Al fin, dos semanas después de que Kenshin se había ido, Sanosuke no pudo más. Kaoru fue a esperarlo en el frente de la casa, Sanosuke fue con ella y le volvió a implorar una oportunidad, pero ella no accedía. Sanosuke la agarró y le dio un beso. Justo cuando Kenshin los vio desde lejos.

-Ni Kaoru ni Tomoe… no tengo a nadie…

-Kenshin….-dijo Kaoru sorprendida- no pasó nada, no es lo que tú crees. Déjame explicarte.

-Sabes… renuncié a muchas cosas por ti- dijo Kenshin- Kaoru…y tu me haces esto. ¿Te estas vengando por lo de Linlin? ¿Es eso?

-No, yo… no pretendía nada de esto….

-Ya no importa, ahora se que clase de persona eres. Siento haberte estorbado, a ti y a Sanosuke. Y en cuanto a ti, Sano, lo siento mucho también.

Kenshin estrujó con todas sus fuerzas el ramo de flores que traía para Kaoru, y lo tiró a los pies de ella. Dio media vuelta y empezó a irse.

Sanosuke lo alcanzó y lo detuvo.

-Kenshin, no fue culpa suya, fue mía, si te vas la vas a destruir. Enójate conmigo si quieres enojarte con alguien.

-Ya no creo en ti. Adiós. Se que les hecho mucho mal a los dos, y que no puedo quejarme pero…

-Tú… ¿no crees en mí? Ahh que me dices tu ¿eh? Tú casi matas a Kaoru y casi me matas a mí, ¿y tú eres el ofendido?

Kenshin sintió una punzada de arrepentimiento. Él le había fallado mas veces a Kaoru, y cuando ella cometía un pequeño error, el no la perdonaba.

-Sanosuke, ¿tú la quieres en verdad?

-Tanto que no se como decirlo.

-Sano- dijo Kenshin- eres el amigo más legítimo que he tenido, gracias por tu amistad. Espero que algún día puedas perdonarme por todo lo que te hice.

Los dos entraron al dojo otra vez, pero Kaoru ya no estaba en la entrada.

-Kaoru…. ¿Kaoru? Yo he vuelto, te suplico que me perdones.

Pero Kaoru no lo escuchaba, no estaba ahí.

Kenshin y Sanosuke la buscaron en todo el dojo. Con cada habitación que Kenshin registraba y en la que ella no estaba, un mal presentimiento iba creciendo en su pecho. Era extraño que Kaoru no estuviera ahí, y era mas extraño aún que ella lo ignorara, claro, si es que pudiera oírlo. Kenshin estaba desesperándose cada vez mas, a cada paso que daba, un pesar indescriptible crecía dentro de él, de pronto el viejo dojo parecía un laberinto enorme, parecía que las habitaciones se multiplicaban, y que los corredores se hacían mas grandes, claro que si él hubiera estado en sus cinco sentidos, se hubiera dado cuenta de que había estado registrando las mismas tres habitaciones alrededor de cuatro veces cada una. Pero para él solo una cosa importaba en ese momento, encontrarla. "No, no está aquí…creo que ya revisé aquí, de hecho…donde….-se decía Kenshin después de abrir por quinta vez la misma puerta. "Bien, debo de pensar. Estamos en el dojo. Ni Sano ni yo vimos que ella saliera…debe de estar aquí. Aquí ya he revisado… falta….falta ¡la bodega! Ese es el único lugar donde puede estar…" Al fin Kenshin la encontró en la bodega, estaba hincada en el suelo, el gran puñal del padre de Kaoru resplandecía en su regazo, sus manos, todavía húmedas de lágrimas acariciaban al filoso objeto, su pulso temblaba y su respiración estaba alterada, en el silencio mas profundo ella moriría, recordada por dos hombres como un objeto de disputa, el cual solo se podía ganar en una pelea, como el trofeo de un torneo. "Por lo menos, así se acabará mi sufrimiento, no puedo creer que voy a terminar así… -- y cuando este pensamiento vino a su cabeza, un pequeño temblor la recorrió desde la espalda hasta el cuello -- ….pero ya… Kenshin me odia, Sano… no se…." Su boca estaba seca. Su vista estaba borrosa, por todas las lágrimas que había derramado, sus manos con el viejo puñal temblaban, al fín se animó a levantarlo de su regazo. Poco a poco lo colocó en forma en que la punta apuntaba a su corazón,

-Kaoru….. NO

El puñal cayó de las manos de Kaoru en el suelo.

-No lo hagas. Perdóname Kaoru…. Yo……te amo.

Kaoru se dio la vuelta, con sus ojos llenos de lágrimas.

