RinMakoto. Todo fue un sacrificio para que todo el mundo estuviera a salvo, Asuka llevará en su mente a sus compañeras caídas, aunque Asgard haya desaparecido, su memoria quedará para siempre en la mente de todos.
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Sin más, comencemos…
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La batalla en Asgard finalizó dejando como resultado que el reino que habitaba ese sitio por milenios desapareció, dejando así un recuerdo que nunca sería olvidado, es más, se sabía que al final del Ragnarok, las cosas en donde fue algunas Asgard volverían a florecer.
No obstante, para Asuka, Pei Pei y Claudia fue peor ya que sus compañeras habían fallecido en el combate y eso se vio reflejado en el informe que tuvieron que dar.
- Al final logramos derrotar a los enemigos que formaban las fuerzas del mal, pero el precio que se pagó fue muy alto – susurró la peli gris.
- Lo entiendo perfectamente Libra, es duro perder a compañeros, en especial con gente que fue muy cercana a nosotros, es más, te puedo decir que me duele en el alma saber que personas como Francine, Magdalena, Mia y Tamara tuvieran que pagar con sus vidas el hecho de que defendieron a una tierra como lo fue Asgard, no obstante, dieron sus vidas como auténticas guerreras, como las encarnaciones de los dioses que eran.
- Aun así, Asgard fue destruida por Surt, ya no hay vida.
- Puede ser, pero siempre hay cosas que se salvan – decía Athena al lado del Patriarca Joan – quiero decirles que esto es duro, pero no es fin del mundo, por el bien de sus amigas deberán seguir adelante y luchar por el mundo que tanto ellas como ustedes hubieran deseado, varios guerreros y amigos nuestros han muerto, pero eso será algo vital para cuando nos toque hacer nosotros nuestra parte.
- ¡Sí!
- Pueden retirarse y descansar, varios Caballeros de Bronce están haciendo una tropa de reconocimiento junto con uno de los Caballeros Dorados.
- ¿Puedo preguntar de quien se trata? – Claudia habló.
- No te preocupes por eso Leo, por el momento no deben preocuparse por eso, ahora estamos viendo que pasará con algunos soldados de Ares que se dirigían hacia el Santuario.
- ¿En serio? – el castaño asintió, de otro lado, justo en donde decía Joan, un grupo de 5 Caballeros de Bronce los cuales estaban siendo comandados por Hibiki y Tomoe estaban yendo hacia donde se sentían unos cosmos malignos.
- Por allá vienen.
- Señor Aries, los soldados de Ares parece que vienen en camino.
- Sí, sus cosmos se sienten casi cerca, enfrentemos con dureza a ellos.
- ¡Muy bien! – era cierto, un grupo de Berserkers estaban llegando y tanto Hibiki como su pareja se pusieron frente a los de Bronce.
- Hibiki-san, son muchos, diría que como unos 100 soldados que vienen.
- Así es, aunque no me termina de cuadrar porque es que hay guerreros aquí, puede ser una distracción o algún ataque sorpresa.
- Pero tenemos que dar lo mejor de nosotros – la peli negra dijo eso con seguridad, aunque luego, miraron como los Berserkers con todo.
- Habrá que eliminarlos a como dé lugar – con eso, el grupo de Caballeros de Bronce fueron hacia el ejército, Hibiki y Tomoe los comandaban y cuando chocaron, muchos Berserkers salieron volando ya que el cosmos del peli humo fue más grande que el de ellos.
- ¡Señor Hibiki, vienen detrás de usted!
- No se preocupen, esos tipos no me va a tocar al final de todo – susurró el chico el cual no se inmutó por eso.
- ¡Muere maldito Dorado!
- Muro de Cristal – la pared invisible se puso entre ellos y Hibiki evitando que tan siquiera pudieran tocarle la sombra, estos de la nada fueron lanzados hacia atrás, aunque la misma fórmula funcionó con Tomoe.
- No me tocarán… Muro de Cristal – susurró la peli negra mientras que la pared invisible se ponía frente a los tipos que la querían golpear.
- Mierda, esto no es lo que pensamos que sería – exclamó uno de los Berserkers – ¿Cómo es que esa niña es tan fuerte?
- Porque soy una Saintia de Athena y prepárense para recibir mis Puño Polar de las 7 Estrellas – exclamó Tomoe quitando la pared y lanzando su ataque, estas bolas de energía cósmica impactaron en los cuerpos de los guerreros de Ares quienes salieron volando y destruyendo por el impacto – ja, novatos.
- Ten cuidado Tomoe-san, no hay que confiarse de estos tipos – la batalla continuó, varios de los guerreros de Ares cayeron hasta que finalmente su número se fue reduciendo hasta que solo quedaba uno el cual fue acabado por uno de los Caballeros de Bronce.
