Nota: Recibí una pequeña aclaración acerca del color de ojos de Sasha, al parecer son azules, así que en este capítulo Sasha versión 1 será reemplazada por Sasha versión 2, ahora con ojos azules y más borde que nunca (?. En fin, el cambio surtirá efecto ni bien confirme o desmienta la cosa. ¿Alguien sabe de qué color son los ojos de Anne y Marcy canónicamente? Apreciaría sus respuestas xD. Bien, mucha cháchara, les dejo con el capítulo. Un abrazo!


"Rock you like a hurricanne"

Capítulo 8:

Quien sirve a dos amores...


Pasaron dos semanas desde la presentación de la banda, después de ello, la vida de Anne se volvió un caótico ir y venir. Tenía muchas cosas que hacer, no solo ponerse al corriente con los temas o repasar los que ya había visto, también arreglar su habitación, comprar lo necesario para su regreso a clases, ayudar a sus padres con la re inauguración del Thai Go… No podía creer que el tiempo se le hubiera escurrido de las manos de semejante manera.

No podía quejarse, sin embargo. Extrañaba mucho esas noches apacibles, lo bonito que era llegar a su casa de noche y mirar las luces encendidas. Sí, amaba su hogar. Lo único que le incomodaba ligeramente del lugar era el hecho de sentirse vigilada de alguna manera, era posible que, después de tantos años en un pueblo en medio de la nada en Tailandia, la gente de la gran ciudad le pareciera incluso un poco amenazante, eso sin contar las cámaras en las calles, era como tener miles de ojos encima de ella.

—¿Por fin libre? —preguntó Marcy.

—¡Por fin libre! Ahh… Cuando me dijeron que tardaría un mes en incorporarme a St. James, pensé que la espera se me haría eterna, pero mira… solo faltan dos semanas. No lo puedo creer, ¡estoy tan emocionada por volver a estar en clases con ustedes!

—¡Es momento de celebrar que finalmente eres nuestra! Y que comenzarán los exámenes, en palabras de Olivia—Marcy aplaudió con entusiasmo —. Iremos a patinar.

—No lo sé, Mar-Mar, no he tocado los patines en años…

—¿De verdad? De las tres, eras la mejor, ¿qué pasó?

—Bueno… yo… no sé, patinar me recordaba a Sasha y yo… me sentía mal…

—Anne…—La chica de cabello negro se acercó a su amiga y la abrazó con fuerza —. Lamento que hayas pasado por todo eso.

—No le cuentes a Sasha, ya es bastante incómodo hablar con ella…

—¿No habían arreglado sus cosas pendientes ya?

—Sí, sí, solo… sé que no he podido verlas lo suficiente estas últimas dos semanas… cielos, mis padres necesitan urgentemente contratar un mesero para el restaurante, pero los pocos ratos que tuve para hablar con ella siempre eran como… si quisiera darme la razón en todo… Como si no se creyera que de verdad de mi parte no hay ningún problema… Sé que todavía se siente culpable a pesar de que ya hablamos.

—Entiendo esa parte, cuando regresé hubo… cierto incidente, no me pudo mirar a la cara como por un mes. Se le pasará, verás que sí, solo dale tiempo, ya sabes lo necia que es. Todo lo ocurrido no ha hecho más que mermar su seguridad en sus relaciones personales, tiene muy arraigado eso de merecer que la quieran de parte de quienes siente que ha dañado, así que solo hay que demostrarle que estamos para ella, sin importar el pasado.

—¿Qué pasó cuando regresaste? ¿Lo del secuestro?

—No fue un secuestro… pero sí, eso. No estaba con gente sana, tuve que enterarme de lo mal que la había pasado en el hospital, imagina…

—Me pregunto si me contará acerca de eso. Aunque no sé si quiero saber, esa sensación de que me vigilan hace que me asuste un poco la posibilidad.

—¿No has visto nada? Alguien que parezca sospechoso o algo por el estilo.

—Nada, todos están en su vida, pero esa punzada no me permite estar en paz.

—Podrías pedirle a Sasha que te acompañe, o esperar a que tu papá cierre.

—No sé si sea buena idea pasar tanto tiempo con ella sabiendo que se siente incómoda a mi alrededor…—Anne suspiró con pesadez.

—No des por hecho nada, recuerda que nuestra Sash es medio cabeza dura, así que seguramente no es lo que piensas, por hoy, mejor pensemos en la salida de mañana, ¿qué quieres comer? ¡Yo invito!

