– Ya lo saben, ¿verdad? ¿Se los dijiste? –. El tono de voz de la Diosa Oculta de las estaciones, si bien era neutro, también se notaba preocupada. Fuera de la reunión y ubicadas en algún punto desconocido de Gensokyo, el par de sabias se encontraban discutiendo acerca de lo ocurrido, y cómo la youkai de los bordes fue interceptada repentinamente por los humanos.

– No tuve muchas opciones, ya estaban esperando asaltarme con esa duda – contestó Yukari con sinceridad. – De nada nos servía ocultarles la situación con Eientei –.

Okina se quedó pensativa. Sabía que la princesa inmortal de la luna, Kaguya Houraisan, era un individuo de temer. Nunca había sido muy apegada a las costumbres o tradiciones del lugar, y anteriormente causó muchos problemas por el incidente de la Luna Falsa. Antes de comenzar con la reunión, estaba segura de que apoyaría en esta causa o participaría por mero aburrimiento, pero ni siquiera se dignó a presentarse. – "Acabar con este problema y con quién interfiriera"... – recordó en voz alta. – Puede que ya tengan algo entre manos otra vez. Y ahora qué haremos? Supongo que no piensas meter las manos – preguntó la diosa oculta.

– No más de lo que debo hacerlo, te lo aseguro – se excusó la rubia del parasol. – Pero cuando llegue el momento, y de ser necesario, voy a tener que intervenir. Eientei está indirectamente relacionado con los lunarianos; aunque Kaguya sea una exiliada, no voy a bajar la guardia ante seres de su calibre, por más familiarizados que estén o no con esta tierra –. Tomó un momento para pensar y prosiguió. – No podría estar segura, pero ya deben haberse enterado de las cartas que rondan por Gensokyo. Es cuestión de tiempo para que traten de averiguar cómo funcionan y quién es el dueño de dichos objetos –.

– El chico humano; sin duda representa otro problema – dijo la mujer en la silla, sin mirar a su acompañante. – ¿Estás segura de que deberíamos dejarlo a sus anchas en el santuario Hakurei? –.

– Con la guía adecuada, podríamos hacerle ver a lo que se enfrenta y prepararlo para ello. Es un chico fácil de intimidar, pero tiene un gran corazón y determinación cuando la situación lo requiere. Quién sabe, podría cambiar algunas cosas en este lugar, incluso la percepción de algunos youkai de por aquí. – dijo amablemente. – Reimu lo mantendrá a su cuidado por ahora, así que sin duda está en buenas manos. Si por alguna razón llegara a toparse con entidades como las mujeres en Eientei o la Yamaxanadu por ejemplo, entonces me veré obligada a intervenir inmediatamente. Mientras tanto…esto estará en un lugar seguro para proteger su identidad– agregó sacando una billetera, cuyos compartimentos constaban de unos cuantos yenes, una tarjeta de un supermercado en el exterior, una lista de cosas por hacer, y lo más importante, la identificación de un joven con cabello rojizo y ojos color miel; era una identificación de otro país fuera de Japón. Acto seguido, la arrojó por un pequeño portal que abrió a su lado.

– Bueno, no quiero quedarme de brazos cruzados esta vez. Alguien sin poder mágico tiene pocas o nulas probabilidades de sobrevivir aquí, así que creo que ya sé cuál será mi siguiente paso – dijo la mujer en el trono flotante, estirándose un poco. – Estoy ansiosa por ver lo que pasará si lo empujamos a superar los límites –. Pensándolo mejor, se dirigió ahora sí a la Youkai rubia de vestido violeta. – Yukari, tal vez necesite un par de cosas de ti, si puedes conseguirlas… –

– Oh? La grandiosa Okina Matara prepara algún plan diabólico para el futuro? – preguntó burlonamente.

– No exactamente –.

Al tiempo que pedía ese favor, ambas notaron que del cielo descendía una colosal y extraña criatura con forma de serpiente que irradiaba luces como los colores del arcoiris y se precipitaba en su dirección, alertando a las dos mujeres a ponerse en guardia inmediatamente. Pero mientras más cerca se veía, más se iba compactando en una desconocida figura que iba tomando forma humana, irradiando esos rayos arcoiris que obstaculizaban la visión de las youkai. Finalmente se presentó ante ellas una mujer descalza, con un ligero vestido blanco y cabellos largos y lacios, con una gran variedad de colores muy distintivos que recordaba al arcoiris, con suaves y hermosas facciones en su rostro y unos ojos tan verdes como la esmeralda. Una lágrima se derramaba por el rostro de la mujer, al mismo tiempo que sostenía una carta. Ritual of Fusion era el nombre que esta carta tenía impreso.

– Por favor…no dejen que la vea…– pidió amargamente la mujer. – No hasta que sea su tiempo…–.


TOUHOU: Scattered Mind in Wild Cards

Capítulo 3: Peligros del exterior y el interior

Luego de esa tensa reunión, pudieron regresar al santuario Hakurei. El cielo se cubría con un manto de estrellas y los últimos rayos de sol apenas parecían tener presencia. Casi era de noche. – Al fiiin, en casa! – exclamó Marisa muy cansada, encaminandose al santuario.

– Tú ni siquiera vives aquí, mujer – se quejó Reimu. Su agotamiento físico no se comparaba en nada al agotamiento mental que sentía. Definitivamente había sido un día largo para ella desde que un extraño aterrizó en sus territorios, la entrada a su santuario fue destruida y además casi la borran del mapa al acusarla de traidora.

