- Kurosaki-kun, yo...lamento lo del otro día
- ¿Uhm? ¿De qué hablas?
- Tatsuki me dijo que no soportas los temas de espíritus y todo eso. Yo..yo no sabía.
- Olvídalo Inoue, no es para tanto - me reconfortó y señaló a dos compañeros de clase - Esos dos saben que me molesta pero igual lo hacen.
- Sin embargo viniste al espectáculo de Don Kanonji ¿por qué?
- ¡Ah! porque a mi papá y a mi hermana menor les encanta el Caza Espíritus.
- ¿Y por eso estás aquí?
- Supongo que sí, no quise dejarlos solos.
- Tienes un gran corazón, Kurosaki-kun - me atreví a sonreírle.
- ¿Por qué? ¿No es normal? - me miró perplejo.
- Eh.. ¡Sí, claro! Es normal, muy normal...
En las familias debe ser muy normal cuidarse y acompañarse..me pregunto si yo.. algún día podré contar con ese tipo de unión y respaldo
...Alguien a quién llamar "familia"
CAPITULO 3
La convivencia
- ¡Hey! ¡Despierta, Orihime! - escuchó a lo lejos la voz que consideraba la más melodiosa y varonil del planeta.
- Ehm.. ¡¿Ichigo-kun?! - reaccionó saltado de la cama con los cabellos perfectamente desordenados.
- ¿Eh? ¿Aún te pone nerviosa ser lo primero que vez por las mañanas? - bromeó sonriéndole de lado y le acercó una bandeja con un delicioso desayuno recién hecho.
Un sueño hecho realidad.
Inoue Orihime a los 20 años de edad estaba viviendo lo que alguna vez soñó con todas sus fuerzas. Compartía la misma habitación con su adorado pelinaranja. Ni ella se lo podía creer a veces, por lo que usualmente despertaba anonadada a pesar que ya habían pasado 7 meses desde que se mudó aquí.
*Flash back*
- Ichigo, sube las maletas de Orihime-chan a tu habitación.
Una ruborizada pelinaranja abrió los ojos como platos al escuchar esta indicación. Mientras a Ichigo por poco y se le sale el corazón del pecho.
- Esta es una casa pequeña - prosiguió el pelinegro girando el rostro hacia la dulce muchacha - Lamentablemente la única habitación disponible es la de Ichigo, espero entiendas; pero descuida nos encargaremos que te sientas cómoda, Orihime-chan - le aseguró con una sonrisa cálida y se marchó del lugar, dejando a un par de pelinaranjas mirándose anonadados.
*Fin del flash back*
La convivencia es una etapa interesante. No es lo mismo amar a alguien de lejos que de cerca, sobre todo si lo ves las 24 horas del día. Esto significa juntar dos estilos de vida y lograr que funcione, sin que nadie fallezca en el intento. Por fortuna, la pareja de héroes lo lograron. Nunca pasaron por discusiones tontas o sin sentido todos estos meses, dejando ver la compatibilidad que existía entre la La Espada y El Escudo.
Asimismo, la princesa fullbringer parecía haber sido diseñada para esta familia; como si de la pieza faltante se tratase. Su ternura y trato servicial con todos los miembros de la familia Kurosaki era bien recibido. Yuzu y Orihime habían acordado turnarse para preparar el desayuno a primera hora, pues a ambas les encanta hacerlo. Asimismo, mantener limpia y ordenada la casa la distraía cuando no iba a la pastelería. Y apoyar a Isshin con la gestión de su clínica en sus tiempos libres la formaba en el ámbito administrativo por lo que su curiosidad por abrir un negocio surgió. Y ni bien se lo propuso a Riruka, esta no dudó en apoyarla y unirse para la apertura de un pequeño emprendimiento que aún no tenía nombre.
- Trataré de salir temprano del trabajo. Paso por ti a las 8:00- se despidió el joven de ojos cafés dándole un delicado beso en la frente a su novia, y partió camino a la universidad.
