Notas Iniciales:

Antes que nada me quiero disculpar por haber participado en esa huelga de autores. Se qyue fue la estupidez más grande que cometí y no merezco ser perdonada por eso decidí subir este capítulo a modo de disculpa. Se que no es lo mismo, pero vale la pena intentarlo.

Otra cosa, algunos de ustedes deben de saber que he conseguido un nuevo trabajo (adiós Burguer King, hola Administración) que me mantiene mucho más ocupada que el anterior. Por lo tanto, la actualización de mi fic se va a atrasar un poco, pero no lo voy a abandonar, eso lo prometo. También, como subí este capítulo rápidamente, no tuve tiempo de contestar reviews, pero si los he leído todos. También puede que haya errores ortográficos (bueno, siempre hay, pero en este puede de haber más.)

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Capítulo 15: Conformándose con Menos


Nunca había tenido una resaca antes... y realmente no quería otra más... así que me mantendría alejada de las bebidas alcohólicas de ahora en adelante. Especialmente cuando despiertas en una celda de prisión después de tomar un poco.

Me levanté sentada en una 'cama' y eché una mirada a mi alrededor. Las paredes eran limpias, pintadas de un blanco sombrío y tenía un simple banco como cama con un colchón tan delgado como una hoja. Lo qué era aún mejor, había perdido mis zapatos, mi collar, y el cinturón que había estado usando para sostener los jeans que eran demasiado grandes. Por qué me habían quitado los zapatos me desconcertó, principalmente porque no eran de taco aguja, ni siquiera tenían taco.

Me levanté y me dirigí rápidamente del frío piso concreto llamado cama hacia la puerta de metal y pregunté cuidadosamente. "Ehh... ¿Hola?"

Una ventanita se deslizó abierta revelando la cara de algún tipo. "¿Qué?"

Esa pregunta me dejó perpleja y luché por un momento tratando de pensar en algo. "¿Por qué estoy en prisión?" Pregunté finalmente.

El tipo solamente comenzó a reírse a lo loco y cerró la ventana. Me carcomí el cerebro buscando algún recuerdo de lo que había pasado... y entonces lo recordé finalmente. Repentinamente estaba muy roja. ¿Cuántos policías tuvieron que entrar a la cabaña? Y justo cuando Yoh y yo comenzábamos a hacer algo serio. Que inoportunos...

Pero el temor en mi estómago se estaba batiendo haciéndome sentir mareada. Me habían atrapado. Lo que significa que sería castigada. Y a mi no me gusta que castiguen a la gente. Especialmente a gente como a mí. Odiaba eso. ¿Y qué había pasado con Yoh?

Bufé en respuesta a mi pregunta mental. Sin duda había regresado a su mansión con su pequeña prometida extravagante. Estúpida chica. Estúpido Yoh. ¡Dense cuenta de como todo esto es su culpa, y no mía!

La puerta se abrió repentinamente y miré hacia arriba, mis ojos ensanchándose con sorpresa. Porque ahí estaba parado el Sr. Asakura con su bastón. ¿No me golpearía con eso, no? No... eso era contra la ley... fiuw...

"Señorita... Kyouyama." Se veía terriblemente alegre por alguna razón. Y era bastante difícil sentirse feliz al ver a alguien sintiéndose tan complacido consigo mismo. Especialmente difícil cuando ese alguien te tiene aprisionada en una celda. "Cuanto tiempo sin verte... Annastacia..."

"Así que lo descubriste." ¡Dénle un Oscar al hombre!

"No fue tan difícil... especialmente porque desapareciste extrañamente con mi hijo después de la cena." Se sentó sobre la cama que estaba opuesta a la mía. "Ahora está todo claro... y me doy cuenta que fui engañado desde el principio..."

La sangre se me congeló en las venas.

"¿Vos e Yoh... estaban teniendo algo entre los dos?" Se veía más entretenido que enojado. Así que hacia cualquier lado que él quisiese ir con la conversación, esta no terminaría en nada bueno para mí. "Lo debes de haber seducido cuando lo tuviste de rehén. Me das lastima."

No parecía saber que su propio hijo estaba tramando cosas en su contra... y yo no era quien para contarle.

"Ahora, Anna, creo que debo decirte que no has conquistado a mi hijo por completo. Ya que planea casarse con Tamao mañana por la mañana."

Una vez más me sentí enferma. "Estás mintiendo."

"No... él vino a mí esta mañana y me dijo que quería realizar el casamiento de inmediato."

Tenía que estar mintiendo. Después de lo que Yoh me había dicho anoche... no estaría tan deseoso de casarse con Tamao... ¿o sí? No le iba a creer al Sr. Asakura, no si no lo escuchase salir de la boca de Yoh.