– Cuál era el objetivo de hacernos pasar por eso? Era mucho más fácil decirnos desde el principio de qué iba todo – comentó Lib, igual de agotado que sus compañeras.

La encargada del santuario rascó su cabeza. – Verás, los youkai son…muy poco convencionales en su forma de comunicarse. Quieren hacerlo ver todo como enigmático y misterioso, aunque la mayoría de las veces sólo se trata de una pérdida de tiempo – dijo recordando su más reciente incidente.

– En especial, de las tres mujeres que viste – agregó la bruja de traje negro – Yukari Yakumo no suele decirte las cosas directamente; se sabe que ha manipulado a muchos otros humanos y youkais por mero entretenimiento o conveniencia, para que hagan lo que ella no quiere hacer. Incluida la chica de rojo aquí a mi lado – mencionó, apuntando a Reimu con su pulgar, para molestia de la chica.

Esto hizo dudar mucho a Lib acerca de lo que había escuchado en esa reunión. Por cómo hablaban y por lo que pudo observar, cada youkai tenía sus propios objetivos e intereses hacia él. Unas youkai hablaban de él como una especie de esclavo, otras lo veían como mera comida. Con este nuevo pedazo de información, estaría más alerta acerca de la clase de seres con los que trataba. – Gracias por decirme todo esto… – les dijo, algo desanimado, lo que alertó a la chica de moño rojo, preocupada por su estado de ánimo. Ya había sido juzgado y expuesto injustamente de una manera que no era ese día, así que trató de animarlo un poco

– E-escucha,lo más importante es que te cuides de muchas cosas aquí afuera – explicó Reimu, con algo más de pena que calma. – Por eso es que te dije que estabas bajo mi jurisdicción. Te enseñaré todo lo que debes saber de este lugar en su momento.

– Es por lo que dijeron sobre el tal Entei? – preguntó Lib. – ¿Y qué es eso? –. En su vida había escuchado un nombre tan confuso y poco o nada conocido.

– En realidad, es Eientei. Y lo creas o no, es un lugar escondido donde viven personas y youkai provenientes de la luna. Trataré de explicarte algunas cosas de ese lugar cuando entremos antes que- No pudo terminar de hablar, pues una silueta repentinamente voló hacia ella, tirándola al suelo.

Una pequeña de largos y rizados cabellos verdes con una camisa larga y un cuerno en la cabeza se frotaba con alegría sobre el cuerpo de la sacerdotisa en un cálido abrazo de bienvenida, muy a pesar de los esfuerzos de esta última para quitársela de encima. – ¡Por fin! Volviste! – dijo con mucho entusiasmo.

– ¡Quítate de encima! Ya fue suficiente, Aunn! – gritaba furiosa por el repentino afecto recibido.

Se distanció un poco de ella al tiempo que se ponía de pie de nuevo para explicarle la situación. – ¡Me alegra que regresaras! ¡Es que hice un descubrimiento terrible! Estaba custodiando los distintos templos y, ah umm, de repente las estatuas estaban destruidas! – informó alarmada.

– Ah, eso. Tiene una explicación. Te diré más adelante, de acuerdo? No quiero saber sobre este asunto ahora mismo – advirtió Reimu, reincorporandose.

Esta youkai era diferente a lo que había visto anteriormente. A diferencia de otros, la mencionada no parecía ser hostil de ninguna forma. Podía pensar que incluso llegaba a dar un toque de apego cuando externaba su cariño hacia Reimu. Casi como una especie de perro que suele esperar a que regrese su dueño. Lib pensaba en ello, hasta que se dió cuenta que la youkai de cabello verde rizado lo miraba curiosa, dirigiendo su atención ahora a él.

– Y este quién es? – preguntó, tratando de reconocerlo.

– Él es mi invitado – le contestó la miko, levantándose del suelo. – Es sólo un humano, así que no quiero que le causes problemas –.

La youkai ladeó la cabeza, en señal de duda. Se acercó bastante al muchacho de ojos miel, mirándolo alrededor de todos los ángulos posibles, muy a pesar de la incomodidad y el miedo que le provocaban los youkai por lo que recién había aprendido. – ¡Descuida, yo no como humanos! – señaló con humor. – Es sólo que es la primera vez que veo a uno del exterior –.

– Cómo supiste que venía del exterior? – le preguntó él, confundido. No sabía en qué se diferenciaban un humano local y uno del exterior.

– Por tus ropas. Nunca he visto a alguien con una vestimenta tan diferente y andrajosa de lo usua l– dijo sinceramente.

Una pequeña vena saltó de su frente. – Y yo nunca había visto un youkai con forma de estatua antigua – respondió, tratando de sonar evidentemente ofendido.

– Uhmm, cómo te lo explico…– Reimu interrumpió entonces. – Ella en realidad es la encarnación de una estatua de Komainu –.

A Lib le hizo ruido el nombre de esas estatuas. Ya lo conocía por alguna razón. – ¿Hablas de las estatuas que ponen en los santuarios para alejar las amenazas y los malos espíritus? – preguntó sorprendido.

– ¿Cómo sabes eso? – respondió de vuelta con sospecha, aunque pronto fue interrumpida por la youkai.

