, pero veo que no es así…" Sirzechs pensó, sin poder evitar sudar ante la presencia de la segunda entidad más poderosa de todos los Reinos.

Todos los demás Líderes de Facciones parecían estar pensando exactamente lo mismo que Sirzechs, ya que Rías llegó al lugar y avisó a los cuatro vientos que Ophis Ouroboros iba a acompañar a Issei en la reunión.

"Dijo que respondería a todas nuestras preguntas, así que…" Michael cerró sus ojos para relajarse.

"Dejen esas caras largas, me dan asco…" El único Líder de una de las Facciones que estaba tranquilo espetó, colocando sus dos piernas sobre la mesa mientras se recostaba sobre el sillón. "Si ella nos quisiera muerto, ya lo estaríamos." Las palabras de Azazel relajaron a todos en la sala, ya que sabían que él tenía razón.

"Primero, deberíamos hablar sobre lo que sucedió ayer." Sirzechs se acomodó en su asiento, luciendo un rostro mucho más relajado. "Como ya saben, recibimos otro ataque de la Brigada del Caos. Eso es de lo que menos queremos hablar ahora, debido a que todos sabemos el resultado." Todos asintieron ante sus palabras, a excepción de Ophis quien estaba en su propio mundo mientras disfrutaba de la paleta. "Por lo visto, el anterior ataque de los Demonios del antiguo reinado también se había visto influenciado por el mismo objetivo. Tengo entendido que se trata de un objeto que se encuentra en nuestra bóveda."

"¿Ya lo encontraron?" Cuestionaría Odín, recibiendo un negamiento de cabeza por parte de Sirzechs.

"La bóveda existe desde el origen de los Demonios. Como te podrás imaginar, se encuentran una gran cantidad de tesoros." Explicó el Rey Demonio. "No sabemos cuanto tiempo podríamos tardar en encontrarlo, pero tengo a Ajuka Beelzebub a cargo de la búsqueda, él tiene el mejor ojo para encontrar cosas raras y extremadamente valiosas, así que estoy seguro que podría encontrarlo." Sirzechs haría una pequeña pausa para ver si alguien tenía una pregunta, pero al ver que no fue así, continuó. "Los cité aquí para saber si alguien tenía alguna idea de lo que se trata, de esa manera podríamos acelerar bastante la búsqueda."

"Por lo que me comentaste, estaba claro que Rizevim quería ese artefacto a como diera lugar, por lo que sería realmente extraño que alguien más sepa sobre eso. Si fuera yo, diría que ese es un conocimiento que solo tenían los descendientes directos del Antiguo Rey Demonio. De lo contrario, no tendría ningún sentido que todo se hubiera mantenido en secreto incluso para los mismos Demonios." Michael dio su punto, y todos tuvieron que estar de acuerdo.

"Conozco a Vali bastante bien." El comentario de Azazel hizo que todos le miraran. "Si él sabría algo sobre eso, ya me lo hubiera comentado. No me parecería extraño que sea algún tipo de secreto entre Rizevim y el Antiguo Rey Demonio, especialmente que ahora tenemos el conocimiento de que en realidad el Antiguo Rey Demonio no había muerto sellando al Trihexa." Todos asintieron con sus cabezas, notando que intentar contactar con el peliblanco también sería una pérdida de tiempo.

"Ya había pensado en esto, pero pensé que con un poco de suerte podría encontrar más respuestas…" Declaró Sirzechs mientras se frotaba el mentón. "En fin, no hay otra cosa más que se pueda hacer, salvo esperar." El Demonio se inclinó de hombros, para luego poner su mirada seria una vez más. "Ahora, hay un motivo que también me estuvo molestando últimamente…" Sirzechs fijó su mirada en el sequito Gremory y su hermana, para luego mirar al castaño.

"¿Alguno de ustedes sabe de donde vino esa fuente de magia y energía tan poderosa?"

"¡Oh, había sido Issei!" Exclamó Gasper, siendo el único que había estado consciente en ese momento.

Pero por lo visto no había sido muy consciente de sus propias palabras, ya que ahora todos estaban mirando a Issei con gran curiosidad, especialmente los que se habían involucrado en todo lo sucedido en aquel momento.

"Es cierto, no me había preguntado hasta ahora como es que pudiste curarme de un veneno mortal…" Declaró Tiamat, quien también estaba muy interesada en esa respuesta.

Ante la atención de todos, esa clásica mirada amigable de Issei cambió a una más seria, recordando el pedido de Gran Rojo.

"Todo lo que sucedió contigo hoy, la explosión de poder dentro de tu cuerpo…"

"Tienes que mantener todo en secreto, o las consecuencias podrían ser muy graves."

La mirada de Issei volvió a ser la misma de siempre, optando por una sonrisa inocente mientras se frotaba el cabello.

"En realidad, ese poder no era mío." Contestó mientras se reía. "Me lo prestaron."

Esa respuesta pareció zanjar las dudas de casi todos, pero hubo alguien que no estuvo satisfecho con la respuesta.

"¿Quién fue el que te lo prestó?" Sirzechs intentó indagar aun más, y tras esa pregunta, Issei pudo descubrir de la peor manera que no era un buen mentiroso.

De hecho, era realmente pésimo.

