Notas Iniciales:

Que increíble! Los molesto incluso antes de que empiecen a leer el fic ^^U Bueno, en sí estas notas son para aclarar que este es un AU (Universo Alterno), Yoh va a tener una personalidad muy rara (hasta me recuerda a Hao en partes...) y Anna también ^^UU. Pero bueno, tengo la excusa que es un AU. XD

Dedicaciones:

Paras mis tres cyber imotochans: Bratty, Ele-chan y Rally, fangirls del YohxAnna (aunque una demasiado fanática de Hao...) y compañeras hyper que me alegran las mañanas, tardes y noches. La verdad es que su amistad es un regalo del cielo... y a veces del infierno... XD

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Capítulo 1: La Vida Apesta


"Ren... porqué no me llamas... ya ni nos hablamos. Desde que descubriste lo del bebe... has estado... tan frío..." me puse la cabeza entre mis manos y comencé a llorar.

"Pero Anna... tu sabes que nunca quise lastimarte, pero hiciste una cosa imperdonable. Con hijo o sin hijo aún eres una zorra." Se paró firmemente frente a mí donde yo estaba tirada en el suelo llorando.

"No significó nada... sólo vino para consolarme después de que tuvimos esas peleas y ¡una cosa llevo a otra! ¡Te juró que nunca sentí nada por él! ¡Sólo fuiste tú! ¡Siempre fuiste tu!" Grité, mirándolo a través de mis ojos vidriosos.

"¿Recuerdas esa promesa del día en que descubrimos que estabas embarazada con mi hijo?" Preguntó.

"Si..." Apoyé una gentil mano sobre el bulto bajo mi jumper.

"Entonces sabes porque te puedo perdonar." Dijo fría y rápidamente.

"Te dije que te amaba." Mi voz rozó un octavo mientras se elevaba en volumen. "Y lo digo en serio. ¡Te amo! ¡No me dejes así! ¡Quiero que nuestro hijo conozca a su padre! ¡No quiero que un error mío arruine su vida! Por favor... sólo... vuelve a casa..."

"Lo siento pero no puedo." Susurró y gentilmente acarició mi cabello. "Ya he reservado mi boleto de avión. Me voy a Sudáfrica mañana. Jamás te volveré a ver a ti o a mi hijo."

"Sudáfrica." Me puse de pie temblorosamente y agarré el frente de mi jumper. "Pero - ¿por qué? ¡Esa sería nuestra luna de miel! ¿Piensas ir solo?"

"No... Planeo ir con Akiko..." Me dijo, bajando su mirada.

Estuve en silencio por un momento. "¿Tu secretaria...?"

"Si... y mi amante..." Me dio la espalda pero seguía parado allí con rigidez.

"Pero... cuándo..." Tartamudeé buscando las palabras precisas. "Vos... cuando estuvimos separados ¡¿fuiste a ella para que te consuele?!"

"¡Vos también lo hiciste!" Me dio vuelta la acusación.

"¡Por lo menos admito que fue un error!" Grité. "¿Fue mejor que yo?"

"Fue... diferente..."

"Retiro lo dicho, Ren." Cubrí mis ojos con mis manos. "No quiero volver a verte nunca más. Nuestro hijo puede crecer sin conocer a un bastardo como tu... talvez si jamás te conoce nunca se parezca a ti."

"Está bien..." Se dirigió hacia la puerta. "Adiós Anna."

"¡Púdrete en el infierno!" Le tire un almohadón y-

"¡Espera, espera, espera! ¡No puedes tirar tu propio bebe!" Alguien gritó desde afuera del escenario. Parpadeé y me di vuelta para ver al director y su panel de jueces sonriendo suavemente.

"Pero la escena requiere que le lance un almohadón." Agarré mi guión y señalé las líneas. "Lo dice aquí – y el único almohadón que tenía era el que estaba usando como bebé."

"Está bien," el director barajó sus papeles. "Esa fue una buena actuación, Señorita Kyouyama. Creo que... si, hasta ahora usted es la candidata principal para el papel. Gracias. Nosotros la llamaremos esta noche para decirle si obtuvo o no el papel."

Le sonreí brillantemente a Ren y le di un gran abrazo. "¡Te amo tanto! ¡Gracias!"

"De nada, amor." Me abrazó por la cintura. "A partir del jueves estarás interpretando el nuevo papel en esta novela."