– Entonces tú reconoces las estatuas Komainu! ¡Es genial! – exclamó saltando de alegría. – Por favor, permíteme presentarme. Me llaman Aunn Komanu. Y me dedico a proteger el santuario Hakurei cuando Reimu se va. Puedes considerarlo como una especie de trabajo comunitario ¡Será muy divertido verte por aquí! Quiero que me digas todo lo que sabes del mundo exterior! –.

Después de su presentación fueron interceptados por Marisa, que se acercó al grupo; estaba tan exhausta que no se había dado cuenta que los dejó atrás antes de entrar en el hogar de su amiga. – Oigan, no vengo sola. ¡Vengan adentro! ¡Quiero un poco de té! –. Y tomando a ambos humanos de las manos, se dirigieron hacia el interior del pequeño santuario, seguidos por la youkai de cerca.


Alrededor de la mesa kotatsu, ubicada específicamente en medio de la sala principal del santuario, se encontraban tomando un relajante té matcha servido por la mismísima miko del santuario. Un buen descanso era lo que se necesitaba para quitarse el cúmulo de cansancio físico y mental en el día, al igual que un buen dulce de arroz y leche para complementar la bebida. Ambas chicas tomaban un sorbo que parecía relajarlas lo suficiente para hacerlas sentir visiblemente mejor. Incluso Aunn se encontraba relajada acurrucada por un lado de Marisa, mientras esta sobaba su cabeza suavemente. – Ahora que lo veo, tu pelo es muy suave – halagó.

Sólo había alguien que no reaccionaba ante el aroma del té, ni había tocado su dulce aún. No era que fuera alérgico o algo así, pero simplemente no tenía las ganas o el apetito para disfrutarlo en ese momento. Había sido demasiado por un día. Desde caer en un mundo nuevo sin recuerdos hasta volverse un blanco de seres que van más allá de la lógica y la fantasía, Lib estaba perdido en sus pensamientos, luchando con la idea de que cualquier paso en falso en esta nueva tierra podría ser el último.

– ¿Te sientes bien? – preguntó la rubia, sorprendida de que no hubiera probado ni un sorbo de su taza.

Reimu intentó adivinar lo que tenía su mente en el limbo. – No es sencillo, eso lo sé – agregó Reimu. – Pero prometí que ibas a estar a salvo aquí. Es mi responsabilidad de cualquier manera velar por la seguridad de los humanos y youkai por igual –.

– Lo sé, lo entiendo…–. El muchacho estaba cabizbajo, solamente jugueteando con su caja de cartas. – Solo me frustra no poder recordar poco o nada de mi pasado, es todo. Y pues…todo este mundp es nuevo para mí; se siente como volver a nacer –.

– No recuerdas tu pasado, pero recuerdas cosas como las estatuas Komainu. ¿Por qué? –

Lo pensó un momento, pues anteriormente pudo reconocer el nombre de dichos objetos. – Bueno, en realidad no tengo recuerdos de mi vida en el pasado, pero sí sé algunas cosas como conocimiento general, así como lo básico de la vida, como que debo dormir, comer, bañarme, respirar; ya saben, actividades comunes y funciones motoras – contestó él. – Específicamente, recuerdo las estatuas Komainu porque son famosas en algunas partes del exterior. Puedes verlas en pares en lugares específicos y recurrentes, así que no es algo olvidable –.

Pensó que al menos ya estaban haciendo un avance. – En la reunión dijeron que las cartas se alimentan de tus recuerdos como fuente de poder – resaltó la bruja rubia. – ¿Significa que, cuando recuperas ese recuerdo, el poder que tienen desaparece? –

No exactamente –. Súbitamente la cabeza de una figura parecida a un dragón salió de la caja del muchacho y se posó sobre la suya, provocando un ligero susto a todos los presentes. La youkai guardiana rápidamente se puso a la ofensiva al ver una criatura distinta a ella. – Uhmmm, creo que es mal momento para aparecer así, no? – dijo Red Dawn Dragon, un poco apenado. El súbito movimiento de todos sobre el kotatsu provocó que una de las tazas de té se volcara, derramando el preciado líquido sobre este.

– Yo lo limpio, ¡descuiden! – dijo aún más apenado Lib.

– Bueno, quitando de lado el hecho de que ahora me deben una taza de té – se quejó Reimu – creo que eres justo el ser que puede contestar nuestras preguntas –.

Maestro? – se dirigió al chico, el cuál seguía limpiando el desorden con un trapo que la Miko le proporcionó. Aunque no entendía bien a qué iba esa pregunta tan sencilla. ¿Estaba esperando algo? Ni siquiera le pregunto nada mas.

– Creo que quiere tu permiso para hablar – contestó Marisa adivinando. Al mismo tiempo, devoraba el dulce de arroz y leche que Lib había dejado, masticando violentamente. – Mmmfh, lob bejoreb dulfef be tobod! – habló con la boca llena.

– Bueno, no creo que necesites mi permiso para eso. Después de todo, tú cuidaste de mí todo ese tiempo que estuve fuera de mí –. Terminando de ordenar todo, hizo el trapo a un lado. – Puedes hablar cuanto gustes, y mejor si son cosas que yo mismo no entienda–.

