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Capítulo 16: Empujado A Extremos


"A ver, déjame ver si entendí... hiciste que la despidan... y ahora ella está en prisión... ¿todo por tu culpa?" La madre de Yoh levantó una ceja hacia su hijo más joven que jugueteaba con su cabello. "Eso es demasiado, Yoh."

"No tienes que estar tan feliz a causa de ello." Se quejó el hijo.

"Sólo estoy contenta que estés de regreso sano y salvo." Su madre sonrió mientras bajaba su copa de té y se acomodaba en el sofá para luego acariciarlo. "Realmente nos tenías preocupados."

"Seguro." Yoh evitó hábilmente que la mano alcanzase a tocarle el brazo.

"Aunque... me siento mejor que sé que te casas con Tamao mañana. Tu padre ahora está hablando con Anna Kyouyama. Va a hacer un trato."

"¿Un trato?" Si actitud se interesó. "¿Qué clase del trato?"

"Ha decidido retirar los cargos, siempre y cuando ella haga un trabajo para él..." La madre de Yoh no tenía pensado decirle que iba a negociar para recuperar su dinero. Si Yoh sabía que su padre no iba a quedar quebrado entonces no se casaría con Tamao. Algo que la Sra. Asakura había estado soñando desde que ella había encontrado la joven heredera de un doctor. Si él no se casaba con Tamao entonces se casaría indudablemente con esa chica tonta, Anna, y la Sra. Asakura no creía poder encarar la desilusión de tener otro hijo que se case con una comunacha. "Es mejor que esa Anna salga de nuestras vidas... después de todo vos ya le arruinaste la suya efectivamente."

"Supongo..." Yoh suspiró y miró hacia abajo.

"Tamao te ama... te hará un marido feliz." Parecía muy segura de si misma. "Anna es tan sólo una niñita descuidada que te sedujo."

Yoh no planeaba contarle a su madre acerca del complot para arruinar a su padre. Y tampoco quería continuar esa no extravagante conversación lánguida, así que se dispensó. "Me tengo que ir... y... tomar un baño o algo." Se encogió de hombros mientras se levantaba y se dirigió fuera del salón.



***



La una cosa útil acerca de mis poderes era que puertas están rara vez cerradas para mí. Y ni bien me acerqué a la majestuosa entrada de la mansión costera, sólo tuve que empujar la puerta para que esta se abriera. ¿Misterioso, no?

Pero la primera cosa que vi fue la espalda de Yoh mientras este subía la escalera. Salté directamente a la acción. "¡Yoh!"

Se dio vuelta y vi sus ojos ensancharse mientras se acercaba lentamente hacia mí. "¿Qué haces aquí?" Frunció el entrecejo mientras se detenía, y entonces su mirada bajó hacia mis pies. "¿Y dónde están tus zapatos?"

"No importa... me escapé de prisión - tu papá quiere que le muestre donde está el dinero - pero como no lo sabía me tuve que escapar. ¡E hicieron añicos mi coche!" Grité.

"Está bien." Puso sus manos sobre mis hombros para estabilizarme. Lo cuál era bueno porque gracias a la pierna sentía como si me fuera a caer. "¿Estás bien?"

"B-Bien." Me sentía mareada... un poco hambrienta... mis pies estaban adoloridos y temblaba con la fatiga del músculo. Las cosas que una hace por el hombre que ama. "Yo... yo quiero saber... ¿es verdad? Que te casas, quiero decir."

Me miró fijamente antes de apartar la mirada. "Sí."

"¿Tan pronto?" Demandé. Y el tono de mi voz debe de haber revelado que estaba cerca de las lágrimas. "¿Aún después de lo qué dije?"

"¡Por favor no llores!" Se estremeció.

"No estoy llorando," sacudí la cabeza. Por lo menos no todavía, de todos modos. Pero podía sentir ese sentimiento familiar de lágrimas que te hacen un nudo en la garganta. "¿Por qué...?"

"Porque necesito casarme... ella me ama..." Sus manos cayeron de mis hombros cuando retrocedí.

"A-Así que, ¿sólo jugueteaste conmigo?" Pregunté, parpadeando la humedad de mis ojos, pero sólo triunfado en hacer que las lágrimas corrieran libres por mis mejillas. "¿Todo este tiempo? Me hiciste creer que quizás teníamos una oportunidad, ¿p-pero ahora me dices que ya no me necesitas?"