—Hija—la voz de la señora Boonchuy se escuchó del otro lado de la puerta —. Sasha llegó, le dije que subiera.

Anne se levantó tan rápido que botó las frituras que estaban recargadas en su rodilla.

—Sí, mamá. ¡Gracias!

—Aplastante—Marcy se rió del ademán de su amiga —. Ustedes dos son un caso.

—¿Qué quieres decir?

—Nada, solo me sorprende lo mucho que se parecen en algunas cosas—dijo mientras contenía la risa. Levantó las frituras del suelo e hizo la bolsa a un lado.

—Hey, ¿cómo están? Espero estén listas para esta noche, porque no vamos a dormir.

—¿Qué tienes en mente? —preguntó Anne con cautela. Ya conocía ese "no vamos a dormir" y sus padres las matarían si intentaban salir sin su permiso.

—Películas de terror, jenga, algún anime de Marcy y lo demás te lo encargo —le guiñó un ojo, el cual provocó una sonrisa torpe en la morena. Bien, parecía que la fase de exploradora urbana rebelde de Elizabeth había terminado.

—Oh sí, un caso—Marcy concluyó, llevando una papa a su boca.

—¿Qué hacían? —preguntó la rubia, dejando su mochila en una esquina de la habitación.

—Anne me platicaba un poco de su tiempo en Tailandia, dice que perdió práctica con los patines, así que la estoy invitando a patinar mañana. ¿Vienes? —bromeó Marbles.

—Mi padre nos va a llevar y fue mi idea la salida, ¿por qué no iría? —Sasha se acercó a su amiga y la abrazó, mientras la despeinaba.

—Ya, ya, vale, entonces está decidido, ¡mañana iremos a la pista!

La noche continuó entre risas y anécdotas de Anne y Sasha. Marcy no tenía mucho que contar, puesto que decía que en China la gente no era tan sociable y la mayoría de las veces había estado encerrada en su habitación odiando la vida. Sasha se ahorró ciertos detalles de sus días de matona, pero le dio a Anne un poco de contexto acerca de su cicatriz en la mejilla.

Las películas llegaron de nuevo y la chica de cabello rubio tuvo una pequeña regresión, sentía como si el universo le estuviera demostrando mediante hechos que ya no era la misma de antes, que había crecido. Se había disculpado con Anne bajo la misma farola donde alguna vez quiso gritarle, había aceptado la culpa de sus acciones y buscado el perdón sin forzarlo, la relación con su padre iba bastante bien… neutral, digamos, y bueno, la última vez que miró una película con las chicas el resultado había sido una lluvia de sentimientos que no pudo controlar y ahora… Ahora era diferente, tenía bien identificado y encarcelado la pequeña atracción que tuvo por su mejor amiga cuando era niña.

Ya no era la misma de antes. Se repitió.

—Me sorprende que hayas llegado hasta aquí, casi siempre yo terminaba las películas y recogía—se mofó Sasha mientras acomodaba a Marcy en el futón donde dormirían.

—Ya tengo un poco de experiencia durmiendo tarde si te soy sincera—Los ojos de Anne se desviaron en la nada y volvieron a Sasha. La mirada esquiva de Savisa puso sobre aviso a la chica, ella tenía experiencia con ese tipo de cosas.

—¿Por qué lo dices?

—No es nada, bajemos los platos.

—Boonchuy… —el tono severo en la voz de su amiga provocó un puchero en la castaña, quien se encogió de hombros.

—Sash, hay cosas que no me gustaría contarte porque quiero que nuestra relación vuelva a ser la misma de siempre, no puedo evitar decir este tipo de cosas porque estuve viviendo con ello mucho tiempo, pero en verdad… justo ahora que estoy contigo, con Marbles, no deseo explicarlo.

La rubia tragó con pesar, no hacía falta ser un genio para intuir que tenía algo que ver, no sabía con qué, pero tenía su parte de culpa en tal suceso, seguramente.

—Lo lamento…

—Sash, no… es que… ¡Agh! —Anne bufó —. Es esto a lo que me refiero… No he tenido tiempo de pasar el rato con ustedes entre el "Thai Go", el estudio y todo lo de la mudanza, pero las pocas veces que te vi… estabas así.

—"Así", ¿cómo?

—Como si tuvieras miedo de estar cerca de mí… Como si te incomodara.

