-¿Qué haces saliendo de la habitación de mi madre? -Interrogó ella a Korra al topárselo en el pasillo, mirándolo de arriba abajo buscando marcas o pruebas de algo. Se trataba de Yasuko, su esposo no se iba a aparear con esa Omega ¿Cierto? Era estúpido sentir celos de su propia sangre-

-Le preguntaba sobre un tema importante para mí.

-¿Cuál? -Volvió a increpar ella-

-Sobre los hijos de Yakone. -Improvisó el príncipe del sur-

-¿A éstas horas de la noche?

-Era urgente confirmar que ellos se comportaron sin sospechas en mi ausencia ¿Cómo te fue a ti? -Intentó él cambiar la conversación-

-Provechoso, pero mañana seguiremos. Due me hará conocer sus otros compañeros de trabajo. -Ella llevaba algunos planos en las manos y escondido entre sus senos una bolsita con anuladores, antes de subir ella había pasado por la habitación de Opal con los custodios a su debida distancia para esculcar en las gavetas y debajo del colchón. Su doncella no estaba, probablemente se había escapado con Bolin, pero no importaba. Ella había conseguido lo que quería- ¿Cambiarás tu vendaje antes de dormir? Una vez al día es lo que recomendó Katara pero si no estás cómodo podemos hacerlo otra vez.

-Es hora de descansar, me limpiaré el cuerpo con un paño húmedo nada más, el ungüento y las vendas deben quedarse hasta mañana para cuidar su efecto. -Porque antes de ir a la cena de su padre él había tomado un baño por partes evitando su herida- Será con agua fría, no gozó de lavarme o sumergirme en agua hirviendo como tú.

-Costumbre Korra, en casa teníamos sauna, mi madre y yo amábamos pasar horas dentro desde que era pequeña.

-En el norte también hay aguas termales. Cuando vayas conmigo te llevaré hasta ese sitio. Son bañeras naturales moldeadas por fallas subterráneas. -Dijo él caminando hacía su habitación con la hembra a su lado, alejarla de Yasuko-

-Ummm... Me encantaría. -Pero ella detuvo su pensamiento- ¿Dónde está Naga?

-Con mi madre, cuidará de la servidumbre mientras recogen todo lo de la cena y lo almacenan en depósitos fuera de la casa principal. Es una noche de tormenta, cualquier error de los criados puede hacer que terminen resbalando hacía una helada muerte. En ese caso mi loba aullara . También los protegerá de otros depredadores que ven a la servidumbre indefensa por tener medio cuerpo enterrado en la nieve.

-Pasar una tormenta del sur lejos de la tribu debe ser horrendo. Sería como vivir una erupción volcánica a faldas del cráter. -Asami entró al cuarto con su esposo. Yue estaba ahí, ella la ignoro al igual que la sonrisa de Korra para la esclava antes de que él tomará asiento en el sillón- Por favor, alisten dos poncheras profundas de agua para la bañera y paños limpios. Una de agua fría y otra caliente. -Ordenó ella a las mujeres de la servidumbre que estaban manteniendo la chimenea prendida, incluyendo a Yue. Las que no demoraron en traerlo todo y ella en agregar hacerse cargo para sugerirles retirarse, quedar con Korra mientras escogía su ropaje para dormir. Su Alfa y ella, nadie más entrometiéndose en su camino- ¿Estas cansado?

-Un poco ¿Y tú?

-Algo, mi cuello está tensó. -Ella dejó su pijama de lado y se sentó sobre el regazo de su esposo sin pensarlo demasiado. Korra solo supo estar tensó al principio por tenerla encima- No me has contado cómo fuiste capaz de derrotar a Zaheer.

-Para serte sincero, no recuerdo la mayoría de lo que sucedió. -Respondió el príncipe del sur tratando de mantener su respiración ligera, Asami estaba en sus piernas, olía demasiado bien y pesaba lo físicamente adecuado para que la gravedad la atrajera a lo profundo de su ser-

-Esa no es una respuesta Korra. -Ella le sonrió, luego acarició un lado de la cara de su esposo con una mano, fijándose en sus encantadores ojos azules desde cerca. Fácilmente cualquier mujer se perdería en ese profundo mar, maravillada con navegar en lo apacible o ahogada en la tempestad si lo hacía enfadar-

-Sentí miedo, estaba aterrado de ver como moría y no volvería a estar cerca de ti.

-También tuve miedo de no volverte a ver luego de la noticia. -Ella desvío la mirada al recordarlo, ese había sido uno de los peores días de su vida- Pero estás aquí. Gracias por complacerme hoy trayendo a los sirvientes de la casa Blackstone y por no rendirte en el Reino Tierra.

-Mi viaje de vuelta se hizo ligero ante la preocupación de imaginarte vulnerable en el sur.

-Ese apuró fue insensato. -Debía premiar a su cachorro por eso, su Alfa había arriesgado mucho con tal de protegerla, el trajín lo pudo haber matado. Ella lo atrajó y besó ¿Cómo no estar enamorada de Korra? Si él la consideraba como algo valioso. Parte de su familia y tribu. Porque el peligro de ella había sido mayor al de Senna en aquel momento por ser extranjera y poco querida por los tradicionalistas-

-¿Dormirás conmigo hoy? -Preguntó él pestañeando de más y con el rostro colorado por el beso de su esposa. Mantenerle la mirada a esa Omega le era complicado-

-Hoy y todas las noches que siguen. Somos esposos Korra, me siento bien compartiendo todo contigo. -Asami observó con ternura el sonrojo de él hasta levantarse- ¿Me ayudas?

-¡¿Qué haces?! -Interrogó el príncipe del sur asustado por ver a la mujer tratar de desvestirse- En la habitación hay un separador. No estás obligada a quitarte la ropa delante de mi Asami.

-Desabrocha los botones es todo. -Ella se permitió reír, pero en realidad por dentro estaba igual de nerviosa que Korra- A menos que no te guste mi idea.

-¡Me encanta! -Se paró el Alfa de su puesto disparado-

-Pensé que no te interesaba. Miras y miras a otras Omegas pero nunca a mi.

-No digas eso. -Respondió él acercándose a su Omega por detrás para con sus manos temblorosas cumplir con su pedido, abriendo el vestido hasta que el ropaje se deslizó unos escasos centímetros en la femenina espalda de Asami, dejando caer una bolsita marrón desde lo anterior del corsé- ¿Qué es?

-Es... -Ella se agachó antes que su esposo y con rapidez ocultó la bolsa. Debía hablarlo con Korra, era la oportunidad de abordar el tema de los anuladores, pero decidió no hacerlo- Aquí guardo mis pendientes, es todo. No demoro en asearme.

-Ocupa el tiempo que gustes. -Contestó el Alfa confundido por el apuró de Asami en ir a la bañera ¿Él había hecho algo mal? Sin embargo su turno para el baño vino después de quitarse las botas y escoger su propia ropa para dormir del armario. Su Omega había aparecido desde detrás del separador como la gracia lo es para un fiel orador, refrescante y divina. La bata que llevaba puesta era parecida a la de Yasuko y debajo de esa seda él imagino que había una inmaculada lencería-

-¿Quieres que te ayude con tu baño Korra?

-¡No! Yo puedo. -Esa noche su hembra también dormiría con él, que los espíritus lo ayudarán, no desear poseerla sería difícil. Tentarse tanto antes de eso aceptando que Asami le diera una mano en la bañera era desquiciarse. Porque en vez de una él quería las dos, ambas manos alrededor de su miembro erecto y viril yendo de arriba hacía abajo hasta correrse. Pero no, estaba mal tener esos pensamientos con su esposa, calentarse con ilusión cuando todo lo que la señorita requería era estar protegida-

-Entiendo, te dejaré privacidad. -Entre menos Korra se sintiera presionado mucho mejor. Ella igual no sabía que hacer si su Alfa le hubiera respondido que si. Haberlo visto otra vez desnudo, medio mojado y todo musculoso ¡Por el bendito fuego de su nación! Debía dejar su pánico virginal de una vez por todas, estar asustada por mirarlo y tocarlo cuando quería hacerlo no la haría llegar a ninguna parte. Tenía los consejos de Opal. No debía olvidarlo. Acostándose y esperándolo en la cama, esa noche no estaría Naga entre los dos desde un principio, por lo que para tranquilizarse un poco decidió acercar uno de sus libros y empezar a leerlo. Hasta que su esposo volvió, estaba vestido con ropa de dormir y su casaca ligera no tenía mangas. Korra caminaba firme pero lento y sin mirarla ocupó su lugar en la cama al lado de ella. Moverse lento fue algo que había quedado en él luego de volver del Reino Tierra-

-Evité apagar todas las velas porque estás leyendo. Puedes dejarlas si gustas, no me molesta.

-He terminado ¿Quieres que te cuente mi idea para los barcos? Eso te hará dormir rápido. -Ella cerró el libro y lo dejó de lado, arrimándose cerca de su Alfa para abrirle la parte superior de la pijama, pasar su mano por los vendajes y asegurarse que estaban bien- En cambio tu podrías decirme cómo estás sobrellevando el dolor de tu herida.

-La molestia en mi pecho está controlada por mi mente, soy todo oídos con lo de los barcos. -Respondió el príncipe del sur dando la cara a su esposa, seguir evitándola no lo iba a librar para siempre de querer hacerla suya, tenía que mostrar educación y agallas. Antes que una Omega, Asami era su mejor amiga. Aunque tenerla en la misma cama con sus feromonas exigiendo ser saciadas y sometidas le hacían difícil pensar en otra cosa que no fuera aparearse-

-Los barcos de la Nación del Fuego están compuestos por acero y madera. El Reino Tierra aleaciones de metal y madera. Las tribus agua con madera. Para estar a la altura de mi nación debemos añadir mi hélice y armaduras de hierro tratado con carbón vegetal. -Explicó Asami, ella se había recostado en el hombro de su esposo-

-La Nación del Fuego tiene cañones ¿Los tuyos no? -Preguntó él mirando al techo imaginando en el aire los barcos que Asami describía-

-Invertir mi ingenió en armas para la guerra no me emociona Korra.

-Pero es una realidad Asami ¿De lo contrario cómo estarían al mismo nivel?

-Porque los construiré a la defensiva, acorazados. Veloces barcos indestructibles con colmillos. Trataré al hierro con una forja única que garantice un acero de una calidad y ligereza jamás vista.

-Con cañones.

-Hablaremos de los cañones después. -Contestó ella rodando los ojos- Lo importante es que estén a la altura. No serán muchos pero infundirán respetó.