- ¡Cierto! - recordó abriendo sus hermosos ojos grises de par en par - Hoy es el día. ¡Regresa con cuidado Ichigo-kun! - lo despidió muy animada desde el pórtico de la casa aún con sus pantuflas en los pies.
La pareja no cenaría en casa esa noche, por lo que la nueva integrante decidió que dejaría preparada la cena para cuándo las gemelas y el Dr. Kurosaki regresen de sus deberes. Se dispuso a ponerse una blusa sencilla con botones de bambú y una falda campana hasta la rodilla color lila. Cargó en su hombro una bolsa de tela y antes de salir se despidió de Masaki, como si de su propia madre se tratase.
Camino al supermercado, para comprar los condimentos que le hacía falta al platillo que tenía en mente, se percató de un nuevo local en la zona, sus paredes recién pintadas de color rosa llamaron toda su atención, por lo que se acercó sigilosamente para ver de qué se trataba. Al llegar una tímida sonrisa adornó su angelical rostro y posó su mano derecha sobre el vidrio que la separaba de un par de maniquies que vestían grandes y glamorosos vestidos de novia.
- Son hermosos - un destello de luz se posó en su mirada - ¿Me pregunto si...? - comenzó a fantasear como solo ella podría hacerlo pero rápidamente negó con la cabeza para alejar ideas precipitadas de su mente antes de teñir por completo sus mejillas de color carmesí - No seas tonta..
Si bien ya no era una adolescente, era demasiado joven para algo así, pensó. Sin embargo su alocada imaginación le regaló hermosos instantes junto a su hombre. No quería ser codiciosa, ya había logrado lo que tanto quiso por años; por lo que un anillo en el dedo anular no le quitaba el sueño por el momento.
...
Los grandes muros de la residencia lo aislaban por completo del ruido de la ciudad. Nunca imaginó vivir en una mansión como esa. Todo estaba tan finamente decorado que por lo general evitaba tocar o desordenar el elegante lugar. Pero no podía negar que le encantaba su nuevo estilo de vida. A pesar de contar con cierta reputación desde que se convirtió en teniente, pertenecer a una de las familias más poderosas de la Sociedad de Almas no le molestaba en lo absoluto.
Tras haber entrenado varias horas junto a los miembros de su escuadrón, como todos los miércoles, el tatuado sujeto se dispuso a descansar en la alberca de su hogar para disfrutar del delicioso clima de aquella tarde. Meditar bajo el sol era su manera de relajarse y parte favorita del día. Sin embargo, en ese momento una voz a pocos metros de distancia irrumpió por completo su paz, alertándolo de manera intempestiva.
- ¡Reji! - caminaba hacia él una pequeña shinigami con el ceño ligeramente fruncido denotando el fastidio con el que llegaba.
- ¿Ahora qué hice? - se preguntó el pelirojo agudizando la vista confiando en su inocencia.
- Lo olvidaste - se quejó ella rodando los ojos con ambas manos a la cadera - Siempre debo recordarte las cosas.
- Por eso tú mandas en esta relación - le sonrió acercándose peligrosamente a su rostro logrando sonrojarla.
- I-Idiota - respondió ella y se dio media vuelta - Se supone que nosotros nos encargaríamos de las botanas saladas de la fiesta de esta noche, pero veo que no has hecho ni la salsa. Te dije claramente que llegaría un poco tarde por la junta de capitanes de último minuto.
- Tranquila Rukia - la giró hacia él logrando que la viera directamente a los ojos - Nosotros juntos podemos con todo, así sea con el poco tiempo que nos queda.
- Renji..- sus dulces palabras por poco y logran convencer a la afligida pelinegra - ¡Déjate de tonterías y ven conmigo a la cocina! -lo tomó de la muñeca - debemos llegar puntuales y con la comitiva que nos corresponde - ordenó.
