Disclaimers: Harry Potter, los personajes, los nombres y los signos relacionados son marcas comerciales de Warner Bros. Entertainment Inc., los derechos de autor de la historia "Harry Potter", pertenecen a J.K. Rowling; por lo tanto, son usados sin intención de lucro alguno, la historia paralela, al igual que los personajes originales, me pertenece en su totalidad, y no pueden usarse sin mi autorización, cualquier tipo de adaptación de esta historia está prohibida.
Hola, ojalá les guste, gracias por todo el apoyo.
Este aporte está participando en el Drinny-Con 2022, organizado este año por la página de Facebook "Drinny All The Way".
Palabra/Tema del día:
VIII. Enfermedad.
Habían pasado un par de días desde que se habían visto con el matrimonio Malfoy, así que le sorprendió cuando Pansy Malfoy apareció frente a su puerta con algo en las manos, frunció el ceño sin comprender qué hacía ahí.
—Hola –la saludó besándola en la mejilla –perdón que aparezca así como si nada, pero Harry me dijo que está enfermo.
—Oh, sí, tiene un par de días con malestares –admitió la pelirroja.
—Draco no tarda –le dio lo que llevaba –basta con calentarlo, le hará bien al enfermo, dime ¿Puedo pasar a verlo?
—Claro, está en la habitación, cuidado con Buckbeak.
—Sí, gracias.
Ginny cerró la puerta y se giró hasta la cocina, confundida, destapó lo que le dio para toparse con sopa, puso los ojos en blanco y después de un rato, fue a abrir la puerta de nuevo, Draco estaba frente a ella, vestía de forma casual, y su cabello normalmente relamido, caía de forma tranquila, haciendo que se viera bastante atractivo.
— ¿Puedo pasar? –Cuestionó.
—Oh, claro –Contestó saliendo de su transe –lo lamento, pasa –se hizo a un lado, para que entrara al apartamento.
—Solo espero que tu perro no me ataque de nuevo.
—No, descuida, está recostado en la cama, junto a Harry, no se ha movido de ahí casi para nada.
—Vaya que es muy leal –sonrió.
—Demasiado –aceptó.
—Esperemos que el dueño sea igual.
—Lo es.
Draco la siguió a la cocina, en lugar de preguntar por su esposa, se sentó en el banco que estaba a la isla y la observó llevar a la estufa la sopa que Pansy había llevado.
—Le va a gustar, Pansy es buena cocinera –comentó.
—Oh, la hizo ella –observó la comida.
—Sí, su especialidad para cualquier enfermedad, sin duda ayudará.
—Me alegra saber que mi novio se repondrá con la sopa de tu esposa.
—Es mi favorita, la prepara seguido, quizás por eso no me enfermo.
—Tiene sus ventajas tener una esposa tan talentosa como ella, ¿No es cierto? –le sonrió.
—Desde luego, ella es una caja de maravillas.
—Ya lo veo.
Ginny frunció el cejo ante la información, ella, contrario a lo que la gente pensaba, era pésima cocinera, era Harry el encargado de preparar las comidas, así que el hecho de que la morena fuera buena en la cocina, la hizo sentirse un poco celosa.
—Hablando de enfermedades, ¿Cómo sigue tu brazo? –Cuestionó Ginny.
—Una mordida no es una enfermedad, ¿Sabes?
—Bueno, era por decirlo de alguna forma, ¿Cómo sigue tu brazo? –Volvió a repetir la pregunta.
—Ya está mejor, nada de qué preocuparse, por fortuna tu novio tiene las vacunas de su perro al día.
—Es un buen dueño, por algo Buckbeak lo adora.
Draco cambió de tema, de forma tan natural que ella ni siquiera se dio cuenta cuando comenzaron a charlar sobre deportes, para asombro del rubio, ella era bastante buena, así que no tuvo impedimentos para seguir charlando sobre eso.
—Oh, la sopa tardó demasiado, así que he venido por ella yo misma –sonrió Pansy, recargándose en su esposo y besándolo en la mejilla, de forma afectuosa.
—Muy dedicada –se burló Draco.
—Alguien tiene que cuidar bien del enfermo, ¿O no? –Le sonrió.
Aquel comentario enfadó a Ginny más de lo que debería, iba a servir la sopa para llevarla pero Pansy se le adelantó, era bastante acomedida y buena enfermera, al parecer.
—Tranquila –se burló Draco.
—Dijo que no cuido bien de mi novio –contestó enfadada.
—No lo hizo a propósito, lo suyo es cuidar de los enfermos –se encogió de hombros.
—Claro, pero, ¿quieres algo de beber? –Cuestionó.
— ¿Tienes whiskey? –Sonrió.
— ¿No crees que es muy temprano para que comiences a beber? –Cuestionó Ginny, un poco curiosa.
—Claro, ¿No crees que no eres mi esposa para cuestionarme eso?
—Lo lamento, no es de mi incumbencia, lo siento.
—Descuida, que te preocupes por mí, me agrada.
—Supongo, ¿Por qué lo haría?
—Estaríamos en equilibrio, mi esposa se preocupa por tu esposo y su enfermedad, tú te preocupas por mí, y mi posible alcoholismo –le sonrió.
—Yo no dije que fueras alcohólico –soltó apenada, poniéndose roja.
—A eso sonó, y al final de cuentas, eso también es una enfermedad ¿No es así?
—Pues sí, pero no me refería...
—Entonces dame un whiskey –le retó.