-Como los guerreros del sur. Menores en número pero mayores en coraje.

-Fieles a sus señores y tierras.

-¿Fue el mar quien te exigió barcos sin desventaja frente a la Nación del Fuego? -Interrogó él de improviso para atrapar a su esposa con la guardia baja, hacerla confesar-

-Yo se lo sugerí, debía ser atractiva la ofrenda.

-No lo entiendes Asami, la ofrenda no son los barcos fuiste tú. -Contestó el príncipe del sur- ¿Con qué te amenazó La?

-Nada, entregaré esos barcos y todo quedará allí.

-Hmmm... Eres necia. No debiste exponerte por mi ¿Qué tal si ese espíritu posee a un Alfa para aparearse contigo y darte un cachorro solo por capricho? Al mar le gustan las mujeres de la Nación del Fuego.

-Espero que ese Alfa seas tú.

-Asami... -Reprochó él tratando de no sentirse halagado-

-Lo aprendí de ti Korra, el auto sacrificio inspira a cualquiera. Te lo he dicho. Valió la pena y no me arrepiento de haberlo hecho. -Subió ella el rostro para mirarlo y su esposo le devolvió esa atención-

-Te amo. -Soltó el Alfa tomando con delicadeza la quijada de Asami. Su Omega era recia y poderosa, le encantaba eso de ella. Luego besó su frente y se volteó- Hasta mañana, no te desveles leyendo.

-Prefiero abrazarte, tengo frío y tu almizcle es fuerte. -Se acurrucó ella a Korra-

-Lo estoy notando desde que volví Asami. -Habló él sin moverse, su esposa estaba pegada a su espalda- ¿Sigues tomando tus últimos supresores?

-Los dejé. -Respondió ella sin querer ocultarlo- Estar cerca de ti cuando baja tanto la temperatura en el sur es como mi sauna en casa. -Porque ese rasgo de Korra de emanar calor de su cuerpo era fantástico-

-Katara los hizo para ti .

-Quiero que disfrutes de mi olor y de la reacción que generas en mi .

-Debes volver a ellos, tu calor está cerca por eso mi almizcle es intenso, sufriremos. -Asami podía terminar apareándose por necesidad y no por deseo, eso era lo mismo que aprovecharse de ella por la emoción de su regreso a la tribu y si él no había hecho una tampoco haría la otra-

-Olvídate que es por los supresores Korra, es posponer lo inevitable, los tomé hasta hace poco y aún con ellos hice un nido con tu ropa en ésta cama. Fue mientras estabas en el Reino Tierra. No le des más vueltas al asunto, mi corazón es quien lo quiere no únicamente mis hormonas y estados de ánimo a consecuencia de tu llegada.

-¿Un nido con mi ropa? -Escuchar eso le fascinó, volteando en el acto queriendo hacerle el amor a su Omega-

-Por eso debe ser el príncipe del sur quien solucioné mis calores. -Se atrevió a decir Asami, ella no sabía de dónde estaba sacando la desfachatez para confesar y pedir semejantes cosas a su Alfa, se trataba de las feromonas alrededor de ellos, el almizcle de Korra la estaba abriendo en más de un sentido. Tanto que mencionar ese nido y sus calores no le había generado ni una pizca de sofocó-

-¿De verdad quieres aparearte conmigo? Hoy estuve cerca de lastimarte mientras nos besábamos sobre el caballo. -La noche anterior su hembra también había estado en peligro por culpa de sus desvaríos con Zaheer y perdida de control, llevándolo a decidir que desvelarse y dejar su espada lejos de su alcance cuando compartiera el lecho con su esposa era indispensable para eludir dañarla, aunque no tener su arma a la mano fuera contra sus principios de guerrero-

-Ambos pasaremos el resto de nuestras vidas juntos ¿Por qué no intentarlo? Dicen que es bueno para el estrés, las fallas se pueden corregir. -Asami entrelazó sus brazos alrededor del cuello de su esposo-

-A las Omegas no les gusta mucho decir que es terapéutico. -Korra sonrió por la cercanía y humor travieso de ella-

-Es porque los Alfas no tienen la mejor de las famas al aparearse pero tú eres un lobo domesticado.

-¿Mi señora?

-Domesticar, significa crear un lazo. Para ti no era nada más que una niña de la Nación del Fuego entre otras niñas del fuego antes de conocerme. Hicimos un lazo y ahora yo te necesito y tú me necesitas. Eso es domesticar.

-Te necesito, en eso tienes razón. Tú ya me haz hecho tuyo, yo aún tengo que hacerte mía. -Se movió él a uno de los oídos de su esposa para susurrarle- Quiero besarte ¿Puedo?

-No pareces como mío ante otras. -Fingió ella desconocer el pedido de Korra para hacerlo sufrir un poco, demorar ese beso, expresar su molestia-

-Eres la única Omega que he hecho mi esposa, restalé importancia al resto de mujeres. -Korra agarró un mechón del ondulado cabello de ella y lo aplanó entre sus dedos desordenando las fibras en su afán de sentirlo, si Asami supiera que tenía tanto poder sobre él que con solo mirar a otra Omega con un pelo parecido, era suficiente para llamar su atención, excitarlo y recordarla aún cuando ella no estuviera cerca. Para serle infiel con alguien esa candidata tendría que tener un cabello igual al de su esposa, entonces sería ilógico hablar de traición, porque mientras estuviera cabalgando a una fulana el seguiría pensando en Asami-

-Pediste a todas las Omegas de los anillos inferiores como tuyas, pero tu marca de reclamación en mi cuello desapareció. El príncipe del sur no es democrático con su esposa.

-Besaré ahí también no te preocupes, volverás a ver mi marca en ti. -Aunque esas Omegas no eran propiamente suyas, él solo había dejado sus banderas ahí para protegerlos a todos-

-Adelante esposo mío. -Mostró ella su cuello levemente-

-Eres necia y caprichosa. Te causa gracia torturarmé. -Agregó Korra acortando el escaso espacio vacío que quedaba entre los dos para besar a su Omega, no demorando en inmiscuir su lengua en la labor que habían practicando uno con el otro casi fervientemente luego de su reencuentro en el sur con Asami respondiendo igual. Encontrándose conectados por lo estimulante que era unir partes húmedas e inquietas de ellos. Ambos habían mejorado en sellar sus labios y explorarse internamente con sus lenguas. Ya no eran torpes ni escapistas al hacerlo. Iban rápido al punto dónde obtenían placer y alivio erótico. Quedándose para disfrutarlo todo lo posible. Pero él quería colocar sus labios y lengua en otros lugares para darle más que disfrutar a su esposa. Por lo cual comenzar a besar su mandíbula, cuello y clavícula fue lo siguiente que hizo para no estancarse. Lamer donde había quedado su antigua marca de reclamación en ella hizo que Asami gimiera y esa novedad le encantó. Su hembra había tenido quejidos de gusto al compartir besos pero nada como eso. Él quería y urgía de seguir escuchándola gemir-

-Korra, espera. -Se separó ella de su Alfa con la respiración acelerada, sentándose en la mitad de la cama-

-Lo siento, bajé mucho de tu cuello a tu pecho sin consultarte. -Porque él había estado cerca de sus senos-

-Quiero que lo hagas, pero me verás desnuda ¿Y si no te gusta? Te he visto desvestido, no tienes nada de que acomplejarte.

-Hasta a un Alfa ciego le gustarían tus senos Asami. Deben ser igual de preciosos a un fiordo en verano.

-Eso es poético.

-Es cierto que me llevas ventaja. Sabes como luzcó desnudo, pero eso no quiere decir que no padezco de complejos. Me encantaría poder verte desvestida si es lo que deseas.

-Cierra los ojos mientras me quitó mi camisón de ceda. -Pidió ella ¿Qué timidez podría tener Korra de su físico si era un escultural Alfa? Debía estar inventándolo para hacerla sentir bien, esperaba que su cuerpo le fuera grato-

-¿Y por qué no apagamos las velas? Si te da seguridad, lo podemos hacer.

-Verte entretenido conmigo es algo que no deseo perderme.

-Eso no lo vi venir. -Sonrió él para si mismo- Puedes hacerme detener cuando gustes no lo dudes.

-Lo aprecio Korra. -Contestó ella apoyando su cara sonrojada del hombro de su esposo antes de desnudarse porque no llevaba ropa interior. Aquello no iba a ser como escapar de casa a escondidas y pasar por las calles de los pobres en su ciudad para ver personas cogiendo contra una pared u orgías dentro de un burdel por accidente en su querer de conocer sobre el mundo fuera de su morada. Esta vez era ella quien recibiría una verga y fuera cabalgada por un semental bien desarrollado, la que se convertiría en una de esas pinturas lascivas y obscenas de los cuartos prohibidos de su casa donde se retrataban Alfas cogiendo desmesurados y erectos con su pareja en diferentes posiciones- Me la quitaré, puedes cerrarlos.

-Lo están por completo. -Aseguró el príncipe del sur sentado al lado de su esposa, quedándose con los párpados herméticos hasta que Asami lo dirigió a su busto, colocándolo sobre el lugar donde había quedado con anterioridad para dejarlo tantear con la boca el camino que lo llevaría a poderse amamantar de su pecho. Espacio sagrado que adoró con sus labios, discriminando después con la lengua haber llegado a uno de los pezones de ella haciéndola ronronear. Su esposa no le había dicho nada de poder tocarle las tetas, por lo que se resignó a únicamente besarlas. Asami estaba siendo muy valiente al quererse atrever a ir hasta las últimas consecuencias a pesar del temblor en el cuerpo de ella, la agitación por ser acariciada y tocada por la lujuria de un Alfa que quería mancillar su virtud de doncella. Pero él también temblaba y le costaba mantenerse tranquilo, pensar en que podría hacer el ridículo, lastimarla en su ansía de querer penetrarla, embestirla duro y arruinarla-

-Korra, tus manos.