"Ahora tengo un pequeño problema, como verás." Apoyó sus manos sobre el bastón que estaba verticalmente contra el piso. "El rescate que te pagué no ha sido devuelto y necesito ese dinero para esta noche o sino..."

"¿O sino estarás arruinado?" Adiviné.

Me otorgó una mirada aguda. "Precisamente. Y si no tengo ese dinero, estaré quebrado y perderé mi negocio y la propiedad."

Y todo iría a Yoh... que se iba a casar con Tamao... el Sr. Asakura no había mentido...

"Y no se si lo notaste, pero Yoh y yo no nos llevamos... muy bien..." Su expresión cambió a una más seria.

"¿No?" Lo miré toda inocente como debía.

"Y no puedo evitar sentir que si pierdo la propiedad... Yoh me sacará a la fuerza de la misma. Sé que lo haría." El Sr. Asakura sacudió su cabeza. "Yo crié a ese chico... ¿y así es como me pagará...?"

"Los chicos siempre lastiman a aquellos que más aman." Dije simpáticamente, medio esperando que notará el agradable y gran sarcasmo que había agregado.

"Sí, bueno, necesito mantenerme agarrado a esa propiedad por esa razón. Necesito el dinero para pagar algunas... deuditas... y si no lo hago hoy a la noche entonces perderé la propiedad enteramente a Yoh."

"¿Así que quieres que te diga dónde esta ese dinero?" Levanté una ceja.

"No es que lo vayas a usar ahora que estás encerrada aquí. Pero," se inclinó hacia mí con cara de soborno. "Si me dices dónde está mi dinero y me llevas a el no presentaré cargos en tu contra."

Parpadeé y descrucé mis piernas. "¿Qué me estás diciendo?"

"Digo que si me das mi dinero entonces te pondré en libertad y encima te daré un par de cien mil yenes para que vivas lejos de aquí. Sacaré todos los cargos y serás una señorita libre otra vez. Ya no tendrás que esconderte."

Sabía exactamente lo que quería. Y estaba definitivamente siendo persuadida. "Me engañaste hombre viejo. Pedí quinientos millones y me entregaste menos de un cuarto del mismo... tienes suerte de que no haya matado a tu hijo por eso."

"¿De qué estás hablando? ¡Yo te di cinco mil exactamente! ¡Ni más, ni menos!" Gritó ante la atrocidad.

"Lo conté - cinco veces!" Memoricé las números que Yoh me hizo aprender de memoria. "Sólo recibí ciento trece millones, doscientos cuarenta y seis mil ochocientos setenta y dos yenes, lo que significa que te debes haber quedado con trescientos ochenta y seis millones, setecientos cincuenta y tres mil y... ciento veintiocho..."

Esperaba que asumiera que había hecho todas esas cuentas matemáticas en el momento. Pero sólo se veía furioso. "¡Envié quinientos millones!" Dijo otra vez.

"Y yo sólo recibí ciento trece millones, doscientos-"

"¡Lo sé!" Gritó. "No lo recibiste todo. Lo escuché la primera vez, lo que significa que los chicos del delivery no eran tan honestos como creía...ahora que lo pienso. Tampoco me han devuelto mi coche..."

Probablemente estaba hablando acerca de ese tipo extraño y Pilika. En mi opinión, los dos unos locos. Y aquí estaba la prueba. Habían robado más de la mitad del dinero.

"Así que dime donde está el dinero o sino..."

"¿O sino qué? ¿Me miraras hasta matarme?" Grité. Ya estaba enferma con su actitud. Para ser honesta, si fuera Yoh, me habría escapado de casa después de los tres meses de haber nacido. Y sí, se que eso es imposible para un bebé de tres meses...

"Mejor me dices dónde está mi dinero, piba." Dijo en una voz peligrosamente baja. "Tengo maneras de hacerte habla."

Dijo eso en tal espantosa voz que yo medio le creí. "¿Como?"

"Tortura." Mi garganta apretada y yo tuvimos problemas para respirar.

"No te diré nada." Tenía que mantenerlo alejado del dinero o el plan de Yoh se pondría en llamas.

"Muy bien." Se paró y fue a la puerta. "Ven conmigo."

Vacilé un momento, antes de decidir que no quería estar en la celda para siempre, así que me levanté y lo seguí hacia afuera. Me dirigió por los pasillos de prisión y fuera del edificio hacia el estacionamiento. Había un hombre allí esperándonos y el hombre tenía un hacha. Demonios...

"Kyouyama. Este es el amigo de mi hijo mayor, Marco."

Eché una mirada a mi alrededor. ¿No me iban a cortar en plena luz del día, no? "Un placer conocerlo." Dije vagamente.