—Eso no es… verdad… no del todo.

—Sash, no me debes nada, lo pasado está ahí, en el pasado… Lo único que deseo ahora es recuperar a mi mejor amiga.

—Yo… Lo lamento, no es tan fácil.

—Sé que hay cosas que pasaron, cosas que sentiste y que no deseas decirme, y yo lo entiendo, no te voy a presionar, pero quisiera que simplemente conmigo lo dejes ir, porque yo me siento culpable de que te sientas culpable.

Elizabeth bufó mientras sonreía.

—¿Cómo funciona eso?

—No seas boba, estoy hablando en serio —Anne sonrió con Sasha. Le dio un pequeño golpe en el hombro, después de que la risa cesó, se recargó en el hombro de la rubia —. Solo quiero que estemos así, riendo de cualquier cosa, sin pensar en quién hizo más o menos daño… Solo tú y yo…

—Bien… Lamento todo esto…

—Deja de disculparte, la próxima que te escuche hacerlo vas a tener que darme un regalo o algo así, algo que te moleste.

—Puede que te salga mal, porque no me molesta nada que me pidas.

La habitación quedó en silencio luego de la afirmación de Elizabeth. Anne sentía claramente como su rostro se calentaba ante las palabras de su amiga… Suspiró casi por obligación, su cuerpo se lo exigía, de repente algo había presionado su pecho y se rehusaba a salir. Se preguntaba si era una cosa parecida a la culpa… aunque no se sentía tan amargo, quizá similar a la nostalgia que le provocaba mirar a la rubia. Solo sabía que en todo lo que podía pensar cada que la contemplaba era en lo mucho que la apreciaba, lo mucho que la quería, lo mucho que anhelaba verla sonreír y lo mucho que le dolía que los brillantes zafiros audaces y traviesos que Sasha poseía por ojos hubieran sido reemplazados por dos gemas igual de hermosas pero distantes y dolientes.

—Te quiero mucho—susurró Anne, buscando transmitir todo el cariño que sentía desbordar su corazón.

Sasha sintió como se cerraba su garganta, abrió los labios para hablar, pero inmediatamente un pensamiento hiriente cruzó su mente. Ella no merecía que Anne la quisiera tanto, no después de como la trató. Savisa tomó la mano de su amiga al escuchar cómo su corazón comenzaba a latir con fuerza, su respiración se hacía pesada, sintió como la mandíbula de la rubia se tensaba… soportaba el llanto. Sintió que una lágrima bajaba de su propia mejilla, así que, dejándose llevar, abrazó a Sasha con fuerza.

No dijeron nada más, recogieron y limpiaron. La ojiazul se recostó a lado de Marcy y Anne hizo lo mismo en su cama. El ambiente no era incómodo, pero se sentía como si una palabra pudiera romper la atmósfera, solo se dedicaron una mirada y una sonrisa antes de acostarse.


Anne actuó como si nada hubiera pasado al día siguiente, cosa que Sasha agradeció, pues se sentía extrañamente vulnerable, contenía unas dramáticas ganas de irse directamente a su casa y no volver a salir por lo que restaba del fin de semana, pero contuvo el impulso. No deseaba preocupar de nuevo a la chica de cabello alborotado, ni a Marcy… ni a Yunan, ni a Olivia…

Sumergida en sus pensamientos llegó al lugar donde pasarían la tarde. La pista de patinaje.

Era una tarde preciosa, el sol no quemaba y comenzaba a dejar un difuminado entre rojo, naranja y rosa que era tan único de aquella pequeña ciudad donde habían vivido toda su vida.

Pidieron sus patines y se adentraron en la pista, casi de inmediato sus amigos se dividieron en parejas y triadas, Yunan con Olivia, Polly con Sprig y Marcy… Eso dejaba a Anne y Sasha solas. Internamente la rubia maldijo a esos entrometidos, sabía que querían ayudarla, pero literalmente ese era el peor momento de todos.

—Ten piedad de mí, no te alejes demasiado y aseguro tu integridad —dijo Anne mientras sonreía. Sasha solo atinó a asentir y darle una sonrisa torcida. Lo intentaría, Sasha Elizabeth Waybright no le tenía miedo a nada ni a nadie… a nadie…

—¿En verdad no patinaste nada? —confirmó, sintiendo el fuerte agarre de su amiga en sus hombros.