-Si mi señora. -Entendió él a su hembra, agarrando el seno que besaba para apretarlo haciéndola gemir, combinando el estrujarlo con morder levemente su pezón queriendo seguir escuchando el placer que generaba en Asami, llegando al otro pecho disponible de ella para ir acostándola debajo de su cuerpo en tanto presionaba ese seno, continuar descendiendo hasta que su esposa le pidiera parar, llenando los lados de su abdomen liso y largo de muchos besos. Pasando por alto el momento en que Asami había comenzado a moverse contra su pelvis por haberlo atrapado entre sus piernas porque él tenía una gigante erección en los pantalones y su Omega había estado restregando su coño húmedo en esa zona. Complaciente roce que lo hizo sisear de gusto y aferrarse a la cama dañando el jergón. Pero descender a lo inferior de su hembra era lo primordial, no pudiendo aguantar subir la cara y mirarla antes de eso. Ahora su esposa era quien tenía los ojos cerrados, se mordía el labio inferior y parecía muy concentrada en los movimientos que daba contra él. Eso lo excitó tanto que lo hizo embestirla para aumentar la fricción y castigarla alejando su erección del contacto de la intimidad de Asami para levantarse sobre sus rodillas, empezar a besarle los pies y piernas liberando sus caderas de esas extremidades luego de subirlas. Poco a poco dirigiéndose al destino que quería llegar desde arriba aunque a su Omega no le hubiese agradado negarle seguir frotándose. A lo que él sonrió con malicia, continuando hasta terminar besando encima del núcleo cachondo y lubricado de su esposa haciéndola gemir y apretarle la cabeza entre sus muslos como reacción- Comeré aquí ¿Está bien?

-Ha... Hazlo. -Contestó ella, Korra besando su entrada se sentía tan magnífico y glorioso como lo imaginó. Tanto que ella no había notado que el tenía los ojos abiertos y había visto todo de ella. Su Omega interior necesita y urgía aparearse. Tener el miembro de ese espécimen dentro de ella golpeando su centro, rozando sus paredes y expandiendo su coño-

-Te gustará. -Pero Asami mantuvo sus piernas cerradas titubeante ¿Podría ser que él había ido muy rápido? El libro de Sutra sexual de un Alfa y una Omega le había servido de mucho hasta ese desenlace. Pero seguramente esa parte de la enciclopedia que no había podido entender por serle dificultoso leer debía ser lo que le faltaba. No todo era tocar un punto y tener una reacción. También se trataba del sentimiento y transmitirlo. A su Omega le hacía falta más cariño de su parte porque ella le regalaría de su esencia y se mostraría por completo a él, debía ser paciente y siendo el guerrero que era con toda su experiencia en asediar grandes murallas para llegar al premio dentro de ellas, deslizar sus manos alrededor de todo el cuerpo de su esposa y besarlo sin descanso iba a ser su plan por aplicar para debilitar esas defensas- Si no quieres seguir no hay problema ¿Me detengo?

-Olvídate de hacerlo. -Respondió ella enseguida, su demora era una tontería, Korra la había visto ¿Por qué seguirle negando lo que ella urgía por darle? Por suerte estaba depilada y limpia-

-Oír que estás presente es agradable, tú decides. -Entre tanto él continuaría acariciándola siendo respetuoso con la recompensa a su tolerancia llegando después, Asami abriéndose completamente dejándole ver su coño mojado con ese rico anillo contrayéndose llamándolo para que su verga lo penetrara duro y sin descanso. Pero debía hacerlo con su lengua y dedos, lubricar bien a su esposa antes de embestirla era indispensable. De lo contrario los músculos del útero de ella no se activarían al orgasmo como se debe y su hembra no hallaría placer y todo sería dolor. Su miembro era tanto largo como grueso y venoso, la cabeza sobresalía con bordes marcados. Cuidar lo máximo posible a su Omega de ese armamento siempre iba a ser la regla más importante. Pasando su lengua por los pliegues de ella manteniendo sus piernas tan abiertas como le fue posible. Lamiendo su montaña de mujer y mordiéndola levemente haciendo quejarse de gusto a la damisela, después colocar un pulgar sobre esa protuberancia y empezar a moverlo de forma circular metiendo su lengua en la entrada de ese coño ganándose cómo recompensa gemidos audibles de su Omega. Utilizando la otra mano para introducir de a poco uno y dos dedos con Asami arqueándose contra la cama al llegar a tocar cierto punto dentro de ella. Trabajando manualmente en un mixto de su lengua y dedos cada vez más rápido. Hasta que su esposa gritó y su núcleo empezó a contraerse apretando los dos dedos que él había introducido dentro de ella. Llevando su mano libre a uno de los senos de Asami para exprimir su pezón en medio del éxtasis, soltarlo y apretarlo sucesivamente. Saboreando todo el líquido de ella y pasando sin descanso su lengua por la vagina- Mentí cuando dije que la hidromiel es mi sabor preferido, acabo de encontrar otro aquí mismo.

-Tienes... Los ojos abi... Abiertos. -Dijo ella con la voz entrecortada, Korra había subido a besarla-

-Juro que los tuve cerrado lo más que pude. Eres la luna de ésta habitación, no se la niegues al lobo. Tu cuerpo, tus senos y tu coño son magníficos.

-Nunca había experimentado algo así ¿Cómo supiste dónde tocarme? -La vergüenza había vuelto a ella, Korra estaba siendo muy directo en hablarle de sus gustos ¡Él acababa de comerla!-

-Tengo cualidades ocultas y puede ser que estudié antes de intentarlo.

-Me asusta confirmar una y otra vez que eres más astuto que yo cuando finges no serlo. -Habló Asami viendo por casualidad la carpa en el pantalón de su Alfa, suficiente para volverla a prender en deseo, sentir sus pezones duros y levantados contra el aire frío de la habitación, su coño reclamando atención a poco de haber tenido un orgasmo como ningún otro en alguno de sus antiguos intentos de obtener placer a solas con sus propios dedos- Eso parece querer salir.

-Puedo masturbarme en la bañera si no estás lista. No te preocupes por mi. Unirnos puede posponerse.

-Es mi turno. No quiero verte cerca de otras Omegas buscando lo que yo te puedo dar. -Eso la mortificaría demasiado, ella sabía que no podía montar a Korra, debía quitarle la casaca y luego su pantalón estando a un lado de él. Lo que hizo en ese orden, besándolo apasionadamente y acariciando encima de sus cicatrices. Pero su esposo llevaba calzoncillos, lo que la retraso y escondía lo que tanto anhelaba ver. Saliendo de un saltó al bajar la ropa interior y pegando más arriba del ombligo de su Alfa. Opal tenía razón, su pene crecería más si Korra estaba excitado. Su boca se hizo agua y su estómago se contrajo de agitación ¿Cómo iba a aguantar una verga así? Esperaba que el placer que le podía dar a ella fuera igual de grande a su longitud y anchura. Se veía imponente y poderoso contra el abdomen musculoso y marcado de él. Las anchas y soberbias piernas de Korra no le restaban ninguna dimensión a su miembro. Estaba rasurado en la base y mojado en la punta ¿Qué era eso? Según sabía la semilla de un Alfa solo se dejaba ver cuando éste se corría no antes. Korra tenía media sonrisa y la miraba con felicidad. Eso la hizo morderse el labio inferior y acercarse a besarlo. Haciendo lo mismo que él había hecho. De su boca al cuello, del cuello siendo cuidadosa con las vendas de su pecho, su lavadero y esquivando su erección desde ahí. Tomando su verga sin avisar y llevando la punta a su boca haciendo gruñir a Korra inmediatamente, agarrarse de la cabecera de la cama y apretar la mandíbula ¿En serio esa parte era tan sensible para él? Eso sería divertido. Ella nunca había visto a su esposo reaccionar así o tener esos gruñidos. Eran diferente a un quejido de molestia, era como si él deseará reprimir gemidos. Los cuales lamentablemente no pudo apresar más cuando ella empezó a chupar y lamer apretando esa empuñadura con las manos. Tragando el miembro lo máximo posible sin llegar a su totalidad para evitar morir en el intento. Él tenía la cabeza hacía atrás, luego le acariciaba inquieto el cabello, como aguantando empujarla para obligarla a meterse más de su miembro que pegaba contra la profundidad de su garganta. Sus colmillos de Alfa se habían vuelto evidentes, sus brazos morenos, hombros, pecho no vendado, abdomen y piernas estaban todos contraídos. Bombeados de retención y sudados de agitación. Se veía majestuoso-

-Asami, me... Me voy a correr. -Habló él a duras penas, su respiración y mente estaban aceleradas-

-Lo recibiré encantada. -Entonces la leche caliente brotó diferente al líquido transparente de un comienzo y ella la probó, llenó el interior de su boca y al sacar el miembro para no ahogarse chorreo sus senos y empapó el lavadero de Korra. Esa era mucha leche, tenía un sabor dulce y era espesa. La cabecera de la cama había sido destrozada por el agarre de su Alfa-

-Comí mucha piña y bebí algo de hidromiel en la cena.

-¿Tu semilla puede adoptar el sabor de lo que comes? -Subió ella para besar a Korra, urgía de hacerlo-

-No de todo. -Recibió él a su hembra, para besarla con la misma intensidad que ella lo hacía volviendo a estar erecto en menos de un pestañeó. Asami acababa de tragar su semilla y darle la mamada de su vida-

-Estas excitado otra vez. -Se fijó ella, aunque su propio coño también quería más, llevando todo el rato que ella paso con la verga de Korra en su boca reclamando ese lugar-

-¿Deseas que lo vuelva a hacer con mi lengua y dedos?

-Quiero tu miembro. -Expresó su Omega interior al espécimen. Esa no era ella, no era Asami de Raava la que hablaba. Era una Omega cachonda apoderada de su recato y cordura que llenaba sin cesar esa habitación de feromonas, obligandola a padecer dos diligencias: ser penetrada y ser sometida-

-Será lento al comienzo. -Él coloco dos dedos en el clítoris de Asami luego de abrirla de piernas mientras la besaba para empezar a restregar ese punto queriendo estimularla antes de intentar meter su verga en el coño de ella. Acercando la cabeza de su miembro a la entrada húmeda y palpitante de su Omega cuando estuvo seguro de la oportunidad. Punta que era más ancha que esa parte de Asami y la cual restregó algunas veces. Alentar a su esposa con el roce de su miembro contra el clítoris y anillo fibroso de ella. Luego meterla haciéndolo tensarse y sentir delicia, ese coño era caliente y estrecho. Pero Asami clavó profundo sus uñas en su espalda y parecía sufrir mucho, lo que le provocó volver en si porque él no llevaba ni la mitad de su verga dentro y su esposa parecía no aguantarlo- Así no, conozco otra posición mejor. Si lo hago desde un lateral no tendrás que resistir todo mi miembro dentro. Con la mitad bastará. Si sigue siendo malo para ti, lo dejaremos.

-Ujummm... -Fue lo único capaz de decir, el dolor si era terrible-

-Me apegare a tu ritmo. -Él mantuvo las piernas de Asami abiertas pero las llevo más hacía arriba para poder pasar su miembro por un lado recostado a su derecha y comenzar a penetrarla. Su hembra luchaba y sus lágrimas salían- Es suficiente Asami.

