-Harry.

-Umm...-, gruñó el aludido abrazándose a la joven que tenía a su lado sin querer despertar.

-Cásate conmigo.

Silencio.

-¿Harry?-, dijo la rubia abriéndole un ojo. -¿Estás...bien?-, preguntó asustada.

-¿Qué es lo que acabas de decir exactamente?-. De repente Harry se incorporó asustándola.

El joven ofrecía una imagen muy graciosa así sin camiseta, con unos pelos horrorosamente alborotados y los ojos entornados. Ámbar no pudo evitar una sonrisa.

-Que te cases conmigo.

-Er... ¿Quién eres tú y que has hecho con Ámbar? ¿Eh? ¡Responde!-, exclamó zarandeándola ligeramente por los hombros.

-Oh vamos, déjate de bromas, hablo en serio.

-¿Pero no eras tú la que ayer decía que no pensabas casarte nunca, que ibas a ser madre soltera, que...

-Claro, eso fue antes de... anoche-, dijo la joven con una sonrisa pícara.

-Hace dos días que nos conocemos, dos. ¿Tú... tú estás segura? ¿Alguna vez te han dicho que estás loca? No sabemos nada el uno del otro y...

-Esta es la cosa más segura que he hecho en toda mi vida. Me llaman loca continuamente. Me llamo Ámbar, no tengo apellidos ya que no conozco a mis padres porque me abandonaron al nacer en un orfanato muggle, tengo 23 años, soy enfermera... Y estoy loca, si. Y tú eres Harry Potter y yo quiero casarme contigo. ¿Necesitas saber algo más?

Harry intentaba hablar y abría y cerraba la boca continuamente sin poder articular palabra. Suspiró largamente y la miró.

-No, no necesito saber nada más-, contestó con una sonrisa de oreja a oreja.

-¿De verdad? ¿En serio? Nunca pensé que aceptarías...

-Te quiero, eso es lo que importa, aunque nos conozcamos desde hace dos días... no importa. ¿Y cuándo...?

-Pues... ¿por qué no lo hacemos aquí? El presidente del complejo turístico tiene permiso para casar...

-Um... podríamos hacerlo en la playa... Bueno, pues ve preparando la lista de invitados.

-Voy a vestirme y voy a...-, comenzó la chica levantándose de la cama pero Harry la detuvo.

-Ahora no. Ahora... comprobemos que no te arrepentirás de casarte conmigo-, dijo el joven arrastrándola otra vez hasta la cama.

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-No puedo creer que te vayas a casar con alguien que no conoces.

-Yo tampoco Ron, yo tampoco... Pero eres el padrino, supongo que me apoyas, ¿no?

-Claro Harry, me alegro mucho por ti, por los dos. Parece buena chica, algo loca pero...

-Vamos hermanito déjalo ya, Harry tienes que bajar ya o será la novia quien te espere-, interrumpió Ginny la cual había sido elegida como madrina por Ámbar que apenas la conocía pero la pelirroja le había caído bien.

La boda se celebraría en la playa y los invitados eran simples, los Malfoy, los Weasley y algunas compañeras del hotel amigas de la novia puesto que Ámbar no tenía familia.

La novia se presentó con un traje de seda largo y pegado al cuerpo que hacía resaltar su buena figura, y con algunas flores rojas en su larga melena rubia.

Harry llevaba unos pantalones blancos y una camisa de seda también blanca, se había quitado los antejos y su pelo seguía tan rebelde como siempre. Ambos iban descalzos y Ámbar llevaba un pequeño ramo de orquídeas.

La ceremonia transcurrió con normalidad hasta que...

-Yo os declaro...

-Espere padre-, interrumpió Ámbar ante la mirada atónita de los allí reunidos. -Harry cariño, ¿tú estás seguro? ¿No haces esto por compromiso o...?

-Nunca en toda mi vida había estado tan seguro de algo. ¿Y tú? ¿Lo estás?

-Si Harry, si.

-Entonces puede seguir-, le dijo el novio al hombre que los casaba con una amplia sonrisa.

-Yo os declaro...

-¡¡¡HE ROTO AGUAS!!!

-...marido y mujer.

Todas las miradas se volvieron rápidamente hacia Hermione que respiraba con dificultad y se sujetaba en Draco y Ron.

-¡Ámbar!-, gritó Ginny. -¡Haz algo!

-Yo... yo... ¡yo no se nada de traer bebés al mundo!-, contestó la joven asustada.

-¡Se supone que eres enfermera!-, exclamó Ron.

-Pero yo no...

-Pansy ve a buscar a un médico rápido, Ámbar ve a abrir la enfermería, Draco conjura una camilla, tu Ron pon a Hermione en ella y conduce la camilla hasta le enfermería-, dispuso la pelirroja intentado conservar la calma.