- Tienes razón -dijo pensativo mientras lo llevaba cual trapo - No podemos llegar tarde y menos con las manos vacías. Además Ichigo me comentó que tenía grandes noticias que darnos al llegar.
- ¿Uhm? - lo miró extrañada la joven de grandes ojos azules - Me pregunto qué tonterías habrá hecho en todo este tiempo - sonrió para ella.
...
Una ensordecedora sirena de ambulancia era la señal de alerta para los médicos de turno en el departamento de Emergencias esa noche.
Producto de un triple choque, dos mujeres habían sido gravemente heridas, quienes ingresaban sobre una camilla para ser atendidas por los mejores médicos de la ciudad de Karakura.
- Ishida, no tan rápido, te necesitamos en Sala - lo llamó el Jefe de Guardia tomando del hombro al nuevo interno del equipo.
Medicina Interna era el curso de la universidad que actualmente llevaba el joven Quincy, quien estaba a punto de terminar su horario del día pero fue retenido por su tutor, ya que al ser una potencial promesa en el rubro, los experimentados médicos siempre solicitaban su apoyo para casos imprevistos como este.
- Voy tarde - dijo viendo su reloj de mano al salir del hospital luego de haberse quedado al menos un par de horas adicionales. Si bien los médicos ganan muy bien, los estudiantes no tanto, por lo que no podía darse el lujo de tomar un taxi para llegar a su destino. Una vez en la estación prestó atención al cronograma de salida de los buses, mas con semblante resignado agachó la cabeza - A las once salía el último bus - dijo frustrado.
- Uryu - lo llamó una reconocida voz desde lejos.
- Sado - asombrado vio a su amigo dentro de una limosina negra. Definitivamente las practicas de boxeo había sido la mejor decisión de su vida pues le permitió ganar grandes torneos ese año incrementando su fama y nivel de ingresos.
- ¿También se te hizo tarde? - le preguntó antes de invitarlo a ingresar al vehículo.
- ¡Vaya! - un asombrado peliazul miraba cada detalle del interior de aquel lujoso auto.
- Políticas de mi manager - le comentó con su característica voz gruesa - Cada vez que deba salir de noche llamo a Bob.
- Buenas noches, mucho gusto - volteó a saludar el chofer quien conducía con vestimenta formal y gorra negra.
- H-Hola - le devolvió el saludo con una gotita de sudor en la frente. No cabía del asombro de la celebridad en la que se estaba convirtiendo su amigo de la adolescencia - Esto es impresionante Sado - Entonces cambió su tono de voz mucho más serio y se acomodó los anteojos - Debo preguntarte algo y sé que sonara mal pero.. ¿Has sabido algo de Inoue-san últimamente? Los estudios me han tenido demasiado ocupado y no he tenido oportunidad de hablar con ella todo este tiempo.
- Yo tampoco - admitió apenado el mexicano - Mi constante entrenamiento apenas me permite llamar a mi familia un par de veces a la semana... Somos los peores amigos para Inoue - reflexionó dejándose caer en su asiento, ya que ellos solían velar siempre por su bienestar al ser la única mujer del grupo de amigos - Al menos sabemos que está bien, la semana pasada Ichigo me llamó y...
- ¿Kurosaki? - lo interrumpió pues era bien sabido que los que más llamaban y visitaban a la princesa tejedora durante los últimos tres años eran ellos dos y no Ichigo.
- Llegamos Sr. Yasutora - indicó el chofer estacionando el auto fuera de la tienda menos conocida de la ciudad.
- ¡Ishida-kun! ¡Sado-kun! - fue la primera en recibirlos con una amplia sonrisa de oreja a oreja - ¡Los estábamos esperando!
- En realidad nosotros también acabamos de llegar - comentó su acompañante de brazos cruzados.
- ¿Ustedes..Llegaron juntos? - preguntó un muy confundido peliazul.
- Ah.. sí - contestó el pelinaranja sin ninguna intención de dar detalles.
- Era de lo que te estaba hablando. Ichigo e Inoue están saliendo - terminó de explicarle su gran amigo en voz baja.