—Nada de nada… Cielos, no te atrevas a moverte extraño, estoy contando contigo —suplicó la chica de cabello alborotado mientras se abrazaba a ella.

—Sería una pena que…

—Sasha...

—Solo digo que tal vez…

—¡No, Sasha, no! ¡Carajo!

—¡Santos cielos, Anne Boonchuy! ¿Con esa boca besas a tu madre? —le sonrió Sasha, sintiendo el ambiente más tranquilo.

—No quiero escuchar eso de ti—gruñó.

—Vale, vale, solo… agárrate a mí, iré lento —la rubia pasó su brazo por la cintura de Anne y tomó su mano —. Sigue el ritmo, uno, dos… "Starry Night" de Mamamoo, cantemos mientras patinamos.

—No me sé esa canción del todo…

—Entonces yo canto, sígueme a mí — afirmó Sasha, mientras comenzaba a tararear una melodía. No tenía pena de que su coreano no estuviera pulido, solo quería transmitirle seguridad y calma a Anne — Mis manos están frías porque ya es de noche; al final de este sueño, solo soplará el viento. Me gusta, es distinto a lo habitual. ¿Mañana también será diferente?

Poco a poco la chica de tez morena comenzó a cantar lo poco que se sabía, como el coro, por ejemplo.

Anne comenzó a andar sola y, pronto, se unió a su amiga para cantar con entusiasmo, no les interesaba que la gente las mirara raro mientras entonaban una canción coreana en mitad de la pista, sus corazones no habían estado tan cerca desde que la castaña regresó de Tailandia como en ese momento. Nada más existía, solo ellas dos y su performance improvisado. La confianza de Savisa no era suficiente todavía como para girar de la manera en que lo hacía la ojiazul, pero ya podía seguirle el ritmo mientras admiraba por un momento a esa Sasha enérgica y llena de vida que tanto recordaba y anhelaba ver de nuevo, alguna vez. Se sonrieron con complicidad mientras dejaban el alma en la pista.

Noche estrellada. Aquella donde brillan las estrellas mientras el viento sopla alrededor. Y contigo… podré ver las noches que compartimos. ¡Me embriagas de ti! Esta noche, con las estrellas brillando.

La presentación había terminado y escucharon algunos aplausos de sus amigas y de algunas personas que genuinamente habían disfrutado la buena vibra que desprendían. La mente de Sasha recordó lo que decía la canción en español y, con tremendo retraso, dio paso a la vergüenza.

—¿Sasha? ¡Hola! —Una chica de cabello oscuro alzaba la mano con entusiasmo de un lado de la pista, despidió a un chico de cabello largo, peinado en una coleta resguardada con una gorra negra y fijó su vista de nuevo en la rubia.

—Eh, ya vengo.

Se acercó a Leah con un poco de nerviosismo. No, no le preocupaba que la chica de ojos violeta mirara su momento con Anne, le preocupaba que Savisa notara que estaba intentando tener algo con otra chica… Era un sentimiento casi instintivo. Se regañó internamente, lo que había pasado todo ese tiempo no era nada más que su relación con Anne volviendo a la normalidad, nada más y nada menos.

—Hola, linda — la clásica coquetería de Leah no la tomaba por sorpresa, esa chica era tan directa que a veces se sentía un poco intimidada. Así se veía la confianza… ella alguna vez había sido así.

—Hey, ¿hace cuánto llegaste?

—No tiene mucho, ¿cómo estás?

—Bien, ya sabes, una salida con los chicos.

—¡Cierto! ¡Mary! —saludó a la lejanía.

—Marcy.

—¡Ay! Lo lamento, te juro que no es a propósito —Leah sonrió con nerviosismo —. ¿Cuánto estarás aquí? Acabo de quedar libre justo ahora, ¿te importa si me uno a ustedes?

—Eh… —Sasha miró a sus amigos, nunca le habían dicho nada de Leah, aunque a Marcy no le agradaba del todo. No sabía qué hacer, pero cuando miró a Anne siendo ayudada por un chico de gorra negra recordó sus propias palabras: Iba a dejar atrás ese viejo amor, no tenía tiempo que perder y tampoco se iba a echar para atrás —. Claro —Si Leah iba a ser su pareja, debía procurar que conociera a su círculo… incluyendo a su antiguo amor.

