Hola lectores!

Aquí estamos de vuelta, ¿listos para darle fin a esta historia?

Sé que vengo agradeciéndoles desde el capítulo uno por su compañía y apoyo, agradezco infinitamente la oportunidad que me han dado de ganarme un trocito de su corazón, agradezco poder sacar sonrisas en cada uno de ustedes a la distancia y agradezco la confianza que me han dado. En mi vida cotidiana no parezco ser la persona que escribiría historias como hobby, éste rinconcito en Fanfiction es mi zona segura, zona que me permite desligarme un poco de los sentimientos que experimento en mi trabajo, como han de imaginar, trabajar con vida de pacientes a cargo a ratos puede volverse extenuante y pesado de sobrellevar, se hace indispensable encontrar un lugar donde distraerse, una actividad que te desligue un poquito y bueno, yo he encontrado eso en ustedes :)

Quiero que esta experiencia de leer signifique lo mismo para ustedes, una zona segura de paz y tranquilidad. La vida es compleja allí afuera, pero los obstáculos se superan, las noches de estudio, los días extenuantes, todo eso valdrá la pena. Sean felices, disfruten cada ratito en sus vidas, rían en los días buenos y lloren en los malos, porque ambas cosas son válidas.

Los quiero mucho! Infinitas gracias:

- kcar: Disfruta este epílogo lleno de amorcito para ti! Hay una nueva historia ya escribiéndose! Vivo por el inukag ajajajaj. Un abrazo!

- Marian Muxtay: Efectivamente, Inuyasha sin Kag era un ente sin motivaciones, eventualmente lo iba a consumir la tristeza y quizás incluso se habría vuelto villano, quien sabe... Kikyo lo comprendió y sacrificó todo por ello. Ahora tienen la eternidad por delante después de esperar por tanto tiempo. Muchas gracias por acompañarme en este trayecto! Espero te agrade el epílogo.

- Nena Taisho: Hermosa, muchas gracias por leerme! Este mundo esta lleno de escritoras que en realidad disfrutan de esta clase de comentarios llenos de amor (me incluyo). El fanatismo por nuestro Inuyasha no morirá nunca!

- naomi-nakuru: Lo perdioooo, pero se vienen cositas jiji, espero este epilogo te encante. Un abrazo a la distancia

- Lizitag: AAAAY muchas gracias! De a poquito este grupito ha ido creciendo y por supuesto que todos son bienvenidos :3. La calidad de mis historias irá cada vez en ascenso, lo prometo. Y muchas gracias por tus buenos deseos, es un paso difícil eso de empezar en un lugar nuevo con gente desconocida, pero el que no arriesga no avanza y el miedo es parte de lo bueno en ello, significa que tal vez estemos ansiosos por un cambio. Estamos leyendonos pronto! Un abrazo.

- YokoGH: jajajaja amo esa revoltijo de emociones, créeme yo me siento igual, pero siento que el hecho de que Kag proteja más al resto que a ella misma es algo muy característico de ella, no me imaginaba una historia donde no respondiera al llamado de auxilio de la hija de Kouga. Su error particular fue obviamente no confiar en Inuyasha y bueh, todo salió pésimo. Lo importante es que ha aprendido de sus errores, es lo que veremos en este epílogo. Muchas gracias por leerme y te espero en la próxima historia!

- joiscar: Hice un borrador en un inicio donde en realidad no había sacrificio de Kikyo, si no de la madre de Inu, cuando lo tenía listo y me puse a leerlo me di cuenta de qué eso significaba arrebatarle la felicidad de golpe a Touga y me sentí demasiado culpable ajajjaa. Asique lo modifiqué y llegué a la idea de que en realidad no había mejor forma de redención para Kikyo, considerando que en general en mis historias siempre es la mala, quería variar un poco las cosas. Infinitas gracias por tu apoyo! Aquí estaré esperando tu comentario cuando publique el primer cap de mi nueva historia :3

- Susanisa: Gracias por disfrutar conmigo este trayecto! Espero el epílogo te encante. Un abrazo y estamos leyéndonos en un futuro cercano.