- ¡¿Ehh?! - exclamó asombrado - ¿Desde cuándo..? - giró para verlos con un gran signo de interrogación sobre la cabeza. Él siempre supo sobre los sentimientos de su amiga por el pelinaranja, pero nunca pensó que este le correspondería pues siempre se había mostrado inmaduro o desinteresado en el ámbito romántico.
- Fue después de la boda de Kuchiki-san - se apresuró a contestar la bella ojigris pasando su brazo derecho por detrás de su cabeza - Sé que no hemos tenido oportunidad de conversar como en los viejos tiempos Ishida-kun, pero se que a pesar de todo siempre se preocupan por mi - le sonrió muy animada a sus amigos.
- Por supuesto que sí, lamentamos mucho no haber podido llamar antes para saber cómo te encontrabas, pero me alegra saber que Kurosaki está a tu lado para cuidarte como se debe - le sonrió - y en lo que a ti respecta, espero que te comportes como el caballero que Inoue-san merece.
- ¿Cómo dijiste? - sonrió sádicamente con una venita pulsante listo para desenvainar su zanpacto.
- ¡Pero quien lo diría! - los cuatro voltearon a ver al dueño y organizador del evento de esa noche, quien llegó de imprevisto para hacerlos pasar a la fiesta - Felicidades Kurosaki-san, finalmente dejaste de reprimir tu corazón - lo elogió con su abanico blanco ocultando su burlona sonrisa- Pero ¿Piensan quedarse aquí afuera toda la noche? Hay comida deliciosa esperándolos allá dentro y mucha gente con muchas ganas de verlos a todos - les aseguró contento llevando a los 4 dentro del establecimiento, bajando la escaleras para ingresar al gran campo de entrenamiento donde ahora estaban acomodados grandes mesas circulares y un bar con múltiples bebidas alcoholicas. Los presentes se encontraban charlando en grandes grupos y algunos incluso se habían animado a adentrarse en la pista de baile.
- ¡Ichigo! - lo llamó la pequeña pelinegra al visualizar al cabeza de zanahoria.
- ¡Kuchiki-san! - la saludó una euforica pelinaranja al ver de nuevo a su adorada amiga.
- Rukia, Renji, ¿Cómo están los recién casados? - preguntó alegre pero con su caracteristico ceño fruncido acercándose hacia sus amigos.
- Ni tan recién, ha pasado tiempo - sonrió el pelirojo - por cierto ¿por qué tardaron tanto en llegar? Sabes que el loco sombrero organizó este evento precisamente por ti, no es una buena idea romper la relación que tenemos con el salvador de la Sociedad de Almas - dijo en tono burlón.
FLASH BACK
Como lo prometió, el estudiante de último año de la carrera de traducción, había llegado a casa tan pronto como pudo salir del trabajo.
Con la mirada buscó a la ojigris, quien prometió estar lista en la sala de estar mas no la encontró, por lo que con un notorio fastidio subió a paso ligero las escaleras con una sola cosa en mente: No llegar tarde al evento de esta noche.
A pocos metros de su habitación se percató que la puerta estaba levemente abierta, por lo que no pudo evitar ver través de ese pequeño espacio la figura de una mujer. Su mujer.
Orihime se encontraba vestida únicamente con ropas íntimas, pues no se decidía por qué vestido ponerse, cuyas opciones se encontraban sobre la cama permitiéndole mayor claridad para tomar una decisión. Después de todo esta sería a la primera fiesta que acudirían oficialmente como pareja.
Ante ello, las hormonas de Ichigo no tardaron en alborotarse y rápidamente sintió cómo los latidos de su corazón golpeaban fuertemente su pecho, cual locomotora a mil por hora. Sus ojos cafés habían quedado hipnotizados ese instante ante aquel monumento. Una pintura. Realmente una obra maestra de la madre naturaleza. Desde la punta del cabello hasta la punta del pie, Inoue Orihime era la prueba viviente de la perfección hecha mujer.