-¡Si te detienes haré que te arrepientas! -Lo regañó ella, dando un movimiento con su cadera para meterse la verga de Korra hasta la mitad, haciéndola gritar y sentir más dolor- Sácalo y mételo hasta donde lo dejé, iremos aumentando después.

-Sus pedidos son mis acciones esposa mía. -Besó él a su hembra, comenzando a sacar y meter su miembro llevando otra vez el pulgar al clítoris de ella manteniéndole las piernas abiertas. Aumentando paulatinamente la velocidad con los gemidos de placer de ambos llegando y el querer correrse también, encontrando cierto lugar de Asami dentro de su coño que a ella le gustaba que fuera golpeado por su miembro. Deseaba tanto meter toda su verga, cabalgarla de verdad. Sintiendo venir la culminación de su esposa y la suya, aprovechando la cúspide para morder su cuello. Reclamarla y proclamarse como su único dueño dejando una evidente marca en la blanca piel. Corriéndose y viendo salir su leche de los lados del coño de Asami aún con su miembro dentro. Su Omega estaba contraída, con sus pies en puntas y atrapando su orgasmo lo máximo posible, él no dejaba de restregar su clítoris y hacerla gritar más hasta ser suficiente. Terminando abrazados y acariciándose-

-Tarde pero comprendo por qué mi mamá me prohibió estar cerca de ti luego de desarrollarte como Alfa y yo como Omega. -Recordó ella acostada en el pecho de Korra-

-También le doy la razón a mi padre de alejarme de las Omegas en la guerra. -Él miró a su esposa, otra erección apareció en su entrepierna-

-¿Quieres seguir? -Porque ella si y su esposo parecía estar listo para eso-

-No tienes que preguntarlo. -Korra la montó y su Omega lo dejó penetrarla con lentitud. Pero generándole mucho dolor en el proceso dado a que Asami quería recibir toda su longitud y grosor. Ambición que aunque difícil de creer provocó igual tortura en él. Se suponía que hacer el amor debía ser algo especial y placentero para los dos. No significar dolor y sangre para su esposa. Porque lo había visto y olido. Su hembra estaba sangrando. Pero a ella le interesaba complacer y ser complacida. Estaba siendo controlada por sus hormonas. A las cuales agradeció porque por fin estaba completamente dentro de su coño. Empezando a cabalgarla después conteniéndose en no hacerlo brusco. Sacando y metiendo su miembro todo lo que pudo mientras besaba y pellizcaba las tetas de Asami hasta que ambos se corrieron- ¿Estás bien? Si sigues sangrando llamaré a Katara.

-Es normal es mi primera vez, si fuera una herida mortal hecha por esa espada tuya de carne y venas estuviera muerta orgasmos atrás. -Ella lo sintió, si estaba sangrando. Pero no importaba su cuerpo estaba caliente y extasiado, el dolor era lo de menos. Acariciar a su Alfa debía ser lo importante. Obtenido luego de eso a Korra cogiéndola otra vez, colocando sus piernas sobre sus poderosos hombros y alzándola para embestirla hasta cansarse alcanzando el orgasmo. Después, no demorar en pedirlo de nuevo para hacerlo en diferente posición, llevándola a la orilla de la cama y cabalgándola hasta correrse partiendo ese lado del lecho en su afán. Pasando un rato para llegar a lo mismo, él llevándola hasta la chimenea haciéndola inclinarse para penetrarla desde atrás, embistiéndola al extremo de casi hacerla desmayar con otra culminación para los dos. Con el antebrazo de Korra todo mordido y el borde de la chimenea vuelto pedazos. Mientras ella estaba siendo penetrada, con dedos en su boca y jalada por su cabello había sido su Alfa quien la soltó para apoyarse del fogón y morderse él mismo por lo eufórico que se encontraba manteniendo sus duras embestidas contra ella en todo momento. No obstante, cuando se recuperó de eso Korra la llevó a un silla y la sentó para comer su coño, partir el asiento y penetrarla en el suelo. Intervalos en qué él la tomaba insaciable y dejaba descansar del sexo en un ciclo que la había llevado a no saber dónde estaba o qué horas eran, dándole una que otra mamada más a su esposo. Hasta llegar al clímax recibiendo el nudo de su Alfa sobre la cama en el último de sus encuentros por esa madrugada, desmayándose en ese lugar hasta el otro día dónde levantarse sin él al lado no le gusto- ¿Dónde está Korra?

-Entrenando con Noatak. -Respondió Opal a su señora en la habitación, doncella que estaba llevando el almuerzo a Asami-

-¿Qué hora es?

-Medio día y te saltaste el desayunó, mi señor me obligó a traerte ésto para hacerte comer. La curandera vendrá a revisarte .

-¿Por qué Korra se está ejercitando mientras yo no siento las piernas?

-Muévete con cuidado mi niña. -Sugirió Katara a la esposa del príncipe llegando al cuarto-

-Calambres Katara, nada serio. -Pero ella no se podía levantar-

-Debe hidratarse y comer. -La curandera se acercó y apretó las caderas de Asami para reacomodarlas haciendo gritar a la señora de Raava- Podrá caminar ahora, luego de almorzar irá al baño y en su aseo me dirá si aún sangra.

-No hace falta. -Ella trató de tapar las manchas de sangre en la cama, si Katara antes dudaba de que ellos no habían consumado su matrimonio desde la primera noche de la ceremonia, aquella vista la convencería de haber estado en lo correcto-

-Es orden del Señor de los Lobos, debo reacomodar su útero si es necesario y saber que no necesita puntadas en su intimidad. Es una Omega de admirar, aguantó como una triunfadora a su Alfa fuera de un calor.

-Aunque el príncipe del sur destrozó la cama, las cómodas y el marco de la chimenea. -Agregó Opal mirando a los lados-

-Gracias a los espíritus fue eso y no yo. -Habló Asami con gracia- Katara agradecería discreción sobre ésto, muchos podrían interpretar como si fuese mi primer apareamiento con mi esposo. Pero él solo había sido paciente conmigo dándome placer de otras formas. -Intentó encubrir ella-

-Mi señora, estoy aquí para sanar no para hablar y opinar del matrimonio de mi príncipe. No me de explicaciones.

-Es muy amable de tu parte Katara.

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Mi querida Asami, la última carta que te envié parece haber fallado en llegar a tus manos, no he obtenido más respuestas de tu parte. Comentaba contigo que sigo dichoso de saber que el tamaño de mis suministros eran lo que requerías . Estás desprotegida y a la merced de las carencias de un pueblo de diferente cultura a una civilizada como la del fuego pero a mí me tendrás siempre a tu orden. Esperó sea verdad que el Jefe y su hijo están de vuelta en el sur. Estaré contigo en nueve días aproximadamente. Viajaremos en el barco cabeza de dragón con velas de la casa Sato y soldados bajó mi mando. Tu padre Hiroshi viene, está muy interesado en hacer negocios con la tribu luego de recibir atractivas propuestas de Tonraq. Al parecer la información que me diste sobre abundante petróleo es cierta. Estoy ansioso de nuestro reencuentro, con seguridad será fructífero y placentero.

Siempre tuyo, Iroh II.

-Eso dice Korra.

-¿Iroh se está escribiendo cartas en secreto con mi esposa? No me llama por mi nombre y omite mencionar mi puesto de príncipe. -Gruño él después de que Mako leyera la carta-

-Asami apeló a sus allegados en la Nación del Fuego, uno fue Iroh y otro Bumi por referencia de Katara. Ella lo hizo para salvar a tu gente Korra, no lo veas de otra forma.

-Esa carta llegó luego de aparearnos, el heraldo de Asami llamó a la puerta al amanecer y pidió verla. No quise despertarla y lo obligue a dármela. Cuando dijo que venía de la Nación del Fuego estaba seguro de que se trataba de Hiroshi pero el sello de un Flamingo me hizo darme cuenta que era de la casa de Iroh.

-¿Qué harás?

-Estaré lejos de Asami por tres días. Ella necesita descansar de nuestra noche. Fue Katara quien lo aconsejó. En ese lapso pensaré que hacer. Iroh y mi suegro estarán en el sur pronto. -Él miró sus antebrazos, estaban mordidos, para no hacerle daño a su esposa en medio del apareamiento él mismo se había herido. Pero esas marcas desaparecerían con rapidez. Su poder de cicatrización tenía la ventaja de ser eficiente, excepto por el desastre que era tener la sangre envenenada. La carta de Iroh explicaba de dónde su Omega había sacado la otra cantidad de suministro además de los de la casa Raava. Lo que no entendía era por qué si no tenía una doble intención su comunicación con el general de Izumi, su esposa se lo ocultó. Era mejor tranquilizarse porque su cuerpo estaba empezando a hervir y él solo quería saber la verdad- Avisa a los heraldos. Todas las cartas que entren para Asami y su madre serán para mí. No quiero que Hiroshi nombre a Iroh con Yasuko y que se termine colando su llegada. Mi esposa no lo sabrá hasta que sea inevitable mantenerlo en secreto.

-Como ordenes mi señor. -Respondió Mako-

-Algo más, está al pendiente de los movimientos del Señor de la cacería. Se ha demorado en buscarme.

-Si señor. -Dijo el arquero antes de retirarse-

-¿Qué es ésto Asami? -Cuestiono él en silencio- Tiene que ser cosa de esa molesta garrapata de Iroh. Parece que no le bastó con la paliza que le di. Tuve que haberle partido el cuello en esa oportunidad ¿Por qué hablan de las riquezas de mi tribu? -Korra se quitó la ropa para meterse en el congelado río del sur luego de su entrenamiento matutino. Incluyendo sus vendas. Su herida en el pecho estaba cerrando con una velocidad impresionante. Asami no lo sanaría por tres días. No la iba a ver por ese tiempo. Él se encargaría de hacerlo por si mismo para evitar que su Omega lo encontrará dentro de una cabaña. Hundirse por completo en lo gélido y nadar por debajo de grueso hielo era lo único que lo mantenía fiel a no ir por ella y volver a coger sin descanso. Ese caudal ancho y bravío que por poco lo mata ahogado en unas de sus pruebas de Alfa en su adolescencia, en la actualidad no era nada para él. Un chapoteo en la alberca familiar. Lo único que enfriaba su verga lo suficiente como para no llevarla erecta cada vez que quisiera volver a estar con Asami. Esos tres días él lo pasaría en la guardia de la entrada del pueblo, conviviendo en los bastiones con los guerreros de su tribu. Ocupado y diligente en vigilia militar. Duros y largos días como su propia virilidad inquieta hasta por fin cumplir con ese intervalo. Saliendo triunfante de ahí para ir de regreso a casa con su caballo. Él había dejado a Naga cuidando de su esposa. Pero al llegar había mucho silencio, no estaba su loba ni Yasuko. La servidumbre parecía querer no ocuparlo y pudo confirmar lo que metros antes golpeó su propio olfato. Las feromonas de Asami en todo apogeo y urgencia. Ella estaba en calor ¿Por qué nadie había ido a decirle? La furia de su Omega cuando lo volviera a ver no sería exclusivamente por dejarla por tres días en ésta ocasión, si no por abandonarla en el inicio de un calor. Subiendo al lecho con las rodillas temblando y el corazón bombeando sangre como un loco ¡Su hembra estaba en celo! Él no quería alabarse demasiado pero tampoco desinflar a su agrandado ego por conectar su ausencia con la necesidad de Asami. Ella lo había extrañado tanto que esa emergencia por volver a ser poseída por su Alfa había inducido su calor. Parándose en la puerta de la habitación para abrirla con la sombra de Opal en la periferia de su vista-

-Mi señor. -Saludó la sirviente respetuosa al esposo de su ama-

-¿Desde cuándo está en calor Opal?