"Igualmente." Me cabeceó fríamente.

El Sr. Asakura me miró. "Esta es tu última oportunidad de decirme donde está el dinero."

"Umm..." Pensé en lo que dijo. "No.."

"Muy bien." Se dirigió hacia Marco. "Tráiganlo."

¿A quién? Oí el arranque de un motor de auto y miré el estacionamiento para ver un coche terriblemente familiar que se movía hacia nosotros. Y ahí me di cuenta que ese... era mi coche.

"¿Pero qué demonios...?" Fruncí el entrecejo mientras el auto frenaba frente a nosotros y una mujer salía del mismo.

"Y ella es Shalona. Y este montón de partecitas de metal," Hizo gestos a mi coche. "Es tu auto. Fuiste bastante desafortunada al dejarlo fuera del restaurante al escaparte con mi Porsche."

¿Qué es lo que iba hacer?

"Marco, ¿podrías?" El Sr. Asakura hizo gestos para que se acercara y el hombre alto recogió su hacha.

Ahora entendí que iban a hacer. "Ah... ¡no no, no, no! ¡No se atrevan! ¡No!" Grité como si en verdad estuviera siendo torturada mientras el hombre sacudió el hacha y ordenadamente arrancó mi espejito lateral. "¡¡No!!"

"¡Dime dónde está el dinero, Kyouyama!" Asakura ordenó.

"¡Nunca!"

"¡Marco! La ventana!"

El vidrio se desmoronó y jadeé. "¡No puedes hacer esto! ¡No tengo seguro!"

"Oh querida... entonces tendrás que pagar por todos los daños con el dinero que me quitaste - pero espera." Me estaba ridiculizando. "¡No puedes usar ese dinero porque estás en prisión! ¡Menos podrás usar el coche! Sólo dilo Anna."

"¡No puedo decirlo!"

"¿Y por qué no?"

¡Porque no sabía donde Yoh había enterrado el dinero! "¡Porque soy demasiado orgullosa!" Grité.

Obviamente él no se creyó eso. "¡Los cables del freno! ¡Corta los cables del freno!"

Shalona se colocó debajo del auto y prolijamente cortó las líneas. El líquido para frenos goteaba desde bajo del auto mientras la mujer salía de allí. Mantuve firme mi labio inferior. "¿Y? ¡No podré detenerme cuando vea la luz roja! ¡No me importa! ¡Generalmente ni me detengo de todos modos!"

"¡Las luces delanteras!" El Sr. Asakura rugió y yo me estremecí mientras Marco las aplastó con la cabeza del hacha.

"¡Estás destruyendo mi coche!" Grité. "¡Esto es el vandalismo!"

"Que suerte que te diste cuanta. ¡Ahora el parabrisas!"

Me quedé boquiabierta ante el horror mientras él columpiaba el hacha y martillaba el parabrisas hasta que este tuviera grietas por todas partes en su superficie, pero aún estaba entero por la lámina protectora. Pero Marco también se encargó de eso.

"¡Esto es asesinato!" Grité sollozando.

"Bueno, detente ahora." El Sr. Asakura le hizo gestos a Marco para que se acercara hacia nosotros. "Ahora, Anna. Dime dónde está mi dinero o aquí Marco... será forzado a hacerte algo bastante desagradable."

"No-no lo puedo decir!" Imploré.

El Sr. Asakura le cabeceó a Marco. "Haz lo tuyo."

Así que Marco levantó su mano y dobló sus dedos contra la parte de arriba de la mano duramente haciendo que su dedo anular y central se dislocaran. Grité. ¡Soy ASÍ de delicada! "¡¡¡No hagas ESO!!!"

"Si puedo hacerme a mí mismo algo así, ¿imagínate lo que podría hacerte a ti?" Su expresión no registraba dolor.

Mis intestinos crujieron otra vez. ¡Esto era el peor tormento jamás! ¡Al cuerno con la Inquisición Española!

"¿Me lo dirás?" El Sr. Asakura preguntó.

"No." Sonaba como si hubiese recibido un puñetazo en el estómago.

"Marco." Asakura cabeceó y el hombre se estiró los dedos aún más atrás.

Grité y me tuve que dar vuelta. "¡Detente! ¡Por favor, ya basta!"

"¡Nunca!" El Sr. Asakura gritó. "¡Volvamos con el coche!"

Shalona tuvo que tomar el hacha ahora ya que Marco no podía por sus dedos dislocados. Y la gente que estaba pasando no nos daba siquiera miradas extrañas.

"Dinos Anna." El Sr. Asakura me advirtió.

"¡No!" Esa era una especie de contestación a su pregunta y hacia Shalona mientras destrozaba la ventana trasera y las tres ventanas restantes de las puertas.