-No me interesa, ya no te quiero…. Me voy a quedar con Sano, creo, o quizá, si me quieres tanto, me suicido, me pierdes…así tu patética vida dramática será tan dramática como tu crees que es. "Kenshin, el dramático guerrero que no sabe sus sentimientos" ¿no te parece lo suficientemente dramático?-Kenshin trató de acercarse a Kaoru para hacer que reflexionara, pero ella volvió a tomar el puñal y se apartó de él- ¡Aléjate de mi! ¡Te odio! Te vas a quedar solo…ja…es lo que mereces y mas… ¿Te gustaría perderme, eh?

-No, no quiero perderte, Kaoru

-Demasiado tarde, Kenshin. Ya me perdiste. Pero puedes ir a buscar a Linlin, a ver si ella te acepta, pero por lo que me dijo sobre ti, lo dudo mucho. Tienes que aceptarlo… nadie te quiere…

Kaoru sentía que ella no estaba diciendo esto. Sentía que otra persona estaba utilizando su voz, esos horribles insultos no podrían ser obra de ella. Sentía que ella estaba en otra parte y que por casualidad estaba escuchando esa conversación. Una parte de ella le decía que estaba bien tratar a Kenshin de esa forma, pero otra la decía que eso estaba mal.

-De acuerdo- dijo Kenshin desenvainando la espada- me parece bien…

"Ya se enojó, bien…veamos" pensó ella.

-¿Qué vas a hacer con eso?- dijo Kaoru asustada.

-Bien, nadie me quiere aquí, pero yo si te quiero a ti, así que si no puedo estar contigo en este mundo, estaré contigo en el otro. Si tú te suicidas, yo también lo haré. Te lo he dicho ya…te amo.

Kaoru soltó el puñal, corrió a los a los brazos de Kenshin, los dos se quedaron abrazados por horas. Kenshin se acordó de todo lo que Taro había dicho, así que le dio un beso a Kaoru. La acercó suavemente hacia él y la besó, fue beso más emotivo que Kenshin pudiera haber imaginado. En un instante se dio cuanta a qué se refería Taro. Cuando una en verdad se ama, vasta solo un beso para probarlo. Por primera vez, Kenshin se olvidó de todo lo relativo a Tomoe y a peleas, al mundo completo, para él no existía mas que Kaoru.

-Eres tu, siempre has sido tu, ¿Cómo pude olvidarte?- dijo Kenshin. Miró a Kaoru, con su cara llena de lágrimas de felicidad, sonriente y feliz, Kaoru se convirtió en la mujer mas hermosa y virtuosa para Kenshin en aquel momento. Kenshin sostuvo la cabeza de Kaoru entre sus manos y se quedó mirando sus dulces ojos por mucho tiempo. No se cansaba de mirarla.

-Yo también -dijo Kaoru- yo también te amo, Kenshin.

Ese dulce espectáculo, fue para Sanosuke, que escuchaba tras la puerta y veía por una pequeña rendija; el peor de los espectáculos del mundo. Sintió que un cuchillo caliente le atravesaba al corazón de lado a lado. Tomó sus cosas y se fue, justo en le entrada del dojo arrojó un beso en dirección del cuarto donde estaba ella.

-Adiós para siempre, Kaoru.- y diciendo esto se marchó. Kenshin y Kaoru no volvieron a escuchar de él nunca.

Mientras tanto, Kenshin y Kaoru seguían abrazados en el cuarto.

Siguieron asi por mucho tiempo.

-Kaoru…¿Podrás perdonarme por todo lo que te hice? Me ha costado mucho comprender que la felicidad se encuentra en el presente, por hermoso que haya sido el pasado, no nos dará la felicidad. Los recuerdos son siempre bellos, Pero no se puede vivir solo con recuerdos…

-Si, lo hago ahora, te perdono siempre podrás contar conmigo perdóname tu a mi, fui una tonta…

-No, no lo eres…tenías razón. Debo dejar de preocuparme por el pasado…por eso-y Kenshin tomó la espada- nunca más volveré a usar esto, nunca…-- y aventó la espada lo mas lejos que pudo-Nada mas se interpondrá entre nosotros, nada, ni Tomoe, ni Linlin, ni nadie.….Kaoru, hubo un día tu viniste a mi, y comprendí que era el principio de algo único, hubo un día en el que tus ojos me miraron y pude verme en ellos, hubo un día en el que descubrí el verdadero sentido de mi vida, hubo un día en el que sentí la alegría de poder amar sin tiempo y sin medidas, hubo un día en el que no necesité palabras para que me entendieras, hubo un día en el que estuve seguro de haber encontrado el amor… y ese día es hoy. Te amo, eso es todo lo que importa.

Ellos se quedaron abrazados hasta el día siguiente, cuando Kenshin y Kaoru despertaron en la mañana:

-Kenshin, ¿Linlin se fue contigo?- preguntó Kaoru suavemente.

-No, ¿Por qué?

-Por que desde que hablé con ella hace unos días no la ha vuelto a ver. Fui a su cuarto y encontré esto para ti. Kaoru le entregó una carta sellada. Kenshin la abrió y leyó: "Gracias por dejarme ir"

Kenshin pensó "Si era ella, mi Tomoe. Adiós para siempre"