-Estos tres días han sido irritantes para mi señora, ella trató de concentrarse en sus cosas dentro del taller con los sirvientes de la casa Blackstone. Pero desde anoche no probó bocado, tuvo fiebre y se quejó de dolor. Cuando volví a la habitación en la madrugada su olor y sus quejidos eran singulares, los de una Omega en celo.

-No ha pasado mucho. -Calculó él-

-Lo suficiente para ella mi señor, tuve que dejarla sola. Asami se quedó amontonando ropa de mi príncipe en la cama. Actuaba extraño y confuso. Nunca la había visto así porque mi ama siempre cuidó de sus calores con supresores, Yasuko se encargaba de encerrarla.

-Ella debe estar enojada emocionalmente conmigo. Retírate y di que no quiero a otros Alfas en ésta casa, me haré cargo de mi esposa. Si llegó a percibir el olor de un espécimen que quiera competir con mi almizcle mientras me estoy apareando lo castigare.

-Si mi señor. -Se retiró la doncella, Opal no tenía más que opinar al respecto, era el esposo de su señora el único que podía solucionar el sufrimiento de Asami-

-Disculpa mi insolencia y ausencia. -Expresó Korra desolado cerrando con seguro la puerta de la habitación, dando pasos directos a dónde estaba siendo requerido por su Omega. Detallando el gran nido que Asami había construido, escuchándola gemir y viéndola masturbándose desesperada dentro de ese refugio. Ella lloraba y se quejaba en medio del deleite de tener dedos dentro y masajearse el clítoris- ¿Deseas que te ayude?

-No eres merecedor pero mira lo que haz hecho. Estoy tratando de ignorar tu olor desde que llegaste a la casa pero mis manos bajaron a mi intimidad pensando en ti.

-Un gusto para mi.

-Quiero golpearte. -Habló ella abriendo sus pierna aún más para que su esposo la montara-

-Se debía hacer, debía irme para cuidar de ti. Te ves en excelentes condiciones. Mis preocupaciones quedan en el pasado. -Él saco su miembro erecto de los pantalones- ¿Terminarás con tus dedos o pongo mi lengua?

-Penétrame, estoy cansada de masturbarme desde que entré en celo. -Exigió la Omega agarrando por la casaca a Korra para sacudirlo, él estaba encima de su cuerpo pero dudaba en meter su verga ¡Espíritus! La iba a volver loca-

-Lo que sea por recompensar la demora esposa mía. -Sin más espera él metió su longitud y anchura dentro del centro de Asami, haciéndola gemir y arquearse. Su esposa estaba muy caliente y lubricada. Era por estar en celo. Del cual él se apoderaría, comenzando a cabalgar a la señora repetidas veces con impulso. Había necesitado tanto eso. Su miembro atrapado en lo estrecho de las paredes de Asami. Ver saltar sus tetas y morder su labio. Llenarla de leche y hacerla tensarse. Con lo maravilloso que era tratarse de un calor porque su esposa pedía con más urgencia ser montada. A lo cual él respondió desnudándose con igual impulso porque las feromonas de ella tenían una intensidad que le permitía tener a su miembro erecto casi infinitamente-

-Ahhhh... Sigue aún si me sientes venir antes que tú. -¿Cuántas revolcadas llevaba? Muchas, pero no importaba quería más, su himen había desaparecido por culpa del miembro de Korra. Los pliegues menores de su intimidad dolían cuando no tenía dentro de su coño esa verga. La piel de su cuerpo le ardía si dejaba de sentir el tacto de su Alfa. Mientras su esposo se comportaba raro, la complacía dejándola desmayada en la cama y cuándo ella despertaba Korra estaba haciendo ejercicio o comiendo como si no hubiera un mañana. Dando a entender que ella aún en calor no era suficiente para su libido. Hasta que someterlo y sentarse encima de su esposo para ordeñarlo y con sus caderas darle placer fue la solución. Truco que le trajo un gran entretenimiento y más descubrimientos de sí misma y de él. Korra lo había aceptado encantado, no se había quejado al ser dominado. El Alfa la recibió y le permitió que ella lo manejara repetidas veces, corriéndose gruñendo ronco sin poder aguantar satisfacerse por los movimientos de una Omega que contraía su útero apretando su verga atrapada dentro de ella y no lo dejaba salir a menos que su señora lo quisiera, mirándola desde abajo saltando sobre su virilidad y agarrándole las tetas. Sobando y apretando sus muslos. Llevándola hacía delante para chupar uno de sus pezones, abofetear sus glúteos. Esa cama la habían cambiado tres días antes pero estaba rota otra vez. Igual, muchas otras partes de la habitación en su recorrido por todo el lugar saliendo de un orgasmo cayendo vencida para entrar en otro sin demora. Comiendo algunas frutas y bebiendo mucha agua, ella dormía un poco se levantaba y Korra seguía ocupado haciendo flexiones de codos estando parado en pino. Agarrando un marco de alguna ventana y subiendo con muchas dominadas hasta acabar con ese pedazo de pared incluyendo las cortinas. Tragando hasta por los codos y bebiendo igual. Para observarla despierta con su verga parada y saltar a la cama queriendo cogerla. Con el climax llegando muchas veces para ambos. Tanto que anudar con su esposo ocurrió más de una vez. El nudo de él era la cabeza de su pene inflamada que quedaba atrapada en lo profundo de su útero. Korra no había podido contenerse en morderla en otras partes en ésta ocasión, pero él había sido gentil con eso. Haciéndole pagar el arrebato a su Alfa rasguñando su espalda y musculosos brazos, dejando chupetones en su cuerpo para marcarlo a su manera. Teniendo cuidado siempre de su herida, la resistencia de él en su estado convaleciente y de lo posesivo que era cuando tocaban la puerta de la habitación-

-Asami, quiero preguntarte algo. -Trató él de increpar a su hembra, ambos acababan de dejar de anudar rato atrás. El deseo de aparearse con Asami al oler su calor le había ganado a la razón de interrogarla sobre la carta, pero quería resolver esa duda y tranquilizar su mente dado a que su verga no dudaría en querer volver a controlar su juicio-

-También tengo una cosa que decirte Korra.

-¿En serio? -Podría tratarse de la carta, él la dejaría hablar primero- Comienza tú.

-Pero... Pediste la palabra antes que yo. -Ella estaba recostada en el pecho de su esposo sin maltratar su herida otra vez, le encantaba mantenerse escuchando el acelerado corazón de Korra y estar tibia por su elevada temperatura-

-Lo pensé rápido y no es importante para éste momento. Luego lo haré. La oportunidad es tuya.

-Es sobre... -Era sobre los anuladores ¿Pero qué tal si a Korra no le agradaba su confesión y la dejaba en medio de su calor? Confesión y no opinión. Porque ella había comenzado a tomar los anuladores desde la primera vez de haberse apareado con él sin el conocimiento de su Alfa. Debía hacerlo en otra ocasión, una donde no comprometiera la felicidad y el placer de ambos- Mi madre se llevó a Naga pero no sé a dónde.

-¿Era eso? -Dijo el príncipe del sur luego de reír-

-No te burles de mi Señor de los lobos. -Ella empezó a besar el abdomen de él hasta estar cerca de su miembro, verga que no dejaba de estar erecta-

-Castígueme, mi señora. -Él se aparearía con su Omega hasta que la mujer se olvidará de Iroh, aprovecharía el calor de su esposa todo lo posible para desterrarlo de ella. La embestiría y comería su coño con tanto ahínco que cuando Asami sintiera deseo por un Alfa solo pudiera pensar en su esposo como posible y único candidato-

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-Quiero que vayas y veas como está mi hija. Han pasado seis días y ellos se siguen... Apareando. -Ordenó Yasuko a la doncella de su hija-

-Perdón mi señora pero no puedo, Asami está en calor y esas feromonas afectan a su esposo. Si entró a la habitación Korra podía tomarme a mi también en su euforia de Alfa. -Algo que no le disgustaba pero no debía hacer, además su ama era Asami no su madre, podía negarse a ella-

-¡Patrañas! Lo haré yo. Tonraq ha venido y fue advertido de provocar que su hijo le muestre los colmillos por estar cerca de su Omega en celo. Se fue con la cola entre las patas, lo mismo los famosos hijos de Yakone. A los machos y servidumbre parece no importarle Asami. Pero apremió ver si mi hija está bien. -Expresó ella dándole la espalda a Opal en la cocina, los criados la miraban con discreción por sus palabras pero ¡Que se jodieran! Lo importante era saber de Asami no los murmullos de campesinos entrometidos. Subiendo las escaleras a la habitación del señor de la casa con impulso, voluntad que se apaciguó al tocar la puerta. Korra podía tratar de ultrajarla porque no estaría dentro de sus cabales al verla. Vivo y respirando solo por el sexo. Debía arriesgarse, su niña lo valía. Pasando al cuarto que no tenía custodios alrededor. Solo una sirvienta que apareció afuera y la sorprendió cerrándole la puerta. Dejándola atrapada dentro. Nadie deseaba interrumpir al príncipe del sur, estar discretamente atentos a mantener la entrada de su lecho cerrada era urgente. Ella respiró, el aire olía a todo el almizcle del Alfa dueño de esas tierras pero Asami no estaba en la cama- ¿Mi hija?