Se acercó a los chicos y explicó que Leah se uniría a ellos. Salió de la pista para acompañarla al mostrador y pedir sus patines, todo bajo la mirada acusadora de Yunan, quien sabía bien lo que ocurría, y esperaba de todo corazón que Sasha se tropezara en el hielo o algo así, para ver si así se le acomodaban los cables.

—Yunan.

—Lo sé, ya lo sé, no me voy a meter, pero, ¿no te da pena por Leah? No va a funcionar, y parece que a ella de verdad le gusta Sasha.

—Ese no es tu problema, nosotras solo podemos mirar de lejos e intervenir cuando sea necesario, y justo ahora, no es necesario. Sasha no es tonta, y tarde o temprano se va a topar con pared —Olivia miró a lo lejos a Anne, quien parecía atenta a la plática del chico de cubrebocas negro —. Solo espero que cuando eso suceda, Anne todavía sea para ella.

—Ni yo como mejor, mejor, mejor amiga, ¿verdad? —preguntó Marcy, haciendo un mohín de insatisfacción.

—Ni tú. Nadie experimenta en cabeza ajena, y recuerden que nuestra Waybright es bastante terca, ¿creen que las escuchará si le hablan directamente?

—Definitivamente no—negó la pelinegra con la cabeza.

—A mí me escuchará si la reto a un duelo—La rubia de tono rosado se tronó los dedos.

—Yunan.

—No es como si lo fuera a hacer de verdad, Liv, solo que todo esto es frustrante, ¿sabes? De cualquier manera, ¿quién es ese chico que está con Anne?

—Podremos preguntarle, parece que ya se despidieron —apuntó Marcy, mirando a su amiga patinar hacia ellos por el lado de la barra.

—¿Qué hacen paradas aquí? —preguntó con una sonrisa —¡Es hora de mover esas piernas!

—Claro, pero, oye, ¿quién era tu amigo?

—¿El chico de hace un momento? No me dijo su nombre, pero me dijo que cantaba y bailaba muy bien, solo eso. También que hay varias academias de baile aquí, me dio la dirección de algunas por si me interesa.

—Entrar a la pista solo para decir eso, seguramente lo deslumbraste —picó Yunan.

—Claro que no —rió —. Creo que si hubiera sido así al menos me hubiera invitado algo, pero la plática no llegó a más, creo que incluso ya se fue. ¿Dónde está Sasha?

—Ya viene, tenemos una adición a nuestro equipo de esta tarde —explicó Marcy —. Es una amiga suya.

—Soy la amiga —La chica de cabello negro se acercó con una sonrisa amable —. A ti no te había visto con los chicos, ¿eres nueva en la ciudad?

—¡Ah! Mucho gusto, soy Anne Boonchuy, y pues, acabo de llegar de Tailandia, pero ya vivía aquí.

—¿Tailandia? ¡Wow! He ido al templo tailandés de la ciudad, absolutamente su comida es deliciosa.

—Me alegra que te guste, si es así, entonces siéntete libre de pasar a Thai Go, te aseguro que es la mejor comida tailandesa que podrás probar.

—Es una cita —Leah guiñó el ojo a Anne —. ¿Te parece mañana?

—Wow, claro, sí.

—¿P-Puedo ir también? Aprovechando que irán ambas, digo —Sasha no se esperaba en absoluto que Leah conectara tan rápido con su vieja amiga, más aún que quedaran para comer en el restaurante de su familia. No se sentía cómoda con la idea de que ellas dos estuvieran solas, probablemente hablando de ella. ¿Y si le decía a Anne que traían un coqueteo desde hace un tiempo y le pide consejos? ¡¿Y si Anne se los daba?! La idea le provocaba un ligero desazón que solo podía explicar como su propia inmadurez gritándole que no deseaba que la chica de cabello alborotado supiera algo de su vida amorosa. Su ansiedad le exigía estar presente para desviar cualquier comentario no grato.

—Claro, sí —la advenediza sonrió —. Entre más, mejor, ¿alguien más quiere unirse? Me pagan esta semana, así que aprovechen —Leah infló el pecho, orgullosa de su propia solvencia económica.

—Creo que nosotros pasamos de momento, no queremos importunar —afirmó tajante Yunan mientras veía con sorna a Sasha, diciéndole con la mirada que se jodiera.

Sasha frunció el ceño al recibir el mensaje, no podía rebatir, sin embargo. Se lo merecía, ella lo sabía.

