Un beso...un libro..
Caminaba por los pasillos.
La oscuridad reinaba en Hogwarts, las sombras abarcaban todos los rincones siendo en ocasiones abatidas por la débil luz de alguna antorcha. El silencio se hacia ensordecedor y aunque no lo admitiera, en ocasiones sentía un poco de temor al estar sola en ese lugar.
Hermione caminaba, esa noche le había tocado hacer la ronda nocturna, puesto que la profesora McGonagall no se encontraba en perfectas condiciones (una aguda jaqueca) y había contado con la ayuda de su alumna preferida, argumentando su posición de prefecta y su intachable comportamiento, para sustituirla.
Aunque, siendo sincera, Hermione, al ver lo tranquilo que estaba todo, solo pensaba en la pérdida de tiempo y que podría estar tranquilamente durmiendo en su cuarto, pero la posición de prefecta la obligaba a estar allí (sin olvidar el favor que le tenia McGonagall).
Asi, para no aburrirse y no caerse redonda al suelo de sueño, Hermione se dedicaba a memorizar todos los hechizos y pociones que habían estudiado en ese día.
"Veritaserum: pocion muy utilizada por el Ministerio que sirve para extraer confesiones verdaderas a aquel que la toma, siendo su eficacia asegurada óptima al 100%. "
Entonces Hermione creyó oir pasos cerca y se dirigió al lugar a inspeccionar, pero al ver que era una falsa alarma volvió a su puesto a seguir memorizando.
Paso
A Hermione le dio un vuelco el corazón, volvió a mirar....nada
Paso
Hermione, con la respiración un poco alterada decidió ir al tercer pasillo a informar (pues estaba segura) de que algún alumno se hallaba, escondiéndose por supuesto, merodeando por el castillo.
Pero de repente, sintió que alguien la sujetaba fuertemente del brazo, quiso gritar, pero una mano ya le tapaba la boca, impidiéndole realizar sonido alguno.
No podía ver quien le hacia eso, pues estaba detrás de ella, entonces, sintió como le susurraban al oído.
no deberías andar por aquí sola....podrían hacerte algo...
Reconoció su voz al instante, una voz por la que ella había llorado, por la que ella suspiraba. Notó como la mano se retiraba de su boca y el agarre de su brazo disminuía pero sin soltarse del todo.
Malfoy - susurró ella también, no quería llamar la atención de ningún profesor - me has dado un susto de muerte, ¿qué haces aquí? Silencio Granger, soy yo el que tiene algo que decir
Entonces, antes de que pudiera hacer nada al respecto, Malfoy la apoyo sin delicadeza en la fría pared del pasillo y, con una actitud posesiva, hizo suyos los labios de la chica.
No era un beso tierno, y mucho menos suave, era un beso posesivo, sin un ápice de cariño. Una lagrima rodó por la mejilla de Hermione, había soñado con un beso con Malfoy, como toda joven hacia, imaginaba un beso dulce, un beso de...amor, un beso en el que se transmitía a la otra persona todos tus sentimientos hacia ella, pero esto no era como ella había esperado, es más, era totalmente diferente, aunque, con un poco de tristeza, Hermione se reprendió por haber creído que todo lo que había soñado podía hacerse realidad.
El beso cesó, Draco miró a la muchacha que tenia enfrente, nada le habría preparado para ver aquello. El se había esperado encontrar a una joven furiosa, indignada, incluso....asqueada (algo que solo se le había pasado por la cabeza un momento, pues al fin y al cabo, él era Draco Malfoy, el ídolo de las jovencitas), pero lo que él veía en esos momentos era el rostro de Hermione surcado por lágrimas, y en sus ojos vio dolor.
Sabia porque había hecho eso, quería averiguar, averiguar si sentía algo hacia esa chica, pero lo comprobó de la peor manera posible, no por el beso, sino por un remordimiento que se instaló en su mente y en su pecho, no sabia porque, pero el ver el dolor en los ojos de Hermione le había hecho sentir el ser mas despreciable de la tierra por ser el causante de ese sentimiento.