-Está comiendo y tomando un baño en otra habitación. La alejé de mi, su calor ha pasado. -Respondió Korra a la madre de Asami apareciendo desde detrás del separador de la bañera-

-¿Por qué no avisaste a su doncella? -Ella trató de desviar la mirada de Korra. Él únicamente llevaba puesto una pequeña toalla en la cintura y pocas vendas en su pecho. Se podía notar que su miembro era grande y estaba erecto. El efecto de las feromonas no le había pasado. Lucia atlético, marcado y con los colmillos evidentes masticando una manzana. Estaba excitado y en éxtasis. Un Alfa así podría complacer sexualmente de una manera exquisita a cualquier damisela y también a una señora- Pensé que tú herida era más grave.

-Ha sanado estos seis días. Aunque he bajado de peso. No importa lo recuperaré en una semana. -Se encogió de hombros como un cachorro poco interesado en vanidades- Tu hija está bien, me aseguré de eso antes de dejarla ir. No advertí a nadie para mantener la discreción. Asami lo quiso de esa manera. Puedes ir a verla.

-Si lo aseguras lo creo.

-Pero irás. -Korra sonrió sabiendo que tendría la razón-

-Eres mi yerno y te respeto. Asami es mi hija y me importa. Si, voy a ir. Extraño estar a su lado. -Ella trató todo lo posible de no volver su mirada una y otra vez al esposo de su hija, tampoco en soltar sus propias feromonas con descontrol. Quedarse parada como un objeto más del cuarto con su porte de dama y la seguridad de una señora. Korra era decente. El príncipe del sur consiente de su poca ropa agarró una bata de piel de lobo y se cubrió. Pero sin sillas para sentarse por estar destruidas él se mantuvo de pie mientras agarraba una jarra de leche y tomaba con el pulso inestable chorreándose el pecho. Sin embargo, la terminó toda completa al igual que la manzana. Korra podía mantener control sobre si mismo. La cosa era que su interior aún deseaba seguir apareándose-

-Se me olvidó decirte Yasuko, tu esposo vendrá pronto. Debe estar por llegar. No le digas a tu hija por favor.

-¿Hiroshi? -Saberlo le hizo sentir un frío en la espalda-

-Hará negocios con el sur. -Él eludió a propósito nombrar a Iroh- No pareces muy feliz de saberlo.

-Lo estoy. Me conoces, sabes que no expreso algunas emociones en mi rostro por costumbre.

-Hace varios años que le vi por primera vez señora Sato. Aunque el tiempo no ha cambiado mucho de su elegancia y belleza. -En esa oportunidad él era un pequeño cachorro, mucho menos que un adolescente, pero aún así supo diferenciar la belleza de la mujer a lo común de otras. Su aura era intimidante, sus gestos finos y femeninos, su sonrisa amable. Aunque siempre parecía mirarlo por encima del hombro. Yasuko siempre produjo timidez en él en ese entonces. Eso a pesar de que en esa época ella no era todavía mayor a los veintiún inviernos-

-Voy por mi hija.

-No le digas lo de la llegada de su padre por favor. Será sorpresa para ella.

-Si lo deseas. -Obedeció la Omega, quería salir y respirar aire verdadero, no solo un almizcle que no la dejaba pensar en que pronto Hiroshi estaría en el sur-

-Yasuko, si notas algo malo en mi esposa, estaría muy agradecido si me lo dices. Me preocupó por ella y no tengo experiencia en sus calores. -Podía ser posible que luego de esas noches juntos Asami hubiera quedado preñada, ahora cualquier injuria a su cuerpo no solo le haría daño a su Omega, también a la semilla que en ese vientre se había engendrado. Imaginarlo posible lo tenía sobre las nubes, emocionado y dichoso. Si todo seguía viento en popa, su hembra le daría un cachorro pronto-

-Una Omega en calor tiene sus defensas Korra, de lo contrario su pareja acabaría con ella. Pero lo haré. -Ella decidió dejar la habitación, tenía mucho que pensar sobre la llegada de Hiroshi. Además, era suficiente de estorbar. El príncipe del sur tenía que dormir y quizás lo haría hasta el día siguiente o dos seguidos. Asami no estaba cerca y en unos minutos todo el cansancio de estar apareándose por casi seis días le iba a pasar factura-

-¿Descansar? Claro que no. -Se dijo así mismo él por querer acostarse. Tenía algo más apremiante antes de ir a la cama. Por lo que pasó por la bañera, aseo su cuerpo. Cambio su ropa y fue en dirección a la habitación de Opal por no encontrarla dentro de la casa al bajar. Tocando la puerta y entrando cuando la doncella le abrió- Opal, deja de tenerme tanto miedo no te voy a ser daño.

-¿Qué desea mi señor? -Interrogó ella respetuosa con los ojos agachados pero abiertos como un conejo apunto de ser cazado por un depredador-

-Debes saber sobre esas cartas de Iroh para mí esposa. No me mientas. -Fue al grano él, sentándose en la cama de la sirviente para no intimidarla con su tamaño-

-Asami me pidió tener unas cartas aquí, no sé nada más mi señor.

-Dámelas.

-¿Mi señora lo sabe? -Titubeó ella-

-No lo repetiré otra vez Opal. -Gruño él levemente-

-Son suyas mi señor, disculpe mi demora. -Aunque ella conocía a Korra desde años atrás, nunca debía olvidar quien era él realmente y su prestigioso lugar. Agachándose para sacarlas de una gaveta inferior-

-Las leeré después. -Dijo el Alfa tomando la caja llena de pergaminos. No eran demasiados, como mucho podían ser tres. Pero su ceño estaba fruncido ¿Por qué había otras cartas de Iroh en ese cofre?- Algo más Opal ¿Piensas que para tu señora el general de la Nación del Fuego sigue siendo atractivo?

-¿Atractivo?

-Si podría aparearse con él de tener la oportunidad. -Mostró Korra uno de sus colmillos-

-Mi señora es su esposa no lo engañaría. -Ella se sentó al lado del Alfa-

-¿Le parecería o no?

-Iroh conoce a mi ama casi el mismo tiempo que usted y ellos también se criaron juntos pero...

-Con eso es suficiente. -Asami si se aparearía con el susodicho-

-Mi señor, no se dejé llevar por los celos. Si Asami no lo amará ella hubiera huido del sur cuando usted cayó herido en el Reino Tierra. Lo digo con sinceridad. Usted es su único Alfa.

-No se trata de amor Opal y no te preocupes. Asumiré haberte quitado las cartas a la fuerza ¿Puedes soltarme?

-Lo siento Korra. -Se alcanzó a reír ella nerviosa porque su mano se había movido sola al brazo del príncipe del sur, agarrándolo y aferrándose de la extremidad-

-Finge demencia hasta que Asami se enteré. Te dejaré dos monedas de oro para que compres lo que desees en el pueblo por las molestias causadas. -Él las colocó sobre la cómoda que estaba al lado de la cama levantándose del colchón-

-Asami me podría acusar de interesada si las recibo. -Apretó inquietas sus manos, su señora era su ama, su mejor amiga y confidente. Ganársela de enemiga era lo peor por hacer-

-Te prohíbo devolverlas, guárdalas.

-Gracias mi señor. -Las monedas estaban de más pero no todos los días se obtenía tanto dinero. Además, negarse a los pedidos del hijo del Jefe del sur era grave, debía aceptarlas. Luego ella se las daría a su señora para seguir mostrando fidelidad. Viendo irse de la habitación al igual de rápido como llegó a Korra-

-¡¿Qué hacía mi príncipe aquí?! -Interrogó Bolin pasando a la habitación tirando la puerta contra la pared luego de ver salir a su señor del cuarto- ¿Te estabas apareando con él?

-¡No! Cómo crees que Korra va a querer aparearse conmigo -Contestó ella-

-Eres linda, claro.

-¿En serio tendría oportunidad? -La doncella se acaricio el cabello coqueta-

-¡Opal!

-Me preguntó sobre unas cartas de Asami.

-Explícame. -Se sentó Bolin en la cama, opacar el almizcle de su amo poniéndose dónde Korra había estado para marcar su terreno. Pero al ser Beta era algo difícil de lograr mucho menos en contra del Señor de los lobos-

-Mi señora se ha estado escribiendo amistosas cartas con Iroh II en secreto, le pidió algunos favores en consideración a la tribu de Korra. Pero su esposo no lo ve así y tampoco estoy segura de lo que Asami habló con ese hombre.

-Oh, no. -Él tapó su boca- Tu señora está en problemas Opal. Si algo tiene mi amo a pesar de actuar respetuoso con las Omegas es ser territorial al extremo.

-¿Él la golpeará? -Expresó la doncella preocupada-

-Asegurarte cualquier comportamiento de Korra es mentir. Los Alfas son impredecibles cuando los domina la cólera y ser irrespetados es una de las causas que lo provoca.

-Tienes que avisar a Mako, estar cerca del príncipe para proteger a mi ama.

-¿De verdad crees que podemos hacer algo al respecto? La última vez que nos entrometimos en el camino de Korra terminé tirado en el suelo y mi hermano a poco de quedar muerto por atreverse a besar a tu señora.

-Cuando Yasuko lo sepa se va a desmayar.

-¿Saber qué? -Interrogó Noatak apareciendo en la puerta de la habitación-

-Dile Opal, él es un guerrero que protege a tu señora y a la madre de Asami. -Aconsejo el Beta-

-Habla sirvienta. -Exigió Noatak entrando al cuarto-

-Mi señora se estuvo escribiendo cartas con Iroh, ella me pidió tenerlas. El príncipe apareció hace poco y las exigió. Korra sabe que su esposa tiene una relación en cartas con otro Alfa.

-¿Amorosa?

-De amistad, pero mi señor no lo ve con esa inocencia. De parte de mi ama estoy segura que no escribiría nada indecente, pero de Iroh no.

-Ésto es delicado. No quiero que lo comenten con nadie más. -Pidió antes de dar la espalda y salir a encontrarse con Yasuko en la casa. La señora de Sato no estaba en los mejores términos con él, seguía enfada por lo dicho en la cena y por no inmiscuirse en la habitación de Korra durante el calor de su hija. Pero avisarle sobre las cartas era urgente. Encontrándola rápido y acercándose a ella en la entrada de uno de los jardines exteriores-

-Apártate de mi camino Noatak, acabó de ver a mi hija y tengo otro asunto apremiante de que preocuparme.

-Se trata justamente de Asami.