- Tatiana Ocampo: hermosa muchas gracias por acompañarme, por sufrir y y alegrarte conmigo, he leido tus comentarios en cada capítulo y eso se agradece mucho. Ya volveremos a encontrarnos en una nueva historia. Muchos abrazos para ti!

- Guest: Jajajaja nadie lo veía venir, Kikyo nos ha sorprendido a todas. De todas formas se vienen sorpresas bonitas en este cap!. En el face tengo una foto de espaldas dificil de identificar jajaj, mejor mándame un mensaje privado por aquí con tu face y yo te agrego!. Aun no tengo titulo de la próxima historia :( pero subiré un adelanto por ahi cuando menos te lo esperes jiji.

Infinitas gracias también a aquellos que leen sin dejar comentarios, se que están por ahí y los abrazo con el alma!

La próxima historia ya está siendo escrita, mi idea es tener al menos unos diez primeros caps para empezar a publicarla, asi que nos veremos pronto! Un abrazo.

Frani


Epílogo.- Mi destino unido al tuyo

2 años después.

(Perspectiva de Kagome)

Miré el redondo reloj adosado a la pared, marcaba las 17:30 y yo ya estaba demasiado agotada para resistir tres horas más de turno. Moví mi cabeza de un lado a otro haciendo tronar mi cuello con facilidad.

Vamos vamos, queda poco. - Rin apareció a mi lado, mascando una manzana de forma sonora. - ¿Comiste algo?

No he tenido tiempo en realidad, ni tampoco apetito. - Me miró fijamente y golpeó mi cabeza suavemente.

No seas idiota, Inuyasha me matará si te permito por un instante librarte del almuerzo. Ve y tómate 30 minutos, yo te cubro.

Hay seis urgencias esperando allí afuera.

Y ya no son tu problema. - Me sonrió y me empujó. - Vete, come algo y vuelves.

Suspiré y asentí.

Mientras mas me acercaba al casino, mas ruidos parecía emitir mi estómago, como si de pronto mi organismo recordara que tenía en realidad un hambre feroz. Miré el menú con atención, decidiéndome a fin de cuentas por un plato de ensaladas surtidas y pollo cocido como proteína de acompañamiento.

Esperé pacientemente mi turno, y cuando dijeron mi nombre corrí sonriente por mi bandeja. Me senté frente a uno de los ventanales de cristal, admirando el día nublado de otoño mientras picaba el pollo en trozos pequeños. Me eché uno a la boca ansiosa y masqué rápido, pronto su consistencia chiclosa me hizo cambiar mis facciones a una de desagrado total. Busqué una servilleta y escupí sutilmente en ella, miré el trocito de carne blanca triturada y sentí la bilis subir por mi esófago. Llevé mis manos a mi boca intentando controlarlo. De pronto el casino era una mezcla de aromas desagradables.

Fantástico, el momento ideal para enfermarte. - Musité, regañándome a mí misma.

Miré la ensalada surtida sobre el plato y en realidad fue lo único que pude comer, dándome el tiempo para convencerme de no vomitar.

¿Te sientes bien? - La voz de un médico que iba pasando con su bandeja me distrajo de pronto. - Te ves pálida.

Intenté sonreír.

Estoy bien. - No lo conocía, no iba a entregarle más información. Asintió y siguió su camino.

Dejé más de la mitad de mi plato intacto y me sentí culpable cuando boté los restos a la basura. Caminé hacia el baño más cercano y me miré en el espejo; las ojeras marcadas bajo mis ojos, la palidez exagerada y la ausencia de color en mis mejillas… algo no andaba bien.

Tardé pocos segundos en encontrar una explicación en mi mente y fue cuando la encontré que mi corazón latió con fuerza. ¿Podría ser que tal vez….

Corrí al sector de toma de muestras, la enfermera en el mesón me miró con desprecio, acostumbrada a odiar al mundo.

Necesito que me tomen una muestra de sangre.

¿Tienes hora agendada?

No, pero….

Entonces no hay toma de muestra, vuelve mañana con una hora.