Hermione se sentía...sucia, Malfoy la había tratado como esas zorras con las que él solía frecuentar, y eso era algo que ella no permitiría. Le quería, si, pero no por ello iba a permitir que él la tratara de ese modo, de eso nada, ella tenia su orgullo y su dignidad, y no iba a permitir que se lo aplastara una persona que no tenia corazón, aunque estuviera en el suyo.
Draco se sentía mal, pero ahora no podía dar marcha atrás, todo su orgullo salió a flor de piel, y dijo lo peor que podía decir en ese momento.
¿qué Granger? ¿te sientes afortunada, verdad? pues lo siento por ti, no volverá a pasar
¡¡PLAF!!
Una sonora bofetada dio en el pálido rostro de Draco, una bofetada que ocultaba muchos sentimientos y emociones.
¿quién coño te crees que eres Malfoy? - las lágrimas caían ya sin remedio por las mejillas de Hermione y su mirada, ahora indignada, ardía de cólera y frustración. Oh vamos Granger, no lo escondas más, sabes que estas loquita por mí, ay - suspiró- ¿el amor llama al corazón de la sangre sucia? - Draco, intentaba por todos los medios ocultar sus sentimientos. ¿cómo te atreves a decir eso? ¿cómo puedes hablar de amor?¿qué sabes tu del amor si nunca has amado a nadie excepto a ti mismo y a tu dinero?
Miles de cuchillos parecieron clavarse en el corazón de Draco, las
palabras de Hermione se repetían en su mente, abrumándolo.
Acto seguido, Hermione, envuelta en lágrimas y sollozando débilmente
desapareció corriendo por el castillo.
Draco estaba paralizado, cayó de rodillas al suelo, "nunca has amado a
nadie...a nadie..."
te equivocas Granger, te equivocas...
Los días pasaron, Draco intentaba por todos los medios olvidarse de esa
chiquilla, de esa...muggle, él no podía permitir que la relacionaran con
él, que el orgullo de su familia, el apellido de los Malfoy fuera
pisoteado, pero le era imposible. Esa joven, de pelo enmarañado había
llegado donde ninguna otra había accedido antes, había llegado al
corazón.
Por su parte, Hermione, lo único que hacia era repetirse que Malfoy era
un estúpido, un egocéntrico y un creído, intentaba encontrar algo que lo
desterrara de su corazón y de su mente para siempre, quería odiarlo, pero
no podía.
Amaba a Malfoy, era cruel incluso el pensarlo, pero asi era la cruda
realidad.
Amaba su cuerpo, pero también amaba su esencia.
Esa seguridad, esa extraña confianza en si mismo, lo amaba por que
parecía conocer su lugar en el mundo, mientras que ella, era como un bote
a la deriva, a punto de zozobrar si él no estaba allí.
Y eso no lo podía soportar, odiaba amarlo tanto. No sabia como había
sucedido tal cosa, pero una cosa tenia clara, por más que lo quisiera,
jamás iba a permitir que la volviera a intimidar, no señor, ella era más
fuerte que todo eso, y le demostraría porque la llamaban Gryffindor.
Y asi, pasaban los días.
Una tarde, Draco, aburrido de la insípida conversación de sus compañeros,
decidió dar una vuelta por la biblioteca, para leer y distraerse un poco.
"mira que son estúpidos, sigo sin entender como han llegado hasta aquí. "
Siguió su camino hasta llegar a la biblioteca, echó una rápida mirada,
ella no estaba, suspiró y entró.
Fue paseando por los pasillos, intentando encontrar en las cientos de
estanterías un libro que le llamara la atención, cuando entonces lo vio,
su sencillez destacaba entre tanto libro extraño de runas y gráficos, un
pequeño libro, de tapas rojas y plateadas, sobresalía un poco, como
intentando hacer saber que estaba allí.
Lo cogió.
Se extrañó, parecía un libro muggle, no sabia que hacia allí, iba a
dejarlo donde estaba pero el título le llamó la atención.
"Leyendas : mito o verdad"
humm, puede ser interesante.- siempre le divertía leer las cosas que los muggles podían inventar.