– ¿De verdad? ¡Se lo agradezco! – dijo la criatura con una sonrisa. – *ajem* Bueno, respecto a la pregunta anterior, se trata de una habilidad que hemos desarrollado desde que llegamos aquí. En efecto, nos alimentamos inconscientemente de los recuerdos del maestro Lib. Todas las cartas del maestro tienen una parte de sus recuerdos, lo cual se volvió el núcleo de nuestro poder mágico para manifestarnos. Sin embargo…– continuó –...al desarrollar poder en nuestro interior usando ese núcleo hecho de recuerdos, también desarrollamos un nuevo núcleo independiente de las memorias del maestro. Podríamos decir desarrollamos una nueva fuente de energía propia –.

– Y todas las cartas tienen la capacidad de tomar una forma física como las Summon Cards? – preguntó Marisa.

Sí y no – respondió Red Dragon. – Las Summon Cards, siendo cartas de criaturas con una conciencia propia, fuimos capaces de tomar una forma física gracias a los recuerdos del maestro y porque somos representaciones de otros seres. Las Spell Cards y Restriction Cards en cambio, son un concepto que se refiere a objetos, acciones u otras cosas, por lo cual no pueden manifestarse por su cuenta.

– Y entonces cómo es que no puedes volver a tu forma física, como cuando te encontramos protegiendo a Lib? – preguntó Reimu curiosa.

Por desgracia como ya dije, las memorias del maestro nos dieron un núcleo propio que nos proporcionó nuestro poder. Pero una vez que regresamos nuestro recuerdo correspondiente, nuestro poder desaparecería. –

– Y por eso decidieron adaptar un nuevo núcleo que les diera la misma habilidad de volver a su forma física – respondió Lib antes de tiempo.

¡Exactamente! Aunque este nuevo núcleo es limitado en cuanto a duración. No podremos sacar todo nuestro potencial o volver a manifestar nuestra forma física si no es con la ayuda de alguien que tenga un mínimo de poder mágico para apoyarnos–.

– Pero Lib no tiene ningún poder mágico en su interior – recordó Marisa. – Es un humano simple y ordinario –.

– Trata de no morderte la lengua, ¿quieres? – exclamó la chica de moño rojo, recordando que Marisa era humana también, aunque de ordinaria no tenía nada.

Eso también es sencillo de explicar. Y es que una vez que recupere sus recuerdos, al haber sido usados como fuente de poder, estos también se transfieren a mi maestro como poder mágico. Así es como puede usar nuestras habilidades, aunque lo hace inconscientemente al no saber como controlar o manifestar la magia en su interior –.

– Entonces sólo las Summon Cards pueden encarnarse o tomar forma física nuevamente cuando están con Lib, una vez que este recupera sus recuerdos –.

En realidad…me temo que no es solo con el maestro –. Esto último disparó las alarmas de los tres, quienes pusieron más atención a lo que decía la figura dracónica. – Es verdad que sus recuerdos se convirtieron en una fuente de poder para nosotros. Y esos recuerdos regresan como un poder mágico para el maestro. Pero lo que no dijo la mujer de violeta en esa reunión…– Se detuvo un momento, esperando que todos estuvieran poniendo atención. –...es que cualquier ser capaz de usar magia puede usar las cartas del maestro, incluso las Summon Cards cómo yo –.

Tomándola desprevenida, esta información hizo que la miko se levantara de su lugar inmediatamente. – Por qué nos ocultaría algo tan importante!? – se quejó en voz alta. – Yukari debió haber medido las consecuencias si realmente está interesada en detener este incidente a gran escala. ¿Por qué no nos dijo eso? – Sentía que había sido engañada de nuevo por la youkai de los bordes, y esperaba poder ajustar cuentas con ella. Pronto se dirigió de vuelta a Red Dawn Dragon. – Y tú cómo sabes que cualquiera puede usarlas? Estuviste en poder de alguien más? –

Todos estamos conectados a los recuerdos del maestro – explicó el dragón. – Por lo tanto, sabemos cuando una carta es activada y el momento en el que se activa. Podría decirse que es como una especie de conciencia colectiva. Incluso después de encontrarnos, dos de ellas fueron usadas ya. – Si lo anterior ya tenía a todos en alerta, esto último los terminó preocupando más. Red Dawn Dragon lo noto, así que hizo una pausa, mirando hacia otro lado. –Desafortunadamente, no podemos saber dónde o cuál carta específicamente está activa. En el caso de las Summon Cards, nadie más podrá activarlas hasta que regresen a su forma de carta y los recuerdos que guardan sean devueltos. Los otros dos tipos pueden ser usados sin problemas –.

Esto suponía una enorme problemática. Los tres se quedaron pensando en las consecuencias de que cualquiera pudiera hacer un mal uso del poder de estos objetos, mucho peor de las criaturas o poderes que pudieran tener en su interior. Y ahora que lo estaba analizando con más detenimiento, Reimu podía suponer a qué se refería Yukari Yakumo con lo que le dijo acerca de Eientei y la contestación de la señora de ese lugar. –Acabar con este problema y con quién interfiriera…fue lo que dijo ella – pensó. – Seguramente ya deberían saber qué pasa a estas alturas. Será mejor que me apresure entonces –.

– De nada nos sirve pensar estas cosas sentados aquí – se quejó la bruja ordinaria. – Mejor deberíamos investigar mañana, luego de descansar. No parece que haya habido una consecuencia grave hasta el momento, pero estaremos alerta –. Se dispuso a encaminarse a la salida, recogiendo sus cosas y poniéndose su característico sombrero negro de bruja occidental. – Voy a irme a casa ¡Estoy exhausta! – Luego, súbitamente se detuvo al recordar un detalle importante. – Cierto, no tienes donde dormir, ¿verdad Lib? ¿No quieres quedarte en mi casa? – sugirió espontáneamente.