Trabajo aquí.

Y a mi no me importa. - La miré con odio, me alcé en puntillas y tomé la tela de su traje levantándola hacia el mesón.

Escúchame idiota, vas a hacerme un sobrecupo para un examen de sangre que mida beta hcg, y el resultado estará para hoy en una hora. - Ordené, mientras sus pupilas se agrandaban al responder a mi habilidad.

Asintió y comenzó a escribir en el computador. Suspiré sintiendo un poco de culpa, al parecer parte de la personalidad impulsiva de Inuyasha se había transformado en mía con el pasar de los años.

¿Su nombre?

Kagome Higurashi. - Completó algunos datos y luego me sonrió, mas amable de lo que había logrado ser probablemente en todos sus años de carrera.

Bien señorita Higurashi, la llamarán del box 17 para la toma de muestra, el resultado estará en una hora.

Súper, muchas gracias.

Apenas esperé un par de minutos, la toma de muestra tardó algunos más y salí de allí con la ansiedad a tope, esperando que mi hipótesis fuera correcta.

Volví con Rin cerca de 40 minutos después, para entonces ella había atendido la mitad de las urgencias.

¿Ya comiste? - Preguntó sin mirarme mientras escribía algo en una ficha médica. - Te salvaste de pacientes muy desagradables, uno de ellos est...

Creo que estoy embarazada. - Exclamé en un vómito verbal. Rin detuvo su escritura y me miró fijamente.

¿Tienes un retraso? - Negué con la cabeza. - ¿Entonces?

Tengo síntomas que ya he experimentado antes... antes de perder a mi bebé. Sé que es extraño, pero los casos de mujeres embarazadas que mantienen periodos regulares en el primer trimestre existen… tal vez…

Me miró preocupada y yo lo comprendía, después de todo esa no era la primera vez que teníamos esa conversación. Mis ganas de ser madre luego de perder trágicamente mi primer embarazo me habían carcomido desde entonces, llevándome incluso a la obsesión, ella había visto todas mis pruebas de embarazo con resultados negativos, había visto mi desesperación.

Kag…

Lo sé, sé lo que vas a decir.

Si te obsesionas de este modo…

Lo sé, sólo que esta vez… Esta vez es distinto, puedo sentirlo. - Me miró con lástima, sin embargo me sonrió.

¿Compramos una prueba a la salida?

Me he hecho una prueba de sangre.

¿Tendrás los resultados para mañana? - Miré mi reloj.

En realidad deberían estar listos ahora. - Ya había pasado una hora. - Búscalos en el sistema.

Me miró extrañada, sin embargo asintió y tecleó mi nombre sobre el teclado.

Tienes razón, está aquí. ¿Quieres leerlo?

Hazlo tú. - Asintió.

Moví nerviosa mis manos, apretándolas y soltándolas sobre mi traje clínico. La vi clickear mi nombre y entonces dejé de mirar la pantalla, apoyándome en la pared más cercana. Su silencio me carcomió los nervios.

Kag… - Ahí estaba, esa voz condescendiente.

No importa, está bien. - Exclamé, adivinando el resultado. - Seguiré trabajando.

Espera. - Me miró fijo y giró la pantalla hacia mí.

Miré mis datos, la hora exacta de la toma de muestra, los valores de referencia… y ahí estaba, un valor lo suficientemente alto para confirmar mis sospechas.

Realmente estás embarazada. - Exclamó Rin sonriente.

La miré incrédula, pronto mi visión se hizo borrosa y me esforcé por contener las lágrimas. Llevé mis manos a mi boca, tapando la sonrisa que apenas podía controlar. Mi cuñada me abrazó de inmediato y en aquella confianza solté un par de sollozos, dejando ir toda esa frustración que había llevado como carga en mi interior.

A cuidarte más que nunca. - Musitó y yo asentí.

He aprendido mi lección.

Inuyasha estará muy contento. - Sonreí.


'

Para cuando llegué a casa y toqué el timbre Inuyasha me abrió con una sonrisa.