Las mejillas del ex shinigami sustituto se tiñeron de rojo al instante al ver la figura prácticamente al descubierto de su novia.
Aquellos diminutos pedazos de tela apenas y tapaban estratégicamente los punto críticos de la muchacha de piel de porcelana. Lo primero que resaltaba a la vista eran los grandes pechos que poseía, seguida de una fina cintura, abdomen plano, caderas bien contorneadas y piernas tonificadas. Sinceramente, nunca imaginó que debajo de las holgadas ropas que siempre vestía existía un cuerpo como ese. Jamás se imaginó algo tan pervertido como ello. Sí, sabía que tenía grandes pechos pero nunca fantaseó con eso ni mucho menos sintió la sangre aglomerarse en su entrepierna como en ese momento.
Era conocido por ser el menos pervertido entre sus amigos, hasta hoy, pues precisamente ahora le habían ocurrido dos cosas: su nariz había comenzado a sangrar y sus pantalones se habían abultado.
Muy avergonzado y para evitar que ambas cosas empeoren comenzó a retroceder a ciegas dando un paso en falso que lo hizo caer por las escaleras cual saco de papas.
Al escuchar el estruendoso ruido, la pelinaranja tomó al azar uno de los vestidos por los que minutos antes se debatía y corrió para ver qué había pasado, encontrando a un desorbitado pelinaranja en el suelo.
- ¡Ichigo-kun! - exclamó preocupada y lo levantó con sumo cuidado del cuello - ¿te encuentras bien? - pero al no escuchar respuesta de su parte invocó a Shushun Rikka quien tampoco tuvo éxito sino hasta después de varios minutos que despertó.
El pelinaranja no entró en detalles sobre el motivo de su pequeño incidente e Inoue no quiso insistir en ello ya que sabía que tenían el tiempo en su contra.
FIN DEL FLASH BACK
- Así que Ichigo por estar distraído con el celular se cayó del segundo piso - pensó en voz alta la teniente del décimo escuadrón después de escuchar la falsa historia que el ex shinigami sustituto contó. Esta se había incorporado a la interesante conversación junto con Hisagi, Kyoraku y Shinji.
- A ver si entendí bien, ¿Orihime-chan está con el idiota de Kurosaki? - se quejó el rubio vizard - ¡No es posible, si yo soy mucho mejor pretendiente que ese payaso!
- No te atrevas a acercarte a ella - le susurró el pelinaranja sonriendo con malicia.
- Así que eso era lo muy importante que debías contarnos, ahora viven juntos - lo felicitó el pelirojo con el dedo pulgar.
- Inoue por favor no dudes en decirnos si este estúpido se porta mal contigo - le dijo Rukia a su amiga.
- N-No hay de qué preocuparse Kuchiki-san - la tranquilizó la ojigris agitando las manos - Ichigo-kun y su familia han sido más que bondadosos conmigo.
- La convivencia es de los desafíos más grandes que una pareja puede tener - comentó el capitán del octavo escuadrón de repente - No muchos logran dominarla y otros desisten en el intento. Por eso los felicito Kurosaki-chan, Orihime-chan, los jóvenes crecen tan rápido..
- Si necesitas algún consejo, no dudes en pedírmelo - le dijo un confiado Renji - Convivir con una mujer puede ser muy un verdadero dolor de cabeza..- En eso sintió la feroz mirada de su esposa por lo que animado dijo - p-pero también una verdadera bendición, la mejor decisión de toda tu vida.
- Hablando de bendiciones - volvió a comentar Rangiku - Ustedes dos no demoren mucho, unos recién casados deben pensar en tener hijos pronto ¿verdad?
- Todo en su momento - los interrumpió el capitán de la sexta división con su autoritaria voz.
- Nii-sama - dijo en voz baja Rukia, quien le encantaba sentirse respaldada por su hermano mayor.