- Terminamos señor Aries.
- Buen trabajo, aunque estoy pensando en que esta misión es algo extraña, ¿Por qué guerreros de Ares llegarían hasta aquí solo para morir?
- Es algo extraño, deberíamos tener cuidado en caso de que sea algo más.
- Y es precisamente eso – exclamó una voz extraña detrás de los Caballeros los cuales no tuvieron tiempo a mirar bien ya que un viento fuerte los mandó a volar a todos, Hibiki logró tomar a Tomoe en brazos y caer él de espaldas evitando que su novia sufriera daños.
- M-Mierda…
- ¿Qué demonios acaba de pasar?
- Han llegado hasta aquí para morir al final de todo – decía la entidad quien vestía una armadura y con un par de alas como las de una mariposa, además de poseer un arco y flecha.
- ¿Quién eres?
- Soy Anteros, dios del amor correspondido y la venganza del amor no correspondido – exclamó el tipo que también tenía el cabello negro y los ojos rosados.
- ¿Anteros? Uno de los hijos de Ares con la diosa Afrodita.
- Demonios, eso quiere decir que es muy fuerte – susurró el peli humo el cual se alistó a pelear en caso de que este atacara de golpe, cosa que hizo al final cuando este le dio un golpe en el estómago al Caballero Dorado quien retrocedió.
- ¡No le toques un pelo al señor Aries! – los de Bronce quisieron darle su merecido al dios, pero este les dio varios golpes a los Caballeros los cuales cayeron al suelo inconscientes.
- Bah, ahora solo me queda acabar con el Dorado y su chica.
- ¿Y cómo lo harás? No creas que te dejaré matarme fácilmente – exclamó Hibiki elevando su cosmos.
- Puede ser, eres un Caballero Dorado, de los más poderosos del ejército, pero, aun así, sé que tu corazón estuvo en un momento horrible relacionado al amor no correspondido como lo fue una chica en tu pasado ¿no es así? – eso llamó la atención de los dos chicos.
- Hibiki-san, él se refiere a…
- No sabes nada de eso, ahora estoy con Tomoe-san y ella es el amor de mi vida, así que si me quieres tentar con eso no lo lograrás.
- Puede ser, pero es que cuando se tiene un amor no correspondido, no importa cuando un humano diga que ha superado eso, siempre quedan restos de ese sentimiento en sus corazones, creo que podríamos decirlo que es como el dicho que dice "Donde hubo fuego cenizas quedan".
- Es una vil mentira, yo no tengo nada que ver – el peli humo se lanzó hacia el dios del amor el cual solo sonrió provocando que este saltara sobre él – ¿eh?
- Ni creas que con ese corazón extraño lograrás vencerme, aunque también iré por tu disque noviecita que debe tener el corazón revuelto en este momento.
- ¡No te atrevas a atacar a Tomoe-san!
- Muy tarde – Anteros sacó su arco y flecha y disparó dos de estas hacia el corazón de ambos Caballeros los cuales quedaron en una especie de limbo, el golpe de flechas fue más a las almas de Hibiki y Tomoe.
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- ¿Dónde estoy? ¿Acaso nos mató Anteros? ¿Y dónde está Tomoe-san? ¡Tomoe-san! – Hibiki estaba mirando hacia todos lados, solo miraba oscuridad y más oscuridad, no podía ver nada más – demonios, ¡¿Dónde estás Tomoe-san?!
- Ella no te escuchará – susurró Anteros apareciendo detrás del Caballero el cual saltó hacia atrás cargando su energía cósmica.
- Más vale que me digas donde está Tomoe-san o me vas a conocer en serio – Hibiki estaba molesto.
- Relájate un poco Aries, si sigues así no te diré a donde está tu novia… sabes que, mejor te mostraré en donde está – el dios chasqueó los dedos y delante del Caballero Dorado se mostró a la peli negra.
- ¡Tomoe-san! – la Saintia de Osa Menor estaba amarrada a una cruz, pero esta estaba sin nada en su cuerpo, con solo algunas vendas cubriendo parte de sus pechos y la zona intima – t-tu… ¡¿Qué le has hecho?!
- Quiero ver si es cierto que tú tienes el amor de esa chica, porque ya pasaste por un momento así en el pasado y el amor que sentiste hacia esa mujer ya no existe, aunque lo siento imposible.
- Ya el amor que le tenía a Kousaka no existe, además ella está muerta, yo mismo la asesiné cuando tuvimos la batalla entre Generales y Caballeros.
- Ni creas que esas palabras serán suficientes, es más, no siento que puedas tener el verdadero poder para derrotarme.
- Hijo de puta – Hibiki activó su cosmos apuntando su poder hacia el vengador del amor no correspondido – más vale que sepas que no tendré piedad contigo.