"No podría haberlo hecho sin tu ayuda." Él tenía conexiones con todos. Por eso era un novio tan maravilloso, y conveniente también. Su amigo trabajaba como uno de los directores del casting así que todo lo que Ren debía hacer era tirar de algunos hilos y tuve una audición. ¿Mencioné que amo a mi novio mucho?

"Oye- ¡tiburón!" uno de los directores del casting se acercó e hizo algo como un choque de cinco dedos con Ren y luego algo complicado como un saludo de manos que hizo que yo cruzara mis ojos. "Gran actuación – tienes una grande y talentosa palomita. Buena atrapada."

Resentí ser referida como a un ave. No se por qué pero me hace pensar que me están llamando flaquita, con la cabeza en las nubes... que claro probablemente lo estén haciendo. Pero me sonrojé al ser llamada una 'buena atrapada'. Pero en realidad fui yo quien había atrapado a Ren.

Miré mi reloj como una excusa para salir del lugar y evitar ser dejada afuera de la conversación entre hombres. "Mejor me voy yendo al trabajo, mi turno empieza en media hora."

"Anna, ya no necesitas ir a ese patético trabajo." Ren masajeó mi hombro. "Serás la cosa más ardiente que golpee en la televisión aparte de esa morocha con las grandes-"

"Aún tengo que cobrar mi sueldo hoy." Lo corté antes de que pudiera avergonzarse el mismo. "Si no consigo el dinero entonces no podré pagar la renta-"

"Y luego te echaran, lo sé." Me dio un fuerte abrazo de oso que sólo me sofocaba antes de dirigirse a su amigo de nuevo. Decidí que esa era mi señal para irme.

Déjenme dejar esto en claro. Tengo un pequeño auto hecho porrazos, un apartamento barato embutido entre otros edificios baratos y un hámster llamado Manta. Y eso es todo lo que tengo aparte de las ropas que visto y la comida que compro. Por eso podrán entender porque estaba tan pero tan excitada con la idea de conseguir un trabajo mejor pago.

Más o menos le mentí a Ren con mi turno. En realidad no empezaba hasta el mediodía pero quería bañarme y cambiarme antes de ir a mi actual empleo. Ah, si. La glamorosa vida de una aspirante a actriz siempre empieza como una empleada de limpieza en una gran empresa. Pero para el final del día, podría renunciar a mi patético trabajo y empezar una nueva vida como una rica presuntuosa. Eso era siempre y cuando consiguiera el empleo de artista.

Estacioné en mi espacio en el lote de estacionamiento, jubilosa por dentro al saber que había logrado vencer a la loca anciana de los gatos que vivía un piso arriba del mío. Luego crucé el asfalto y entré a mi barato apartamento. Desactivé mi alarma contra robos, que en realidad era sacar un pedazo de papel que estaba pegado con un chicle a la puerta y decía 'no se molesten, ya lo han hecho y no hay nada'.

Caminé hasta la cocina y me prepare una chocolateada caliente como auto-felicitación. Regresé a la sala para sentarme en el sofá y mirar algo de televisión.


Cuando fue casi la hora de almorzar, me bañé y vestí apropiadamente para ir a mi trabajo. Era la temporada de verano y hacía bastante calor afuera, así que opté por ponerme una remera corta negra con pequeñas flores rojas. Bonito y ligero. Regresé a la sala para agarrar mi mochila y dirigirme a la salida.

Claro que al pasar por la sala me miré en el espejo y descubrí algo horrible. Me acerqué más al mismo y descubrí que desafortunadamente el espejo no me estaba jugando trucos. Un 'granito' rojo está apunto de florecer en mi pera.

Decidí ignorar la gran cosa roja de mi pera y seguir con mi vida. Agarré mi bolso, que había tirado en el proceso, y las llaves de mi casillero. Suspiré y cerré la puerta mientras salía.

Camino a mi auto, pasé por varios otros vehículos, todos mucho mejor que el mío. Pasé por un Toyota gigante color azul y la alarma se activó. Pero cosas así pasaban todo el tiempo así que sólo la ignoré y me fui hacia mi coche.