- Rukia ahora tiene nuevas prioridades que debe atender - terminó de hablar Byakuya.
- Pero quién dice que ser capitana es un impedimento para ser madre - comentó la oji celeste muy indignada.
- ¡¿Capitana!? - exclamó el equipo Karakura.
- ¡Muchas felicidades Kuchiki-san! - Orihime abrazó a su amiga con mucha energía logrando levantarla del suelo estrechando sus mejillas.
- Estoy seguro que serás una gran capitana Rukia - le sonrió el pelinaranja - Siempre has tenido lo que se necesita.
- Gracias - contestó la pelinegra con un feliz semblante - Reemplazar al gran capitan Ukitake no es nada fácil, pero tengo el apoyo de todos.
- ¡Kanpai! - exclamó un entusiasta pelirojo - ¡Por las buenas noticias de esta noche!
- ¡Kanpai! - exclamaron todos al unísono levantando sus copas.
Las horas pasaron y más y más botellas de sake quedaban vacías sobre las mesas y en el suelo. Más de uno había bebido de más por lo que se podían observar bochornosas escenas entre los comensales. Los únicos sobrios hasta el momento eran Hitsugaya, Kenpachi y Chad como siempre. No había dudas que todos habían disfrutado de la noche, sobre todo el equipo Karakura quienes no se contuvieron esta vez.
- Ahhhh, O-ri-hi-me-channn- se dejó caer en la silla la sexy rubia quien no podía bailar más - Estoy tan feliz por ti. Sé lo mucho que sufriste por ese niño hasta que por fin se dio cuenta de que la que le movía el piso eras tú - El alcohol la hacía hablar por si sola y una ruborizada pelinaranja la miraba lo más atenta posible pero igual de mareada que su amiga - Y bueno, dime.. ¿ya duermen juntos? Si viven bajo el mismo techo seguramente ese mocoso ya se aprovechó..
- ¡N-N-No, no digas eso Rangiku-san! - pidió un poco alterada - Ichigo-kun nunca se aprovecharía de mi..
- Lo sé, pero tú sabes que el hombre propone y la mujer dispone. Y no creo que tú le niegues algo así ¿verdad, Orihime-chan? - preguntó con un tono de voz infantil.
- C-Claro que.. Y-yo no.. Él.. Él nunca me ha tocado - dijo finalmente ligeramente decepcionada a lo que la sonrisa de Matsumoto se esfumó de inmediato.
- ¿EEHH? Ah no, ¿como es eso posible? A mujeres como nosotras hay que atenderlas bien, no cualquiera tiene ese honor - se indignó la teniente levantándose de su lugar - Ahora me va a escuchar.
- ¡E-Espera Rangiku-san! - la tomó del brazo con unas lágrimas que comenzaban a asomarse - No sé si Ichigo-kun quiera ese tipo de contacto físico conmigo aún, pero yo debo ser paciente... No puedo obligarlo a hacer ese tipo de cosas aunque yo así lo quiera- admitió notablemente ebria.
La teniente se detuvo y miró los ojos grises de la muchacha y se percató de cierta decepción en su semblante. No estaba segura si realmente su amiga era tan feliz como decía serlo.
Sin darse cuenta la luna se había despedido hace algunos minutos y los primeros rayos de sol se asomaban. Muchos de los invitados ya se habían retirado y Tessai veía el gran desbande que aquella noche había dejado preparándose mentalmente para ordenar todo en cuanto el último invitado se haya ido.
- Muchas gracias Urahara-san - se despidió Ichigo llevando en brazos a su novia quien el sueño combinado con el trago la habían dejado profundamente dormida.
- ¿Necesitas ayuda? - preguntó Chad cuya limosina lo esperaba fuera del local.
- No te preocupes, lo tengo todo bajo control - aseguró el pelinaranja confiadamente.
- Nosotros también nos vamos - indicó Rukia tomando su saco.
- Nos vemos pronto - se despidió Renji del mismo modo - y no tardes tanto..