Escogió una mesa apartada, no le gustaba que la señora Pince le mirara
mientras leía, sin olvidar que no sentía mucha estima hacia esa mujer.
"Cuenta la leyenda que en una pequeña finca, vivía una muchacha de
sublime belleza, que enamoraba con la mirada.
Todos los jóvenes de la región suspiraban por ella, pero la joven, que
era de buena cuna, rechazaba a sus pretendientes alegando no estar
enamorada.
Cada día, la muchacha salía a su pequeño jardín, un lugar cargado de
perfumes, y allí, junto a un rosal y acariciada por el sol, la joven
soñaba con el amor.
Un día, un joven vendedor pasó junto al jardín y quedo extasiado al ver
la dulzura que emanaba de la joven, que en ese momento, regaba sus rosas.
El vendedor, un joven de mundo, sin poder contenerse le dijo que bonita rosa
Ella, que no esperaba que la estuvieran mirando, tan tímida como era,
entró corriendo a su casa toda sofocada, y tras el fino cortinaje miró al
joven.
Cubierto de harapos, el joven no llamaba la atención, pero su rostro, el
más perfecto que ella jamás había visto, era el rostro del amor.
Corriendo, buscó a su madre para contarle lo sucedido, y ella le dijo que
hacer.
Al día siguiente, tan prendado quedo el joven, que volvió para ver a su
amada. que bonita rosa- dijo al fin. Más bonita es quien la riega- dijo ella, que se había aprendido la lección. Y no me sabría decir, galana y dulce muchacha, si esa pequeña flor desprende el aroma del amor? Y no sabríais decirme vos, cuantas estrellas tiene el cielo, y si tienen algún color?
El joven, embelesado por su dulzura y su belleza le profesó su amor, y
ella le otorgó una pequeña rosa y le dijo: esta flor es la rosa del amor, que yo te entrego, si marchita o mustia la veis, rezad, mi señor, pues yo ya no estaré.
Asi, los jóvenes, cuando los rayos de la luna perfilaban las rosas, se
reunían en el pequeño jardín.
Una mañana, el joven se levantó y vio mustia la pequeña flor, y, abnegado
por la angustia fue a ver su amada.
Esta se encontraba en su cama, cual bella joven que duerme, muerta.
Todos la lloraban y la velaban, el joven entro por la puerta y
postrándose en la cabecera de su cama le dijo cuanto le amaba.
Miraban conmovidos la escena, jamás vieron antes una amor más dulce y
sincero, y se retiraron de la estancia, para dar al joven un momento
junto a su amada.
Besó los pétalos de la rosa, que a su vez coloco junto a los labios de la
joven, y, como si magia se tratase, la joven abrió los ojos y le abrazó.
Y juntos miraron como la rosa, antes marchita, ahora se encontraba fresca
y preciosa.
Y aquí termina esta historia, cuando el amor es verdadero, ni la muerte
puede detenerlo, magia no es, ni mito tampoco, tan solo es.....AMOR."
Draco paró de leer, la señora Pince le reclamaba que debía irse porque ya
era hora de cerrar.
Al salir, directamente se dirigió a su dormitorio, necesitaba pensar.
Se tumbó en su cama, mirando al techo.
Sabia que esa historia era una tontería, que ni siquiera era verdad, pero
en una cosa si tenia razón, el amor esta por encima de todo, incluso de
su orgullo.
"Hablaré con ella, esto no puede seguir asi "
Acto seguido se levantó y fue a buscar a Hermione.
/////////////////////////////////////////////////////////////////
hola
¿os a gustado, lo habéis odiado? Decírmelo please.
La verdad es que este capitulo no ha quedado como yo quería, pero bueno.
La historia es una leyenda de mi ciudad, Alicante, aunque la he cambiado
mucho, ya sé que no viene mucho a cuento, pero es que me apetecía ponerla
jijiji.
Bueno, dejarme algún review porfa, que llevo 6 capitulo y solo tengo 4 y
no veais lo que desmoraliza eso jeje.