"Anna, eso no es-"

"¿Eso no es qué?" Me acerqué aún más hacia la puerta y está vez las lágrimas pararon y dejé salir mi furia. "¡Ya conseguiste lo que querías! ¡Haz arruinado a tu padre y ahora necesitas casarte con una heredera - y vas y lo haces! ¡Voy a regresar a mi caja bajo el puente y no te molestaré nunca más por el resto de mi vida! ¡Espero que seas feliz! ¡No has arruinado tan sólo a tu padre!"

Lo vi estremecerse, y la verdad esperaba que fuera por la culpa. No sentía nada de compasión hacia él ahora. Había destruido mi vida - ¡por lo menos que viva torturado por su conciencia!

Giré y comencé a cojear hacia la puerta. "Espera, Anna." Me di vuelta, medio deseando que él estallaría repentinamente y proclamaría su amor oculto hacia mí.

Se puso triste por una vez... no algo que generalmente permitía que se viera... ni algo que generalmente sintiera. "¡No te vas a ir con las manos vacías - lo juro! Te daré cualquier cosa que necesites."

"No soy un caso de caridad." Dije irritada. "Y tampoco tienes que decírmelo en la cara."

"Pero necesitas regresar a tu hogar... no puedes caminar en esa condición." Me dijo calmadamente.

"Pero ya no tengo un hogar, ¿recuerdas?"

"Te daré uno."

"¡No quiero eso!" Estampé un pie adolorido. "¿No te das cuenta de qué estás haciendo?"

"Entonces toma por lo menos uno de los coches." Me ofreció.

No... realmente no lo entendía... yo tenía mi orgullo también. "¡No necesito tu lastima, Yoh!"

"Quiero ayudarte." Dijo firmemente.

Se dirigió hacia un gancho cercano a la puerta y sacó un conjunto de llaves para que las tomase. Miré irritablemente a Yoh, luego a las llaves y entonces me di vuelta otra vez no sin antes arrebatárselas. "Bueno. Pero no te va a ser fácil encontrarme... ya que no tengo dirección ni nada."

"Cuida a este. Los coches cuestan dinero." Me dijo.

Hice un gesto grosero con los dedos y salí de la mansión y me dirigí hacia el garaje/almacén donde todos los autos se guardaban. Apreté el botón y un Toyota pequeño destelló en el rincón. Me acerqué a el y me senté adentro del mismo.

No sabía que más hacer. Estaba sola ahora. Así que me puse a llorar.



***



"Yoh..."

El susodicho miró a su alrededor reconociendo la vos de su abuela que bajaba la escalera. "¿Era esa Anna Kyouyama?"

"Sí..."

"Ah." Se asomó por la puerta por un momento observando el reflejo silenciosamente antes de acercarse a su nieto y tirarle de las orejas. "¡La verdad es que si eres el hijo del demonio, Yoh!"

"¡Abuela!"

"¡No me hables!" Le dio una mirada muerta. "¡No me importa lo que tu madre dice! ¡O lo que tu padre dice! ¡Esa chica no merece ser tratada de esa manera!"

Yoh tenía el sentimiento de que su abuela sabía que Anna no lo había secuestrado con malas intenciones. Eso era un tanto obvio con la escenita anterior. "¿Lo oíste todo?"

"¡Todo!" Le dio un golpe y apretó sus puños. "¡Eres el tonto más grande del mundo! Aquí estás vos, revolcándote en tu riqueza y negándote todo para permanecer como un bastardo rico - mientras ella sufre por vos con nada!"

Digan como lo digan eso sonó realmente mal.

"¿No crees que Hao no tuvo el mismo dilema cuando se casó con Mari?" Lo acusó. "¿Crees que no le preocupó tener que dejar su herencia de la propiedad a vos? Pero el punto es que - a él no le importó que algo tan INSIGNIFICANTE como el dinero le arruine la vida."

"No es mi tipo de mujer." Yoh se cruzó de brazos. Eso le hizo ganar otro golpe. "¡¿Podrías dejar de pegarme?!"

"¡No! ¡Mira! ¡Mírala!" Su abuela no estaba obviamente feliz con Yoh. "Ella es una chica... hermosa e inteligente y ahora da lastima por tu culpa. La arruinaste."