– Wah? En serio? ¿No sería un problema? – preguntó él.

– ¡Para nada! Sería genial tener algo de compañía por la noche – contestó la rubia con alegría. – Tengo suficiente espacio para otra persona, y montones de cosas que tal vez reconozcas. Yo vivo en el Bosque de la Magia. También tengo una vecina llamada Alice. Seguramente se llevarán bien –.

Luego de analizarlo por unos instantes, Lib pensó que sería buena idea poder ver más lugares alrededor de este mundo. Después de todo, entre más terreno abarcara, más conocería, y más posibilidades tendría de encontrar cartas perdidas. – Está bien, creo que me gustaría acomp-

Pero no pudo terminar de dar su gratitud a Marisa. Su hombro derecho se vio apresado por una mano ajena a él, que lo privaba de cualquier movimiento. Lentamente Lib y Marisa voltearon a ver qué Reimu, la sacerdotisa encargada del santuario, le dirigía una siniestra y profunda mirada de rencor. – Tú no te vas de aquí…– sentenció ella. – Alguien debe pagar los daños que le hicieron a la entrada de mi santuario por culpa de cierta quimera que llegó a destruirlo todo, sabes? Y estoy viendo al responsable de soltar a esa cosa justo frente a mí…–

Los dos presentes e incluso Red Dawn Dragon estaban en estado de shock viendo que la chica de moño rojo desprendía un aura de energía oscura, presa de su propio enojo y molestía por la destrucción de su propiedad. La única que se mantenía imperturbable era Aunn, que no veía necesaria la rabia que sentía la miko y sólo observaba incrédulamente.

– ¡Oh, cielos! De pronto olvidé que tenía algo qué hacer con Patchouli esta noche y, ummm…–. Y con esa frase, Marisa salió rápidamente volando en su escoba, sin mirar atrás y dejando a su suerte al pobre y aterrado chico que pagaría las consecuencias por las acciones de su llegada.

– Entonces…tengamos una "amistosa" conversación, si? Después de todo, estás bajo mi jurisdicción; y eso te convierte en MI problema…– le dijo Reimu a su víctima.


Por suerte el sermón no fue demasiado duro o largo llegada la medianoche, pero fue una sensación desagradable que no se le iba a quitar pronto. Sentía como si fuera un niño pequeño siendo regañado. Reimu le dió un futon extra que tenía guardado en caso de que hubiera alguna visita inesperada, como su maestra Kazen o Marisa a veces. Pero sugirió al chico que debía conseguir su propio futón pronto, lo cuál sería difícil dado que no sabía si este lugar usaba dinero del mundo exterior o tenía su propia moneda. También le ordenó que se quedará en la sala de estar hasta que pudieran hacerse de otra habitación para sí mismo. No le veía mucho sentido, dado que no estaba seguro si se quedaría tanto tiempo o no. Al final de todo, Reimu solo se había limitado a decirle que hablarian del asunto al siguiente día. ¿Sería algo muy malo? Tal vez, pero sólo al siguiente día se enteraría; además ya había causado suficientes problemas con solo haber llegado a este mundo. Estaba en ello mientras veía el deteriorado techo de la pequeña sala de estar en medio de la propiedad.

¿No puede dormir? – La voz de Red Dawn Dragon hizo eco en su cabeza. Estaba comunicándose con él desde la caja donde guardaba sus cartas.

–Es…complicado – contestó sinceramente, volteando la mirada aún al desgastado techo del santuario. – Estoy muy cansado, pero el mismo cansancio es lo que no me permite cerrar los ojos. Hay mucho por asimilar; no sé quién soy exactamente, caí en un mundo que no conozco y ya hasta soy responsable de un incidente –. Sentía como su cabeza daba vueltas de solo pensar en todo eso.

Le pido que no se preocupe, por favor. Cuenta con mi apoyo y el de ese par de chicas para resolver cualquier cosa – trató de animarlo el dragón.

Soltó un largo suspiro antes de hacer una pregunta que vino a su mente, recordando una de las primeras memorias que recuperó. – Oye Red Dragon …-

Hm? Dígame, maestro

Volteó entonces a mirar su caja de cartas. –...quién es ese chico que me dio tu carta? Se veía…familiar. Incluso cercano. Pero no logro identificarlo. Esperaba que me lo dijeras –.

La respuesta no fue de su agrado. –...lamento informarle que tampoco lo recuerdo. A qué viene esa duda? –

– Uno de los primeros recuerdos que pude recuperar fue de quien sea que era él. También el de una anciana que me indicaba venir aquí. Y uno donde directamente te veía a ti, cayendo conmigo desde el cielo. –

Ha, eso sí lo recuerdo bien…– Hubo una larga pausa, en la cuál ninguno de los dos dijo nada, volviendo incómodo el ambiente. Red Dawn Dragon carraspeó para intentar cortar un poco el ambiente. – Debería dormir. Será un largo día mañana – sugirió finalmente.

– Supongo que tienes razón –. Lib entonces apartó la mirada de su caja. Aunque incluso por sugerencia de Red Dawn Dragon estaba seguro que no podría dormir lo suficiente, por todas las cosas que llenaban su cabeza de ideas, recuerdos borrosos y experiencias extrañas; todo en un mismo día. Recostandose hacia otro lado, esperaba poder conciliar el sueño pronto. – Descansa, Red Dragon – dijo a su carta.