-¿Cómo? -Ella alzó una ceja y se detuvo en su afán de estar lejos de Noatak para concentrarse en la llegada de su Alfa-

-Mi señor descubrió que ella se escribe cartas con Iroh ¿Estabas al tanto de eso?

-Se lo advertí, no tengo cabeza para eso en éste momento. Pero no hay de otra. -Ella se quedó pensando por quién ir entre Asami y Korra para tratar de salvar a su hija de lo que le venía mientras se tocaba una y otra vez la frente-

-¿Qué sucede? Te ves estresada además del problema con Asami. -Él detalló la mirada perdida de Yasuko-

-Lo que pasa es que desde que mi lugar en ésta sociedad ha ido en decadencia estoy a la merced de todo.

-Tienes matrimonio con una casa noble, ejerces poder. -Ese era un lugar ostentoso-

-Vengo de una descendencia mejor que ser la consorte de alguien. Mi madre estuvo estrechamente enlazada con la realeza de la Nación del Fuego. Todo empeoró desde que Zuko derribo a su hermano del poder.

-No hubo un Señor del Fuego después de Ozai que no fuera su hijo mayor.

- no lo sabes porque eres extranjero del fuego, Azula fue coronado antes que el padre de Izumi. Su mandato fue igual de corto que una noche. Cayó en locura y fue derrotado detrás de las puertas del castillo. Mi madre me lo contó, estuvo presente. -Ella decidió ir por Korra, volteando a ver todos los lados de la casa ¿Que haría cuando lo encontrará? Tenía que actuar rápido. No prestando atención a todo lo que ella le estaba contando a Noatak-

-¿Qué posición ocupaba tu madre Yasuko? -Debía ser una importante-

-No lo sé exactamente, estaba muy pequeña cuando lo único que recuerdo de la realeza es que ella le era fiel al hijo menor de Ozai y gracias a eso teníamos un estatus digno dentro de los dominios de Azula. -Quien había sido un Alfa magnífico y poderoso aunque era más bien conocido por terrorífico. Llamado "El Señor de la Destrucción" por tener el lema de que solo de las cenizas podían renacer al igual que el Fénix pueblos fuertes y leales a la Nación del Fuego. Acabando con todos aquellos que se negaran al poder de Ozai quemando sus tierras y a ellos mismos. Pero ella no lo recordaba así cuando una y otra vez se lo encontraba en casa, saliendo de la habitación de su madre y su progenitora estando cerca del Alfa sin descanso. Él había sido alto, pálido y con preciosos ojos dorados. Sus ropajes y armaduras confeccionados con escamas para parecer un dragón. Tenía una sonrisa intimidatoria y le gusta agacharse para mirarla desde cerca. Acariciarle la cabeza, regalarle cosas y hacer aparecer llamas de fuego desde su palma como si fuera humanamente posible. Se trataba de un truco ella lo sabia, pero a esa edad eso la hacía feliz. Hasta que fue derrocado y desapareció, su madre comprometida con un gordo Alfa de la nobleza que la golpeó hasta matarla y ella arrastrada a nada más que ser un objeto de intercambio al desarrollarse como Omega- ¿Dónde está el príncipe del sur? Lo requiero Noatak.

-Korra... -Él se detuvo- Por qué hay olor de un Alfa extraño en casa. -Olfateó Noatak el aire apretando la empuñadura de su espada temiendo que se tratará de un enemigo-

-No es extraño, es mi esposo. -Mierda, no en éstas circunstancias por favor-

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-La hechicería tiene todo que ver con la ciencia. Los ignorantes no lo comprenden pero todo está conectado. El universo ni si quiera es tangible cuando no lo vemos. Pero la intención moldea la materia.

-Existen glifos y alquimia en textos muy antiguos dentro de las tribus agua. -Añadió él- Sus bases son sólidas señor Sato, no se puede hablar de ciencia sin reconocer su origen empírico.

-La geometría sagrada, ¿la conoces Korra?

-Mi gente construye sus casas de manera hexagonal sea con madera para los humildes como de piedra frizada para los señores vasallos . Es para agradar a los espíritus y mantener una conexión divina con ellos.

-Conoces y tu tribu es sabía. -Reconoció el Alfa-

-He oído hablar no soy un erudito. Por eso deseo que sea usted quien exploré el aceite de roca. No hay mejor que la casa Sato. Arriesgarme a mala manipulación de mi suelo y contaminación de mis aguas es enfadar a los espíritus.

-¿Que quiere a cambio el sur? -Preguntó Hiroshi a su yerno detallando un amplio mapa en la pared de la oficina. Esa tribu era fascinante y muy rica. Se decía que de las minas los nativos podían sacar grandes cantidades de oro y otros minerales. Pero eran los pozos de petróleo lo que le interesaba-

-Requiero de argamasa del Reino Tierra, sus construcciones sin límites son gracias a ésta. También maestros en metalúrgica, son buenos en el metal control. Del aire fruta y cereales, Tenzin está complacido de hacerlo si pongo mis banderas en todos los templos y los protejo. De la honorable Nación del Fuego hierro, bronce y cobre.

-El Jefe tendrá que darme el aceite de roca suficiente Korra. A diferencia del Reino Tierra, no quiero oro. Prefiero esquivar a los piratas y bárbaros.

-No se preocupe, si puede sacarlo de los pozos pactaremos un número de barriles que se comparen señor. El fuego es experto en tratar minerales con calor. Tengo conocimiento que todos sus metales provienen del Reino Tierra, tenían un trató de intercambio con la antigua Reina, pero traerlos y tratarlos directo de allá me costaría mucho.

-El Reino Tierra no parece estar en su mejor momento. Los metales serán escasos y difíciles de sacar Korra. Pedirlos a mi nación es una exigencia comprensible. -Peinó Sato su barba con una mano-

-La casa Beifong y su matriarca están haciendo lo mejor que se puede allá.

-El aceite de roca es el futuro, la nueva revolución luego del hierro. El último gran metal que trajo tecnología y avance. He estado estudiando a peces eléctricos ¿Conoces ese término? La electricidad.

-No. -Contestó él curioso-

-Tampoco yo del todo. Pero veremos si logró alcanzar algo importante. Sería como un rayo control.

-¿Para que puede servir tener un rayo en la mano? Me mataría.

-El magnetismo y los estímulos eléctricos como el de esos peces son cosas que se ven muy separadas pero son el futuro de otras formas de energía más eficientes. El sentido de mi vida siempre será tener la ventaja en todo Korra, a tal punto que cuando alguien vea una innovación en cualquier rama ésta llevará la marca Sato.

-¿Padre? -Preguntó ella sorprendida luego de seguir un aroma conocido desde la habitación donde había estado aislada para llegar con Hiroshi ¿Qué hacía su papá en el sur? Gracias a los espíritus ella podía caminar y mantenerse de pie para atenderlo. La última noche de apareamiento con su Alfa había estado más inconsciente que otra cosa. Pero disfrutando cada día como si fuera el último. Estando saciada hasta la médula para poder mitigar su calor. Dejar de sentir su cuerpo hervir, el vientre contraerse y las ganas de coger como una desquiciada-

-Hola caramelo, me alegró de verte. -El Alfa abrió los brazos para recibir a su hija- El frío del sur no ha robado nada de tu hermosura.

-No sabía que vendrías padre. -Ella lo abrazó con adoración-

-Eso es extraño, Tonraq estaba enterado y tu esposo también. Mandé cartas a tu madre y a ti.

-Ordené a mis heraldos ser llevadas a mí y no comenté su llegada con Asami, quería que fuera una sorpresa. -Se justificó él atrayendo a su esposa para darle un beso luego de que Asami quedará a medio camino después de saludar a su padre y escuchar la prohibición de los heraldos-

-¿Qué? -Ella se separó de Korra y paso su mano por el pecho de su Alfa observándolo confundida-

-Hablaremos de eso después. -Miró el príncipe del sur con seriedad a la Omega. Él había sido interrumpido en venida de la habitación de Opal con la llegada de su suegro. Teniendo que ir a la oficina con las cartas, ponerlas en el escritorio donde no fueran vistas y prestar atención a Hiroshi-

-¿Estuviste en calor recientemente Asami? -Preguntó con delicadeza Sato, el olor de su hija era distinto. Aunque para un padre las feromonas de una cachorra de su camada no eran atractivas. Teniendo como objetivo principal negar la reproducción entre los mismos miembros de una familia y rechazar engendrar niños deformes como un método defensivo de la naturaleza. Al igual que un Alfa que acaba con los cachorros de otro espécimen para hacer reinar a los suyos sobre la casta que no viene de su propia semilla al casarse con Omegas viudas de gran importancia estratégica. No obstante, dentro de la nobleza de cualquier nación era normal el incesto y existían las uniones entre hermanos, sobrinos, primos para cuidar de los intereses de las casas y pureza de la sangre-

-Apenas y salimos hoy señor. -Contestó el príncipe del sur adelantando a su esposa-

-Eso quiere decir que tendré nietos pronto, que dicha.

-Puede ser padre. -Masculló ella escondiendo el rostro porque no había forma de que fuera posible gracias a los anuladores-

-Espero mi hija haya sido placentera para ti, lo suficiente para que ella sea la afortunada de llevar a tu primogénito Korra.

-Mucho, pero desde antes de casarnos y poseerla escogí su útero. No se preocupe mi primer cachorro nacerá de ella. -Entrego él un vistazo a su esposa, Asami lucia sorprendida de sus palabras-

-Estoy encantado de saberlo. -Hiroshi sonrió a su hija, pero luego hablaría con ella al respecto. Korra parecía satisfecho. Eso era excelente. Lo que no le agradaba era ver la barriga de Asami plana. Le faltaba estar grande y redonda con un heredero del sur cuando su matrimonio había sido consumado meses atrás. Esperaba que su hija no fuera una Omega estéril porque eso dañaría mucho de sus planes y ambiciones. Inalcanzables hasta que el hijo de Tonraq se atravesó en su camino-

-Bienvenido esposo. -Habló Yasuko llegando a la oficina. Su Alfa era igual a como lo dejó, barba negra en candado, espalda ancha, largas piernas y neutra mirada de ojos rasgados. Korra por su parte lucía serio y su hija parecía no saber lo que le esperaba sobre aquellas cartas-

-¿Lo sabías madre? -Interrogó ella, se estaba empezando a disgustar-

-Korra me avisó hoy.

-No quiero sonar grosero, pero no me demorare en el sur. Vengó a cerrar negocios y me iré. Deseo descansar un rato para ir a la reunión de la tarde con Tonraq con renovadas energías y si todo sale bien, celebrar en la noche. Ver y probar la cama de mi esposa.