Hola tú. - Musitó, justo antes de levantar mi mentón con su dedo índice y bajar su rostro hasta el mío, dando un beso cálido sobre mis labios. - Te he extrañado.

Yo también. - Me lancé a abrazarlo y escuché su risa ronca mientras me correspondía, envolviéndome con aquellos brazos cálidos y protectores. - Te amo tanto. - Susurré.

Mhm, te amo más. - Me movió dentro de la casa y cerró la puerta de entrada con su pie. - Te estaba esperando para ducharme, si es que quieres acompañarme…

Siempre quiero acompañarte. - Me sonrió coqueto y con el gesto sus ojos se entrecerraron.

Está todo listo.

Me tomó de la mano y me guió hasta el baño, dentro el vapor sofocaba un poco. Me abrazó por la espalda y bajó el cierre de mi vestido poco a poco, para luego deslizar la tela hasta mis tobillos.

Me giré a mirarlo y moví mis dedos hacia los botones de su camisa, desabrochándola mientras él daba besos sobre mi cuello.

Entramos juntos en la ducha, el agua caliente me provocó escalofríos en un primer instante, sin embargo pronto se tornó agradable. Lo vi masajear su cabello grisáceo mientras la espuma hacía su trabajo. Sus ojos dorados me enfocaron y yo sonreí nerviosa.

¿Pasa algo? - Negué con la cabeza y él me sonrió. - Ven aquí.

Me acerqué a su pecho y me giró con suavidad. Sentí sus manos masajear mi cabeza y sus dedos juguetear con los mechones de mi cabello, demasiado pronto para mi gusto se detuvo y enjuagó con agua caliente.

Me giré para mirarlo de frente y entonces el aire comenzó a escasear. Tomé su rostro entre mis manos y me estiré de puntillas para besarlo con ansias, ansias de sentirlo junto a mi.

Sus manos bajaron de mis hombros hacia mi cintura, donde se aferraron a mi piel. Su lengua trazó un camino travieso de comisura a comisura en mis labios y le otorgué el permiso que buscaba, entreabriendo mi boca y suspirando cuando su lengua acarició la mía en un toque suave que iba y venía, tentándome a su manera. Mi lado curioso abrió los ojos por un instante, viendo los suyos cerrados mientras gotitas de agua escurrían desde su húmedo flequillo. Dios… lo amaba tanto.

Se separó de pronto y yo intenté volver a besarlo, sin embargo me esquivó.

Vamos. - Cortó el agua y estrujó mi cabello con suavidad.

Me tomó de la mano para ayudarme a salir y me envolvió con una toalla, para luego guiarme hacia nuestra habitación.

Mi plan era comer primero… sin embargo. - Me miró desde su posición acercándose poco a poco, acariciando la piel cercana a mis clavículas. - Necesito saciar otro tipo de apetito primero. - Su voz ronca me dio indicios de a que se refería. - No sé que opinas al respecto…

Bajó su rostro hasta mi cuello y lamió lentamente el trayecto de mi yugular, arrancando un gemido ahogado de mi garganta. Sonreí y lo empujé brusca hacia la cama, subiéndome a horcajadas sobre él.


'

(Perspectiva de Inuyasha)

Sus labios dando besos cortos sobre la piel de mi pecho me hicieron estremecer en una sensación electrizante y agradable. Me concentré en respirar profundo y cerrar los ojos, dejándome llevar y disfrutar. Poco a poco el trazo de caricias subió hasta mi cuello, allí mordió justo sobre la marca de unión entre los dos, sabiendo como ello me afectaba. Arrugué las sábanas bajo mis manos cuando los efectos se intensificaron gracias a su mordida y un gemido ronco se escapó de mis labios. Levantó su cabeza hacia mí, con sus labios manchados de sangre y me sonrió.

Levanté mi torso hacia ella y la besé con hambre, deslizando mi lengua dentro de su boca y saboreando la estela ferrosa de mi sangre. Hice un manojo de su cabello entre mis manos y jalé de él con fuerza medida, para darme espacio y oportunidad de devolver la mordida.