El viaje hasta mi trabajo es bastante largo ya que tengo que cruzar toda la ciudad. Como dije trabajo como una de las miles de empleadas de limpieza, explotada, pero desesperada por el dinero. Era una gran, gran empresa que limpiar, perteneciente a esta agencia llamada Compañía Asakura. El director de la agencia no era otro que el Señor Asakura – una gran y pomposa bolsa de aire con mucho dinero en sus bolsillos. Jamás lo conocí personalmente pero lo vi pasar a veces por los pasillos. También sabía algo de su esposa… pero ese es un tema delicado.

Una vez que llegué al edificio y estacioné mi auto en el mega-estacionamiento, me dirigí al cuarto de limpieza donde sacaría mi uniforme de mi casillero. Mi uniforme era un delantal y un par de guantes de hule. Mi amiga Yuki ya estaba ahí, sentada en una silla hojeando una revista de chismes. Me miró y se encogió visiblemente.

"Oppss... ¿qué te pasó, cara de cráteres?"

Creo que debí haberme puesto un poco de maquillaje para ocultarlo.


"Sólo es un pequeño grano, Yuki." Mi mano fue automáticamente a mi pera y lo oculto.

"No querrás caminar por ahí con una cara como esa frente a jóvenes de negocios solteros y con plata, Anna." Dejó la revista y buscó el baúl medico para sacar una curita. "Esto lo ocultará."

La pegué sobre el grano y quité mi mano. "¿Cómo me veo?"

"Como si te hubieras cortado al afeitarte." Me dijo.

"Gracias." Eso no me levantó el espíritu demasiado.

Me encogí de hombros y decide que mejor era ponerme a trabajar si quería pagarle el alquiler al dueño esta noche. Las reglas básicas en mi trabajo son no mires a los hombres de negocios a los ojos y mantente lejos de su camino. No entres a las oficinas a menos que sea el cambio de la noche y no haya nadie adentro, y trata al Señor Asakura, si llegas a verlo algún día, con el mayor de los respetos. Lo que sea.

Luego repentinamente algo diferente ocurrió. Escuché pasos acercándose por el corredor, pero no sonaban como a los zapatos negros pulidos de los hombres de negocios, ni tampoco eran los tacos de punta que usaban las secretarias del lugar. Mire para arriba por curiosidad y mis ojos se agrandaron un poco mientras veía a un hombre acercarse vistiendo una musculosa blanca para el calor con una abierta y azulada blusa. También llevaba puesto unos pantalones negros sueltos y unas zapatillas blancas y negras. No era ningún hombre de negocios, así que lo miré fijo a los ojos mientras pasaba.

Notó que lo miraba de una y me miró fijamente. En pocos segundos estaba lo bastante cerca para ver los detalles. Noté su pelo castaño claro y sus profundos ojos negros. Y me asustó hasta la punta de los pies. Este no era ningún hombre de negocios. Era el hijo del Señor Asakura. No me importó cual, pero en seguida mi mirada fue pegada al suelo como si hubiese encontrada una nota de un millón de yenes en el mismo. Esperé hasta que se fuera para empezar a hiper-ventilarme. Le estaba rogando a cualquier Dios que estuviese escuchándome que no reportase a la ruda empleada de limpieza del piso quince.


Luego me empecé a tranquilizar. Probablemente la única razón por la cual me estaba mirando era por mi pera. Pero... esa tampoco era una buena razón. Decidí que una gran curita marrón de plástico estaba llamando más la atención que el propio grano, así que me la saqué y me dirigí a la cafetería.


El chico usual estaba en el mostrador esperando mi orden. "Si... Quiero una hamburguesa con queso - sin ketchup y una... coca diet con una de esas tortas con azúcar - ¡¿y podría dejar de mirarme la pera?!"

"¡Lo siento! ¡Ni siquiera note el grano que tiene ahí!" Dijo defensivamente y salió para atrás a ver mi orden.

Está bien, talvez tendría que haberme quedado con la curita o haber intentado ponerme maquillaje, porque por como venía la mano la gente empezaría a ponerle nombre al grano y darle su propia personalidad antes de que cobrase mi sueldo. Una cosa era segura – tenía que encontrar a Yuki de nuevo.



***



Tamao calmadamente se sentó a orillas de la piscina en su bikini, bronceándose mientras escuchaba ausentemente gritos y sonidos de fuertes gemidos provenientes del balcón que estaba justo arriba de ella en la mansión color blanco. Ignoró la mayoría, decidiendo que era un pequeño precio a pagar para mantener residencia en tan elaborado lugar.


