Hola!!! Bueno he vuelto a las andanzas, después de avanzar con mi historia principal decidí darle un poco de publicidad dando otra historia, esta es un tanto cebollenta, pero esa es la idea :P . Esta historia esta basada en la Marcha Nupcial de Un Sueño de una noche de verano de Mendelssohn no en la historia de Shakespeare, la cual desconozco. Este es un pequeño tributo a su genialidad por un inculto admirador.

Entonces les presento sin más rodeos la historia de amor más emocionante que hayan leído, El Sueño de una noche de verano:

Sueño; es un estado de la mente donde se crea un mundo ficticio a partir de los conocimientos de la persona, algunas personas creen que si se confía en ellos pueden eventualmente hacerse realidad. ¿Será posible en esta ocasión?

Capítulo I : El Sueño:

El Sol se posaba serenamente en el horizonte mientras era admirado por todos en esa calmada tarde de primavera, los cerezos estaban en flor y rociaban el atardecer con tonos rosas.

Una pareja se encontraba en unas bancas en un parque, presenciaban con cariño y armonía el atardecer. Eran Takeru y Hikari, llevaban cierto tiempo saliendo y habían formalizado hace poco. Estaban abrazados fuertemente, como si desearan no separarse nunca, como si estuvieran destinados desde un principio ha juntarse y ahí estaban realizando lo destinado.

Pero en este fin de día solamente una persona no se encontraba feliz, esta era la que por derecho le correspondía el amor, ella era la entidad que la representaba pero su corazón se encontraba hueco, digamos que ya había intentado llenarlo pero fue en vano y su segundo intento no iba con buenos rumbos. Se trata de Sora.

Sora miraba tristemente a la pareja de enamorados aprovechando las últimas horas de luz de la manera más plácida que podían. Ella por su parte estaba abrigada con su clásica vestimenta, abrazándose a si misma tratando de consolarse a si misma y no perder el poco calor que le proporcionaba su tibio corazón.

Una mano se apoyó en su hombro, ella la reconoció, ella ya sabía que hace un tiempo que salía con Yamato, pero detrás de eso se escondía la decepción amorosa con Taichi. Se sentía miserable por eso. Había manipulado los nobles sentimientos de Yamato para su propio bien.

Yamato aproximó su boca a su oído y con una tibia voz que pretendía demostrar el amor que le tenía a Sora la saludó cortésmente. Ella no responde. Yamato se extraña por esta rara reacción. Ve junto con ella y ve a su hermano, cree comprender lo que pasa, cree tener las soluciones al problema por eso se limita a decirle:

-Sora, ¿Qué pasa? - su voz pretendía llegarle a Sora, pero ella siguió estática - ¿Acaso deseas estar conmigo como mi hermano? O ¿Estás enamorada de él?

Una sonrisa se dibujó en la cara de Yamato pero esto no le agradó en lo más mínimo a Sora, sintió una repulsión por Yamato en ese mismo instante, tomó la mano de Yamato y la corrió de su hombro para así disponerse a marcharse.

Yamato quedó extrañado por la reacción de Sora. Miró el suelo y decidió irse a casa, creyó que meramente era un desajuste hormonal, una broma quizás, pero estaba equivocado al creer eso, Sora no lo estimaba ya y con esa actitud que había tomado aún más equivocado se encontraba.

Sora caminó largos minutos con su cabeza agachada, sus lágrimas recorrían sus delicadas mejillas, nunca se hubiera dado cuenta que tener novio fuera tan difícil, y más encima el factor de estar en la universidad le daba más trabajo y estrés, y sufrimiento, y más quehaceres, y más angustia, y más pesadumbre, y más tristeza.

Sus ojos no paraban de llorar, recordaba las recomendaciones que le habían dado, se secó las lágrimas y decidió seguir siendo ella, romper con Yamato y dedicarse a sus estudios, o eso ella creyó.

A la salida de la universidad se encontró con Koushiro, este intentó aliviarla de su pesadumbre pero al poco hablar se dio cuenta por sí mismo que él no estaba ayudando, así que se comportó como un acompañante. Sora al ver la actitud que tomó le reveló todos sus pesares, él consternado intentó idear una solución al problema pero no pudo. El horario y el tiempo también corrían para él, la dejó en la estación y se dirigió a su casa dejando a Sora sola.

Sora entró al bus, estaba relleno de gente, se sentía sola, un ser estático en un mar de movimiento, un ente sin estima, destrozado.

Un joven se puso frente a ella, pero ella aún siendo igual a resto de los jóvenes de ahí sintió algo en él que le hizo subir la cabeza. Una cabellera azul, anteojos, un aire de seriedad y tranquilidad que llegaba a intimidar.

-Superior Joe - dijo Sora, luego se sonrojó para continuar -, disculpa algo me hizo decir eso.