Besukis
Alykea
Caminaba por los pasillos.
La oscuridad reinaba en Hogwarts, las sombras abarcaban todos los rincones siendo en ocasiones abatidas por la débil luz de alguna antorcha. El silencio se hacia ensordecedor y aunque no lo admitiera, en ocasiones sentía un poco de temor al estar sola en ese lugar.
Hermione caminaba, esa noche le había tocado hacer la ronda nocturna, puesto que la profesora McGonagall no se encontraba en perfectas condiciones (una aguda jaqueca) y había contado con la ayuda de su alumna preferida, argumentando su posición de prefecta y su intachable comportamiento, para sustituirla.
Aunque, siendo sincera, Hermione, al ver lo tranquilo que estaba todo, solo pensaba en la pérdida de tiempo y que podría estar tranquilamente durmiendo en su cuarto, pero la posición de prefecta la obligaba a estar allí (sin olvidar el favor que le tenia McGonagall).
Asi, para no aburrirse y no caerse redonda al suelo de sueño, Hermione se dedicaba a memorizar todos los hechizos y pociones que habían estudiado en ese día.
"Veritaserum: pocion muy utilizada por el Ministerio que sirve para extraer confesiones verdaderas a aquel que la toma, siendo su eficacia asegurada óptima al 100%. "
Entonces Hermione creyó oir pasos cerca y se dirigió al lugar a inspeccionar, pero al ver que era una falsa alarma volvió a su puesto a seguir memorizando.
Paso
A Hermione le dio un vuelco el corazón, volvió a mirar....nada
Paso
Hermione, con la respiración un poco alterada decidió ir al tercer pasillo a informar (pues estaba segura) de que algún alumno se hallaba, escondiéndose por supuesto, merodeando por el castillo.
Pero de repente, sintió que alguien la sujetaba fuertemente del brazo, quiso gritar, pero una mano ya le tapaba la boca, impidiéndole realizar sonido alguno.
No podía ver quien le hacia eso, pues estaba detrás de ella, entonces, sintió como le susurraban al oído.
no deberías andar por aquí sola....podrían hacerte algo...
Reconoció su voz al instante, una voz por la que ella había llorado, por la que ella suspiraba. Notó como la mano se retiraba de su boca y el agarre de su brazo disminuía pero sin soltarse del todo.
Malfoy - susurró ella también, no quería llamar la atención de ningún profesor - me has dado un susto de muerte, ¿qué haces aquí? Silencio Granger, soy yo el que tiene algo que decir
Entonces, antes de que pudiera hacer nada al respecto, Malfoy la apoyo sin delicadeza en la fría pared del pasillo y, con una actitud posesiva, hizo suyos los labios de la chica.
No era un beso tierno, y mucho menos suave, era un beso posesivo, sin un ápice de cariño. Una lagrima rodó por la mejilla de Hermione, había soñado con un beso con Malfoy, como toda joven hacia, imaginaba un beso dulce, un beso de...amor, un beso en el que se transmitía a la otra persona todos tus sentimientos hacia ella, pero esto no era como ella había esperado, es más, era totalmente diferente, aunque, con un poco de tristeza, Hermione se reprendió por haber creído que todo lo que había soñado podía hacerse realidad.
El beso cesó, Draco miró a la muchacha que tenia enfrente, nada le habría preparado para ver aquello. El se había esperado encontrar a una joven furiosa, indignada, incluso....asqueada (algo que solo se le había pasado por la cabeza un momento, pues al fin y al cabo, él era Draco Malfoy, el ídolo de las jovencitas), pero lo que él veía en esos momentos era el rostro de Hermione surcado por lágrimas, y en sus ojos vio dolor.
Sabia porque había hecho eso, quería averiguar, averiguar si sentía algo hacia esa chica, pero lo comprobó de la peor manera posible, no por el beso, sino por un remordimiento que se instaló en su mente y en su pecho, no sabia porque, pero el ver el dolor en los ojos de Hermione le había hecho sentir el ser mas despreciable de la tierra por ser el causante de ese sentimiento.