Descanse, maestro – respondió.

De pronto, el silencio cubrió toda la habitación. No podía escuchar ni el silbido del viento ni tampoco el cantar de los grillos. Pronto sintió cómo sus párpados iban cerrándose lentamente. Su visión se tornaba borrosa, a la par que sus músculos iban relajándose. Finalmente, las aberturas en sus ojos se unieron, provocando que cayera en un profundo sueño después de varios intentos. Ya era hora de pasar su primera noche en esta tierra fantástica e irreal.

Día 1 Día 2

–...

–...otra vez estoy aquí.

–...igual que la última vez. Todo es luz y no veo nada más allá.

– Alto…todo se está tornando oscuro. ¿Por qué? Woah! ¿Qué pasó? ¡No veo nada!

– …oh, escuché algo. *ajem* HOLA!? ALGUIEN ME ESCUCHA!?

–...nadie otra vez. Qué raro.

– Ugh, de pronto hay una luz aquíEs… muy bello. Como un arcoiris.

– Eh? Hola? …no nos…habremos visto antes? Me pareces muy familiar.

– Ah sí? ¿Dónde? Y por qué no puedo oírte? Aunque te entiendo bastante bien.

– Huh? ¿Por qué lloras? ¿Te hicieron daño? No? Bueno, tal vez pueda ayudarte. Dime qué pasa.

–...espera, ¿por qué te vas?

– …buscarte? ¿A qué te refieres?

– ¡No, alto! ¡No te alejes! Por favor!

– ¡No quiero estar solo otra vez!


– ¡NO TE VAYAS! –

De pronto se despertó asustado, con su cabeza llena de ansiedad por ese sueño tan extraño y tan parecido al último sueño que tuvo. En su rostro se podía ver qué estaba visiblemente alterado, y un rastro de sudor se dejaba ver en su cara y ropas empapadas. Pasaron unos segundos antes de poder calmarse y asimilar que se encontraba en el mundo real. Las memorias de su vida pasada no estaban, y las pocas que tenían parecían estar en desorden; nada había cambiado. Se dio cuenta que todo había sido real y no sólo un mal sueño. Gensokyo, las cartas, los youkai, el extraño santuario habitado por una gruñona sacerdotisa de moño rojo, y otros detalles como la magia y una chica bruja tan humana como él, pero más atrevida.

Súbitamente escuchó unos pasos acercándose rápidamente. La encargada de permitirle quedarse a dormir en su hogar atendió a su grito después de eso, armada con su característico gohei y a su lado un par de orbes rojos y blancos. Se encontraba agitada y desaliñada, pero lista para atacar a quien sea que estuviera perturbando la paz desde temprano. – ¿Qué pasa? Quién está atacando!? – gritó en estado de alerta, sólo para encontrarse a un joven de ojos miel con su cara y ropas sudadas. Su mirada de disgusto no se hizo esperar. – Lib, ¿qué te sucede? ¡No grites de esa manera tan temprano! Asustas a todo mundo – le dijo algo disgustada, al tiempo que apartaba su gohei y sus orbes yin-yang desaparecían.

– L-lo siento – trató de excusarse. – Tuve una extraña pesadilla con una mujer de colores del arcoíris –.

Esto llamó la atención de Reimu, pues había una diosa con la descripción de "arcoíris" que ya había enfrentado. – De casualidad era una chica con el vestido de colores distintos? ¿O cabello púrpura corto? No te ofreció dinero a cambio de comerciar con tu vida o algo así? –

–No, no, y no. Aunque eso último estaría bien si quitamos la parte de dar mi vida – pensó él en voz alta. – En realidad era más…cómo de cabello largo de arcoiris, vestido blanco y estaba descalza –.

– Entonces no tengo idea – le dijo Reimu, un poco desilusionada al no adivinar correctamente. – Solo no vuelvas a gritar así, entendiste? Apenas va a amanecer y tú ya estás arriba –.

– Apenas? –. Mirando a su alrededor, se dió cuenta que la habitación se iluminaba débilmente con la luz matutina que apenas salía. En efecto, estaba por amanecer. – Pero qué hora es? No, más importante, ¿cómo saben la hora en Gensokyo? – preguntó.

– Bueno, supongo que no existe el concepto de horario en este mundo…– pensó dudosa. – Solo no me despiertes de nuevo antes de que salga completamente el sol. Te veré en un momento –. Dicho esto, se dirigió de vuelta a su dormitorio y, cerrando la puerta corrediza, dejó nuevamente solo al muchacho.

Lib quedó con algunas dudas más acerca de este lugar. ¿Quién era la chica que mencionó? Acaso no había relojes en Gensokyo? Quién se levantaba tan tarde siendo encargada de un lugar tan importante como ese? Con eso en mente, ya no podría conciliar el sueño.


La entrada del santuario Hakurei estaba muy dañada; la puerta roja en la entrada, la cuál daba la bienvenida a estos terrenos, estaba partida a la mitad. El suelo tenía serias marcas de desgaste y enormes pisadas que hicieron que la tierra y las piedras que forman el camino al santuario estuvieran desalineados y/o hundidos. Aún así, por donde lo viera, el deterioro causado por la quimera combinaba con el resto del lugar al fondo, el cuál no se veía en mejores condiciones. Frente a él estaba una sería miko de moño rojo, lista para comenzar a dar un discurso.

