Tres en compañía
Frodo y Sam partieron de Bolsón Cerrado y caminaron un trecho, hasta el
lugar donde habían quedado con Merry y Pippin. Al llegar allí descubrieron
que sólo uno de los hobbits los esperaba. Era Pippin, el más estúpido de
los dos, si entre la espécie de los hobbits alguien podía ser más estúpido
que otro.
- ¡Hola Frodo, hola Sam!- dijo el joven hobbit - Merry no podrá venir con
nosotros esta noche. Se ha ligado a una gachí rubia cuando veníamos hacia
aquí y se la ha llevado a pasear al asiento de atrás de su carro. ^_^ Dijo
que nos encontraríamos en un par de días.
-¿A pasear? ¿Seguro que dijo pasear?
- Si ^_^
- ¬_¬
- ¬_¬
-¿Qué?- dijo Pippin
- Nada.....- respondieron Sam y Frodo al unísono.
Los hobbits comenzaron a caminar. Andaron durante toda la noche y en
realidad no recorrieron demasiada distáncia, principalmente porque Sam no
paraba de quejarse y de pedir un descanso una y otra vez.
- ¡Vamos Sam!- le animó Pippin- Cada vez queda menos ^_^
-¡Paremos un ratito, porfiiii!- se quejó Sam, con voz afeminada.
-¡Maldito hobbit seboso!¡Mueve el culo de una vez, así quizás pierdas todos
esos kilos que te sobran!- dijo Frodo, cansado de las quejas del otro.
- ¿Si pierdo kilos le gustaré más, señor Frodo?
-¿Qué?
-Nada, nada ^_^
Los tres hobbits siguieron caminando hasta que los lloriqueos incesantes de
Sam los convencieron para tomar un respiro. Acamparon en un claro del
bosque y se durmieron enseguida. Al despertarse Frodo descubrió que Sam se
había movido "un poquito" mientras dormía y lo había rodeado con sus brazos
mientras hacía soniditos obscenos. Frodo sintió un escalofrío y le arreó a
Sam un puñetazo en toda la jeta, sin resultado alguno. Entonces decidió
probar el plan "B".
-¡¡¡Elfos!!!- gritó- ¡¡¡¡ Un montón de elfos en pelotas!!!!
-¿¿¿¿¡¡¡DÓNDE!!!????- gritó Sam emocionado.
- En ningún sitio, pervertido. Y a ver si nos controlamos al dormir, que
llevas toda la noche metiéndome mano...
-Jur jur jur...
-¬_¬.... Prefiero no saber lo que estás pensando ahora mismo... Anda,
ayúdame a despertar a Pippin.
Después de aproximadamente 2 horas de forcejeos, al fin consiguieron
arrancar la manta de las manos del hobbit, que se resistía con todas sus
fuerzas. Desayunaron la mayor parte de las provisiones que llevaban, con lo
cual se verían obligados a comer hierba durante el resto del viaje.
Caminaron hasta el mediodía y volvieron a descansar un rato. Se pusieron en
marcha cuando el día declinaba. Las sombras de la tarde se alargaban cada
vez más cuando los hobbits bajaron por la loma de una colina. No se habían
encontrado con nadie durante su camino, por lo que se sorprendieron al oír
el repiqueteo de unos cascos de caballo detrás suyo.
-¡¡¡Vamos a escondernos y a dar un buen susto al jinete!!!- dijo Pippin
-¡¡¡Si vamos!!!
Los tres hobbits corrieron a esconderse debajo de unos arbustos, dispuestos
a sorprender al jinete que se aproximaba, que seguramente sería un hobbit
montado en un pony. Pero cuando se acercó, vieron que el animal no era un
pony en absoluto. Se trataba de un enorme caballo negro con los ojos
inyectados en sangre y montado por un hombre corpulento, envuelto en un
manto negro y con un capuchón tapándole el rostro.
-Estooo... creo que mejor no nos metemos con él, ¿vale?- susurrró Frodo,
cagado de miedo.
Los otros dos hobbits asintieron. De repente, el jinete negro comenzó a
hacer un ruido muy extraño, como si estuviera olfateando algo, pero no era
eso. El jinete cayó al suelo y comenzó a retorcerse como si se estuviera
asfixiando. Tenia un ataque de asma...
-¬_¬.....- pensaron los hobbits.
Aprovechando que el jinete estaba temporalmente fuera de juego, escaparon
corriendo. Siguieron con su camino charlando alegremente y riéndose de lo
ridículo que resultaba ver a un jinete de cerca de 2 metros de altura
ahogándose por un ataque de asma, hasta que, tres horas después, se les
ocurrió que quizás sería más prudente andar por el borde del camino, por si
volvía aparecer el jinete, que aunque ridículo, podía resultar peligroso.
El sol ya se había puesto detrás de las colinas cuando por fin llegaron al
camino que debían seguir a partir de ahora. El sendero se abria a la
derecha y se internaba en un bosque de viejos robles. Se sentaron cerca del
linde del bosque y comieron las últimas provisiones que les quedaban,
mientras charlaban y contaban chistes verdes.
El anochecer caía para cuando entraron en el bosque siguiendo el camino.
Las estrellas comenzaron a asomar entre los árboles cuando los hobbits
comenzaron a tararear una canción.
-¡¡¡OÉOÉOÉOOÁ!!!¡¡¡SÓOOLO RESPIRO... EL AIIIRE QUE ME DAAAAAAS!!!!
-¡¡Callad!!- les interrumpió Frodo-Oid... ¿no oís los cascos de un caballo?
- Hay más de uno- dijo Sam
-Si. Pero no es el jinete negro. Estos són caballos élficos.