-Si Yasuko lo desea podrá hacerlo, si no tendrá que dormir en otra habitación señor. Son las reglas de mi casa Hiroshi. -Explicó él firme-

-Es cierto, no estoy en mis dominios ¿Puedo o no querida? -Él miró a su Omega colocando una mano en su espalda baja-

-No habrá otra cama para mi esposo más que la mía. -Respondió ella tensa, Hiroshi iba a querer aparearse-

-¿Escuchaste Korra? Con el permiso de el señor de la casa y mi hembra subiré. -Sonrió el ingeniero llevando a Yasuko-

-Cuidate cariño, no lo hagas enojar. -Susurro al oído de su hija ella al pasar por su lado y jalarla por el brazo. La madre no pudo obviar darse cuenta de la marca de reclamación que el príncipe del sur había dejado en el cuello de Asami y el poco esfuerzo de su hija para ocultarla. Ellos estaban en excelentes términos, esperaba que Korra tuviera eso en cuenta y no maltratara a su niña al exponer lo de las cartas-

-¿De qué hablas madre? -Contestó la Omega fuera de contexto-

-Por poco lo olvido, Iroh II también está aquí Asami. -Interrumpió el señor de la casa Sato el cuchicheo de las damas-

-¿Iroh? -Repitió ella entusiasmada haciendo apretar la mandíbula de Korra-

-Me ha escoltado hasta aquí con sus hombres en cabeza de dragón. Hizo posible no morir pasando el mar del sur, las aguas de aquí son violentas con el fuego. Le daré tus saludos.

-No, iré a verlo después ¿Cómo pudieron traer semejante barco hasta aquí? -A ella le serviría de mucho ir a ver el armazón de esa nave para mejorar sus bocetos de las prometidas al mar-

-Iroh fue ascendido a capitán general de la armada. Esa nave está bajó su mando. Mientras a tu esposo le parezca bien que te reúnas con su antiguo rival podrás hacerlo.

-Respaldo a tu padre, Korra decidirá. De lo contrario no lo harás. -Recalcó Yasuko tratando de comunicarse con indirectas y movimientos de los ojos hacía su hija. Pero Asami estaba inmersa en sus propias prioridades ¿Ella no sabía y Korra aún no le había dicho sobre las cartas?-

-No habrá inconveniente. -Pero Korra no pareció encantado de eso. Dejando ir a sus padres para abordarla en la oficina-

-Tengo una pregunta para ti Asami y está vez no la dejaré pasar. -Expresó él estando a solas con su esposa pensando en lo dicho por Hiroshi. Capitán general era lo mismo que almirante general, como general de división lo es para vicealmirante en la armada, el antiguo rango de Iroh II ¿Cómo había hecho el bastardo para saltar de tres estrellas en sus hombreras a cinco y ganar todo ese poder? Ese era un nombramiento prácticamente honorífico-

-Y yo un reproche ¿Por qué me lo ocultaste? -No lo entendía-

-Leí una carta de Iroh ¿Te estuviste escribiendo en secreto con él cuando tienes un esposo?

-No lo hice a tus espaldas. -Fue lo único capaz de contestar escondiendo su impresión caminando hacía otro lado de la oficina apretando los párpados y mordiéndose el labio porque había sido descubierta-

-¿Entonces porque las escondites con Opal?

-Coleccionarlas no es de mi gusto al igual que ser espiada. -No podía decir que era porque Yasuko le advirtió no dejarlas ver de él ¿Cómo carajos Korra las había obtenido? Las manos le estaban empezando a temblar ¿Por qué le daba miedo? Ella no tenía nada que ocultar-

-Votarlas tampoco.

-Se claro Korra. -Exigió ella volteando a verlo, eso no lo iba a tolerar-

-¿Me estás engañando con Iroh II?

-Por favor ¿Te volviste paranoico? Acabamos de coger por casi una semana seguida y te di mi virginidad ¿Cómo puedo engañarte y aparearme con otro a través de un papel?

-Esas cartas parecen traición. -Sacó el príncipe del sur el cofre a la vista de Asami, sentándose en la orilla anterior de su escritorio para verla desde su puesto con los brazos cruzados y el mentón elevado-

-Si las leíste debes saber que de mi no salió ninguna insinuación. Ofendes a tu esposa. Debía seguir la comunicación porque Iroh entregó muchos recursos a tu tribu. -Ella reconoció el cajón-

-Cosa que le agradeceré a mi manera.

-No parece.

-Lo que me molesta es que él esté tratando de llegar a ti y tu sé lo permitas. -Gruño el príncipe del sur-

-Korra, quiero pasar tiempo con mi padre. Ésta absurda conversación no llevará a nada. -Ella apretó el tabique de su nariz-

-Según mi cultura, la vida es una estancia puesta en la línea eterna del origen de todo. -Korra agarro el cofre para acercarse a la chimenea- Venimos aquí a perfeccionarnos espiritualmente si somos sabios con el tiempo. Salimos de esa estancia cuando fallecemos y nos damos cuenta que todo lo que nos rodeaba es irreal. La vida era nuestro regalo, por eso la única compensación de la muerte es el amor.

-El retribuido querrás decir. -Corrigió ella-

-Las Omegas deben guardarse para un solo Alfa porque estar con más significa ensuciarse. Pero al ser obra y semejanza de los Dioses también tenemos la bendición de crear. Es por eso que a un Alfa no se le juzga igual al compartir su cuerpo y repartir su semilla en sus esposas. Es como llegamos a darnos cuenta que el sexo se ha desvirtuado por la ilusión del placer egoísta y deseo carnal.

-No soy una adultera ni lo seré ¿Complacido? Estoy perfectamente enterada de que al parecer las leyes se hicieron solo para castigar a las Omegas y desprestigiarlas. Gracias por recordármelo. -Ella se acercó a Korra hasta quedar muy cerca de su Alfa-

-Que sea mi cultura no quiere decir que se traté de mi Asami. Debería ser igual tanto como para Alfas como para Omegas . Pero me pareció pertinente hacer la mención.

-¿Me azotaras en la espalda también esposo mío? -Escupió ella sarcástica, estaba enojada y a poco de llorar-

-Estaré con Tonraq, redactaremos lo que tenemos pensado hacer. Debemos asegurar el negocio con la casa Sato. -Ignoro él la provocación de Asami-

-Hablaré al respecto con mi padre porque el sur también me importa. -Aunque Opal y Yasuko le debían una explicación- Iré al festín de está noche.

-No lo harás.

-¿Disculpa? -Ahora fue ella quien se cruzó de brazos-

-Lo que escuchaste. Si quieres compartir con tu padre puedes hacerlo aquí.

-¿Piensas que tenerme lejos de Iroh no dejará consumar nuestra traición?

-Asúmelo como quieras, pero he hablado y cuando un Alfa lo hace su hembra escuchá. -Él tiró el cofre al fuego de la chimenea. Lo que fuera que esas cartas dijeran prefería que se quemará. Cortar de raíz la discordia. Viéndolo arder para desatender a su esposa y largarse de la oficina-

-¡Korra! -Llamó ella al Alfa no obteniendo más respuesta que su espalda y desobediencia. Luego observó el cofre en el fondo de la chimenea. Que mala suerte la suya. De todas las probabilidades a pesar de haberle hecho caso a su madre le tocó la peor. Sentía rabia ella estaba siendo juzgada por nada. Teniendo como único consuelo la rebeldía. Korra le había negado poder ir al festín de esa noche. Pero ella iría si su padre terminaba pactando el negocio con el Jefe del sur. Mostrarle a su esposo que no tenía nada que ver con Iroh y poder sentirse libre de hacer lo que quisiera sin ser señalada de algo que no era. Esperando el anochecer luego de platicar y despedir a Hiroshi, ver a su Alfa llegar de la reunión y escucharlo avisarle a Yasuko que debía ir para acompañar a su padre. Sin dirigirle palabra a ella, una mirada o cualquier mención. Provocando incrementar su frustración y mal humor. Pero arreglándose con uno de sus mejores vestidos y esperando ver a su madre salir al carruaje para bajar las escaleras y seguirla-

-Te pedí no ir Asami. -Habló su Alfa saliendo de una sombra en la sala, como si él la estuviera aguardando para atraparla-

-Tú lo dijiste, fue un pedido no una orden ¿Me lo ordenaras?

-No, las órdenes en ti suelen terminar mal. -Ser espada de doble filo para él-

-Iré.

-Es una decisión poco sabía. -Korra se quitó del camino de su esposa y la dejó dar un paso- Pero quiero hacerte otra sugerencia antes de eso para hacerte recapacitar.

-¿Cuál?

-Si te veo cerca de Iroh lo mató. -Él tenía sus manos sobre el pomo de su espada con sus hombros relajados y la cara levemente agachada pero su mirada estaba fija en la de Asami-

-Es una lastima soñaba con correr a sus brazos. -Disimuló ella no verse afectada por la hostilidad del príncipe del sur-

-Yasuko está en el carruaje, puedes acompañarla pero recuerda mi promesa. Iroh cerca de ti, con sus ojos en ti, su atención en ti y le parto el cuello.

-Serás acusado por la Nación del Fuego y pagarás. Él es un almirante de Izumi. Mirar a una Omega no lo acusa de crimen.

-Eso me resbala, yo ya tomé mi decisión piensa en la tuya Asami. No te demores, esperaré afuera.

-Te estás comportando como un imbécil ¡¿Ésto es lo mucho que me amas?!

-Te amo, eres mi Reina. Nací cuando te conocí y viví al hacerte mía. Pero ningún Alfa se burlará de mi. Recuerda que ocurrió con el último que lo intentó. Mis lobos lo despedazaron. Con Iroh lo haré con mis propias manos. -Él intentó besar a su Omega antes de irse pero Asami le alejó el rostro, un gesto de rechazo que entendió perfectamente y aceptó-

-Tu no eres Korra. -Dijo ella así misma, viendo deslizar la capa de terciopelo y pieles de lobo de su esposo contra el suelo antes de que el príncipe del sur saliera de casa. Él tenía las pupilas dilatadas y la cara ausente de expresión alguna al hablarle. Su olor pesado e intimidatorio no era en nada parecido a su almizcle embelesador y excitante durante las relaciones sexuales de ambos. La tranquilidad con la que amenazaba quitar una vida fue una veracidad que le dió certeza. No lo dudaba si ella iba a ese festín aún si se mantuviera lejos de Iroh, él lo mataría. Lo que hizo convertir su encierro en irá. Volteando para subir a la habitación, arrancarse la ropa y tirar sus joyas contra la cama-