Joe la reconoció, la saludó cortésmente y platicaron sobre sus problemas, ambos estaban en condiciones semejantes, pero Joe estaba de novio de Mimi, él se percató que lo tenía de novio solo para codearse con sus amigas.

Joe le explicó a Sora algunas de las razones por las cuales los hombres pueden decir amar a una mujer sin realmente sentir nada, y en una de ellas encajaba perfectamente Yamato; él solo le daba un afecto falso para poder mostrarla como trofeo frente al adversario de su vida; Taichi, y también con sus otros amigos.

Sora se sintió mal. Empezó a llorar, Joe notó las marcas de las antiguas lágrimas y con un pañuelo que llevaba limpió tanto las antiguas como las nuevas. Siguió pasando lentamente el tiempo y aún ninguno de los dos tenía que bajar del tren; gracias a esto pudieron conversar lo que no pudieron en todos estos años.

Joe le expresó sinceramente a Sora que mucho tiempo atrás se había enamorado de ella, pero no se había atrevido a decirle por que además de la vergüenza que él normalmente siente, él sentía que Sora estaba interesada en Yamato, o tal vez en Taichi pero nunca en él.

Sora en respuesta a la demostración de sentimientos le comentó que ella siempre lo había tratado y sentido como un padre, y que aunque casi nunca trabajaron muy juntos o hablaron mucho, si se hubiera declarado ella hubiera aceptado.

¿Qué había dicho?¿Qué hubiera aceptado?¿Está loca?, se sonrojó fuertemente, no podía creer que le había dicho eso, ahora como la trataría, se sintió muy mal.

Pero Joe supo como responder tal declaración, sencillamente dijo lo que le dictó su sinceridad y su corazón y, junto con una sonrisa, dijo:

-Gracias por el cumplido.

Sora se dejó de sonrojar sintió como una nueva fuerza la llenaba al ver a su viejo camarada Joe, era algo distinto que no había sentido antes, este era un sentimiento puro, sintió como un pequeño punto dentro de su corazón se volvía rojo incandescente, su corazón se reactivó y comenzó a palpitar de manera imparable, se volvió a sonrojar, un cosquilleo corrió por todo su cuerpo, se estremeció.

Joe por su parte de alguna manera pudo percibir ese sentimiento de Sora y se limitó a abrazarla.

Sora se empezó a calmar con este abrazo, se tranquilizaba, se armonizaba, se armonizaba con Joe. Todas esas expresiones se transformaron en sentimientos, y esos sentimientos se volvieron amor, y ese amor estaba dispuesto a ser entregado, a quién, a Joe.

El tren empezó a desacelerar Joe besó delicadamente el pelo de la pelirroja, le explicó que debía marcharse. Sora no supo como reaccionar, se quedó mirándolo a través del vidrio, sintió como se desmoronaba, pero en un arrebato de conciencia volvió a levantarse ella ya sabía la respuesta a todas sus dudas, Joe era la clave, Joe era la respuesta, Joe era la llave, Joe era su amor que por tanto tiempo había estado esperando ansiosa.

Sora llegó a casa, no le habló a nadie era como si nada existiera además de Joe, entró al baño y se desnudó para entrar a la ducha, la fría agua sofocó rápidamente el calentamiento de su cuerpo, se empezó a estabilizar, en las caricias del agua sentía las manos de Joe, limpiándola de los pecados cometidos con Taichi y Yamato. Una vez terminada la ducha se tendió en su cama a pensar, o eso intentó, su mente estaba vacía, no sabía que pensar, que decirle, como reaccionar. También intentó dormir pero sus pensamientos que no había logrado recuperar poco tiempo antes ahora se agolpaban por salir y ser resueltos. No siempre se pueden todos.

El amanecer fue difícil, no podía levantarse, la noche en vela y tanto de que pensar no le permitían salir de su propia casa, de su propia cama. Con unos cuantos regaños logró ser estimulada. Y así corriendo llegó al tren con un pedazo de tostada en la boca, lo engulló rápidamente y se desconectó del mundo hasta que unas estaciones después sintió una mano que le tocaba la barbilla y la levantaba para que se pudieran ver. Sora solo pudo poner sus ojos llorosos de felicidad al ver lo que tenía en frente, Joe.

Sora se apuró en besar a Joe, pero este la detuvo, un tanto decepcionada aceptó que lo que había hecho era un tanto inadecuado. Conversaron de lo que había hecho esa tarde, Sora no podía decirlo, creería que era una chica fácil y que se estaba emocionando mucho con Joe.

Pasó el tiempo y llegaron a la universidad, Sora y Joe se bajaron, Sora tristemente se alejó en dirección a sus clases que pronto comenzarían. Se sentía deprimida por haber estado tan cerca pero tan lejos, repentinamente entre esas meditaciones un fuerte jalón la hace darse la vuelta y es recibida en los labios de Joe. Quien después de el contacto huye hacia las aulas donde tenía que ir, ya estaba atrasado.