"¡Habla!"

"¡No puedo!"

"¡Dímelo!"

"¡No!"

"¡Las ruedas!" Shalona fue hacia las ruedas de caucho con ansia y las pinchó y de ellas salió a chorros aire mientras el auto se hundió varios centímetros. Mi estómago me estaba doliendo ahora. No podría soportar mucho más de esto.

"¿Me lo dirás ahora?"

Sólo pude sacudir la cabeza.

"Muy bien entonces. ¡El motor!"

"¡¡¡¡¡ESPERA!!!!!" Grité y me lancé mis brazos al aire para parar a la mujer loca que estaba sobre mi motor. "¡Te llevaré hacia el dinero!"

Los tres se relajaron visiblemente. "Por fin hablas con sentido, Anna." El Sr. Asakura me tocó en el hombro. "Permíteme manejar a la cabaña así nos aseguraremos que no nos estás mintiendo."

Cabeceé sobriamente y le permití que me dirigiera con Marco a una camioneta de la policía. El tipo de camioneta que tiene una división en el medio para no juntar a los presos con los conductores. Me sentaron en el asiento de atrás y partimos. Yo sólo miraba fijamente sus cabezas.

Pero por supuesto mis pensamientos me llevaron eventualmente a Yoh, como tienen la costumbre de hacerlo, y mi mirada cayó hacia mi regazo. Yo le había confesado mis sentimientos anoche y él no había mostrado ninguna insinuación de que los había reconocido. Escapar del auto sería una mala idea... pero tenía que saberlo... tenía que estar segura...

Miré con nueva determinación. Tenía que cerciorarme de que el Sr. Asakura no me estuviese mintiendo acerca del casamiento de él y Tamao. Y si se casaba, por lo menos descansaría con tranquilidad, sabiendo que había escogido por sí mismo. Se quiso casar con una heredera... lo que era su decisión... pero tenía que asegurarme de que me consideró alguna vez parte de su ecuación. Aunque tenía un sentimiento de que yo vendría a ser el resto... si eso tiene sentido... no soy buena en las matemáticas.

¡Tenía que saber!

"¡¿Qué demonios?!" Marco exclamó mientras las luces verdes repentinamente se pusieron rojas y el tráfico comenzó a cruzarse delante de él. Tuvo que parar ante el riesgo de quedar atrapado en un choque múltiple. Pero paró tan agudamente que el coche de atrás nuestro chocó contra nuestra parte de atrás... y ¡voilà! Las puertas se abrieron solas.

Me lacé hacia ellas y la cerradura se quebró completamente, aunque dudaba que fuera debido a mi fuerza bruta. Las puertas se abrieron hacia afuera espasmódicamente, sorprendiendo completamente a la gente de los coches de atrás mientras saltaba del mismo, descalza, del asiento trasero de un auto policial y hacia la calle. Salté al suelo y piqué fuera de allí lo mejor que pude con un dolor muy prominente en la pierna. Marco y el Sr. Asakura se dieron cuenta de mi huída repentinamente y Marco me comenzó a cazar instantáneamente.

Apreté los puños y golpeé en el asfaltado, entrando y saliendo de autos que habían sido atrapados en la congestión de autos, tratando de perderlo, aunque sabía que a está altura me alcanzaría. Los alarmas de los coches se prendían mientras pasaba y cables de electricidad encima mío burbujeaban como siempre parecían hacer cuando estaba exaltada.

Miré hacia atrás y vi que Marco me estaba alcanzando rápidamente. Jadeé y traté de acelerar, pero sólo triunfé en provocar un dolor de puñalada en mi muslo. Acabé por detenerme, inclinada contra el lado de un coche. Sentí a Marco agarrarme del hombro. Así que giré y le di una trompada en el rostro. Tenía tan poca fuerza que el golpe ni le hubiera afectado a mi hámster, Manta. Pero el momento en que mi mano tocó su rostro, Marco salió disparado varios metros de espalda contra un Toyota nuevito.

Hubo varios segundos antes de que cayó del Toyota hacia el suelo de concreto y para ese entonces estaba segura que definitivamente estaba inconsciente. Me quedé boquiabierta mirándolo, luego miré mis manos, antes de decidir que había hecho suficiente daño y cojeé para alejarme del lugar mientras ojos curiosos me veían. Tenía que encontrar a Yoh...

Dios, esperaba no tener que caminar todo el viaje hasta esa mansión costera.

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Notas de la Autora:

Personajes nuevos que no van a aparecer más por aquí. Entonces, ¿para que demonios los agregó? Y es que debía poner gente que hiciera el trabajo duro por el Sr. Asakura.