- Así es Ichigo-chan, no tardes tanto por favor - sonrió la rubia teniente con un serio semblante.
- ¿No tarde en qué? - se preguntó el cabeza de zanahoria confundido pues no entendió para nada a lo que se referían- Bueno.. ¡Hasta luego!
Al llegar a casa, acomodó con suma gentileza a Orihime sobre su cama. No tenía puesto maquillaje alguno por lo que no tenía nada más que cambiarle la ropa y dejarla descansar.
- ¿Cambiarla de ropa? - pensó y un ligero rubor no tardó en aparecer sobre sus mejillas.
Sí. Nunca la había tocado y nunca había tenido la intensión de hacerlo. La veía tan frágil y vulnerable que prefería no hacerlo ni pensarlo. Pero ciertamente siempre existió aquel "deseo" reprimido que descubrió el día de hoy.
- Debo haber hecho algo muy bueno para merecerla -sonrió ensimismado, pensando si era una buena idea o no ponerle su pijama. Dudoso abrió el closet y encontró un camisón verde, el cual debía reemplazar el vestido azul que ahora llevaba puesto su hermosa chica.
Puso atención cómo sus pechos subía y bajaban al compas de su respiración, denotando lo plácidamente que ella dormía. De nuevo dudó si era buena idea.
Las grandes manos del joven se acercaron peligrosamente al cuerpo de la muchacha y con muchas mariposas en el estómago tomó la basta de su falda.
- ¡Oni-chan!
Ichigo giró para ver a su hermana menor en la puerta de su cuarto, y como si acabara de cometer un delito se puso de pie.
- Tranquilo, yo le cambiaré de ropa - le sonrió la castaña dejando al pelinaranja muy avergonzado aunque no lo demostraba.
Se sentía idiota.
¿Por qué tenía tanta vergüenza? Jamás había fantaseado de esa manera con alguna mujer. Jamás. Él realmente era un caballero o al menos hasta ese día, pues a pesar de querer alejar cualquier pensamiento impúdico no lo logró. Cayó ante la lujuría y muy molesto consigo mismo salió de la habitación.
- No puedo.. aún no puedo - susurró respaldándose en la pared del pasillo.
A la mañana siguiente a Orihime le había tocado turno en la pastelería e Ichigo se encontraba en sus clases de la universidad, por lo que Yuzu decidió que era un buen momento para hacer la limpieza en la habitación de los pelinaranjas. Con cuidado acomodó las pertenencias de cada uno para aspirar adecuadamente. En eso se percató que el aparato electrodoméstico dejó de funcionar y revisó su interior para ver si había algo que pudo haberse estancado. Decidió apagar la aspiradora y abrirla con mucha calma cuando...
- Karinnn-channn! - llamó la joven a su hermana quien se encontraba viendo la tele en ese momento ¡Tienes que ver esto!
- ¿Qué ocurre? - preguntó preocupada llegando a paso apresurado.
- ¡Mira esto! - le mostró su descubrimiento exaltada.
- No puede ser - abrió los ojos como platos mirando a su gemela.
- ¿Será de Ichigo? - se preguntaba la castaña muy incrédula.
- No creo que le guarde un anillo de compromiso a alguno de sus raros amigos, ¡pero qué descuidado!
Ambas no daban crédito a lo que tenian en manos pero conociendo a su hermano estaban seguras de que esta no era una decisión que había tomado a la ligera.
CONTINUARÁ...
Sí, tardé un poquito, y por la demora decidí escribir bastante como compensación. Espero sea de su agrado! :')
Todos los personajes son de Tite Kubo sama yo solo intento rellenar los espacios que nos dejó para la imaginación XD
El siguiente ya lo tengo en mente pero necesito inspiración/claridad para plasmarlo. T.T He estado leyendo algunos fics y novelas de Bleach para animarme pero me sirviría aun más sus comentarios, sugerencias o criticas ... Hasta la próxima!