"Que escusa de mierda…" Pensó para si mismo, comenzando a ponerse pálido. "Debería de haber pensado en una escusa mejor cuando tuve tiempo, soy un jodido idiota…"

"¿Hyoudou?" Michael no pudo evitar mirarlo con gran confusión, ya que el muchacho no contestaba.

"Yo… eh, jeje…verán…" Todas sus palabras resultaban salir de sus labios con gran torpeza, logrando que más de una ceja se alzara.

Antes de que Issei pudiera dar una escusa incluso menos pensada que la anterior, una voz resonó en todo el salón.

"Yo fui."

Todos llevaron su mirada a Ophis, quien parecía por fin estar prestando atención a la reunión, y el hecho de que la paleta haya abandonado su boca era prueba de ello.

En ese momento, Sirzechs se puso realmente serio.

"¿Por qué le prestaste tu poder?"

"Porque sí."

"¿Hace cuánto tiempo se conocen?"

"El tiempo es relativo."

"¿Cómo es que pudiste entregarle tu poder?"

"Con un método."

"¿Cuál método?"

"Uno que conozco."

"No has respondido ninguna de las preguntas…" Sirzechs no pudo evitar esbozar una sonrisa bastante falsa, logrando que Ophis le mirara con una diminuta sonrisa.

"Las respondí todas." Contestó de una manera inocente. "Solo que no son las respuestas que tú quieres."

"¿Puedo hacer una pregunta?" Azazel alzó una de sus manos, ganándose la atención de la Diosa.

"Habla." Fue su simple respuesta, llevándose la paleta nuevamente a la boca.

"¿Por qué te fijaste en Issei?" Esta pregunta parecía mucho más difícil tergiversar para ella, aun así, esta vez no tenía las intenciones de hacerlo.

"Quiero que se una a mí." Ese comentario hizo que todos ensancharan sus ojos a más no poder.

"Lo-lo siento, señorita Ophis, pero no puede hacer eso…" Declaró Sirzechs con una sonrisa temblorosa mientras el sudor recorría su rostro.

"¿No puedo?" Ophis inclinó su cabeza a un lado. "¿Por qué no puedo?"

"verás, Issei está afiliado a la Nobleza de mi hermana, y como tal ya pertenece a los Demonios."

"¿Pertenece a los Demonios? ¿Lo dices en serio?" El ambiente se puso tenso de la nada, ya que los ojos de Ophis se pusieron bastante tétricos. "¿Cómo alguien puede pertenecer a algo que ni siquiera le dio oportunidad para elegir? Después de todo, es obvio que esperaron a que Issei muriera para que no tuviera otra opción más que entrar a la nobleza de la zorra chillona." Ese comentario hizo que los ojos de Issei se ensancharan en shock, mientras que ciertos Demonios se pusieron realmente nerviosos. "A diferencia de ustedes, yo si le brindo posibilidades y no me molesta si decide rechazarme."

"Jejeje, creo que deberíamos relajarnos un poco…" Declaró Sirzechs, haciendo todo lo posible para desviar el tema. "Por cierto, ¿alguien sabe por qué Yasaka se ausentó?" Ese comentario pareció distraer la atención de todos, ya que observaron el asiento vacío de la mujer Yokai.

"Por lo que sé, estaba teniendo algunos problemas con algunos alborotadores. Dice que lo tiene todo controlado." Contestaría Odín, recibiendo un asentimiento por parte de todos.

"Creo que ya no hay nada más de lo que hablar…" Sirzechs se levantó de su asiento, mirando a todos con una sonrisa. "Lo último que me queda por decir es que, si algunos se encuentran con problemas relacionados con la Brigada del Caos, a partir de ahora podrán pedir refuerzos si lo ven necesario."

"Yo opino lo mismo." Michael se levantó de su asiento.

"Sabes que no tendría ningún problema con eso." Azazel fue el siguiente en afirmarlo mientras agitaba su mano con desdén.

"Digo lo mismo que el Ángel Caído." Odín siguió el ejemplo de Michael, para luego dar un pequeño asentimiento al final.

"Espero que no estés enojada, Ophis." Declaró Sirzechs, fijando su mirada en Ophis, quien ni le estaba prestando atención.

"Si ellos mismos se buscan problemas, entonces ellos tendrán que afrontar las consecuencias." Fue la respuesta cortante de la Diosa, indicando que le importaba poco y nada todas las bajas que había sufrido su grupo en estos días.

"Gracias por comprenderlo." Sirzechs hizo una pequeña reverencia, para luego alzar sus manos para hacer énfasis en sus siguientes palabras:

"La reunión a terminado."

¡FINAL DEL CAPÍTULO!

Este capítulo se basó más que nada en la reunión y algunos momentos entre Issei y algunas de sus mujeres. Aún me falta hacer algo referido a Rossweisse que probablemente se verá en el próximo capítulo. Probablemente en el tercer capítulo de este arco ya se estaría viendo la batalla de Rías contra Sona en los Rating Games.

Como dije anteriormente, intentaré pasar ciertos acontecimientos de una manera rápida. Los Rating Games es uno de ellos, aunque eso no significa que no lo vaya a escribir o algo así.

Como último, espero que a todos les haya gustado esta introducción de Ophis como personaje.

¡Nos vemos en el próximo capitulo!