Luego el sonido de ruedas contra pavimento provenientes de la esquina la perturbaron y levantó su cabeza quitándose los anteojos de sol. Desafortunadamente ahora tenía círculos blancos alrededor de sus ojos. Maravillosamente atractivo. Pero algo más importante estaba en juego. ¡Yoh había vuelto!

Puertas de auto se cerraron, seguidas por sonidos de pasos subiendo una escalera y en seguida ella se paró. "¡Yoh!" gritó fuertemente mientras el susodicho aparecía y los gemidos del balcón cesaban.


"¿Qué quieres, Tamao?" Frunció el ceño en confusión.

Un golpe de adentro hizo que ambos miraran hacia adentro y justo cuando Yoh parecía ir a investigar, Tamao saltó sobre él, colgándose de su pecho y brazo. "¿En dónde estuviste todo el día? Dijiste que estaría una hora en la oficina de tu padre." Hizo un puchero, tratando de llamar su atención.

"Me distraje." Su mirada aún estaba posada sobre las ventanas del balcón, con las orejas paradas y atentas a los pequeños ruidos que Tamao no podía oir


"¿Yoh...?" Estaba teniendo de recurrir a niveles bajos para mantenerlo ocupado. "¿Hace cuánto que soy tu prometida"

"Semanas..." Se encogió de hombros, tratando de dirigirse hacia las ventanas francesas que daban dentro de la mansión.

"Y me has dejado vivir en tu casa y pronto voy a adoptar el apellido de tu familia... sin embargo no me haz dejado darte nada a cambio." Susurró, acariciándole la pera.

Él suspiró impacientemente. La idea del compromiso había sido de su padre. Tamao era rica, joven y bella, el perfecto trofeo de esposa para un hijo. Pero podía ser realmente molesta a veces. Especialmente cuando estaba tratando de distraerlo de asuntos más importantes. Sentía que estaba creando una especie de entretenimiento. "¿Y qué podrías darme?" como si no lo supiera.

"Yoh... podría darte mi-"

Más golpes y portazos.

"¡Virginidad!" Tamao finalizó su susurro con un fuerte grito.

"¡Hurra por ti!" Yoh repentinamente la levantó de la cintura y la tiró dentro de la pileta. Ella gritó durante todo el camino al agua y golpeó contra la misma de panza. Eso tuvo que doler, pero a Yoh le importó tres cominos mientras atravesaba las puertas francesas.

"¡Eres una mierda, Yoh! ¡Mierda de demonio!" Tamao le gritó.

La ignoró mientras atravesaba los corredores de la mansión para entrar a la sala justo para ver a su madre echar a un hombre por la puerta principal y cerrarla tras él. No vestía nada más que una toalla y estaba sudando. Así que o había estado trabajando desnuda... o había estado trabajando desnuda con el chico de la pileta de nuevo.

"¡Mamá!"

La aludida se dio vuelta, su largo cabello flotando en el aire y lo miró sorprendida antes de vestir una breve sonrisa. "Yoh..."

"¿Has visto a Hao últimamente?" le preguntó casualmente. "¿Y a su leal esposa, Mari?"

Su madre tragó saliva visiblemente.

Un motor de auto arrancó afuera e Yoh corrió las cortinas de las ventanas par aver a través de las mismas. "¿Quién es ese?" preguntó, observando el auto azul salir a toda velocidad afuera. "Parece que se olvidó su remera."

"Yoh amor, creo que Tamao te está llamando." Sonrió agradablemente y rápidamente salió ocupada de la sala.

Suspiró mientras su madre salía e ignoró los todo menos amorosos llamados/gritos de su prometida y subió las espaleras. Encontró esa remera perdida en el piso de la habitación de su madre. Con una chaqueta y una placa de identificación. "Señor N. Kyouyama..." aparentemente un trabajador de las corporaciones de su padre. Había una gran posibilidad de que su padre no supiera nada de esto... y normalmente no querría utilizar a su madre... pero esto podía arruinar potencialmente los negocios de su padre. ¡Todo culpa de su madre y sus intereses amorosos de mal gusto!