-¿Cómo quieres que lleve...?

-¡¡¡Magia idiota!!!-, gritó la embarazada que empezaba a perder los nervios.

En pocos segundos Harry conducía la camilla de Hermione hasta la enfermería mediante un encantamiento levitador y Ron le sujetaba la mano, sintiendo como todos sus huesos eran literalmente... aplastados.

-Hermione cariño... me haces daño.

-¡Tú cállate! ¡¡¡Todo esto es por tu culpa, maldito...!!!

La pelirroja corría hacia la enfermería seguida de Draco y Narcisa.

-¿Puedo hacer algo?-, preguntó el joven.

-Busca mantas y trae agua caliente, ¡rápido!

-¿Has hecho esto alguna vez?-, le dijo Narcisa.

-No... Pero hice un cursillo acelerado de medimagia.

-Oh, eso es un consuelo...

-¡¡¡Ginnyyyyyy!!! ¡Ginny por Merlín!

-Creo que ahí viene Hermione...-, dijo Draco dejando las cosas que le había pedido la pelirroja y saliendo apresuradamente de la enfermería.

-Ponla ahí Harry, y ahora salid de aquí. ¡Ron tú no! Eh... veamos... Ámbar, Narcisa, tendréis que ayudarme. Tú Ron, intenta calmarla. Ámbar prepárala por favor, voy a buscar unos guantes o algo.

-¡Eso intento!-, exclamó el pelirrojo que se sorprendía de la fuerza de su esposa.

-¡¡¡Ginny duele!!! ¡Dueleeeee!-, gritaba Hermione.

-Eh... Hermione cariño tranquila, esto pasará pronto-, le decía Ron.

-Hermione tienes que calmarte y respirar, como te enseñaron en las clases... Respira, así... Vamos ya queda poco-, le decía Ginny.

-Creo que... ya está aquí-, susurró Narcisa al ver la cabeza del bebe asomar.

-Venga cariño ya queda poco.

-Vamos Hermione, empuja un poco más... así, bien, un poco...

-¡Ya está!-, exclamó la estrenada novia cuando el bebe cayó en brazos de Ginny.

-Ron, ¿quieres cortar el cordón umbilical?

-¿Que?... Yo... Eh... no, mejor no-, contestó Ron con la cara totalmente palida.

Ginny lo hizo en su lugar y limpió al bebé que lloraba estruendosamente a la vez que Ámbar tapaba a Hermione y Narcisa le secaba el sudor.

-Es un niño-, dijo Ginny mientras se lo entregaba con una amplia sonrisa. -Es precioso.

-Has visto Herm... nuestro hijo, nuestro pequeño-, le decía Ron mientras le besaba el pelo a su esposa que lloraba de emoción con su hijo en brazos.

-Todo un Weasley-, contestó la nueva madre al ver la mata de pelo rojo que poseía el niño.

-Mira Herm, tiene tus ojos, y tus orejitas, y tu nariz...-, decía Ron.

Narcisa, Ámbar y Virginia abandonaron la enfermería dejando solos a la feliz pareja.

-¿Gin por qué lloras? ¿Pasó algo?-, preguntó un Bill muy preocupado.

-No... no, es solo que ya nació... Nació un bebe precioso-, contestó la pelirroja secándose las lágrimas.

En ese momento, Pansy llegó con un hombre que por su indumentaria debía ser un médico que estaba de vacaciones, camisa de flores y maletín de piel.

-Lo siento, no encontraba ninguno por aquí-, se disculpó la muchacha.

-No importa, el niño ya nació y está bien. Por favor Harry, llévalo a la enfermería quizás Hermione necesite ayuda.

-Lo has echó muy bien Ginny-, felicitó Ámbar. -Ahora creo que voy a cambiarme, este traje es muuuy incómodo.

-No sabía de tus dotes de enfermera-, le comentó Draco a la pelirroja cuando se quedaron solos.

-No sabes mucho de mi, ¿cierto?-, le contestó con una sonrisa.

-Sé más de lo que piensas. Enhorabuena... has hecho un gran trabajo-, la felicitó. -Bueno, creo que será mejor que nos vayamos, tengo entendido que habrá unos fuegos artificiales esta noche, por la boda... Hasta luego.

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Unas horas después, todos nuestros personajes se encontraban en la playa a la espera de los fuegos artificiales a excepción de Ron, Hermione y el pequeño Ronnie, que los verían desde la ventana de la enfermería.

Virginia observaba a su alrededor. Todos parecían tan felices, todos... Harry y Ámbar, le parecía tan irreal su boda, pero al mismo tiempo se alegraba sinceramente por el, por ambos. Pensó en Ron y Hermione y su precioso hijo, lo tenían todo, eran felices.