– Escucha Lib – se dirigió a él. – Primero, voy a explicarte cómo funciona un santuario –. Su primera acción fue señalar la destruida entrada color bermellón. – Tenemos la puerta Torii, por donde los visitantes al santuario deben pasar; es la diferencia entre el mundo sagrado y el mundo mortal, o eso es lo que representa en nuestra cultura –. Señaló entonces a un par de estatuas que estaban dañadas cerca de la puerta. – Esas solían ser estatuas Komainu, pero ya las conoces. Representan a los guardianes que custodian los santuarios de intrusos o espíritus malvados. Aunn se encarga de este asunto desde que es una youkai encarnada –. Luego señaló al salón principal, al otro lado de la entrada. – Ahora, esos edificios no son simplemente un hogar para mí. Tienen su propósito y función. El primero es llamado honden, que es donde se tienen las ofrendas a las que se les reza en un santuario. Nunca están a la vista de los demás –. Se rascó la cabeza un momento, recordando un detalle. –...aunque honestamente, no hay ofrendas aquí para rezarle al dios Hakurei. Pero me estoy desviando! –. Sacudiendo su cabeza después de esa rápida aclaración prosiguió con su explicación. – El otro edificio importante es el haiden, lugar donde se dan las ofrendas y plegarias al Dios del santuario –.

– ¿Hablas del lugar donde está la caja vacía de madera que ví en el camino? – preguntó Lib levantando la mano.

– ¡No interrumpas! – respondió molesta, sin aclarar la primera duda. – S-sólo es una mala racha! Ya se llenará –. Claramente mentía.

Aunque por un lado su resumen del santuario era interesante, no entendía muy bien por qué la chica le daba todas esas explicaciones. – Uhmmm, Reimu. ¿Por qué me cuentas todo esto acerca del santuario Harukai? –

– Hakurei – corrigió ella. – Y si te digo esto es porque quiero que entiendas lo importante que es cada elemento de este lugar. Cuál sería el simbolismo detrás de entrar a un santuario sagrado sin una puerta Torii para ello? ¿Qué pasaría con los espíritus malvados alrededor del santuario sin estatuas Komainu que lo protejan? Cuál sería el objetivo de un santuario donde se adora a su Dios sin un haiden donde se pudiera rezar y dar donaciones? Claramente este lugar perdería una parte importante de sí y su esencia como tal, sin mencionar que este no es cualquier santuario –.

–...pero el haiden ni siquiera fue dañado –.

– ¡Que no interrumpas! – gritó furiosa levantando su gohei, asustando al pobre muchacho. Carraspeó un poco antes de volver a su temperamento habitual. – Bueno, el punto es que por eso quiero que me ayudes. Anoche ya lo discutimos, pero quiero dejarlo claro. Ya que eres el responsable indirecto, TÚ te encargarás de reconstruir estos monumentos en mi santuario. No importa las medidas que tomes o el tiempo que te lleve, no puede haber un santuario sin una puerta Torii ni estatuas Komainu –.

– Wah!? P-pero no tengo las herramientas o dinero para comenzar! – le reprochó Lib. No sabía dónde o cómo conseguir recursos para comenzar las obras. – ¡Ni siquiera tengo una idea de cómo construir algo de ese tamaño o complejidad! – dijo refiriéndose a la entrada y las estatuas, respectivamente.

– Cierto, y yo no puedo pagarte; no con lo que recaudo solamente siendo una miko…– se cuestionó Reimu. – Por eso es que te dije que lo hicieras sin importar las medidas o el tiempo que te tomara. Por ahora dejémoslo de lado. También quisiera que me ayudarás con el camino que quedó destruido, pero no es la gran cosa –. Pensaría en esos detalles después. – Mientras tanto, y ya que vas a quedarte aquí, tendrás qué hacer las tareas de este lugar como pago. Hice una lista de lo que debes hacer para mantener el santuario, así que comenzarás con eso –.

Acto seguido, el muchacho recibió una lista detallando cada tarea que debía completar y cómo hacerla apropiadamente. Era un poco larga, pero por alguna razón no sentía que fuera la gran cosa. Ya había peleado con una bestia de tres cabezas el día anterior, así que cosas como estas no deberían ser demasiado reto para él. Agradecido, hizo una reverencia hacia la miko. – Muchas gracias por permitirme quedarme aquí. Prometo dar lo mejor para pagar lo que te debo –.

Sin embargo, las cotidianas tareas de Reimu tendrían que ser resueltas en otro momento. Repentinamente, una figura de vestido azul y un extraño gorro cuadrado cubriendo su cabello albino llegó rápidamente a lo alto del santuario, acompañada de una pequeña oni pelinaranja. –Reimu! – gritó ella, llamando a la dueña del santuario. Claro que la destrucción y desorden en las afueras del lugar era lo primero que llamaba su atención, al mirar a los alrededores.

– Te dije que estaría aquí! No te lo dije? – le dijo la pequeña que la acompañaba, feliz de haber acertado sobre el paradero de la miko.

– Keine? ¿Qué te trae por aquí? preguntó Reimu, desconcertada. No era ni remotamente habitual que la youkai hakutaku dejara desatendida la Aldea de los Humanos para venir al santuario Hakurei, excepto cuando era luna llena y se refugiaba en el Bosque de Bambú de los Perdidos. Menos habitual era ella llegando de la mano de Suika, la pequeña oni, y mucho menos que viniera a verla en primer lugar.