Sora no podía creerlo, caminó inconscientemente hasta su sala y ahí estuvo en la misma condición mientras que por su mente solo se cruzaba la idea del beso, había sido en extremo corto pero con una calidez y goce indescriptible. Se sentía amada. Miraba por las ventanas esperando y deseando la salida, y su deseo se hizo realidad. Ella corrió desesperadamente en dirección donde se había despedido de Joe, lo esperó, pero no apareció.

Volviendo a su tristeza caminó lentamente, se sentía decepcionada.

-Amada mía, cuéntame tus pesares para poder sentirme yo aliviado...

Era Joe intentando decir algo poético, o que al menos sonara bonito, a lo cual Sora le respondió:

-Amado mío, tu me has decepcionado al no presentarte donde debíamos. Te has comportado con el día, llenas de calor lo que deja la noche pero nunca llegas a tiempo para saludarla, para amar a tu amada que ni siquiera sabes si existe por que no esa cuando tú sí, solo eres llevado por un presentimiento, al igual que yo.

-Olvida eso, esto es un sentimiento nuevo, algo nunca antes visto, la crepitación de mi corazón requiere más fuego que solo tú puedes darme, dime que te aflige y yo seré tu médico, que velará por ti en enfermedad y si es necesario estaré noches completas en vela si es necesario, dime quien hace sentir mal para ser como un sutil asesino y eliminarlo, no dejar rastros de él en tu ser y reemplazarlo por este nuevo amor que llama a tu puerta, amada mía y, dime que te hace cojear en tu andar, yo seré tu bastón, rígido y firme para que no te caigas en el terreno difícil. Yo soy como el día, tú como la noche, estaremos condenados a nunca encontrarnos pero en esta ocasión se produce la excepción de la regla, únete a mi y se mi amada.

-No es tan fácil, lo que me hace vivir, lo que necesito y siempre necesité fue tu amor y calor, pero, no podemos seguir adelante, nuestras antiguas marcas que nos unen con otras personas que alguna vez creímos amar nos atan. Así como el día tiene a la esfera de fuego llamada Sol y la noche al satélite llamado Luna, estoy condenada a nunca recibir completamente tu luz.

-Deshazte de tus ataduras que yo ya soy libre, vuelo raudo por el cielo en tu espera. Si aún quedan marcas deberán ser borradas, eliminadas de nuestros cuerpos, que este nuevo sacramento de amor nos unja con pureza y extirpe los restos que nos queden, que nuestros acompañantes sean olvidados y se forme esta nueva unión, esta alianza secreta, este delirio de amor con el fin de que así se unan nuestros destinos.

Sora estaba confundida, esto era como un sueño para ella, nunca esperó que Joe realmente fuera a sentir un afecto tan grande por ella, no esperó más y sin responder se acercó a Joe y lo abrazó. Joe le acariciaba el pelo mientras Sora alzaba la vista, sus bocas se atraían mutuamente, lo exigían, debían juntarse. Poco a poco. Los cálidos labios de otro los estimularon fuertemente. Un beso febril que deseaba existir, unir dos personas en una, unidor, candente, el lívido fue eliminado con el poder de este amor que sentían, solo existía su amor en un nivel superior de entendimiento, de discernimiento, tus bocas estaban unidas para largo, rogaron para que esto nunca se acabara, no querían dejar que este sueño se escapara, no lo deseaban de todo corazón.

El día y la noche se besaban en un cálido e inocente beso, la noche conoció el calor y el día la aceptó, un avanzado amanecer fusionado con un prematuro atardecer, era imposible esta unión pero fue lograda, después de millones de años, al fin se encontraban unidos, la pasión y el romance emergía de ellos en una exótica manifestación de amor.

Era imposible, no podían separarse, la asfixia empezaba a apoderarse de los dos, no podían darle tiempo a algo tan poco importante en un momento tan sublime, hasta que se percataron que debían ir a sus respectivas casas. Se había roto la regla de que el día y la noche nunca se debían juntar, pero ¿Será posible un segundo encuentro?

Y... ¿Qué dirán los otros astros con respecto a esto...?

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No sé si estará bien, espero que sí, ^.^, este es mi primer intento de fic de este tipo, es relativamente corto pero se volverá más interesante en el siguiente capítulo donde habrán grandes confrontaciones, no lo revisé mucho así que si por el sueño que me mata hay algo medio raro, imaginen que está bien ;)

Reviews Reviews Reviews Reviews Reviews Reviews Reviews Reviews Reviews Gracias por leer este fic, más de mi como autor se puede leer en "La triste y trágica historia de Digimon". ^.^U ¡Sí! A la propaganda innecesaria...

Master, the Gambler