Hundí mis colmillos en su piel tal y como ella lo había hecho, disfrutando de su sabor y de sus gemidos mientras se aferraba a mi con la ayuda de sus garras. Deslicé mis dedos por su espalda hasta llegar a sus caderas y las tomé con fuerza para acomodarme entre sus piernas.

Rocé sus pliegues con mi miembro, intentando intensificar con ello su deseo y sintiendo la humedad que me comprobaba que estaba más que lista para mí. Sus ojos fueron invadidos poco a poco por trazos rojizos y me sonrió mientras se restregaba contra mí. Se deslizó poco a poco para ayudarme a entrar y sentí sus paredes envolverme con esa calidez exquisita y embriagante. Solté un gemido ahogado cuando la llené por completo.

El vaivén fue lento en un inicio, invitándome a desearla más. Apreté sus pechos con mis manos y noté como su piel se erizaba con mi tacto.

Inuyasha… - Escuchar mi nombre entre sus jadeos era una de mis drogas favoritas.

Mi mano subió hasta su cuello, ahorcándola con suavidad y arrancando un gemido alto al instante. Sonreí conforme. Me moví al segundo siguiente para quedar sobre ella y me miró fijo mientras nos movíamos en un vaivén. El sol del amanecer reflejó sobre sus ojos chocolate, haciéndolos lucir un poco más claros en contraste.

Enmarqué su rostro entre mis manos apoyando mis codos sobre la cama para no obligarla a cargar con mi peso. La amaba demasiado, amaba esas sutiles pecas sobre su nariz, amaba su cabello ondulado cayendo desordenado sobre la almohada, amaba ese rubor característico en sus mejillas que se acentuaba particularmente en estas situaciones. Y caí en cuenta de que tenía todo lo que podía desear, que era demasiado afortunado para ser verdad.

¿Pasa algo? - Sus facciones ahora lucían preocupadas, me había inmerso tanto en mis pensamientos que de seguro mi rostro pensante la había asustado.

Te amo demasiado. - Me sonrió y me acercó a su rostro abrazándome por el cuello.

Te amo más. - Musitó contra mi oído.

Mis embestidas pasaron de lentas a desesperadas, sus piernas me envolvieron por la cintura y me permitieron ahondarme más profundo dentro de su calidez. Busqué sus labios y los atrapé con los míos intentando controlar mis jadeos. Kagome se aferró a mi cuerpo, manteniéndome cerca a toda costa y alcanzó el clímax entre gemidos suaves contra mis labios; sus paredes se contrajeron con fuerza a mi alrededor provocando que alcanzara mi propio orgasmo, derramándome en su interior.

Intenté recobrar el aliento mientras besaba sus mejillas y su frente.

Bien, ahora si podemos cenar. - Aquello la hizo reír.

Prefiero quedarme aquí. - Respondió mientras yo me recostaba a su lado y la abrazaba. - ¿A qué hora te desocupas mañana?

A la hora que necesites. - Respondí de inmediato.

¿Cenamos juntos a las seis en nuestro lugar?

¿Algún motivo en especial? - Se encogió de hombros. - Vas a terminar conmigo. - Fingí pánico.

Idiota, seguro, por eso te invito a cenar. - Respondió sarcástica.

Ustedes las mujeres son bastante especiales. - Me sacó la lengua y trazó círculos imaginarios con su dedo índice sobre mi pecho.

Tengo muchas ganas de comer aquel postre de manzana que sirven allí. - Sonreí, a ratos Kagome era una niña pequeña en sus acciones y aquello la hacía aún más adorable

Bien, nos vemos a las seis. - Dio un beso corto sobre mis labios y se acomodó para dormir acurrucada entre mis brazos.


'

Tal y como habíamos acordado estacioné frente a aquel local en el centro de la ciudad, aquel que con el pasar del tiempo se había convertido en nuestro lugar favorito. Un mozo me recibió con una sonrisa.

Buenas tardes señor Taisho, la señorita Higurashi lo espera en la mesa habitual. - Asentí.

Genial. Muchas gracias.