"Pero Tamao-"

"Yoh - ¿sabes que es una heredera?" Lo miró con paciencia. "Una heredera sólo puede recibir su fortuna si se casa - y esa es la única razón por la cual Tamao te quiere... ahora en serio ¿quieres compartir tu dinero con una mujer como esa? Mira lo que le pasó a tu padre cuando se casó con una heredera"

Su padre no era un hombre felizmente casado y encima estaba a la orilla de la ruina. Su abuela lo miró con simpatía. "¿Quieres cometer el mismo error?"

Yoh estaba silencioso, pero con un ceño claro en su cara.

Su abuela suspiró y subió las escaleras. "Voy a ayudar a tu abuelo a doblar las frazadas. Se estuvo quejando de su artritis otra vez." Dijo mientras desaparecía.

"¡Yoh!" Tamao apareció, caminando por el vestíbulo vistiendo su típico bikini. Probablemente vivía sólo en la piscina todo el día y no hacía nada. La rosada llevaba en sus brazos una revista de bodas. "¿Qué vestido de novia me conviene usar? ¿Uno moderno? ¿Tradicional? ¿Occidental?"

"No sé... ¿uno que te entre?" Se encogió de hombros, mirándola mientras su cerebro crecía finalmente al tamaño de un nogal. "Tengo que irme..."



***



"¡No... no... no... no...!" Pilika lloraba mientras golpeaba con sus puños el hombro de su hermano. "¡Esto se acabó! ¡Yoh escogió a Tamao! ¡No la ama! ¡Fue todo una perdida de tiempo! ¡Es como en mil novecientos cincuenta de nuevo! ¡Estamos perdidos!"

"Bueno, bueno." Horo Horo le tocó la espalda mientras ella lloraba contra él. "Estoy seguro que Jeanne nos va a perdonar."

"¡Claro que no!" Pilika gimió. "¡No era su ultimátum - era uno de más arriba! ¡Ahora nunca nos van a apoyar! ¡Esto es todo culpa tuya!"

"Probablemente, pero todavía tenemos el dinero." Indicó. "Podemos fugarnos tranquilos a Corea del Sur con el mismo."

"No es suficiente. ¡Quiero venganza!" Pilika lo empujó repentinamente lejos con sus puños apretados. "Esto es todo culpa de ese bastardo de Yoh."

Horo Horo estaba contento de que ya no lo estaban culpando más. "¿Qué planeas hacer?"

"Matarlo."

"Eso ni lo pienses Pilika. Iríamos al infierno por eso." Horo Horo sacudió la cabeza. "No es un lugar agradable. La oscuridad y el fuego son demasiado para mi gusto."

Pilika miró del garaje a la mansión y luego a su hermano, abofeteando un puño contra la palma de su mano. "Lo tengo. Secuestramos a la chica. La vendemos al Sr. Asakura - ¡hacemos una fortuna!"

Horo Horo lo pensó un momento. "Tu eres la jefa."



***



Prendí la radio mientras arrancaba el motor del auto, pero justo estaban pasando una de esas canciones románticas, esas melosas que realmente te marean. Así que levanté mi pierna buena y pateé la radio hasta que todo los botones quedasen abollados y el sonido dejase de salir. Me acomodé y cerré los ojos para respirar profundamente. Y estaba a punto de marcharme cuando las puertas del auto se abrieron. Me di vuelta a tiempo para encontrar una tela sobre mi cara. Un olor extraño inundó mi nariz y mi mundo giró hasta volverse negro.



***



Yoh abrió la puerta del garaje para evitar justo a tiempo ser atropellado por un pequeño Toyota. "¡Anna, eres una ramera!"

Y fue ahí cuando se dio cuenta... que una mujer diferente manejaba, y Anna estaba siendo llevada en el asiento trasero por un hombre que él había visto antes. Los cazadores de recompensa habían secuestrado a Anna...

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Notas de la Autora:

Ahora sí! Yoh va a tomar una decisión y esperemos que sea para bien.

Otra vez no tuve tiempo de responder reviews. Era responder o escribir fics, y creo que todos prefieren que escriba. Igual, los he leido todos, don't worry ^^ Cuando tenga un poco de tiempo los voy a responder todos.

Por ahora les voy a dar las gracias a todos por seguir este fic a pesar de que no lo actualizo regularmente como antes, mil perdones.