***



"¡En verdad tuvo las agallas para enfrentarlo y decirle lo que dijo!" Yuki se asombró mientras se limaba las uñas. "Habla de cambio de parecer. Calculó que habría estado indispuesta o algo – pero luego lo arruinó cuando empezó a llorar-"

"Yuki." Interrumpí bruscamente y ella me pestañó. "¿Cómo me veo?"

"Como... si tuvieras un grano que quieres ocultar con maquillaje." Me dijo solidariamente.

"¿Me ayudaría otra curita?" Suspiré.

Me la pegué en mi pera justo el mismo momento en que la puerta se abrió y nuestra jefa entró. No era una gran título, ya que solo era la jefa del departamento do limpieza, pero igual sabía como volver mi vida miserable. "Anna, ¡tenemos que hablar! ¡A mi oficina, ahora!"

Un escalofrío recorrió mi cuerpo y Yuki instantáneamente se puso a trabajar acomodando sus guantes de goma. ¿Me había el hijo del 'todo poderoso' dueño de la empresa delatado? Entré a la oficina y cerré la puerta detrás de mí. Mi jefa me indicó que tomara asiento

"Todo un año Anna. Dicen que renunciarás hoy a la noche." Maldije a la persona que le contó. Ahora tenía menos posibilidades de obtener el dinero para la renta.

"Si..." Dije, preguntándome a dónde quería llegar.

"Y para convertirte en actriz." Sacudió su cabeza. "Déjame advertirte niña – la vida es demasiado impredecible en ese negocio."

"Lo sé..." Pero tenía este maravilloso presentimiento de que lo podría lograr.

"Hay dos reglas para el éxito, pequeña dama. Número uno: no le digas a nadie todo lo que conozcas." Levantó un dedo.

"¿Y cuál es la segunda?" Me aventuré.

"No te lo voy a decir." Se rió de su propio chiste y recordé que tan extraña era esta mujer. Cuando se calmó suspiró y se veía seria. "Anna, odio decirte esto pero el jefe ordenó despedir gente."

Auch. Esto seguro que iba a doler. "¿Por qué?"

"No lo sé. Pero ordenó despedir a todos los que llevan el nombre Kyouyama. Creo que esa sos vos, Anna." Sacudió su cabeza tristemente. "Por favor dime que estás bajo sindicato."

"Ah... no..." Me quejé. "Pero eso es un poco marginador. Despedirme sólo por mi nombre."

"No fui yo, corazón. Fueron órdenes directas del Señor Asakura. Según se dice, su hijo llamó hace horas atrás, contándole algo sobre un cierto Kyouyama que trabaja en este centro. Así que ahora el Señor Asakura te quiere despedida... o muerta... por eso te estoy despidiendo antes de que llegue a la parte de muerte."

"Oh..." Miré hacia abajo silenciosamente. "Aún así... me pagan."

"Sigue soñando. Te recomiendo que dejes el distrito y busques trabajo en otro lado si quieres pagar la renta. El Señor Asakura debe tener algo en contra tuya."

"No, creo que su hijo es quien lo tiene..." Dije agriamente antes de pararme. "¿Puedo por lo menos irme con algo de dignidad y decir que yo renuncié antes?"

"No."

"¡Bueno ya lo hice!" Gruñí y salí de la oficina. Yuki saltó lejos de la puerta culpablemente de donde probablemente estaba escuchando la conversación.

"¡Anna! ¡¿A dónde vas?!" Corrió detrás mío mientras yo tiraba mi delantal y guantes a un lado.

"¡A casa!" Grité. "O talvez le haré una visita al pequeño Asakura... ¡si supiera donde demonios vive!"

Golpeé la puerta de mi casillero y tiré las llaves al piso en un gesto de indignación. Agarré mi bolso y me dirigí hacia la puerta fuertemente. "¡Se arrepentirá del día que decidió cruzarse conmigo, esa mierda de Asakura!"

Claro que en ese momento ya estaba en el corredor principal y grité eso un poco fuerte por que hubo un aspirar de aire repentino mientras todas las cabezas del lugar se giraban para verme mudamente. Pero no me importó. Bajé las escaleras violentamente y pasé la seguridad sin siquiera marcar mi salida. Luego empujé la pesada puerta para abrirla y la dejé cerrar detrás de mí. Error... creo que ya voy por el veintiséis en el día de hoy.