Caminé hasta el lugar indicado completamente distraído mientras contestaba un mensaje de trabajo enviado por Miroku, para cuando levanté la vista sentí mi corazón latir con fuerza. Pese a que Kagome había aparecido hace ya casi 5 años en mi vida, aún no me acostumbraba a lo exorbitante que era su belleza. Su cabello azabache y brillante iba suelto, en mechones traviesos y ondulados que me provocaron ansias instantáneas de enredarlos entre mis dedos, su cuerpo curvilíneo iba envuelto en un vestido burdeo con escote en "v" que lo acentuaba a la perfección. Me miró desde la distancia y me sonrió mientras se cruzaba de piernas, dejándome ver parte de la piel cremosa de su muslo izquierdo, que se asomaba por el corte sensual de su vestido.

Tomé su mano al acercarme y besé el dorso.

¿Te hice esperar mucho?

No realmente. Ordené por ambos mientras llegabas. - Sonreí y asentí, no tuve necesidad de preguntarle que había pedido para mí, después de todo ella me conocía más que nadie en el mundo.

¿Cómo estuvo tu día? - Pregunté.

Aburrido. - Apoyó su mentón sobre su palma. - Estar sola en casa es deprimente.

¿Prefieres trabajar?

No realmente. - Suspiró y bebió un sorbo de su vaso de agua.

Oh oh, dime que pasa. - Me miró escondida detrás de su flequillo.

Estoy en un limbo sobre lo que quiero hacer el resto de mi vida. - Musitó para luego suspirar. - Me gusta la medicina, pero a ratos extraño la adrenalina de ser detective.

Tu vida corre menos peligro como doctora.

Lo sé.

Pero en realidad te apoyaré en lo que decidas, podrías perfectamente un día despertar deseando ser astronauta y sin duda serías la mejor. - Me sonrió.

¿Cómo estuvo tu día? - Aquel fue un burdo intento de cambiar de tema, sin embargo le seguí la corriente.

Tuve un par de reuniones durante la mañana, tenía un trato por cerrar hoy en la tarde, sin embarg… - Mi teléfono sonó e intenté ignorarlo.

Y ahí está tu deber, buscándote una vez más - Me sonrió. - Contesta, puede ser importante.

Miré la pantalla y me relajé cuando el nombre de mi mejor amigo destacó.

Miroku puede esperar. - Exclamé.

No realmente. - Discutió y suspiré. Tenía razón. Contesté de mala gana. - Te dije que no me llamaras si no era realmente importante.

No quieren firmar si no estás tú, ¿Eso es lo suficientemente importante para ti? - Se justificó.

Fantástico, entonces que no firmen.- Kag me miró preocupada. Hice un gesto para que me diera un par de minutos y ella asintió, de inmediato me levanté de la silla.

Trae a Kag aquí, firmas en 30 segundos y te vas, estuviste meses esperando por esta oportunidad Inuyasha.

No hay escenario donde ponga el trabajo por sobre Kag, ya hemos hablado de esto.

Pero… - Y corté

Caminé de vuelta a la mesa, esta vez frente a mi puesto había una cajita alargada en azul.

¿Y esto?

El regalo sorpresa que necesitaba entregarte, ábrelo y podemos irnos. - Me sonrió.

No quiero irme.

Pero necesitas hacerlo. - Me sonrió y miró la cajita. - Ábrelo.

Mi mente voló a pasos agigantados buscando la razón de su presente ¿Había olvidado alguna fecha importante?

No te tengo ningún regalo… - Mentí, mientras la cajita en el bolsillo interno de mi chaqueta de pronto se hacía más pesado; simplemente no había encontrado el momento adecuado y pedirle matrimonio después de su regalo me parecía forzado.

No es necesario tonto, sólo ábrelo.

Miré la cajita con atención entre mis manos y la abrí con suavidad, en su interior un aparatito pequeño mostraba dos pequeñas líneas rojizas que destacaban a mis ojos. Necesité algunos segundos para comprenderlo y entonces sentí mi corazón alborotarse. La miré incrédulo y ella me sonrió.