- Yo tampoco, es más, ten esto – Anteros fue rápidamente hacia Hibiki quien tuvo que alejarse muy veloz para evitar el golpe, aun así, este quería atacar de golpe, pero el dios aparecía antes de que lo hiciera, no obstante, Anteros tenía otros planes y este estaba alistando una de sus flechas con intenciones de atacar de primera mano al oji azul.
- No me atacarás con eso… ¡Muro de Cristal! – la pared invisible se puso frente a Hibiki y en teoría evitaría que el dios le diera cualquier ataque – este es mi Muro de Cristal, cualquier ataque que me des se te regresará así que estás advertido.
- Ya veo, es una barrera muy poderosa, pero hasta la defensa más fuerte tiene su punto débil y creo saber cuál es – Anteros fijó su mira en una parte del Muro de Cristal y disparó una de sus flechas la cual para sorpresa del mismo Caballero atravesó su barrera dándole en la zona izquierda del abdomen – ja, te lo dije.
- T-Tu… se supone que el Muro de Cristal es irrompible.
- Puede ser, pero como te dije, todas las barreras poseen un punto débil y encontré el punto en el que el cosmos no es tan fuerte y pum, terminaste herido – río con desprecio el dios – ¿acaso…este es todo tu poder Aries? Parece que no tienes el valor necesario para defender a tu querida novia.
- Un dolor como este no es nada – el peli humo se arrancó la flecha, pero al hacerlo notó como es que su cabeza le estaba dando vueltas – ¿Q-Que es esto?
- No te conté ¿verdad? Las flechas contienen un afrodisiaco el cual hace que tengas el cerebro dando vueltas, a medida que pasa el tiempo no podrás articular bien tus poderes y tus sentidos se te revolverán.
- M-Maldito – el chico decidió seguir a puño limpio, cosa que el dios esquivaba sin ningún tipo de problemas, sin embargo, el peli humo no quería seguir ocultando sus poderes.
- Vaya, parece que la borreguito quiere atacar en serio.
- ¡Revolución de Polvo Estelar! – el ataque del Caballero de Aries se manifestó en una serie de ataques de estrellas lanzadas a la velocidad de la luz, estos fueron hacia Anteros quien ahora si notó que el poder de Hibiki se estaba manifestando.
- El poder de Aries es grande, pero esto no será suficiente para derrotarme – Anteros esquivó en parte los ataques del Caballero, aunque cuando siempre hubo algunos que le dieron en varias partes de su cuerpo causando un poco de daño, pero finalmente llegó frente a Hibiki dándole una fuerte patada en el rostro que solo lo mandó a volar, este se limpió algo la sangre que le salía de la nariz.
- Demonios, si sigo así es obvio que me va a matar en cualquier momento – susurró el peli humo, Hibiki estaba pensando en que debía hacer para acabar con el dios, este solo pensaba en Tomoe y en cómo debía liberarla de ese modo.
- ¿Qué pasa Aries? ¿Ya estás listo parta morir?
- Ni creas que estoy listo para eso, me queda mucho que dar y no perderé ante alguien como tú – el cosmos de Hibiki comenzó a subirse más y estaba por atacar a Anteros, pero este pensó en otra cosa, debía ser inteligente, parecía que cada ataque era inservible o poco efectivo, tenía que haber un punto en el que podría atacar.
Tomoe.
El ataque podría dañar a su novia, pero era una hipótesis que estaba dispuesto a aceptar y si el castigo era ver a su novia herida, él lo lamentaría mucho, pero sería por un bien mayor.
- Perdóname Tomoe-san, pero espero que esto nos ayude a ambos – susurró.
- Ya habla de una vez Aries, ¿Qué tienes en mente?
- Me lamentaré si esto sale mal, pero si es la solución, pues que así sea… ¡Revolución de Polvo Estelar! – Hibiki lanzó parte su ataque ofensivo hacia la peli negra, acto que asustó al dios.
- ¡¿Qué demonios haces?!
- Si Tomoe-san resulta lastimada, pues entonces que así sea – aunque Anteros pensaba que esto se detendría, se equivocó cuando las estrellas fugaces dieron de golpe con el cuerpo de Tomoe, pero para sorpresa de Hibiki, resultó ser que no era el cuerpo de la Saintia de Osa Menor, si no que resultó ser su expareja fallecida.
- Descubriste el secreto de mis flechas.
- Tuve una corazonada sobre esto, y eso demuestra que al final de todo si tenía un poco de cariño del que le tuve a Kousaka, pero eso quedó en el pasado – susurró el peli humo que con su polvo estelar desintegró el cuerpo de la rubia y en eso, se manifestó el cuerpo de Tomoe en su lugar, Hibiki sonrió por eso – Tomoe-san, bienvenida de vuelta.