-¡¡¡Elfos!!!¿Pero hay elfos en estos bosques?- preguntó Sam emocionado.
-Es obvio que si, ¿no?- respondió Frodo- La verdad es que sólo están de
paso. Se dirigen hacia los Puertos Grises. Abandonan la Tierra Media en
busca de un lugar dónde viviran su inmortalidad felices, lejos del dolor y
la muerte y rodeados de centros comerciales y tiendas con sus marcas
favoritas.
-¿Y no podemos ir a verlos?
-Escucha su canto... se acercan hacia aquí. Sólo tenemos que esperar donde
estamos.
-Mmmmmmmm............cena......- murmuró Pippin, que obviamente no se
estaba enterando de nada en absoluto.
La canción de los elfos se acercaba. Cantaban en la bella lengua de los
elfos, de la que Frodo sabía muy poco y los otros nada.
-¡¡¡LÓRIEN´S LIVIN A SELEBREISHON!!!!- cantaban los elfos con sus hermosas
voces.
-¡Són altos elfos, Sam!- susurró Frodo, que entendía algo de la letra de la
hermosa canción.
Pasaron lentamente delante de los hobbits. Caminaban sigilosamente, sin
hacer ruido, sólo se oían sus voces en la oscuridad. Todos eran altos y
guapos de cabellos dorados y ojos azules. Todos vestían ropa de marca,
combinada con exquisito gusto y de vez en cuando se escuchaba en la canción
un leve acento pijo.
-¡¡¡AY DIOS MIIIIO!!!- gritó uno de ellos con un marcadísimo acento que
revelaba que era sin duda un "niño de papá".- Tú eres Frodo,
¿verdad?¡¡¡HOLITA!!!
-¡Vaya que si lo és!- anadió otro elfo-¿Pero chico, que haces tú tan tarde
andando por este bosque?¿Te has perdido mientras hacías tus compras?
-¡¡O sea, esto és superguay!!- dijo una elfa, echándose hacia atras las
gafas de sol, último modelo- No vemos hobbits por estos bosques desde que
Bilbo se encontró con nosotros. No es por cotillear, pero ¿vuestra marcha
tiene alguna relación con su partida? ¡Es que me parece una
supercoincidéncia!
-No signifca nada, Hermosa Gente, sólo hemos salido de fiesta un rato y
hemos pensado en ir a la nueva discoteca que han abierto en Bree. Me han
dicho que está muy de moda entre los hombres- respondió Frodo, intentando
oultar sus verdaderas intenciones.
-Hmmmmm....¿Una disco nueva, eh?- dijo el jefe, el que primero había
saludado a los hobbits. El elfo sospechaba que lo de la nueva disco no era
cierto. Ningún ser viviente se atrevería a abrir un local fashion sin la
aprovación de los elfos- Mi nombre es Gildor. Creo que esta noche los
hobbits van a tener el superhonor de venir con nosotros, o sea, y os voy a
invitar a cenar para que veaís lo guays que podemos ser los elfos.
-¡¡¡¡¡¡BIEN!!!!!- gritó Sam emocionado. De todos es sabido que la comida de
los elfos es la más in de toda la Tierra Media y recordando que llevaban 5
horas sin comer, cosa bastante rara en los hobbits, era lógico que se
alegrara tanto.
Marcharon durante unas horas en silencio, en parte porque no sabían que
decir, dado al ingenio demostrado por los hobbits , y en parte porque los
tres estaban extrañamente interesados en mirar el culo del elfo que tenían
delante. Pippin pronto sintió sueño y estuvo a punto de caer varias veces,
pero una joven elfa que marchaba a su lado extenía el brazo, sosteniéndolo,
a lo que el hobbit respondía agarrándose al trasero de ésta, sólo para
evitar la caída, malpensados. Sam caminaba al lado de Frodo como en un
sueño, mirando por turnos al atractivo elfo que tenía a su lado y a Frodo.
Llegaron a un claro del bosque dónde los elfos se sentaron en la hierba,
hablándo unos con otros, susurrándo insultos en su hermosa lengua mientras
miraban con ojos asesinos aquellos dos hobbits pervertidos que no hacían
más que meterles mano.
Frodo entendió algunas palabras de los elfos y luego de un buen rato de
meditación, llegó a la conclusión de que Sam y Pippin no eran muy bien
recibidos...
Cuando terminaron de cenar la comida élfica, los "acosadores", como ya
conocían todos los elfos a Sam y a Pippin, se fueron a dormir y Frodo se
quedó charlando con Gildor. Hablaron sobre la moda que se iba a llevar en
la temporada otoño-invierno, sobre cotilleos de sus estrellas de pop
favoritas y de temas algo más serios.
-Dime Gildor ¿viste por estos caminos a un jinete vetido de negro y montado
en un enorme corcel también negro?
-Si.¿No es horrible la ropa que lleva? ¿Gandalf no te ha dicho nada sobre
ellos?
-No. Es un maldito desgraciado... Encima de que hace cargar con sus
problemas no me explica los peligros que me puedo encontrar.
-Entonces yo no soy el indicado para decirte quien són, porque son tan
supermalvados que tu misión podría peligrar por culpa del miedo.
-¡¡¡Pero quien te has creído que soy elfo de mierda!!!
- ¡Uys! Que grosero.
-Yo soy un machote, no me dan miedo esos jinetes de mierda.- mintió Frodo
-Vale, chico, no te pongas así. ¡Venga ves a dormir que mañana tienes que
levantarte súpertempranito para seguir tu camino!¡¡¡BUENAS NOOOCHEEES!!!
^_^
Frodo sintió que el sueño se apoderaba de él y antes de darse cuenta, cayó
rendido, con Sam acurrucado a sus pies.