¿Es lo que creo que es? - Asintió. - ¿De verdad? - La felicidad de su rostro cambió de pronto.

Dime que es shock y no enojo, por favor.

Miré el aparatito una vez más y luego a ella.

Había pasado tanto tiempo... ¿Esto era real?


'

(Perspectiva de Kagome)

¿Inu? - Aún esperaba una respuesta y los segundos de incertidumbre me dolían en el corazón.

Es un test de embarazo… - Susurró.

Lo es.

Con un resultado positivo.

Ajá. - Volvió a mirarme con el test entre sus manos y entonces una sonrisa enorme me derritió desde el interior.

Voy a ser padre. - Asentí y lo vi ponerse de pie de golpe, moviendo con ello parte de los cubiertos y la loza sobre la mesa, llamando la atención de algunos curiosos a nuestro alrededor.

Se acercó a mí, tomó mis manos y me instó a ponerme de pie. Estando uno frente al otro de pronto se lanzó a abrazarme y escondió su rostro en mi cuello, mientras su celular volvía a sonar.

Tu teléfono…

No me importa. - Musitó con voz ronca.

Permaneció así por varios segundos y para cuando se incorporó y me miró desde su altura sus ojos dorados se veían sutilmente llorosos.

¿Esta vez puedo amarrarte para evitar que te hagas daño? - Sonreí.

No esperaría menos de ti. - Su teléfono volvió a sonar. - Vamos, Miroku debe estar buscando algún modo de suicidarse por la desesperación.

Suspiró.

¿Segura?

Pedí dos porciones de postre de manzana, no necesito nada más.

Asintió y contestó de mala gana para avisar que iba en camino.

Desde ese punto en adelante la actitud de Inuyasha cambió por completo conmigo. Me tomó de la mano entrelazando sus dedos con los míos y pude notar como su agarre era más fuerte y sus pasos más lentos, como si intentara protegerme a toda costa de cualquier peligro que pudiera aparecer.

Gatita… - Musitó antes de encender el motor. - Sé que no hace falta que lo aclare, pero lo haré de todos modos. - Me miró fijo y el dorado me derritió poco a poco por dentro. - Seré aún más sobreprotector contigo ahora. - Asentí. - No podrás dar un paso sin que yo vaya justo detrás.

No esperaría menos de ti.

Sólo… no me odies por cuidarte. - Negué con la cabeza.

He aprendido mi lección, no estoy dispuesta a poner en peligro a nuestro cachorro una vez más, puedes confiar en mi. - Sus ojos me miraron con cierto dolor, sin embargo asintió.

Tu sola existencia me hace mas feliz de lo que fui en dos mil años sin ti, quiero que lo sepas y que no lo olvides nunca. - acercó su mano a mi rostro y lo acarició con suavidad - Te amo demasiado.

Nos amas demasiado. - Sonreí y una risa ronca abandonó su garganta.

Cierto. - Bajó su mano a mi abdomen y lo acarició con suavidad. - Voy a cuidarlos con mi vida.


'

Nuestro paso por la oficina fue bastante corto. Inuyasha tampoco fue muy educado con sus clientes, simplemente se puso de pie frente a ellos, de brazos cruzados esperando a que firmaran el documento mientras yo bebía un vaso de agua esperando afuera de su oficina.

¿Se ha enojado mucho? - Preguntó Miroku a mi lado.

¿Por interrumpir? - Asintió. - Un poco…

¿Puedo invitarlos a tomar algo a casa? Compré cervezas ayer…

No hay alcohol para Kag al menos por los siguientes nueve meses, quizás incluso más. - Exclamó Inuyasha apareciendo de pronto. Me estiró su mano para ayudarme a levantarme del sofá.

Nueve meses… que específico amigo. - Miroku rio mientras nosotros lo mirábamos serios. Sólo entonces comprendió y se llevó las manos a la boca. - ¡OH!

Me miró esperando mi confirmación y yo asentí. De inmediato corrió a abrazarme.