Bill y Pansy habían pasado un mal trago y ahora planeaban su boda, y sonreían, se besaban y abrazaban... y eran felices. Narcisa y Fred, vaya caso... tanto tiempo separados y ahora la vida les daba otra oportunidad, no puedo evitar que una sonrisa escapara de sus labios al verlos abrazados con Eric jugando a sus pies.

Incluso es soltero de oro, Charlie, había conocido a una simpática camarera llamada Laura y en ese momento se encontraban abrazados frente al mar. Quizás todas esas parejas no duraran mucho tiempo, quizás ocurrieran mil y una desgracias, quizás discutieran, se enfadaran... Pero en ese momento se querían, se tenían los unos a los otros, eran felices.

Observó a Draco que se encontraba un poco más apartado de ellos y por su mirada, supo que el pensaba lo mismo que ella. Supo que se sentía solo al igual que ella. Supo que se necesitaban el uno al otro, supo que una vez que se hubiera marchado de la casa su vida quedaría vacía, lo necesitaría... Si lo añoraba estando tan solo a unos pasos, ¿cómo sería al estar totalmente separados? Ella volvería a su trabajo, el al suyo... y no se verían más, sus vidas no se volverían a cruzar.

Pero, ¿por qué? ¿Por qué debían separarse? ¿Por qué ella no podía ser feliz junto a él? Dios... por qué tenía tanto miedo a enamorarse... Pero ya era tarde, ya lo había hecho, ya se había enamorado de aquel hombre.

Después de una lucha interna se acercó hasta el y se colocó a su lado.

-Draco-, dijo, pero el no contestó.

Ginny lo observó por unos instantes, su perfil, su porte orgulloso, sus labios...

-Necesito tiempo-, susurró la pelirroja deslizando la mano entre una de las suyas, buscando el contacto entre ambos. Él no reaccionó y ella apartó la mano, dolida, rechazada.

Era lógico... ella lo había rechazado una y otra vez, y lo había hecho duramente, sin pararse a pensar en sus sentimientos. Entendía como debía sentirse el pero aún así le dolía.

-Perdóname-, volvió a insistir. -Yo... yo fui una estúpida contigo, no me paré a pensar... Me parecía tan irreal que tú sintieras algo por mi... Y yo no puedo estar segura de lo que siento por ti, no aún... Necesito tiempo, solo te pido eso.

-¿Cuánto tiempo? ¿Cuánto más debo esperar Virginia?-, dijo levantando la voz al tiempo que se volvía hacia ella.

-No lo sé... una semana, un mes... No lo sé Draco.

-Tú te vas a marchar, vas a volver a trabajar y no nos volveremos a ver a menos que tú quieras.

-Lo único que tengo claro es que no quiero perderte, ni a ti ni al niño, ni quiero olvidar todo lo que hemos pasado en estos meses. Pero yo necesito estar segura para poder decirte que... que te quiero, necesito estar segura de que no me harás daño, de que...

-Jamás te haría daño. Está bien... no puedo presionarte, pero todo esto está acabando conmigo. Son años Virginia, muchos años...

-No me mires así... No lo hagas por favor.

Draco apartó la mirada, una mirada llena de dolor, de desilusión, de anhelo...

La pelirroja avanzó unos pasos y apoyó la frente en su hombro y los brazos en su pecho. Y aspiró su olor... y sintió si piel suave y cálida, y su cuerpo fuerte y sus brazos rodeándola con temor. Se apretó contra él y se sintió tan segura... Deseaba no apartarse jamás de ese hombre, estar entre sus brazos, sentir su respiración agitada, sus brazos alrededor de su cintura. Pero había algo en su pecho que le dolía, que la quemaba por dentro.

Los fuegos artificiales comenzaron pero ambos estaban demasiado sumidos el uno en el otro como para fijarse en ello. Tenían la sensación de que si se separaban no volverían a estar juntos jamás, que todo acabaría...

Draco le alzó el rostro con suavidad, y la besó despacio... muy despacio. Besó su frente, sus mejillas, su pequeña nariz y acarició con dedos temblorosos su boca de terciopelo, su cuello... y la sintió estremecer entre sus brazos.

Esta vez fue Virginia la que se decidió, fue ella la que llevó sus brazos hasta su cuello, se alzó hasta quedar a su altura, y tras mirarlo a los ojos lo besó... Lo besó dulce y tiernamente, y una sonrisa se dibujó en los labios de Draco cosa que la pelirroja notó y sintió como su corazón se llenaba de una gran calidez que invadía todo su cuerpo. Y se dejó llevar, ambos lo hicieron. Se besaron como nunca nadie los había besado, se abrazaron como si se les fuera la vida en ello. Y con el último estallido de color en el oscuro cielo se separaron con ojos llenos de dolor.