Hermione se sentía...sucia, Malfoy la había tratado como esas zorras con las que él solía frecuentar, y eso era algo que ella no permitiría. Le quería, si, pero no por ello iba a permitir que él la tratara de ese modo, de eso nada, ella tenia su orgullo y su dignidad, y no iba a permitir que se lo aplastara una persona que no tenia corazón, aunque estuviera en el suyo.
Draco se sentía mal, pero ahora no podía dar marcha atrás, todo su orgullo salió a flor de piel, y dijo lo peor que podía decir en ese momento.
¿qué Granger? ¿te sientes afortunada, verdad? pues lo siento por ti, no volverá a pasar
¡¡PLAF!!
Una sonora bofetada dio en el pálido rostro de Draco, una bofetada que ocultaba muchos sentimientos y emociones.
¿quién coño te crees que eres Malfoy? - las lágrimas caían ya sin remedio por las mejillas de Hermione y su mirada, ahora indignada, ardía de cólera y frustración. Oh vamos Granger, no lo escondas más, sabes que estas loquita por mí, ay - suspiró- ¿el amor llama al corazón de la sangre sucia? - Draco, intentaba por todos los medios ocultar sus sentimientos. ¿cómo te atreves a decir eso? ¿cómo puedes hablar de amor?¿qué sabes tu del amor si nunca has amado a nadie excepto a ti mismo y a tu dinero?
Miles de cuchillos parecieron clavarse en el corazón de Draco, las
palabras de Hermione se repetían en su mente, abrumándolo.
Acto seguido, Hermione, envuelta en lágrimas y sollozando débilmente
desapareció corriendo por el castillo.
Draco estaba paralizado, cayó de rodillas al suelo, "nunca has amado a
nadie...a nadie..."
te equivocas Granger, te equivocas...
Los días pasaron, Draco intentaba por todos los medios olvidarse de esa
chiquilla, de esa...muggle, él no podía permitir que la relacionaran con
él, que el orgullo de su familia, el apellido de los Malfoy fuera
pisoteado, pero le era imposible. Esa joven, de pelo enmarañado había
llegado donde ninguna otra había accedido antes, había llegado al
corazón.
Por su parte, Hermione, lo único que hacia era repetirse que Malfoy era
un estúpido, un egocéntrico y un creído, intentaba encontrar algo que lo
desterrara de su corazón y de su mente para siempre, quería odiarlo, pero
no podía.
Amaba a Malfoy, era cruel incluso el pensarlo, pero asi era la cruda
realidad.
Amaba su cuerpo, pero también amaba su esencia.
Esa seguridad, esa extraña confianza en si mismo, lo amaba por que
parecía conocer su lugar en el mundo, mientras que ella, era como un bote
a la deriva, a punto de zozobrar si él no estaba allí.
Y eso no lo podía soportar, odiaba amarlo tanto. No sabia como había
sucedido tal cosa, pero una cosa tenia clara, por más que lo quisiera,
jamás iba a permitir que la volviera a intimidar, no señor, ella era más
fuerte que todo eso, y le demostraría porque la llamaban Gryffindor.
Y asi, pasaban los días.
Una tarde, Draco, aburrido de la insípida conversación de sus compañeros,
decidió dar una vuelta por la biblioteca, para leer y distraerse un poco.
"mira que son estúpidos, sigo sin entender como han llegado hasta aquí. "
Siguió su camino hasta llegar a la biblioteca, echó una rápida mirada,
ella no estaba, suspiró y entró.
Fue paseando por los pasillos, intentando encontrar en las cientos de
estanterías un libro que le llamara la atención, cuando entonces lo vio,
su sencillez destacaba entre tanto libro extraño de runas y gráficos, un
pequeño libro, de tapas rojas y plateadas, sobresalía un poco, como
intentando hacer saber que estaba allí.
Lo cogió.
Se extrañó, parecía un libro muggle, no sabia que hacia allí, iba a
dejarlo donde estaba pero el título le llamó la atención.
"Leyendas : mito o verdad"
humm, puede ser interesante.- siempre le divertía leer las cosas que los muggles podían inventar.