- ¿Eh? – la peli negra despertó mirando para todos lados – Hibiki-san, ¿Qué ocurrió?
- No importa Tomoe-san, lo que quiero es que acabemos juntos con este tipo – el cosmos de Aries ardió con fuerza al igual que el de Tomoe, aunque el más molesto era el peli humo.
- Maldición, supo de mi trampa en nada.
- Tú te metiste con mi novia y eso es algo que no te perdonaré jamás, así que más vale que sepas a lo que te enfrentas – Aries fue hacia el dios quien estaba por atacarlo con otra de sus flechas, pero Hibiki estaba molesto y ese sentimiento le daba más fuerza de la que creía.
- ¿Qué demonios? Hace poco no tenías este poder y ahora lo sacas de la nada.
- Porque nosotros los humanos queremos proteger aquello que es valioso para nosotros, ustedes los dioses creen que estas son tonterías que son temporales, pero para nosotros los humanos son cosas importantes – el chico le dio un puñetazo en el estómago que lo hizo retroceder, no solo eso, sino que cuando Anteros quiso sacar una flecha, esta fue destruida por los furiosos puños de Hibiki.
- ¡Tomoe-san!
- ¡Sí! – Tomoe saltó sobre su pareja – pagarás caro por haberme hecho pasar por eso y a Hibiki-san también, recibe el poder de mi ¡Puño Polar de las 7 Estrellas!
- Hija de puta – susurró el dios recibiendo el golpe de la Saintia peli negra, este no recibió mucho daño, pero solo fue la antesala de lo que le pasaría ya que luego Hibiki fue corriendo hacia él con todo su cosmos cargado, es más, hasta Anteros podía la imagen de la constelación, como si fuera un carnero a la carga.
- ¡Recibe mi nuevo ataque! ¡Cabezazo Hamal! – tal y como lo decía el nombre, este fue un duro golpe con la cabeza el cual parecía la típica embestida de los carneros el cual fue directo a la cabeza del dios del amor quien retrocedió herido, sangraba mientras que sentía los huesos de esa zona moverse por haberse roto esa zona.
- ¡Maldito, ¿Cómo osas a golpear de este modo a un dios?! Te vas a arrepentir.
- No me arrepentiré de esto, así que más vale que sepas que no saldrás con vida – Hibiki estaba decidido, mientras que Anteros estaba apretando sus puños, pero estaba herido por lo que este sin más destruyó la zona en la que estaban volviendo al mundo real.
- Hemos vuelto Hibiki-san.
- Me las pagarán hijos de puta, ¡no se quedará así! Me vengaré de esta humillación Aries, Osa Menor, ¡recuérdenlo! – el dios desapareció, ya con eso, la pareja fue a atender a los Caballeros de Bronce, ya con eso todo el mundo volvió al Santuario, con una victoria parcial, esto fue cuando tuvieron que declarar su informe, esto por parte de Hibiki y Tomoe.
- Ese fue nuestro reporte Patriarca, Diosa Athena – Hibiki fue el que terminó de dar la información que obtuvieron del encuentro.
- Parece que hizo acto de presencia otro hijo de Ares, aunque vaya herido, no podemos darlo por vencido porque aún no está muerto.
- Pero por el momento podemos decirlo que es como una victoria, no tuvimos bajas, por lo que la misión fue un éxito – exclamó Athena – buen trabajo, pueden ir a descansar de esto.
- Muchas gracias – ambos salieron de la Cámara del Patriarca y sin más fueron hacia el templo de Aries a descansar de toda esta aventura.
- Lamento mucho el que hayas pasado por esta situación Tomoe-san.
- No te preocupes, menos mal salimos bien y pudiste darle un golpe a un dios, no lo haces todos los días.
- Lo sé, aun así, me comprometo a seguir batallando y si es de protegerte, lo haré de mejor forma – exclamó, el chico sonaba bastante convencido de que sin importar que pasara, él protegería a Tomoe quien estaba sonriendo por eso.
- Eso espero, batallemos juntos y venzamos en esta Guerra – los dos asintieron, ya la guerra continuaba y las cosas se veían algo favorables para los atenienses.
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Continuará…
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Y hasta aquí el capítulo de hoy.
Seguimos con otro hijo de Ares, siendo este Anteros el cual era el vengador del amor no correspondido, alguien que no fue mucho problema para Hibiki, por cierto, su ataque, Cabezazo Hamal, es un ataque que está inspirando en los cabezazos que dan algunos corderos, además de que la constelación de Aries es un cordero. El nombre Hamal proviene de la estrella más grande de la constelación.
Sin más, este ninja se despide.
Bye.