– Primero que nada, ¿qué le pasó a este lugar? – interrogó, percatandose que faltaban ciertos elementos en la entrada y otros más se veían en mal estado. – ¿Tuviste un enfrentamiento danmaku aquí? Supongo que Kasen no está enterada de ello –.

– Ni me la menciones –. Reimu sabía que le esperaba un enorme sermón por parte de su maestra cuando viera el estado de su santuario. – Más tarde te cuento los detalles. Aún más importante, ¿por qué están aquí ustedes dos? – pregunto, exaltando a la albina al recordar por qué fue de visita en primer lugar.

– ¡Es cierto! – recordó Keine, muy agitada. – ¡Tenemos problemas en las afueras de la aldea humana! Por favor, ven con nosotras! –

– Una criatura grande GRANDE apareció a las afueras y comenzó a querer destruirlo todo desde ayer! – agregó Suika, agitando los brazos de una manera un poco exagerada, dando a entender que a lo que se enfrentaban tenía un tamaño fuera de lo común. – No solo eso. ¡Parecía que estaba cubierto todo de metal! –

– Intenté utilizar mi habilidad para ocultarlo de la historia, pero no parece afectarle en lo más mínimo! – complementó la profesora. – Por lo menos pude hacer lo mismo con la aldea, pero tenemos qué hacer algo con esa cosa –.

Esta explicación provocó que ambos humanos se pusieran alerta. Por un lado, Reimu estaba segura que un youkai local no podría atacar la aldea humana, dado que la profesora Keine podría "ocultarla" de la historia para que no hiciera daño. Si esta habilidad no funcionaba en lo que sea que estuviera atacando la aldea, es porque no se trataba de un youkai. Por otro lado, Lib ya estaba haciendo suposiciones. Si una criatura tan grande como las youkai describen estaba metiéndolas en aprietos y no podían hacer nada más que recurrir a la ayuda de su cuidadora, solo podía significar algo.

Ambos llegaron a la misma conclusión. – ¡Es una Summon Card! – se dijeron el uno al otro.

– Una que!? Y quién es el muchacho que te acompaña? – preguntó curiosa Keine, notando la presencia del humano a lado de Reimu, un poco tarde.

– Ooooh, será una nueva especie de youkai? – preguntó curiosa Suika. – Es la primera vez que veo un youkai tan feo y debilucho –.

– Es un humano simplemente – respondió la miko, defendiendo al pobre chico que estaba siendo bombardeado por las palabras de la oni. – Les explicaré todo eso después. Ahora mismo llevennos a la Aldea, por favor! –. Después de esto, agarró del brazo al muchacho, tomándolo desprevenido. – Tú vendrás conmigo. No puedes volar naturalmente, así que por ahora te llevaré yo –.

– De acuerdo, pero trata de que no se meta en el camino, Reimu – le advirtió la profesora.

Con esto listo, todas se pusieron en marcha, emprendiendo el vuelo en dirección a la Aldea de los Humanos. Lib tardó un momento en acostumbrarse a esto, pues nunca había volado en su vida; era físicamente imposible. Se aferraba firmemente al brazo de la Miko, incluso había intentado ahogar un par de gritos antes de comenzar el viaje. Pero recordándote que en esta tierra se daban cita lo mágico y fantástico, trato de acostumbrarse rápidamente, aún con el enorme vértigo que le provocaba la altura. Por lo menos por ahora, se había librado de la cantidad irrazonable de tareas que Reimu le tenía.


Me llevé mi tiempo con este cap, debido a ciertos factores que quise tomar en cuenta. Primero, qué tan acordé podía quedar la historia con el canon oficial. Segundo, la introducción a ciertos personajes y las mecánicas de las Summon Cards. Y tercero, procrastinación xD

Si hay algún error de continuidad, ortográfico o cualquier detalle que quisieran aclarar, no duder en mandar PM para aclararlo. Se agradece si dejan reviews para saber en qué aspectos mejorar esta historia, aunque es simplemente entretenimiento.


PREVIEW:

L: Había una aldea llena de humanos?

RH: sí, siempre la ha habido. De hecho los humanos que caen en Gensokyo terminan viviendo ahí, protegidos por la profesora Keine. Una youkai mitad Hakutaku

L: Hakutaku? Existen las personas así? Creí que eran una simple leyenda!

RH: qué parte de "la tierra de lo fantástico e irreal" no entiendes aún?

L: Wah! Oh, claro...

RH: Aproposito, quizás quieras escuchar un pequeño secreto

*aplauso*

La profesora Keine es quizás el youkai más querido por la comunidad humana. Además de ser una profesora que enseña a los niños la historia de Gensokyo, ella literalmente puede jugar con cualquier elemento de la historia, ocultandolo o apareciendolo de nuevo. Esta habilidad le ha ayudado a proteger la aldea de peligros bastante serios.

L: Vaya, hasta yo me sentiría seguro teniendola a mi lado. Debe ser muy fuerte en combate danmaku!

RH: Bueno, ya la derroté una vez, aunque no fue porque quisiera pelear con ella.

L: De verdad eres humana?

RH: Oye, no pongas en duda mi humanidad!

L & RH: próximo capítulo, Choque de Fuerzas!

RH: listo para resolver este incidente conmigo?

L: tengo opciones?

RH: NO!