Escogió una mesa apartada, no le gustaba que la señora Pince le mirara
mientras leía, sin olvidar que no sentía mucha estima hacia esa mujer.
"Cuenta la leyenda que en una pequeña finca, vivía una muchacha de
sublime belleza, que enamoraba con la mirada.
Todos los jóvenes de la región suspiraban por ella, pero la joven, que
era de buena cuna, rechazaba a sus pretendientes alegando no estar
enamorada.
Cada día, la muchacha salía a su pequeño jardín, un lugar cargado de
perfumes, y allí, junto a un rosal y acariciada por el sol, la joven
soñaba con el amor.
Un día, un joven vendedor pasó junto al jardín y quedo extasiado al ver
la dulzura que emanaba de la joven, que en ese momento, regaba sus rosas.
El vendedor, un joven de mundo, sin poder contenerse le dijo que bonita rosa
Ella, que no esperaba que la estuvieran mirando, tan tímida como era,
entró corriendo a su casa toda sofocada, y tras el fino cortinaje miró al
joven.
Cubierto de harapos, el joven no llamaba la atención, pero su rostro, el
más perfecto que ella jamás había visto, era el rostro del amor.
Corriendo, buscó a su madre para contarle lo sucedido, y ella le dijo que
hacer.
Al día siguiente, tan prendado quedo el joven, que volvió para ver a su
amada. que bonita rosa- dijo al fin. Más bonita es quien la riega- dijo ella, que se había aprendido la lección. Y no me sabría decir, galana y dulce muchacha, si esa pequeña flor desprende el aroma del amor? Y no sabríais decirme vos, cuantas estrellas tiene el cielo, y si tienen algún color?
El joven, embelesado por su dulzura y su belleza le profesó su amor, y
ella le otorgó una pequeña rosa y le dijo: esta flor es la rosa del amor, que yo te entrego, si marchita o mustia la veis, rezad, mi señor, pues yo ya no estaré.
Asi, los jóvenes, cuando los rayos de la luna perfilaban las rosas, se
reunían en el pequeño jardín.
Una mañana, el joven se levantó y vio mustia la pequeña flor, y, abnegado
por la angustia fue a ver su amada.
Esta se encontraba en su cama, cual bella joven que duerme, muerta.
Todos la lloraban y la velaban, el joven entro por la puerta y
postrándose en la cabecera de su cama le dijo cuanto le amaba.
Miraban conmovidos la escena, jamás vieron antes una amor más dulce y
sincero, y se retiraron de la estancia, para dar al joven un momento
junto a su amada.
Besó los pétalos de la rosa, que a su vez coloco junto a los labios de la
joven, y, como si magia se tratase, la joven abrió los ojos y le abrazó.
Y juntos miraron como la rosa, antes marchita, ahora se encontraba fresca
y preciosa.
Y aquí termina esta historia, cuando el amor es verdadero, ni la muerte
puede detenerlo, magia no es, ni mito tampoco, tan solo es.....AMOR."
Draco paró de leer, la señora Pince le reclamaba que debía irse porque ya
era hora de cerrar.
Al salir, directamente se dirigió a su dormitorio, necesitaba pensar.
Se tumbó en su cama, mirando al techo.
Sabia que esa historia era una tontería, que ni siquiera era verdad, pero
en una cosa si tenia razón, el amor esta por encima de todo, incluso de
su orgullo.
"Hablaré con ella, esto no puede seguir asi "
Acto seguido se levantó y fue a buscar a Hermione.
/////////////////////////////////////////////////////////////////
hola
¿os a gustado, lo habéis odiado? Decírmelo please.
La verdad es que este capitulo no ha quedado como yo quería, pero bueno.
La historia es una leyenda de mi ciudad, Alicante, aunque la he cambiado
mucho, ya sé que no viene mucho a cuento, pero es que me apetecía ponerla
jijiji.
Bueno, dejarme algún review porfa, que llevo 6 capitulo y solo tengo 4 y
no veais lo que desmoraliza eso jeje.
Besukis
Alykea