No te lo creo, no te lo creo. - Daba pequeños saltitos de felicidad y aquello hizo sonreír a su mejor amigo. - A cuidarse esta vez eh. - Exclamó mientras me apuntaba con el dedo.

Lo sé. - Por supuesto, esa sería la frase de todos al enterarse.

Te felicito Kag, a ambos en realidad. - Nos abrazó a ambos.

El contrato está firmado, ¿Puedo irme tranquilo a casa sin que me llames de vuelta? - Exclamó mi novio. - Miroku lo miró culpable e Inu sonrió al instante, golpeando suavemente su brazo. - Tranquilo, comprendo por qué me llamaste… Sólo no me interrumpas esta noche.

No más interrupciones, lo prometo.

Genial.

Volvió a tomarme de la mano luego de despedirnos de Miroku y nos subimos al auto, sin embargo no manejó en dirección a casa.

¿Dónde vamos?

Tengo una pequeña parada que hacer antes de ir a casa.

Veinte minutos mas tarde llegamos a un pequeño mirador a las afueras de la ciudad, la luna llena brillaba sobre nosotros.

¿Y este lugar?

Lo encontré hace algunos años, cuando terminaste conmigo… venía aquí a reclamarte, quizás con la esperanza de que escucharas. - Me miró fijo y luego volvió a mirar a la luna. - Es un lugar hermoso, sin embargo luego de recuperarte no volví más, me traía recuerdos amargos después de todo…

Pareció tomar aire y prepararse mentalmente para hablar.

Sin embargo…. Quería compartirlo contigo, quería cambiar la percepción de este lugar, convertirlo en nuestro. - Sus manos temblaban, aferradas al barandal. - Un lugar así merece ser parte de un recuerdo inolvidable.

Llevó su mano derecha al bolsillo interior de su chaqueta y de ella sacó una pequeña cajita.

Lo llevo conmigo hace meses, pero tenía miedo de apresurarme, keh, ¿puedes imaginarlo? El diablo con miedo… - Me miró fijo y el dorado reflejó parte de la luz azulina de la noche. - Eso es lo que me encanta de ti… afloras sensaciones en mí… sensaciones que no creía ser capaz de sentir.

Se giró hacia mí y tomó mi mano entre las suyas, colocando en ellas la cajita. Lo miré sin comprender.

Ábrelo. - Ordenó.

La cajita tenía un pequeño broche dorado encargado de mantenerla cerrada. Lo abrí y entonces un anillo delgado destacó con un diamante solitario que brilló entre nosotros sin dificultad. Lo miré de nuevo y me sonrió.

Tú y yo estábamos destinados a encontrarnos una vez más. - Musitó. - Necesitábamos encontrarnos para este momento en particular. Y quiero… deseo convertirte en mi esposa Kag.

Lucía nervioso, como si en su mente existiera la posibilidad de un "no" a ese deseo.

¿Piensas que diré que no?

Cariño, aún me cuesta creer que alguien tan perfecta como tú desee estar a voluntad entre mis garras. - Acarició mi rostro. - Tu alma es tan pura que a ratos siento que no te merezco.

Lo miré con tristeza y extendí mis manos hacia su rostro, enmarcándolo entre ellas. Me estiré de puntillas y pegué mi frente a la suya.

Eres perfecto para mi, ¿Aún no te das cuenta de que vivo por y para ti? - Me acerqué a besarlo y entonces sus manos me abrazaron por la cintura.

Para cuando se separó me miró fijo.

¿Eso es un si?

Si Inuyasha, quiero casarme contigo. - Restregué mi nariz con la suya. - No vuelvas a dudar de ello.

Sonrió y suspiró.

Sólo necesitaba escucharlo de tus labios. - Tomó el anillo entre sus dedos y pidió mi mano. - Si me permites…

La extendí hacia él y entonces deslizó la joya por mi dedo anular.

Inuyasha… - Musité y me miró con atención. - Gracias.

¿Por?

Por esperar por mi.

Gracias a ti por aparecer.

Teníamos la eternidad por delante y aún así parecía poco tiempo para compartir a su lado.

FIN