Pero comprendieron que tenían que hacerlo, que debían separarse... Entre otras cosas, porque todos los estaban mirando en aquel momento, y porque ambos necesitaban un tiempo separados para aclarar sus pensamientos y sentimientos.

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-Draco hijo, ¿cuándo volverás al trabajo? Ya hace dos meses que volvimos del viaje y...

-Lo he dejado mamá, ya no soy director en ese Departamento.

-Pero... ¿y el banco muggle?-, preguntó su padre preocupado.

-Dejé el departamento en manos de Harry y Ron, Adrian Pucey los está ayudando... El trabajó conmigo todo este tiempo. Y yo... yo he dejado el banco muggle en manos de Zabinni, quiere convertirlo en un banco de dinero mágico y unirse a Gringotts.

-¿Y a qué te vas a dedicar?-.

-Mi padrino Severus me ofreció un puesto de profesor en Hogwarts. Como director de Hogwarts no tiene tiempo para seguir preparando sus clases y quiere que yo imparta Pociones... Quizás lo acepte.

-Eso es magnífico Draco, es lo que siempre quisiste hacer. ¿Vas aceptar, cierto?-, dijo Narcisa.

-Supongo que sí... Tendría que empezar en Febrero y no tengo nada mejor que hacer. ¿A qué hora viene Eric?

-A las cuatro ya lo sabes, en el colegio le dan de comer... Hijo tú no estás bien.

-Si mamá, lo estoy. ¿Sabes algo de... -.

-Aún no ha vuelto Draco, ya estamos en noviembre y no ha aparecido por el colegio. Eric me ha dicho que ha ido a verlo en varias ocasiones pero para los demás está incomunicada.

-¿Y el colegio? ¿Quién lo dirige? Supongo que el meter a mi hijo en ese colegio no habrá sido en vano...

-Principalmente Hermione aunque con el bebé... tuvo que contratar a las esposas de Remus y Severus para que la ayudaran. Volverá Draco... tiene que volver.

-¿Tú crees papá?-, contestó con una sonrisa triste. -Yo no.

-A todos nos sorprendió su decisión de quedarse allí por un tiempo, dijo que sería por una o dos semanas y ya lleva casi tres meses pero... Un complejo turístico no es lugar para vivir, ella va a volver, tienes que confiar-, intervino su madre cogiéndole la mano.

-Queremos llevar a Eric a Hogwarts, ¿no te importa verdad? Severus nos invitó a pasar allí unos días y el niño está muy ilusionado. Saldríamos esta misma tarde para allá-, dijo Fred cambiando de tema.

-Claro, podéis llevarlo, seguro que le gustará.

-¿No quieres venir con nosotros?

-No mamá, dentro de poco trabajaré allí, no necesito ir ahora.

-Bueno hijo, yo tengo que preparar varios cosas del niño para poder irnos... ¿Estarás bien?

-Si mamá, no te preocupes.

-Y yo voy a buscar a Eric al colegio, nos veremos luego Draco.

Dios, como odiaba fingir de esa manera frente a sus padres. Dudaba que ellos le creyeran pero no iba a ir lamentándose de su maldita vida y así estropear su felicidad. Tiempo... ella le pidió tiempo, unas semanas, y hacía tres meses que no sabía nada de ella. Allí en Acapulco con Harry y Ámbar, la había perdido, esta vez si la había perdido.

Seguramente había conocido allí a algún hombre y estaba dispuesta a quedarse en aquel lugar y no volver. Lógico... cualquier hombre era mejor que él a los ojos de la pelirroja, eso le había dicho ella una vez y eso estaba empezando a creer.

Logró apartar a la muchacha de su pensamiento, se despidió de sus padres y su hijo y les dio a los criados el fin de semana libre. Quería estar unos día solo, necesitaba estar solo.

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Ya se que dije que este iba a ser el último capitulo pero no puedo dejar la historia en este punto ya que falta lo mas importante, el desenlace Ginny/Draco. Me he quitado todas las historias secundarias de encima, ya nacio el bebe de Hermione, etc... Es decir, que en el proximo capitulo, que SI que sera el ultimo, me centrare solamente en Draco y Ginny y ya esta. He alargado demasiado la historia y me he quedado sin ideas para estos dos ¬¬

Le doy las gracias a todos los que me habeis dejado review, perdonadme por no contestarlos uno por uno pero tengo que irme en 2 minutos y queria dejar el capitulo subido, muchas gracias a todos de verdad ^^

Saludos a todos los lectores.