El momento en que la puerta se cerró el vidrió se hizo añicos, cosa que me sorprendió ya que era a prueba de balas. Me di vuelta sorprendida, mi ira desapareciendo al ver el daño que había causado. Pero no terminó ahí. Todas las puertas de cristal de la parte delantera del edificio comenzaron a caerse a pedazos en lo que podría llamarse efecto domino. Las personas que estaban entrando o saliendo del lugar se detuvieron para ver la escena. Yo estaba mordiéndome mi labio tan fuerte que ya podía saborear la sangre. Sabía que seguro me iban a castigar de alguna manera por esto.

Finalmente, justo cuando se había terminado el numero de puertas por caer, suspire en alivio. Pero un poco prematuramente. Porque justo ahí con lo que podría haber sido una explosión interna de planta baja, cada ventana del mismo piso se rompió con fuerza, provocando que las personas se cubrieran y ocultaran de los pedazos de vidrio. Sólo podía mirar en horror.

Fue un segundo o dos más tarde en los cuales el sentido común regreso a mí y me dijo que desapareciera del lugar. Y yo salí derecho hacia el estacionamiento para rajar de allí. La gente aún se estaba preguntando que había pasado y escuché algunos gritos preguntando si había sido una bomba. Pero yo sabía... sabía que había sido mi culpa. Cosas raras siempre me pasaban a mí.

Llámenme Harry Potter o algo parecido porque estoy bajo una maldición. No era que podía hablar con serpientes o hacer que las personas levitaran... pero cosas extrañas como esta pasaban, incluso si no estaba exactamente enojada. Las alarmas de los autos eran cosa de todos los días. Y a veces cuando pasaba por debajo de cables de electricidad, el edificio de al lado tendría un apagón instantáneo por unos minutos, pero justo cuando yo me iba las luces volvían a funcionar.

Pero en ese momento mi misión era desaparecer del lugar antes de que alguien me pudiera señalar con un dedo y acusarme. Eso era demasiado raro... esto nunca antes había... aunque nunca había estado tan enojada y estaba temblando. Mis manos temblaban mientras apretaba el volante del auto, ya sea por odio o miedo, no lo sé. Pero después de ver algo así no me sentí tan enojada por haber sido despedida por esa mierda del Señor Asakura.

Bueno, talvez un poco... pero tenía cosas más importantes en mi mente... como qué tan extraña soy... y si alguien me catalogó como la fuente de cosas raras.

Pasé una luz roja que milagrosamente se puso verde en el último momento. Y a partir de ese momento, todas las luces con las que me tope se ponían verdes y seguían verdes hasta que las pasaba.

"¡Deja de ser tan bueno conmigo!" Grité en los confines de mi propio vehículo mientras pasaba la última luz. No podía soportar más nada así que decide ir al único lugar donde me podía relajar... después de todo, no creo que Ren crea que soy rara... bueno, no mucho.


Estacioné mi auto en la vía pública y atravesé la puerta. Encontré a Ren detrás del desayunador y hablando con su empleado con más humor y compañerismo que con el anterior.

"¡Hola Ren!" Dije miserablemente.

"Anna, ¿qué estás haciendo aquí?" Frunció el ceño. "¿Tu turno no duraba todo el día?"

"Duraba... sólo que me despidieron." Suspiré mientras dibujaba círculos sobre la superficie del desayunador con mi dedo. "Aparentemente al Sr. Asakuraly no le agrada mi nombre."

"Oh..." sus labios dijeron antes de suspirar. "Anna, hay algo que te he estado queriendo decir últimamente..."

"¿Si...?"

"Creo que debemos ver otras personas."

Lo miré fijamente.

"No eres tu, soy yo."

Continué mirándolo.

"Creo que estarías mejor sin mí. No soy bueno para ti. Debes encontrar a alguien mejor."

Lo miré un poco más antes de abrir mi boca. "¿Cuál es su nombre?"

Suspiró y miró hacia abajo, a su reloj. "Su nombre es Mónica... es una artista de Alemania... una estudiante de arte en la Universidad de-"

"Oh, está bien." Me levanté lentamente, mi vida haciéndose pedazos frente a mis ojos.

"Lo siento Anna." En realidad se veía apenado. No - ¡patético! Un pequeño idiota llorón al cual... al cual... yo extrañaré... "No quería engañarte con otra. Se que esto es justo."