—Lastimosamente, saben que ocupo mi tiempo durante la semana de exámenes para prepararme, así que tendré que declinar —Olivia tomó la mano de su novia, mostrando su aprobación a la idea de dejar a Sasha hundirse en sus propias decisiones.

—Eh… yo… Lo mismo que Olivia —afirmó Marcy.

—Incluso Wu estudia para los exámenes, pensé que eras algo así como… superlista, aunque ahora me preocupa que las pruebas te hagan estudiar… —Leah se llevó una mano al mentón con el terror reflejado en su mirada. Marbles le sonrió fugazmente, queriendo afirmar que sí, debería estudiar en vez de estar persiguiendo a su amiga y rompiendo su ship, pero no quería enemistarse con Sasha. Liv tenía razón, debía dejar que Sasha se topara con pared.

—Sí, ya ves… Bueno, igual, disfruten su comida —deseó. De verdad que desde el día que la había conocido no le había dado buena espina, era algo en sus ojos… Algo que no la dejaba bajar la guardia con la chica cerca.

—Así se cierra el evento entonces, ¡seremos nosotras tres!

A partir de ese momento, las parejas se actualizaron, Olivia y Marcy se habían juntado para andar por la pista mientras que Anne y Yunan se encargaban de enseñar una que otra cosa a los hermanos Plantar quienes, gracias a lo intuitiva que era Polly, le recomendó a su hermano no acercarse hasta que las chicas se volvieran a separar. Sprig no entendía del todo, pero confiaba en el sexto sentido de su hermana. Sasha, como era de esperarse, se había pegado a lado de Leah, o quizá había sido al revés, nadie podría decirlo, pero durante toda la tarde la pareja dio vueltas por la pista.

—Sasha realmente es cercana a esa chica, ¿verdad? —preguntó Anne, sentada en las bancas de la pista. De alguna manera, el buen humor que había reunido antes se había esfumado.

—Nah, solo es esa chica que se le pega como chicle, tú tranquila —Polly dio un par de palmaditas en la espalda de Anne.

—Te aseguramos que solo está siendo educada —Sprig entrecerró los ojos.

—¿Por qué preguntas? —cuestionó Yunan, mientras les pasaba una botella de agua.

—Nada, solo… no sé —Savisa infló sus mejillas y dejó salir el aire —. Pensé que esta tarde sería de todos nosotros, pero no se han despegado ni un poco.

—No les hagas caso, hay que divertirnos por nuestra cuenta —sentenció la más alta.

—Bien… sí…

El grupo se reunió en la pista y jugaron a la serpiente, el tren, equilibristas y enseñaron sus mejores trucos. Sasha y Leah se les unieron una vez fue hora de ir a comer al Grial.

—Me la pasé muy bien, pero creo que aquí nos separamos —Leah recargó su cabeza en el hombro de Sasha —. Te veo mañana, entonces —sin previo aviso, besó su mejilla con dulzura.

—Sí… vale —Sasha definitivamente no había visto venir eso.

—Gracias por la tarde, chicos, ¡nos vemos mañana, Anne! Un placer conocerte —se despidió, abrazando a Savisa.

—S-Sí, pásame tu número para enviarte la dirección del restaurante —dijo la chica de cabello alborotado, recordando la invitación de la amiga de Elizabeth.

—Seguro, dame tu celular.

Leah escribió su número y se llamó desde el móvil de Anne. Agitó el aparato con una sonrisa, afirmando que guardaría su contacto y así, la tormenta llamada Leah que había caído sobre la tarde de los chicos, se fue.

La rubia no dijo más durante el trayecto al Grial, ni durante la comida. Sabía que había hecho mal al separarse de sus amigos, con quien se suponía que había planeado salir, pero… no deseaba que Anne y Leah convivieran demasiado, se obligó a encontrar cosas que hacer entre ellas dos mientras las horas pasaban. Leah parecía encantada con el tiempo que le dedicaba y eso la hacía sentir culpable, pues mientras la chica de cabello negro se había hecho a la idea de que quería estar sola con ella, Elizabeth había pasado todo su tiempo juntas pensando en cómo le explicaría a Anne su relación con Leah o si debía hacerlo en primer lugar.

Llegó a su casa con un intenso dolor de cabeza. No sabía cómo iba a tratar la salida del día siguiente, mucho menos comprendía la mirada de Anne una vez se despidieron ese día. Quizá había sido su imaginación, pero… lucía triste.