"No teníamos nada serio." Que curioso, mi corazón no estaba de acuerdo con mi boca.

Me fui antes de que tuviera que enfrentar otra conversación incómoda con mi ex y me dirigí hacia mi auto. Pero no pude evitar notar que cuando pase la televisión de su casa, la imagen se puso borrosa hasta que salí del lugar.

Me senté en el coche por unos momentos, tratando de comprender todo lo ocurrido. Luego mi celular sonó.

"¿Hola?" Estaba orgullosa de que mi voz por lo menos sonaba normal.

"Hablo con A Kyou-"

"Si." Dije rápidamente, antes de golpearme mentalmente por agarrármelas con el pobre hombre del otro lado del teléfono.

"La llamo del comité del casting de la novela 'Amor Dulce Amor'."

Mi corazón crujió repentinamente. ¡Eso es! Iba a conseguir el trabajo de actriz y luego iría-

"Siento comunicarle que hemos encontrado otra candidata para el papel."

"Oh..." dije tontamente.

"Aunque puede presentarse para el papel de Suzuki, la admirable hija de- "

Desconecté la llamada en seguida y me cubrí los ojos con el brazo. Estaba perdida. Sin el cheque de la Empresa Asakura no podía pagar el alquiler. Y ahora tampoco tenía un nuevo trabajo que me ayudase con ese inconveniente y peor aún, mi novio me había dejado y ahora no tenía a nadie a quien recurrir. Mi madre estaba fuera de la pregunta y ni digamos que mi papa era mejor. Había una razón por la cual vivía sola y no con ellos.

Manejé hacia casa, ignorando las luces sin importarme de que color del arco iris eran y encontré que mi lugar de estacionamiento había sido ocupado por la vieja loca de los gatos de arriba. Gruñí en voz alta y toqué mi aguda y patética bocina por unos quince minutos antes de dejar el auto en medio del lugar y caminando a mi apartamento.

"¡Kyouyama!"

Oh mierda... sólo podía ser el dueño del departamento. Tendría que haber leyes que dijeran que a jovencitas de 16 años las librarían de este infierno por el cual estaba pasando. "Uh... si..." Me di vuelta para enfrentar al cortito hombre gordo del cual alquilaba.

"La semana pasada era el punto límite para pagar y aún no tengo el dinero. ¿Dónde esta? Dijiste que tendrías el dinero hoy."

"Bueno, eso fue la semana pasada. Ahora no lo tengo, pero si regresa la semana que viene-"

"¡De ninguna manera, Kyouyama! Me prometiste eso la semana pasada y mira lo que pasó." Gritó, su cara poniéndose roja. "¡El dinero mañana o te echó!"

"Pero-"

"El dinero mañana o mañana a la noche vives en la calle. ¡¿Entiendes?!" Gritó mientras se iba hacia su propio piso.

Eso significaba que tenía que cavar en el sofá hoy a la noche para buscar dinero y suplicarle a algunos amigos por plata. Pero tampoco es que conociera a alguien que tuviera seis mil yenes para prestar.

Tendría que ir a vivir de vuelta con mi padre. Creo que vivir en una caja bajo un puente es mejor que vivir con mi padre. Pero no tengo muchas opciones. Había intentado sobrevivir sola. Pero aquí estaba, llegando al final de mi renta y teniendo que socorrer a papá en esta. ¿Qué puedo decir? Soy un fracaso.

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Notas de la Autora:

¿Qué? ¿No entienden nada? No se preocupen, yo tampoco. No, es broma. El punto de vista fue cambiando de primera persona a tercera persona porque en próximos capítulos va a ser Anna quien narre la historia, pero ahora necesitaba aclarar la escena.

Y como soy repetitiva, vamos de vuelta a aclarar la cosa:

Punto primordial en la historia: Nada tiene nada que ver con la serie de SK. Los personajes van a estar OOC como siempre, claro esta. Después de todo dudo mucho que algún día veamos a la madre de Yoh engañando a su marido, o a Mari casada con Hao, o a Tamao tan agresiva (no se imaginan como va a ser más adelante XD) o Manta siendo un hamster (^^U)... y muchas otras cosas que pasaran si siguen leyendo...

Pero lo más importante, ¿qué les pareció el primer capítulo? Comentarios y consejos me los mandan a través de los reviews. ¡Gracias!